VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL FORO ENCUESTAS Y ELECCIONES RUMBO AL 6 DE JUNIO
Muchas gracias, Rubén.
Muchas gracias a todas y todos.
Un verdadero placer volver a retomar, de cara a la elección más grande de nuestra historia, a 17 días de la elección más grande y compleja de nuestra historia, pues esta rica tradición que desde hace ya muchos procesos electorales junto con la AMAI, junto con CEDE, hemos venido desplegando, desarrollando, que es reflexionar sobre el papel de las encuestas en el contexto de las elecciones, el rol de las encuestas en el contexto democrático, como una manera de ir generando pues un buen contexto de exigencia, pero, sobre todo, generar información de cara a la emisión del voto.
Así que agradezco mucho a la mesa directiva de la AMAI, de CEDE, el que de nueva cuenta refrendemos esta alianza estratégica que desde hace mucho tiempo nos une a ustedes y al Instituto Nacional Electoral.
Saludo, por supuesto, a Andrés, a mis colegas de mesa, a Maite que coordinará la siguiente, el panel, en fin.
Las encuestas y los sondeos parten de la idea de que la opinión pública es un aspecto de la realidad política y social que merece ser observado, medido y analizado.
Sólo en contextos democráticos las encuestas son realmente apreciadas y utilizadas como instrumentos para conocer la opinión del público y, cabe especificar, de la pluralidad de públicos que integran una comunidad política.
A veces se olvida esto, y se piensa que la sociedad es algo homogéneo y monolítico, cuando en realidad si algo caracteriza a sociedades como la mexicana, sociedades democráticas es su intensa pluralidad y diversidad política e ideológica.
Desde hace tiempo, las encuestas y los sondeos de opinión de naturaleza electoral, en particular se han convertido en herramientas centrales del discurso público, de la construcción de narrativas y de las estrategias electorales de los actores políticos.
Más aún, los estudios demoscópicos también pueden influir en la conversación pública y eventualmente en las propias inclinaciones ciudadanas respecto a las alternativas de voto disponibles.
A ello, obedece en parte, el incremento exponencial en el número de estudios que se realizan y se publican para difundir preferencias y tendencias electorales.
Las encuestas son ejercicios insustituibles e indispensables en la vida política y electoral actual. De hecho, sería difícil imaginar una elección sin encuestas, pero justo en ese contexto de nutrida publicación de estudios y sondeos de opinión y, por la importancia y efectos que tiene en los procesos electorales, la reforma constitucional y legal de 2014 introdujo una regulación mínima en materia de publicación de estudios demoscópicos facultando al INE para operar dicha regulación.
Con la reforma de 2014, se le otorgó al Instituto Nacional Electoral, la atribución de definir las reglas, criterios y formatos en materia de encuestas, sondeos de opinión y conteos rápidos no institucionales para todos los procesos electorales federales y locales.
Esta atribución, ha buscado que la regulación de las encuestas electorales tenga una estructura normativa homogénea en todo el país, para dotar de certeza al actuar de las empresas demoscópicas en cuanto a lo que pueden esperar de la ley y permitirles a las autoridades electorales, nacional y estatales, desplegar también adecuadamente las funciones de supervisión y control que les corresponden en función del tipo de elección de que se trate.
En otras palabras, el INE define criterios de regulación a nivel nacional, pero sólo los aplica en el ámbito federal para las encuestas, sondeos de opinión, encuestas de salida y conteos rápidos no institucionales con resultados de preferencias electorales de elecciones (inaudible).
En tanto que las autoridades electorales de los estados son a las que les corresponde aplicar la regulación de los criterios establecidos para los estudios con resultados de elecciones locales.
El eje central de la regulación sobre la publicación de encuestas electorales radica en emitir criterios generales de carácter científico y en la entrega de los estudios completos que sustenten los resultados de las encuestas que son publicadas y que deben cumplir con dichos criterios.
Además de difundir los estudios que respaldan los resultados sobre encuestas electorales publicadas, la autoridad electoral verifica y da a conocer si dichos estudios cumplen con los criterios de carácter científicos que emite el INE y que toda persona física o moral que los realice, cuando se publican dichos ejercicios, debe adoptar.
Dos principios han regido siempre toda regulación en materia de publicación de encuestas electorales, primero, la máxima transparencia y la máxima publicidad. Se trata de difundir, el ofrecer a la ciudadanía los elementos necesarios para que valoren la calidad y el rigor científico de las encuestas, que se forme una opinión de ellas y de los resultados que buscan difundir.
