VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA MESA 2: “REFORMAS ELECTORALES Y CREACIÓN DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL”, EN EL MARCO DEL FORO: PRESENCIA Y LEGADO IFE-INE EN MÉXICO ACTUAL. HOMENAJE AL LICENCIADO FERNANDO ZERTUCHE
Presentadora: Muy buenas tardes.
En este momento damos inicio a la mesa Reformas Electorales y Creación del Instituto Nacional Electoral, para lo cual, agradecemos la presencia y participación como moderadora de la consejera electoral del Instituto Nacional Electoral, Claudia Zavala Pérez, a quien cedemos el uso de la voz.
Consejera Electoral del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchísimas gracias.
Muy buenas tardes a todas las personas, les saludo con muchísimo gusto.
Bienvenidas y bienvenidos al Foro Presencia y Legado IFE-INE en el México Actual, en homenaje al licenciado Fernando Zertuche. Saludo con mucho gusto a su familia y a todas y a todos ustedes.
Para mí es muy grato estar en este Foro, y sobre todo en esta mesa que tenemos como encomienda retomar el tema de las reformas electorales y la creación del INE.
Han sido las anteriores mesas, pues un empacho también emocional e intelectual de quién fue Don Fernando Zertuche, qué aportó a esta institución en su momento de creación, en su momento de consolidación.
Y hoy lo que vamos a reflexionar también en torno a toda esta dinámica, es, bueno, ¿y qué ha pasado con estas reformas electorales?, ¿dónde estamos hoy con la creación del INE?, ¿qué hemos hecho hoy?
Y para eso, tengo el honor de estar en esta mesa con una mujer que ha sido y ha caminado en las instituciones electorales, y que tiene muchísima experiencia en el ámbito académico, me refiero a la doctora Rosar María Mirón Lince, bienvenida doctora en esta tu casa, me da mucho gusto recibirte aquí.
Voy a dar un breve bosquejo de la doctora.
Ella es licenciada en sociología; maestra y doctora en Ciencias Políticas por la UNAM; es profesora de Carrera Titular C de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, adscrita al Centro de Estudios Políticos de dicha facultad; responsable del proyecto PAPIIT, Alcances y consecuencias de la reforma electoral 2014; miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 2.
Fue Consejera Electoral del Consejo General en el entonces IEDF, de 1999 a 2006, tiempos importantes en la consolidación de las instituciones.
Actualmente se desempeña como Coordinadora del Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; y es Presidenta de la Asociación Mexicana de Estudios Parlamentarios, A.C.
Bienvenida, doctora, esta es tu casa siempre.
También tengo el gusto de compartir esta mesa con el doctor Jean-François Prud’homme, le dije a ver si pronuncio bien su apellido, pero bienvenido doctor, un gusto tenerte en esta casa que es tu casa siempre.
Voy a leer una breve reseña de la trayectoria del doctor Jean- François.
Él obtuvo la maestría en Ciencias Políticas por la Universidad de Montreal; un diploma de estudios avanzados en Relaciones Internacionales por el Instituto de Estudios Políticos de París; y el doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de York, Toronto.
Ha sido Coordinador General Académico en dicha institución, de 2003 a 2015; ha publicado ampliamente sobre temas relacionados con los partidos políticos, el sistema de partidos y la democracia en México y en América Latina.
Entre sus últimas publicaciones están: la coordinación con Manuel Ordorica de la serie de 16 volúmenes “Los grandes problemas de México” en el Colegio de México 2010; y el libro Coyunturas y Cambio Político, también el Colegio de México 2014.
En la actualidad se desempeña como director del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México: bienvenido doctor a esta tu casa.
Vamos a estar también y vamos a tener la presencia del doctor Ricardo Becerra Laguna, viene ya saben en esta ciudad entramos a lo ordinario y en lo ordinario siempre tenemos complicaciones para el tema de llegar a esta Institución, estamos ubicados en un lugar donde es complejo llegar.
Va a estar con nosotros también el doctor Ricardo Becerra Laguna a quien presentaré cuando se incorpore a nuestra mesa, porque quiero aprovechar el tema para escuchar las reflexiones, primero, de la doctora Rosa María, después del doctor Jean-François.
Le doy también la cordial bienvenida al Consejero Jaime Rivera, bienvenido consejero a esta mesa.
Y, pues, sin otro, sin más preámbulos, le cedo el uso de la voz, doctora.
Adelante, hasta por 15 minutos, yo creo que tenemos un tiempo para reflexionar.
Académica de la UNAM, Rosa María Mirón Lince: Muchísimas gracias, consejera, muchas gracias por la presentación.
Sólo quisiera hacer una precisión para actualizar el currículum; ya no soy coordinadora del programa de posgrado, dejé el cargo hace algún tiempo, lo fui. Bien.
En seguido, quisiera yo aprovechar este momento para iniciar con un reconocimiento, desde luego, a la invitación que me hacen desde el INE para participar en este muy, muy merecido homenaje, a Don Fernando.
Creo que todos los que hemos estado aquí, desde la mañana han sido una serie de presentaciones muy emotivas, todos los que, como bien lo dijo la Consejera Humphrey, los que nos hemos movido en los últimos tiempos en el ámbito electoral, los electoreros como nos decimos también nosotros, conocemos, conocimos, convivimos y apreciamos a Don Fernando.
En particular, yo tuve la fortuna de tratarlo, no en el IFE sino desde el edificio de enfrente, desde el Instituto Electoral del entonces Distrito Federal, que se formó, era yo consejera ahí y en esa época, bueno, para nosotros, para quienes integramos el IEDF, el IFE era nuestro hermano mayor.
Entonces, tuvimos un trato muy amable de su parte como siempre lo fue, pero muy valioso que yo en lo personal aprecio muchísimo, fueron muchos sus consejos y su apoyo.
Tuvimos, fueron aquellos tiempos ya se mencionó antes aquí, del Pemexgate y Amigos de Fox, y del lado del IEDF teníamos también el asunto del rebase de tope de gastos de campaña de Santiago Creel, que era un asunto que estaba mezclado.
Entonces, ahí el apoyo y la cercanía de Alonso Lujambio, que presidía la Comisión de Fiscalización, yo estaba en la Comisión de Fiscalización en el Instituto Local y de Don Fernando fue muy apreciable, pero, bueno, no les voy a platicar más de esta anécdota, sé que todos los tenemos, entonces, para mí es un momento, de verdad muy emotivo.
Agradezco también y reconozco en todo lo que vale la oportunidad que me dio Don Fernando al invitarme a participar en la publicación de este volumen, que creo que es un libro muy valioso, desde luego por las aportaciones de mis colegas, pero también por la memoria gráfica que ahí está, es un libro hecho con mucho conocimiento y con mucho sentimiento también.
Hay una, está la historia de esta importantísima institución también reflejada en los fotos y, desde luego, una evaluación más de tipo académico que era, justamente, lo que él pretendía hacer.
