Versión estenográfica de la sesión: Paridad y violencia de género, en el marco del Foro Regional para América de la Cumbre de la Democracia Electoral

Escrito por: INE
Tema: Discursos

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA SESIÓN TEMÁTICA REGIONAL 2: “PARIDAD Y VIOLENCIA POLÍTICA DE GÉNERO”, EN EL MARCO DEL FORO REGIONAL PARA AMÉRICA DE LA CUMBRE DE LA DEMOCRACIA ELECTORAL

Coordinador de Asuntos Internacionales del INE, Manuel Carrillo Poblano: Muy buenos días tengan todas y todos los asistentes a esta Cumbre Regional de las Américas de la Democracia Electoral. Esta Cumbre de las Américas forma parte de un movimiento general que estamos haciendo en diferentes partes del mundo.

Hay cinco cumbres regionales, el pasado 8 y 9 de junio, tuvimos la Cumbre por las autoridades electorales de Europa, estamos realizando la de América, para el mes de julio, 25, 26 de julio estaremos realizando la reunión de África y para finalmente el 11, 12 de agosto, tendríamos la reunión de la Cumbre con Asia, está por definirnos la fecha de los países Árabes, de tal manera que todas estas reuniones se estarán grabando en español y en inglés, para que puedan tenerse acceso en distintas partes del mundo.

El día de hoy que es jueves 30 de junio, llegamos al tercer día y para finalizar, la que es la Cumbre de la Democracia Electoral de Las Américas, para ello tenemos el panel sobre paridad y violencia política de género, quien será moderado por la doctora Katia Uriona, que es una especialista internacional en el tema.

Adelante doctora, por favor.

Katia Uriona, Consultora ONU-Mujeres: Muy buenos días.

Quiero iniciar saludando a Manuel Carrillo y agradeciendo a las 18 instituciones y organizaciones que son parte de esta iniciativa.

Quiero también saludar a todas y todos quienes participan y siguen esta conferencia, y agradecer y saluda también a las panelistas que hoy nos van a compartir sus reflexiones en este espacio.

Saludar a Maricarmen Plata que es Secretaria de Acceso a Derechos y Equidad de la OEA, a Claudia Zavala, consejera electoral del INE y a Karolina Gilas, que es profesora de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

Como dijo Manuel, en este panel, en este tercer día, vamos a abordar el tema de paridad y violencia política por razón de género y entonces quiero hacer una pequeña introducción sobre los elementos que hoy vamos a compartir en este panel.

Empezar diciendo que los años 80, como parte de las reformas electorales, diferentes países de la región adoptaron leyes de cuotas, como una medida considerada de acción afirmativa que fue planteada para promover la eliminación de las brechas y los obstáculos que enfrentan las mujeres en la participación política, los déficit de inclusión de las mujeres en los espacios de representación y toma de decisión eran evidentes y todavía lo son.

Entonces, los sistemas electorales y los partidos cuando se aprobaron las cuotas no necesariamente expresaron una voluntad efectiva por la inclusión y el reconocimiento de las mujeres como actoras políticas, en un espacio, el espacio político, considerado tradicionalmente como masculino.

Las cuotas fueron aplicadas en, como un requisito formal, las cuotas no cumplieron, digamos, con este desafío de incorporar a las mujeres en los espacios de representación de manera amplia, de manera que podamos conseguir una participación en condiciones de igualdad.

Normalmente las cuotas fueron utilizadas para incorporar a las mujeres en las listas en lugares poco expectables para obtener un escaño.

Normalmente esta legislación tampoco estableció sanciones efectivas ante su incumplimiento, por lo cual las cuotas se convirtieron en un techo no en el piso, como inicialmente fueron propuestas.

Ante estos límites desde la acción de movimientos feministas, desde los movimientos de mujeres y las propias mujeres en espacios políticos, en la región se vuelve a colocar el debate sobre los déficits democráticos.

Interpelando a que se dejan fuera los intereses de la mitad de población, se plantea también una interpelación respecto a las desigualdades en el ejercicio de los derechos político-electorales de las mujeres. Y en este marco irrumpe una nueva propuesta, que es la propuesta de paridad representativa.

Esta paridad está referida a que la conformación de las listas de candidaturas tenga como principio la inclusión de 50 por ciento las mujeres, 50 por ciento de hombres, pero a la vez se incorpora para su aplicación criterios como la paridad vertical y la paridad horizontal, en la cual se plantea que este 50 por ciento se garantice de manera alterna, quiere decir en correlato desde el principio hasta el final de la lista a un hombre o una mujer o una mujer y un hombre de manera correlativa.

Y también desde la perspectiva del principio de paridad horizontal, se plantea que las mujeres sean incorporadas también en un 50 por ciento en las nómicas para encabezar las listas.

Esto, por supuesto, es una propuesta que aún está en debate en la región, junto con una propuesta de un nuevo horizonte que se denomina “democracia paritaria”.

La democracia paritaria está poniendo en el centro la discusión sobre la igualdad, pero sobre todo sobre la igualdad sustantiva, que plantea la construcción de un nuevo contrato social en el cual las mujeres junto con los hombres, los estados, las organizaciones políticas y la sociedad contribuyan a democratizar la democracia.

A la fecha nueve países de la región ya han adoptado legislaciones paritarias, aunque con diferentes alcances en su aplicación.

Podríamos decir, se mencionó también a través de la intervención Flavia Freidenberg ayer que, en siete países a partir de la aplicación de esta normativa paritaria, tenemos el ingreso, la inclusión de las mujeres en los espacios legislativos que ocupan un 50 por ciento y un 40 por ciento en aquellos países donde la legislación ha sido efectiva.

La región ocupa ahora, están entre las dos primeras regiones con mayor participación de las mujeres en los congresos y en las asambleas, en un promedio de 30 por ciento para la región, y este 30 por ciento se alcanza por aquellos países que han incluido esta legislación paritaria y ha sido efectiva.

Este proceso paritario está contribuyendo a generar mejores condiciones de inclusión de las mujeres, sobre todo en el espacio legislativo, pero su incorporación se realiza en las estructuras tradicionalmente patriarcales, las cuales expresan resistencia a los conocimientos de igualdad, al ejercicio de los derechos políticos en condiciones de igualdad para hombres y mujeres.

Y se genera una tendencia a expulsar a las mujeres de este espacios, o sancionar a las mujeres que están ingresando en la política, y esto se va a manifestar en lo que se ha denominado y que los países también están avanzando en legislación en este marco sobre lo que es la expresión de la violencia contra las mujeres en la política por razón de género.

Estos son los temas que vamos a abordar en el panel, solamente quisiera puntualizar diciendo que este debate no se trata de un debate de o entre mujeres, si no, más bien, se trata de una agenda que traemos las mujeres para invitar a profundizar las reflexiones sobre la democracia en la región desde una perspectiva de democracia paritaria, de una democracia inclusiva y de una democracia igualitaria.

Entonces, invitamos a todas y todos quienes nos acompañen hoy a generar esta reflexión como un proceso reflexión inclusiva para hombres y para mujeres.

Abrimos, entonces, el espacio con las expositoras, recordarles que tenemos 15 minutos para sus intervenciones, y que luego abriremos espacios para las preguntas.

Quisiera, entonces, dar la palabra a Maricarmen Plata, agradeciendo su participación, iniciando el panel.

Muchas gracias.

Maricarmen Plata, Secretaria de Acceso a Derechos y Equidad de la Organización de los Estados Americanos: Muchas gracias, Katia.

Un placer estar con ustedes en el día de hoy, en esta Cumbre, creo que un tema muy importante.

A lo largo de estos días, he estado siguiendo con mucho interés las participaciones en los diferentes temas, y creo que es oportuno concluir la semana, o arrancar el último día de la Cumbre con el tema de paridad y de la participación de las mujeres en la política.

Desde la OEA nosotros asimilamos la paridad como un norte, que va de la mano con la integración de una perspectiva de género transversal en todos los proyectos y políticas de la organización.

Los estados miembros se han comprometido, se han ido comprometiendo histórica y progresivamente, como una integración de una perspectiva de género para lograr una igual y total participación de mujeres en todos los ámbitos, tanto de la vida pública como privada, incluyendo la política, por supuesto.

Se han aprobado múltiples mandatos en materia de empoderamiento, de igualdad de las mujeres, dentro de los cuatro pilares de la Organización que incluyen, por supuesto, la democracia, derechos humanos, seguridad y desarrollo.

Por eso es para mí de mucha importancia poder aportar esta conversación y compartirles un poco de nuestra perspectiva desde la OEA, y con mi sombrero de Acceso a Derechos y Equidad, quisiera, con premisa, proponer que al hablar de paridad o igualdad tengamos siempre presente la inclusión de mujeres en toda su diversidad, mujeres afrodescendientes; indígenas; de orientación sexual, identidad o expresión de género diverso; mujeres con discapacidades; migrantes; refugiadas; en fin. Todas las mujeres que conforman nuestras democracias en su más amplia diversidad.

Yo quisiera también resaltar que los esfuerzos en materia de participación de mujeres y paridad no solo han conectado con iniciativas de los estados miembros, sino que también han sido acogidos a lo interno de la Organización, y en este sentido, desde la gestión de nuestro Secretario General, Luis Almagro, se ha institucionalizado la paridad como un eje fundamental en las áreas de la Organización.

Sabemos, solo con el trabajo de la paridad podemos lograr democracias plenamente participativas, solo a través de la paridad podemos comenzar a trazar una hoja de ruta hacia el reconocimiento, acceso a derechos y ejercicio de plenas libertades fundamentales para la mujer en toda su diversidad.

Por eso he de compartir esos tres aspectos relevantes con respecto al trabajo que desde la OEA realizamos en esta materia.

