Intervención de Lorenzo Córdova, en la firma del Acuerdo por la Integridad Electoral para la Elección 2023, en el Estado de Coahuila

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA FIRMA DEL ACUERDO POR LA INTEGRIDAD ELECTORAL PARA EL PROCESO ELECTORAL 2023 EN EL ESTADO COAHUILA

Muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes.

Saludo con afecto y agradecimiento al señor Gobernador, al señor Presidente del Congreso, a los titulares de los órganos electorales federales, el Tribunal Electoral, tanto en la Sala Superior, como en la Sala Regional, al Tribunal Local, y a los órganos electorales administrativos, tanto del Instituto Electoral del Estado, como los colegas del Instituto Nacional Electoral que nos acompañan.

Saludo también con respeto, señor alcalde, por supuesto, y a las dirigencias de los partidos que hoy están aquí.

En los últimos nueve años nuestro país ha instrumentado un modelo electoral que se soporta en la participación ciudadana en la organización de las elecciones y subraya el carácter colectivo de nuestra convivencia democrática.

Este modelo de carácter nacional requiere de la colaboración de instituciones federales y locales para llevar a buen puerto la disputa democrática por los poderes públicos en todos los niveles de gobierno.

Entre los logros alcanzados por el sistema nacional de elecciones, que surgió de la reforma de 2014, pero cuyas raíces se extienden incluso hasta el nacimiento mismo del INE, del IFE, pueden destacarse, entre otros, los siguientes: Se han estandarizado en todo el país los procesos que son clave para la organización de las elecciones en todos los ámbitos, federal, estatal y municipal, el modo en el que se realizan las elecciones a lo largo y ancho del país, tanto las federales como los locales siguen su mismo, un mismo principio, un conjunto de reglas y criterios estandarizados.

Segundo, en casi nueve años hemos organizado 330 elecciones, 331 si consideramos la extraordinaria que se realizará, que culminará el domingo próximo. Y en ninguna de ellas, y este es el dato importante, se han presentado conflictos postelectorales.

La litigiosidad es intensa, es natural en un sistema de partidos competitivo como el que existe en México, pero todas esas disputas se encauzan y se resuelven por las vías institucionales previstas para ello.

En tercer lugar, en cada una de esas contiendas el pluralismo político se ha mostrado dinámico y vigoroso, situación que se refleja en el índice promedio de alternancia, que supera el 62 por ciento, se trata así, el que abarca de 2015 a la fecha, del periodo de mayor alternancia en la historia de nuestra democracia, alternancia que no es sinónimo per sé de democracia, la alternancia la decide o no los ciudadanos con su voto, que se ha convertido en una poderosa herramienta no solamente para elegir a nuestros representantes y nuestros gobernantes, sino también un efectivo mecanismo de rendición de cuentas que permite a las y los ciudadanos decidir con su voto si se premian o si se castigan buenas o malas gestiones públicas.

Este nivel de alternancia político-electoral constituye, desde mi punto de vista, un aliciente para enriquecer la competencia democrática, con propuestas pertinentes, diagnósticos serios y fundamentados, así como candidaturas y debates relevantes para el electorado.

Asimismo, esta dinámica política, la dinámica de la alternancia, reitera una realidad cotidiana en el contexto democrático, es decir, ninguna fuerza política gana todo, ni para siempre en una elección. Y, por el otro, el resto tampoco pierde todo.

Asimismo, pasamos de la paridad en la competencia, a la paridad de la representación política, y además, se han impulsado acciones afirmativas para que las voces de pueblos y comunidades indígenas, de la diversidad sexual, de personas con discapacidad, entre otros grupos, tengan presencia y representación en los órganos legislativos federales y locales.

En suma, en el marco del sistema nacional de elecciones, hoy contamos con bases normativas que resultan suficientes para garantizar elecciones y procesos consultivos, libres y auténticos.

Todos los datos que he mencionado son finalmente logros colectivos. Cada uno de ellos han sido posibles porque las instituciones del Estado mexicano, nacionales, federales y municipales cumplieron con su parte en la recreación de las elecciones y porque, tanto las fuerzas políticas, como los contendientes, respetaron en su inmensa mayoría, las reglas del juego democrático.

Las reglas de la democracia, podemos decir, en México, son y siguen siendo reconocidas como el único juego viable en la ciudad.

En cada una de las elecciones organizadas por el INE y los OPLES, las autoridades electorales aplicamos las leyes y la normatividad con imparcialidad.

Los congresos han aprobado los presupuestos necesarios (inaudible) acción política, la ciudadanía se ha informado y acudido a las urnas y las instancias de seguridad del país han hecho lo que les corresponde para garantizar que cada votante pueda salir de su casa y acudir a su cita con la democracia, sin que ello implique poner en riesgo su integridad física.

Por ello es importante subrayar el carácter colectivo de nuestro sistema democrático y destacar que llevar a buen puerto un proceso electoral es una responsabilidad de todas y todos.

No basta que las autoridades electorales apliquemos, como lo hemos hecho, los procedimientos y disposiciones legales y que verifiquemos el origen y destino del dinero que se invierte en la política.

Tampoco es suficiente el que los tribunales sean expeditos y claros en sus sentencias y resoluciones sobre el ejercicio y goce de los derechos políticos y sobre la forma que está cursando la competencia electoral.

