Intervención de Lorenzo Córdova, durante la mesa, Desafíos de las autoridades electorales, Seminario Elecciones 2021: ¿Refrendo o cambio de rumbo?

Escrito por: INE
Tema: Discursos

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA MESA “LOS DESAFÍOS DE LAS AUTORIDADES ELECTORALES», DEL CICLO DE SEMINARIOS: “ELECCIONES 2021: ¿REFRENDO O CAMBIO DE RUMBO?”, ORGANIZADO POR EL COLEGIO DE MÉXICO

Muchísimas gracias, Jean François.

Decías hace un rato, hablabas de privilegios. Si hay alguien aquí que es privilegiado soy yo, y lo digo sin medias tintas, la verdad, la posibilidad de estar en este espacio virtual, pero en esta casa de referencia, casa académica de referencia que es El Colmex, contigo, en primera instancia, pero, además, con dos, pues dos amigas, maestras, admiradísimas politólogas, digamos, mujeres de referencia para mí, como son Jaqueline y Soledad, es un verdadero privilegio.

Si hay alguien que está privilegiado aquí soy yo, sin lugar a dudas.

Yo quisiera articular esta primera ronda, si se me permite, en cuatro grandes temas que tendrán que ser telegráficos para poder abordar, sobre todo, el último, que son los desafíos de cara a la elección. 

Pero me parece que es importante hacer un corte de caja, si bien no por otra cosa, hasta por una cuestión de homenaje al Instituto Nacional Electoral que hace apenas siete días, bueno, menos cuatro días, el 4 de abril cumplió siete años, al igual que la reforma, que la vigencia de la nueva reforma.

Y, quisiera comenzar con eso, creo que es importante para poder comprender a cabalidad los desafíos que enfrenta el país de cara a esta que, como has dicho, por las cifras que apenas has mencionado, y por otras razones también, es la elección más grande de nuestra historia, también la más compleja.

Creo que es pertinente comenzar con una especie, digámoslo así, de corte de caja, eso, telegráfico, pero corte de caja en términos de un balance respecto del sistema electoral que surgió de la reforma 2014, y quisiera comenzar por ahí.

La primera cosa es que el nuevo modelo electoral para los óranos electorales ha significado un antes y un después, solamente doy un dato en este sentido. Durante 23 años de existencia el IFE organizó 18 procesos electorales federales, en los últimos siete años, de 2014 a la fecha, el INE ha participado en 200 procesos electorales, cuatro federales y 196 procesos locales que son realizados de manera coordinado con la base en las nuevas reglas con los organismos electorales de cada entidad federativa.

El segundo corte de caja, y el segundo elemento de corte de caja es que también en estos siete años, no me atrevería a decir que es una consecuencia del sistema electoral introducido, pero esto habla de la robustez y del dinamismo del sistema político mexicano bajo el contexto en el periodo de este sistema electoral, el sistema electoral nacionalizado ha vivió el periodo de mayor alternancia política de su historia.

El índice, no me detengo con cifras, solamente menciono el índice global. El índice global de alternancia en estos siete años, en las elecciones que se han realizado de 2015 hasta las de 2020, justas 200 elecciones, es del orden de 65 por ciento. Es decir, la probabilidad de que un partido político que gane una elección gane la elección nuevamente es de apenas de menos de 4 de cada 10 posibilidades.

Esto, evidentemente no es que nos vuelva más democrático, la alternancia no es sinónimo de democracia, lo que hace democrático un sistema político es que existan las condiciones reales para que la alternancia sea posible, pero el hecho de que hayamos tenido este índice de alternancia me parece que constate el hecho de que las condiciones, las reglas del juego que permiten la convivencia en clave democrática es la ley, por un lado.