Primero, haré una referencia a la importancia de una perspectiva de género desde la labor de observación electoral; luego, el reto que representa la violencia política desde una perspectiva regional; y finalmente, quisiera compartir algunas consideraciones sobre la interseccionalidad al considerar una participación política plena por parte de las mujeres.

En relación a la labor de la OEA en el campo observación electoral, que ya han tenido oportunidad, creo, de escuchar durante estos estos días, me honra referirme al trabajo que realiza la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia bajo el liderazgo de mi colega Francisco Guerrero, y el Departamento para la Cooperación y Observación Electoral DECO, que dirige Gerardo de Icaza también.

Y creo que, desde una perspectiva institucional, es un gran orgullo para todos los que formamos parte de la Organización, que ya la OEA lleva 60 años desplegando misiones de observación electoral y que a la fecha han sido 301 cumplidas ya en estas semanas recientemente.

Desde el año 2011, el Programa de Observación Electoral de la OEA cuenta con una metodología para incorporar la perspectiva de género como herramienta para realizar un diagnóstico preciso sobre los aspectos normativos, institucionales e incluso culturales, que definen la participación de la mujer en el ámbito político de un país, dentro de una región que es bastante diversa en este sentido.

Yo he tenido la oportunidad de participar en las misiones como Jefa de Misión Electoral, y realmente es importante constatar el nivel de rigurosidad con el que las misiones en esta área se enfocan en el estudio del impacto y políticas de género.

Y este estudio además tiene un gran potencial, porque los diagnósticos que surgen de estas evaluaciones les permiten luego a las misiones brindar a los estados un camino de oportunidades, una hoja de ruta para combatir las brechas que se van identificando y que a la vez representa un potencial de crecimiento en materia de democracia.

Con la información y diagnóstico que surgen de las misiones, los estados pueden dirigir e intensificar esfuerzos para llevar a cabo procesos electorales que apunten directa y progresivamente a la igualdad, que se plasman los instrumentos internacionales de derechos humanos y en las propias legislaciones, y materializar de esta forma, efectivamente, estas políticas.

En este sentido, el programa ha emitido hasta la fecha más de 200 recomendaciones para atender brechas históricas y obstáculos que enfrentamos las mujeres para acceder al poder y participar de forma plena e igualitaria en la vida política de nuestro continente.

De ese análisis, de las recomendaciones quisiera destacar algunas tendencias en la línea un poco de lo que comentaba Katia, alrededor de 40 por ciento de las recomendaciones en esta materia entre el año 2011 y 2021 son sobremedidas para propiciar un nivel más equitativo en la distribución de los géneros en los cargos de elección popular y de representación.

En este sentido, pues entre el 2011 y el 2017, la categoría de recomendaciones en esta línea estaba orientada a fomentar la adopción o fortalecimiento de las cuotas o de los sistemas de cuota que ya existían. Es decir, ir avanzando y corrigiendo los mecanismos ya existentes para permitir y garantizar un porcentaje mínimo de participación de los órganos de elección popular o de toma de decisiones.

Pero a partir del 2017 van adquiriendo un mayor peso las recomendaciones relativas a avanzar hacia la paridad política. Nuevamente en línea lo comentado por Katia. Y de esta forma se vuelven cada vez más frecuentes y se consideran ya como parte de una evolución natural para aquellos países que han logrado este importante piso.

Hoy en día la paridad es el referente regional, diríamos también nosotros en este sentido.

Pero entendemos que, en la ausencia de las condiciones propias, cualquier referencia numérica, una paridad de 50 y 50 no está completa. Entonces, nos preguntamos: ¿Cómo logramos, entonces, otras condiciones propicias para una representación paritaria?

Y, en este sentido, las misiones de observación también observan, anotan lo que es temas relacionados, por ejemplo, a la adopción o fortalecimiento de mecanismos de financiamiento público a mujeres candidatas, cómo se maneja el tema de equidad dentro del financiamiento también a mujeres.

Entre ellas, por ejemplo, se propone diseñar incentivos para financiar campaña de candidatas, otras alternativas están dirigidas a garantizar la repartición de manera equitativa, el financiamiento público entre candidatos y candidatas.

Y luego también se propone la construcción y fortalecimiento de unidades de género a lo interno de los órganos electorales. Esto permite generar núcleos institucionales que implementen y dirijan programas que busquen fomentar una participación política de las mujeres y supervisen el cumplimiento de acciones afirmativas, ya viéndolo desde una perspectiva un poco más amplia. Y las obligaciones de los partidos como, por ejemplo, el tema del financiamiento

Aquí debo resaltar que se prevé que esta unidad debe, además, tener un enfoque transversal, lo comentaba un poco al principio para poder atender de manera diferenciada las dificultades que enfrentan grupos que han sido históricamente vulnerados como, por ejemplo, las mujeres indígenas y las mujeres con algún tipo de discapacidad.

A estos esfuerzos ahora se suma también una iniciativa lanzada recientemente por la organización para la implementación de estas recomendaciones a través de un grupo de alto nivel para el fortalecimiento de la participación política de las mujeres.

Este grupo e iniciativa reúne a un círculo de mujeres líderes en la política, cuyo referente principal es la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y la acompañan otras mujeres líderes de la región, buscando, en este sentido, llevar adelante un esfuerzo de apoyo a los estados que estén interesados en fortalecer aquellas recomendaciones que reciben de las MOE.

Aquí amarro un poco con el reto que representa entonces la violencia política, porque es otra de esas condiciones sobre las cuales tenemos que trabajar y en ese sentido las misiones también han brindado una particular relevancia a asegurar de que las condiciones del ecosistema electoral se encuentren libres de discriminación y violencia basada en género y desde el año 2007, las misiones de observación han abordado el tema con mucho más frecuencia, con un enfoque dirigido a implementar y fortalecer las medidas de prevenir, sancionar y erradicar la violencia política contra las mujeres.

Y me parece interesante y a la vez preocupante mencionar que en esta categoría de recomendaciones que era aproximadamente el siete por ciento, en el año 2018, ha pasado al 30 por ciento en el año 2021, y esto es un claro reflejo de la magnitud que representa este desafío para el pleno goce de los derechos políticos de las mujeres en nuestra región que tiene además un andamiaje normativo, relevante en este tema, porque sabemos que en el sistema interamericano existe un cuerpo jurídico que va desde la convención americana de derechos humanos, hasta la Convención Belém do Pará, existe también una Declaración de Lima, de octubre del 2015, sobre la violencia de acoso político contra las mujeres, también hay un modelo de ley interamericana sobre la violencia política contra las mujeres y un protocolo para partidos políticos, que proponen un punto de partida esquemático para la instrumentalización a nivel local.

Por ello, creo que es importante resaltar que el marco jurídico multilateral está ahí, la voluntad desde la perspectiva institucional está ahí para ayudar y apoyar a los estados miembros que estén interesados y a la vez conectar con los hallazgos de las misiones de observación electoral, pero vemos que en esta pandemia pues hay retrocesos importantes que no se pueden dejar de lado y que hay que también incorporar y me parece interesante que hayamos comentado, que se había comentado a lo largo de estos días de la Cumbre, la forma en que los medios inciden en este tema, vemos sociedades que se vuelven cada vez más agresivas, las redes sociales promueven los peligros de una desinformación, el fake news que tienen a su vez un impacto diferenciado negativo contra las mujeres o de una violencia muy particular en el caso de las mujeres.

Aquí también quisiera nada más resaltar que a nivel de la organización, en la Novena Cumbre de Las Américas se lanzó el centro para la integridad de medios de Las Américas y que lo que busca es apoyar a un periodismo independiente, como un mecanismo para atacar estos temas de desinformación que también son parte de las razones por las cuales los mecanismos que se utilizan para generar una violencia contra las mujeres en la política.

Y mencionar pues ahí también el rol de los partidos políticos y el rol de la sociedad civil que también sea observado en estos días durante la cumbre, porque es importante que en cualquier esfuerzo incorporemos de forma activa, tanto a los partidos, como a la ciudadanía, todo el tema de la educación que comentábamos hace un rato en materia de democracia que trascienda no solamente estas esferas de conversación, sino que también llegue al electorado, a las personas que están del otro lado, tomando, en su momento, decisiones que van a incidir en la democracia.

Creo que el trabajo con la sociedad sí es clave traer a la ciudadanía a entender su rol y brindarles herramientas para poder hacer agentes activos, tanto en temas de paridad, como otros temas vinculados por la democracia.

Y, finalmente, para cerrar, rápidamente, donde comencé, creo que es vital que sigamos estableciendo metas dentro del contexto de la paridad, que no nos quedemos en la paridad y que busquemos una paridad con un enfoque interseccional.

Vemos la importancia, como comentaba hace un rato, de visibilizar a las mujeres en la política en su plena diversidad, y creo que es importante que nos aseguremos de seguir impulsando iniciativas que permitan cada vez una participación más amplia de todas las mujeres.

El artículo 9° de la Carta Democrática Interamericana consagra como premisa la eliminación de la discriminación para fortalecer nuestras democracias, y creo que es una línea interesante también de tener en cuenta.

Y pues de esta forma seguir trabajando con un enfoque amplio en lo que es un apoyo en la mayor participación de mujeres en la política, y atacar la violencia también en ese sentido.

Así que, bueno, lo dejo ahí, les agradezco muchísimo la participación, la oportunidad de compartir con ustedes en este espacio.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Maricarmen, muchas gracias, sobre todo porque hemos concluido el tiempo, que es importante para nuestro panel.

Entonces, damos la palabra a Claudia Zavala, por favor.

Consejera Electoral del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Muchas gracias, Katia.

Saludo con mucho gusto a todas y a todos, muy buenos días, tardes, dependiendo del lugar donde nos encontremos.