Dijo: no voy a incorporar a personas que estén trabajando o que hayan trabajado en el IFE, sino más bien desde otras trincheras para lograr con esto, pues, una, creo yo, una reflexión más positiva, fue una gran experiencia. Mi reconocimiento y de verdad mi felicidad.
Y, bueno, por último quiero agradecer la oportunidad de estar aquí con queridos amigos, en este espacio, les agradezco muchísimo la invitación, consejera muchas gracias por estar aquí.
El texto que yo incorporo o que incorporé, que publiqué en este libro, lleva por título “Después de la tormenta la reforma política y los comicios de 2009”.
La tormenta de la que ya hablaba María Elena hace un momento, las elecciones de 2006, los resultados de esas elecciones y la complicadísimas etapa posterior.
Voy a compartir con ustedes algunas reflexiones, voy a leerlas sobre que, de alguna manera se encuentran presentes en el texto que publiqué.
Hay que recordar que esos comicios, los de 2006 y la etapa post electoral que dejaron una, esos comicios y la etapa post electoral dejaron una amplia gama de problemas, tales como el desencanto del electorado, el reacomodo de las fuerzas políticas y un severo cuestionamiento al desempeño de la autoridad electoral.
Hay que recordar también que por aquel entonces, la confianza ciudadana en el IFE decrecía.
Después de aquellas elecciones fue evidente la disfuncionalidad de la legislación electoral en asuntos tan relevantes como la presencia de nuevos actores políticos, la centralidad adquirida por los medios de comunicación en las campañas electorales, el consecuente incremento en el gasto electoral, la proliferación de las campañas negativas y la compra de publicidad pública por los más diversos actores políticos.
Cerrado el capítulo electoral, las fuerzas políticas se avocaron al diseño de una normativa que se adecuara a las nuevas condiciones de la competencia electoral. Ese proceso concluyó con la reforma de 2007, 2008, que fue aprobada en 2007, publicada en 2008.
La séptima gran reforma, si la vemos así después de la LOPPE de 1977, y con esas reformas se buscó terminar con las debilidades, inconsistencias y ausencias que hicieron particularmente problemático aquel proceso electoral presidencial.
La primera de las llamadas reformas de tercera generación, se decía entonces, que buscaba resolver la inequidad en la lucha político-electoral generada, principalmente, por la injerencia del dinero.
Se trató, sin duda, de una reforma de gran calado tanto por la cantidad de cambios que implicó 9 artículos constitucionales y modificaciones en 18 leyes secundarias que no fueron aprobadas luego, luego, sino que se tardaron en el tiempo, pero, bueno, finalmente, fueron incorporados como temas muy importantes en ese momento y sujetos a modificaciones.
Para resumir, estos cambios afectaron, por un lado, el ordenamiento de los partidos políticos, su constitución, obligaciones, registro, prerrogativas, financiamiento, la reducción del financiamiento en años no electorales, la fiscalización, coaliciones, campañas, que fue cuando se redujo la duración de las campañas, las precampañas, la incorporación de la figura de las campañas, el proceso de liquidación de los partidos ante la pérdida del registro.
Y también se compactaron, a partir de esa reforma se compactaron los calendarios electorales en los estados para hacer los concurrentes con los federales, gracias a lo cual ahora cada vez que tenemos proceso electoral, la elección más grande de la historia y seguirá siendo la del 24 también.
Por el otro lado, impactó de manera definitiva a la autoridad electoral, pues la violencia reedificada, pues la violencia reedificada en su estructura institucional quedó convertida… no, perdón, perdón.
Impactó a la autoridad electoral, impactó a la autoridad electoral.
Fue reedificada su estructura institucional, y este Instituto quedó convertido en un órgano regulador, supervisor y sancionador de las elecciones.
Los legisladores manifestaron, entonces, que el propósito de dichas cambios era adecuar al Instituto, a las nuevas responsabilidades que debería de asumir, al tiempo que se le fortalecería para enfrentarlas.
Se llevaron así a cabo adecuaciones administrativas, pero también se llevaron a cabo cambios estrictamente políticos. De estos últimos, indudablemente el más trascendente y, desde luego, cuestionado, fue la renovación anticipada del Consejo General mediante un artículo transitorio.
Así, artículo cuarto transitorio borró la existencia de ese Consejo General.
Los partidos políticos saltaron de esta manera la inconformidad, la confrontación política y las impugnaciones que arrastraba de tres años atrás la coalición encabezada por el PRD, y de paso, decían, resolvería el problema de legitimidad de un Consejo General que no contó con el aval de esos partidos.
Ustedes recordarán que en el nombramiento de ese Consejo General, el PRD y sus aliados no participaron.
También se modificó, entonces, la designación de los consejeros, incorporando en el proceso una amplia consulta a la sociedad que, en mi opinión, es de muy dudosa, o fue de muy dudosa utilidad esta figura.
Se modificó también la duración del encargo, y se introdujo desde entonces la renovación escalonada.
Se transformó la integración de las comisiones del Consejo General para dar cabida a los representantes de los partidos, y se sustituyó la Comisión de Fiscalización que integraban los consejeros por la Unidad Técnica de Fiscalización, que es un órgano técnico nombrado por el Consejo General, dotado de autonomía técnica y operativa, así como de facultades para trascender los secretos bancarios fiduciario y fiscal.
Se creó también, entonces, la Contraloría General del IFE, cuyo titular sería nombrado y removido por la Cámara de Diputados, con la posibilidad de reelección si lo aprobaban los propios diputados, lo cual establecía, pues una estructura de poder, de alguna manera, paralela a la anterior.
Dos cambios más quiero mencionar de esa reforma y muy relevantes: se cambiaron, en primer lugar, el modelo de comunicación en medios electrónicos; y en segundo, el segundo cambio, fue la resolución de quejas y conflictos.
Respecto de los medios, la reforma electoral estableció un nuevo modelo de comunicación basado en dos ejes: el monopolio del IFE en la distribución de los tiempos aire en radio y televisión; y la prohibición de campañas negativas y de propaganda de los gobiernos.
De tal manera, solo los partidos podrían acceder a la radio y televisión, y hacer uso de los tiempos del estado que el IFE habría de distribuir.
La reforma también otorgó al Instituto la tarea de vigilar el contenido de los mensajes de partidos y candidatos para garantizar que no denigraran a las instituciones, partidos políticos ni a las personas.
Así fue como el IFE se hizo de funciones de monitoreo, control y sanción en cuanto al acceso a los medios contenidos de las campañas y difusión de imágenes de funcionarios públicos.
El nuevo modelo de comunicación política conllevó una gran dificultad técnica y el aumento de las cargas de trabajo para el IFE.
Por otro lado, la creación del Procedimiento Especial Sancionados, resultó de gran trascendencia ya que permitiría la resolución de quejas de manera más expedida, especialmente durante los procesos electorales.
Con él se podrían desahogar las quejas de los partidos en materia de radio y televisión en plazos tan cortos como 5 días. Sin embargo, todos sabemos que los partidos políticos abusaron de esta figura debido a la utilidad estratégica que le encontraron al convertirlo en un instrumento de litigio.
