Muy buenos días a todas y todos.
Es un verdadero honor estar esta mañana aquí reunidos en las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Gracias Ana por permitirnos este fantástico pretexto para seguir bordando sobre un tema.
Y gracias a todos ustedes, estimados titulares, amigas, amigos, diría Eufrosina, citando a los que nos ven “buenos días queridas locos y locas que estamos aquí reunidos”. Que no es otra cosa, sino cuestión de perspectivas desde otro punto de vista, desde nuestro punto de vita no somos locas y locos, somos simple y sencillamente defensores de la democracia constitucional.
La democracia constitucional supone justamente partir de la lógica, no solamente de reivindicación de los derechos, sino de la inclusión como mecanismo de funcionamiento de todo sistema democrático.
La verdad este es un buen pretexto, quiero agradecer mucho a Ana la incansable, el incansable ánimo que seguirá, que ha tenido y seguirá teniendo el respaldo, hasta que te canses, y cuando te canses ya vendrá alguien más. Pero no te canses, no, del Instituto Nacional Electoral en esta lógica pedagógica.
Finalmente estos es una herramienta, los documentales adicional para poder sumar, digámoslo así, a los distintos esfuerzos que desde distintas trincheras muchos locos y locas, a juicio de algunos, cada vez somos más, y eso es una ventaja, emprendemos en una lógica que no es otra, sino la de fortalecer el sistema democrático.
Sin duda la divulgación de esta primera parte, este primer capítulo del documental “La Historia Invisible”, a 54 días de que concluyan las campañas electorales es un mecanismo adicional para contribuir a que las y los candidatos y los electores se concienticen sobre los desafíos y la violencia política que enfrentan las mujeres que deciden participar en la vida pública.
En tal sentido, permítanme abonar a las reflexiones que se han hecho aquí, abonar al sentido mismo del documental, con dos comentarios respecto de los principales retos que en mi opinión enfrentan las mujeres cuando están en campaña política, en campaña electoral.
Desde mi perspectiva, el primer reto que enfrentan las mujeres en la campaña, tiene que ver con esto que Eufrosina nos subrayaba y que ha estado presente en las intervenciones de quienes me han antecedido en el uso de la palabra esta mañana, y tiene que ver con la cultura, con el tipo, digámoslo así, de cultura política que está todavía lamentablemente muy arraigado en las mentes y en la lógica de entender a la propia política.
Se trata de una cultura política machista, sexista, que concibe a las mujeres como personas destinadas al ámbito privado y dadoras de cuidados, y que constituye uno de los factores que no facilita la presencia en los ámbitos públicos. Al contrario, es está muralla contra la que se tiene que luchar, que se tiene que derribar, que se padece cotidianamente por parte de aquellas mujeres que deciden irrumpir en la política, irrumpir en el proceso de decisión de las cuestiones que afectan a todas y a todos.
Este enfoque cultura se refleja en la errónea concepción social de que las mujeres no pueden estar a cargo de las decisiones importantes de sus comunidades, de sus estados, del país. Enfoque que, por cierto, con seguridad, permea también muchas veces al momento de emitir el voto, no es solamente una cuestión de lograr abrirse paso, de lograr una candidatura, e lograr posicionarse, de enfrentar la hostilidad que muchas veces durante las campañas ocurren; sino también, al final, aunque el voto es libre, también estamos frente a una barrera, otra barrera invisible que es la mentalidad del propio elector que eventualmente puede emitir el voto a partir de estos criterios culturales.
El problema no es nada más un problema de paridad, la paridad no resuelve un problema, no es solamente una cuestión de las acciones afirmativas que desde las autoridades electorales empujamos.
No resuelve parte del problema, el verdadero problema es un problema cultural. Ojalá y no necesitáramos que la Constitución mencionara antes cuotas y ahora paridad, ojalá las acciones afirmativas, que por su propia definición no son permanentes, sino tienen una temporalidad, no fueran necesarias.
Si éstas no fueran necesarias el verdadero problema de fondo, que es un problema cultural, es una barrera cultural, querría decir que está resuelto.
Al respecto permítanme poner sobre la mesa un par de datos del “Estudio de los Derechos Políticos de las Mujeres, Avances y Buenas Prácticas”, que realizó el Instituto Interamericano de Derechos Humanos en 2016, y en el que analiza las prácticas políticas de tres países. El Salvador, Costa Rica y Panamá, solamente para romper la idea de que este es un tema nuestro, de que es un tema mexicano.
El primer dato, dicho estudio señala que el 62.5 por ciento de las mujeres dedicadas a la política en El Salvador indicó haber tenido que enfrentar estereotipos culturales contrarios a la participación política de las mujeres en su carrera.
Un segundo dato, en Panamá se menciona endicho estudio que entre los principales factores que afectan la participación política de las mujeres, se encentra la, cito “subvaloración de las capacidades femeninas producto de atavismos culturales”.
Se señala que esa cultura tiene un efecto perverso en las mujeres, pues inhibe su participación al provocar que se sientan ajenas al ámbito político y que se conduzcan en dicho ámbito con poca seguridad y confianza personal.
