VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA CONSEJERA DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTOTAL, DANIA PAOLA RAVEL CUEVAS, EN EL CURSO EN LÍNEA: CIUDADANÍA DIGITAL
Muy buenos días a todos y a todas.
Me da mucho gusto que estén en el curso #SoyDigital, que el INE en colaboración con Facebook hacen en el marco de proyecto Ciudadanía Digital 2020.
Qué buscamos con este curso, generar conciencia sobre la manera como usamos y analizamos información que encontramos en redes sociales. Las redes sociales y el internet pueden ser las herramientas más eficientes para hacernos de información de manera rápida y sencilla, pero si se usa para difundir información falsa, además de que nos mal informamos, el medio va perdiendo credibilidad.
Hace unas semanas escuchaba a un directivo de una televisora que decía que, en estas fechas de contingencia sanitaria habían aumentado mucho los ratings de los programas, lo cual no es inusual si pensamos en el hecho de que las personas están pasando todo el tiempo en su casa y, probablemente también han cambiado sus horarios y sus rutinas, se levantan a hora más tarde y a la mejor, un programa que pasaba a las 10:00 de la mañana que antes no tenía mucha audiencia, ahora ya la tiene.
Lo que me preocupó es que también mencionó que, los noticieros estaban teniendo un mayor rating al habitual porque la gente estaba confiando mucho más en los medios tradicionales para informarse, sobre todo en este tema del coronavirus que en las redes sociales o en internet.
Eso es muy preocupante, porque implica que, si la gente deja de confiar en estos medios para informarse, también los deja de usar, y eso es grave porque, si hubiera un gobierno que no nos quisiera informados trataría de controlar los medios de comunicación; sin embargo, un medio de comunicación imposible de controlar es precisamente el internet y las redes sociales, por eso tenemos que cuidarlo mantenerlo y usarlo al máximo.
Dicen por ahí y puede sonar a una frase trillada que “la información es poder”, pero no porque se diga con mucha frecuencia y parezca una frase prefabricada es menos cierta, si tenemos información oportuna, verás, cierta, integral, simplemente no podrán manipularnos. De poco nos sirve tener libertad de expresión si no tenemos los insumos para alimentarla, si no tenemos la información para poder emitir una opinión basada en hecho y no en mentiras o en suposiciones.
A veces se critica el anonimato de las redes sociales porque tras este se esconden quienes insultan en vez de dar argumentos cuando están debatiendo sobre un tema, o quienes de manera mal intencionada difunden noticias falsas, pero no podemos dejar de reconocer que también es una fortaleza de este medio, porque eso nos permite compartir nuestras opiniones, por ejemplo, en ámbitos tan delicados como el político sin tener temor a represalias.
Ante este panorama qué nos queda, renunciar a un medio que es muy útil y nos puede fortalecer como ciudadanía porque algunos hagan mal uso de él, o exigir la identificación plena de quienes hace uso de las redes sociales y el internet, o quizás sancionar a quienes difundan información falsa.
Aún y cuando hubiera sido mi tía a que le llegó un mensaje de WhatsApp o vio un post en Facebook y se lo creyó y se o compartió a todos sus contactos, creo que la respuesta es que cada quien actúe con responsabilidad y tengamos herramientas para discernir entre información verás e información falsa, y ese justamente es el objetivo de este curso.
Las famosas fake news tienen dos objetivos principales: captar la atención para ganar dinero con publicidad o ejercer influencia política. Hoy en día, que enfrentamos una pandemia podemos dimensionar mejor que nunca los efectos perniciosos de las fake news.
A todos y a todas nos ha llegado un mensaje o cadena de WhatsApp, hemos visto una publicación en Facebook o un tweet en donde nos comparten diversas curas y métodos para eliminar el virus, que van desde tés y remedios caseros, al consumo de drogas y hasta el uso de detergentes como el Suavitel para desinfectar.
Todos estos remedios y soluciones resultan muy esperanzadoras en el momento en el que no tenemos información oficial sobre una vacuna, y no sabemos a ciencia cierta qué va a pasar, por lo que este tipo de información se aprovecha del miedo de las personas y en muchos casos pone en riesgo su salud o hace que caigan en fraudes con productos milagro.
Este tipo de información falsa puede ocasionar que las personas no sigan las recomendaciones de las autoridades sanitarias, y así contribuyan a la propagación del virus.
Existen muchas teorías y videos larguísimos en YouTube y en otras redes sociales en donde nos explican que es una enfermedad creada en laboratorios, teorías de conspiración, e incluso, quienes sostienen que no existe la enfermedad.