La primera prueba de la nueva normatividad fueron los comicios de 2009, de los cuales se pretendió alejar los nubarrones políticos que provocó el proceso electoral previo. Se puso a prueba, o sea, la primera prueba de fuego de esta reforma fue igual que en los casos anteriores y a diferencia de lo que se plantea ahora una elección intermedia.
Ese año en 2009, los distintos partidos midieron fuerzas y sus resultados delinearon una nueva distribución del poder.
El resultado, el dato más destacado fue el reposicionamiento del PRI en varios estados panistas, así como la consolidación de su presencia en la Cámara de Diputados.
Del lado del PAN, el partido gobernante entonces resultó grave en la pérdida de su condición de primera fuerza parlamentaria y la retracción de su presencia en las entidades federativas.
Después de la elección presidencial de 2006, el PRD tuvo en 2009 una dramática caída en su votación nacional y local, donde destacó la merma de sus apoyos en el entonces, Distrito Federal.
Pero más allá de los números de los partidos, 2009 fue el escenario donde se estrenó este nuevo marco jurídico inédito que ofrecía, según sus creadores, una mejor calidad de los comicios. Y creo que sí fueron muchos los avances logrados entonces, pero muchos también los obstáculos que enfrentó la autoridad electoral.
En el contexto en el que se aprobó la reforma, se trató de un contexto bastante complicado. Hay que recordar que Consulta Mitofski y GEA-ISA, en 2009 fue percibido por la mayoría de los ciudadanos como un año de gran crisis económica de agudización de la violencia, sobre todo de la lucha contra el narcotráfico, de cuestionamiento sobre la ingobernabilidad del país y a existencia de un estado fallido incapaz de garantizar seguridad a los ciudadanos.
Ello, además estuvo acompañado por la inconformidad de los ciudadanos mediante un movimiento que se gestó entonces, un movimiento por el voto nulo a través del cual mostraron su rechazo a los partidos, a los políticos y su hartazgo hacia la política toda.
Con la reforma electoral de 2007-8 se buscó garantizar la recuperación de la legitimidad institucional mermada como resultado de los comicios previos.
Las elecciones de 2009 abonaron en ese sentido, pero solo en parte. No es posible y esto es claro, lo sabemos, es obvio no solamente en la modificación de la legislación o de la normatividad electoral puede garantizar comicios legales, comicios justos, transparentes, equitativos. Es necesaria, es indispensable la voluntad política de las fuerzas políticas y, desde luego la participación de la ciudadanía.
Lo que tuvimos después de la reforma es que esta no pudo terminar con los problemas de inequidad en la contienda ni con los gastos excesivos de los partidos.
El nuevo modelo bien pronto evidenció sus perversiones, si bien es cierto que se prohibió la compra de aire en medios, los partidos políticos encontraron atajos para darle la vuelta a la ley, de manera que la propaganda se realizó en espacios no monitoreados por el IFE, tales como noticieros, entrevistas, programas de espectáculos, deportivos, los llamados infomerciales y hasta telenovelas.
Resultó obvio que esta estrategia logró impedir la equidad de los medios y vulneró la prohibición de la propaganda personalizada que pretendía la reforma.
Al nueva relación entre partidos y medios no resolvió entonces el abaratamiento del costos de las campañas ni se logró privilegiar los espacios de debate, discusión y propuestas, sino por el contrario, el resultado fue la proliferación de anuncios sin contenido.
Las campañas no fueron ni más propositivas ni más limpias, datos otra vez de “GEA-ISA” dan cuenta de la gran cantidad de acusaciones que se dieron entre los candidatos.
La reducción de la duración de las campañas tampoco produjo ahorros, pues con la institucionalización de las precampañas. Éstas, las campañas, se convirtieron en espacios para… las precampañas se convirtieron en espacios para ampliar los tiempos y recursos de los candidatos, dado que los partidos en su gran mayoría, optaron por procesos de selección interna que no implicaban competencia, entonces, simplemente prolongaron las campañas hacia esa fase.
En suma, son algunas de las ideas generales y de los cambios que produjo esta reforma.
Y lo que sin duda podemos darnos cuenta a través de un análisis detallado de la misma, es que muestra una serie de claro obscuros.
La reforma fue muy ambiciosa ciertamente y particularmente compleja en su instrumentación, permitió el logro relativo de algunos objetivos, evidenció, sin duda, la falta de compromiso de los partidos para alcanzar otros, mostró un gran esfuerzo institucional del IFE y acreditó la fuerza del estado frente a los medios de comunicación.
De cualquier manera, los grandes cambios que produjo la reforma, tanto respecto de las reglas de competencia como en el diseño y tareas de las autoridades electorales, tuvieron una corta vida. Los partidos políticos y sus legisladores aprobaron otra gran reforma electoral en 2014, que volvió a cimbrar el sistema electoral mexicano.
Éstas son las condiciones en las que se queda o llega el país a 2018, traté de dibujar más o menos, cuáles fueron los principales cambios.
Y creo que es importante, en este momento, que se vuelve a hablar de la necesidad de una reforma electoral, es importante tener en cuenta cuáles son los logros, cuáles son los avances y cuáles son las consecuencias de las decisiones que toman los diputados o los legisladores, porque todas estas grandes ideas que pretenden pintar un mundo mucho mejor tienen que traducirse, tienen que llevarse a la práctica y quienes están encargados de hacerlo, de aterrizarlo, es precisamente la autoridad electoral.
Justamente, se trata entonces, creo yo, de fortalecer, lo cual no ha sido claro en las últimas reformas, que no ha sido clara la intención y tampoco parece ser en la que se ve en el…, espero, largo plazo, que no sea corto plazo, sino en la próxima reforma electoral.
No se busca fortalecer a las autoridades electorales y sin autoridades electorales fortalecidas y de la mano con una ciudadanía consciente y fuerte, es imposible que las reformas lleguen a buen puerto.
Muchas gracias.
Consejera Electoral del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchísimas gracias, doctora Rosa María.
Sin duda, siempre recordar la historia, pero sobre todo escribirla como ha quedado escrita a través de la historia institucional del antes IFE, ahora INE, es lo que nos permite concentrar nuestro análisis en contextos particulares.
Y sin duda, lo que yo advierto es que en los análisis que han hecho, las propuestas de reforma que surgieron en 2007-2008, en las legales, pue tuvieron un eje que partía de una voz de inconformidad y atajaron y trataron de implementar un modelo, sobre todo comunicación política que creo que era el punto cúspide.
Y la verdad es que siempre la autoridad administrativa electoral en la historia, lo que ha quedado de manifiesto, es que ha cumplido con su deber y ha cumplido su deber con asuntos muy relevantes, se han estado señalando asuntos en los que se dieron pasos impresionantes desde la técnica administrativa electoral y de auditoría también en los casos de fiscalización, que después fueron tratados desde el legislativo y que hoy volvimos a un esquema que funcionó en el IFE porque se generó una unidad con autonomía de gestión, desde el propio IFE para ver los temas de fiscalización, eliminándose una Comisión de Fiscalización en esa reforma del 2007, que era muy importante para los procesos también de construcción, para que lleguen los temas Consejo General.
