Versión estenográfica de la Conferencia Magistral: Educación para la paz, dictada por el Dr. Pablo Romo Cedano

Escrito por: INE
Tema: Conferencia Magistral

Presentadora: El Instituto Nacional Electoral les da la más cordial bienvenida a la Conferencia Magistral Educación para la Paz, la cual forma parte de las conferencias magistrales estacionales.

Agradecemos la participación en este evento de la maestra Ana Lilia Pérez Mendoza, Vocal Ejecutiva de la Junta Local Ejecutiva en el estado de Querétaro.

Del Doctor Pablo Romo Cedano, conferencista del día de hoy.

De la Doctora Alicia Monserrat Islas Gurrola, integrante externa del Comité Editorial del Instituto Nacional Electoral.

Agradecemos de manera especial la presencia de alumnado y profesorado de las Facultades de Derecho y de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como la presencia de la Directora Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica del Instituto Nacional Electoral, Licenciada María Elena Cornejo Esparza.

La moderación de esta Conferencia Magistral correrá a cargo de la Doctora Alicia Monserrat Islas Gurrola de quien me permitiré leer una síntesis curricular.

Es Doctora en Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Se ha desempeñado como Secretaria Técnica del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y Transparencia del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y como colaboradora en la evaluación de proyectos de intervención de organizaciones de la sociedad civil para la prevención del delito del Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana.

Ha participado en proyectos de investigación relacionados con desarrollo sustentable, organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales y eventos de protesta.

Ha fungido como asistente de investigación en el CONACYT y colaboradora en el laboratorio de organizaciones y movimientos sociales del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.

Sus temas de interés son: gobernanza, participación ciudadana, políticas públicas y gestión pública.

Y en este momento le cedemos el uso de la voz.

Alicia Monserrat Islas Gurrola: Muchísimas gracias.

Buenos días a todas, todos y todes quienes nos acompañan el día de hoy.

Estamos aquí para presentar la Conferencia Magistral del Doctor Pablo Romo, a quien me permito presentar con una breve semblanza.

El Doctor Pablo Romo es Doctor en Derechos Humanos y Diplomado en Estudios Avanzados por la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid, España.

Maestro en Teología por la Universidad de Friburgo, Suiza, y Licenciado en Filosofía por el Centro de Estudios Filosóficos Tomás de Aquino.

Es miembro fundador del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco Victoria, A.C. y del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, A.C., donde se desempeñó como director e investigador.

Ha fungido como asesor de la Comisión Nacional de Intermediación como Presidente de la Organización Internacional Dominicans for Human Rights, en Ginebra, Suiza.

Y como codirector del Voluntariado Internacional Dominicano en Buenos Aires, Argentina.

Ha sido académico en la Universidad del Claustro de Sor Juana y en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

A continuación, y sin más preámbulo, y también sin hacer justicia completa al CV, damos la palabra al Doctor Pablo Romo.

Pablo Romo Cedano: Muy buenos días a todas y a todos.

Es un placer y un honor estar en este espacio, me da realmente muchísimo gusto y también es un espacio en donde lo han ocupado personalidades muy destacadas en el ámbito de la politología, en el ámbito de las ciencias sociales y de la reflexión filosófica sobre a la democracia.

Para mí es un grande gusto estar aquí, y no me resta más que agradecer a quienes han hecho posible este espacio y la invitación; a la Maestra Ana Lilia Pérez, a la Doctora Alicia Islas, a la Maestra María Elena Torres y al Consejero Martín Faz que estoy viendo también que está aquí presente con nosotros.

Muchísimas gracias a todas y a todos, todes que están aquí presentes.

Voy a hablar del tema de la educación para la paz como motor de la democracia.

Considero que es un tema fundamental que destaca como la formación de valores de paz que contribuye a la construcción de sociedades democráticas más justas y equitativas.

Hoy el país agobiado por las extensas violencias requiere causes de paz que permitan cambiar la dinámica de confrontación, por ello, considero la pertinencia de hablar de este tópico en este recito.

¿Es necesaria la paz?, ¿la paz es posible?, ¿existen caminos para la paz?

La UNESCO ha trabajado con Ahínco desde su fundación hasta la fecha en la educación para la paz, en 1974 emitió un primer documento denominado: “Recomendación sobre la educación para la comprensión, la cooperación y la paz internacionales y la educación relativa a los derechos humanos y a las libertades fundamentales”.

En dicha recomendación define la educación para la paz como un proceso integral que busca inculcar en los individuos los valores, actitudes, habilidades necesarias para prevenir la violencia y resolver conflictos de manera pacífica.

De hecho, la UNESCO, recuperando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 26, segundo párrafo, reconoce que la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, que favorecerá a la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

Este enfoque educativo se centra en promover la comprensión mutua, el respeto por los derechos humanos y la justicia social, con el objeto de construir sociedades más equitativas y democráticas.

Desde esta perspectiva, la educación no es sólo un medio para adquirir conocimientos, sino también una herramienta poderosa para la transformación social, fomentando una cultura de paz y no violencia.

Los componentes principales de la educación para la paz, según la Unesco, incluyen la enseñanza de la no violencia, la resolución, transformación y gestión pacífica de conflictos, el respeto por las diversidades y la solidaridad global.

A través de estas áreas se busca desarrollar competencias para el diálogo intercultural, el pensamiento crítico y la empatía, todas habilidades esenciales para promover la convivencia pacífica en una sociedad globalizada.

También destaca la importancia de la educación en los derechos humanos que permite a los ciudadanos comprender sus derechos y responsabilidades, así como abogar por la justicia y la igualdad.

En cuanto a las definiciones previas, la educación para la paz ha sido conceptualizada de diversas maneras. Tradicionalmente se ha entendido como un proceso que fomenta el entendimiento mutuo y la cooperación entre los pueblos para evitar guerras y conflictos.

Sin embargo, la UNESCO ha ampliado esta definición a finales del milenio pasado para incluir aspectos relacionados con la sostenibilidad, la igualdad de género y la participación democrática, con el fin de construir una paz positiva que no solo implique la ausencia de violencia directa sino también la eliminación de las causas estructurales de la injusticia y la desigualdad. Y justamente, hace un año, formuló aquella primera recomendación para después ahora actualizarla y ampliarla.

Veamos algo de la evolución de este término tanto en las instancias multilaterales como los aportes desde otros espacios y autores.

La educación para la paz en la historia habría que recuperarla para poder ir ubicándonos en el concepto de educación para la paz. La educación para la paz ha evolucionado a lo largo de las décadas consolidándose como un campo interdisciplinario que busca transformar las estructuras de violencia, tanto directa, como estructural, y promover sociedades justas y pacíficas.

Su surgimiento está profundamente vinculado a los cambios sociales y políticos del siglo XX, en especial a las dos Guerras Mundiales y los movimientos internacionales que buscan prevenir futuros conflictos bélicos.

A través de los años el concepto ha ampliado su alcance integrando nociones de derechos humanos, justicia social y sostenibilidad. Exploremos los orígenes y evolución del concepto, sus principales enfoques y su relevancia en el contexto contemporáneo.

El concepto de educación para la paz puede remontarse a muchos siglos atrás, pero en términos modernos, entendiendo la modernidad como tal, tiene sus raíces en los movimientos pacifistas del Siglo XIX y principios del Siglo XX, que promovían la diplomacia y la intervención pacífica de conflictos como alternativas a la guerra.

Henry David Thoreau fue escritor filosofo estadounidense que escribió la obra de Walden, se acuerdan de ella, obra que habla sobre la simplificad, la autosuficiencia y la conexión con naturaleza.

Al negarse a pagar impuestos a un gobierno que promovía la esclavitud contra las afrodescendientes y la guerra contra nuestro país, fue encarcelado, y ahí, desde ahí escribe su ensayo sobre la desobediencia civil, que después influirá en los movimientos pacifistas del Siglo XX.

