Intervención de Lorenzo Córdova, durante la firma de convenio de colaboración INE-STPS

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

 

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA FIRMA DE CONVENIO MARCO DE COLABORACIÓN CON LA SECRETARÍA DEL TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL

 

Buenas tardes.

Estimada, querida Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, señor subsecretario, Alfredo Domínguez, Esteban, secretario Técnico de la instrumentación de la reforma laboral; señor Secretario Ejecutivo; señor director de Capacitación Electoral y Educación Cívica.

Déjenme decirlo así. Iba a empezar presumiendo las cifras con las que tiene que trabajar el Instituto Nacional Electoral. Iba a decir que, en un año y medio, estaremos convocados a la elección más grande de la historia. Donde se renovarán casi tres mil 500 cargos de elección popular a nivel federal, local y municipal.

Iba a señalar, bueno, en esa sí les ganamos, es lo único señor subsecretario que convocaremos alrededor de 96 millones de ciudadanas y ciudadanos a participar en las urnas, pero después de las cifras que ya el señor subsecretario ponía sobre la mesa y luego la secretaria, pues me siento un poco apabullado, porque parecería, es decir, digamos sí tenemos que ver con partidos políticos que tienen millones de afiliados.

Estamos en un proceso de depuración hasta donde la memoria, si la memoria no me falla, aunque el proceso todavía está en curso, el partido con más afiliados anda rondando en millón 600, millón 700 mil, aunque esto se mueve todos los días, pero cuando empiezan a hablarnos de 700 mil contratos colectivos a nivel federal; mucho de ellos, sin duda, contratos de protección.

En fin, digamos que aunque en el INE nunca le rehuimos al trabajo, sí en esta ocasión nos sentimos un poco apabullados, pero acudimos a esta invitación, que además es un mandato constitucional y legal, con entusiasmo y con mucha convicción.

Tuve el privilegio, hace algunos años, de coincidir con la Secretaría del Trabajo en las aulas de la Facultad de Derecho, aunque los temas que nos convocaron entonces tenían que ver más con las cuestiones constitucionales, no que la cuestión laboral no tenga un fundamento constitucional, pero pretendía en la intervención que tenía, demostrar a la Secretara que he hecho mi trabajo también retomando, reconstruyendo la historia del sindicalismo y demás.

Voy a obviar todo eso y voy a ir (inaudible) si ustedes me permiten. Estoy convencido que en los sindicatos han contribuido a impulsar algunas de las mejores causas de la democracia, a lo largo de la historia, así como de la igualdad de derechos y también del voto universal.

Es claro que a lo largo de nuestra historia, de la mexicana, pero también de la historia de las democracias constitucionales, las organizaciones sindicales han enfrentado múltiples desafíos en la defensa legítima de los intereses de los trabajadores, que no pocas ocasiones han tenido que hacer las cuentas, como ya se mencionaba con los vaivenes de la propia política particularmente en un Estado que le apostó durante parte de su historia a una organización corporativa de la misma sociedad.

De hecho tendríamos que reconocer que, en México, los desafíos que han enfrentado las organizaciones sindicales se complejizaron por las distintas formas de intervención del Estado en ellas y no porque no creo que el Estado no tenga una responsabilidad de vigilancia y de garantía en la vida interna de los propios sindicatos, sino que, a lo largo de la historia no necesariamente esa intervención no fue ni la más benéfica en clave democratización, ni por supuesto, del ejercicio de las  libertades que el derecho laborar garantiza para los trabajadores en su lógica asociativa.

Ciertamente, los resultados del sindicalismo en la defensa de los intereses de los trabajadores, su representatividad y por supuesto su independencia, en muchas ocasiones, no se valen las generalizaciones, pero en muchas ocasiones, implicaron un sometimiento a la política, y no me refiero a la política que, naturalmente, así como la vida democrática, tienen que existir al interior de los propios sindicatos,  sino, a la política externa a los propios sindicatos, condicionando en muchas ocasiones, incluso, la determinación de las dirigencias en ese periodo de corporativismo al que aquí en varias ocasiones hemos hecho referencia.

Más allá de los desafíos que impone la globalización de la economía y las innovaciones tecnológicas al mercado laboral y a las organizaciones sindicales, entre los principales desafíos que enfrentaba el  sindicalismo en nuestro país hasta 2016 destacaban dos, y yo estoy planteando justamente la exposición de motivos que ahora, además del tema de la regulación de la vida de los partidos, además de la organización de elecciones libres y equitativas, además del monitoreo de la radio y la televisión, además de la organización del Registro Federal de Electores que de facto se convirtió en el registro nacional de identidad para todos los efectos, además de la fiscalización con los partidos políticos, decidió involucrar al INE en la tarea, digámoslo así, de contribuir a la democratización de la vida sindical.