Y finalmente, creo que en 2014 se retoma la Comisión de Fiscalización como un ente colegiado relevante para procesar temas tan complejos como son la fiscalización de los recursos de los partidos políticos, en fin.
Creo que vamos a tener mucho tema que abordar aquí, no quiero abusar de la voz porque no es mi papel, yo solo estoy aquí como moderadora.
Y tengo el gusto de cederle el uso de la voz al doctor Jean-François.
Adelante, doctor, son sus reflexiones.
Director del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, Jean-François Prud’homme: Sí, muchas gracias, Claudia.
Buenas tardes a todas y todos.
Agradezco la invitación a participar en este acto de homenaje a Fernando Zertuche.
Pocas veces él, cito una expresión suya: el itinerario de una institución ha sido identificado al actuar discreto, profesional y continuo de un funcionario que ha construido a la afirmación de y lo repito e sus propias palabras, de los principios rectores del IFE-INE, es decir, certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad.
En el libro que él coordinó, me solicitaron una crónica, reflexión, sobre las elecciones presidenciales del 2012, elecciones que se verificaron hace ya 10 años.
Lo interesante de esos ejercicios que nos obligan a dar cuenta y analizar acontecimientos que se dieron en el pasado, lo interesante es que nos obliga mucho a relativizar las cosas y a inscribirlas en una perspectiva histórica.
Entonces, en este periodo, periodo transcurrido entre 2012 y la actualidad, se han dado muchos, pero muchos cambios en el panorama político electoral del país y sin embargo, y sin embargo, y eso me parece muy importante subrayarlo, la institución electoral ha logrado mantener sus principios rectores de proveedora, repito, de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad.
Y a la vez, y es lo interesante, y tiene que ver con la historia de ese concepto de la independencia y autonomía de la autoridad electoral, a la vez la institución ha logrado, ha sabido mantener, obtener la capacidad administrativa e innovadora, así como la flexibilidad para responder a los requisitos del mandato legislativo y de las circunstancias políticas cambiantes.
15 minutos para hablar de las Elecciones del 2012 es poco tiempo, entonces, lo que voy a hacer es un breve recordatorio de hechos, acontecimientos conocidos de todas y todos, y luego trataré de ver cuál fue el reto al cual se enfrentaron las autoridades del IFE en ese momento, para luego hacer una reflexión más general sobre cómo esas elecciones ya marcaron el inicio del proceso de cambio al cual hice, acabo de hacer referencia.
Bueno, en esas elecciones legislativas participaron, como todos sabemos, dos coaliciones: una que llevaba por nombre “Compromiso por México”, en la cual inicialmente participan el PRI, el Partido Verde y el Partido Nueva Alianza que no se mantuvo dentro de esa coalición; y la otra Coalición era la del “Movimiento Progresista”, PRD, PT y Movimiento Ciudadano.
Y luego dos partidos que competieron por sí solos: el PAN y, como lo decía, Nueva Alianza.
La tasa de participación fue del 63 por ciento, lo que no está mal en una elección Presidencial, y como sabemos, el candidato de la Coalición “Compromiso por México”, Enrique Peña Nieto resultó elector con el 38 por ciento de los votos, seguido a casi siete puntos de distancia por el candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador con el 31 por ciento de los votos; luego por la candidata de Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota con 25 por ciento; y finalmente, el candidato de Nueva Alianza, con dos por ciento de los votos.
También, como sabemos todos, esa elección marcó el regreso del PRI en el poder, después de 12 años en la oposición.
Quizás hay varios elementos que habría que subrayar acerca de la campaña o las campañas electorales, hay dos que me parecen importantes mencionar:
Primero el hecho de que las estrategias electorales o las estrategias de campaña de los partidos fueron eficientes, ¿en qué sentido? No de todos, pero fueron eficientes o tuvieron un impacto sobre el resultado de la elección, puesto que, al inicio de la campaña electoral, aquí déjenme buscar la cifra exacta, las distintas encuestas daban un 45 por ciento de las preferencias electorales a favor de candidato de la coalición Compromiso por México; 39 por ciento para la candidata de Acción Nacional; y apenas 22 por ciento para Andrés Manuel López Obrador candidato de Movimiento Progresista.
Entonces, en ese sentido cuando vemos los resultados, lo que podemos observar es que si bien más o menos se mantuvieron las intenciones de voto a favor del candidato Peña Nieto disminuyeron un poco, lo que vimos es cómo la candidata del Partido Acción Nacional fue perdiendo apoyo a lo largo de la campaña y como hubo un espectacular de regreso por parte del candidato Andrés Manuel López Obrador.
La otra cosa que también fue importante en esa campaña, ya les dije no voy a entrar en los detalles de la campaña, es algo que se nos ha olvidado, es el surgimiento de un movimiento ciudadano animado, sobre todo, por jóvenes estudiantes.
#YoSoy132 que desde la movilización desde la sociedad civil y muy probablemente también desde un enfoque generacional distinto, cuestionó severamente a los partidos tradicionales establecidos.
Bien, los antecedentes, Rosa María ya hizo referencia a algunos de esos antecedentes, pero yo creo que es muy importante tomarlos en consideración para situar esa elección del 2012.
Bueno, en las elecciones de 2006, como sabemos la diferencia entre el primer lugar y en segundo lugar fue de apenas 233 mil votos. Y, desde luego, que esto dio lugar a todo un proceso de movilización postelectoral. Un proceso también de desconocimiento del gobierno electo, pero sobre todo, y es un tema que es importante mencionar es de regreso del problema, -entre comillas- “de la confianza entre adversarios electorales y hacia el sistema electoral en su conjunto.
Decía que de cierta manera estábamos regresando al ciclo que había marcado el proceso de reformas electorales desde 1988, que era ese ciclo de elecciones, movilizaciones a reforma, elecciones a reforma, movilizaciones, teníamos un poco la impresión de que habíamos agotado la agenda de las reformas electorales para crear confianza entre los distintos partidos políticos.
Y lo que pasó en 2006 nos recordó que no era así, que es un tema más complejo, que es un tema más complejo, es un tema dinámico, y es un tema que parece no tener un punto final de llegada.
No voy a mencionar el contenido de las reformas del 2007 y 2008, pero en gran medida, como ya lo mencionó Rosa María, esas reformas fueron el producto de la desconfianza que se dio después de las elecciones del 2006.
También hay que mencionar que, como ya lo hizo Rosa María, que esa reforma o esas reformas del 2007 y 2008 de cierta manera se estrenaron en las elecciones legislativas del 2009; sin embargo, si pensamos en las elecciones de 2012, era la primera vez que esas nuevas reformas, esas nuevas atribuciones y capacidades del INE, facultades, perdón, del INE, era la primera vez que se ponían a prueba en elecciones presidenciales.
Y desde luego se requería, por parte de la institución electoral, tener la capacidad de movilización de recursos administrativos, materiales y humanos, para asumir a fondo esas nuevas responsabilidades.