Y, por otro lado, me parece que, la alternancia también es la prueba de que finalmente en México el voto cuenta, el voto cuenta no solamente para decidir ganadores, perdedores, que son siempre son temporales en un régimen democrático, sino, además, hoy el voto en México, me parece que puede cada vez más ser asumido como un efectivo mecanismo de rendición de cuentas, como ocurre, cito a Sartori, justamente en las democracias; es decir, el voto en México también sirve para premiar o castigar las buenas o las malas acciones de gobierno.

Tercer gran corte de balance, de corte de caja, o de elemento en este balance, el Sistema Nacional Electoral, a pesar de sus complejidades, de su barroquismo, de lo difícil que fue instrumentarlo, es un sistema que funciona a pesar de, recuerdo en sus momentos que había quienes hablaban de un mazacote, que era inviable, hoy la reforma ha demostrado que es una reforma pertinente, sin duda creo que sería deseable que se simplificarán muchos de los procedimientos, no es una reforma sencilla, pero es una reforma practicable y es una reforma que nos ha permitido recrear en paz la pluralidad política del país y permitir, como decía, esos altos grados de alternancia.

Sin duda, la reforma no abarató el sistema electoral como se dijo en su momento, falsamente, era difícil que una reforma de esta naturaleza abaratara el sistema electoral cuando se incrementó el financiamiento de los partidos políticos, cuando se incrementaron las estructuras del Instituto Nacional Electoral, cuando se incrementaron funciones de las autoridades electorales, pero claramente ahí había un discurso que no estaba aparejado con el propósito efectivo de la reforma.

Tal vez en el futuro habría que pensar la posibilidad de simplificar nuestro sistema electoral si uno de los propósitos primordiales, que no lo ha sido hasta ahora, ha sido el de abaratar los costos de nuestro sistema electoral siempre y cuando, diría yo, esto no implique una pérdida, como bien lo mencionabas en la introducción, de la confianza porque la desconfianza sigue ahí entre nosotros y forma parte de una especia de ADN de la clase política.

Dicho eso, y termino con esta primera gran reflexión: creo que la relación entre los OPLES y el INE no es sencilla, es una relación muy compleja, pero creo que en el paso del tiempo cada vez se ha aceitado y creo que la clave de esto ha pasado por un lado evitar supremacismos de parte de la estructura del INE, es decir, quítense que les vamos a enseñar cómo se hacen elecciones y, por otro lado soberanismos de parte de las estructuras de los OPLES; es decir asumirse como la última trinchera de la soberanía estatal frente al centralismo intrusivo del centro encarnado por el INE.

Creo que es hoy tenemos un sistema que funciona, la coordinación es pertinente, la clave ha sido asumir al INE como un interventor, no como un superior jerárquico que dicta directrices, genera criterios generales y supervisa el trabajo de los OPLES.

El segundo gran tema, el que quisiera tocar es el que tiene que ver con los riesgos que se han superado en la antesala de la elección. Estos dos años previos, los que nos anteceden al momento en el que nos encontramos han sido años complicados, me refiero sobre todo a que se han presentado una serie de iniciativas de reforma legal que no se han concretado venturosamente porque se trata de reformas, creo, con un alto sesgo regresivo en términos de la intencionalidad de control político de las autoridades electorales.

Iniciativas que pretender reducir el periodo de los funcionarios electorales que hemos sido designados, yendo contra el principio de inamovilidad, reformas que plantean que por ejemplo la estructura desconcentrada del INE, que hoy es nombrada por el Consejo General y que es la que se encarga, hoy en día, en estos momentos, de la operación de la elección que fuera nombrada por la Cámara de Diputados por una mayoría simple.

Son reformas que afortunadamente no se concretaron, pero digamos, hoy estamos en un periodo de pausa de la reforma electoral, probablemente sea pertinente una discusión amplia, incluyente, serena, como debe de ser, como dicen que los temas calientes se deben discutirse en tiempos fríos, que nos permitan reflexionar sobre el estado de las leyes electorales hacia el futuro después de esta elección.

