Intervención de Lorenzo Córdova, en Sesión Extraordinaria, del informe del Programa Anual 2018 de actividades de Implementación y Evaluación ENCCÍVICA

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente


VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN
DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO
, EN EL PUNTO 1 DE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA, RELATIVO AL INFORME DEL PROGRAMA ANUAL 2018 DE ACTIVIDADES DE IMPLEMENTACIÓN Y EVALUACIÓN DE LA ESTRATEGIA NACIONAL DE CULTURA CÍVICA 2017-2018

 

Permítanme intervenir sobre este punto, no solamente para coincidir con el planteamiento que hace el Consejero Baños, sino incluso para ir más allá.

La Estrategia Nacional de Cultura Cívica nace con un propósito, no solamente de articular los trabajos de esta Institución, sino es mucho más ambiciosa.

Respecto de los programas y proyectos previos de esta Institución, la ENCCÍVICA ahora busca y pretende, de manera expresa, la construcción no solamente de una política pública en materia de cultura cívica, sino también, de constituirse en una especie de paraguas de las acciones y de los proyectos que en esta materia se realicen.

Evidentemente, sería imposible pretender que el Instituto Nacional Electoral monopolizara, digámoslo así, la conducción de la cultura cívica del país.

Hay, incluso, en la propia Constitución facultades expresas para los organismos públicos locales electorales de realizar tareas de educación cívica.

El problema es que como lo reveló el Informe País, en su momento, los problemas de ruptura del tejido social, de la falta de confianza, ya no en lo público, ya no en la política, ya no en las instituciones, ya no en los partidos, sino de confianza interpersonal, constituye probablemente el principal problema, no digo ya para el trabajo de este Instituto que depende, como lo están relevando las elecciones en curso, del compromiso y acompañamiento de la ciudadanía, sino de la democracia misma, en una sociedad rota en términos del tejido social, como lo es hoy la sociedad mexicana, lamentablemente.

Las acciones que en materia de fortalecimiento de la propia ciudadanía y de participación de ciudadanía o tienen un eje rector común, o serán buenos esfuerzos que se pierdan en el camino, y eso es justamente lo que la ENCCÍVICA pretendió y pretende ser.

En ese sentido, inevitablemente, de cara a la elección más grande de nuestra historia en el 2018, como lo ha señalado el Consejero Nacif y el Consejero Baños, la Estrategia Nacional de Cultura Cívica tuvo que redimensionarse, y déjenme decirlo así, volcarse a la elección.

El desafío político, el desafío social, incluso me atrevo a decir el desafío técnico y operativo de la Elección de 2018 así lo demandaban. Y, sin embargo, o entre otras cosas, gracias a ello, entre otros aspectos, la Elección del 2018 fue un éxito.

La Elección de 2018 fue, reitero, que es en este país no solamente existen las condiciones para la recreación democrática, sino también, constituye un punto de paradigma a nivel internacional, y esa es una de las razones, por cierto, por la que el sistema electoral, como pocas veces en su historia, está siendo reconocido y premiado en el mundo.

Sin embargo, el tema de la cuestión social, de la ruptura de la cuestión social, no se resolvió como no se va a resolver de la noche a la mañana en 2018; el problema está ahí, es un problema en el que tenemos hacernos cargo.

Por eso, esta idea del relanzamiento de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica, me parece que es pertinente, y que en buena medida tiene que orientar a partir del trabajo hecho la ruta por venir.

Y yo me atrevo a decir que hay tres ejes fundamentales que no podemos dejar de tomar en cuenta en esta nueva etapa de la ENCCÍVICA, más allá de que la ENCCÍVICA sigue siendo en 2019 el ámbito, digámoslo así, de desarrollo de una serie de iniciativas que tienen que seguirse realizando, y que apuntan en gran medida a esta idea de ver hacia el futuro más allá, insisto, del proceso electoral que concluyó.

Creo que hay tres ámbitos en los que tenemos que hacer un repensamiento de la ENCCÍVICA, que no son excluyentes de otros, pero que son ámbitos absolutamente nuevos, y de los que tenemos que hacernos cargo.

El primero es el que tiene que ver con cómo llevamos la ENCCÍVICA y el empoderamiento de los ciudadanos que la misma pretende, más allá de nuestro país, porque el día de hoy el Instituto Nacional Electoral es el único órgano del Estado Mexicano, el único órgano del Estado Mexicano que tiene una capacidad y unos mecanismos de contacto, eventualmente, incluso directos con más de un millón de mexicanos que viven fuera del país, merced de la credencialización; eso no lo tiene ni la Secretaría de Relaciones Exteriores, pues, para decirlo en pocas palabras.

El único ente del Estado Mexicano que tiene este contacto, porque en sus domicilios se les entregaron las credenciales, es el INE. Y empoderar a los mexicanos, más allá de la función que legal y constitucionalmente tienen los consulados implica, no solamente abrirle las puertas a la participación en nuestro país a través del voto en el extranjero, sino también empoderarlos en donde se encuentren. Un ciudadano empoderado es un ciudadano que ejerce sus derechos, y esa es la mejor manera en la que se defiendan frente al acoso que están siendo objeto en otros países.

La segunda dimensión, y aquí hay que aprovechar, eso no estaba cuando la ENCCÍVICA se lanzó y cuando se aprobó por este Consejo, es lo que tiene que ver con lo que algunos ya llaman ciudadanía digital; el Instituto Nacional es el único órgano electoral del mundo que tiene convenios suscritos y vigentes con las principales plataformas de redes sociales a nivel global: Facebook, Google y Twitter. Esos convenios no fueron solamente útiles para combatir las noticias falsas y la desinformación de 2018; esos convenios que, insisto, el INE es el único órgano que tiene esa relación consensual con estas tres plataformas a nivel global, es y debe ser la base para seguir desarrollando mecanismos de empoderamiento ciudadano.

Como me gusta decir, las redes sociales son un dilema con el que, una realidad con la que tiene que convivir la democracia. Y las redes sociales, más allá de lo que algunos sostengan, no hacen democracia per se, ejemplos en el mundo de la potencialidad que tienen las redes sociales en términos de comunicación, sobran, pero también sobran ejemplos de cómo más allá de esa potencialidad en términos de comunicación, las redes sociales son insuficientes para construir democracia.

Lo que la democracia tiene como desafío es hacer de las redes sociales un canal en el que la democracia se recree y no en donde la democracia se agote, como ha llegado a ocurrir y como hoy en día, como uno de los grandes desafíos de la democracia, estas redes suceden, estas redes tienen.

Y el tercer ámbito que creo que tenemos que reflexionar es que la Elección del 2018, si bien fue el receptáculo de los esfuerzos de la ENCCÍVICA, la ENCCÍVICA se volcó el año pasado para que las elecciones fueran exitosas, también las elecciones del 2018 implicaron una participación ciudadana sin precedentes, y creo que hoy, como pocas veces en nuestra historia, los ciudadanos saben que con su voto no solamente eligen a gobernantes, sino también tienen una poderosa herramienta para premiar y castigar acciones de Gobierno, y eso tiene que encauzarse en la propia ENCCÍVICA. Es decir, son tiempos hoy también para que la ENCCÍVICA se retroalimente de lo que ocurrió en 2018.

Eso implica mucho trabajo, por lo tanto, creo que la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica tiene trabajo por hacer para presentarle a este Consejo.

 

-o0o-