Así, Thoreau deviene un antecedente obligado sobre nuestro tema de educación para la paz.

También quiero citar en este texto a una mujer extraordinaria, que influirá en esta búsqueda de paz en la era moderna, se trata de Bertha Von Suttner, quien fue una escritora pacifista y activista austriaca, reconocida como una de las figuras más influyentes en el movimiento de la paz a finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX.

Von Suttner dedicó gran parte de su vida a luchar contra la guerra y promover la resolución pacífica de conflictos.

Cabe recordar el contexto en el que vive Austria y Europa en ese momento y las cruentas batallas que se van incrementando en el número de muertos que van teniendo, tanto por su tecnología, la nueva tecnología de guerra, como aquellas que seguramente ustedes conocerán perfectamente, como la Batalla de Solferino o la Batalla de Magenta, hasta las que anticipan la Primera Guerra Mundial.

Su novela “Abajo las armas” fue una obra pionera que describía los horrores de la guerra y se convirtió en un éxito internacional inspirando a muchos a cuestionar las causas de los conflictos armados y a defender la paz.

Desde su labor literaria, Bertha desempeñó un papel crucial en el establecimiento del movimiento pacificas europeo, fue la primera mujer en recibir el Premio Nobel de la Paz en 1905, reconocimiento que subrayó su impacto en la lucha contra la militarización y la promoción de la paz a nivel global.

Su relación de amistad y correspondencia con Alfred Nobel influyó en la creación de este premio, del Premio Nobel de la Paz y su legado perdura como un recordatorio de la importancia del activismo y de la resistencia contra la violencia y la guerra.

Podríamos seguir recuperando historias de personas quienes han trabajado por la paz e influido en el desarrollo de nuestro término de educación para la paz.

No es el momento ni el caso, sin embargo, fue tras la devastación causada por las dos Guerras Mundiales cuando el mundo comenzó a tomar más en serio la necesidad de desarrollar sistemas educativos que involucran valores de paz y cooperación internacional.

La creación obviamente de la Organización de las Naciones Unidas en el 45 y su Agencia Especializada en la Educación, la Unesco, marcó un punto de inflexión y quien desde sus inicios abogó por una educación como un medio para construir la paz en la mente de los hombres y mujeres, entendiendo que la paz no sólo se logra mediante tratados diplomáticos, sino también a través de la promoción de una cultura de paz desde la base de la sociedad y específicamente mediante la educación.

Durante las primeras décadas de la posguerra, la educación para la paz se centró en evitar los conflictos armados y en promover el entendimiento internacional.

La idea era que el conocimiento de otras culturas y la enseñanza del respeto mutuo podrían reducir las tensiones que a menudo llevaban a la violencia.

Además, las lecciones sobre los horrores de la guerra y la importancia de la cooperación global se convirtieron en temas esenciales dentro de los círculos escolares.

Esta fase inicial, no obstante, estaba enfocada principalmente en la prevención de conflictos bélicos y no abarcaban aún otras formas de violencias más sutiles o estructurales.

A partir de la década de los sesenta el concepto de educación para la paz comenzó a ampliarse influenciado por los movimientos de los derechos civiles, derechos humanos y las luchas de liberación nacional en diversas partes del mundo.

El foco ya no se limitaba a prevenir la guerra sino que abarcaba también la necesidad de enfrentar las injusticias estructurales que fomentaban las violencias tales como la pobreza, el racismo y la opresión de género.

El pedagogo brasileño Paulo Freire en su enfoque de educación liberadora fue una de las figuras claves en este cambio de paradigma. Freire sostenía que la educación debía ser un proceso crítico y emancipador que ayudara a los individuos a tomar conciencia de las estructuras de opresión para transformarlas.

La educación liberadora de Paulo Freire es un enfoque pedagógico que busca empoderar a los individuos para que se conviertan en agentes activos de cambio en sus propias vidas y sociedades.

Freire crítica el modelo educativo tradicional al que llama Educación Bancaria donde los estudiantes son vistos como receptores pasivos de información que los maestros depositan, en contra posición propone una educación dialógica basada en la interacción crítica entre maestros y estudiantes donde ambos aprenden y enseñan mutuamente. Este modelo fomenta el pensamiento crítico y la reflexión sobre la realidad social con el objeto de que los estudiantes puedan reconocer las estructuras de opresión y desigualdad en sus vidas.

Un aspecto central de la educación liberadora de Freire es el concepto de concientización que implica el proceso de tomar conciencia crítica de las realidades sociales, políticas y económicas.

Para Freire educar es un acto político ya que la educación nunca es neutral o bien refuerza las estructuras de poder opresivas o bien contribuye a la liberación. A través de este enfoque los estudiantes son alentados a cuestionar las normas, desafiar las injusticias y buscar transformaciones sociales, de este modo la educación se convierte en un medio para la emancipación y la construcción de una sociedad más equitativa y democrática.

La praxis es otro concepto clave de la educación liberadora que combina la reflexión y la acción.

Freire sostiene que la educación debe llevar a los estudiantes a actuar sobre la realidad para cambiarla, no solo a interpretarla.

Esta praxis transformadora, como le llama él, a los educandos los convierte en protagonistas de su propio aprendizaje, capaces de influir en su entorno social político y cultural.

La educación liberadora por tanto no solo busca transmitir conocimientos, sino también ciudadanos comprometidos con la justicia social y política que puedan crear una sociedad más humana y participativa.

En esta etapa la educación en los derechos humanos se consolidó como un componente esencial de la educación para la paz.

La enseñanza de los derechos humanos y deberes individuales y colectivos pasó a considerarse crucial para empoderar a los ciudadanos promoviendo no solo la tolerancia, sino también, la acción directa para demandar justicia.

Así, la educación para la paz comenzó a alinearse con movimientos sociales más amplios que buscaban la ausencia de guerra y, también, la construcción de una paz positiva basada en la equidad y el respeto a la dignidad humana.

Hacia finales del Siglo XX el concepto de “paz positiva” cobró mayor relevancia, la paz positiva, un término popularizado por el sociólogo Johan Galtung, se refiere a la eliminación de las causas estructurales de la violencia, como la desigualdad, la pobreza, la exclusión social en contra posición a la paz negativa, que solo se refiere a la ausencia de violencia directa o guerra.

La UNESCO adoptó esta visión más amplia, promoviendo la educación para la paz como un medio para abordar los conflictos armados y haciendo énfasis en las formas de violencia que afectan a las sociedades cotidianamente.

En este contexto la educación para la paz se integró en otras corrientes, como la educación ambiental y la educación para el desarrollo sostenible, reconociendo que la paz no puede lograrse sin atender las crisis ambientales y los desequilibrios ecológicos; además, se fortaleció el enfoque de la no violencia como principio rector, influenciados por figuras como Mahatma Gandhi, Martín Luther King, por todos ustedes conocidos, los educadores, las educadoras comenzaron a incorporar en sus programas métodos de resolución pacífica de conflictos y de resistencia no violenta frente a la opresión, enseñando a los estudiantes a rechazar las violencias en la política y en las interacciones cotidianas.

En el contexto final de la guerra fría, la UNESCO promovió programas que incorporaban el concepto de la paz, que no sea únicamente como la ausencia de conflictos, sino como una construcción activa que requiere el compromiso y la participación de todos.

Federico Mayor Zaragoza, quien fue Director General de la UNESCO, entre 1987 y 1999 desempeñó un papel decisivo en la consolidación de la cultura de paz en un pilar fundamental de la organización, desde donde su liderazgo se impulsaron múltiples iniciativas que promovieron la educación para la paz, los derechos humanos y la no violencia.

Mayor Zaragoza abogó por un enfoque integral que incluía, no solo la educación formal, sino también la educación no formal y la participación comunitaria, enfatizando que la cultura de paz, debía ser proceso transformador y continuo en todos los aspectos de la vida social.