Hacia 2016 destacaban fundamentalmente dos grandes desafíos: las malas prácticas entre dirigentes y trabajadores que aquí han mencionado, tanto la Secretaria, como el señor Subsecretario; como a las negociaciones secretas con distintos actores políticos, con los titulares de las fuentes de trabajo para revisar y acordar contratos colectivos de trabajo sin, necesariamente, el respaldo ni la retroalimentación de las fuerzas sindicales.

Y por otro lado, la existencia de estas condiciones tripartitas, establecidas desde 1917 en el 123, que tuvieron un propósito histórico y social muy importante, pero aquellas en las que finalmente era el representante del gobierno quien constituía el fin de la balanza y que fallaba a favor o de los empresarios o los trabajadores, no necesariamente, digamos de manera clara y transparente, en ocasiones sí lamentablemente de manera arbitraria o en función, en todo caso, de los proyectos gubernamentales.

De ahí la relevancia de la reforma constitucional de febrero de 17, que justo 100 años después de la promulgación de la Constitución que todavía nos rige, modificó los artículos 107 y 123 constitucionales para crear las nuevas condiciones para la justicia laboral, una nueva era para el sindicalismo en México.

Las principales novedades de esta reforma, soy simple y sencillamente reiterativo frente a lo que Luisa María y Alfredo han señalado, se pueden encontrar y sintetizar en lo siguiente: la eliminación de las Juntas de Conciliación y Arbitraje y la creación, en consecuencia, del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral en los 32 centros estatales.

La sustitución de estos mecanismos tripartitas para impartir justicia laboral y el involucramiento pleno de los poderes judiciales, federal y local en dichas labores de impartición de justicia en el ámbito del trabajo, la designación del director de dicho centro por el voto de las dos terceras partes del Senado a propuesta del Presidente, y la obligación de las dirigencias sindicales de comprobar su representatividad y que la misma sea el resultado del voto secreto, directo, personal y libre.

En pocas palabras, y lo podremos resumir, que sea democrático ¿no? en la toma de las decisiones principales de los sindicatos, entre ellas la designación de sus dirigentes.

Esta modificación constitucional se fortaleció como reforma a la Ley Federal del Trabajo que se aprobó en mayo del 19, y con la publicación de la Ley Orgánica del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral del pasado 6 de enero, con las cuales se completa el entramado normativo que permite iniciar esta nueva era del sindicalismo en México.

Justo por ello, y por la convicción compartida de que los sindicatos constituyen organizaciones que pueden potenciar la participación de los trabajadores en la vida democrática del país, la vía democrática no se restringe al ámbito meramente electoral, sino que, debe trascender en todos los ámbitos de convivencia social y, particularmente, en todos los ámbitos en donde existe un proceso de toma de las decisiones, incluido justamente el laboral, es que la firma de este convenio, marco de colaboración entre el INE y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, me parece, resulta tan relevante.

No tanto porque, de éste sea la base para articular lo que será la responsabilidad del Instituto Nacional Electoral en su participación en la Junta de Gobierno, ya mencionaba la Secretaria del Centro Nacional de Conciliación y Registro Laboral, sino también porque, como ya también mencionaba Luisa María, estamos ante la necesidad de construir una nueva cultura democrática en el ámbito de la vida laboral.

Con base en este convenio, en consecuencia, podemos contribuir a ese nuevo mandato Constitucional que exige garantizar, por un lado, la representatividad de las dirigencias sindicales y con ello eliminar una de las peores prácticas, que tanto daño, por cierto, le ha causado, en el imaginario colectivo, al sindicalismo, pero por otro lado, también a construcción de una cultura de participación, de involucramiento, en el ámbito de la defensa de sus propios derechos, de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país.

Se trata de que ambas partes, a partir de nuestras experiencias y conocimientos institucionales para la organización de procedimientos electivos democráticos apoyemos a la conformación de Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral.

Es decir, las obligaciones de ese Centro, están marcadas en la Ley, y esas las atenderemos puntualmente, esto se trata de ir construyendo, en este convenio, de ir construyendo las bases para que, una vez que éste Centro entre plenamente en operación pueda tener, digamos, una base, sobre la cual su trabajo tenga un mejor aterrizaje en la vida sindical y en las prácticas democráticas dentro de las organizaciones laborales.

Entre las actividades a las que el INE se compromete con en este convenio, destacan las relativas a las Capacitación y Educación Cívica, no es un asunto menor, tenemos, ya lo decía la Secretaria, una experiencia andada, estamos ya Roberto corrígeme, en el quinto año de instrumentación de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica que es un proyecto de largo aliento que busca, justamente, digamos, traducir en la práctica cotidiana, la asimilación y la actuación de los valores y principios democráticos.

