VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL PUNTO 16 DE LA SESIÓN ORDINARIA, POR EL QUE SE DECLARA QUE EL PADRÓN ELECTORAL Y LA LISTA NOMINAL DE ELECTORES QUE SERÁN UTILIZADOS EN LAS ELECCIONES FEDERALES Y LOCALES DEL 6 DE JUNIO DE 2021, SON VÁLIDOS Y DEFINITIVOS
Señoras y señores consejeros y representantes permítanme hacer uso de la palabra.
Hace poco más de 30 años, uno de los principales problemas políticos en periodo de elecciones tenía que ver precisamente con el padrón electoral.
Saber cuántos electores podían emitir su voto, y cuántos y cuáles lo podrían hacer en cada casilla era tan incierto como en muchas ocasiones impredecible.
La opacidad con la que se construía esa lista de votantes daba lugar a múltiples debates, a ríspidos intercambios epistolares en los medios impresos y a especulaciones de todo tipo por parte de los partidos, candidatos, medios de comunicación y la ciudadanía en medio de una dilagante falta de certidumbre.
Las “casillas zapato”, el así llamado “ratón loco” y las “urnas embarazadas” son sólo algunas de las expresiones con las que se identificaron las peores prácticas electorales de aquel México en que el gobierno organizaba y competía en las elecciones, y que afortunadamente la transición a la democracia dejó, desde hace mucho tiempo, en el pasado.
Ello explica la necesidad de que en los años 90 se conformara un nuevo Padrón Electoral desde cero, mediante la aplicación de una técnica censal que garantizara el derecho universal al sufragio, transparentara la logística de las elecciones y erradicara de tajo cualquier duda sobre la imparcialidad con las que se organizaban las elecciones en México.
De ahí que el entramado institucional de la democracia mexicana haya diseñado un conjunto de procedimientos para la conformación, actualización, depuración y verificación de cada registro incluido en el Padrón Electoral, y que, motivada a una incesante actualización procedimental y tecnológica, la autoridad ha logrado que el Padrón Electoral sea el eslabón fundamental que consolida la cadena de confianza que sustenta las elecciones en nuestro país.
No es una casualidad que el Padrón Electoral sea la base de datos biométrica más grande y actualizada de las y los ciudadanos de 18 años y más en el Estado mexicano. Tampoco lo es la férrea defensa que hemos realizado de la confidencialidad de los datos personales y de su protección, durante casi tres décadas.
Para el sistema electoral mexicano, el Padrón Electoral no sólo representa la base del principal documento de identidad de las y los ciudadanos mexicanos, sino que constituye la columna vertebral de la credibilidad de las elecciones y el registro que iguala a todas y todos los votantes en las urnas.
Así, de cara a la que será la elección más grande y compleja de nuestra historia, la sociedad mexicana cuenta ya, o de la aprobación que tendremos el día de hoy, con el Padrón Electoral más grande y más confiable de nuestra historia democrática.
Permítanme mencionar algunos de los datos que acreditan esta afirmación: Mientras en 2018 el Padrón fue de 89.33 millones de registros y la Lista Nominal de 89.12; para la Jornada Electoral del 6 de junio de 2021 el Padrón que utilizaremos será de 93.67 millones de electores, casi 4.3 millones más que hace tres años, y la Lista Nominal será de 93.56 millones de votantes, 4.4 millones más que en 2018. Considerando, tanto los listados nominales de personas en prisión preventiva, como de mexicanas y mexicanos residentes en el extranjero.
La calidad del Padrón y la Lista Nominal en 2021 es tal, que las observaciones de los partidos políticos a las listas nominales, representó prácticamente la mitad de las que fueron presentadas hace tres años.
En efecto, mientras en 2018 se presentaron 321 mil 953 observaciones, este año, conforme a los plazos establecidos en la ley, los partidos presentaron únicamente 144 mil 619 observaciones, y de éstas, de un Padrón de más de 93 millones y medio de personas, sólo fueron procedentes mil 314.
Vamos a la elección del 6 de junio, pues, con la Lista Nominal con mayor cobertura en 30 años, ya que la cobertura de dicha Lista alcanzó un nivel récord de 99.84 por ciento, una cobertura altísima, incluso si se compara con otros países del continente.
