VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA PRESENTACIÓN DE LOS REPORTES DE LA COMISIÓN DE VENECIA SOBRE COVID-19. ESTADOS DE EMERGENCIA Y VALORES DEMOCRÁTICOS
Muy buenos días, o buenas tardes, dependiendo del lugar del mundo en el que se encuentren conectados a esta transmisión.
Bienvenidas y bienvenidos.
Para el Instituto Nacional Electoral es un verdadero placer poder alojar este espacio de reflexión, junto con un socio estratégico del propio Instituto, la Comisión de Venecia, del Consejo de Europa.
Quiero aprovechar para saludar y agradecer mucho la generosa disposición del doctor Gianni Buquicchio, el Presidente de la Comisión de Venecia, por habernos permitido organizar este evento que tiene un propósito fundamental: contribuir a las reflexiones sobre el estado y los desafíos de la democracia en los tiempos de pandemia que hoy vivimos.
El pretexto para esta reunión entre amigos, a quienes saludo a todas y todos, por cierto, es la presentación de dos reportes que ha venido haciendo, realizando la Comisión de Venecia en estos tiempos. El primero de ellos, “definición, requisitos sustantivos y principios que rigen al estado de emergencia” que nos presentará la señora Veronika Bílková, además de amiga, una pieza fundamental en la Comisión de Venecia.
Y el reporte, “estados de emergencia y elecciones”, que estará a cargo, cuya presentación estará a cargo de también nuestro amigo Rafa Rubio, otra pieza clave de la propia Comisión, como un centro de estudios y reflexión a nivel global del que el Instituto Nacional Electora es un aliado cercano.
Vale la pena señalar que la Comisión de Venecia ha venido teniendo una presencia muy importante en las últimas décadas en América Latina, acompañando no solamente las reflexiones desde un punto de vista conceptual, sino también, la resolución de problemas como órgano consultivo, de temas especifico como órgano consultivo de la construcción que ha acompañado el proceso de construcción y de consolidación democrática de nuestros países en las últimas dos décadas.
Para nosotros es verdaderamente un honor poder organizar, Gianni, este evento conjuntamente, y poder reflexionar, conocer y reflexionar en torno a estos dos importantes reportes.
Yo comenzaría con una para poder ceder la palabra, además de esta bienvenida, quisiera solamente hacer una pequeña reflexión inicial.
Cito a Cicerón “mala tempora currunt» para las democracias en estas décadas, en estos tiempos.
La democracia no estaba viviendo momentos sencillos, está enfrentando en todo el mundo desafíos comunes, nuevos desafíos que, en muchos casos, incluso, comprometen su viabilidad hacia el futura.
Creo que los tiempos en los que se reflexionaba entre los problemas de las democracias en vías de consolidación, las democracias de sur del mundo y las democracias consolidadas, las democracias europeas y de América del Norte, en los que los problemas eran distintos, enfrentaban desafíos diferentes, quedaron atrás.
Hoy, los problemas de la democracia son problemas globales, los desafíos que enfrentamos son desafíos comunes y estos vienen desde antes de la pandemia.
La democracia no gozaba de su mejor estado de salud hace algunos meses, problemas como la desafección con los resultados de los gobiernos democráticamente electos, esa inconformidad social respecto de los gobiernos democráticamente electos y sus resultados, la creciente desigualdad en todo el mundo a pesar de vivir un contexto de generación de riqueza único, inédito en la historia de la humanidad, el incremento de las tasas de pobreza.
Me gusta recordar un estudio de Dante Caputo del PNUD, sobre América Latina, sin duda, en donde decía hace, casi, alrededor de 15 años, se preguntaba o se concluía que las democracias latinoamericanas jugábamos un juego suicida “ver cuánta desigualdad aguantaban nuestras democracias”, creo que ese problema es un problema hoy global.
Estábamos enfrentando, además, los riesgos que la polarización en el discurso, en muchos países, incluso de democracias consolidadas, Estados Unidos, varios países europeos, ¿no?, estaban enfrentando, y no porque la polarización no sea concebible en democracia, sino hay cauces institucionales para que esa polarización se procese. Pero cuando la polarización se conjunta con la intolerancia, entonces estamos ante un caldo de cultivo en el que pueden surgir pulsiones autoritarias.
Y qué decir de los fenómenos de desinformación y fakes news, que no son nuevos en la política ni en la democracia. La mentira es tan vieja como la política, pero no las redes sociales que ha generado un ecosistema de comunicación, que hacen de la mentira y de la desinformación un problema grave para la convivencia y la recreación en democracia.
Todos esos problemas ya estaban ahí y a esos, desde finales del año pasado, hoy las democracias enfrentamos los desafíos que nos impone la pandemia de COVID-19. Desde mi punto de vista, hay cuatro dimensiones con las que las democracias tienen que hacer las cuentas de esta pandemia:
Una dimensión estrictamente sanitaria, las democracias y las elecciones suelen implicar movilización de muchísimas personas, millones de ciudadanos acudiendo a votar, justamente lo contrario que las recomendaciones sanitarias implican: distanciamiento, contacto, reducir al mínimo el contacto. La democracia, las elecciones, implican lo contrario, los actos masivos, los mítines, los actos de proselitismo político implican concentración de personas.
En segundo lugar, una dimensión económica. La crisis sanitaria ha provocado una crisis económica y la crisis económica está agravando, justamente, esa desigualdad y esa pobreza que colocan en una situación de compromiso a las democracias.
En tercer lugar, la dimensión política estrictamente hablando. Es, lo veremos ahora, y por eso la importancia de los estudios, Veronika nos dará cuenta de ello. Las situaciones de emergencia inevitablemente implican un momento de tensión para los derechos y la concentración de poderes de emergencia, en democracia, inevitablemente requieren, también, el incremento de los controles para evitar que el poder político viole derechos se concentre antidemocráticamente.
Y, la polarización que es exacerbada por la pandemia, hay países, lamentablemente México es uno de ellos, en donde la pandemia lejos de concitar la unidad de los distintos puntos de vista para enfrentar este problema común se ha convertido en un factor, incluso, de división; sea por la manera en la que se enfrenta a la pandemia, sea por la manera en que se enfrentan a las condiciones económicas que derivaron de la pandemia.
Y, finalmente, una dimensión social. Ya antes del COVID-19 habíamos visto con preocupación cómo algunos estados como Chile o en Estados Unidos las protestas raciales corrían el riesgo de trasvasar los cauces institucionales del legítimo derecho de la protesta y, por otro lado, estábamos viendo reacciones de distintos gobiernos frente a estas protestas que, también rebasaban los límites de la democracia constitucional.
En suma, los problemas hoy se incrementan, los viejos problemas, viejos de hasta hace un año, de la democracia siguen ahí y hoy tenemos que enfrentar los problemas que el COVID-19 nos trajo entre nosotros.
Creo y termino con esto, que los desafíos que enfrentamos hoy en día son claves como la Comisión de Venecia y los organismos electorales en los sistemas democráticos del mundo, tenemos el desafío de procurar que la democracia y que las elecciones democráticas no sean una víctima más de la pandemia de COVID-19 y esto implica reflexiones como las que hoy tendrán lugar en este espacio.
Muchísimas gracias de nuevo a todas y todos y le cedo la palabra a mi querido Gianni Buquicchio, Presidente de la Comisión de Venecia, para dar la bienvenida a este evento.
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