Una de las contribuciones más importantes de Mayor Zaragoza fue el lanzamiento del Programa Cultura de Paz de la UNESCO en 1989, justo en el contexto de la caída del muro de Berlín, que se centró en promover los valores, actitudes y comportamientos necesarios para prevenir conflictos y crear condiciones favorables de paz.

Este programa se expandió con la declaración y programa de acción sobre una cultura de paz adoptado por la Asamblea de Naciones Unidas en 1999.

Esta declaración, la Declaración de Viena, marcó un hito, ya que formalizó la cultura de paz con un objetivo global y destacó el papel de la educación, el desarrollo sostenible y el respeto a los derechos humanos como fundamentos para su realización.

Vale señalar que, en coincidencia, en su tiempo se llevan a cabo iniciativas importantes como la Declaración y Programa de Acción de Viena, que es un plan global para el refuerzo y protección de los derechos humanos, de los cuales vamos a hablar un poquito más adelante.

Bajo el liderazgo de Zaragoza, del Mayor Zaragoza, la Unesco también promovió la creación de redes globales, como la cátedra de la Unesco, en muchas partes del mundo, que facilitan la cooperación entre universidades, promueven la investigación y el intercambio de conocimientos sobre paz y derechos humanos, y, asimismo, impulsan campañas de concientización y el establecimiento de los decenios internacionales para promover a la comunidad internacional en torno a estos objetivos.

En los noventa también será un tiempo importante para ahondar en la educación para la paz en el mundo y en México, que sacudirá a raíz del levantamiento armado zapatista y el consecuente impacto que tendrá en la democracia.

Me detengo aquí un minuto para recuperar el cómo reaccionó la sociedad civil apoyando las iniciativas de paz y parando la guerra que podía haber exterminado literalmente a miles de personas, ante un gobierno poco legítimo y una demanda histórica de justicia que privó en ese tiempo, y una urgencia por dirimir el conflicto en mesas de negociación, a pesar de todas las dificultades y la propia traición de Zedillo del proceso de paz.

En el siglo XXI la educación para la paz ha seguido evolucionando para enfrentar los desafíos de un mundo cada vez más globalizado y complejo.

Las guerras siguen siendo una realidad en muchas regiones, pero la educación para la paz se ha expandido para abordar otras formas de violencias, como el terrorismo, la violencia de género, el racismo y las desigualdades económicas.

También ha surgido una mayor conciencia sobre la importancia de la educación intercultural en un mundo globalizado donde el diálogo entre diferentes culturales y religiones se vuelve fundamental para la convivencia pacífica.

Además, la irrupción de las tecnologías en la educación y en la vida cotidiana ha abierto nuevas posibilidades para la educación para la paz a través de plataformas digitales las personas pueden acceder a recursos educativos sobre la paz y los derechos humanos, participar en debates globales y colaborar en iniciativas transnacionales para promover la paz; sin embargo, la tecnología también ha planteado nuevos retos como el aumento del discurso de odio y las violencias en línea, lo que subraya la necesidad de seguir innovando en los enfoques pedagógicos para abordar estas formas emergentes de violencias.

Es imprescindible en la educación para la paz hoy incorporar en nuestras reflexiones el abordaje crítico a la comunicación. Las falsas verdades, el acoso, el bullying, las violencias denigrantes que se reproducen como verdades repitiendo cientos de veces videos editados que generan verdades a medias o francas mentiras.

Para no citar a nuestro país citaría, por ejemplo, la campaña de Estados Unidos que se desarrolla en medio una polarización increíble y en donde muchos del electorado ha aceptado y considerado realidades aquello de que los migrantes se comen a los perros y a los gatos, ha sido aceptado por el fanatismo acrítico de seguidores y reflexivos de Trump, esto que puede parecer un chiste denota la influencia de la mentira en tiempos de la posverdad que determina y configura ánimos, convicciones, votos y actitudes de segmentos de la población de nuestros países.

Otro gran desafío contemporáneo para nuestro tema es el uso de la inteligencia artificial, particularmente de manipulación de imágenes, voces, videos o textos creando realidades virtuales falsas que animan y fortalecen las violencias antes mencionadas.

Retomaremos el tema más adelante, pero ciertamente la mayor barrera en la educación para la paz en el mundo actual y contemporáneo, y en particular en México, son la guerra y violencias criminales que se normalizan echando raíces en la sociedad como parte de la cultura.

De ahí que sea absolutamente indispensable contextualizar la educación para la paz en un hoy y aquí.

Adentrémonos en los elementos que la conforman y reflexiones desde nuestra realidad.

Podríamos identificar 10 puntos clave que habría que tomar en cuenta en un programa de paz en los centros de formación de nuestro país.

El primero sería la formación para la resolución, transformación y gestión de conflictos. Desde las infancias es indispensable que sepan identificar lo que es un juego de lo que son violencias.

Lo que es la autoridad y los límites que tiene ante el derecho que las infancias tienen.

Considero fundamental que se familiaricen con herramientas para el manejo de conflictos, sabiendo que estos son resultado naturales de toda relación humana. Los conflictos no tienen una connotación moral en sí mismos, adquieren esta connotación en el modo como se abordan, se asumen o dirimen.

Si los medios para dirimir un diferendo están encausados en principios acordados en normas sancionadas, en pactos, leyes o acciones que no sean violentos, respeten los derechos humanos, atiendan las necesidades personales y de otras personas, adquieran un sentido de reconocimiento social, moral positivo; en cambio, si los medios para abordar los conflictos son violentos, afectan a los actores del conflicto, dañan irreversiblemente causes para acuerdos, pactos, normas, leyes, como la modificación del artículo 1º Constitucional, habría que reconocerlos como negativos que pueden escalar la confrontación y alejar o diferir soluciones, transformaciones o gestiones positivas de estos.

Es urgente enseñar desde las infancias herramientas y habilidades que fortalezcan la negociación y el dialogo como paradigmas ejemplares del abordaje de la conflictividad.

En este primer elemento, cito un libro que escribí en patrocinio con la SEP y con la UNESCO, que está dirigido a personas docentes y enfocado a su trabajo en el aula y más allá.

En segundo lugar, con Federico Mayor rescato que la educación para la paz conduce a la construcción de culturas de paz que se funden en valores como la justicia, la libertad, la solidaridad y el respeto mutuo.

Cómo fortalecer estos pilares de la cultura en un país como México, donde todavía de premia la corrupción y las violencias erosionan el tejido social como lo vemos en el homicidio terrible del padre Marcelo y las relaciones de igualdad.

La cultura de paz premia la justicia y las personas justas, México tiene índices increíbles de impunidad, el debate que se ha levantado en torno a la reforma judicial, debela la crisis que aún vivimos del sentido de justicia, el temor de denunciar un delito cualquiera que sea es tan alto en este país que transparenta la desconfianza que tiene la persona ciudadana ante las autoridades garantes de la justicia.

La cultura que instala el crimen organizado y que muchas veces es autorizado, permea todos los espacios del imaginario social, música, películas, series televisivas, productos, el deseo social está acaparado por el estilo de vida de los criminales, muchas veces encubiertos en empresarios, políticos o autoridades.

El tercer elemento de la educación para la paz, que quiero tratar es el reconocimiento de los derechos humanos como marco ético en la formación de todos los ciudadanos y en particular de la educación en los centros escolares.

Decíamos que la Unesco aboga por la enseñanza de los derechos humanos como algo esencial para edificar la paz, pero son todas las instancias internacionales que se rigen por los derechos humanos y que se abocan a construir la paz en un mundo más justo.

Por eso es fundamental defender todo este entramado que se ha construido durante años para generar todas estas declaraciones que hoy de alguna manera misteriosa se intentan desfigurar con una reforma que se había logrado desde el 2011 y que hoy está en peligro.

Cierto, estamos decepcionados del poco alcance que les dan los poderosos, las naciones hegemónicas a estas instancias internacionales para que cumplan con su cometido.