Por supuesto, empiezo agradeciendo a las instituciones que hacen posible este Foro Global de la Cumbre de la Democracia Electoral, es un tema relevantísimo para todas y todos que estemos discutiendo temas tan importantes en nuestras sociedades, en este momento tan relevante.

Agradezco muchísimo la oportunidad de participar con Karolina Gilas, con Maricarmen Plata y, por supuesto, con Katia Uriona.

Manuel, muchas gracias por hacer posible y todos estos trabajos que has impulsado, a todas las personas que nos acompañan y que nos siguen a través de las redes.

Pues, Maricarmen ya nos ha dado un panorama muy importante y tres ópticas desde un organismo relevantísimo desde hace años en la observación electoral.

Y hoy yo quiero platicar con ustedes los temas que hemos hecho desde las autoridades electorales, partiendo de los desarrollos legislativos.

Hace pocos días, mientras preparaba esta charla, pensé: los avances en materia de género y paridad que se han dado en el país marcan un punto de no retorno que sientan las bases para la consolidación de una igualdad sustantivas entre mujeres y hombres, a pesar de los importantes pendientes que quedan todavía por atender, particularmente en cuanto al incremento de la violencia contra las mujeres.

Sin embargo, lo ocurrido en Estados Unidos la semana pasada en torno al aborto me dio un golpe de realidad, y me recordó que la lucha por los derechos es un esfuerzo constante y permanente, y los retrocesos son una siempre posibilidad que no debe descartarse, aún en las democracias más avanzadas, por lo que no debemos bajar la guardia y debemos defender el espacio conquistado.

Aclaro que esta preocupación no desdeña los avances logrados a nivel internacional, regional y nacional, solo subrayo que los cambios políticos en materia de género requieren convicción, voluntad política y un inquebrantable compromiso institucional.

En cuanto a los logros, me siento profundamente satisfecha con lo que el Instituto Nacional Electoral ha logrado en cuanto la atención de la agenda de género.

Hoy México, como nunca antes en su historia, tienen mayor número de mujeres ocupando cargos públicos en los poderes ejecutivos y legislativos, los datos no me dejan mentir; nueve gobernadoras, de confirmarse los resultados de las pasadas elecciones en Aguascalientes y Quintana Roo, una Cámara de Diputados y Diputadas paritaria, una Cámara de Senadores y Senadoras con 49.2 por ciento de mujeres, 32 congresos locales integrados por 53.6 por ciento de mujeres y 22.1 de presidentas municipales, 65.8 por ciento de mujeres sindicas y 51.3 de mujeres regidoras.

Este éxito paritario es producto de una sinergia institucional afortunada, desde el legislativo, la reforma en materia de paridad en todo, como coloquialmente es conocida en México, fortaleció los avances descriptivos de mujeres en el poder, los cuales se veían impulsando desde la reforma constitucional de 2014 que reguló el principio de paridad de género y la adopción de diversas acciones afirmativas por parte de las autoridades electorales administrativas, tanto nacionales como en cada uno de los estados.

Las cuales han sido avaladas por la jurisdicción, a la par, el espíritu de la reforma ha posibilitado que su aplicación irradie en todos los cargos de elección popular, ya sean unipersonales o colegiados, lo que a la postre se ha traducido en reglas y acciones que han potencializado sus efectos, como en la valoración de la alternancia de género, el análisis particular de la integración histórica de un determinado cargo en cada estado, la competitividad partidista y la posibilidad de superar la barrera paritaria para revertir la brecha de desigualdad histórica en el acceso a los cargos públicos, pero como la realidad lo muestra día a día, este escenario no es una condición dada, requiere de conquistas y de vigilancia cotidiana, tal es la necesidad que sin ella no se explicaría que las mismas sinergias institucionales que impulsaron una reforma para garantizar el acceso efectivo de las mujeres a los cargos públicos de manera paritaria, también haya promovido reformas que permitan que la postulación y el ejercicio de todos los cargos de elección popular estén libres de violencias.

El mayor ejemplo fue la reforma de violencia política contra las mujeres por razón de género, que por primera vez en México conceptualiza y otorga facultades a las autoridades electorales para sancionar este tipo de conductas.

Su trascendencia ha sido tal e incluso por una decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ahora contamos con un registro nacional de personas sancionadas en materia de violencia política contra las mujeres en razón de género; 247 registros ordenados por distintas autoridades, la mayoría por los tribunales electorales locales de los cuales 221 personas han sido sancionadas, 185 hombres y 36 mujeres con distintos niveles de reincidencia.

Lo que resulta impactante, es que aún con los instrumentos normativos para sancionar a personas violentadoras en materia político-electoral e incluso frente a la visibilidad y el reproche hacia estos actos, las prácticas de violencia contra las mujeres en sus distintas expresiones continúen y se prolonguen en las contiendas electorales.

Y es que nuestro Continente se preserva una cultura política caracterizada por desasociar las prácticas discursivas favorables a la participación política de las mujeres y a los avances alcanzados en el plano formal tendientes a incorporar las mujeres como sujetos de derecho con prácticas que revelan en líderes partidistas, comunitarios y municipales siguen rechazando su inclusión en el escenario político-electoral.

Por eso, no es casual que precisamente sea en las presidencias municipales, cargos en los que existe un mayor arraigo local, donde permanezca un déficit considerable en el porcentaje de mujeres que han tenido acceso a ellos.

Incluso, debo señalar de manera preocupante que en estos mismos cargos ha sido más palpable el incremento de la violencia de género al exaltar el ejercicio de prácticas patriarcales contra las mujeres.

Sin querer caer en el lugar común de más mujeres, más violencia lo que sí deseo resaltar, es que las violencias contra nosotras no deben ser el costo por nuestro incremento en los espacios de representación ciudadana o de gobierno.

Frente al fenómeno de violencia, los estados están obligados a continuar adoptando políticas que permitan prevenir, sancionar y erradicar efectivamente la violencia política contra las mujeres que acceden a puestos de decisión pública, tanto a nivel nacional como local, como en los partidos y movimientos políticos.

En México, por ejemplo, es indispensable profundizar las consecuencias de ejercer violencia en todos los ámbitos.

Tenemos una normativa electoral que permite sancionar estas conductas, pero debe ir acompañada de acciones que sí representen un costo político para quienes las ejercen.

Por ejemplo, la normativa electoral nacional prevé como requisito para postularse a una diputación federal o senaduría el no estar condenado o condenada por delito de violencia política contra las mujeres en razón de género.

Al fijar este requisito, la consecuencia lógica debería ser la restricción del ejercicio del derecho político a ser votado de la persona que violenta y no otorgarle el registro a quienes tengan sentencias firmes que acrediten haber incurrido en actos de violencia política, por lo menos en un siguiente proceso electoral.

Sin embargo, la norma no ha sido así. De este modo, parece una medida insuficiente la adopción de marcos normativos para erradicar la violencia política por razón de género, si el mensaje que reciben las mujeres con su aplicación es que sigue siendo muy difícil aspirar a una candidatura y ejercer su autoridad una vez que son electas, pues su sola presencia puede desencadenar resistencia y reacciones violentas con el propósito de forzarlas a retirarse de la vida pública.

Estas acciones representan una amenaza muy seria para la democracia, puesto que les impiden a las mujeres llevar a cabo sus campañas políticas o cumplir con las obligaciones de sus cargos.

En ese sentido, los procesos electorales y el cumplimiento del principio constitucional de paridad de género son anulados a través de la intimidación y de la coerción.

Por ello, como señalé al inicio de mi intervención, es indispensable seguir impulsando acciones que contribuyan a la construcción de una sociedad igualitaria para todas las personas, pues sin previo aviso las inercias culturales consideran la consolidación de democracias paritarias como un tema riesgoso; de modo que, de cara a los avances formales paralelamente se urden retrocesos reales, particularmente en el acceso de los derechos de las mujeres a la representación política.

La presencia de mujeres en el escenario político permite revertir estas inercias, quizá si la Corte de Estados Unidos hubiera estado integrada de manera paritaria, el fallo habría sido diferente.


Además, en mi perspectiva, la presencia de más mujeres en política no solo puede contribuir a promover sus derechos político-electorales, también reducir la relación asimétrica entre ambos sexos en la esfera pública y privada, que aún persiste en la mayoría de los países de la región generando formas de desigualdad, discriminación y exclusión, que restringen el ejercicio de todos los derechos de las mujeres, los políticos, los económicos y los sociales.

De ahí que, por lo que toca a los organismos electorales particularmente en el ámbito administrativo electoral, el principio de paridad de género y el derecho a la igualdad sustantiva siguen siendo una aspiración inacabada que debe ser perseguida e impulsada a través de distintas acciones, por ejemplo, para la postulación de candidaturas, el INE y todos los institutos electorales locales debemos seguir adoptando medidas que permitan mantener la tendencia de integración paritaria de los poderes ejecutivos y legislativos.

Merece especial atención el impulso de acciones afirmativas en las 32 entidades federativas que permitan alcanzar la paridad de género en las presidencias municipales, pues en estos cargos se tiene el mayor déficit de representación de mujeres.

Dos. Será necesario evaluar, para los procesos electorales de 2023 y 2024 en los que se renuevan ayuntamientos, la adopción de algunas acciones afirmativas como la alternancia de género y la postulación histórica de mujeres por municipio, conforme a cada contexto estatal, a efecto de incrementar sustantivamente la representación de mujeres en las presidencias municipales.

Adicionalmente, otro reto estará en el acceso paritario de mujeres a todos los cargos de elección popular de índole unipersonal. para ello, es necesario que los partidos políticos perfilen estrategias normativas internas que permitan garantizar la paridad sustantiva desde sus procesos de selección interna de candidaturas, incluyendo aquellas relacionadas con los cargos unipersonales que los había dejado de lado, e incluso habían señalado que no les aplicaba la paridad, y para ello, deberán también considerar los criterios de competitividad electoral.

