Intervención de Carla Humphrey, en el panel: Cultura cívica y género antes nuevos contextos de exigencia, en el marco del XXXII Congreso Internacional de Estudios Electorales

Escrito por: INE
Tema: Discursos

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA CONSEJERA DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), CARLA ASTRID HUMPHREY JORDAN, EN EL PANEL: CULTURA CÍVICA Y GÉNERO ANTE NUEVOS CONTEXTOS DE EXIGENCIA, EN EL MARCO DEL XXXII CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS ELECTORALES: COALICIONES ELECTORALES EN AMÉRICA LATINA

Buenos días a todas y a todos.

Muchas gracias por la presentación, buenos días a todas y todos.

Gracias, querida Olga, de verdad te agradezco tus palabras, la presentación, volver a verte y a verlas, aunque sea de manera virtual.

Por supuesto un honor que tu moderes este panel, estar también con la Consejera Beatriz Tovar, con la Consejera Sofía Martínez de Castro, con la Consejera Presidenta Nirvana Rosales.

Y bueno, a mí me gustaría, ya que estamos hablando de un Congreso, por supuesto, Internacional de Estudios Electorales, traje esta presentación un poco referida también a algo que ya va a pasar este próximo domingo que vamos a celebrar los 68 años de que las mujeres se nos reconoció el derecho a votar en nuestro país y, en este sentido, pues creo que hay que hacer un repaso de lo que ha pasado y dónde estamos, así que en este sentido, pues hace justamente 68 años, el 17 de octubre de 1953 se reconoció el voto para las mujeres en nuestro país.

Claro, sabemos que ya había avances a nivel municipal, en donde ya se podía votar, pero, digamos, a nivel federal fue en 53, aunque hasta 1955 se pudo votar.

Y, si bien hemos tenido una activa participación en política, digamos que no lo habíamos hecho de forma activa, aquí por ejemplo estamos sacando también un dato del índice global de la brecha de género en 2020 que señala que en México existe una brecha del 75.4 por ciento respecto a la división de recursos, de oportunidades, desigualdad en la participación, económica, en el desempeño laboral, en el acceso a liderazgo político, a la educación, a la calidad de vida, lo cual se traduce o se traduciría e 59 años para que lográramos tener igualdad de género en todos estos rubros que he mencionado.

Creo que, sin duda, uno de los que más hemos avanzado es en la participación política de las mujeres y  por eso habría que hacer cuentas que de 53 al 74 que constitucionalmente se reconoce la igualdad de mujeres y hombres en la ley, pasaron 20 años; otros 20 años para las primeras acciones afirmativas, en este caso las cuotas de género que, como sabemos, pues pasaron primero casi de meras súplicas para que los partidos postularan a mujeres en sus listas, a tener esta obligación, un porcentaje y una sanción, incluso, en caso de que los partidos no cumplieran.

Y, pues nos tardamos otros 20 años para lograr que se incorporara el principio de paridad en la Constitución, este de 2014 que sólo hacía referencia a la postulación paritaria que tenían que hacer los partidos políticos, particularmente para el Congreso de la Unión y los congresos locales.

Ya nos tardamos ahora menos en este tipo de mecanismos, de reglas, de acuerdos e incluso de reformas constitucionales y legales, porque en 2019 pues incorporamos a la Constitución el Principio de Paridad Total, en el cual se modifican nueve distintos artículos de la Constitución para dar pie a una reforma de gran calado y entonces incidir en la integración de los órganos, incidir en la integración de los tres poderes del Estado, de los tres niveles de gobierno, de los órganos autónomos y, también, bajo sistemas normativos internos.

Creo que es muy importante, justamente tener esto en mente porque si, y seguro nos ha pasado a todas las que estamos aquí y a todo los que estamos aquí, que parece que leemos la constitución de un modo distinto y que muchos y muchas quieren comparar o seguir con la reforma constitucional del 14 igual que las del 19; es decir, que sólo incide en la postulación y no en la integración de órganos.

Así que bueno, afortunadamente pues esta reforma se publicó el 6 de junio de 2019 y esto implicó importantes cambios y creo que cada una de las que me acompaña en este panel podrá hacer el recuento de su entidad federativa. 

Pero, a nivel federal y a nivel de esta elección más grande de la historia creo que: uno, tuvimos el mayor número de mujeres postuladas en la historia de nuestro país; y, dos, tuvimos cuestiones como muy importantes en la que todos los institutos estatales electorales, todos los OPLES junto con el INE y junto con la autoridad jurisdiccional nos dimos a la tarea también de materializar la reforma para combatir la violencia política en razón de género.

Esta reforma publicada el 13 de abril de 2020 en el cual se modifican distintas leyes, ocho, para darnos este marco y que nosotros, cada una de estas autoridades creamos distintos mecanismos, no sólo para asegurar que las mujeres pudieran contender, sino que lo hicieran en condiciones libres de violencia.