Y aquí de nueva cuenta en miedo hace su aparición, porque es más fácil o es más divertido o interesante creer que todo esto que hoy estamos viviendo es una mentira, y que no nos va a pasar absolutamente nada, en lugar de afrontar la realidad y aceptar la responsabilidad que nos corresponde a cada uno de cuidar de nosotros mismos y de los demás.
Y aunque es cierto que no siempre podemos reparar el daño causado por las noticias falsas, sí podemos detener hasta cierto punto su alcance, utilizando información verídica y difundiéndola.
Al menos con los medios que tenemos a nuestro alcance y, sobre todo, contando con los elementos necesarios para reconocer las llamadas fake news.
Expertos las han clasificado en tres vertientes: Primero, hechos que nunca ocurrieron, pero la noticia se distribuye como verdadera para generar confusión o engañar al receptor de la información.
Segundo, información que ha sido sacada de contexto, por ejemplo, el protagonista de la noticia no dijo lo que se interpretó en la noticia publicada.
Y, tercero, material manipulado. En este caso el hecho que se relata sí ocurrió, pero se distorsionó el mensaje original, o las imágenes del evento, o la declaración del protagonista para dar un mensaje diferente.
¿Pero cómo podemos reconocer si una noticia es falsa?
En un principio las llamadas fake news se difundieron a través de sitios de noticias que parecían una página de noticas real, pero generalmente los sitios que difunden noticias falsas se caracterizan por no citar las fuentes de información y no tienen una sección de contacto o de información sobre quién dirige el portal.
Ahora, el uso de las redes sociales, en especial WhatsApp, ha cambiado la forma en la que esta información se propaga. Todos los mensajes, memes, cadenas, audios y videos que nos llegan han sido compartidos de mano en mano o, mejor dicho, de teléfono en teléfono.
Y de la mayoría de los casos no sabemos su origen, y casi siempre nos invitan a seguir compartiendo el mensaje y, sobre todo, si es un mensaje divertido, pues tenemos todavía más esa intención o ese deseo de compartirlo con nuestros contactos.
Quizá lo más peligroso de estos mensajes es que, basamos su credibilidad en la confianza que tenemos en la persona que nos envió la información y eso nos hace compartirlos, pero si lo que nos compartieron es falso, lo que generamos es más desinformación, pero entonces ¿qué podemos hacer al respecto?
En primer lugar, es fundamental que busquemos en las fuentes oficiales, por ejemplo, la página de la Organización Mundial de la Salud, o la UNAM también ha puesto a nuestro alcance un sitio web; los canales oficiales de la Secretaría de Salud e incluso WhatsApp y Facebook han publicado comunicados sobre estrategias que han implementado para luchar contra las noticias falsas a nivel mundial.
Si sospechamos de alguna imagen, es importante que la analicemos, ver de dónde viene y compararla con las infografías de instituciones oficiales, pues muchas veces, en un intento por hacerlas pasar por información verídica, les colocan logos y sellos de diversas instituciones.
Es importante leer el contenido completo de las notas, no solamente el encabezado. En más de una ocasión, yo he advertido que los títulos que se ponen en las notas no coinciden con lo que dice el contenido. Además de saber distinguir si se trata de una opinión o de información objetiva y, sobre todo, es fundamental que si dudamos o pensamos que algo que nos compartieron se trata de una noticia falsa, no la compartamos, pues sólo así podemos detener el avance de mensajes falsos que sólo generan desinformación, lo cual nos perjudica a todos y a todas.
Todo lo anterior es sumamente importante, tomando en cuenta que, según el estudio Radiografía sobre la difusión de fake news en México, somos el segundo país que más genera y difunde noticias falsas, solamente detrás de Turquía. Por ello, es necesario que todas y todos, sin importar la edad, tengamos las herramientas indispensables para hacer frente a la desinformación que al igual que el nuevo Coronavirus, es un virus que se propaga con gran facilidad.
Para ello, es necesaria la ayuda y la colaboración de todas y todos nosotros, compartir nuestros conocimientos y apoyar a quienes se les dificulta el uso de las tecnologías. Todo lo anterior desde el respeto de la diversidad y la empatía.
Quiero finalizar resaltando el gran potencial de la tecnología y del internet como herramienta para construir una mejor sociedad y, para fortalecer nuestras comunidades, siempre y cuando se use responsablemente.
Muchas gracias por acompañarnos hoy. Espero que todo lo que aprendan en este curso les sea de utilidad, en estos momentos sobre todo y, en el futuro, pues estamos frente a un hecho histórico que está cambiando el mundo, pero confío en que, con la participación de todos y todas, saldremos de esta emergencia, más fuertes y unidos que nunca.
Muchas gracias.
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