En el ejercicio del cargo, es necesario continuar impulsando la formación de redes de acompañamiento y liderazgo hacia las mujeres, para vigilar que no sean violentadas, para acompañarlas en caso de que lo sea.

En materia de violencia política contra las mujeres, al igual que sucede con la garantía de paridad sustantiva, se deben fortalecer la normativa en la materia, específicamente al interior de los partidos políticos, a efecto de que se construyan estrategias de base, que prevengan y erradiquen este fenómeno desde los procesos de selección interna.

En el INE, por ejemplo, está pendiente de que algunos partidos políticos aprueben una reforma integral a su normativa interna, para realizar adecuaciones a sus documentos básicos, considerando las disposiciones en materia de violencia política contra las mujeres en razón de género.

Finalmente, en esta materia, es necesario impulsar sinergias institucionales entre las y los justadores electorales, a efecto de que contribuyan a dar cauce al espíritu de esta reforma, y establezcan sanciones efectivas que representen un costo político a las personas que ejercen violencia, como en el caso de determinar la temporalidad en la que deben permanecer en el Registro Nacional de Personas Sancionadas y, por supuesto, el análisis puntual de las sentencias de violencia frente al ejercicio de los derechos político electorales, sobre todo el de ser votado cuando una persona sea registrada ahí, en ese registro nacional.

En una realidad en la que parece que las mujeres y sus derechos no importan, en la cual se toleran y disminuyen los micromachismos y los ataques frontales a las mujeres es imprescindible que todas las autoridades del estado mexicano sigan impulsando acciones que nos protejan, sin retrocesos y reconociendo que los avances y logros son conquista, que no admiten regresiones, solo paso hacia adelante.

Muchísimas gracias.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Muchas gracias, Claudia, también por tus importantes aportes y por cumplir el tiempo.

Pasamos, entonces, la palabra a Karolina.

Karolina Gilas, Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM: Muchísimas gracias.

Muy buenos días a todas y a todos.

Es un verdadero placer estar aquí, me sumo a los agradecimientos que ya me expresaron mis colegas, al INE y a las demás instituciones organizadoras de este espacio.

Es un placer enorme poder compartir esta mesa con Maricarmen, con Claudia, con Katia, tres mujeres que admiro mucho por su trayectoria, por su labor y, por supuesto, por su compromiso tan importante que expresan en toda su vida personal y profesional con la igualdad, con la paridad de género.

Quisiera hablar con ustedes en estos breves espacios que tenemos, el tema, como lo han señalado mis colegas, sinceramente es muy amplio y tiene muchas aristas.

Quisiera compartir con ustedes una breve mirada regional sobre los contextos y tendencias que estamos observando en América Latina, y en particular sobre algunos aspectos que, justamente, permiten lograr los avances, o bien, que detienen los avances en cuanto a la paridad y en cuanto a la erradicación de la violencia que sufren las mujeres y que se involucran en la vida política de sus países.

En cuanto a la paridad, me parece que la lectura que debemos tener de los avances que se han estado logrando en nuestra región en las últimas décadas, tiene que ver fundamentalmente con las reglas específicas, con el diseño del régimen electoral del género que cuando es efectivo, cuando establece medidas fuertes, completas logra realmente impulsar la representación descriptiva, es decir, el acceso de las mujeres a los cargos en particular en el ámbito legislativo.

El análisis que, en el observatorio de reformas políticas en América Latina, hemos realizado, agradezco mucho de pertenecer a este gran equipo de trabajo que da seguimiento a lo que ocurre en la materia política electoral de nuestra región, hemos podido identificar entre 1991 y 2022, más de 45 reformas impulsadas justo en relación con el régimen electoral del género, en los 17 países que estamos estudiando.

En la actualidad, nuestras bases de datos señalan a que todos esos países, con excepción solamente de Guatemala y Venezuela, cuentan con alguna medida afirmativa legislada para impulsar la representación política de las mujeres, e incluso, por ejemplo, Venezuela cuenta con algunas medidas establecidas a través de las decisiones jurisdiccionales.

Como comentaba ya Maricarmen hace rato, tenemos norma marco para consolidar la democracia paritaria del Parlamento Latinoamericano y Caribeño, tenemos varios, ya instrumentos internacionales y acuerdos que justo apuntan a la necesidad de transitar, incluso, desde las cuotas hacia la paridad que de no (Falla de Transmisión)entender solo como mecanismos de postulación, sino que debemos entender como una nueva mirada hacia la representación política que busca generar las estructuras y transformar las relaciones que hay en nuestra sociedad para que estas sean realmente igualitarias entre los hombres y las mujeres.

En la actualidad, ya varios países en nuestra región adoptaron precisamente el principio de la paridad, para las postulaciones, las candidaturas, tenemos aquí a Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua y el Perú.

Entonces, todos esos cambios, esas reformas, de 45 reformas en décadas en las que estamos observando esas tendencias, han permitido pasar del nueve por ciento que en promedio ocupaban las mujeres en los parlamentos nacionales de nuestra región de 1990 a un porcentaje ya del 33.6 que en realidad es el promedio regional y ojo, es el promedio más alto, hablando, mirando globalmente, estamos en este momento en nuestra región a la cabeza de estos cambios.

Y lo que podemos observar con esos grandes avances que se han presentado en la región, pero también de lo que nos advierten algunos casos, pues preocupantes todavía, hay 10 países en América Latina donde la representación política de las mujeres ni siquiera alcanza el 20 por ciento, entonces cuando analizábamos esos caso, tanto de éxito como de limitaciones tan importantes a la participación política de las mujeres, creo que podemos advertir tres cosas que son centrales para entender esa dinámica y entender qué es lo que tendríamos que estar haciendo desde la legislación, desde el trabajo de las autoridades electorales para avanzar la paridad.

En primer lugar, las reglas importan, pero no todas las reglas se crean iguales. Es decir, hay reglas fuertes que garantizan, hacía referencia a eso Katia en su presentación inicial, que garantizan que las mujeres se postulen en grandes cantidades y realmente la mitad de las candidaturas estén en los lugares con posibilidades efectivas de ser electas no solamente en las meras colas de las listas, donde se establecen pues reglas y sanciones efectivas que obligan a los partidos a cumplir con las medidas que se adoptan en la legislación.

Y es, en ese sentido, son importantes las reglas y son importantes también las reformas, porque justamente las reformas en este proceso de aprendizaje y perfeccionamiento permiten generar reglas cada vez más efectivas.

También importan las autoridades, porque necesitamos autoridades electorales con las facultades y capacidades de actuación necesarias y suficientes para poder supervisar qué es lo que hacen los partidos políticos, en qué medida los partidos políticos cumplen con las medidas diseñadas y, por supuesto, con, podríamos decir, esa fuerza de esos dientes que los hacen capaces de obligar a los partidos al cumplimiento de las reglas de cuotas o de la paridad.

Y, finalmente, también necesitamos de las activistas y de las personas políticas comprometidas con la paridad de género y con la igualdad de género. Hemos visto en varios contextos de la región, documentado en diferentes investigaciones, de que justo la incidencia que pueden tener movimientos de mujeres, organizaciones amplias de mujeres, las propias mujeres políticas no solo impulsando las reformas, pero también cuestionando a los partidos políticos visibilizando cuando estos incumplen y presionando a las autoridades electorales para que hagan una supervisión efectiva son claves para el éxito de la paridad.

El éxito de la paridad, del avance de la representación política de las mujeres, nos ha llevado también a un contexto que señalaban hace rato mis colegas. Parece que es una especie que esta reacción violenta al incremento de la presencia de las mujeres en los espacios políticos parece ser que quienes todavía se sienten dueños únicos de la política pretenden eliminar a las mujeres o pretender que esas lleguen o que sigan llegando, utilizando para ello comportamientos violentos.

Aquí hay que tener claro que se trata de un fenómeno global no solo fenómeno propio de la América Latina. Los datos de una encuesta de la Unión Interparlamentaria redactada en 2016 apuntan a que aproximadamente el 82 por ciento de las mujeres legisladoras en el mundo han sido víctimas de violencia psicológica, un 65 por ciento han sido humilladas públicamente y aproximadamente 44 por ciento recibieron amenazas de violación o muerte para ellas o para sus hijas e hijos.

Entonces, es un fenómeno realmente global y que requiere una atención y visibilización muy importante.

Y aquí también creo que es el contexto del incremento de la violencia, lo tenemos que leer de manera pues muy compleja, porque también la data con la que contamos es bastante limitada.

Estamos en los contextos donde pues los canales de denuncia siguen siendo ineficientes, las mujeres están muy conscientes de los costos que tiene denunciar la violencia política y con frecuencia renuncian a ello, deciden no hacerlo porque no están o no quieren pagar esos costos adicionales que implica salir adelante, decir, me están violentando al interior del partido, durante la campaña, en el ejercicio del cargo, en algún espacio público o, simplemente, considerar que esos mecanismos existentes no son suficientemente efectivos para protegerlas del hecho o de las consecuencias de esa denuncia.

También, por supuesto, estamos hoy en un contexto de una mayor visibilización del fenómeno, a pesar de esas dificultades con las denuncias sí se está hablando cada vez más, y cada vez más abiertamente de esas experiencias que, insistió, son globales y que no son nuevas, las estamos viendo más porque cada vez hay más mujeres en la política, porque cada vez hay más apertura para hablar de esos temas, pero es algo que ha acompañado la participación política de las mujeres desde siempre, creo que podríamos decirlo tan claramente.

