Versión estenográfica de la inauguración del Foro Plataformas Políticas: impulsando representaciones democráticas y nuevos liderazgos

Escrito por: INE
Tema: Discursos

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INAUGURACIÓN DEL FORO PLATAFORMAS POLÍTICAS: IMPULSANDO REPRESENTACIONES DEMOCRÁTICAS Y NUEVOS LIDERAZGOS

Mónica Tapia: Bienvenidos al Encuentro al Foro de Experiencias Internacionales sobre Plataformas Políticas, son Innovaciones Políticas para representar democráticamente e involucrar cívicamente.

El doctor Lorenzo Córdova, Presidente Consejero del Instituto Nacional Electoral nos va a dar unas palabras de inauguración.

Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Muchas gracias, Mónica.

Muy buenas tardes tengan todas y los pocos todos que estamos aquí presentes.

Quiero darles la bienvenida y agradecer la iniciativa de la Plataforma a una para detonar la organización de este importante Foro que, sin lugar a dudas, más allá de la perspectiva comparada me parece que busca poco a poco contribuir a quedar estos espacios, darle carta de naturalización a estos espacios de cara a los importantes procesos políticos que vendrán en el futuro.

Gracias, pues particularmente a Mónica Tapia y a Mariana Niembro por la iniciativa y, sobre todo, por confiar en el Instituto Nacional Electoral como un aliado estratégico para impulsar esta agenda que es, sin lugar a dudas, una agenda compartida.

Les doy la más cordial y afectuosa bienvenida a todas y todos al Instituto Nacional Electoral o como nos gusta llamar en México y llamarla de cara a la sociedad a quien nos debemos, la casa de la democracia, de la pluralidad y de la ciudadanía, que no es poco en los tiempos que corren en donde la intolerancia parece ser un valor que lamentablemente premia en política y por intolerancia hablo a la intolerancia que es el fundamento también de todas las desigualdades contra la que todo régimen democrático debe pronunciarse.

Es un placer tenerlas, tenerlos aquí y de abordar un tema de la mayor importancia para el presente y para el futuro de la democracia en nuestro país y en todo el mundo, que es cómo encontrar mecanismos para mejorar la calidad de la representación política y la construcción de nuevos espacios para la participación ciudadana.

Se trata, en última instancia, de buscar maneras para revitalizar nuestro arreglo democrático tan comprometido por los difíciles tiempos que asolan la democracia en todo el mundo.

Y es que los problemas que afectan a nuestras democracias no son menores. El desencanto con la política y la falta de confianza en las y los políticos en los parlamentos y los partidos como pilares fundamentales de todo sistema democrático, llevan entre nosotros ya demasiado tiempo recreándose, multiplicándose, difundiéndose peligrosamente.

Durante al menos una década, hemos venido observando el paulatino pero constante deterioro de la representación política como el mecanismo idóneo acaso siempre perfectible para identificar y recoger demandas ciudadanas, para abrir canales de participación y para encontrar soluciones incluyentes y eficaces a los problemas públicos.

Más aún la crisis de representación se ha agudizado de forma muy significativa con el uso de las redes sociales como instrumentos de desinformación y con los discursos polarizantes que han fomentado entornos de intolerancia.

La llegada de la pandemia de más hace un de años, exacerbó muchos de estos patrones que ya veíamos experimentando en un sentido que definitivamente no es el mejor para el fortalecimiento del Estado de Derecho y la recreación democrática.

A esta crisis de representación han contribuido particularmente dos elementos observables en México, pero presentes como una tendencia de alcance global.

En primer lugar, el vaciamiento ideológico de la política en general y de los partidos políticos, esas instituciones en muchos casos públicas, en otros casos privadas o híbridas como instituciones de interés público, como ocurre en nuestro marco constitucional que son, en todo caso, el puente indisoluble, indispensable, si bien no único, pero sí primordial entre la ciudadanía y los órganos del poder público.

Si en alguna época la ideología fue un elemento claro de identidad, incluso, llegó a convertirse en una camisa de fuerza que en muchos casos segmentaba rígidamente a distintos grupos políticos, incluso, sociales. Hoy significa, por lo menos eso parece, en muchos casos apenas un membrete o un recurso casi mercadológico de cara a las campañas obtener votos.

El otro elemento que ha favorecido notablemente el distanciamiento ciudadano de aquellas personas a quienes han elegido con su voto para que les represente, es la desconexión entre las promesas de campaña y las acciones de gobierno, entre el discurso seductor en búsqueda de sufragios y las narrativas que justifican los cambios de decisión o la falta de resultados una vez que se llega al poder. Sin duda, nada decepciona más que una promesa incumplida, que una decisión alejada al originalmente ofrecido y justificada con débiles argumentos, y no pocas veces con mentiras.

Justamente me parece que en ello radica una de las, podríamos llamarlo así, promesas incumplidas del cambio transformador en clave democrática que cundió en muchos de nuestros países hace apenas unos 30 años.

En ese contexto ha iniciado un nuevo activismo social, especialmente, pero no solo en América Latina, un activismo que surge en gran medida de las movilizaciones sociales de defensa de los derechos de las personas más vulnerables y excluidas en contra de los abusos del poder en general y de la violencia en contra de las mujeres en particular, una nueva forma de activismo y movilización social, que si bien no es nueva en sus propósitos y en sus fines. Sí es nueva porque busca canalizar por cómo se presenta, porque busca canalizar el enojo ciudadano con las élites y con la falta de representación y liderazgo hacia un proceso de revitalización de la política, no de condena de la misma, no de erosión o negación de la misma, sino de revitalización de la política, de la participación ciudadana, y en última instancia, en consecuencia de la democracia en su conjunto.

