Intervenciones de Jaime Rivera, en la mesa, Opciones para el voto electrónico en México, organizado por la Cátedra Internacional de opinión Pública

Escrito por: INE
Tema: Discursos

Con motivo del avance tecnológico hay, por supuesto y espero, la tentación, la tentación y a veces, casi la urgencia de utilizar las tecnologías digitales en las elecciones.

Hay que decir que ya se han usado mucho en la confección del Padrón Electoral, en la expedición de credenciales con (inaudible) codificada, la identificación del ciudadano, en votación remota por internet, en difusión de resultados y, hasta ahora de manera ocasional (inaudible).

¿Qué podemos? Que hay dos formas básicas de voto electrónico, y habiendo muchas variantes, entre esta dos modalidades básicas podemos decir que lo esencial es que un acto de fe presencial por medio de algún dispositivo electrónico mejor se deposita el voto y el mismo dispositivo lo registra, lo opuesta, permite ver los resultados. Y, por otro, el voto remoto que es básicamente por internet.

Ya del voto de tipo electrónico, (inaudible) en más de 30 países, a veces de forma aislada, de forma un poco más extendida, pero podemos decir que todavía, la gran mayoría de los países donde se ha usado se encuentra en una fase o experimental o de (inaudible) reciente y aún no está generalizado.

Y hay tres países, en dos, que se ha dado marcha atrás a lo electrónico y que se ha declarado como inconstitucional (inaudible).

….han desarrollado desde hace más de 15 años urnas electrónicas que han ido haciéndole innovaciones, han funcionado, por un tiempo su (inaudible) electoral local les ha permitido usarla, lo han usado con relativo (inaudible), aunque en todos los casos, con un número muy limitado de casillas, por el número (inaudible) igualmente limitado de dispositivos electrónicos disponibles.

En 2020 el INE por primera vez impulsó de un número muy limitado también de urnas electrónicas en las elecciones locales de Coahuila y de Hidalgo.

En Coahuila se utilizó el dispositivo desarrollado por el Instituto Electoral Local y, en Hidalgo, el modelo de Jalisco y unos cuantos dispositivos más del modelo desarrollado por el INE.

Los resultados en general fueron buenos, se adoptaron muchas medidas de seguridad, un plan de (inaudible)para eventuales fallas, una verificación previa y una evaluación posterior al resultado. Y, en general, podemos decir que, tanto por los funcionarios de casilla, como por los partidos políticos, por los propios ciudadanos, esos dispositivos fueron bien aceptados y es promisorio.

Decía, ha habido experiencias de uso de urna electrónica en Coahuila, en Chihuahua, en Jalisco, en la ciudad de México; y, por parte del INE se ha usado en centenares de escuelas, sindicatos, y otras elecciones internas de partido y otro tipo de asociaciones en los que se han usado de manera limitada.

Como voto vinculante, se usaron, como decía, en las elecciones locales de Hidalgo y Coahuila y en las elecciones federales de 2021 en los estados de Coahuila y Jalisco que son los que disponen de sus propios dispositivos, peor ya en elecciones concurrentes y con voto vinculante, incluso para las elecciones federales, pero son en 50 casillas en cada uno de los estados.

Y en las elecciones locales de este año se utilizaron también 50 casillas en Aguascalientes y 50 casillas con urna electrónica en Tamaulipas, de modo que tenemos ya una experiencia acumulada considerable.

Hay que decir que, por otra parte, el voto por internet está previsto en la ley en el caso de, en la legislación federal por urna electrónica no está precisa en la ley, pero por acuerdo del INE ya fue ratificado por el Tribunal y se han podido usar de manera en cantidades limitadas pero con voto vinculante.

El voto por internet desde 2009, bueno, perdón. Se estableció primero una Comisión Temporal para determinar la viabilidad e implementar el voto por internet para ciudadanos residentes en el extranjero.

Y a partir de 2014, creo que ya el mandato ya es la ley, eso se pudo realizar hasta 2021.

¿Por qué se retrasó tanto? Una parte es el desarrollo de sistemas muy robustos, y otro es que un mandato de ley a los cuales se les tiene que hacer auditorías previas y posteriores a estos sistemas. Esto lleva (inaudible) tiempo y cuesta mucho dinero, ya se pudo hacer en 2021 y el del voto en el extranjero funcionó bien, de hecho, de los votantes residentes en el extranjero que se inscribieron en la lista especial, de ellos, de los que votaron, dos terceras partes quisieron por internet y una tercera parte por el voto postal, que es como se ha ejercido el voto desde procesos anteriores.

