Intervención de Lorenzo Córdova, en la firma de convenio general de apoyo y colaboración para el fomento de la cultura cívica y democrática

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA FIRMA DEL CONVENIO GENERAL DE APOYO Y COLABORACIÓN PARA EL FOMENTO DE LA CULTURA CÍVICA DEMOCRÁTICA, SUSCRITO ENTRE EL INSTITUTO ESTATAL ELECTORAL Y DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA DE NUEVO LEÓN, LA UNIVERSIDAD DE MONTERREY Y EL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL

Muchas gracias.

Muy buenas tardes tengan todas y todos, es un verdadero privilegio estar aquí en representación de la casa de la democracia mexicana, en la casa de la democracia de Nuevo León, para suscribir o ratificar una alianza estratégica entre ambas instituciones electorales y ahora de la mano de una prestigiada entidad académica como es la UDEM.

Saludo, en consecuencia, y agradezco mucho a Beatriz Camacho, la Presidenta del Instituto.

A las y los consejeros, Agustín, viejo amigo y compañero de batallas, algunas más que yo, pero, bueno, intentamos seguir la guía de nuestros profesores en muchos sentidos.

Saludo, por supuesto, a Olga Alicia, a todo el personal del Instituto y del instituto estatal.

A las distinguidas personalidades de los distintos poderes, órganos públicos, a todas y todos, muy buenas tardes. 

Escuchando ahora, tengo un texto escrito, pero escuchando ahora a Agustín no puedo hacer a menos como un, a 19 días de reincorporarme a la academia, de suscribir lo que acaba, como académico ahora, de señalar, y recordar justamente lo que de otra manera John Keane en este espléndido libro que es producto de las tareas de educación cívica del Instituto que, como publicación, junto con el Fondo de Cultura Económica, cuando con el Fondo de Cultura Económica había una relación intensa y boyante, espero que la vuelva a haber en el futuro próximo.

Publicamos “Vida y muerte de la democracia”, de John Keane; John Keane decía entonces que las democracias a lo largo de la historia han nacido y han muerto, y han muerto cuando no se les cuida.

Y decía Keane que cuando las democracias morían, invariablemente, podemos encontrar a responsables directos de su fallecimiento, de su deceso, que son quienes la atacan frontalmente bajo una lógica autoritaria, pero también hay responsables indirectos, a quienes por complicidad, por pasividad o por indolencia dejaron pasar a los primeros.

Y creo que todo instrumento que sirva para reforzar la cultura cívica es un instrumento para proteger a la democracia, precisamente, porque sirve para insuflar en la ciudadanía ese compromiso y esa responsabilidad de defender a la democracia y de no pasivamente convertirse en cómplice de su erosión o peor todavía de su muerte.

Ahora sí vuelvo al texto, hace nueve años, desde el inicio de los trabajos de construcción del entramado normativo institucional  y de políticas del entonces naciente Instituto Nacional Electoral, una de las preocupaciones centrales que tuvimos fue cómo impulsar acciones y proyectos articulados con un enfoque integral, orientados a la promoción de la cultura cívica, no ya de la educación cívica, bajo la premisa de que la educación cívica más bien evoca algo que cae de lo alto, algo que se enseña y, en cambio, la cultura cívica es algo que se construye desde abajo, desde la base ciudadana y se construye colectivamente.

El IFE, antecesor del INE, ya había impulsado antes acciones y estrategias importantes encaminadas a promover valores democráticos, e impulsar actividades con una visión comprensiva de la democracia, pero sentimos entonces, hace nueve años, en el nacimiento del INE, que era necesario dar una vuelta de tuerca más y renovar los esfuerzos colectivos dirigidos al fortalecimiento de la convivencia en clave democrática a partir de nuevos instrumentos institucionales.

Fue entonces que en el INE decidimos, de la mano de académicos, especialistas y a partir de evidencia empírica que se materializó en el primer Informe País, sobre la calidad de la ciudadanía, que era necesario construir una auténtica política pública que ordenara los trabajos del propio Instituto, pero también del conjunto de instituciones públicas, organizaciones cívicas, empresariales, de la academia, y de muchos individuos y comunidades para enfocarnos con dirección y sentido hacia un objetivo compartido, el del fortalecimiento de la cultura democrática en nuestro país.

Fue así que creamos la Estrategia Nacional de Cultura Cívica, la ENCCÍVICA, que, por cierto, este año termina su primer ciclo de vida, a la par de la renovación institucional, para poder permitir que quienes tomarán las riendas del Instituto puedan, de manera renovada, y a partir de la experiencia acumulada, replantearla.

Una de las ideas centrales subyacentes a la ENCCÍVICA es que, así como la democracia trasciende el cumplimiento de las reglas del juego electoral, la cultura democrática también trasciende las prácticas meramente electorales y permea la cotidianidad, al menos debe hacerlo, de la vida pública.

Esto implica formas diferentes para entender los mecanismos de regulación o contrapesos de una democracia constitucional ya que fortalecer la cultura cívica implica la existencia de controles a los que la ciudadanía informada puede y debe acceder para ejercerlos a cabalidad.