Lo menciono, insisto, sobre ese tema, porque frecuentemente se nos olvida detrás de la, toda la discusión sobre la autonomía de las instituciones del IFE-INE, y detrás de todas esas discusiones se nos olvida que todo esto implica un gran esfuerzo de movilización de recursos para asumir sus facultades.
Entonces, regresando en el tiempo, ¿cuáles fueron los desafíos a los cuales enfrentó el IFE al momento de las elecciones del 2012?
Uno, y a veces se nos olvida, y ahora cuando pensamos en ese tema permanente de la autonomía, de la dificultad, por un lado, de asumir a fondo la autonomía institucional, y por otro lado, de también responder a las iniciativas legislativas que se adoptan en el Congreso, se nos olvida que esa autonomía en muchos momentos se ha visto amenazada, por lo menos en algunos aspectos de las funciones del IFE.
Entonces, primero algo que no hay que olvidarnos es que la campaña electoral ya tenía dos meses de haber iniciado, cuando después de más de año y medio de estaciones por parte de los partidos políticos en el Congreso, después de entonces, después de año y medio de espera, de falta de acuerdo y después de dos meses de haber iniciado la campaña electoral, apenas se designaron a los tres nuevos consejeros, consejeras electorales que tenían que ser designados para completar el Consejo General del IFE.
Otro elemento muy importante y ya se mencionó, pero desde luego también que el IFE en ese momento tuvo que asumir de nuevo, pero ya en dimensiones mucho más grandes, la aplicación de sus funciones de organización y de supervisión del nuevo modelo de comunicación política electoral.
Otro elemento también importante, y ahí sigo con una pequeña campaña pública en donde se cuestionaba esa nueva disposición legislativa es que el IFE tuvo que administrar la prohibición de las campañas negativas en medio de expresiones de preocupación sobre la libertad de expresión en el país.
Y de hecho, el Consejo General logró manejar de manera muy prudente esa nueva facultad que se le atribuyó.
También, otro tema importante, otro desafío al cual se tuvo que enfrentar el IFE en ese momento, fue el tema que ya mencionó Rosa María, del financiamiento de las campañas, de ese financiamiento irregular, a base de topes de gastos de campaña, todo esto permeó el debate a lo largo de las elecciones.
De hecho, se acordarán del famoso caso del Monexgate, que se produjo en ese momento.
Y, sobre todo, esa conciencia que se dio en la esfera pública de que seguían funcionando esas prácticas clientelares en la movilización del voto.
Finalmente, el último tema al cual, al cual tuvo que enfrentarse de manera exitosa al IFE en ese momento fue el tema de la equidad de género, la manera en que los partidos políticos decidieron enfrentarse a esa novedad, de que había cuotas de género en la representación política.
Bueno, todo esto, sin embargo, en la Jornada Electoral hubo un excedente manejo de la situación, los resultados del PREP se publicaron a tiempo, fueron fidedignos, de la misma manera pasó lo mismo con los resultados electorales.
Y si bien hay otro elemento importante, si bien hubo unas impugnaciones por parte de los partidos del movimiento progresista, sobre todo en cuanto a la compra de votos, al rebase de los límites de gasto, una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitió sus recomendaciones, ahí se dio un elemento importante, una especie de decisión o de, al efecto de que el PRD y su candidato iban a seguir caminos separados en cuanto al futuro, en cuanto también a la validación de la elección.
Bien, balance, muy rápidamente.
Dos cosas.
Uno, que es muy importante, es que finalmente, por más que la elección del 2012 haya sido muy bien manejada por parte de la institución, de las instituciones electorales, sin embargo, otra vez la experiencia de las elecciones llamó a la aprobación de otras reformas electorales.
Insisto, aquí es muy importante, es muy importante porque eso nos permite entender mucho mejor lo que se entiende por autonomía de las instituciones electorales, es decir, autonomía sí, pero esa autonomía siempre está limitada y constreñida, uno, por la experiencia de las elecciones; y dos, desde luego, por la reacción de los distintos adversarios frente a la misma experiencia electoral.
En este caso sobre todo, digamos, las reformas de 2014, tampoco voy a entrar en detalle, sin embargo, nos pusieron en evidencia el hecho de que el Instituto Nacional tenía quizás una responsabilidad ya no solamente en elecciones federales, sino también en elecciones locales en ciertos casos. Eso se debía mucho a la interpretación del papel de las autoridades estatales en las elecciones del 2012, y desde luego, también llevó a la creación del Sistema Nacional de Fiscalización, que también es una enorme responsabilidad administrativa.
Todo eso además se dio en un contexto mucho más amplio de reforma del sistema de representación política, la de elección, las candidaturas independientes, digamos, la elección también de autoridades municipales, etcétera, etcétera.
Entonces, lo menciono porque el itinerario institucional del ahora INE es también producto de circunstancias políticas y también de la evolución de las tareas que le son atribuidas.
Y finalmente, el último elemento que quería mencionar y es algo que no mencioné en el análisis de las elecciones del 2012.
Las elecciones del 2012 si bien como había sucedido desde, ¡uf! El periodo post 1988. Si bien mostró que seguíamos en ese sistema tripartidista post transición en México en donde los tres principales partidos políticos o sus candidatos terminaban recibiendo más del 80, 85, 90 por ciento de los votos, yo diría que en esa elección lo que vimos es el inicio del fin de ese sistema, por más que otra vez, los candidatos de esos tres partidos políticos recibieron el 90 por ciento.
¿Por qué digo esto?
Lo digo porque en el fondo, en el fondo asistimos a todo ese proceso, primero, de dificultad que tuvo Acción Nacional, de asumirse como partido de gobierno y como partido más autónomo con procedimientos en términos de consulta bien establecidos y lo que vimos en esa campaña fue como la candidata que no era la candidata del Presidente Calderón empezó a tener una serie de problemas muy fuertes que hicieron que perdiera apoyo en el electorado entre el inicio y el fin de la campaña electoral.
Vimos también como a pesar de haber logrado acuerdos de último momento en torno a la candidatura Presidencial de Andrés Manuel López Obrador, la escisiones internas, fracturas internas profundas del Partido de la Revolución Democrática, el PRD, también, digamos, como esas fracturas eran fracturas eran difícilmente irreconciliables.
Entonces, por lo tanto, esas elecciones del 2012 fueron, según yo, serían las últimas de la, lo que podríamos llamar de la transición democrática y terminaron dando lugar a una transformación importante. No sabemos hacia dónde va del sistema de partidos en México.
Y dentro de todo esto y con eso termino, perdón.
Dentro de todo eso lo que me parece extraordinario al mismo tiempo, lo que me parece extraordinaria es que, justamente, la institucionalidad electoral, el marco de competencia electoral, el comportamiento de las instituciones electorales permitió que el sistema de partidos se adaptara el cambio que se dio en las preferencias electorales y eso es un elemento muy positivo que habla muy bien, además, del sistema electoral mexicano y en el comportamiento de las instituciones que participan de ese sistema. Gracias.