Y, por supuesto, no podemos desatender también el hecho de que nuestros países en la región América Latina son países, en general, con altos niveles de violencia y con altos niveles de violencia política, y eso también, por supuesto, genera un contexto propicio a que sean también las mujeres quienes enfrenten la violencia, o que ciertos mecanismos, ciertos tipos de violencias que se presentan están muy vinculados con este fenómeno.

En la región, en los últimos años, se ha avanzado en la legislación sobre la violencia política contra las mujeres en razón de género, donde se pretende reconocer, tipificar este fenómeno y establecer algunos mecanismos para su atención.

Sin embargo, una investigación que hemos hecho con mi querida y admirada Flavia Freidenberg, evidencia que hay varias complejidades en esta legislación, al menos puedo identificar tres que son tanto conceptuales, es decir, qué entendemos por la violencia, qué entendemos por la violencia en razón de género, es tanta violencia que podríamos llamar generizada, es decir, no toda la violencia que las mujeres enfrentan en la política se da por el hecho de ser mujeres.

Aunque, incluso esa violencia que no se da por el hecho de ser mujeres sino se da por el hecho de pertenecer a un grupo político contrario o por oponerse a los intereses, por ejemplo, del crimen organizado en algún contexto, aun así, la manera en la que se violenta a las mujeres suele ser generizada, es decir, la violencia que sufren las mujeres es diferente de la violencia que sufren los hombres, es mucho más sexuada, es mucho más frecuente violencia en redes, exposición pública, de las mujeres de lo que ocurre con los varones.

También tenemos ahí algunas complejidades relativas con las reglas de investigación y sanción de estos fenómenos, hay dificultades frecuentes en la identificación de las personas responsables, hay dificultad en establecimiento de las sanciones efectivas.

Me comentaba hace rato la Consejera Claudia Zavala, parece ser que quizá el avance que ha tenido México en el sentido de buscar inhabilitación de las personas sancionadas por algún tipo de violencia contra las mujeres parece ser que podría realmente empezar a funcionar como mecanismo de disuasión, porque denuncias, multas, no suelen ser en este sentido muy efectivas.

Y, por supuesto, tenemos la tercera complejidad que tiene que ver con cómo reparar el daño, cómo restablecer a las mujeres que han enfrentado violencia en el ejercicio de sus derechos, porque a veces esa violencia simplemente ya les impidió ser candidatas, ya les impidió acceder al cargo para el que fuesen electas, o que simplemente les impidió ejercer ese cargo, y ahí los mecanismos de protección y de reparación no son tan sencillos, en particular por las temporalidades que caracterizan los procesos electorales.

También, lo que hemos encontrado con (Inaudible) es que hay diferencias muy importantes entre los sistemas generados en diferentes países de la región que ha legislado sobre la violencia política, y tenemos un caso de México que la Consejera Zavala explicó bastante a detalle y cuál es la nueva norma, cuáles son sus aspectos más relevantes y que tiene que ver justo con la creación de una legislación muy exigente, muy cercana a lo que establece como un estándar, la Ley Modelo Interamericana.

Pero también tenemos algunos países, podríamos decir, en nivel medio de cuánta exigencia normativa como Ecuador y Panamá, pero la mayoría de los países que ha legislado cuentan con legislaciones, con regulaciones débiles y ahí está Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Perú, Paraguay, Uruguay, lo que, por supuesto, dificulta tanto la coordinación institucional e identificación de la violencia, protección a las víctimas, la reparación e imposición de sanciones a las personas responsables por cometer esa violencia.

Entonces, eso nos dice que hay resistencias importantes en la región para reconocer y para atender la violencia política contra las mujeres, que es necesario y urgente fortalecer los marcos legales con las que se cuentan en este momento, y también es necesario fortalecer a las instituciones y a sus capacidades para que puedan realmente actuar de manera efectiva, buscando proteger a las mujeres y radicar este fenómeno.

Y todo ello me lleva a plantearles todavía unas tres ideas, unas tres, quizá, conclusiones generales de todo ello.

En primer lugar, me parece que a veces se nos olvida que la violencia es estructural, es decir, la violencia que vivimos las mujeres está impresa en las estructuras de nuestras sociedades y esta omnipresente en todos los ámbitos de la vida que compartimos en nuestras comuniones políticas, es decir, la violencia política no va aparte, no la podemos entender y atender como si fuera algo completamente desvinculado de lo que ocurre en la calle, de lo que ocurre en la escuela, de lo que ocurre en las casas, de lo que ocurre en todos los espacios en las que estamos las mujeres.

Y esa fragmentación, digamos, de las violencias que a veces parece darse con las legislaciones que atienden tipo específicos, quizá no es la ruta tampoco más efectiva que podemos estar buscando, sino que habría que ir pensando cómo integrar y cómo entender las vinculaciones entre estos ámbitos de violencia.

Segundo, la violencia que enfrentamos es el reflejo de las desigualdades que persisten en nuestras sociedades, nuestras sociedades siguen siendo sociedades con relaciones de poder jerárquicas, generalizadas en todos los aspectos y esto, justo, es algo que, de alguna manera, que está autorizado, permite que la violencia siga presentándose y siga afectando a las mujeres.

Y, finalmente, creo que además de fortalecer los marcos normativos a la violencia, también tenemos que fortalecer los marcos legales, capacidades institucionales, justo para promover la paridad, pero también para promover las políticas públicas integrales en nuestra sociedad a favor de la igualdad de género.

Como lo decía también la Consejera Zavala a final de su ponencia, necesitamos buscar esa paridad y generación de una sociedad igualitaria, no solamente lo electoral, sino que lo necesitamos ir haciendo también en los demás ámbitos, porque, insisto, todo es relacionado, y los avances que estamos logrando, que hemos logrado en el ámbito político, son muy frágiles, mientras no se consoliden y mientras no vayan acompañados precisamente de mecanismos que permitan transformaciones profundas de las evasiones de género en nuestras sociedades.

Muchísimas gracias, realmente es un placer poder aprender de ustedes y participar en este foro.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Muchas gracias, a las expositoras.

Como hemos escuchado, se plantea una problemática desde varias miradas, desde lo que significa una mirada de una problemática que es estructural, no solo para la democracia sino para estos límites y déficit que se están expresando, sino también para lo que hace a las condiciones en el ejercicio de los derechos de las mujeres.

No voy a hacer un resumen de todas las intervenciones, solo quisiera puntualizar algunos de los elementos que se han planteado para luego retomar un espacio de conversación con las panelistas.

Primero, Maricarmen nos ha expresado con toda claridad y sobre todo en términos de desafíos cuál es el rol que está desempeñando la OEA, sobre todo en el incorporación de la perspectiva de género, la observación electoral y todo lo que ha supuesto incorporar, metodología y recomendaciones para los estados y para profundizar los procesos electorales también, respecto a generar condiciones de mayor equidad en la participación; y nos planteaba al menos tres problemáticas que deberíamos tener presentes a la hora de encaminar acciones para disminuir las brechas para enfrentar también esta desigualdad en el ámbito político.

Y ella nos hablaba de tendencias que, primero, están vinculadas a propiciar el alcance de una representación equitativa entre géneros, que tiene que ver con el avance y el cumplimiento de la paridad, ya, digamos, transitando de las cuotas a la paridad en términos de esta perspectiva regional que estamos avanzando, entonces, qué pasa para hacer festivo el cumplimiento de estos sistemas de cuotas para poder pasar a la paridad, pero para además que su aplicación sea efectiva.

Nos mencionaba también el tema o la problemática de financiamiento como una barrera, con un obstáculo que está impidiendo que las condiciones de igualdad sean efectivas y aquí todo lo que significa la posibilidad de discutir sobre incentivos, sobre el fortalecimiento de unidades de género al interior de las organizaciones políticas o lo que es, las obligaciones también de las organizaciones políticas o partidos, respecto a cómo se distribuye el financiamiento.

El tercer elemento que también ha sido retomado por las otras panelistas tiene que ver con toda la problemática de violencia política hacia las mujeres. Esta problemática que tiene que ver no solo con el rol de las organizaciones políticas, de los organismos electorales, sino como una discusión también sobre los efectos que tiene la violencia, la participación política de las mujeres.

Y hace una puntualización que es importante también relevar sobre el tema de los retrocesos que han tenido un impacto en la pandemia y cómo los medios o las redes sociales se han convertido en un instrumento que agudiza la violencia política hacia las mujeres.

Finalmente, también Maricarmen ha hecho referencia a la importancia de discutir y de generar una articulación entre la paridad y la interseccionalidad, tomando en cuenta la pluralidad y la diversidad de las mujeres.

La mujer a veces se nos mira como un todo común y esta interseccionalidad nos tiene que llevar también a una discusión de que esta inclusión paritaria reconozca las diversidades de las mujeres, porque se transita también por otros mecanismos de poder y de exclusión, de discriminación.

Entonces, en ese sentido, tenemos que hacer un abordaje en términos de esta perspectiva igualitaria de estos cuatro ejes, al menos nos decía Maricarmen.

Luego, Claudia, hace una referencia a todo lo que ha sido las conquistas en México, respecto no solo a la aprobación de la paridad en todo y también las reformas sobre violencia política.

Y también visibiliza de manera muy clara el rol que han jugado las instituciones y esta sinergia que se ha producido, sobre todo, tomando en cuenta el rol de las instituciones electorales a la hora de aplicar esta normativa.

El avance de la paridad es muy clara en términos de la composición de los legislativos, de los ejecutivos que se eligen por la vía del voto popular, ha hecho una referencia al incremento de la participación de las mujeres en todos estos cargos de elección popular, pero también nos ha planteado retos y desafíos en torno a la aplicación de esta normativa en los niveles locales, respecto a la calidad de los niveles de inclusión de las mujeres en cargos uninominales y cómo se pueden asumir desafíos en los niveles más locales también, respecto a la aplicación de esta normativa paritaria en términos de su efectividad, diríamos como paridad horizontal aplicada en estos niveles.