Y en este sentido, el primer logro de este proceso creo que habría que decirlo que a nivel de las entidades federativas ya se había avanzado en esto, es poder tener una Cámara de Diputados y Diputadas paritaria. Por primera vez se aplicaron estas reglas de ajuste para poder tener 250 diputados, 250 diputadas.

Por supuesto que hay mucho trabajo que hacer, la Junta de Coordinación Política sigue siendo un “Club de Toby”, hay que legislar, esto a mí no me toca, pero hay que apuntarlo.

Hay que modificar la Ley Orgánica del Congreso de la Unión justamente para establecer la paridad, no sólo en la integración de comisiones, sino también en estos órganos, los más importantes de los congresos para que también se conformen paritariamente, porque ahora estamos en paridad numérica a nivel de Congreso de la Unión, pero hay que ver dónde están estas mujeres, qué presiden y cuál es su capacidad de incidir.

Este proceso electoral también nos enseñó mucho de acciones afirmativas, a nivel federal hubo cinco, a nivel de las entidades federativos hubo incluso otras dos que no se aplicaron a nivel federal, la de personas jóvenes y la de personas adultas mayores y en el Congreso tenemos 65 personas que integran la Cámara con base en estas acciones afirmativas.

En este proceso electoral es importante analizar con este tipo de congresos o en este tipo de foros cuáles entonces son las consecuencias de la integración de más personas, vía estas acciones afirmativas, para ver cómo las mejoramos, qué hay que cambiar, qué hay que profundizar y, por supuesto, hacerlas progresivas hasta que representen, pues el porcentaje de población que cada una de ellas está llamada a convocar en estos grupos en situación de vulnerabilidad.

El principio (inaudible) claramente o está conceptualizado y así lo ha establecido la propia Sala Superior como un principio de optimización flexible, mediante varias jurisprudencias, particularmente la 11 de 2018 en el que se dice claramente que no se trata solamente de que sean 50 por ciento de hombres y 50 por ciento de mujeres, sino que el piso mínimo es ese 50 por ciento y, que por supuesto, puede haber más mujeres y este contexto nace, por supuesto, primero, es un parámetro de validez que nace del mandato constitucional y convencional de establecer normas para garantizar el registro de candidaturas acorde con tal principio, pero también medidas de todo tipo para su efectivo cumplimiento y para la integración de órganos de representación federal, digo popular, tanto federales como de las entidades federativas y, por supuesto, también municipales.

Esta reforma, por supuesto, nos hace avanzar hacia la paridad cuando además nos damos cuenta de que la postulación no garantiza órganos integrados paritariamente, sino que hay que ir más allá, hay que tomar distintas acciones para materializar y cumplir con este principio de paridad y, por tanto, pues estas reglas tienen que hacerse, si bien por reformas constitucionales, tendrían que también hacerse a nivel legal, a nivel de reglas legisladas o creadas en sede administrativa que determinen esta integración paritaria de los órganos.

Como decía vimos que la postulación no es suficiente, pasamos de la postulación a la integración y creo que esta es una de las más grandes enseñanzas de este proceso electoral. 

Para, digamos, un poco ejemplificar las resistencias que hemos y han sufrido las mujeres históricamente, diría que, en el tema de gubernaturas, del año 1953, este aniversario o conmemoración del reconocimiento del voto de las mujeres, al 2020, se eligieron 351 personas para desempeñarse como titulares de los poderes ejecutivos locales, resultando electos 344 hombres, es decir, el 98 por ciento y solamente siete mujeres, es decir, el dos por ciento.

Y antes de este proceso electoral, 25 entidades federativas nunca habían sido gobernadas por mujeres.

Como bien saben, el INE aprobó un acuerdo, justamente, para que los partidos postularan al menos siete mujeres en las quince gubernaturas que estaban en juego en la elección pasada, y esto provocó –y me gusta decirlo así- imaginar esta foto ahora, de una reunión de titulares de poderes ejecutivos, locales y federal, y tener ahora ahí a siete mujeres ya, una cosa que no habíamos visto nunca, y que espero que ahora tengamos cada vez más mujeres en esos espacios y en todos los espacios.

Por supuesto, una resistencia fue –primero estas que no se visibilizan tanto-, en reuniones con legisladores –todos hombres, por cierto-, con representantes de los partidos políticos –todos hombres también, por cierto-, convocadas incluso por algunos de mis colegas –hombres, por cierto-, y pues, impugnadas por el Senado de la República, que no tenían legitimidad para impugnar un acuerdo del Consejo General del INE, por un partido político nacional, un partido político local, por cuatro hombres. Y siempre digo esto, porque es como muy clara la resistencia. Un hombre, incluso, se quejaba que le afectaba su derecho a contender a la gubernatura de Tamaulipas, que en ese momento no era una de las quince gubernaturas en juego.

La Sala Superior, digamos, y el INE por distintas vías, llegamos a la misma conclusión: a obligar a los partidos políticos a postular siete mujeres en estos cargos, y, además, se vinculó al Congreso de la Unión y a los congresos de las entidades federativas, a establecer estas reglas para garantizar la paridad en las gubernaturas en todo el país; cosa que, como otra resistencia no ha existido, hay una omisión legislativa por parte del Congreso de la Unión, y también por parte de los congresos de las entidades federativas. 