Es decir, se trata de movimientos que empujan y potencian la lógica misma de funcionamiento de la democracia a partir de su condición fundamental, la de ser por definición un régimen que premia y que depende el socialismo mismo, no son individuos en los individual, en lo particular quienes actúan en política, sino individuos coordinados, organizados los que ejercen en consecuencia de mejor manera el derecho democrático de exigir a quienes nos gobiernan y nos representan.

Es en este marco histórico del devenir de nuestras democracias en el que adquieren sentido las plataformas políticas, como las que hoy se analizarán en este foro de discusión.

Las experiencias que a lo largo de esta tarde se habrán de compartir sobre nuevas formas de hacer política y de construir representación desde la base, desde la ciudadanía son un ejemplo del interés y el deseo de grupos de ciudadanas y ciudadanos por recuperar la esencia de la política como una forma de construir el futuro a partir del respeto, del reconocimiento de los derechos y del diálogo permanente, la política, no como división, no como negación del otro, sino por el contrario la política como inclusión en nuestras diversidades y respeto de todos nuestros derechos.

Quizá, unos de los atributos más destacables de las plataformas políticas que hoy participarán, que hoy se explicarán en este foro, es que no buscan desplazar a los partidos políticos, sino trabajar con las y los candidatos, que de ellos surjan para articular agendas compartidas, transversales y multipartidistas.

Es precisamente bajo esta lógica de reconocimiento y aceptación crítica de la institucionalidad democrática vigente, que las plataformas se nos presentan como una muestra de compromiso cívico.

Representan un nuevo esfuerzo de acción colectiva para fortalecer, de la mano de los partidos y de la sociedad civil un tipo de representación ciudadana que se comprometa a una agenda de cambio efectiva e incluyente, que amplíe auténticamente las oportunidades de desarrollo social, las expectativas de un mejor futuro, y un presente más alentador para nuestras sociedades.

En pocas palabras, que incida en la construcción de políticas públicas, que es lo que nos ha faltado.

Políticas públicas efectivas y que permitan resolver los grandes problemas que aquejas hoy a la democracia, y que no resuelve la democracia per se, la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, la violencia, la exclusión y la discriminación que todavía prevalecen en nuestras sociedades y ofenden y obstaculizan también el cambio democrático, es el producto de políticas públicas equivocadas.

Y justamente, la lógica que hoy, de presentación de estas plataformas políticas como aun en México, Artemisas y Ocupar La Política en Colombia, mueres negros deciden en Brasil, y New American Leaders en Estados Unidos, nos muestran el anhelo por renovar la forma en que se hace y se entiende la política dentro de los causes propios de la institucionalidad democrática, con todo y sus defectos, pero también por sus virtudes.

Y apuntar hacia la generación, como decía, de políticas públicas que resuelvan los grandes problemas que aquejas a las democracias.

Quizá esto sea aún más revolucionario, buscar el cambio profundo sin pensar en refundar, o peor aún, como es tan frecuente en la narrativa que hoy cunde en muchas de nuestras sociedades, revertir las instituciones y los sistemas.

Esta forma de hacer política reconoce que los partidos, con todo y sus carencias, pero también con sus fortalezas como mecanismos de agregación de preferencias y canalización de demandas sociales son parte necesaria de la política democrática, y que, por lo tanto, es preciso trabajar con ellos, generarles a los mismos contextos de exigencias.

Que entiende que la política, pues, este planteamiento, no es un asunto para amateurs o de simple voluntarismo, sino que requiere de compromiso claro, conocimientos, capacidades y habilidades; pero que éstas se pueden adquirir y desarrollar, no son innatas, sin más, para poder hacer en consecuencia de la política, una profesional con vocación ciudadana, más que una práctica, como recurrentemente ha venido ocurriendo, una práctica exclusiva de las élites.

Se trata, en fin, de una forma de hacer y entender la política como un instrumento colectivo, para re dignificarla y para resignificar a la representación política, como el espacio en el que todas y todos cabemos, las mayorías, sin duda, pero también las minorías.

Una sociedad, pues, de todas y todos que en su pluralidad y complejidad tiene el derecho de participar toda ella y de hacerse escuchar.

Lo contrario sería avanzar hacia lo que ya Toqueville nos advertía hace un siglo y medio, es decir, la tiranía de las mayorías. Una tiranía que en cuan total es tan despótica como la tiranía de un solo hombre.

En última instancia, su objetivo es reapropiarse como ciudadanas y ciudadanos, del espacio público, esa máxima, por cierto, que en el INE, por medio de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica, ha orientado nuestras actividades para fortalecer la cultura democrática.

Enhorabuena, pues, bienvenidas y bienvenidos, y mis mejores deseos para los trabajos y discusiones en este foro y, sobre todo, los retos que vienen para ustedes y para todas y todos nosotros, en la mejora de la representación ciudadana, en la construcción de nuevos liderazgos democráticos y en la preservación y mejora de nuestra democracia, bajo una premisa; así como la construcción de la democracia, siempre ineludiblemente ha sido una construcción colectiva, la defensa, protección y mejora de la misma también es una tarea colectiva.

Y desde ese punto de vista, gracias, gracias por ver en el INE a un aliado que siempre lo ha sido y lo seguirá siendo, de todas las causas y las iniciativas que tiendan a fortalecer en los tiempos obscuros que la aquejan, nuestros sistemas democráticos.

Muchísimas gracias.

Mónica Tapia: Muchísimas gracias, doctor Córdova.

Pues estamos aliados y agradecemos mucho al Instituto Nacional Electoral, a la Dirección de Educación Cívica y Capacitación, como co-convocante, junto con el Instituto UPDATE y la Fundación Friedrich Ebert en México.

Y pues hacemos una pequeña pausa para despedirnos y empezar la mesa con las experiencias.

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