El achicamiento que someten estas naciones a la ONU, a la Corte Penal Internacional, a la OMS, a la FAO, por ejemplo, han permitido y alimentan los genocidios, los crímenes de lesa humanidad que el derecho internacional sanciona y que siguen cometiéndose hoy.

La fuerza de coacción de estas instancias que tienen es solamente moral, pero no equiparada con su capacidad para procesar eficazmente a personas y naciones criminales.

Es increíble cómo el mundo contempla impávido el desconocimiento del Secretario General de las Naciones Unidas declarándolo non grato.

La crisis de estas institucione es innegable y pone en entredicho el futuro de las instancias multilaterales.

A pesar del desaliento en esos marcos globales, existe un marco normativo internacional vinculante con México que tiene que otorgar vigencia a los derechos humanos.

Cierto, hemos sido testigos de cómo los derechos humanos han irrumpido en nuestro marco normativo en los últimos años.

Insisto, la reforma de 2011 y la nueva Constitución en la Ciudad de México, por citar algunos solamente, son ejemplos de estos significativos avances.

Falta mucho por hacer en camino a hacerlos bajar, aplicables, justiciables los derechos humanos en todo los ámbitos legales y culturales.

La armonización y/o incorporación del derecho internacional en este marco normativo debe ser un esfuerzo de las legislaturas nacionales y estatales prioritarias para la construcción de una cultura de paz.

A UNESCO aboga por la enseñanza de los derechos como parte esencial de la educación para la paz. En México donde los derechos humanos son frecuentemente violados, educar sobre derechos humanos puede empoderar a la ciudadanía para demandar justicia y respeto por sus garantías individuales.

Como dijo la Presidenta en su discurso de investidura “Lo que no se nombra no existe” citando a George Steiner, tiene mucha razón, por ello hay que mencionar que en la educación para la paz tiene que considerar que la paz fruto de la justicia tiene un componente esencial en los derechos humanos. México para construir la paz requiere nombrar a sus víctimas, reconocer que hay miles de desaparecidos y desaparecidas, así con todas sus letras, ¿dónde están?

Hoy hay razón en decir “Primero los pobres” son nuestra llave de comprensión, pero hoy también son llave hermenéutica las víctimas, en todo proyecto de justicia, de verdad y de gobierno primero las víctimas, no pronunciar sus 180 mil nombres es invisibilizarlos y siguiendo lo que dice la Presidenta no se puede hablar en México de educación para la paz sin nombrar a los desaparecidos y desaparecidas, a las personas jóvenes reclutadas forzosamente, a quienes han muerto asesinadas o ejecutadas extrajudicialmente.

La educación para la paz requiere nombrar a las personas desplazadas por cuestiones políticas o económicas o por la criminalidad, por la leva o por el terror, si no los nombramos, como dice la Presidenta, las invisibilizamos.

Me faltan las víctimas del Poder Judicial y del terrible poder que tienen los que procuran justicia, las fiscalías, de todos aquellos y aquellas que no están en datos presidenciales, las personas torturadas, los que se encuentran injustamente presos y quienes hace tiempo están en cárceles sin sentencia.

Este elemento vigoriza el respeto a los derechos humanos, es preciso atender las recomendaciones que vienen del mundo entero para nuestro país mediante los resultados del examen periódico universal último.

También los informes, tanto el gubernamental como el extraordinario trabajo que hizo desde la sociedad civil las instancias que participaron en un informe paralelo, que le llamaron el Colectivo EPU.

La educación para la paz debe comprender los derechos humanos como el gran marco jurídico y ético al tiempo que visibiliza con privilegio a las víctimas de todo origen.

Nuestro cuarto elemento son las personas jóvenes, educar para la paz enfatiza la necesidad de involucrar a las personas jóvenes. Las personas jóvenes son tanto víctimas como actores de las violencias; por ello, la educación para la paz debe enfocarse en incluirlas de una manera privilegiada, fortaleciendo los diálogos entre sí y con ellas las juventudes tienen nuevas visiones en el mundo y del mundo que devienen herramientas para buscar soluciones a las violencias, a la participación democrática y a la construcción de paz.

Hay que prevenir el reclutamiento forzado, que hace la criminalidad de nuestro país ofreciendo a las juventudes no solo oportunidades, sino modelos de vida íntegros, justos, dignos, modelos de vida que alienten otros mundos posibles.

La recuperación de las vidas de personas que laboran por la paz es esencial para la educación para la paz. Ahí está la recuperación de estas personas que han trabajado por la paz, como Bertha Cáceres o Rosario Castellanos, o Mariel Franco, o Luz Méndez o Helen Mack Chang, o Clara Inés Ramírez, etcétera, tantas otras que pudiéramos citar y que podríamos alimentar las mentes de las juventudes.

La educación inclusiva y equitativa es un quinto elemento componente de la educación para la paz que quiero recuperar en esta reflexión:

¿Cómo hacer posible este componente en una sociedad tan desigual como la nuestra? El último informe de Oxfam revela un horizonte sombrío.

Tenemos mucho que trabajar para construir un mundo inclusivo y equitativo, el informe señala que el uno por ciento más rico de la población del mundo

posé más del doble de la riqueza que seis mil 800 millones de personas en el mundo, es una vergüenza como humanidad esta cifra.

En México la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, el ENIGH, de hace dos años, nos devela el reto que aún está adelante a este respecto, la encuesta nos dice que el promedio de ingreso corriente trimestral de un hogar fue de 63 mil pesos, por redondearlo, y ha habido un aumento de un 11 por ciento, sin embargo, la diferencia de ingreso entre hombre y mujeres aún es muy considerable y representa cerca del 30 por ciento.

En el caso de las personas que se consideran indígenas o hablan alguna lengua indígena, a la brecha es del 24.5 por ciento, los países más pacíficos según el Instituto Económico y de Paz, tienen sociedades más igualitarias, es decir, las diferencias económicas no son tan abismales como en los países más violentos.

En México, una familia que se encuentra en el decil décimo de ingresos tiene el ingreso del orden de 200 mil pesos, en tanto que una del primer decil, tiene ingresos de 13 mil pesos.

¿Cómo hacer posible una educación para la paz en una sociedad tan desigual e inequitativa?

Podríamos seguir abundando en cada uno de estos elementos, perro avancemos y mencionemos el sexto componente que propongo reflexionar en torno de la educación para la paz, el empoderamiento comunitario y local desde la ciudadanía es componente clave para visibilizar y viabilizar una paz duradera.

La educación para la paz, por tanto, debe ser contextualizada, teniendo en cuenta las realidades locales.

En México las comunidades locales deben ser empoderadas para crear herramientas y favorecer su capacidad de autogestión y defensa de los derechos, ciertamente las comunidades no pueden defenderse como lo habíamos pensado antes, de la criminalidad.

Por eso es importante acompañarlas y de una manera constante, a pesar del respeto que hay que tener por su desarrollo y su empoderamiento.

Vamos más rápido, porque ya estoy viendo que estamos sobre el tiempo casi, ¿verdad? No quiero abusar. Y apenas vamos en el tercer punto. No, no es cierto, ya estamos llegando al final casi, Martín.

La educación para la paz es educación en la no violencia. Este es el séptimo componente que propongo, la no violencia es una estrategia de abordaje de la conflictividad violenta; no es una manera ingenua de huir del conflicto o de afrontar la violencia, es una acción decida y valiente de acción para responder a las violencias.

La no violencia activa es un componente muy estudiado y trabajado en muchas partes del mundo, es un principio de vida que asume la educación para la paz como integral en su formación, desde las infancias hasta la ciudadanía activa y comprometida con la paz.

En México hay muchas organizaciones que trabajan este tema. Cito uno nada más para no aburrirlos demasiado. Por ejemplo, Las Abejas, allá en Acteal, en donde practican desde hace años este ejercicio de vida frente a las violencias en su entorno.

De hecho, en el funeral del padre Marcelo justamente el grupo de Las Abejas hablaban en torno al tema. Les recomienda las palabras de Lupita de ayer justamente en el funeral.