Segundo, se exorcizó también esta pretensión de la Secretaría de Gobernación de hacerse de los datos biométricos del Padrón Electoral, hay una discusión respecto de una nueva Ley General de Población, pero el INE sigue manteniendo de manera autónoma y el resguardo de los datos de las y los ciudadanos que han confiado los mismos al Instituto Nacional Electoral.

El año pasado hubo una renovación parcial del órgano electoral, que es una renovación que llegó a muy buen puerto, en donde el consenso entre las fuerzas políticas fue privilegiado de principio a final y en donde el Comité Técnico que evaluó los perfiles hizo un trabajo extraordinario y logró exorcizar las pretensiones de quienes pretendía, digámoslo así, imponer una lógica de mayoreíto y no de construcción de consenso en la designación y hoy tenemos un Consejo General renovado, digámoslo así, que permite conjugar experiencia con visiones nuevas y que trabaja y trabaja bien.

Si uno ve las decisiones, incluso las polémicas decisiones que han sido objeto de discusión pública en estos días, son decisiones tomadas por un amplísimo consenso, en votaciones de ocho, nueve, de once votos, e incluso la unanimidad son muy frecuentes a pesar de esta renovación.

Finalmente, el último punto superado es el que tiene que ver con el recorte presupuestal que se le impuso al INE para este año, un recorte de 870 millones de pesos que es el más grande que se le ha aplicado la autoridad electoral en la historia para un año de elecciones.

Afortunadamente a pesar de este recorte, con una serie de ajustes presupuestales, la organización del proceso electoral está total y absolutamente blindada, no podemos decir lo mismo respecto de la Consulta Popular que el INE tendrá que organizar el primero de agosto del año siguiente a la elección, es decir, el próximo primero de agosto.

A pesar de que el INE ha venido haciendo ejercicios de racionalización y disminución de los costos, a partir de la previsión de una instalación de un número menor de casillas, sigue siendo un ejercicio para cual no hay un fondeo presupuestario, hoy no tenemos ni un peso para esta, para este ejercicio, pero bueno, digámoslo así, no es un problema que podemos soslayar desde ahora, pero lo que me importa subrayar aquí es que las elecciones del 6 de junio, desde el punto de vista presupuestario no están sujetas a un riesgo en términos de su debida realización y su garantía.

Tercer gran tema, vamos a las elecciones más grandes, Jean François ha dicho las razones, no repito las cifras que esas son correctas respecto del volumen de potenciales electores, tal vez ahí el ajuste, el único ajuste, es que estamos estimando, todavía las cifras se tendrán que consolidar en las próximas semanas el Listado Nominal, estamos hablando de 93 millones y medio, de todos modos, son cuatro millones más que en 2018 y todo esto detona un número de casillas mayor, un número de ciudadanos mayor.

Buenas noticias si se me permite el paréntesis, a pesar de la pandemia el corte que hoy tenemos es que, del millón 460 mil ciudadanos que vamos a necesitar para que operen las 162 mil casillas que se instalarán a lo largo y ancho del país, hoy el INE cuenta con un ejército ciudadano democrático de reserva de dos millones 990 mil; es decir que son ciudadanos que han aceptado y que son aptos, que cumplen con los requisitos, es decir, tenemos más del doble de los que vamos a necesitar para operar las casillas, incluyendo propietarios y los suplentes, y esos son grandes noticias porque la ciudadanía está apropiándose del proceso electoral.

Cierro este paréntesis.

Pero, además de las cifras, los cargos en disputa que ya mencionaba Jean François esta es una lección que también va a ser la más compleja de la historia por al menos tres razones: la primera, porque los grandes problemas estructurales con los que hemos tenido que convivir, como sociedad, y que inevitablemente impactan en los procesos electorales; me refiero a los problemas de pobreza, de desigualdad, de corrupción, de impunidad, de inseguridad que son, pues digámoslo así, parte de estas promesas incumplidas de los gobiernos democráticamente electos, siguen estando y van a estar allí, por cierto, el 7 de junio, el día después de la elección.

