Discurso de Lorenzo Córdova en la presentación del reporte final de la conferencia “Integridad electoral en América Latina”

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente


Permítanme dividir mi intervención en dos breves partes. La primera para bordar sobre las reflexiones que tanto la Presidenta Laura Chinchilla como el doctor José Woldenberg y el señor Kofi Annan han planteado.

Déjenme decirlo de esta manera, las elecciones no bastan para que se instaure y se desenvuelva, desarrolle un régimen democrático, hay regímenes, incluso regímenes democráticos que a pesar de mantener la institución de las elecciones pueden derivar en lo que alguno, con ejemplos concretos hoy en día han incluso denominado “autocracias electivas”.

Pero las elecciones son indispensables para que exista una democracia. Aún no se inventa un régimen en la modernidad que permita la convivencia de sociedades nacionales como las que hoy tenemos sin que la renovación del poder ocurra a través de las elecciones, no se inventan regímenes democráticos sin este mecanismo.

Las elecciones, pues, son indispensables, aunque queda claro que no basta cuidar el medioambiente, el contexto en el que se realizan los procesos electorales es indispensable. Hoy muchos países estamos aquejados por algunos problemas estructurales como los que ya se han mencionado aquí: la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad y la inseguridad que deriva en violencia son, sin lugar a dudas, problemas que afectan todos los ámbitos de la vida social y también complican la realización de las elecciones.

Cuidar las elecciones implica, en términos de su integridad, no solamente de la calidad de las elecciones mismas, sino de la calidad del contexto, es decir, la calidad de la democracia para que las mismas funcionen, significa cuidar a la misma democracia. La calidad de vida, pues, de quienes vivimos en democracia es indispensable para tener elecciones con integridad.

La integridad electoral tiene dos dimensiones sin lugar a duda, y esto lo enfatiza el propio reporte y los distintos indicadores, las distintas recomendaciones pasan precisamente o evidencian precisamente esas dos dimensiones. La integridad electoral es, por supuesto, electoral, es decir, está en esa dimensión; de la integridad electoral depende que las elecciones sean elecciones de calidad. Y, por otro lado, la integridad electoral también tiene que ver con ese medioambiente que podríamos resumir en lo que algunos han denominado la “cuestión social” de nuestras democracias.

Creo que es particularmente importante contar hoy, en medio del Proceso Electoral más grande de nuestra historia, con este documento que, como se han mencionado ha sido el resultado de una serie de trabajos desarrollados en México que implicaron una visión global, una visión internacional multidisciplinaria y que se condensan en el texto que hoy presentamos.

Creo que es particularmente importante este texto para seguir discutiendo la integridad electoral. Hace poco se presentó un estudio en donde me parece que injustificadamente termina colocándose a México, en términos de integridad electoral, en el mismo nivel que Cuba.

Se trata de un estudio que se enfocó fundamentalmente en la dimensión de la percepción que las y los ciudadanos tienen sobre nuestra democracia, sobre su democracia, y en México eso evidencia no tanto que nuestra integridad electoral esté en el nivel de Cuba, creo que nadie se atrevería a plantear eso, sino más bien que el problema de la integridad tiene también que ver con la percepción y con la asunción del estado de cosas de quienes vivimos en democracia.

Y sí, en México tenemos un problema que no necesariamente depende de la integridad electoral sino de esa percepción alimentada por el desencanto de las, y la insatisfacción, de los magros resultados de los gobiernos democráticamente electos, de la persistencia de esos problemas, que como decía José Woldenberg, erosionan no sólo el estado de ánimo, sino la misma cuestión social.

En México “Latinobarómetro” reveló como el aprecio por la democracia de un año a otros decreció un 10 por ciento, el mismo estudio del “Latinobarómetro”, señala como a pesar de que el mexicano es el sistema electoral probablemente más robusto, vista la inversión económica, social, política, humana que se ha hecho en las últimas tres décadas; en México según “Latinobarómetro”, 7 de cada 10 mexicanos consideran que las elecciones no son limpias, pero creo que no tenemos que confundir la integridad electoral como un tema de percepción, como la integridad como una serie, como lo plantea el estudio que hoy conocemos, una serie de condiciones, de apuestas, que son tanto institucionales como políticas para mejorar la calidad de nuestra democracia.