¿Qué podríamos decir de esta experiencia? Sin duda ofrece técnicamente ventajas en cuanto a fac8ilidad para expedir el voto, la rapidez con la que se pueden obtener los resultados, una carga mucho más ligera para los funcionarios de casilla que son uno de los eslabones del proceso electoral más complicados y más tardados, podríamos decir extenuantes para los ciudadanos funcionarios de casilla, que hay que recordar que son seleccionados por sorteo, capacitados, y después, voluntariamente aceptan prestarse a esa tarea. De tal manera que es un beneficio indudable la emisión de resultados rápido sin errores humanos y con rapidez.

Sin embargo, esto hay que evaluarlo, no solo desde una definición técnica que se puede decir, a pesar de que siempre hay algún riesgo de falla o de hackeo, podemos decir que eso puede estar en general razonablemente resuelto para protegerlo muy bien y hacerle un (inaudible)

Sin embargo, hay varios, en la dimensión política hay varios aspectos que se tienen que considerar con toda seriedad.

Por un lado, una eventual desigualdad en el acceso para este voto electrónico, porque no podemos suponer que toda la población ciudadana que acude a votar sabe usar con la misma facilidad y habilidad los dispositivos electrónicos por más amigables que éstos sean y, en general, lo han sido cada vez más.

Por otro lado, hay un margen de incertidumbre o de desconfianza, porque el voto electrónico, aun en urna electrónica o por internet es una suerte de caja negra para los electores que no conocen con certeza el proceso de registro y conteo de los votos, aunque todas las auditorías y todo el diseño y la vigilancia que haya por las autoridades electorales y los partidos políticos den una razonable certeza, pero cabe la posibilidad de que se mantenga el grado de desconfianza.

Y, en caso de elecciones muy cerradas y de resultados disputados, no será difícil ni remoto que en la experiencia mexicana podremos decir que, sería probable que el perdedor invoque la caja negra, la incertidumbre, la falta de certeza o el posible truqueo que haya en los dispositivos electrónicos donde se registran los votos y se emiten resultados.

Recordemos simplemente que ha habido toda una (inaudible) acerca del PREP, diciendo que se meten algoritmos extraños para alterar los resultados, aunque quienes dicen esa patraña hoy digan que el PREP no tiene ninguna validez legal en cuanto a sus resultados, tiene una función meramente informativa.

Y, sin embargo, hay quienes aseguran, supuestamente con seriedad, que introducen algoritmos en el PREP para alterar los resultados.

En cuanto al voto electrónico, bueno, permítanme decir que como conclusión en la experiencia que hasta ahora ha tenido el INE, la urna electrónica funciona, funciona bien, se instala en casillas vigiladas por funcionarios de casilla, por partidos políticos; da bastante facilidad y confianza su uso y aligera mucho el trabajo de los funcionarios de casilla y permite la emisión de resultados casi de manera inmediata.

Estas ventajas, sin duda, valen la pena.

Sin embargo, la urna electrónica sigue siendo un mecanismo mucho, pero mucho más costoso que la urna convencional.

En cuanto al voto por internet que hasta hoy se utiliza solamente para voto, para residentes en el extranjero y que ha funcionado racionalmente bien, aunque el voto en el extranjero, hay que decirlo, sigue siendo de una cantidad muy limitada, es decir, no es todavía una gran masa de residentes en el extranjero, de ningún país, ni siquiera de los Estados Unidos, que utilicen, que quieran votar en las elecciones locales, pero bueno hoy tienen esa facilidad y eso ha aumentado o potencialmente aumentará el volumen de votantes.

Sin embargo, sobre la posibilidad de introducir el voto por internet dentro del territorio nacional de manera muy extendida o generalizada, permítanme exponer una serie, dos grandes dudas, no son las únicas y tal vez en la ronda de preguntas y respuestas pueda ahondar en ello.

Pero uno es que, depositar todo en un sistema informático que puede estar rodeado de dudas y de desconfianza y, quizá remotamente de algunas fallas técnicas, pero puede haberlas, por fallas o por hackeo, introduciría una duda indeseable en la autenticidad de la votación.

