En el año 2005 México reconoció el derecho al voto de la ciudadanía residente en el extranjero en las elecciones presidenciales, y con ello inició una historia de expansión de los derechos políticos a las y los mexicanos que por diversas causas determinaron vivir fuera del país. El día de hoy, el voto migrante se ha ampliado también para la elección de las y los Senadores de la República, para ejercicios participativos como el de revocación de mandato y consulta popular, además veinte entidades lo reconocen para la elección de cargos locales.
Así, entre elecciones federales y locales; ejecutivas y legislativas; procesos electorales y de participación ciudadana, se han celebrado 43 procesos electivos que incluyeron a la ciudadanía residente en el extranjero. De esta manera, a lo largo de 17 años, México ha ido afinando su relación político-electoral con su ciudadanía migrante a través del reconocimiento del sufragio.
De hecho, nuestro modelo postal de votación ha sido tan eficiente que fue reconocido en otras latitudes, por ejemplo, Argentina en su Decreto 45/2019, determinó incorporar la vía postal a su mecanismo a partir de la experiencia mexicana que ha demostrado ser idónea para “facilitar el derecho a voto a quienes viven alejados de la representación consular, garantizando la integridad de la elección, [y brindando] la posibilidad de ejercer los derechos electorales”.
Sin embargo, uno de los avances más notables que hemos tenido en México es el relativo a la modalidad de votación. A partir de la reforma político-electoral de 2014, se incluyeron además de la votación postal, dos modalidades más en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales: el voto por internet y mediante entrega de la boleta en forma personal en los módulos que se instalen en las embajadas o consulados.
Si bien el voto por internet se puso en marcha por primera vez en el año 2021, hasta el momento no se había reflexionado acerca de la implementación de votación presencial, hasta que la Sala Superior ordenó al INE la implementación de las tres modalidades que la Ley reconoce para el ejercicio del voto desde el extranjero. Es así, que para los Procesos Electorales Locales 2022-2023, se implementará un programa piloto de voto presencial para las elecciones en los estados de Coahuila y México, el cual se ejecutará en lugares con índices de credencialización alta o media (inicialmente se propone en Los Ángeles, Dallas, Chicago y Montreal, aunque aún no son definitivos).
Al emplear este mecanismo de votación tendremos la oportunidad de probar una modalidad que ha sido muy exitosa en otros países; de los 155 países con voto en el extranjero, 107 reconocen la modalidad presencial. Es decir, el 69% de los países que regulan el voto de su ciudadanía en el extranjero, lo realizan en embajadas, consulados o locales de votación.
En un país como México que es el segundo más importante en expulsión migratoria, y en el que las remesas han crecido 40% en los últimos 3 años, existiendo municipios que sostienen su economía por este rubro, el reconocimiento y garantía de este derecho de ciudadanía a las y los mexicanos que residen en el extranjero, no sólo es una exigencia justa, sino una obligación de las autoridades del Estado mexicano, por lo que la prueba piloto para las elecciones locales 2023 es un hecho histórico en el tema de expansión de los derechos políticos de la ciudadanía que reside en el extranjero.
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