Respecto al tema de violencia, el rol que puede jugar en este caso o que ha jugado incluso el Tribunal del Poder Judicial, en términos de hacer que estos instrumentos normativos en términos de violencia política, también existe este marco legal.

Pero cómo ir avanzando a pesar de esta conquista para garantizar los derechos de las mujeres a participar en la política sin violencia, en tanto, este es un mecanismo que se ejerce para rechazar la inclusión de las mujeres en los espacios de representación y nos marca, por lo menos los desafíos en términos de lo que es el rol de los organismos electorales, respecto a la postulación de las candidatas.

También para hacer efectiva la adopción de acciones afirmativas respecto a la alternancia, así como el trabajo con los partidos políticos respecto a los procesos de selección interna para la designación de las candidaturas, resultando este elemento que tiene que ver con las candidaturas unipersonales.

Nos señala también la necesidad de contar con redes de acompañamiento para las mujeres que están ejerciendo el cargo, para que no sean vulneradas y para que no sean violentadas, si lo fuesen, acompañadas también, elemento que coincide también, la disposición de Karolina.

Respecto a la violencia, nos plantea el desafío de fortalecer la normativa en los partidos para generar mecanismos de, no solo de prevención, sino de eliminación de esa práctica de violencia política que es atentatoria contra los derechos de las mujeres y las sinergias institucionales para que se pueda, para que las instituciones electorales puedan emitir sanciones efectivas en el marco de la protección de los derechos de las mujeres, pero sobre todo en el ámbito de la violencia, ¿no?

Hacía hincapié en lo que significa el hecho de que los derechos pueden ser conquistados y Estados Unidos nos daba una referencia en términos de que se pueden producir, también regresiones en este marco, por lo que es importante estar como siempre activas, promoviendo que estos retrocesos no se produzcan en la región, en términos de la garantía de nuestros derechos políticos.

Karolina, por su parte nos ha presentado interesante contexto y una mirada regional respecto al alcance de la paridad, pero también respecto al análisis sobre la legislación en violencia, ha remarcado lo que significa la adopción de reglas en el diseño electoral de género, hace hincapié para que veamos cómo se ha ido modificando las normativas en nuestra región, más de 25 reformas con medidas afirmativas para incrustar la inclusión de las mujeres, se han ido generando en la región, productos (Falla de Transmisión)de las organizaciones de mujeres.

Y lo que, la puntualización sobre este tránsito que estamos viviendo en la región también, para transitar de las cuotas a la paridad.

Y cómo es necesario también que podamos entender y discutir y avanzar en la necesidad de generar modificaciones estructurales.

Si bien hemos tenido un avance y es muy importante señalar el dato que nos planteaba, que hemos pasado del nueve por ciento las representaciones en los años 90, a 33.6 por ciento de mujeres hoy, lo cual democratiza el espacio representación y nos permite visualizar que ésta es una vía, la vía de la paridad, que deberíamos alcanzar en toda la región.

Al mismo tiempo, nos decía que por lo menos debemos tener tres ejes nos coloca en la discusión, para avanzar o para mirar el tema del contexto de la paridad, y el primero está vinculado a que las reglas y las reformas importan, son sustantivas hasta la hora de generar avances, pero que no todas son iguales en su formulación y en su aplicación.

Y, entonces, debemos trabajar también para que estos mecanismos alcancen a los partidos, a las organizaciones políticas.

También nos plantea el rol o el desafío para las autoridades electorales en relación a las competencias que puedan tener estas autoridades para supervisar a los partidos y para garantizar el cumplimiento de las medidas de las reglas establecidas sobre cuotas y sobre la paridad.

También otro elemento sustancial en esta mirada integral de esta perspectiva paritaria, la necesidad de fortalecer, trabajar y articular este proceso de transformación que estamos planteando entre democráticos hacia el trabajo con activista, quienes puedan incidir para impulsar reformas, pero al mismo tiempo permitan hacer un seguimiento a las organizaciones políticas para el cumplimiento de estas normativas, y también a los organismos electorales para que cumplan con sus competencias.

En el ámbito de violencia, no me voy a detener mucho, pero también nos está planteando la importancia, Karolina, de visibilizar este fenómeno, dar cuenta de su incremento; también evidenciar que los canales de denuncia o no existen, o no son efectivos para proteger a las mujeres.

Y también abordar lo que significa para una mujer, presentar una denuncia en términos de costos, no solo para su trayectoria política, sino lo que esto puede significar, tanto al interior de su organización o partido político, como en relación al desempeño de su cargo.

Entonces, nos invita a pensar y la problemática de la violencia como una problemática estructural que está o que es reflejo de las desigualdades entre hombres y mujeres, mediadas por un sistema, diríamos, de desigualdad, discriminador, pero, sobre todo, con relaciones de poder que en el ámbito político se expresan en la violencia hacia las mujeres.

Yo quisiera puntualizar estos puntos un poco recogiendo, aunque cada una de las intervenciones, por supuesto, ha sido más amplia en cada uno de estos aspectos.

Y quisiera proponerles entonces ahora una ronda de intervenciones de cinco minutos de cada una, abordando desde esa perspectiva de democracia paritaria, de igualdad sustantiva, les pediría de acuerdo también a las exposiciones que han presentado, en este caso empezando por Maricarmen, si pudiéramos detenernos un poco en lo que es esa perspectiva que has planteado de la paridad desde una propuesta de interseccionalidad.

Creo que es importante profundizar en este tema para que este debate sobre la inclusión nos ayude también a generar medidas y cómo ustedes han planteado sus recomendaciones para que este reconocimiento de la diversidad pueda también contribuir a esta inclusión plural de las mujeres desde nuestras diversas identidades.

Quisiera plantearte si puedes profundizar sobre esto y cuáles son las perspectivas de las recomendaciones que se plantean en las misiones electorales, de manera general y puntualizando en este aspectos.

¿Sí te parece Maricarmen?, empezaríamos con esta reflexión, por favor.

Maricarmen Plata, Secretaria de Acceso a Derechos y Equidad de la Organización de los Estados Americanos: Claro, sí.

Gracias, Katia, por el resumen y por la pregunta.

Yo creo que el tema de la interseccionalidad es un tema que atañe un poco a esa visión integral que deberíamos tener con respecto de la paridad y con respecto de la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida política y pública, porque lo entendemos como un ejercicio colectivo, en función de una necesidad de entender la diversidad como una realidad y la oportunidad que tenemos de traer esas voces para construir democracias que a la vez se fortalezcan por una participación de todas y de todos.

Esto implica visibilizar y entender aquellas circunstancias que le impiden a ciertos grupos, a ciertas poblaciones, acceder si quiera, a los mecanismos, digamos, de capacitación, de educación, de financiamiento, para lograr una participación en la política.

Parte de una educación, digamos, a nivel de ciudadanía, de incentivar, de promover a la democracia como un objetivo para todos, ¿no?

Y de ahí, entonces, sembrar esa semilla de interés por parte de aquellos que se han sentido históricamente ajenos a esa realidad, que se ven desde una perspectiva de una participación limitada, sin posibilidades a acceder a roles de liderazgo o roles más activos.

Y, en ese sentido, creo que estas recomendaciones que observaba en cuanto a la generación de unidades de género tendrían una capacidad dentro del contexto de las mujeres de identificar con una vista transversal cómo es la participación de las mujeres.

Por ejemplo, lo mencionaba hace un rato, digamos, mujeres con alguna discapacidad, mujeres que pertenecen a comunidades indígenas, mujeres que pertenecen a pueblos afrodescendientes.

Entonces, creo que es importante comenzar a incentivar tanto en la generación de información esta perspectiva diferenciada, como en las iniciativas que se toman dentro de estas unidades para poder identificar cuál es la participación real de las mujeres en un aspecto amplio y de diversidad y de esta forma, cuando hablamos de paridad, entender que también esta mitad de mujeres que esté participando o este porcentaje mayor de mujeres que esté participando sea representativo de todas las mujeres que conforman la sociedad.

Creo que, en ausencia de eso, estamos perdiendo una oportunidad de avanzar iniciativas que realmente integren a la sociedad.

Y creo que eso es importante, lo hemos hablado o lo ha mencionado también tanto Karolina como Claudia y en otras presentaciones a lo largo de estos dos días.

Necesitamos proponer una democracia que sea inclusiva de una perspectiva de participación de todas las comunidades, de todas las partes de la sociedad para realmente fortalecerla como un principio elemental.

Entonces, creo que por ahí sería la vía y, por supuesto, que al interno de los partidos políticos creo que el tema de la capacitación y la inclusión de sociedad civil de los activismos también es muy importante porque ahí se identifica ya el liderazgo, personas que ya han ido desarrollando ciertas capacidades de incidencia y que pueden ser, digamos, quienes aspiren eventualmente a ocupar posturas.

Y yo creo que al final pues se está viendo en muchos países de la región ya una participación más diversa, se está viendo ya ese elemento de considerar, bueno, no solamente queremos mujeres y no entender que hay una participación más robusta de todas las áreas de la sociedad.

Entonces, creo que un poco esa es la línea y viene, sin duda alguna, desde una perspectiva de educación junto con la recopilación de información que sea diferenciada y la generación de acciones afirmativas que a su vez tengan también un elemento transversal, centrado en lo que es la interseccionalidad.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Muchas gracias, Maricarmen.

Claudia también un comentario, una ampliación sobre cómo crees tú que aporta la democracia esta participación, esta inclusión de las mujeres y cómo este rol de los organismos electorales que has descrito desde la labor que ustedes realizan, cómo se incorpora esta propuesta de juzgar con perspectiva de género, eso qué le aporta en términos del rol institucional para la protección de los derechos políticos de las mujeres y del derecho a vivir sin violencia.