Otros aspectos más que permiten hablar del Padrón Electoral y la Lista Nominal más grandes y confiables de nuestra historia, se desprenden del trabajo que directamente realizaron las y los integrantes del Comité Técnico de Evaluación del Padrón Electoral.
Esos científicos, no sólo ratifican la precisión y confiabilidad que ha tenido el Padrón Electoral, sino que, además, demuestran que han sido exitosas las acciones extraordinarias llevadas a cabo por la DERFE para impactar en la calidad de nuestro Padrón.
Por ejemplo, el Comité Técnico comprueba que la coincidencia que refleja el Padrón Electoral al compararlo con el recién expedido, recién publicado Censo General de Población del INEGI o con las estimaciones poblacionales de CONAPO, expresa que la dinámica de registro en el Padrón es congruente con la dinámica poblacional, por lo que no existe sesgo ni en la inscripción ni en ninguna de las actividades de depuración ni a nivel nacional ni por entidades federativas que se han aplicado a nuestro instrumento registral.
Otro dato que es oportuno mencionar, es que el análisis efectuado a los cambios de domicilio calificados como irregulares permitió concluir que tales movimientos no son numéricamente considerables en relación con las listas nominales de las entidades involucradas.
De esta forma, con base en la aplicación de los procedimientos anteriores y de los estudios y auditorías mencionadas, el Comité Técnico de Evaluación del Padrón afirma que, cito: “El Padrón Electoral y la Lista Nominal de Electores constituyen registros confiables y válidos para la celebración de los comicios federal y locales, esto en razón de la alta cobertura de los instrumentos, la precisión y congruencia de sus cifras, y la ausencia de sesgos en su construcción”. Fin de la cita.
En tal sentido, en 2021 el INE está organizando la elección más grande y compleja de la historia con el Padrón Electoral y la Lista Nominal más grande y confiable que hayamos tenido.
Permítanme concluir reiterando que la evidencia científica, la constatación de los representantes técnicos de los partidos políticos ante la Comisión Nacional de Vigilancia y las comisiones locales y distritales respectivas, y las observaciones que la ciudadanía le ha hecho al Padrón Electoral y a la Lista Nominal, impiden, lo digo categóricamente, impiden hablar de fraude electoral en las próximas elecciones del 6 de junio de este año.
A las y los integrantes del Comité Técnico de la Comisión Nacional de Vigilancia, perdón, y de la Comisión Nacional de Vigilancia, al personal de la DERFE y a las y los consejeros integrantes de la Comisión y a sus oficinas, sus equipos de apoyo, les reitero mi agradecimiento por su compromiso y profesionalismo.
Cada decisión tomada por este Consejo General se ha hecho pública y los partidos políticos han participado en las comisiones y grupos de trabajo respectivos, en los que se han revisado las bases técnicas y documentales de cada decisión.
Todas las decisiones, todas sin excepción han podido impugnarse conforme las bases de nuestro sistema electoral y cada etapa y cada acto vinculado al proceso electoral está quedando jurídicamente firme y, por ende, definitivo.
Quien sea que hable de fraude o pretenda hacerlo, o de decisiones sesgadas por parte de esta autoridad, está hablando de una realidad virtual, inexistente, y no de la verdad jurídica que ha sustentado cada etapa y acto de este proceso electoral.
No hay una sola decisión en la organización de la elección más grande de la historia que pueda sustentar la pretensión de revivir el fantasma del fraude que se ha erradicado con la construcción de un sistema electoral que es motivo de orgullo y reconocimiento a nivel internacional.
Por ello es importante este acuerdo; por ello es importante este acuerdo, porque la credibilidad del Padrón Electoral expresa un paso fundamental en la democratización del país y constituye también un triunfo en la sociedad, que extrajo de las atribuciones del gobierno a los instrumentos electorales y los depositó en una institución autónoma para que el derecho a votar y ser votado, nunca más dependiera de la voluntad de ningún gobierno.
Está a su consideración, por supuesto, el proyecto.
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