Intervención de Lorenzo Córdova, en el Seminario: Democracia y elecciones en el mundo. Sesión1, Estados Unidos

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL SEMINARIO: DEMOCRACIA Y ELECCIONES EN EL MUNDO. SESIÓN 1, ESTADOS UNIDOS


Muchas gracias, Mari Carmen.

Yo quiero comenzar con dos agradecimientos que para mí son fundamentales. El primero a mi director, nuestro director, el doctor Raúl Contreras, el Director de la Facultad de Derecho de la que, por lo menos Mari Carmen y yo, aquí nos honramos en ser parte de la planta docente.

Gracias Raúl por esta alianza, por este ejemplo adicional, un punto adicional de esta alianza estratégica que la Facultad de Derecho y el INE hemos tejido.

Y, por supuesto, muchísimas gracias, Mari Carmen, por ser el “master mind”, la mente maestra, la organizadora de este Seminario permanente que estoy seguro tendrá muchos éxitos.

Para cualquier interesado en los sistemas democráticos es evidente que las elecciones en los Estados Unidos revisten una importancia especial. No se trata solamente de conocer qué partido ganará la Presidencia del país más poderoso del mundo o de ver cómo se distribuirá la Cámara de Representantes y el Senado.

Tampoco se trata de especular cómo cambiarán las relaciones internacionales, los flujos migratorios o que rumbo adquirirán los organismos multilaterales o el sentido de la política bilateral, una de las más ricas e intensas del mundo con México, dependiendo del partido ganador.

Se trata de ver cómo una de las democracias más viejas del mundo, enfrenta al menos tres desafíos presentes en prácticamente todas las sociedades democráticas hoy en día.

Primero, la influencia de las redes sociales en las elecciones, segundo las medidas tomadas para enfrentar la pandemia generada por el COVID-19 y tercero, la aceptabilidad de la derrota como condición del funcionamiento de los sistemas democráticos.

Una mirada retrospectiva a lo que ha sucedido en las democracias en todos los continentes en los últimos cinco años, nos permite decir que no son buenos tiempos para la democracia en el mundo, “mala tempora currunt» como decía Cicerón.

La baja confianza pública en los partidos políticos, en la política, en los parlamentos y en los gobiernos, la creciente polarización de nuestras sociedades, la intolerancia en el debate público que crece cada día, muy especialmente en las redes sociales, el cambio generacional y la desafección con las instituciones tradicionales de la convivencia democrática, los problemas de desempleo, pobreza, desigualdad que constituyen la mejor expresión de las promesas incumplidas de la democracia.

Y, uno de los problemas estructurales del mundo moderno son todos fenómenos que nos venían alertando sobre los desafíos que se cernían sobre la recreación de la democracia en todas las regiones del planeta desde hace algunos años.

Particularmente, hace cuatro años justamente, las elecciones de los Estados Unidos y los recientes cambios políticos provocados con la llamada Primavera Árabe, incentivaron el debate sobre la influencia de las redes sociales en el contexto democrático, y tanto, el surgimiento de los llamados candidatos antisistema, de derecha o de izquierda, como la exaltación de los ejercicios de democracia directa como el Brexit o El Plebiscito de la Paz en Colombia, representaban desafíos que hablaban de un importante desgaste de los procedimientos de instituciones de las democracias representativas.

La realización de seminarios, cursos académicos, foros internacionales y regionales entre especialistas, autoridades electorales y gubernamentales daban cuenta de dichos desafíos.

Pero, en 2020 sucedió algo absolutamente imprevisible que transformó todos los pronósticos para la política y la economía: el surgimiento de un nuevo coronavirus que, además de ser desconocido para los epidemiólogos de todo el planeta se contagia con una facilidad inédita, obligó a la Organización Mundial de la Salud a declarar que la humanidad había entrado en una situación de emergencia sanitaria de pandemia.

Esta, agregó una complejidad adicional al mal momento que viven nuestras democracias, así con el pretexto de enfrentar una situación inédita, en muchos países se han manifestado políticos y gobernantes por modificar los equilibrios clásicos del ejercicio de la democracia y concentrar facultades extraordinarias en los poderes ejecutivos para enfrentar la emergencia.

La pandemia, para decirlo con todas sus letras, está cuestionando los factores esenciales de la convivencia democrática, un contexto así de desafiante, como el mencionado, implica que, reflexionar sobre las elecciones de nuestro vecino, sea francamente, no sólo oportuno y pertinente, sino, me atrevo a decir, una responsabilidad para todas las instituciones que estamos comprometidas con la organización de elecciones y con el ejercicio de los derechos políticos en nuestras naciones.

Por ello, para enriquecer nuestra perspectiva sobre lo que se aqueja, lo que se cierne sobre las democracias en el concierto internacional y, de cara, como ya lo decía el señor Director, a la que en México será la elección más grande y compleja de nuestra historia, en 2021, agradezco la oportunidad para poder coordinar, junto con la Facultad de Derecho, este seminario y participar en la inauguración del mismo: “Democracia y elecciones en el mundo”, organizado conjuntamente por el INE y la Facultad de Derecho más importante de América Latina que es la de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México.

La intención es que tengamos una reflexión cada mes sobre las medidas tomadas en países como Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y, por supuesto, en los Estados Unidos, que analizaremos, comenzaremos a analizar el día de hoy para generar un banco de experiencias de la forma en que se están enfrentando estos desafíos de manera democrática, pero, sobre todo, para poder reflexionar sobre la actualidad, vigencia y eventuales rutas sobre las que los sistemas electorales deberán calibrar en el mundo con una condición o con una lógica, que la democracia, nuestras democracias no terminen siendo una víctima más del COVID-19.

Estoy convencido que reflexionar sobre la democracia es algo que trasciende al tema estrictamente electoral y que llega a la esencia misma de la apuesta civilizatoria más importante de la humanidad, la convivencia pacífica, tolerante, de mayorías y minorías en condiciones de igualdad.

Permítanme terminar destacando que desde mi perspectiva los problemas de la democracia deben resolverse con las herramientas de la democracia y no por la salida falsa que algunos han planteado y que representa la concentración autoritaria del poder.

Dicho de otro modo, para que la democracia no sea una víctima más de la pandemia nuestras naciones tienen dos alternativas: salir de ella perdiendo los derechos y concentrando el poder o defender las conquistas democráticas de hace siglos para poder decir que la democracia sobrevivió y triunfó a la pandemia. 

Muchas gracias.

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