Con estos elementos se busca construir una opinión pública informada y apoyar así al voto razonado e informado.
En ese contexto y en cumplimiento con la normatividad aplicable, el INE por medio de la Coordinación Nacional de Comunicación Social y en colaboración con las Juntas Locales Ejecutivas del Instituto, ha venido haciendo puntualmente el monitoreo de encuestas sobre preferencias electorales relacionadas con el Proceso Electoral Federal en marcha y para ello revisa 430 medios de comunicación impresos, de los cuales 58 son nacionales y 372 son locales, para verificar que los ejercicios demoscópicos que son publicados y que en consecuencia se cumplan con los requisitos y criterios establecidos antes mencionados.
Hasta ahora el INE ha dado a conocer 8 reportes donde se dan a conocer los resultados de las encuestas y sondeos identificadas y reportadas a esta autoridad electoral, dando cuenta de sus principales características metodológicas, alcances, así como resultados.
Apegados a los principios de máxima publicidad y transparencia, todos los informes del INE, las encuestas registradas y recibidas, así como los reportes de las autoridades electorales estatales en la materia se encuentran disponibles al público en el portal del Instituto.
Si la opinión pública es la agregación de percepciones, actitudes y creencias individuales sobre un tema particular, también es cierto que se trata del producto de la interacción y la influencia mutua entre diferentes sectores sociales, más que síntesis de visiones mayoritarias, la opinión pública en clave democrática debe ser vista como un conjunto integrado de la pluralidad de puntos de vista que nutren y dan vida a una comunidad política diversa y plural como la nuestra.
La opinión pública es uno de los aspectos centrales para la vida en democracia porque el reconocimiento de su existencia supone aceptar que la ciudadanía tiene una voz que debe ser tomada en cuenta y, para ser tomada en cuenta, en un contexto democrático, la opinión pública debe estar sujeta a instrumentos de medición que sean sistemáticos, claros, públicos y transparentes, tanto en sus metodologías, como en su financiamiento.
Por ello, la demoscopia es parte del ejercicio del derecho a la información y del derecho a saber que todas y todos los ciudadanos deben ejercer, de ahí que el rigor y transparencia en las encuestas y estudios de opinión favorezcan la recreación de la vida en democracia.
Como lo he mencionado ya en otras ocasiones contar con ejercicios demoscópicos serios, bien hechos y sobre todo apegados a la ley constituye una herramienta adicional para ejercer el voto en libertad.
Permítanme un comentario final a propósito de algunas notas que se han presentado en estos días.
Hay quienes dolosamente están pretendiendo colocar al árbitro en la posición de un jugador o de un aspirante a jugador de cara a futuras elecciones. Colocar al árbitro de la contienda en encuestas de hipotéticos escenarios a futuro es y lo digo sin medias tintas, una acción maliciosa que lo único que provoca es pretender dañar a la autoridad electoral.
Quienes lo hacen, voluntaria o involuntariamente terminan haciéndole el juego a quienes buscan minar la integridad de las elecciones y la confiabilidad de los procesos electorales, no le hacen ningún favor a la democracia, sino todo lo contrario, sobre todo, porque están en el error.
El árbitro es el árbitro y quien pretenda confundirlo o hacerlo pasar por un jugador, simple y sencillamente está haciéndole el juego a quienes quieren minar la integridad de las elecciones y la fortaleza democrática de nuestro país, o bien, son parte de estrategias que apuntan en ese sentido.
El árbitro es el árbitro y seguirá siendo el árbitro, los jugadores son los jugadores, aunque a veces los propios jugadores quieren hacer pasar al árbitro como uno de ellos, lo cual es, para decirlo sin medias tintas, absolutamente falaz, doloso y mal intencionado.
Termino recordando la clásica expresión del sociólogo y senador norteamericano Patrick Moynihan, quien como seguro recordarán afirmó, cito: “cada quien tiene derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos”.
Las encuestas realizadas con rigor científico y transparencia nos ayudan a incorporar las opiniones a las que todas y todos tienen derecho a la construcción compartida de nuestra realidad democrática; su centralidad es innegable y, por lo tanto, su compromiso con la legalidad, la transparencia y la democracia debe seguir siendo clave como lo ha sido hasta ahora.
Muchísimas gracias.
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