Las acciones no violentas son con mucho más complejas y deliberadas que las violencias.

Jim Sharp trabajó en la defensa de la no violencia como método para combatir la injustica y las violencias. Este autor, Sharp, catalogó más de 190 métodos de acción no violenta, que fueron publicadas hace poco y que pueden ayudar a generar todo un elenco de posibilidades en el imaginario para afrontar las violencias.

Octavo componente. El octavo componente de la educación integral para la paz debe tomar en cuenta que ésta debe de ser ética y ciudadana, es decir, que la educación fomente la responsabilidad ética y el compromiso ciudadano en México donde el debilitamiento de las instituciones y la desconfianza en la democracia son evidentes.

Educar en valores éticos puede contribuir a formar ciudadanos, ciudadanas más comprometidos con el bienestar común y con la justicia social.

No se trata de hacer cartillas morales o al menos no es lo que yo propongo, se trata de un compromiso de congruencia de personas, grupos, partidos políticos e instituciones educados en una cultura colonial de acátese pero no se cumpla, parece normal no atender las leyes, principios y normas, esta inercia colonial favorece la impunidad, el autoritarismo y la anomia.

La educación para la paz debe hacer un proceso de deconstrucción de las violencias culturales, empezando por el patriarcado, no es fácil la reconfiguración ética en un mundo que relativiza todo, la labor docente tiene un trabajo enorme en este componente.

El fomento del diálogo y la tolerancia es el noveno componente que consideramos es parte de la educación para la paz integral, el diálogo y la tolerancia son herramientas fundamentales en esta.

En México donde la diversidad cultural y social a menudo es causa de conflictos, educar para el respeto a la diversidad y el diálogo intercultural es esencial para construir una paz duradera.

En este mismo espacio, en el INE, el diálogo y la tolerancia son principios básicos de convivencia que en otras instancias no se practican de igual forma.

La escuela que quiera adoptar la paz como un modo de vida tiene que encarnar el diálogo y el respeto por la otra, por el otro, como actos reflejos de la convivencia.

Por último, la reconciliación y la justicia es un último componente, pero no el menor en la educación para la paz. Si las infancias desde pequeñas aprenden que la reconciliación y el perdón son valores que dignifican a la persona, tanto de quien lo pide, como de quien lo otorga a saber que los errores pueden superarse en la comprensión, en la empatía, en la reconciliación, ayuda a crecer a las personas.

El perdón, más allá de una dimensión moral, es una herramienta poderosa para la transformación de conflictos y la sanción en diferentes niveles de la interacción humana, tanto en las relaciones personas como en contextos más

amplios, como el social, político e internacional, el perdón puede abrir un camino hacia la reconciliación, la justicia y la transformación positiva de conflictos.

Cuidado con el perdón, no hay que ser ingenuos. Ni el perdón, ni la reconciliación han de ser ingenuos.

¿Cómo tratar el tema de ni perdón, ni olvido? El perdón no es un sustituto de la justicia, pero en el marco de la justicia transicional es un componente esencial que facilita el camino hacia la sanción colectiva, hacia la sanación, perdón, no sanción, sanación colectiva.

La justicia transicional busca proporcionar verdad, reparación, justicia y garantías de no repetición. El perdón no puede considerarse una manifestación de esta voluntad de cambio, ya que sugiere un reconocimiento de los errores.

Perdón, el perdón puede considerarse una manifestación de esta voluntad de cambio, ya que sugiere un reconocimiento de los errores y una intención de transformación.

Estos 10 puntos propuestos o elementos componentes de la educación para la paz pueden servir como pilares fundamentales para diseñar programas educativos que transformen las estructuras de violencia en estructuras de paz.

La paz no se construye de la noche a la mañana por decreto o por voluntad, siendo un horizonte que nos hace caminar, requiere de tiempo, visión de futuro, articulación, esfuerzo, presupuesto, voluntades, nuevos acuerdos y pactos.

En México, hay al menos tres grandes articulaciones o plataformas de paz en donde decenas de organizaciones, iglesias, escuelas, universidades y personas de pie, están confluyendo para diseñar rutas y agendas a partir de diagnósticos que quieren ser convergentes, las visiones de futuro a veces no coinciden y confunden voluntades, esperanzas y frustraciones.

El aporte que, desde la educación para la paz, puede dar a la construcción de paz, puede ser relevante a mediano y largo plazo.

El problema es el diagnostico, los diagnósticos de las violencias son puntos de partida para la edificación de sistemas de paz, de ahí que se esté trabajando tanto en los diagnósticos, difícilmente nos opondríamos en abstracto a la

educación para la paz como concepto, pero aterrizándolas en las realidades de Chilpancingo, de Matamoros, de Chiapas, de Culiacán, ¿qué significa esto?

Es decir, es el estado, es un diagnóstico que nos implica en un proceso muy diferente al de decir: “se matan entre ellos”.

Las violencias que nos cercan pueden caracterizarse como guerras nuevas, guerras donde las partes no están interesadas en concluirlas, sino en administrarlas, para las partes en conflicto son convenientes las guerras, como negocios y como controles sociales.

Hay que descifrar las realidades de las violencias locales, estructurales y culturales, ponerles nombre y creo que ahí está el debate, ¿es una guerra?, ¿de qué tipo, ¿es una situación local?, ¿está articulada con el estado?, ¿es parte del estado?, ¿es el estado?, ¿es una de las múltiples facetas del capitalismo en su fase actual?, ¿cuál es el diagnostico que vamos haciendo?

En tanto el debate continua sobre la caracterización que definitivamente hay que darlo, a los 10 elementos de la educación para la paz que les propongo, vayamos afinando y enriqueciendo o incorporando nuevos que lo hagan más robusta y afrontes los riesgos que plantean las violencias contemporáneas.

El concepto y la práctica de la educación para la paz, ha recorrido un largo camino desde sus orígenes pacifistas a principios del siglo XX, inicialmente enfocada en la prevención de conflictos bélicos y ha ido evolucionando.

No puedo cerrar esta reflexión sin dejar de mencionar a las víctimas de las violencias que la educación para la paz intenta exterminar… No es cierto, está mal escrito.

No puedo cerrar estas reflexiones sin dejar de mencionar las víctimas de la violencia que la educación para la paz tiene que reflexionar, víctimas que deben ser pronunciadas y reconocidas: las madres, las hermanas, los padres, los hermanos de las personas desaparecidas, las personas asesinadas en la banal e hipócrita guerra contra la criminalidad, como decía Hannah Arendt.

Las víctimas heridas o muertas, convencidas de combatir las violencias o que hacían para defender a sus jefes de sus rivales criminales, las víctimas del desplazamiento forzado, aquellas víctimas que han visto la necesidad de salir de sus casas porque el Estado no les garantiza seguridad en sus localidades.

Promocionar las y los jóvenes para evitar los reclutamientos forzados es parte de este trabajo difícil que vayamos nosotros haciendo. Vayan a ellos nuestro reconocimiento y las palabras de esperanza.

La paz es posible.

Muchas gracias.

Alicia Monserrat Islas Gurrola: Agradecemos al doctor Romo por esta interesante conferencia, que sin duda nos invita a la acción en el hoy y el ahora para la paz.

De igual manera, saludamos respetuosamente y agradecemos la presencia del Consejero Electoral Faz Mora, quien nos acompaña el día de hoy.

Y voy a dar ahora la palabra a la maestra Ana Lilia Pérez, quien es vocal ejecutiva de la Junta Local Ejecutiva en el estado de Querétaro; licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México en su sede FES Aragón, con estudios de maestría en Derecho Constitucional y Administrativo en la misma casa de estudios; maestra en Procesos e Instituciones Electorales e Inteligencia Emocional; especialista en Orientación y Desarrollo Humano.