Y el tercer dato de dicho estudio que quiero mencionar, indica que en Costa Rica el 87 por ciento de las mujeres entrevistadas afirmó que las mismas mujeres se autoexcluyen de la política en virtud de los roles domésticos que se les asignan culturalmente.
Es lo que dice este estudio de tres países centroamericanos. Bueno, cada quien que haga un ejercicio y asuma y dilucide si éstos no son parte de los problemas que nos afectan en términos de participación política en nuestro país.
Sin duda en nuestro caso, en México, hemos tenido avances importantes para garantizar los derechos políticos de las mujeres. Ejemplo de ello son los que ya mencionaba, estas disposiciones constitucionales y normativas para garantizar la paridad en las candidaturas y los protocolos para enfrentar la violencia política por razón de género, por cierto, entre otras acciones afirmativas gracias a las decisiones que para este proceso electoral hemos tomado, el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral, por lo menos, por lo menos habrá cinco mujeres indígenas en el, seis, mujeres, perdón, indígenas en el Congreso.
Dado que decidimos que, entre otras medidas afirmativas, los 13 en una lógica, digamos, construida entre el INE y el Tribunal, 13 municipios, perdón, distritos indígenas federales que tiene una población de pueblos originarios de más de un 60 por ciento tienen que tener candidatos por parte de todos los partidos políticos de personas auto adscritas a dichas comunidades, respetando, en este caso, el principio de paridad el principio de paridad, lo que nos lleva a un 7-6, o como se quiera ver, o 7-6 mujeres, 7 o 6 mujeres. Con lo cual por primera vez tendremos seis mujeres indígenas al menos presentes en el Congreso de la Unión, en la Cámara de Diputados.
El segundo reto al que me quiero referir tiene que ver con la cobertura mediática que enfrentan las mujeres en las campañas y que ya de alguna manera también se señalaba. De acuerdo con diversos estudios que hemos realizado en el INE no existe una cobertura igualitaria entre candidatas y candidatos, no solamente en términos de tiempo, sino también en términos del enfoque y la perspectiva.
Tanto la cobertura como el tipo de preguntas que se les plantean a las mujeres candidatas por parte de las y los periodistas no están relacionadas con sus propuestas políticas ni con su trayectoria profesional, sino más bien, con cuestiones relacionadas con su físico, su forma de vestir, su rol de madre y esposa. ¿Qué va a hacer con sus hijos si es electa? Y con las profesiones de sus parejas sentimentales.
Claramente la cobertura en los medios de comunicación está permeada precisamente por esos efectos culturales a los que hacía referencia, y que están vinculados pues con estereotipos de género.
Lo mismo sucede, por cierto, en las redes sociales, que ya se han identificado múltiples formas de replicar esos estereotipos de género en las campañas electorales, desde los colores para la campaña, ciertos spots y materiales, así como los cometarios que las y los usuarios de dichas redes expresan.
Con base en lo anterior, permítanme concluir destacando la importancia que en el proceso electoral más grande de nuestra historia, aprovechemos el interés de la ciudadanía y la obligatoriedad de la paridad en las candidaturas para impulsar en los medios tradicionales, en los digitales, e incluso en las redes sociales, la agenda de género y de la participación de la paridad-perdón-la agenda de la paridad y de la participación política, para ello necesitamos, por cierto, más espacios como este, y herramientas pedagógicas como la de este documental supone.
Tenemos en consecuencia que seguir empujando sin descanso una agenda de igualdad de género y el avance de las mujeres que es transversal y que trasciende las campañas electorales, pero que durante las campañas electorales implica y requiere de un reforzamiento. Por eso, Ana muchas gracias, estamos esperando ansiosos los otros dos capítulos.
Ya vimos algunos de los casos de esta historias invisibles, algunas menos que otras, pero, que en todo caso, debemos potenciar y visibilizar de manera importante y ojalá estos estén listos para poder, digamos, contribuir como este primer capítulo, seguro lo va a hacer en esta agenda, en este momento que es particularmente relevante.
Por lo demás, creo que la presentación de este espacio aquí en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, con la presencia del Fiscal Especializado para la Atención de Delitos Electorales. Héctor sobra decirlo es un aliado fundamental en esta causa y con el acompañamiento, sí, lo digo de entrada, incansable, bueno hasta que esté esta gestión, después será seguramente se heredará algo como esta gestión heredó de las anteriores a una alianza digámoslo así interinstitucional que no puede sino celebrarse.
Creo que el espacio que esta mañana y el pretexto que esta mañana, este documental, este primer capítulo de este documental, nos representa, es un espacio adicional de esa alianza que tiene que traducirse en muchos otros ámbitos.
Y particularmente, insisto, en este momento, que es el momento en donde las campañas en donde la violencia política contra las mujeres, no lamentablemente no se agota, eso es permanente, pero sí sin duda se potencia.
Estamos en una lucha juntos, gracias a todas y todos por constituir este espacio de locura, dirían algunos, de nuevo cito a Eufrosina que no es otra cosa sino de convicción y fortalecimiento de nuestra democracia que no puede ni debe suspenderse sino por el contrario reforzarse.
Muchísimas gracias y felicidades Ana.
Versión estenográfica de la intervención del Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova, en la presentación del Documental “La Historia Invisible”, realizada en el auditorio del Centro Nacional de Derechos Humanos
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