Justamente, la lógica de una democracia como contraposición a la lógica del poder concentrado y sin contrapesos a las que hacían referencia tanto Beatriz, como Agustín.

Esta idea se sintetizó en la propia ENCCÍVICA, en la de apropiarse del espacio público como objetivo central para el logro de una vida pública en clave democrática, de esto precisamente es de lo que se trata en gran medida la firma del convenio de colaboración que hoy suscribimos la Universidad de Monterrey, el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Nuevo León, y el INE.

El convenio busca establecer los instrumentos institucionales, las bases normativas y operativas para coordinar nuestros esfuerzos en el diseño y ejecución de estrategias y actividades que faciliten, justamente, que la ciudadanía y la población de todo Nuevo León se apropie, en el sentido más democrático del término, de sus instituciones y de las decisiones que se toman en su nombre.

En suma, se apropie de la construcción, pero me atrevo a decir también, a la luz de lo que Agustín acaba de señalar, de la defensa de su democracia.

El conjunto de actividades que habrán de aterrizarse en meses próximos estarán enfocadas en promover la participación informada de la ciudadanía en la vida pública; la cultura de la legalidad; la promoción del ejercicio del voto libre, responsable y razonado del voto; y la defensa de la institucionalidad democrática.

En las últimas décadas, especialmente en los años recientes, muchas cosas hemos aprendido como sociedad de lo que se refiere a una construcción de condiciones para la convivencia democrática, pero una de ellas fundamental es que, como lo dijo un regiomontano de excepción, don Alfonso Reyes, “la Paz”, cito, digo cito, porque hay que citar en estos días, “como la democracia sólo puede dar todos sus frutos donde la respetan y la aman”.

En efecto, esta firma de convenio alcanzará todo su sentido únicamente cuando entre la ciudadanía y, sobre todo, entre las juventudes neolonesas y de todo el país se respeten, se atesoren, se promuevan, se valoren, y se practiquen el conjunto de creencias, valores, e instituciones que nos preservan como una sociedad democrática.

Una sociedad democrática como la nuestra, plural, diversa, que no cabe bajo un solo manto y mucho menos bajo una sola voz, en donde las elecciones sigan siendo lo que han sido hasta ahora y en décadas recientes, es decir, una celebración ciudadana y un poderoso recurso que premia buenos gobiernos, castiga malas gestiones, pero, sobre todo, recrea la pluralidad que nos caracteriza en paz.

Una nación donde las mayorías no se sientan autorizadas para silenciar a las minorías, y que cuando lo hagan la ciudadanía, toda, incluidas las juventudes, se activen con decisión para defender los derechos de las minorías.

Porque saben que las mayorías de hoy pueden ser las minorías de mañana, y porque en una nación democrática, incluso el conflicto y las diferencias entre una y otras se procesan por la vía pacífica, como nos lo enseñó, por cierto, con palabras potentes, graves, pero sabias, don Jesús Reyes Heroles, en el arranque de nuestra transición.

La transición, la cultura democrática, es precisamente la exorcización de la violencia, el no despertar ese germen que en México ahí está, que es el del México bronco y violento.

Esta nación democrática que todos los días construimos sólo es posible si adquirimos la plena conciencia de la corresponsabilidad que todas y todos tenemos con la defensa de nuestra democracia, el convenio que hoy firmamos y las acciones y proyectos que a su amparo se harán de articular son una apuesta a favor de ese propósito.

Concluyo enfatizando el papel central que tienen y tendrán, de nueva cuenta las juventudes para las actividades que se impulsarán con este convenio, y que se integra así a la constelación de iniciativas y programas que se han venido impulsando dentro del gran paraguas institucional que ha pretendido ser la ENCCÍVICA.

Son ellas, las juventudes, las que le darán en buena medida el sentido y razón de ser a los programas de educación y cultura cívica que se promoverán en el marco de esta alianza institucional.

Su participación tiene un impacto fundamental en la toma de decisiones de una comunidad, y en la conformación de una voluntad colectiva que es la que le da voz a todas las expresiones de la sociedad.

Por eso la instrumentación de políticas públicas hacia la juventud y la participación activa de éstas son, sin lugar a dudas, una inversión y una garantía de sostenimiento democrático.

Permítame terminar citando nuevamente a don Alfonso Reyes, cuando afirmó “defended contra las nuevas barbaries la libertad del espíritu y el derecho a las insobornables disciplinas de la verdad”, que esta alianza institucional tenga como norte esa máxima del fundador del Ateneo de la Juventud, y que promueva la apropiación de las libertades y los derechos frente a las barbaries antidemocráticas que amenazan nuestro presente y futuro como nación democrática.

Muchas gracias por la confianza y la disposición para la firma de este convenio a nuestros aliados estratégicos en el mismo, la UDEM, y el Instituto Electoral y Participación Ciudadana en Nuevo León, y mis mejores deseos para que genere muchos frutos en bien de la democracia de Nuevo León y, por supuesto, de todo nuestro país.

Muchísimas gracias.

-o0o-