Intervención Lorenzo Córdova durante la mesa Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas en México, evento del Día Internacional de la Lengua Materna

Escrito por: INE
Tema: Consejeras y Consejeros Electorales


Muchas gracias, muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

Para mí es un verdadero privilegio poder moderar esta mesa con un conjunto de viejos compañeros, viejas y viejos, en el mejor de los sentidos, compañeros de batalla, en un evento que tiene una significación particular para todos nosotros.

Porque quisiera decirlo así, agradeciendo, por cierto, la iniciativa de y la insistencia incisiva de Anita Parastoo, para que pudiéramos realizar de manera anticipada, porque, como ustedes saben, la conmemoración del día de las lenguas materna será dentro de dos días, pero habrá una serie de eventos oficiales de mucho mayor envergadura de los que, de la ceremonia que hemos planeado para el día de hoy, pero bajo una lógica que tiene un doble motivo, una lógica de celebración, por un lado, pero también, hay que decirlo, una lógica de sensibilidad, de sensibilización hacia el interior del Instituto, gran parte de los que estábamos aquí somos trabajadores del propio Instituto en una lógica que me parece que es ineludible al trabajo nuestro de todos los días.

La democracia por definición significa inclusión y reconocimiento y respeto de la diversidad, y esta es una conmemoración que tiene el propósito de reivindicar eso que es parte del trabajo cotidiano de quienes estamos en el propio Instituto, pero insisto, con este elemento adicional, porque cuando se habla de inclusión y se habla de tolerancia, cuando se habla de respeto y de pluralismo como parte de los valores democráticos uno lo piensa en el quehacer cotidiano, en la dimensión estrictamente electoral.

Por cierto, la más sofisticada, aunque no la única y siempre perfectible, forma que hemos encontrado para permitir la convivencia de la pluralidad y de la diversidad de manera pacífica, es la primordial, pero no es la única, y la lógica misma de la democracia no puede llevarnos a plantear la exclusión de otros mecanismos, algunos de los cuales ancestrales, de convivencia y de, digamos, interacción social.

Traía un rollo que, como ustedes ven, un texto que he dejado de lado porque creo que más, después del ejercicio, el lindo ejercicio que hemos presenciado, me parece que parte de la reivindicación del sentido de este evento va más allá, insisto, de lo que un texto implica.

Quiero reivindicar un par de cosas en estas palabras que me han pedido, sean palabras introductorias al conjunto de actividades que tendremos a lo largo del día de hoy.

Y es reivindicar, no solamente, más allá de que hay una lógica predominante del funcionamiento de los sistemas democráticos, reivindicar que la lógica misma de estos sistemas implica su apertura y su reconocimiento y su inclusión a distintos tipos de prácticas que a lo mejor no siguiendo los cánones tradicionales de lo que significa democracia, o de lo que nos han enseñado que significa democracia, sí forma parte de la misma esencia de esta forma de gobierno.

Es cierto que hay una serie de reglas del juego de la convivencia política, pacífica que llamamos democráticas. Pero como decía, la lógica primordial que está detrás de esta forma de gobierno es, no solamente el reconocimiento y la tolerancia de la diversidad, sino su aceptación y su inclusión.

En la democracia no hay un único modo de relacionarnos, ni puede haberlo, ni puede haber una única visión del mundo que se imponga sobre las demás. No hay verdades con mayúsculas, no hay una verdad con mayúscula, así como no hay un pueblo homogéneo.

Lo que la democracia supone es el reconocimiento de la pluralidad, la tolerancia, y a partir de ese reconocimiento y tolerancia la inclusión de las distintas visiones del mundo, de los distintos modos de relacionarnos, de los distintos modos de interpretar la diversidad que somos.

La historia de la democracia, la historia de la humanidad ha estado llena de visiones homogéneas, y creo que el día, el reconocimiento a nivel internacional, la determinación de este año por parte de la ONU como el año a la lengua materna y la celebración en pocos días, hoy anticipada, de esta fecha, es una buena manera de reivindicar eso, de reivindicar algo que está establecido en la propia Constitución, pero de reivindicar algo que forma parte no de la Constitución como norma, sino la Constitución viva de nuestra sociedad.

Es decir, la composición pluricultural, la composición diversa. Una composición cuya convivencia requiere de nuestro país, una composición cuya convivencia requiere el respeto, la tolerancia, el reconocimiento, la valorización de la riqueza que la diversidad de culturas, de lenguas, de posiciones y de visiones políticas y de visiones del mundo tiene nuestro país.

