La VPG también se manifiesta a través de comentarios que se centran en criticar el aspecto físico.
En las últimas semanas, se ha generado un debate en torno a diversas declaraciones, comentarios y publicaciones que podrían constituir violencia política contra las mujeres en razón de género (VPG), desde dos perspectivas distintas: por un lado, se cuestiona si el hecho de que la autoridad electoral ordene el retiro y cese de este tipo de publicaciones o comentarios constituye una amenaza a la libertad de expresión y, por otro, se discute si es posible hablar de violencia política de género en contra de los hombres
Sobre el primer punto, es importante recordar que la libertad de expresión no es un derecho absoluto y debe ejercerse dentro de los límites establecidos en la ley, sin menoscabar otros valores y derechos humanos.
Así, resulta importante recordar que la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales establece que son conductas que constituyen VPG aquellas que tienen por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos político-electorales de una o varias mujeres o, en su caso, el libre desarrollo de la función pública que desempeñe. Pueden manifestarse de muy diversas formas, y ser perpetradas indistintamente por agentes gubernamentales, superiores jerárquicos, colegas de trabajo, dirigentes de partidos políticos, medios de comunicación, un particular o un grupo de particulares.
De ahí que, la VPG también se manifiesta a través de comentarios que se centran en criticar o cuestionar el aspecto físico de una mujer en lugar de su desempeño como funcionaria, o que subestiman sus méritos y capacidades personales para ocupar un cargo, atribuyendo su éxito profesional y político a la influencia de los hombres. Estas prácticas no sólo reflejan desigualdades profundamente arraigadas, sino que también son una extensión de la percepción histórica de las mujeres como manipulables y frágiles, una visión que ha sido utilizada para justificar la negación de sus derechos a lo largo del tiempo.
Sobre el segundo aspecto del debate, es importante considerar que la violencia política y los estereotipos de género son susceptibles de afectar a hombres y mujeres, sin embargo, los roles y estereotipos de género solo se han usado en el ámbito político en perjuicio de las mujeres, para atribuirnos como masa uniforme características que no nos hacen aptas para la política y para señalar que las mujeres debemos permanecer en el ámbito privado porque es el lugar que nos corresponde en la sociedad.
A pesar de los grandes avances obtenidos en los últimos años gracias a diversas reformas legales, acuerdos administrativos y criterios jurisdiccionales de las autoridades electorales, los últimos acontecimientos demuestran que tenemos que seguir trabajando en un cambio de consciencia, que sin duda requiere de voluntad para permitir que las mujeres incursionen libremente en el espacio público y político.
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