Dicho eso, eso vuelve a hacer elecciones en México un fenómeno igual que el resto de los fenómenos sociales, sumamente complejo, pero eso ya sabíamos que estaba ahí. 

Sabíamos también que fenómenos más recientes que aquejan a todas las democracias en el mundo, algunos de los cuales los has mencionado, Jean François, como por ejemplo el fenómeno de la desinformación que no es nuevo, la mentira y la política nacieron juntas, déjame decirlo así, el problema es que, con las redes sociales, hoy la mentira tiene un potencial disruptivo que antes no tenía.

Pienso, por ejemplo, en la polarización política que caracteriza a las sociedades democráticas en todo el mundo, hoy, y las pone en riesgo, no porque la polarización sea un fenómeno nuevo, sino porque hoy lo que es nuevo es este nuevo ingrediente, este componente disruptivo adicional que es la intolerancia; cuando la polarización se mezcla con la intolerancia, al contrincante ya no lo ves como un legítimo adversario, sino más bien como un enemigo al que vale la pena desaparecer y erradicar.

Y, en el discurso contemporáneo, bueno ya hasta a las autoridades electorales hay quien dice que deben morir, que deben erradicarse, en fin, eso habla, digámoslo así, de este fenómeno disruptivo de la polarización.

Y si todo eso fuera poco, a partir del año pasado tenemos la pandemia y hoy tenemos el enorme desafío de organizar elecciones en tiempos de pandemia, no es algo nuevo, llevamos un año en el mundo organizando elecciones, el mismo INE ha organizado las elecciones de Coahuila y de Hidalgo el año pasado, exitosamente, si uno ve las cifras de la (inaudible) de las curvas de la pandemia, no se vieron alteradas por la organización de las elecciones, creo que el gran desafío es repetir eso a escala nacional, para eso los protocolos sanitarios que hemos instrumentado, me parece que son, pues digámoslo así, la base, digámoslo así, para que el derecho a la participación política, los derechos de participación política no entren en colisión con el derecho a la salud, por un lado, y por otro que la democracia y las elecciones no se conviertan en una víctima más de la pandemia.

Estoy sobre el tiempo, así que termino solamente telegráficamente anunciando los desafíos que están de aquí para adelante, en los próximos 58 días, de cara a la elección.

Bueno, el primero ya lo mencionaba es un desafío sanitario, el INE ha tomado una serie de medidas. Sé que la Organización Panamericana de la Salud hace pocos días dijo que recomendaba, eso no se ha dicho, eso no se subrayó, que se considerara la posibilidad de posponer las elecciones como ocurrió en Brasil, perdóname, en Chile, con la cancelación de la elección de la Asamblea Constituyente, nada más que la Asamblea Constituyente no tiene un periodo constitucional determinado y, por lo tanto, son funciones jurídicas y políticas que permiten su posposición, pero hay otros países como, por ejemplo, Bolivia, Ecuador que va a la segunda vuelta y, el caso nuestro en donde no existen esas condiciones que la propia Organización Panamericana de la Salud sugiere considerar.

Es decir, que la eventual posposición de las elecciones no provoque una crisis constitucional y, en el caso mexicano posponer las elecciones es algo impensable, porque como bien decías, Jean François, el 1° de septiembre tiene que tener instalada la Cámara de Diputados y no hay una previsión constitucional de qué ocurriría si ese órgano no está instalado.

Lo mismo ocurre en 30 estados en donde se van a renovar los Congresos, que, en todo caso, son la válvula de seguridad para nombrar, si fuera necesario, consejos municipales provisionales, gubernaturas interinas, etcétera.

Es decir, posponer elecciones no puede estar, por el tipo de elección que tenemos enfrente, en la lógica del proceso electoral del 6 de junio.