No aceptar eso significa ir contra la corriente, significa ir contra natura de la historia y de la integración de la nación mexicana. Ni nación ni pueblo son conceptos homogéneos, no pueden serlo, pretenderlo significaría caer en la misma lógica que ha provocado durante siglos la exclusión y la imposición de un único modo de entender el mundo.

El reconocimiento a la lengua materna, a las lenguas maternas, implica el reconocer que, si bien hay una lengua que nos unifica a todos y que nos permite entendernos a todos, ésta se basa y tiene que entenderse en la convivencia y pluralidad hasta en la lengua de una nación diversa y que tiene distintos modos de ver la vida, de comunicarse, de socializarse, de interpretar el mundo.

Pluralidad es inclusión de la diversidad, democracia significa reconocimiento y respeto de esa diversidad. Pero además significa tener sensibilidad para con mucha humildad entender que quienes hablamos español o quienes tenemos en el español nuestra lengua materna, y nada más, estamos en una situación de desventaja frente a quienes como Roberto nos hablan en el español solamente, sino también hablan otra lengua materna, su propia lengua.

Y ninguna está por encima de las otras. Una nos sirve para poder entendernos todos, porque habemos algunos que no tenemos el privilegio de hablar alguna de las lenguas originarias en nuestro país, pero eso no significa que ni sea superior, ni deba ser una imposición hegemónica. Porque eso sería tanto como pretender que en la convivencia de la pluralidad hay una visión que debe imponerse.

Creo que reflexionar sobre esto en un contexto que podría parecer no tiene nada que ver con la democracia me parece es indispensable, y por eso hemos decidido celebrar en ésta la casa de la democracia y homenajear en ese sentido a la diversidad lingüística de nuestro país.

Porque es un buen pretexto para ir más allá y reconocer que, así como esa diversidad lingüística nos enriquece, también la pluralidad de opiniones nos enriquece. Si bien todos los que estamos aquí hablamos español, o espero porque si no habrá alguien que no entenderá nada de lo que estoy diciendo, eso no significa que esta lengua materna sea superior o, predominante; no por el número, sino por su valor respecto de las otras.

Hay lenguas que son minoritarias, en términos del número de hablantes, pero eso no les resta, como acabamos de ver, en términos –digamos- artísticos su valía e incluso me atrevería a decir, hasta su predominancia desde el punto de vista artístico sobre otras, incluso el español. Y, del mismo modo, aunque en la política hay posiciones mayoritarias y posiciones minoritarias, asumir que éstas últimas, las minoritarias, no cuentan es ir en contra de la naturaleza y de la esencia misma de la democracia.

Valga pues este ejercicio, estas reflexiones, esta celebración que hoy anticipadamente hacemos del Día de la Lengua Materna, como una manera de reivindicar, a través de ésta, del reconocimiento de la pluralidad, la esencia democrática que ni puede entenderse con una visión homogénea del mundo, ni mucho menos puede entenderse como exclusión. Democracia es tolerancia, respeto, reconocimiento del otro y, consecuentemente, inclusión.

No abundo más, he querido aprovechar este espacio de introducción, déjenme decirlo, a esta mesa; una mesa que tiene el propósito, como ustedes saben, de hablar de la lengua materna desde el punto de vista de los derechos, de su reconocimiento normativo y de su protección normativa en nuestro país, a partir del estado actual de la regulación de la lengua materna, de las lenguas indígenas y de sus desafíos futuros.

Para ello contamos con la presencia de tres, decía, compañeras y compañeros de batallas que desde distintas trincheras. En primer lugar, la Licenciada Adriana Bracho, quien es directora General de Igualdad de Derechos y Paridad de Género del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con María Angélica Palma Rodríguez, quien además de ser originaria de San Pedro Actopan, en Milpa Alta, es socia fundadora y directora de Calpulli Tecalco, A.C., organización constituida para la conservación del medio ambiente y de las culturas indígenas, y también de Javier López Sánchez, quien además de formar parte del pueblo maya-tseltal del estado de Chiapas, ha sido especialista invitado en materia de derechos indígenas y lingüísticos por parte de distintas organizaciones, entre ellas la ONU y su subsidiaria, la UNESCO, y fue director y, a partir de ahí una relación también larga con el propio IFE y luego el INE, del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, el INALI, durante el periodo de 2010 a 2016.

Sin más, aquí mi rol de moderación es hacer la presentación, dar la palabra, recibir preguntas y dejar que los protagonistas, que son los colegas que me acompañan en la mesa, sean quienes lleven la mesa.

Así que, sin más, en este mismo orden de presentación, si no tienen inconveniente, le cedo el uso de la palabra hasta por 10 minutos. Adriana, en primera instancia, muchas gracias.

 

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