Consejera Electoral del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchas gracias, doctor Jean-François.
Bienvenido doctor Ricardo Becerra, te damos la cordial bienvenida a esta mesa y voy a leer una síntesis muy apretada, la síntesis curricular del doctor Ricardo Becerra, porque justo es tu turno ahora de participar, doctor.
Él es analista, periodista, comentarista y funcionario público; es licenciado en economía por la UNAM, fue subsecretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México y Presidente del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, fue asesor del consejero presidente del IFE, de 1996 a 2001, así como coordinador asesor de la Secretaría Ejecutiva de ese Instituto, en 2008, hasta principios de 2013.
Se ha desempeñado como director general de Atención a la Sociedad y Relaciones Institucionales del IFAI, ha sido consultor para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, fue responsable del proyecto de reforma al artículo 6º de la Constitución Mexicana, que convierte el acceso a la información en un derecho fundamental de las y los mexicanos.
Adelante, hasta por 15 minutos con tus reflexiones en esta mesa en torno al IFE-INE y las reformas electorales.
Adelante, doctor.
Presidente del Instituto para la Transición Democrática, Ricardo Becerra Laguna: Gracias, consejera.
Buenas tardes a todas y todos ustedes, a los que están aquí en la sala, a gente que aprecio y quiero desde hace mucho tiempo, me da mucha nostalgia regresar a estas instalaciones, es un honor estar con Claudia, con Rosa María, con Jean-François.
Es realmente un privilegio y toda una responsabilidad hablar de Don Fernando Zertuche, yo venía escuchando las intervenciones, una confusión de horarios me trajeron tarde, pero venía escuchando las intervenciones y me dan ganas de entrar al debate, pero traía una presentación distinta.
En honor a Don Fernando voy a respetar mi propio guion, no sin antes decir que me quedo con las ganas de discutir con los compañeros que me antecedieron.
Antes de exponer mi idea del INE, de la historia del INE y el papel de la autonomía electoral que ya ha… tanto Rosa María con Jean-François, quiero, pues sí, rendirme a la figura de Don Fernando Zertuche, un funcionario que como pocos, encarno los principios y los valores, el sentido de misión y el obstinado apego a la ley.
El trato y los modales que corresponden a una autoridad incuestionable por su decencia y su imparcialidad. Para mí ese es el legado y el ejemplo de Don Fernando Zertuche.
Como bien saben quién ha trabajado en este Instituto, la agitación constante, el nerviosismo, la presión política desde todos los ángulos y todas las fuerzas son la sopa cotidiana con la que se desayunan, comen y cenan, consejeros y funcionarios de esta institución.
Es casi imposible sustraerse a esa tensión cotidiana y no contagiarse de su desmesura anémica y emocional, como no hay un espacio para el error en la cuestión electoral la exigencia y la auto exigencia crecen cada día que se acerca la elección y el carácter neurótico de los funcionarios y funcionarias se va enseñoreando en el ambiente en el ambiente y en las relaciones tan humanas de esta Institución.
A todos nos pasa, a todos los que hemos trabajado aquí nos ha pasado, pero no a Don Fernando Zertuche, ejemplo mayor de esa virtud que Norberto Bobbio tenía a su vez como la mayor virtud de la política, la templanza.
Tengo varias anécdotas que demuestran que Don Fernando sabía manejar los frecuentes estados alterados de presidentes, consejeras y consejeros funcionarios iracundos representantes de partidos, medios de comunicación, pero contar uno solo de esos eventos no haría el honor suficiente a, quien todos los días y a todas horas contenía, serenaba, apaciguaba y con enorme delicadeza encauzaba esas pulsiones para darles respuesta, certeza y seguridad.
Sobre cualquier otra cosa era un hombre de palabra, ajeno a toda vulgaridad. Era imposible no rendirse ante la presencia y el trato decente de Don Fernando, quien así estabilizó y consolidó un órgano crucial de la estructura del entonces Instituto Federal Electoral, la Secretaría Ejecutiva.
Como todos sabemos ahora con más experiencia, la Secretaría Ejecutiva del IFE y del INE tiene un peso que ningún otro órgano ni siquiera la Presidencia posee. Y de ahí que su definición y actuación resulte tan esencial como disputada. Pero cuando llegó Don Fernando Zertuche por primera vez, se consolidó el consenso de que aquel IFE tendría el mejor funcionario en el cargo reconocido y aceptado por tirios y troyanos, por todos los partidos, los consejeros más renuentes o más roñosos y, por supuesto, por toda la estructura profesional que quedaría a su cargo, como bien lo sabe el Consejero Rivera.
No dudo al afirmar que la histórica presidencia de José Woldenberg, histórica pero no idílica, Presidencia de José Woldenberg pudo encontrar por fin unidad de su Consejo y estabilidad en el funcionamiento de todo el Instituto, gracias a la presencia y al talante de Don Fernando Zertuche.
La historia pues de Don Fernando, me conduce a una primera conclusión. El IFE, el INE no es un barco que se tripula solo.
Si se echa la vista atrás, el INE es el resultado de una profusa elaboración política, organizacional e intelectual, quizá de las más importantes que se hayan concebido en el México contemporáneo. No solo es la Institución que instaló la noción de transparencia en su versión más radical, más drástica.
Los partidos políticos y cientos de consejeras y consejeros, organizaciones civiles, visitantes extranjeros miran, vigilan y verifican todos los procesos de la elección, todos, sino también, además es el edificio que durante lustros radicó varias de las novedades institucionales que ha visto el país, emisión del principal documento de identidad mediante una credencial universal y gratuita con fotografía, desde cero.
Creación de la base de datos personales más grande y actualizada de México. El procedimiento de sorteo de millones de ciudadanos para hacerse cargo de cientos de miles de casillas.
La cuidadosa confección de una geografía nacional total y equilibrada, puesta en marcha del segundo servicio profesional de carrera en el país, después del servicio exterior. El desarrollo de un programa informático para dar a conocer los resultados electorales preliminares, la noche misma de la elección.
Creación de un régimen severo de fiscalización y rendición de cuenta sobre entidades de interés público que dio paso a las sanciones más importantes de la historia administrativa del país, los casos antes reseñados de Pamexgate y Amigos de Fox.
Introducción de la noción de ciudadanización, esto es de personalidades con prestigio propio que asumen decisiones clave en las instituciones.
La construcción de las primeras reglas y de la tecnología para la regulación de los medios de comunicación electrónica, entre otras muchísimas innovaciones, son parte de la historia vital de la autoridad electoral.
Pero el IFE no se instaló en la vida pública y ha podido organizar ya 10 elecciones federales, más algunas de orden local, solo ni principalmente por su diseño institucional, innovaciones tecnológicas por sus novedades orgánicas. La generación de confianza pública es hija de una historia menos idílica llena de riesgos, graves diferencias y choque de concepciones al interior del Instituto Federal Electoral y del INE.
Y es aquí donde el papel y la personalidad de Don Fernando, jugaron un papel crucial.