Y hay otra razón por la cual al voto electrónico dentro de territorio nacional yo le pondría una gran interrogación y una buena carga de duda; el voto por internet que se puede utilizar desde cualquier dispositivo o en la casa, o en el trabajo, o en asambleas, reuniones, en donde sea, en una laptop, en el teléfono, una PC, no pueden garantizar, por sí mismo, el secreto del voto.

No porque en la emisión del voto y su transmisión se viole el secreto, no pienso en eso, ahí se lo guarda el anonimato, sino porque, en un México con una larga tradición de estructuras corporativas y de prácticas clientelares, no es remoto pensar que un líder sindical reúna a los agremiados y les instruya de la mejor manera de votar, no sólo técnicamente, sino también el sentido de su voto.

O que un cacique rural igualmente reúna a las personas sobre las cuales ejerce influencia política y les indique cómo votar y si alguien no sabe usar mucho el dispositivo, él se encargará de votar por ellos, o por lo menos de llevar su dedito a donde corresponde.

O bien, funcionarios, promotores de, operadores, mejor dicho, funcionarios promotores de programas sociales que puedan reunir a los beneficiarios para enseñarles cómo votar. Y no sería muy malicioso pensar en la posibilidad que les enseñen no sólo cómo utilizar técnicamente el dispositivo, sino también cómo votar.

Lo que hace 25 años se llamaba la operación tamal, cuando algún partido con fuerte relación clientelar podía reunir a votantes poco antes de acudir a la casilla, pues ahora sería más fácil; la operación, no sé cómo le quieran llamar ahora, pero sección digital para que se reúnan con sendos dispositivos electrónicos y los promotores, el cacique, el líder sindical, el empresario o el operador de programas sociales gubernamentales, orienten, indiquen o coaccionen para que voten en sentido deseado o deseable para esa persona que controla a una parte (inaudible).

Esta posibilidad creo que nos debe hacer tomar con mucha cautela la eventualidad del voto electrónico a distancia.

Gracias.

(SEGUNDA INTERVENCIÓN)

Gracias.

El voto electrónico en cualquiera de sus modalidades, hay que verlo ciertamente como una oportunidad de mejorar algunos procesos de las elecciones, no sólo en la votación, sino en muchos otros eslabones del proceso electoral, pero no es una solución completa, ni infalible. Nos plantea problemas de posibles fallas técnicas que, aunque parezcan remotas son imposibles, y la sola posibilidad de fallas técnicas nos debe hacer, querer, redoblar las medidas de seguridad, de protección, de los planes de continuidad de todo aquello que se trata de preservar (inaudible) y la confianza en las elecciones a pesar de estar (inaudible).

Por otro lado, está el problema del costo del voto electrónico.

El voto electrónico por internet para mexicanos en el extranjero ha costado (inaudible)millones de pesos y, el voto por medio de urnas electrónicas hasta ahora los costos aproximados por urna, esto ha variado, incluso la actualización y demás, pero los costos de la urna electrónica modelo Coahuila ronda los 40 mil pesos; el modelo Jalisco 30 mil; el modelo del INE rondaba los, bueno el anterior rondaba los 20 mil.

Y hoy se están desarrollando un modelo que promete ser más funcional y económico, pero que en cualquier caso sigue siendo mucho más costoso que una urna de polipropileno y papeles y (inaudible) de papel a un cuando estas lleven, se impriman en papel seguridad y lleven muchas medidas para garantizar su infalsificabilidad.

De todas maneras y hablando, hay que ver con cautela esta solución.

Ahora bien, es cierto que la era tecnológica implica, incita y a veces hasta presiona adoptar todos los instrumentos digitales para mejorar la vida, pero creo que, tratándose de elecciones, claro que también en otros aspectos de la vida habría que ser más cautelosos, pero el afán de modernizar no es por sí misma una razón suficiente, ni tampoco una buena guía para que, por sí misma reformar nuestros proceso electorales.

Sobre todo, porque una innovación tecnológica, por más atractiva y hasta emocionante que resulte su uso, no debe poner en riesgo la confianza tan arduamente construida, sobre de un país como México, que somos campeones de la desconfianza, a veces hasta con tonterías, pero con tonterías que se vuelven ampliamente (inaudible) y creíbles que derive por los que quieren creer, peor sí funciona para manchar un proceso electoral.