Ha participado en 12 procesos electorales organizados por el IFE-INE, presidiendo los consejos locales de Tabasco, en 2009; de Querétaro, en 2021 y 2024.

Ha participado como observador electoral a nivel internacional en Venezuela, Irlanda y Guatemala.

Sin más preámbulo, damos el uso de la voz a la Maestra Ana Lilia.

Muchas gracias.

Ana Lilia Pérez Mendoza: Muy buenas tardes a todas las personas presentes y a quienes nos acompañan a través de las redes sociales.

Antes de compartir algunas reflexiones sobre el tema que nos convoca el día de hoy quiero agradecer a la Licenciada María Elena Cornejo Esparza, Directora Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica, la invitación para estar aquí.

Saludar con aprecio también al Consejero Martín Faz.

Con el enorme y motivante reto de comentar la conferencia que acabamos de escuchar, resulta también importante para mí mencionar que me honra compartir este espacio con el Doctor Pablo Romo Cedano y la moderadora, la Doctora Islas. Hice la tarea, busqué información para conocer un poco más sobre la trayectoria del Doctor y las ideas sobre la educación para la paz y la paz como derecho humano.

Dicho lo anterior inicio con algunas citas de su libro La Paz como Derecho Humano “La paz se construye desde la educación, se hace cultura y se aprende a vivir en paz”. Es decir, implica un proceso laborioso, retador y a la vez, sin duda, gratificante, pues considero que la paz constituye una aspiración humana que a veces parece inalcanzable y que nos convoca a comprometernos.

Al considerar como menciona el Doctor Romo que “Los derechos humanos y muy particularmente el de la paz no son solo individuales sino también colectivos, es un derecho que tiene una doble naturaleza. Los sujetos de este derecho son personas humanas y pueblos. La capacidad de exigibilidad, reclamar su respeto y actuar para que se hagan efectivas las responsabilidades y sanciones por su violación corresponde a ambos titulares”, por ello y ante ello simplemente no podemos ser indiferentes o dejarlo en visto.

La paz como derecho humano se define como un concepto amplio y positivo que abarca otros derechos, es inherente a la dignidad de las personas y debe garantizarse sin discriminación.

Es además una condición necesaria para el desarrollo de las sociedades e implica el reconocimiento de la dignidad de quienes las integran y la seguridad y el respeto a sus derechos.

La paz no es solo ausencia de conflicto, además implica el reconocimiento y la aceptación de las diferencias para poder escuchar, respetar y apreciar a las otras personas.

La educación para la paz es un aspecto pedagógico informativo de doble vía, al buscar que las personas aprendan a vivir sin violencia y a convivir en forma pacífica, es un proceso dinámico, permanente, basado en el concepto de paz positiva, como ya lo mencionó nuestro conferencista.

Y en un enfoque creativo del conflicto que no lo rechaza, ni lo concibe como algo negativo, que tiene, entre otros objetivos, fortalecer las relaciones humanas, promover una cultura de la paz, respetar y proteger la diversidad, desarrollar y fortalecer competencias, habilidades, adquirir herramientas para convivir pacíficamente, crear espacios de justicia, confianza, seguridad, solidaridad, libertad y armonía.

Desde esta perspectiva implica necesariamente cultivar una serie de valores, como ya se nos dijo, entre otros, los ya mencionados de la justicia, la cooperación, la solidaridad, el desarrollo de la autonomía personal y la toma de decisiones, así como contribuir a cuestionar valores contrarios o contradictorios con los anteriores, como la discriminación, la intolerancia, la indiferencia, entre otros.

Implica además promover una cultura de paz dirigida al reconocimiento permanente del otro, a la comprensión, la cooperación y responsabilidad entre personas, promoviendo el diálogo, la empatía, la comunicación no violenta y la solidaridad, lo que requiere transformaciones culturales que atraviesen creencias, conceptos, prácticas e imaginarios de quienes integramos la sociedad para afianzar un nuevo reto de paz.

En síntesis, requiere cultivar valores que promuevan la creación de espacios pacíficos, cuestionar valores contrarios, aprender a convivir, promover el diálogo, respetar la dignidad de aquellas personas con quienes nos relacionamos, construir relaciones de paz, afrontar los conflictos, reconocer el derecho de otros a disentir y reflexionar sobre la diversidad.

Y viene aquí la posibilidad de cuestionarnos cómo podemos nosotros aportar algo desde nuestro espacio a construir contextos de paz.

En este sentido, quisiera proponerles algo, que considero puede contribuir a lograr el objetivo de crear un contexto de paz y armonía, en el que nos podamos desenvolver las personas, para ello, me voy a apoyar en la tesis de Martín Buber sobre el proceso principal de la existencia, de nuestra existencia, es decir, el proceso de relacionarnos.

La tesis principal y la idea de Martin Buber, filósofo y escritor judío austriaco, es que el ser humano tiene dos maneras de relacionarse con y en el mundo.

En su libro “Yo y tú”, Buber concibe al hombre como un ser que solo puede pensar en relación con los otros, desde el nacimiento, hasta la muerte. El ser humano tiene dos actitudes en el mundo, esta doble actitud se manifiesta en dos combinaciones de palabras; yo ello y yo tú.

A la relación que se construye desde el yo ello, Buber la denomina experiencia, es una situación que nos parecerá familiar a todas las personas presentes y a quienes nos escuchan, porque es la que usamos casi exclusivamente en la actualidad, la experiencia es la forma bajo la cual una persona se relaciona con y en el mundo, la persona recoge datos, analiza, clasifica y después reflexiona sobre los mismos.

El objeto de la experiencia, el ello, concibiéndonos que cada una de nosotras, de nosotros, somos el tú; el ello: cosas, animales, personas, naturaleza, etcétera, se considera una cosa para utilizar una cosa de conocimiento o una cosa que sirve a un propósito.

En la experiencia, hay una gran distancia entre el yo que experimenta, que es el sujeto y el ello, que es el objeto de la experiencia.

Además, el yo que vive las cosas es un observador objetivo y no un participante activo capaz de relacionarse.

La otra forma de relacionarnos es la manera típicamente humana, Buber la denomina “encuentro” es la relación entre yo y tú. En este caso entramos en relación con el objeto al que nos enfrentamos, participamos ambos en algo y tanto el yo, como el tú, se cambian a través de esta relación.

El enfrentamiento aquí significa que nos miramos cara a cara en el mismo nivel.

El “tú” se considera un conjunto, una totalidad de sus cualidades. “Yo”, ambos, “yo” y “tú”, nos transformamos a través de la relación activa.

Podemos provocar un encuentro con todas las personas y/o todo lo que nos rodea, no es la cualidad de la otra parte lo que la convierte en “tú”, sino la relación entre las dos partes. Según Buber “ahí está la esencia”.

Desafortunadamente, la relación “yo-tú” es frágil, no dura para siempre.

En el momento en que empiezo a tener expectativas y deseos que proyecto en el “tú”, esto inmediatamente se convierte en ello.

La manera más común de relacionarse en la política, en la economía, en las instituciones y en la vida personal es la de “yo-ello”, hemos basado nuestra existencia y función en el hecho de que consideramos cada ser un “ello” y no un “tú”.

El ser humano de hoy está alineado básicamente porque la sociedad es exclusivamente un “yo-ello”. Todo alrededor de nosotros es un objeto para ser utilizado, es el efecto de nuestra existencia exclusiva a través de la experiencia y la exclusión del encuentro.

Por eso Buber era clara que la única solución es abrirse al encuentro y construir una sociedad basada en la relación con los “tú” y no la experiencia del “ello”.

En cada encuentro entre seres humanos puede suceder algo más, algo que va a durar más y nos va a llenar.

Si nos preparamos para este encuentro, seguro que va a surgir algo, el cambio que vamos a tener, llegamos al punto de sentir caridad, compasión hacia todos los seres. Y tenemos la sensación de la responsabilidad y del afecto hacia nuestro contexto natural y social.