Se trata, con este convenio también de que podamos utilizar la base de datos personales mas grande del país, sin que esto suponga, la entrega de esos datos, que los ciudadanos nos han confiado y que celosamente resguardamos y que están regidos bajo las normas de protección de datos personales, pero que tienen una utilidad social.

Insisto, la base de datos del Padrón Electoral, es la más grande de nuestro país y ya esta siendo utilizada en múltiples ámbitos de la vida pública y la vida privada, para combatir el robo de identidad y para permitir, en consecuencia, la autenticación de las personas que requieren o que solicitan distintos servicios: bancarios, servicios ante autoridades públicas, federales y locales, etcétera.

La idea es, precisamente, que esta base de datos, con esa utilidad social, que ya desde hace un rato estamos dándole, pueda servir también para combatir el robo de identidad y validar la autenticidad de todas aquellas personas que, efectivamente, concurren, al ámbito, digamos, en el ámbito de la vida sindical, a los distintos procesos de decisión, así como toda la asesoría necesaria para que las Secretaria del Trabajo pueda usar las herramientas informáticas de dicha validación.

Permítanmente ya, también para justificar un poco el retraso, pero le estaba presumiendo hace unos minutos a la Secretaria del Trabajo que, estamos justamente en un proceso de instrumentación de un mecanismos de voto electrónico que estará siendo utilizado ya, por primera vez en las elecciones de 2021, las elecciones en donde concurrirán renovación de poderes en todas las entidades federativas, para que ahí en donde existe la posibilidad del voto de los mexicanos desde el extranjero, ésta modalidad de voto, además de la postal que seguirá ahí, pueda ser utilizada o ejercida a través de mecanismos de votación electrónica.

Y creemos, justamente, que eso puede aliviar y facilitar la instrumentación de estos procedimientos democráticos con todas las garantías y blindajes necesarios en el ámbito sindical.

O lo que justamente está ocurriendo en estos días, la utilización de una versión de la aplicación que en su momento fue utilizada para las candidaturas independientes en 2018 y que hoy tiene todos los blindajes para evitar las malas prácticas, déjeme decirlo así que en su momento descubrimos, y que hoy es una herramienta muy poderosa para poder permitir la afiliación, tanto a los partidos políticos con registro, como a las organizaciones que intentan adquirir ese status.

Creemos que ese mecanismo también puede tener una vertiente justamente en todo lo que tiene que ver con la afiliación en el ámbito laboral.

Es decir, la tecnología no está divorciada de la democracia y, además, creo que el impulso que desde el ámbito de la Secretaría del Trabajo se le quiere dar al uso de la tecnología en la instrumentación de prácticas y conductas democráticas en el mundo del trabajo, digamos, encuentra total acompañamiento y sintonía con lo que el Instituto Nacional Electoral ha venido planteando.

Ante la variedad de actividades en la que hemos de colaborar con base en este convenio debo de señalar que será necesario suscribir convenios específicos para precisar plazos, procedimientos y aspectos técnicos muy particulares, pero como no vamos a ser los únicos sobrecargados en este punto, me temo que Alfredo será en breve instruído para que sea el responsable de ir trazando la ruta crítica de la mano del Instituto Nacional Electoral de cómo este convenio de colaboración marco se traducirá en una colaboración específica y puntual.

Permítame concluir agradeciendo no solo la buena relación institucional e interinstitucional que se ha establecido entre la Secretaria del Trabajo y el Instituto Nacional Electoral sino también, demo decirlo, el voto de confianza de la secretaria Alcalde hacia el equipo de profesionales del Instituto Nacional Electoral, que no nos cansamos de repetirlo, en los tiempos recientes ha permitido, digámoslo así, que la vida democrática se procese por los cauces constitucionales y de manera, pues, prácticamente incuestionada.

La elección de 2018 de donde surge el actual gobierno es, en buena medida, una construcción colectiva en la que el INE tuvo un rol de coordinación, no más que eso del que estamos muy orgullosos.

Gracias por la confianza, gracias porque demostramos hoy que la construcción de la democracia no es una obra de parte, no es una obra de partido, no es una obra de una ideología; es una construcción colectiva en la que todos debemos poner nuestro grano de arena.

Somos celosos como me gusta decir siempre de nuestra autonomía Constitucional y la defendemos todos los días, pero también estamos convencidos de que una cosa es la autonomía que la Constitución nos confiere y otra cosa es que seamos un ente autárquico.

Somos parte del Estado mexicano y sabemos colaborar con las distintas instancias, sobre todo para que los valores y principios de nuestra Constitución y, concretamente, los valores y principios democráticos, puedan generar bienestar y una mejor convivencia para todas y todos.

Muchísimas gracias Secretaria.

 

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