Porque, además, aun suponiendo una perfección técnica de todo el proceso, cosa que no existe de manera absoluta, aun suponiendo eso tenemos que considerar el entorno político que va desde el control del voto, del voto por distancia en forma corporativa o clientelar, hasta simplemente la deslealtad democrática de algunos actores políticos que si pierden encontrarán en la obscuridad del voto electrónico que sólo puede ser esclarecida por los expertos y no por los ciudadanos comunes, el ardid perfecto para descalificar su derrota y la victoria de los otros, Bolsonaro lo está haciendo desde ahora, pero lo hizo de diversas formas, hasta con el voto por correo.

De tal manera que, con la cautela necesaria, yo diría que hay que avanzar en la experimentación práctica del voto electrónico, sí, pero en forma paulatina, con mucho cuidado acerca de las diferentes aristas, tanto las técnicas, como las políticas.

Creo que, por encima de todo y de las virtudes que pueda tener la modernización, el uso de tecnología para muchos aspectos de nuestra vida, el valor superior por proteger debe ser la preservación de las condiciones indispensables para garantizar la libertad del voto, repito, en el caso del voto remoto no, lo es mucho más difícil de garantizar.

Y, claro, el voto remoto desde el exterior no tendría el mismo impacto que el voto a distancia por internet dentro del territorio nacional, por dos razones por lo menos: una, por el volumen de votación que cada uno implica, el voto desde el exterior en ningún caso ha resultado determinante del resultado, perdón, de una votación.

Y, por otro lado, por las condiciones de posible control político que viole la libertad de los votantes, al no estar, al no ejercer su voto en un ambiente controlado y garantizado como es una casilla en el modelo mexicano.

Hay que garantizar también las condiciones indispensables para la autenticidad del voto, para que sea inviolable.

Y algo más, si quieres subjetivo, pero que pesa mucho: la confiabilidad del voto y eso, si puede ser puesto en riesgo o gravemente dañado con razones o sin ellas, sin ellas, por actores políticos desleales, creo que nos debe hacer mucho más cautelosos.

Imaginemos las elecciones de 2006 con voto electrónico generalizado, bueno, creo que no hace falta demasiada imaginación para saber cuan fácil habría sido y aun así con voto en papel fue contado manualmente a la vista de todos, recontado en un 13 por ciento de todas las casillas y verificado de mil formas en los cómputos distritales, aun así, se ha podido mantener la (inaudible) de un gran fraude que, en votación, en votación, es virtualmente imposible y lo sigue siendo.

Esperemos que alguna innovación nos sirva para fortalecer nuestro sistema electoral y no para arriesgarlo.

Gracias.

(TERCERA INTERVENCIÓN)

Gracias.

Todos los que hemos parlado en este panel… el voto electrónico es factible y da algunos beneficios, pero creo que estos beneficios debemos contrastarlos con los costos económicos, que todavía son altos, y políticos que podrían poner en riesgo la confianza (inaudible).

El balance en este aspecto de beneficios versus costos económicos y políticos creo que todavía no es positivo, habría que verlo con cautela.

Otra consideración que debemos hacer es, si el tener la oportunidad de transitar del voto en papel al voto electrónico, esa oportunidad que hay (inaudible) pensémoslo.

Es decir, podemos hacerlo, ¿tenemos que hacerlo?, tendríamos que preguntarnos ¿por qué? Y una pregunta pertinente sería. Por qué tendríamos que sustituir el actual sistema de votación realizado con hojas de papel, urnas, mesas directivas de casilla, con todos los procedimientos muy barrocos que tenemos en México para integrar esas mesas de votación, pero que funcionan; ¿por qué tendríamos que hacerlo? La pregunta es si tenemos que hacerlo.

Yo diría, es posible hacerlo, pero hagámonosla, la siguiente pregunta es ¿Podemos seguir con el modelo actual? O si es necesario cambiarlo, yo ahí sí claramente respondo: el modelo actual, en papel, convencional, ha dado buenos resultados, no es indispensable cambiarlo, entonces, sería una consideración más, pero no cualquiera, sobre la pertinencia de emigrar al voto electrónico o no.

Gracias

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