Intervención de Lorenzo Córdova, durante la presentación de las conclusiones de Observación Electoral Local del grupo 1

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA PRESENTACIÓN DE LAS CONCLUSIONES DE LA OBSERVACIÓN ELECTORAL LOCAL, DEL GRUPO 1: EXPERIENCIAS DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA Y ELECTORAL DE MUJERES, PUEBLOS INDÍGENAS, CIUDADANOS EN EL EXTERIOR Y CIUDADANOS PRIVADOS DE LIBERTAD

Muchas gracias, Salvador.

Es un verdadero placer estar esta mañana con ustedes, al arranque, como ya lo decía nuestro querido y admirado Salvador, de estas tres sesiones en la que las organizaciones que se beneficiaron del fondo de observación electoral, que lograron, que desarrollaron sus proyectos durante el proceso electoral, que todavía está en curso, hay que recordarlo, presentarán estas conclusiones preliminares.

Saludo, también con muchísimo gusto, a Sofía Vincenzi, que a nombre de CAPEL representa a la Secretaría Técnica junto con Salvador de este fondo.

Saludo a todas y a todos, a los integrantes del Comité, las y los integrantes del Comité Técnico del mismo fondo, también con mucho afecto y agradecimiento.

En 27 años que tiene de funcionar el Fondo de Apoyo a la Observación Electoral el sistema electoral mexicano ha evolucionado significativamente y los desafíos de la convivencia en clave democrática son siempre distintos y cada vez más complejos.

De hecho, tendríamos que reconocer que en México del siglo XXI se parece muy poco al tipo de país que predominó en el siglo XX, e incluso, dista mucho de la fisionomía política del México del 1994 cuando se instrumentó por primera vez dicho fondo para la observación electoral.

Naturalmente, las transformaciones políticas y sociales que se lograron en este periodo no se dieron de un día para otro ni por generación espontánea, de un partido, o bien, a cargo de un líder carismático o de una fracción o grupo parlamentario.

La construcción del México de derechos y libertades que disfrutamos en los últimos años es producto de una lucha colectiva, de las contribuciones de varias legislaturas, de diversas generaciones de liderazgos políticos, de especialistas y, por supuesto, de las aportaciones de quienes de manera profesional y sistemática realizan observación electoral en nuestras elecciones.

Que la democracia mexicana sea un referente internacional para organizar comicios en contextos de alta complejidad es producto del incesante perfeccionamiento de nuestros procedimientos y del proceso de retroalimentación que el INE, el IFE antes, lleva a cabo después de cada elección con especialistas, académicos, con otras autoridades electorales nacionales e internacionales y con organizaciones de la sociedad civil.

De ahí que el Fondo de Apoyo a la Observación Electoral, haya funcionado de manera interrumpida desde 1994 y que sus reflexiones contribuyan a elevar el contexto de exigencia tanto a las autoridades electorales como a las y los gobernantes con quienes buscan también el respaldo de los votantes en las urnas, es decir, las opciones políticas.

Para dar una idea de la importancia que para el INE tiene este Fondo, basta mencionar que, pese a que el INE fue objeto del recorte más grande de su historia y de cara a la elección más grande y compleja que hayamos vivido y, que pese a que ninguna de las otras instituciones que normalmente participaban con recursos para integrar el mismo, lo hicieron en esta ocasión, esta autoridad hizo lo administrativamente necesario para destinar 20 millones de pesos al Fondo, recursos con los que, por cierto se ha apoyado a 25 proyectos de organizaciones de la sociedad civil y están en proceso de dictaminación otros siete proyectos.

De ahí que la importancia que para el INE tienen los eventos que hoy iniciamos, ya que sus reflexiones con seguridad contribuirán al fortalecimiento de nuestras prácticas y procedimientos, de cara a los próximos procesos electorales.

Ello, en tanto como lo he dicho en otras ocasiones, la evolución de la democracia supone correr por una autopista de dos sentidos.

Un sentido que avanza hacia la consolidación y perfeccionamiento de la disputa por el poder y otro, que hay que procurar evitar, que avanza hacia eventuales regresiones y resurgimiento de pulsiones autoritarias.

Por último, con la finalidad de establecer un marco introductorio general para estas tres sesiones, permítanme compartir algunas reflexiones esenciales sobre lo que desde mi punto de vista implicó la organización del proceso electoral más grande y complejo de la democracia mexicana y algunos de los principales efectos de la forma en la que se ejerció el sufragio en la pasada elección del 6 de junio.

Lo primero que debo mencionar es que el proceso más complejo de nuestra historia inició en septiembre de 2020, después de dos años de riesgos, de amenazas al ejercicio de la autonomía constitucional y de diversas expresiones de carácter francamente autoritario que perseguían impulsar ciertas reformas electorales abiertamente (inaudible).

Sin embargo, me parece que para entender el conjunto de decisiones que el INE tuvo que tomar para garantizar que 93.5 millones de votantes pudieran ejercer el derecho al sufragio de manera libre, informada y sin riesgo de contagio en un contexto de pandemia, los principales desafíos que enfrentamos los podríamos agrupar en tres dimensiones.

La primera es la sanitaria, la pandemia de COVID-19 generó un contexto inédito en el que tuvo que organizarse este proceso electoral, para enfrentar ese desafío el INE siguió experiencias internacionales generadas en elecciones en otras naciones gracias a la interacción con instituciones electorales y organismos multilaterales de todo el mundo.

Además, tuvimos como banco de pruebas para la adecuación de las mejores prácticas a nuestra realidad en las elecciones de Coahuila e Hidalgo en octubre de 2020, en plena pandemia.

