Intervención de Lorenzo Córdova, en la instalación de la Cátedra Extraordinaria ENCCÍVICA Francisco I. Madero

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente


VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA INSTALACIÓN DE LA CÁTEDRA EXTRAORDINARIA ENCCÍVICA FRANCISCO I. MADERO, REALIZADA EN LA TORRE DE RECTORÍA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO (UNAM)

 

Saludo con muchísimo afecto, la verdad es un gusto estar esta tarde aquí de vuelta en la Universidad.

Al doctor Leonardo Lomelí, compañero de muchas batallas universitarias, y ahora pues nuestro jefe, digamos, como Secretario General. Muchísimas gracias Leonardo, por la gentileza de acompañarnos en la instalación de esta cátedra.

Saludo también con mucho afecto a la doctora Angélica Cuellar, nuestra Directora de la Facultad, una Facultad que, para mí, aunque no soy egresado, ni soy profesor, y no estoy pidiendo chamba Angélica, en este sentido, tengo ya mi clase en la Facultad de Derecho por el momento, pero siempre ha sido una Facultad que, por muchas razones personales, pero además, institucionales y académicas, es mi Facultad. Angélica muchísimas gracias y, además, una aliada estratégica en esa vinculación, digamos, que cotidianamente la Universidad Nacional Autónoma de México tiene con el Instituto Nacional Electoral hoy, antes el Federal Electoral.

Y, doctor Fernando Castañeda, que es el antecesor de Angélica en la dirección de la Facultad y, en consecuencia, pues protagonista de muchas de esas historias conjuntas que son historias de éxito en la construcción democrática del México reciente y Director del único órgano colegiado del que formé parte en mi paso de la Universidad, el primer Consejo Académico por Área, me tuvo como alumno, me tuvo como integrante, lo cual habla de la resiliencia de las instituciones electorales, que más allá de sus integrantes, logran consolidarse en el paso del tiempo.

La verdad es un gusto saludarlas, saludarlos, estimadas amigas, amigos, directores académicos de la propia Universidad.

Como ustedes saben, hace 29 años, por cierto, el viernes pasado celebramos el 29 aniversario de la creación, de la instalación del Instituto Federal Electoral. Nació una institución que se convirtió en la apuesta colectiva más ambiciosa del proceso de democratización en México. El Instituto Federal Electoral, precisamente antecesor del actual INE.

Desde su fundación, el órgano de Estado a cargo de la organización de las elecciones en México es, además, la institución encargada de garantizar el ejercicio de los derechos político electorales de la ciudadanía mexicana y promover la construcción de una ciudadanía integral por medio del fomento de valores y prácticas cívicas, además de muchísimas otras atribuciones que con el sucederse las reformas electorales se le fueron encomendando, al grande de que, no hay ningún órgano electoral del mundo que tenga estas responsabilidades como las que hoy tiene el INE, una institución que como suele, como decía un colega del Consejo General hace algunos procesos electorales, también hace elecciones, aunque parecería que está resolviendo múltiples problemas en el espacio público.

Garantizar el derecho al voto informado, una tarea en la que la Facultad de Ciencias políticas ha sido u aliado estratégico del propio Instituto Nacional Electoral, a través del proyecto que cada vez más cobra, echa raíces y cobra carta de naturalización cuando hay una elección, se vuelve ya un producto indispensable, voto informado, precisamente, garantizar la libertad de asociación y la libertad de expresión en contextos electorales; así como promover comportamientos que fortalezcan la cultura cívica democrática, son todos temas que requieren necesariamente fortalecer también y defender los mecanismos, las reglas y los procedimientos de una democracia constitucional.

Así ha sido a lo largo de casi tres décadas y así debe seguir siendo en el futuro.

Desde esta misma lógica, en el año 2017, en el INE diseñamos y comenzamos a instrumentar, acompañados por un conjunto de académicos y especialistas, la Estrategia Nacional de Cultura Cívica que renueva las estrategias de, o que replantea las estrategias de educación cívica bajo una premisa: la educación siempre tiene esta lógica de que se imparte desde lo alto, la cultura es algo que se construye desde abajo y creo que así debemos de entender la construcción de ciudadanía; que constituye esa estrategia, el marco institucional en el que se inserta la Cátedra Francisco I. Madero, que hoy nos convoca.

Para todos es conocido que en muchos lugares del mundo la democracia pasa por momento difíciles, que muestran una fragilidad que, apenas hace 15 o 20 años, quizá, creíamos muy poco probable.