¿Sí nos puedes compartir un poco?, porque México es un referente que está avanzando en la región y éste es un aporte sustancial para la discusión también sobre cómo la institución, el organismo electoral cumple o puede generar propuestas para garantizar los derechos políticos de las mujeres.

Si quieres profundizarnos sobre este tema, por favor, Claudia.

Consejera Electoral del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Claro que sí, Katia.

Bueno, importantísimo, yo creo, lo que hemos comentado a partir de la intervención del Maricarmen de las mujeres en sus diversidades y la participación política que pueden tener.

Me parece que como autoridades electorales debemos aprender a conocer cada uno de sus contextos, y tomar esas diferencias para poder trabajar por la igualdad sustantiva, porque como autoridades, Katia y a todos los que nos escuchan, yo creo que debemos de tener los pies muy firmes en la tierra y en las realidades. Hay cosas que nosotros quisiéramos avanzar de tajo, pero las mismas realidades nos impiden que sea así.

Voy a poner un ejemplo.

Cuando trabajamos con mujeres indígenas, debemos ser cautos en la forma de ver la reivindicación de los derechos de las mujeres indígenas desde su propia expresión, desde su propia voz, porque hay contextos en los que las mujeres dicen, “para mí implica una mayor carga de trabajo, porque yo no me deshago de mis obligaciones comunitarias, colectivas, y en casa, y aparte tengo que asumir otro rol ahora dentro de la organización política”.

Y eso es un tema importante porque el enfoque y la perspectiva de género que debemos tener nosotros es, trabajar en esas realidades, primero, para generar… hay liderazgos natos, eh, hay muchas mujeres indígenas, afros, de toda nuestra región con liderazgo natos, solo hay que articularnos para que sea más fácil y más acompañado el ejercicio de los derechos políticos, porque se tiene que derribar bastante la estructura de la que hablaba, Karolina, se tiene que derribar ese aspecto, pero acompañarnos para el ejercicio.

Entonces, la relevancia que yo veo es, no perder el contexto y las particularidades de cada una de las diversas mujeres y formas de convivir y de actuar de las mujeres.

Lo relevante es que tengamos mujeres que puedan ser plenas y encontrar la forma que ellas quieran para ocupar los cargos de elección popular, porque ésa es otra, nos juzgan y la vara que ponen a las mujeres son las estructuras de comportamiento en el poder de los hombres machistas y patriarcales.

Y en esa medida, nosotros lo que tenemos que aprender es a trabajar por todas las mujeres en el acompañamiento y para impulsar a que puedan incorporarse, sabiendo que tienen sus propias formas y sus propias definiciones, que eso lo vamos a definir nosotros acorde con lo que tengamos.

Ésa es una primera parte, las realidades.

Pero otra parte importante también, es que cuando las mujeres ya se encuentra o en las contiendas en la competencia, o en el ejercicio del cargo, tenemos que hacer el colectivo también para trabajar las agendas, las agendas que permitan que los cargos se ejerzan con mucha fortaleza, con menos riesgos, porque también el poder, como había sido una situación conseguida para los hombres, tenemos que aprender las formas para ejercer el poder desde las reglas de la administración, y ahí también tenemos que acompañarlos, generar agendas legislativas, administrativas, fortalecimiento de estos liderazgos y también de las habilidades y competencias para ejercer los cargos.

Es un trabajo que como bien lo dice Maricarmen, en transversal, es interseccional, es tomando en cuenta las diferencias y las diferencias también con las fortalezas propias de cómo vamos a ir avanzando.

Yo insisto, el acompañamiento que se le dé desde las autoridades, de todas las autoridades del Estado Mexicano, debe de ser cercano y debe de ser eficaz. Ya lo decía Karolina, cuando una mujer se enfrenta al dilema de tener que denunciar la violencia, lo piensa, lo piensa por varias razones, porque socialmente va a asumir un costo, pero también en su vida familiar, todo tiene un entorno de costos; y si las autoridades no somos eficaces-eficientes para acompañarla y para protegerla, y la dejamos en el vacío, esa mujer va a ser revictimizada cuantas veces, cuartas veces pueda llegar a las autoridades.

Así que, de ahí la relevancia de nunca perder la perspectiva de género, para poder atender cada uno de los temas que tenemos que atender.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Muchas gracias, Claudia.

Seguimos la conversación, por favor, Karolina, quisiera pedirte si podemos profundizar un poco en esta perspectiva que tú planteabas sobre el tema de la violencia política.

Proponías que debemos contar con normativas que sean efectivas, hay legislaciones que son débiles, ya tenemos más de siete países que han aprobado normativas en violencia política, pero no estamos encontrando la forma en que la aplicación de estas normas realmente permitan garantizar los derechos de las mujeres, pero sobre todo permitan activar mecanismos de protección; y también lo que tú planteabas, cómo vamos a resarcir a las mujeres que están siendo expuestas a la violencia política, tú dabas este dato tan duro.

Podríamos casi decir que no existen mujeres que estén en el ámbito político, que no han estado expuesta a diferentes formas de violencia política y éste se ha convertido como, no solo el costo más alto, sino que como están naturalizadas, se cree que, o se les dice a las mujeres si has entrado a la política, te tienes que aguantar, éstas son las reglas de juego en la política y se genera un discurso que va avalando o que va colocando en las mujeres, incluso responsabilizándolas de la violencia que están viviendo, un patrón que es muy claro cuando hablamos de violencia.

Entonces, en ese marco, Karolina, si pudiéramos un poco dialogar sobre qué necesitamos no solo en el ámbito legislativo, en el ámbito de los partidos, en el ámbito de los órganos, más bien, en estos tres ámbitos para que la respuesta de protección a las mujeres frente a la violencia sea efectiva, y para que transitemos de esas legislaciones débiles a una efectiva protección y sanción también a los perpetuadores de violencia.

Karolina, entonces, ¿podemos profundizar sobre esto?

Karolina Gilas, Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM: Claro, con mucho gusto.

Muchas gracias, Katia, por este planteamiento.

Primero quisiera hacer una breve acotación porque me parece que es bastante complejo estudiar la aplicación de las normas en la materia, porque, como ya hemos dicho, tú misma y todas reiteradamente, hay tan pocas denuncias que es realmente difícil tener un panorama, digamos, más completo.

Y también aquí hay que reconocer que hay pocos datos publicados, es decir, en algunos países cuando uno estudia en algunos ámbitos, cuando uno trata de estudiar los casos de violencia, no es que (Falla de Transmisión) pero no hay manera de acceder a la información sobre cuántas se presentaron, dónde, ante quién, pues qué suerte tuvieron esas denuncias.

Es decir, se confirmó o no, se sancionó, qué medidas se implementaron.

Hay, por supuesto, ahí un reto enorme que tiene que ver con lo que señalaba Claudia hace rato de no revictimizar a las mujeres, en el sentido de que, por supuesto, hay que cuidar sus datos personales, que hay que tener, pues, hay muchas medidas necesarias sobre cómo se publica esa información. Pero creo que también ahí hay un problema que hay que nombrar, evidenciar y que pues dificulta tener un diagnóstico.

Más allá de eso, por lo que podemos observar a partir de las denuncias de las mujeres que realizan cuando pues una conversa con ellas en diferentes ámbitos, o de las que trascienden los medios de comunicación, o dentro de las redes, justo, de organizaciones de mujeres, o sea, feministas que buscan proteger a las mujeres. Ahí podemos tener algunas impresiones o alguna información que nos permita ponerlo un poco más en el contexto.

Entonces, más allá de la legislación que, me parece, que tiene todavía mucho, mucho por avanzar, creo que los nos falta, por un lado, y quizá fundamentalmente es mayor difusión sobre los mecanismos y rutas por las cuales las mujeres pueden denunciar las violencias, porque también a veces pues no les queda claro, no saben, desconocen cuáles son las instancias ante las que deben acudir, cómo deben presentar esas denuncias o qué tipo de evidencia, de pruebas pueden aportar o deben, digamos, de juntar.

Y también hay que entender que es una situación muy difícil cuando una se enfrenta a la violencia, estar pensando y ahora cómo guardo todo, ¿no?, todo eso que necesito para poder armar mi caso ante alguna autoridad.

Pero creo que tenemos que avanzar allá, también que tenemos que avanzar es en la concientización. Lo que tú señalabas hace rato, Katia, es que es muy normalizado y para muchas mujeres pues sí se ha vuelto naturales, como que hay que aguantar, eso pasa, eso ha pasado siempre, a todas nos pasa. Entonces, como que seguimos en ese juego sin decir mayor cosa.

Y a veces me parece que incluso tenemos en primer momento una no siempre se da cuenta que está enfrentando una situación de violencia en el ejercicio de la política.

Entonces, creo que ahí hay un gran espacio de oportunidad para las autoridades, para las propias organizaciones de mujeres, movimiento feminista, para ir difundiendo, sensibilizando y ayudando a las mujeres a estar alertas y a identificar cuándo pues sí es normal y cuándo ya no, cuándo están enfrentando situaciones que deben nombrar y que pueden denunciar.

También creo que faltan más fuertes redes de abogadas, abogados especializados en el tema, porque también en muchos de los países de la región la materia electoral tiene particularidades importantes que la diferencia es otra, es más de derecho y cada día eso se juntan, se añaden esas dificultades que tiene que ver con la violencia, con entender la violencia, cómo poder advertirla, poder probarla, entonces creo que faltan redes de abogadas, abogados capaces de acompañar a las mujeres en las denuncias para que estas sean exitosas.

Y creo que, como sociedad, en términos de ciudadanías, de ser votantes, de medios de comunicación nos hace falta tener una actitud muy firme, derechos absolutamente con fuerza a cualquier persona que se involucre en actos de violencia, dejar de normalizarlo, pues dejar simplemente de votar por este tipo de personas que hacen, que ejercen la violencia, que la normalizan o que cierran los ojos y hacen como que no la ven.

