México en los primeros lugares en paridad parlamentaria en el mundo. En unos días veremos como la LXV legislatura conjuga el principio transversal de paridad de género en la integración de sus órganos y el ejercicio paritario del poder público.
Un resultado más de las elecciones del pasado 6 de junio, es que en el mes de julio nuestro país pasó de ocupar el quinto lugar, alcanzado en el proceso electoral del 2018, al cuarto sitio en el ranking de la Unión Interparlamentaria. Con el ajuste por alternancia de género en la integración del Congreso de la Unión del 29 de agosto, seguramente en el reporte de septiembre compartiremos el tercer lugar con Emiratos Árabes Unidos que tiene una paridad del 50 % en su poder legislativo.
Aún con las buenas noticias, este proceso electoral también nos mostró como la violencia política contra las mujeres en razón de género sigue siendo una de las principales barreras para la participación. Mujeres nominadas enfrentaron obstáculos estructurales, discriminación y acoso, ataques en redes sociales, radio y televisión, obstaculización en pre y en campañas, también denostaciones y descalificaciones durante todo el proceso electoral 2020-2021.
En nuestro país el avance hacía una integración paritaria en el Congreso de la Unión es resultado de las varias reformas constitucionales, en particular la de #ParidadEnTodo. Y constituyen el marco jurídico fundamental con el cual fue posible la emisión, tanto de los acuerdos del Consejo General del INE, como las sentencias emitidas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el proceso electoral. La aplicación de criterios para garantizar la paridad no sólo en la nominación, sino también en la asignación de curules, que incluyo la aplicación del principio de alternancia de género, igualdad sustantiva y no discriminación.
La promesa incumplida de igualdad política en la democracia representativa se subsanará con una democracia paritaria. La construcción de una representación legislativa paritaria atraviesa, también por la dimensión simbólica para la generación de nuevas agendas. Se requiere cambiar la forma de pensar y las formas de hacer política para lograr la igualdad sustantiva.
El principio transversal de paridad de género es un paradigma que tiene por mira garantizar un valor superior constitucional: el derecho a la igualdad sustantiva (de hecho) entre mujeres y hombres en el ejercicio del poder público y la integración de los órganos del Estado.
La llegada a la legislatura de mujeres, indígenas, afromexicanas, de la diversidad sexual y de género, migrantes y residentes en el extranjero, con alguna discapacidad, provee de una masa crítica en los espacios de toma de decisiones. Este avance se reflejará en las acciones y propuestas legislativas en favor de la igualdad incluyente y el mejoramiento de las condiciones de vida de todas y todos.
En unos días veremos como la LXV legislatura conjuga el principio trasversal de paridad de género en la integración de cada una de las Comisiones, en cada uno de los espacios de toma de decisión y por supuesto en el liderazgo de los grupos parlamentarios. Es una tarea conjunta de las y los legisladores impulsar una agenda trasversal de género.
Consulta el artículo en La Crónica.