Venimos presenciando, desde hace algunos años, los efectos de una paulatina pero constante desafección con la democracia; sus prácticas y sus instituciones; el desprestigio de partidos y políticos; la pérdida de credibilidad de instituciones de gobierno, en primer lugar y de manera preocupante, los parlamentos; el empobrecimiento de la discusión pública; y, en suma, el deterioro generalizado del que creemos, se supone o debería significar, vivir en democracia.

Nada de esto ha sucedido en el vacío, nada de esto es fortuito, la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, la inseguridad y la violencia, son los grandes males que, parafraseando a Norberto Bobbi podríamos decir, son las promesas incumplidas de los gobiernos democráticamente electos.

Y todos estos problemas, los grandes problemas de nuestro tiempo han pasado factura, explican buena parte de la deuda social que la democracia exigida al límite, no ha podido resolver para millones de personas.

Pero lo más grave en tiempos recientes, es el debilitamiento de los más fundamentales compromisos y el respeto de las reglas de la vida democrática desde el poder mismo.

Desde los espacios de representación a quienes la ciudadanía les ha encargado precisamente la protección y promoción de las reglas y las prácticas democráticas y de quienes, desde los gobiernos, son los responsables de crear e instrumentar las políticas públicas que permitan la solución de esos problemas hoy todavía irresueltos.

Desafortunadamente, lo que ayer atestiguamos, y desde hace meses hemos venido observando con mucha inquietud en el estado de Baja California, un estado que encarna una terrible paradoja. Baja California hace 30 años, justamente en 1989 constituyó el punto de quiebre, el punto de inflexión que sirvió para encausar al país en una ruta que venturosamente invocó y que es la de la construcción democrática.

Baja California hace 30 años fue el primer estado en donde se presentó una alternancia por la vía electoral, de manera pacífica, de manera no concertada, en las urnas.

Baja California como consecuencia de aquella decisión fue un estado que innovó una serie de instituciones y procedimientos que a la postre se convertirían en la ruta en la cual transitaría el proceso de democratización a nivel nacional.

Baja California estableció el primer Padrón Electoral independiente, autónomo del gobierno; Baja California estableció la primera Credencial para Votar con Fotografía para garantizar el principio de una cabeza un voto y el principio, digamos, de que nadie que no tuviera derecho sería excluido de la votación.

Y, al revés, que todo aquel que tuviera derecho estaría involucrado en la votación, y que sirvió de modelo después para el Instituto Federal Electoral para construir lo que hoy es el Padrón Electoral más robusto y con mayor actualización del mundo.

Hoy Baja California paradójicamente es el mismo estado que se constituyó hace 30 años un laboratorio de democracia, hoy es un laboratorio en donde están ensayándose, los peores, o por lo menos el peor atropello a nuestra, todavía, joven y en muchos sentidos endeble democracia.

Eso que está ocurriendo en Baja California es evidencia en nuestro país de muchas expresiones que a nivel global se han planteado para minar la institucionalidad democrática desde el ejercicio del poder público.

No son pocos lamentablemente los ejemplos de los que está plagado el Siglo XX de democracias que se agotan por la vía democrática. De democracias en las cuales las sociedades creen todavía vivir una democracia, pero en realidad viven eso que Michelangelo Bovero ha definido como una democracia de la apariencia, que son democracias de cascarón, que son democracias vacías, que son formalmente democracias, pero que en realidad son autocracias funcionales.

Ante esas circunstancias es necesario recuperar el sentido de urgencia respecto de lo que acontece a la democracia y cómo enfrentar los problemas que la misma enfrenta. Y recuperar ese sentido de urgencia amerita contagiarlo a los demás, difundirlo, pero siempre con información y evidencias rigurosas.

A esto quiere avocarse la Cátedra Francisco I. Madero que hoy arranca formalmente sus tareas en esta alianza estratégica, una más de las que a lo largo del tiempo han hermanado a la Universidad Nacional Autónoma y al organismo electoral, el IFE antes, el INE después, en la construcción y fortalecimiento, y defensa de nuestra democracia.

Se trata de comprender, analizar y, sobre todo, difundir; una de las tres misiones de la universidad pública, cuál es el estado actual de nuestra democracia en México, claro, pero también en el mundo.

Y esto es particularmente relevante, permítanme decirlo, como un compromiso y una vocación científica que es la que se enseña en la Universidad. Quien no estudió en la Universidad probablemente no lo pueda entender, y que nos enseña a entender a la democracia, a estudiar a la democracia como un fenómeno anclado a nuestra historia, como un producto de nuestra historia, como una apuesta de generaciones que a lo largo del tiempo se comprometieron en construir la democracia.