Y aunque es políticamente correcto decir que las sucesivas generaciones de los consejeros y consejeras lograron establecer un nuevo orden electoral federal, la frase siempre dicha a la carrera, es demasiado gruesa como para dar cuenta de la densidad de la historia real.
Me concentraré en el tramo que va, como Don Fernando, de 1996 al 2003, porque lo conocí de cerca y porque es el tramo que acreditó al IFE como una institución confiable ante los ojos del mexicano más exceptivo, de todos los partidos.
El IFE bajo cuyo manto brotaron las principales novedades democráticas del país y el que certificó las elecciones mexicanas dentro de los cánones internacionales.
Tales resultados prevalecieron porque creo, en ese momento, 1996-2003, los años del maestro Zertuche, fue porque triunfaron tres tesis esenciales sobre el pale, el talante y la dirección de la propia autoridad electoral.
La primera, el trabajo de la autoridad electoral es el sano letrismo en la interpretación y aplicación de la ley.
Para entenderlo, podemos recordar un episodio elocuente. En el lejano noviembre de 1996, todavía no estaba Don Fernando, se disolvió lo que parecía un promisorio consenso, el país venía de una espectacular reforma constitucional que canceló las posibilidades de fraude electoral, equiparó por primera vez las condiciones materiales y financieras de la competencia entre partidos y abrió las compuertas para la alternancia política.
Lo mismo en la capital del país que en el resto de la nación.
Esa reforma electoral, como ninguna otra, hasta entonces, había concitado el apoyo de todos, del Partido Revolucionario Institucional, del Partido Acción Nacional y novedosamente el Partido de la Revolución Democrática, y del resto de organizaciones representadas en el Congreso.
No obstante, en el último momento, en el último minuto, cuando había que producir escáners constitucional en dispositivos legales, el PAN y el PRD abandonaron el barco consensual y votaron en contra del nuevo código federal electoral.
¿Qué debía hacer la nueva administración del IFE en ese contexto?, ¿debía exhibir su independencia del gobierno y del PRI, sumándose a la nueva postura de la oposición?, ¿debía interpretar la ley de un modo abierto, imaginativo para sintonizarla con otras tantas causas democráticas?
Aquella camada de consejeros era producto del consenso y todos ellos eran portadores de una legitimidad esperanzada, especialmente porque serían ellos quienes pondrían en acto y se encargarían de ejercer la novísima autonomía constitucional del Instituto frente al gobierno.
A ojos de muchos, se había enredado en una contradicción fatal, pues aplicar una ley solo respaldada por el entonces hegemónico PRI, sería muestra de subordinación real, un fracaso de la tan anunciada aspiración de autonomía.
Una agría lucha interior planteó la cuestión, el nuevo código reflejaba el cambio constitucional, el consenso original y aunque algunos partidos abjuraban momentáneamente de esas reglas, la autoridad electoral acabaría aplicándolas de modo inequívoco y sin rodeos.
Gracias a esa definición, el IFE empezó su travesía, con la estricta y literal lectura de la ley, por mucho que se le acusara de rígido y conservador.
Aquel Consejo recién estrenado, vivió su primer quiebre interior, pero del conflicto se impuso una línea que ofreció criterios constantes, muy discutidos, pero permanentes y duraderos, a todos los contendientes.
Varios años después vendría un inspirado Tribunal Electoral, pero eso es otra historia.
Ese código electoral polémico y ninguneado entonces, sin embargo, fíjense ustedes, se mantuvo inalterado, regulando las contiendas durante cuatro elecciones, Jean François, ¿no?, en 97 por supuesto, 2000, 2003 y al final.
Consejeros y los propios partidos, sin excepción, la admitieron como el único asidero para navegar en el largo plazo, todo lo cual hoy nos parece una obviedad o un lugar común, pero no lo era entonces y la circunstancia demostró que el apego a la letra de la ley, ceñirse al libreto y al guion que señalaba el código de un modo constante y previsible, es la mejor demostración de independencia y de autonomía.
Lo que realmente distingue y emancipa a los consejeros, del apoyo partidista original, de la estrategia o la complicidad de una fuerza política, es el estricto, la lectura rígida de lo que dice la ley.
Otro tema importante que entendió muy bien Don Fernando Zertuche, tuvo que ver con la preservación o no del personal ejecutivo del IFE, el personal heredado de la época predemocrática, digamos.
En aquellos años, nada parecía más tentador ni más negociable que sacrificar a los organizadores, vocales, técnicos del viejo IFE para satisfacer los institutos de quienes se creían con el deber de refundarlo todo.
Era una carta fácil de lanzar, un mensaje de renovación radical.
Durante algunos años, antes de 1997, varios miembros del Consejo General preveían un ritual de sacrificio que purificara a la institución, y que de paso, permitiera la introducción de sangre nueva, sociedad civil, ciudadanos desinteresados a la operación electoral.
A contra pelo, ese Consejo General, Don Fernando Zertuche apostó por algo distinto que partía de un reconocimiento, los encargos de organizar las elecciones deberían ser especialistas, expertos; las labores técnicas y jurídicas tan cuidadosamente descritas por más de 300 artículos de aquella ley electoral habían alcanzado ya una intensidad, una complejidad y una magnitud tal que solo un personal bien entrenado, poseedor de probada experiencia podía afrontar.
Una vez más, se trató de un debate interno y público, que se instaló con toda fuerza entre 1996 y el año 2000, y que provocó las discusiones más ríspidas y los más agrios disensos al interior del Instituto Federal Electoral.
Un eficiente Secretario Ejecutivo fue removido, merced a esa voluntad de purificación y, en su lugar, llegó para fortuna de todos Don Fernando Zertuche.
El tema no era ninguna novedad, pues desde su creación, el IFE estuvo sujeto a exigencias políticas que no permitieron la maduración ni la consolidación de su estructura profesional. Sin embargo, en estos años, la disputa alcanzó su escala de mayor tensión.
La fórmula que dio cauce a esa situación límite fue laboriosamente fraguada, preservar a los cuadros profesionales con experiencia, pero dentro de un contexto de exigencia mucho mayor.
Los vocales, los técnicos, los directores ejecutivos desempeñarían su trabajo dentro de un sistema de anillos vigilantes, a todo lo largo de la cadena organizativa electoral.
Fue reformado el estatuto del Servicio Profesional Electoral ahí de la mano del profesor Mauricio Merino y de Don Fernando Zertuche, y se instalaron las evaluaciones anuales, especialmente rigurosas de cada uno de los servidores públicos electorales a nivel nacional y en las 32 entidades de la federación todos tuvieron que acreditar no solo su calidad, sino también su honestidad frente a los partidos políticos y de ese modo, se normalizó su permanencia.
El asunto era absolutamente crucial, se trataba de otro acomodo de la autonomía del IFE, esta vez autonomía frente a los partidos políticos, sustrayendo a la institución de sus imperativos y de los vaivenes de la lucha política, para convertirla en un organismo regido por su propia lógica interna.