Hay ahí alguna que ya se aprobó a nivel congreso estatal, pero que falta su ratificación por los municipios, y, por tanto, podríamos decir que, en términos generales, no hay alguna entidad federativa que hasta este momento haya cumplido con este mandato de la Sala Superior, respecto a legislar en materia de paridad en gubernaturas. 

Por lo que volvimos el 27 de agosto de este año, a establecer un acuerdo al Consejo General, para obligar, para que estas seis gubernaturas, tres al menos fueran postuladas mujeres. 

Y qué creen, además, como parte de las resistencias, el primer acuerdo que se aprobó en noviembre del año pasado, lo votamos nueve personas -nueve Consejeras y Consejeros- a favor, y ahora no solo se intentó bajar este acuerdo del Consejo General, argumentando que no había habido tiempo para verlo con los partidos; los partidos, ninguno se quejó en el Consejo, y fue aprobado además por menos votos, siendo un acuerdo, pues que en términos generales era prácticamente el mismo que en el mes de noviembre. 

Se aprobó por siete votos a favor, por supuesto, pues tendrán claro los números y sabrán que de estos cuatro votos que faltaron, cinco fueron hombres y además que fueron ellos los que intentaron bajar, y, además -esto lo digo aquí, porque esto pasó, iban con los partidos políticos para pedirles que ellos pidieran tiempo y bajaran el acuerdo del Consejo General para obligar a los partidos. Tan es así que ningún partido político impugnó el acuerdo.

Era un tema de resistencia interna, en el cual, además, las y los Consejeros no jugamos, digamos, o no tenemos, no nos postulamos para ningún cargo de elección popular y que, pues sigo sin entender la razón por la cual se intentó bajar ese acuerdo al Consejo General, intentando que los partidos fueran los que propusieran que se bajara este acuerdo.

En este acuerdo, por supuesto, se consideró el contexto histórico de la participación política de las mujeres, el parámetro de regularidad constitucional y convencional, y por los derechos de igualdad y no discriminación, así como el principio constitucional de paridad de género.

Junto con esto, pues para logra este ahora Congreso Paritario, establecimos también una regla de ajuste que propuse desde mi oficina y que me acompañaron dos consejeras electorales, y que afortunadamente el Congreso, perdón, la Sala Superior, fue la primera ocasión en el que determinó que estas reglas de ajuste tenían que aplicarse a nivel de la Cámara de Diputados y Diputadas.

Entonces, creo que hemos avanzado, sin duda, no podríamos decir que no hemos avanzado en garantizar primero la paridad, en incorporar la reforma de paridad en nuestra Constitución. Por supuesto, en este marco para combatir la violencia política en razón de género, que nos permitió poder tener en todo el país esta declaración Tres de Tres Contra la Violencia.

Y que ya se está hablando de, si bien cinco entidades federativas ya la tienen en su legislación loca, llevarla a también la legislación nacional electoral y la de todas las entidades federativas.

Hay que incidir en la presencia de las mujeres en medios, en que tengan los recursos para hacer sus campañas, en que no sean violentadas en los medios de comunicación, y no se les invisibilice y, por supuesto, a que no sufran ataques en redes sociales.

Necesitamos, además, el trabajo conjunto con otras autoridades, actores políticos, la sociedad civil, para que la participación de las mujeres sea siempre libre de violencia, y que sea siempre libre de violencia, y quesea siempre además garantizada en todos los ámbitos.

Creo que aquí la reflexión es, qué hemo avanzado, y no se podría haber avanzado si no hay reforma constitucional, reformas legales, acuerdos de los consejos generales de las entidades federativas y del INE, por supuesto, sentencias también a favor de garantizar estos principios.

Pero no lo hubiéramos conseguido sin estas reformas y este marco normativo, y hay que reflexionar dos temas: en materia pública las mujeres hemos avanzado, estamos en distintos cargos, hay que combatir la violencia política, pero creo que también hay que voltear a ver el sector privado.

A cómo mujeres que se dedican a la actividad empresarial, a consejos directivos, a este tipo de labores, no están siendo contempladas, no tienen reglas que garanticen la paridad.

En muy pocos consejos se habla ahora de darles o establecer este tipo de cuotas de acciones afirmativas en un 30 por ciento. Y que creo que como país no avanzamos si no tenemos unos órganos como el Congreso de la Unión, que estén integrados, primero, de manera incluyente, en el que todos y todas quepamos.

Ésta es, digamos, el objetivo de las acciones afirmativas. Pero que tampoco podemos dejar rezagado el sector social, el ámbito privado en que las mujeres no tienen este tipo de garantías y que tiene que empezar a permear también hasta estos espacios.

Pues yo lo dejaría hasta aquí, les agradezco, por supuesto, su atención, compartir el panel con ustedes. Gracias, querida Olga.

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