Todo eso es indispensable y son prácticas que desde hace más de tres décadas han venido garantizado el desempeño de las autoridades electorales federales y locales, pero el éxito de un proceso electoral, la posibilidad de que sirva eficazmente para garantizar la disputa y la renovación civilizada del poder político y que, por ende, así se contribuya a la paz pública y a la gobernabilidad democrática, después de los resultados electorales, requiere de condiciones adecuadas para la competencia electoral.

De ahí la importancia del Acuerdo por la Integridad en las Elecciones que suscribiremos el día de hoy.

Nueve años de instrumentar el sistema nacional de elecciones nos han demostrado que conforme perfeccionamos nuestros procedimientos, el contexto en el que se transcurre la competencia electoral adquiere una relevancia importantísima.

Dieter Nohlen diría que el contexto importa y yo agregaría que importa mucho más en condiciones de alta polarización (inaudible) política, como las que vive hoy nuestra democracia.

En el INE estamos convencidos de que la función civilizatoria de las elecciones en la solución de las naturales diferencias políticas de una sociedad diversa y compleja como son, como es la sociedad mexicana y la sociedad de cada uno de nuestros estados de la federación, requiere que todas las instituciones y actores políticos respetemos las reglas.

En ese sentido, agradezco y reconozco al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al Congreso del estado de Coahuila, al Gobierno Estatal, a las instancias jurisdiccionales y administrativas electorales locales y, en especial a las fuerzas políticas contendientes, su disposición para suscribir este acuerdo.

Lo que esta firma simboliza es la corresponsabilidad, la aceptación de la corresponsabilidad de todas y todos para garantizar la integridad de las elecciones en curso, en el estado de Coahuila.

Como lo he dicho en otras ocasiones, suscribir un acuerdo de este tipo implica asumir un compromiso público para respetar las reglas del juego democrático y para contribuir, conforme al rol y a las responsabilidades que cada institución y actor político tiene, a crear un contexto favorable para la equidad, la recreación del pluralismo y el ejercicio libre del sufragio.

Por ello es oportuno, que a 44 días de iniciado el proceso electoral y faltando más de tres meses y medio para la jornada comicial, se firma este acuerdo para impulsar la integridad de las elecciones.

Este acuerdo por la integridad busca que los poderes legislativos y ejecutivo, así como los partidos políticos, contendientes y la ciudadanía, en lo individual y a través de sus organizaciones, junto con los órganos electorales, nos comprometamos todos con las reglas del juego democrático.

En tal sentido, permítanme aprovechar este espacio privilegiado para hacer un llamado a la ciudadanía de este estado para que los poco más de 2.3 millones de ciudadanas y ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de Coahuila, se informen, reflexionen su voto y voten libremente en las cerca de cuatro mil casillas, tres mil 989, que instalaremos el próximo 4 de junio para renovar la gubernatura del estado y el Congreso Local.

Por último, tal como lo mencioné en el Estado de México, hace un par de semanas, también en el marco de la firma del acuerdo por la integridad de las elecciones de ese estado y ante la discusión pública que ha generado el llamado Plan B de la reforma electoral, quiero subrayar dos aspectos importantes: Primero, que las elecciones del 2023 en ambos estados, Coahuila y Estado de México, se organizarán con el marco electoral vigente.

Bueno, con el vigente también luego después de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia y aquí aprovecho para decir que esto implicará para las autoridades electorales un ejercicio de responsabilidad para generar, por un lado, certeza a todos los actores políticos, claridad y, en consecuencia, fuentes fundamentales para llevar a buen puerto este proceso electoral.

Y que nos hacemos cargo de las problemáticas de la ley hoy vigente a la luz de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Tenemos muy clara la historia, tenemos claro dónde están los problemas y estamos en la mejor disposición, señor Gobernador, señores representantes de los partidos para inyectar como autoridades electorales que somos, la mayor certeza a propósito de las dudas que hoy, ante esa sentencia, se han generado.

Es una corresponsabilidad que asumimos nosotros como parte de la generación de la integridad del Estado y crean que las reglas no serán un problema, y menos si la Suprema Corte de Justicia en el futuro, como me auguro, hace que las reglas en el plano federal para las elecciones del 24 sigan siendo las que nos han dado estabilidad y gobernabilidad democrática por tanto tiempo.

Y segundo, que ninguna de las modificaciones planteadas por dicho Plan B y subrayo, ninguna, con independencia de la disputa judicial que está ya en curso y que se multiplicará en las semanas por venir, serán aplicables para los comicios que se celebrarán en esta entidad el próximo 4 de junio, y desde ese punto de vista, las condiciones de equidad, de gobernabilidad, democrática y de garantías del sufragio que hasta ahora han permitido la recreación de nuestra convivencia política a lo largo de los nueve años, estarán vigentes en el proceso electoral que culminará con la elección del 4 de junio en el estado de Coahuila.

Concluyo, haciendo un firme llamado desde aquí, en presencia de los principales actores involucrados en los comicios del estado de Coahuila para que contendientes y autoridades, respeten, respetemos, las reglas del juego democrático, porque respetar las leyes vigentes constituye el primer paso para dotar de legitimidad democrática al Congreso y al gobierno que surgirá de las urnas y, con ello, contribuiremos a recrear la paz pública que todos deseamos y estoy seguro, ocurrirá el día después de la Jornada Electoral.

Muchísimas gracias.

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