El gran reto es lograr la toma de conciencia y de responsabilidad ante nuestra propia historia y la aportación a la historia colectiva.

La co-construcción desde lo humano y el reconocimiento del otro, la otra, como un legítimo interlocutor, nos conducirá a generar espacios de convivencia pacífica.

Y hablando de cuestiones pedagógicas, me voy a permitir utilizar una metáfora ya que puede olvidarse la propuesta filosófica de Buber y creo que esto nos va a hacer que la recordemos.

Para poder recordar fácilmente que la mejor forma de relacionarnos con los otros y con lo otro es a través del encuentro que se da en la relación yo tú, te voy a pedir que imagines un huevo estrellado frito en medio de un plato. Ahora revisemos a través de esta imagen la forma en cómo nos relacionamos principalmente con las demás personas. Si cotidianamente te relacionas desde el plato con actitudes y preguntas superficiales, pasando al lado de las personas sin mirarlas, tal vez con preguntas como un cómo estás, por cumplir con los formulismos, estarás en una relación yo ello, ya que no logras conocer las esencia de las personas con quienes te relacionas desde este lugar.

Cuando empiezas a entrar a la clara del huevo estás camino a construir una relación más cercana, pero de poca profundidad con actitudes y preguntas un poco más relacionadas con aspectos personales, pero no íntimos y por fin, cuando logras relacionarte desde la yema con actitudes y preguntas, hablando desde la piel para dentro, compartiendo emociones, valores, aspiraciones, el nivel de confianza que llegamos a construir es alto y en ese momento ocurre la transformación de la que hablaba Buber.

Entonces y solo entonces podrás decir y sentir que se da el encuentro y la relación se convierte en una relación yo tú íntima que te puede ayudar a sentir empatía o aún más, compasión por la otra persona que te permitirán no solo ponerte en sus zapatos, como se dice coloquialmente, sino tomar acción para apoyarle en lo que requiera, generando relaciones armoniosas en las que seremos capaces de gestionar y, en su caso, resolver los conflictos que pudieran llegar a generarse, apoyándonos en las herramientas, competencias y habilidades que nos proporciona la educación para la paz. Así que la invitación es a que nos relacionemos desde la yema.

Aunado a lo anterior, considero que el primer paso para contribuir a la construcción y consolidación de una cultura y aprender a vivir en paz, es iniciar por nosotras, por nosotros mismos.

No podemos dar lo que no tenemos, así que podemos implementar algunas acciones sencillas y concretas para promover la paz como contactar con nosotros mismos, respirando profundamente, pasar tiempo en la naturaleza, escuchar en silencio y reconocernos en otros.

Y para practicar esto te voy a pedir que sueltes tu celular, hagas todo a un lado, te concentres en ti, me voy a permitir pararme un poquito para invitarlos a hacer un par de ejercicios.

El primero de ellos tiene que ver con el trabajo en mí mismo. Para una técnica de respiración consciente hay algo que se llama coherencia cardiaca. Esta técnica implica tres aspectos fundamentales: el primero de ellos es tomar consciencia de nuestra respiración y empezar a respirar lenta y profundamente; para ello te voy a pedir que cierres tus ojos, confía en quienes tienes al lado, estamos hablando de confianza, de valores, cierra tus ojos, lleva tu mano, por favor, a tu corazón y tratar de contactar con el latido de tu corazón.

Damos por hecho que ahí está, que late todos los días y pocas veces le ponemos atención.

Y te voy a invitar a que hagas cinco inhalaciones profundas con sus respectivas exhalaciones en cinco segundos.

Inhala, uno, dos, tres, cuatro, cinco, exhala: uno, dos, tres, cuatro, cinco; nuevamente, uno, dos, tres, cuatro, cinco; exhala, uno, dos, tres, cuatro, cinco.

Sigue inhalando y exhalando lenta y profundamente y evoca en este momento tres cosas que agradeces el día de hoy.

Trata de identificar qué pasa con los latidos de tu corazón, ¿son iguales?, ¿más lentos?, ¿más acelerados?

Poco a poco y cuando esté bien para ti ve abriendo tus ojos y trata de percibir tus sensaciones, ¿cómo estás?, ¿cómo estabas antes de este ejercicio?, ¿estás más tranquilo?, ¿te sientes en armonía?, ¿listo para convivir con el otro, con la otra o con nosotros mismos inclusive?

¿Quién es consiente en el día a día de estos procesos de respiración y de hacernos un poco de caso? Casi nadie de nosotros lo hacemos.

Y el segundo ejercicio tiene que ver con nuestra relación con el otro y con la otra y te voy a pedir que te pongas de pie y te pongas de frente a un compañero o compañera del auditorio.

No huyas. Fíjate, el primer gran reto es sostener la mirada al compañero o compañera.

Te voy a pedir que guardes silencio y que escuches con atención el siguiente texto.

A ver, aquí tenemos una compañera, listo, ¿ya todos están en pareja?

Por favor escucha el siguiente texto mirando a los ojos a la persona que tienes frente a ti y ve sintiendo qué pasa con tu cuerpo.

Te voy a compartir una poesía de Cora Coralina, poetiza portuguesa, que se llama “Estoy hecha de retazos”.

Estoy hecha de retazos.
Pedacitos coloridos de cada vida que pasa por la mía
y que voy cosiendo en el alma.

No siempre son bonitos,
ni siempre felices,
pero me agregan y me hacen ser quien soy.

En cada encuentro, en cada contacto,
voy quedando mayor…
En cada retazo una vida,
una lección, un cariño, una nostalgia…
Que me hace más persona,
más humana, más completa.

Y pienso que es así como la vida se hace:
de pedazos de otras gentes que se van
convirtiendo en parte de la gente también.
Y la mejor parte es que nunca estaremos listos ni
finalizados…

Siempre habrá un retazo para añadir al alma.
Por lo tanto, gracias a cada uno de ustedes,
que forman parte de mi vida y que me permiten
engrandecer mi historia con los retazos dejados en mí.

Que yo también pueda dejar pedacitos de mí por
los caminos y que puedan ser parte de sus historias.
Y que así, de retazo en retazo, podamos convertirnos un día
en un inmenso bordado de nosotros.

La paz se construye en relación con el otro, con la otra.

Muchas gracias.

Alicia Monserrat Islas Gurrola: Agradecemos mucho a la maestra Ana Lilia Pérez y en este contexto y con esta sensación de tranquilidad, de voltear a ver al otro y también vernos, entonces vamos a dar espacio para una interacción entre ustedes, público, nuestro conferencista y nuestra comentarista.

Han pasado para ustedes unas papeletas, voy a recopilar, la dinámica será la siguiente:

Voy a mencionar dos o tres preguntas afines y después daré la palabra a nuestro conferencista y a nuestra comentarista.

Claudio Valle nos pregunta, cuando todas las vías pacíficas se han agotado, ¿es válido éticamente oponer violencia a la violencia, más aún cuando oponer violencia a la violencia busca poner fin a la violencia o evitar una violencia mayor?

De igual manera, ¿qué opinión les merece lo que Adolfo Sánchez Vázquez llama la falacia de la Espiral de la Violencia, según la cual la violencia siempre engendra violencia, con ella se tiende a descalificar toda forma de violencia política aunque en realidad la que se descalifica es una forma específica de ella, la violencia insurgente o revolucionaria?

Doy entonces paso a la respuesta del Doctor Romo.

Pablo Romo Cedano: Muy interesantes, muy interesantes porque en el fondo estamos hablando de la violencia legítima, de legitimidad de las violencias y, bueno, en un estado democrático el monopolio de la violencia lo tiene el Estado, la debería de tener el Estado para poder muy coartada, muy delimitada por los protocolos, por todo aquello que sabemos nosotros que está establecido para el uso de la fuerza, sobre todo, de las policías y de las fuerzas del orden, en un Estado democrático es así y así debe de ser.