Y esto es particularmente, en ésta, la máxima casa de estudios del país, en donde se defiende el conocimiento científico frente al dogma y a la fe irracional, que la democracia es, y debe ser entendida, como el resultado de una evolución histórica, y no de una creación providencial que nos trasmutó de la noche a la mañana en una democracia.

Y hay muchos que desde aquí están queriendo construir un discurso creacionista indigno de una universidad fundada en el conocimiento científico, y que por definición debe defender la lógica evolucionista de nuestra democracia.

Hay quien desde aquí está pretendiendo construir una narrativa de que la democracia nació el 1° de julio de 2018, ojalá y el 1° de julio de 2018 haya nacido una nueva alternativa política, un nuevo gobierno que resuelva nuestros problemas. Creo que hay que trabajar todos para que ello ocurra.

Pero si algo ocurrió el 1° de julio de 2018 no es que nació la democracia, sino lo que pasó ese día en las urnas es el punto de llegada de una construcción que nos ha llevado décadas, esfuerzos, inversiones políticas, económicas, muertes, incluso.

Desde esta Universidad hay que ser refractarios, y desde aquí un homenaje a una de los grandes científicos, expresiones encarnadas en la universidad del evolucionismo de las especies, el doctor Antonio Lazcano Araujo, frente a quienes pretenden construir un discurso de creacionismo político.

Una facultad como la de Ciencias Políticas que encarna la cátedra. Una facultad en donde el proceso histórico, el estudio del proceso histórico es fundamental, es la mejor sede de una cátedra que busca reivindicar la dimensión de la democracia como el resultado de una larga evolución y una apuesta histórica, y no de una presunta construcción que nos cae desde lo alto por virtudes, no sé, si incluso llamarlas así, porque éste es un Estado laico, ésta una universidad laica, pero pretendidamente divinas.

En próximas fechas veremos una serie de actividades académicas previstas en el marco de la Cátedra, de las cuales seguramente el doctor Castañeda nos compartirá mayores detalles.

Y encuentra su clave en la realización de conferencias y sesiones de discusión sobre la democracia y sus expresiones desde distintos ámbitos. Ya aventé una provocación, evolucionismo y creacionismo democrático, como un primer elemento de discusión.

No vengo aquí con ninguna pretensión de imponer, digamos, visiones del mundo, al contrario, vengo como un científico miembro de esta comunidad, muy modestamente a proponer una visión e interpretación de nuestra historia democrática.

Así como el diseño y puesta en marcha de un curso masivo en línea. Una serie de publicaciones y difusión de libros.

En próximas fechas veremos también los resultados de una plataforma digital que contendrá un amplio repositorio sobre las actividades impulsadas desde la Cátedra, pero también de información académica sobre el debate contemporáneo en torno a la democracia.

Como mencionaba antes, el objetivo de la ENCCÍVICA, en la que se inscribe el proyecto que hoy nos convoca esta tarde, es el fortalecimiento de la cultura democrática en México, y el logro de este objetivo por su naturaleza y dimensión del reto que supone, más aún en los tiempos que corren, no puede ni debe ser una labor exclusiva del INE.

El camino a seguir para el logro del objetivo de la ENCCÍVICA y de las acciones e iniciativas que le dan forma y la aterrizan, entre una de sus múltiples expresiones, como la Cátedra Francisco I. Madero, tiene que pasar por la articulación de alianzas con diversos actores, e incluso debe transitar por la apropiación misma de la Estrategia y sus fines por parte de otras instituciones, organizaciones cívicas, empresas, grupos sociales, universidades y la población en general.

El trabajo entre el INE y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales es evidencia de la virtud de estas alianzas, y de que ésta es la ruta a seguir en este y muchos otros espacios para fortalecer la cultura democrática en nuestro país.

Estoy seguro de que muchas más universidades, siguiendo el papel señero de nuestra máxima casa de estudios, organizaciones ciudadanas y espacios de estudio y generación de conocimiento se sumarán a la iniciativa que hoy arrancamos.

Agradezco de nueva cuenta a la directora de la facultad, a la doctora Angélica Cuellar, al doctor Fernando Castañeda, responsable en buena medida de estos esfuerzos conjuntos de aquí en adelante.

Y, por supuesto, a nuestro rector, el doctor Enrique Graue y a su Secretario General, nuestro querido amigo, el doctor Leonardo Lomelí, por su generosidad e involucramiento para acoger esta iniciativa.

Muchísimas gracias.

 

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