Al respecto cabe subrayar la importancia que tuvo el profesionalismo de nuestras estructuras y de la instrumentación de diversas medidas como la instalación de un grupo estratégico, el grupo llamado INE C-19, un consejo consultivo integrado por expertas y expertos médicos en materia de salud pública y de epidemiología que fueron guiando nuestras acciones y conformando los más de 20 protocolos que instrumentamos en los distintos procesos en lo que permitieron construir el proceso electoral.

La segunda dimensión es el contexto de inseguridad y de violencia que vive el país. Esta dimensión nuevamente impactó el proceso electoral con hechos lamentables como el asesinato, secuestro, amenazas, extorciones, de los que fueron víctimas candidatas, candidatos, autoridades municipales, incluso el asesinato de dos compañeros funcionarios de nuestra institución. 

Al respecto, cabe mencionar que tenemos reportes de 30 candidatas, candidatos, aspirantes a distintos cargos o candidaturas que fueron asesinados en este proceso electoral, mientras que en 2018 fueron 27. 

De hecho, de acuerdo con cifras oficiales, entre enero y mayo de 2021 se registraron más de 14 mil homicidios dolosos, hechos que, sin duda, constituyen el contexto en el cual el INE tuvo que organizar elecciones. Un contexto que estaba ahí, que sigue ahí, pero que es el contexto en el cual, en México, digamos, hemos tenido ya desde hace varias ocasiones que organizar elecciones. 

La tercera dimensión es el ambiente de reiteradas amenazas e intentos de amedrentamiento al INE. Nunca en tres décadas de organizar elecciones la autoridad electoral había experimentado tantas agresiones, descalificaciones y abiertas y francas amenazas como ocurrió en el proceso electoral que está por terminar. 

Fueron ataques inéditos por su estridencia y agresividad en contra del INE, de sus funcionarios, generados por algunos actores políticos, vinculados, cercanos al gobierno federal y al partido en el gobierno. 

La intención de estas amenazas y descalificaciones fue construir una narrativa anticipada de un presunto fraude, y para ello se tergiversaron decisiones, se acusaron reiteradamente de sesgos e intencionalidades políticas las decisiones del INE o del Tribunal que resultaban incómodas o contrarias a ciertos intereses particulares. 

Naturalmente, la actitud del INE fue aclarar una y otra vez las decisiones que se tomaron y evitar caer en una confrontación directa con el gobierno y su partido que hubieran terminado por constatar una especie de narrativa de profecía auto cumplida. 

Como se ve fueron muchos desafíos, muchos inéditos, pero todos ellos pudieron ser superados con apego al marco legal y con absoluta imparcialidad. La mejor prueba de que esos desafíos fueron superados son los resultados de la elección. 

Con una participación electoral del 52.6 por ciento, la más alta en una elección intermedia en lo que va del siglo, 49.1 millones de votantes que el 6 de junio demostraron que la mayoría de la ciudadanía asumió un compromiso activo para vivir y recrear su democracia.

Estas elecciones demostraron además que el pluralismo político en México es dinámico y vigoroso, por lo que ninguna fuerza política puede dar por asegurado ni el triunfo propio, ni el rechazo de los contrarios en las urnas, México es un país que no cabe bajo una sola voz, bajo un solo (inaudible), ningún partido tuvo por sí mismo la mayoría de la votación emitida. 

Todo con las innovaciones normativas impulsadas por el INE y el Tribunal se volvió a lograr la paridad en la Cámara de Diputados, se fortaleció el carácter paritario e incluyente de la democracia mexicana, ya que se lograron 65 diputaciones federales, para que la diversidad y la inclusión se escuche en la Cámara de Diputados, a través de candidaturas o de hoy probables o candidatos que son personas indígenas electos, o en vías de serlo, 10 de migrantes, ocho con algún tipo de discapacidad, seis de personas afromexicanas, cuatro de la diversidad sexual.

Los sistemas instrumentados por el INE para difundir resultados preliminares, Conteos Rápidos y PREP volvieron a demostrar su eficacia y calidad técnica, contribuyendo con ello a la certeza en la Jornada Electoral y en sus resultados, el incremento de los niveles de confianza en el INE que superaron después de la elección el umbral del 70 por ciento, no sólo ratifica que es la institución civil con más confianza del Estado mexicano, sino muestra que el desempeño institucional de esta compleja elección contribuyó a que la población confíe aún más en esta autoridad electoral.

En suma, son resultados, los anteriores, en los que no pretendo negar ni el recrudecimiento de la violencia, ni la violencia política en razón de género, ni la incorporación de estructuras destinadas a las y los jóvenes en los partidos políticos que demostraron su insipiencia y su precariedad en muchas ocasiones.

Tampoco negar los hechos que se han mencionado en relación con compra y con eventual coacción del voto en un país con mitad de la población en situación de pobreza, es complejo, me atrevería a decir, hasta previsible. 

Lo único que quiero plantear es que en medio de los inéditos desafíos que vivimos en 2021 las elecciones cumplieron su función civilizatoria y volvieron a contribuir a la gobernabilidad del país. 

No me extiendo más, concluyo agradeciendo la colaboración del Instituto Interamericano de Derechos Humanos y a su Centro de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL), tanto por su participación en las diversas actividades de este fondo como en la organización y desarrollo de este evento. 

Mucho éxito, estamos muy atentos a los resultados que aquí se presenten a lo largo de estos tres días, aunque sean preliminares, estaremos atentos a los resultados definitivos bajo la lógica de que la construcción de la democracia es una construcción colectiva que implica una interacción permanente entre las autoridades electorales y los distintos ámbitos, particularmente los de la sociedad civil, que permiten que la democracia efectivamente se recree. 

Muchas gracias y muy buenos días. 

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