Nunca más, desde entonces, ya nunca más hubo el intento de refundación, ni la expulsión masiva de funcionarios electorales, pero en cambio, se profundizaron las reglas de ingreso, selección, permanencia y evaluación.
Una solución menos espectacular, pero más sólida, confiable y a la larga también más productiva.
Un tercer elemento definió la estabilidad y credibilidad del IFE de aquellos años, evitar que su máximo órgano de dirección, el Consejo General, tomara decisiones mediante la conformación de bloques mayoritarios, petrificados e inconmovibles. De todas la decisión más difícil, porque requería de la mayor seguridad política e intelectual.
Varios miembros del Consejo, y aun comentaristas en el exterior, abonaron por la opción del bloque democrático al interior de aquel IFE, en varios momentos que el… y decían que en varios momentos, el IFE solo sería gobernable si se soldaba una alianza permanente entre cinco o seis consejeros miembros de su Consejo General, independientemente de las determinaciones, los temas o los argumentos involucrados.
Estamos hablando de 1996 al 2000.
La idea de que el organismo federal fuese dirigido mediante un grupo afín y coagulado, parecía atractiva, sintonizada con la cultura política corporativa de entonces y, sobre todo, era cómoda porque permite evadir el estudio riguroso, el trabajo de análisis y el farragoso problema de arriesgar opiniones propias disimulándolas y disolviéndolas en la mayoría preconstruida del bloque.
Y lo más importante, un bloque patitieso puede agradar y favorecer permanentemente a un partido o a dos, pero inevitablemente acabará enajenando decisión tras decisión a las demás fuerzas políticas, cuestionando la solidez jurídica e intelectual de las resoluciones.
Pues bien, eso no ocurrió entre 1996 y 2003, y en gran medida no ocurrió por el trabajo, la persuasión y los argumentos de Don Fernando Zertuche.
Gobernar al IFE sin un bloque, discutiendo cada asunto por sus méritos cada acuerdo, cada sanción, uno por uno, convenciendo y discrepando con cada consejero y representante, es, tal vez, el principal mérito de aquel Consejo, de aquel colegiado y el legado y la presencia de Don Fernando Zertuche.
Fue en ese punto donde se reveló el verdadero talante democrático y la indispensable disposición a discutirlo todo con todos.
La confianza en los argumentos propios, en las evaluaciones serias, el rigor y la evidencia, eso y no los acuerdos palaciegos acabaron siendo el factor de convicción dominante en aquel Consejo, en aquella Secretaría Ejecutiva, de modo tal que todos los partidos y sus intereses supieron que podían conquistar mayoría basados en razones y en pruebas, y no en una unidad petrificada.
Termino.
Ceñirse a la ley estrictamente, trabajar con una estructura profesional para colocarla en un nuevo contexto de exigencia, y negarse a conformar bloques para dirigir la institución.
A mi modo de ver, esas tres tesis fueron la clave de la historia institucional que consolidó al IFE como un órgano que necesitaba la vida plural de México.
Sin el triunfo de esas sencillas coordenadas que fueron tan bien entendidas y aplicadas por Don Fernando Zertuche, el IFE nunca hubiera sido el ancla democrática que sigue siendo en perspectiva histórica y en el presente convulso que vivimos creo conviene no olvidarlas.
Muchas gracias.
Consejera Electoral del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchísimas gracias doctor Ricardo.
Sin duda, han sido unas reflexiones desde diferentes perspectivas ópticas, pero esta última reflexión que nos pone sobre la mesa el doctor Ricardo desde el trabajo que a él también le tocó vivir y estar de cerca trabajando aquí en el IFE entonces, me parece que nos enriquece muchísimo el ver a una Institución consolidada, pero desde el principio con esa solidez.
Desde ese 1996 en el que se le concedió la autonomía plena constitucional en la que la Institución por sí misma y en una letra no hubiera sido la Institución que hoy tenemos de las y los ciudadanos sin las personas que en ese momento ejercieron los cargos tanto de consejeros y consejera electoral como, sin duda de Don Fernando Zertuche.
La verdad es que yo no tuve el gusto de conocerlo, pero como dice la doctora Rosa María, los electoreros sabemos el camino que anduvo, sabemos de su profesionalismo, de sus aportes, de su templanza.
Creo que haces muy bien, doctor, en dar este resumen histórico tan importante, porque con todo lo que implica el ser el titular de la Secretaría Ejecutiva en un momento como el de 1996 donde las exigencias eran mucho y que han seguido y seguirán, consolidar una Institución requiere no solo de profesionalismo, sino de virtudes. Y, sin duda, esas virtudes las tuvo el licenciado Fernando Zertuche.
Qué gusto haber estado en esta mesa, el tiempo se nos agotó, lo rebasamos, pero la verdad, doctor, Jean-François, el esquema que nos dio de 2012 de verdad que nos sitúa en un momento en el que venimos consolidando muchas cosas y las definiciones que se dan en este momento de un retorno del partido político previo, cuando se rompe esta unidad tripartida, me parece que nos sitúa en un momento yo creo que hoy es fundamental algo que usted rescata de este 2012.
La responsabilidad de los partidos políticos a su interior, hoy por hoy es el reclamo esencial.
La democracia interna de los partidos políticos en los procesos ciudadanos que se llevan dentro de sus vidas no son libérrimas sus atribuciones, está enmarcados en este Estado de Derecho.
Y curiosamente recordaba todo lo que pasó en 1996. En 2000 con esa óptica donde se les exigió desde las autoridades administrativas electorales, pero también, desde el Tribunal Electoral un comportamiento democrático que hoy vemos diluido, parece que hay ductilidad en cómo se observa la vida interna de los partidos políticos cosa que no debería de ser. El sistema de partidos es fundamental, así como la fortaleza de las instituciones electorales.
Quienes hoy estamos al frente de esta gran institución ciudadana tenemos claro el legado que nos dejaron quienes nos antecedieron.
Caminamos, y yo creo que es la de punto de coincidencia y no sé, la mesa a lo mejor los provoco y ya no les voy a dar el uso de la voz, pero el tema es, seguimos abanderando los principios que dieron origen a la institución.
Seguimos trabajando en la autonomía, seguimos trabajando con independencia, seguimos trabajando de la mano de la ciudadanía para fortalecer nuestros procesos y nuestra democracia aquí en México, seguimos haciendo lo que nos toca que hacer.
Y lo dije hace rato, lo sigo diciendo, queda escrito, la historia se escribe y los análisis y las opiniones y el juzgamiento posterior será de las y los ciudadanos.
Muchísimas gracias a todas y a todos por estar y seguirnos de manera presencial, se los aprecio muchísimo, y a quienes nos siguen por las redes, muchísimas gracias.
Damos por concluida esta mesa.
Gracias a la doctora, gracias a los doctores que me acompañaron.
Que tengan todas y todos muy buenas tardes.
Presentadora: Muchas gracias a las personas participantes de esta segunda mesa.
A continuación, daremos paso a la clausura del foro, pero antes, haremos una breve pausa para realizar el acomodo correspondiente.
En un momento regresamos.
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