Permítanme solamente, a 38 días, 37 días de la elección más grande de nuestra historia, señalar algún dato, de manera telegráfica, respecto de alguno de los seis puntos en los que se articula el estudio que conocemos.

Paridad de género, o cuestión de género; en México vamos a la elección más grande de nuestra historia en donde se instrumentará por primera vez la paridad establecida de la reforma 2014, en elecciones que involucran al senado, y a un número inédito de candidaturas, tanto a diputaciones como a alcaldías a nivel escala nacional.

Y lo hacemos no solamente con el principio de paridad operando en estas elecciones, sino también con una serie de innovadoras acciones afirmativas, instrumentadas tanto por el Tribunal Electoral, como por el Instituto Nacional Electoral que nos lleva, por ejemplo anticipar, aunque el INE no hace futurismos, que el próximo 1° de julio tendremos por primera vez al menos dos mujeres indígenas en la Cámara de Diputados, porque se trata de dos distritos en donde el Instituto Nacional obligó a los partidos políticos a presentar candidatos indígenas en donde todas las candidaturas son mujeres.

En segundo lugar, estamos a una, el tema del financiamiento y de la fiscalización, vamos a una elección general en donde por primera vez se aplicarán las reglas de financiamiento y fiscalización que se han instrumentado en la reforma 2014; tenemos bajo un escrutinio público que es indispensable y un balance que tendrá que hacerse al final del día, tenemos que demostrar que éstas no solamente serán las elecciones más grandes de la historia, sino también las más fiscalizadas.

El tema de la violencia no es un tema estrictamente electoral, pero aquí permítanme anticipar algo que ayer, luego de una reunión con representantes de las coaliciones, de las candidaturas presidenciales más bien, el señor Annan, luego de escuchar las preocupaciones de todos señalaba: “la preocupación por la violencia no es una preocupación unilateral, es una preocupación transversal”, y es un tema que afortunadamente, en esta contienda electoral no se ha traducido en uso político de la misma, sino es una preocupación que ocupa a todos.

El señor Annan decía ayer: “qué bueno que lo vean así, porque el día después de las elecciones, con independencia de quien gane, todos se van a necesitar para combatir a la violencia”, la violencia no es sólo una cuestión que depende de la acción policiaca del estado, lo es sin duda, pero no sólo, también depende de que una sociedad democrática sea refractaria a la misma.

No abundo más, solamente digo que estamos frente a una oportunidad histórica; uno de los temas es el de la resiliencia de las autoridades electorales, creo que, luego de 30 años, si alguna autoridad en este país ha demostrado que es resiliente, no solamente a las complejidades, digamos de la vida política, sino también a la sobrecarga de atribuciones que desde el congreso se le han encomendado, somos las instituciones electorales, y sin embargo la gran oportunidad que tenemos en 2018 es remontar la crisis de confianza y de legitimidad que se ha venido cerniendo sobre nosotros y creo que la mejor manera de hacerlo, y con ello contribuir a la autoridad, a la integridad electoral, no solamente es ir a estas elecciones con una inédita capacidad explicativa, sino también entregar buenas cuentas a la sociedad como una manera de incrementar o revertir si se quiere ese fenómeno de desconfianza que lastima a la democracia en su conjunto.

Termino simple y sencillamente, señor Kofi Annan, agradeciéndole a usted la generosidad de esta visita, han sido dos días particularmente intensos y todavía no se acaba porque vienen las preguntas y respuestas y la conferencia de prensa final, su presencia aquí, igual que los miembros de la fundación, de la Presidenta Chinchilla, hace sin lugar a dudas, contribuye sin lugar a dudas a que la integridad electoral de este proceso en curso se vea incrementado. Muchísimas gracias.

Versión estenográfica de la intervención del Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova, durante la Presentación del Reporte Final de la Conferencia “Integridad Electoral en América Latina”, celebrada en México en agosto de 2017

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