Insisto, esto no quiere decir que vayamos a elecciones de riesgo, estamos trabajando desde el INE para que las elecciones, las casillas puedan ser, como me gusta decir, espacios libres en un doble sentido, libres para que las y los ciudadanos puedan votar autónomamente sin coacciones, sin condicionamientos, por las opciones políticas de su preferencia, pero, además libres de contagios, es decir, espacios libres sanitariamente, digámoslo así, muy cuidados.

Por eso hemos establecido la obligatoriedad para todo ciudadano que quiere ejercer el derecho a voto de portar el cubrebocas dentro de los recintos electorales y si alguien llega, por las razones que sea porque lo olvidó, porque es un macho sanitario, o lo que sea, no quiere porque no le gusta usar cubrebocas, pues para entrar a la casilla el INE les proveerá una mascarilla que tendrán que portar durante toda su permanencia al interior de los recintos de votación.

¿Esto implica costos? Sin lugar a dudas, ¿cuánto? Bueno, el costo solamente de las prevenciones sanitarias el día de elección asciende al orden de 350 millones de pesos, en los que el INE no va a escatimar porque vuelvo a insistir, esa es una condición fundamental.

Reto adicional, aquí lo voy a dejar solamente mencionándolo, garantizar la equidad de las condiciones de la competencia. El INE no solamente es un organizador, sino también es un garante de las condiciones de equidad. 

Se ha dicho recientemente que el árbitro, Jacqui tú lo recordarás, tú formaste parte de aquel Consejo General del IFE en donde se sostenía, con razón, que lo ideal es que el árbitro sea un árbitro discreto, neutral, por supuesto, pero también me gusta decir que eso depende mucho de los jugadores, porque el árbitro es un garante de las condiciones de equidad y del juego limpio.

Cuando los jugadores juegan al INE que transgrede los límites legales, las reglas del juego, el árbitro inevitablemente tiene que actuar para acotar el juego, reconducir el juego dentro de los cauces legales.

Árbitro discreto y neutral, sí, pero también estricto y puntual en la aplicación de la ley y consecuentemente en las sanciones a quien las (inaudible).

No abundo más sobre la polarización y la intolerancia, simple y sencillamente termino diciendo, ya lo mencionabas Jean François, creo que tenemos hoy está la relación con el Tribunal, termino con un punto. 

Creo que hoy tenemos que hacer muchísima pedagogía electoral, tenemos 58 días para ir a estas elecciones y me temo que hay quien quiere construir desde ahora, como ocurrió en las elecciones de Estados Unidos, por cierto, una narrativa del fraude.

El presidente Donald Trump, tres meses antes de la elección, insistió en que se estaba cometiendo un fraude en las elecciones presidenciales una y otra y otra vez y el día después de las elecciones, luego de haberlas perdido, dijo que había perdido porque había un fraude.

Creo que es muy importante insistir muchísimo, sin entrar en confrontaciones, sin abocar la pretensión de colocar al INE como una contraparte de alguna fuerza, de algún gobierno, de alguna opción política, porque el INE es el árbitro en la contienda y, por lo tanto, tiene que estar por encima de los contendientes y, si no, se anula como conductor, como garante de las condiciones de la contienda, sí tiene que hacer muchísima pedagogía para desmontar desde ahora cualquier narrativa que busca construir en el imaginario colectivo la idea de que la cancha no está pareja.

Termino como empecé, si algo hemos logrado construir y garantizar en este país son condiciones equilibradas de la competencia, de la que todas las fuerzas políticas en algún momento dado se han beneficiado. 

Las condiciones están dadas, pues, para que la de 2021 vuelva a ser una elección libre, equitativa, con garantías plenas para todos los contendientes y, por supuesto, con un árbitro neutral e imparcial para que, finalmente los triunfos y las derrotas, que siempre son temporales y que nunca son totales, sean simple y sencillamente el resultado de la voluntad de las y los ciudadanos expresada libremente en las urnas. 

Muchísimas gracias. 

-o0o-