Y si me permites, quisiera hacer un comentario así de 20 segundos sobre la cuestión de interseccionalidad, porque ahí creo que nos falta a veces mirar la otra parte. Es decir, levantamos la cuestión de interseccionalidad solamente cuando hablamos de la participación de las mujeres.

¿Y qué pasa con los hombres? Como si estuviéramos asumiendo que la representación masculina, pues es ya perfecta, muy bien lograda, interseccional, que todos los hombres están representados dentro de la representación que ejercen los hombres.

Y creo que lo mismo cuando la cuestión de mérito era un argumento para evitar las cuotas de género y después la paridad y que había que decir: Bueno, mérito sin mujeres que lleguen más preparadas, pero pues qué tal que lleguen también los hombres a estar preparados. Porque no necesariamente hemos estado en los contextos donde todos los varones que llegaban eran como la crema y nata de la sociedad, las mayores experiencias y los mejores perfiles, pero eso se exigía a las mujeres.

Y ahora estamos con un contexto similar, donde exigimos que la representación de las mujeres ahora sea interseccional. Por supuesto que es importante y tenemos que avanzar en esto, pero creo que también tenemos que mirarlo de los dos lados, decir: Okey, ¿y cómo está la representación de los hombres? ¿También está interseccionalizada? ¿También están representados todos los colectivos? ¿Todos los valores? ¿Todos los grupos sociales que tendrían que estar ahí?

Entonces, ahí nada más para hacer ese llamado de que no lo cerremos a las mujeres, no estemos como cargando, quizás otras exigencias siempre son a las mujeres, sino carguémoselas parejito a los dos lados de la representación.

Muchas gracias.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Bien, muchas gracias a todas.

Tenemos una última ronda, tenemos poco tiempo, pero vamos a atender algunas de las preguntas que se han planteado desde las y los participantes.

Mantengo el orden ya para cerrar esta última fase.

Hay dos preguntas que quisiera compartir para Maricarmen, dice: cuáles son las principales recomendaciones o las más recurrentes en materia de género, en las misiones de la OEA, y cuál crees que ha sido, o como han identificado el tema del efecto de la pandemia para continuar con los avances en materia de paridad.

Intervenciones, por favor cortas, sabemos que las preguntas son muy grandes, pero lo que quieras relevar, por favor, para empezar esta última ronda.

Maricarmen Plata, Secretaria de Acceso a Derechos y Equidad de la Organización de los Estados Americanos: Sí, muy rápidamente.

Solo retomando 100 por ciento, de acuerdo con Karolina y creo que históricamente el feminismo ha ido de la mano con movimientos amplios en sentido de los derechos civiles, entonces creo que sin duda alguna es una oportunidad para ampliar la conversación.

En cuanto a las recomendaciones más recurrentes, ahí hice alguna alusión de las mismas en mi intervención, el tema de medir lo que se esté ahora mismo, en los diferentes países, incluyendo como la medida, ya sea cuota, ya sea paridad, siempre con una mira a que la paridad es lo óptimo, ¿no?

Pero sabemos que estamos en distintos niveles en los diferentes países de la región, el tema de financiamiento, la accesibilidad del financiamiento para las mujeres como una oportunidad adicional, el tema de la creación de las unidades, creo que a lo largo, bueno no creo, sé que a lo largo de la pandemia se han seguido desplegando misiones y es un tema que realmente demuestra tanto del lado de la organización la estructura que a pesar, desde los primeros días de la pandemia ha seguido en terreno.

Y, por otro lado, pues también el que la democracia no la detiene nadie, o sea, sigue, sigue evolucionando y creo que luego de la pandemia, probablemente aquellas revisiones que se hagan, el análisis que se haga de los informes que salgan de aquellas elecciones que se llevaron a cabo durante la pandemia, probablemente arrojarán algunos elementos interesantes, en este sentido, a nivel de la participación de las mujeres, directamente porque siempre vemos que es como una pirámide, ¿no?, y durante la pandemia vimos lo mismo, vimos que las mujeres salían a apoyar desde las bases.

Entonces, creo que ahí habrá elementos sin duda que podrán ser de gran interés, y todavía estamos, digamos, una época de pandemia, pero ahí hemos estado trabajando a lo largo de estos dos años en las misiones, así que sin duda alguna habrá mucho que hablar de eso.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Gracias.

(Falla de Transmisión)dice si se ha identificado la violencia política en razón de género, por otros grupos diferentes a las mujeres y si quieres hacerle una recomendación de cierre.

Consejera Electoral del INE, Beatriz Claudia Zavala Pérez: Gracias.

Bueno, lo que hemos identificado es que la violencia política contra las mujeres por razón de género proviene de muchos sujetos, o sea, es muchísima los tipos de violencias y los agentes que generan la violencia y eso en el Estado Mexicano pues lo que tratamos de hacer es siempre tener la óptica y la perspectiva para atajar la violencia simbólica, las violencias institucionales, las violencias económicas.

Les comento, por ejemplo, en el INE ya estamos trabajando en esto que comenta Maricarmen, el cómo verificar que los recursos que tienen las mujeres y los hombres en las campañas sean recursos equitativos, porque generalmente los habían dejado sin recursos a las mujeres.

Hoy trabajamos por verificar el financiamiento, por trabajar, ver que se les de radio y televisión a las candidatas, porque aparezcan las candidatas en porcentajes proporcionales.

Así que, como cierre final yo sí les quisiera decir, necesitamos generar un compromiso colectivo, un compromiso colectivo para no solo impulsar estas acciones que lleven a las mujeres a estar compartiendo y a ejercer los cargos, sino también a que puedan ejercer sus cargos en condiciones óptimas, para que puedan demostrar su liderazgos, para que puedan plenamente ejercer sus liderazgos, ejercer y tomar las decisiones.

Y para eso necesitamos el colectivo, necesitamos un conjunto de mujeres y de hombres que de verdad desde como demócratas creamos que la sociedad está construida con una diversidad en la que debemos de trabajar y atender desde el legislativo, pero también en lo operativo por todas las instituciones del estado.

Gracias.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Gracias, Claudia.

Karolina, hay una pregunta aquí que nos dice: ¿cómo podemos alcanzar la paridad en cargos directivos de las instituciones públicas en aquellos espacios que no son de representación elegidos por voto popular?, ¿cómo esta paridad en todo ese podría ser efectiva para todos nuestros países?

Y para cerrar tu comentario final, por favor.

Karolina Gilas, Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM: Claro, muchas gracias.

Me parece que, en ese caso, México es el que marca la pauta, México desde 2019 se ha aprobado la reforma constitucional llamada “Paridad en todo”, que justo obliga a que los órganos no solamente de los que provienen de la elección, sino que todos los órganos, por ejemplo, del Presidente, del Ejecutivo, que los órganos que encabezan los órganos autónomos, etcétera, estén integrados de manera paritaria.

Y ahí con este tipo de norma, con ese tipo de principio constitucional lo que hay que hacer el proceso de designación de las personas quienes van a integrar este tipo de órganos, hay que implementar organismos específicos.

Por ejemplo, se ha hecho, el INE mismo lo ha estado haciendo para los consejos electorales de los OPLES, de los Organismos Públicos Electorales Locales en México, que cuando sale mujer entra mujer, si la integración al final no era paritaria, se señalan cuántos lugares tiene que estar ocupados por las mujeres y entonces las convocatorias que se emiten directamente para mujeres que van a ocupar un cargo definido, un cargo tal.

Entonces, creo que esa es la ruta quizá más efectiva y más sencilla de implementar, pero también diría que tendría que estar acompañada, es como diría mi coco, mi discurso ya cada vez más frecuente, insisto de políticas públicas que reviertan esas desigualdades de género en todos los ámbitos, porque lo que estamos construyendo en la política en visto es muy frágil y no va a ser, digamos, suerte permanente, no se va a arraigar si no la acompañamos de transformaciones en los otros ámbitos.

Entonces, hay un llamado, yo creo, a quienes legislan, pero también a las organizaciones de sociedad civil, al movimiento feminista, a militante de mujeres, de que tenemos que presionar no solo sobre la política, sino que hay que ir presionando sobre todo lo demás que es necesario para que generemos sociedades realmente igualitarias.

Muchísimas gracias por la pregunta, por la oportunidad de aprender de ustedes, de escucharlas, de compartir la mesa, de estar en este foro, muchas gracias.

Katia Uriona, Consultora de ONU-Mujeres: Bien, hemos pasado por unos minutos el tiempo previsto, entonces, yo también reitero el agradecimiento a cada una de ustedes.

Vamos a cerrar el panel, creo que ha sido una reflexión muy importante.

Y solamente decir que este debate no es un debate de las mujeres, es un debate sobre democracia y es un debate sobre una democracia que sea no solo inclusiva, sino igualitaria donde hombres y mujeres podamos participar de estos desafíos democratizadores y estamos las mujeres trayéndoles al debate democrático, esta perspectiva de democracia paritaria e igualdad sustantiva que esperemos pueda ser parte de todos los espacios de discusión democrática en nuestra región.

Muchas gracias a todas, a todos quienes nos han acompañado.

Y con esto, estaríamos cerrando nuestro panel.

Gracias.

Coordinador de Asuntos Internacionales del INE, Manuel Carrillo Poblano: Muchísimas gracias, Katia, muy amable.

Gracias a Maricarmen, a Karolina, y a Claudia, por sus espléndidas intervenciones.

Haremos un receso, unos 10 minutos, para que reiniciemos a las 11:00 de la mañana, por favor, ¿sí?

Muchas gracias, muchas gracias.

Gracias.

Chao.

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