La violencia legítima, el gran tema de la violencia legítima. Yo en un primer momento yo creía que sí era posible y, bueno, los medievales nos enseñaban también de la guerra justa y esas cosas por el estilo, y después en siglo XVI leyendo Bartolomé de las Casas que lo tengo muy fresco, muy de cerca y sobre todo recuperado por Gustavo Gutiérrez que acaba de fallecer, que seguramente conocerán ustedes también, creo que es muy claro en la evolución del concepto de las guerras justas y en el nombre de las grandes causas cuántos crímenes cometemos, ¿no?

Pregúntenle a Netanyahu, por ejemplo, pregúntenle, en las grandes causas cuántos crímenes se cometen y cuántas veces nos podemos equivocar frente a las, en el uso de la violencia, supuestamente para poner orden, pregúntenle a Calderón.

Entonces, yo creo que esta cita también que nos hace la falsa espiral de la violencia de Sánchez Vázquez, Sánchez Vázquez es un marxista connotado, y Max decía clarísimamente que la violencia es la partera de la historia. Qué bonito. Es como Tucídides, Tucídides habla de que la historia de la humanidad es la secuencia, una tras otra, de las guerras.

Entonces, yo creo que, y lo hemos hecho así, así hemos aceptado en nuestro mundo patriarcal que la violencia es necesaria, qué le vamos a hacer, ha sido necesaria; y después, cuando triunfamos ponemos a los señores en reforma y les hace monumentos, y creo que los feminismos hoy, las insurgencias feministas nos están enseñando que hemos invisibilizado todo, otro mundo, en donde no se justifica la violencia. La violencia no tiene ningún tipo de aceptación para la transformación de conflictos.

Cuando hemos agotado todas, de verdad este señor Sharp, que les cité en la presentación, tiene un manual muy simpático de 190 maneras de resistir frente a diferentes contextos de violencias estructurales; o sea, desde un plantón, desde el silencio, etcétera.

Yo creo que la no violencia tiene muchísimos recursos, ya cuando hayamos gastado todos, nos volvemos a ver aquí para seguir platicando a ver si nos faltó alguno.

Aunque hay que recordar también, por ejemplo, cito mucho, y hay que recordar a Gandi, que decía: si estamos viendo que están entrando a nuestros hogares para violar a nuestras mujeres y en el nombre de la no violencia no las defendemos, seremos unos cobardes, por supuesto.

Entonces, ¿cómo aplicamos (fallas de audio)? Yo creo que en teoría y en abstracto yo estaría dudando todo el día de hoy de la aplicación de las violencias. Las violencias generan violencia por más que lo diga mi maestro Sánchez Vázquez, que fue mi maestro en la Facultad, en la UNAM.

Creo que hoy, después de haber visto muchas violencias en muchas partes del mundo, puedo asegurar, para mediar por la paz, ahí en la Comisión Nacional de Intermediación que participé, pude haber aprendido muchísimo, creo que la lógica de la transformación de conflictos anima muchísimo a repensar nuestras estrategias de confrontación.

Tenemos que revisar nuestras estrategias de encontrarnos con la otra, con el otro, con le otre; creo que es importantísimo esto.

Podríamos seguir aunando más, yo diría que mi opinión después de este lago trayecto de reflexión, claro que en algún momento yo decía: “sí es necesario, es indispensable” y no son las canas, son los muertos que he recogido los que me han dicho que no hay que, mejor vivos los queremos a todos y no necesitamos de mártires.

Cuando exaltan, por ejemplo, el padre Marcelo que lo he citado porque fue amigo personal, tenemos un mártir más, qué horror, es un muerto más, es alguien que ya no está, lo preferimos vivo y luchando todavía por la justicia, que en el nombre de las grandes causas cuántos crímenes cometemos o hemos cometido.

Pensemos, reflexionemos en torno a esto, se vale el debate, pero sobre todo en lugares muy concretos y muy específicos en donde cómo defendernos, en abstracto respondo diciendo no.

Gracias.

Ana Lilia Pérez Mendoza: Bueno, escuchamos al experto.

Y yo solo quisiera agregar un comentario.

Adela Curtin, en su libro: “¿Para qué sirve la ética?”, nos dice que la ética es rentable y en este contexto, si nosotros no confiamos en el adversario por ser nuestro adversario, entonces nos toca confiar en el mediador, en aquel que interviene para lograr la paz entre las dos partes en conflicto y me parece que en eso tiene mucho que decirnos el doctor Romo.

Entonces, la invitación es a no combatir la violencia con violencia y a seguir construyendo una relación basada en valores como el respeto, el dialogo y la confianza.

Alicia Monserrat Islas Gurrola: Muchas gracias.

A continuación, nuestro auditorio tiene cuestionamientos en torno a ¿cómo logra esta educación de la paz considerando, por ejemplo, que en México tenemos dificultades para lograr calidad en la educación, formación docente, acceso a loa misma educación? E igualmente nos comentan, ¿qué hacemos cuando nuestra educación también está diseñada para reforzar estas estructuras de poder? Que me permito sumar a la pregunta.

Ya señalaba el doctor Romo patriarcales que reproducen estos esquemas de violencia, ¿qué hacemos entonces en ese sentido?

Pablo Romo CedanoBueno, creo que por ahí escribí un librito con SEP-Unesco, que cité hace un ratito, en donde hablo, es como sugerencias, como pistas para profesores y profesoras que están en la docencia, sobre todo con las infancias, las adolescencias y que tienen situaciones de contextos muy complicados, porque viven en contextos complicadísimos.

Y que añadiría al contexto patriarcal de por sí violento, el contexto colonial, o sea, creo que también hay que resaltar esta cuestión, y que nos enseñan a ser competitivos, en lugar de colaborativos; o sea, quién gana, a ver quién gana, jugamos carreras y primer lugar, segundo lugar, tercer lugar. Y no nos enseñan a colaborar.

Es un sistema que tiene que reflexionar muchísimo más y que hay que incidir en este sistema para que cambien evidentemente estos tres grandes cauces que están fastidiando muchísimo el ideal, el imaginario, aquella idea de futuro que tenemos, que vamos construyendo de futuro.

Creo que es indispensable… Bueno, entonces en ese librito, ahí pongo algunas cositas que pueden ayudar.

Ahora añado estos 10 elementos que quizá puedan contribuir también para hacer posible la paz, pero dependiendo de los contextos, hay que considerar los contextos, cómo hacer para que la paz sea posible y no solamente un slogan o un discurso o algo muy bonito o una palomita blanca que vuelva y que “ay, qué bonito”, pues contextualizarlo, hacerlo contextual en el mundo indígena, con escuelas autónomas, en el mundo campesino, mucho más vinculado a la madre tierra, en el mundo, y así ir viendo.

Pero en abstracto, quizá pienso en Ciudad Victoria, enseñarles a tirarse al suelo rápido a los niños, ¿no?, esa es la mejor manera de una educación para la paz, primero sobrevivir, porque las balaceras se cometen enfrente de su escuela.

Entonces las cosas son, dependiendo de los lugares, va a ser, como decimos en términos muy filosóficos, “depende del sapo es la pedrada”.

Y no hay una receta, ahí son los valores, las actitudes, las competencias que vamos a ir imprimiendo, pero estas competencias, no de competir, sino de capacidades y herramientas para poder desarrollar.

Creo, fundamentalmente, qué tipo de héroes vamos construyendo, de imaginarios tenemos en nuestras escuelas, en nuestro medioambientalmente, en nuestras redes sociales, y dependiendo de esto es lo que vamos tratando de imitar. En fin.

¿Y la ética es rentable? Claro que sí. Y la guerra tiene un costo altísimo y la paz tiene una posibilidad enorme, los romanos lo sabían perfectamente, que la paz genera abundancia y por eso la diosa, la diosa de la paz tiene a un hijo que se llama Pluto, no el de Walt Disney, sino Pluto es el de la abundancia, es el de la riqueza, el hijo de la paz de Irene es, para los griegos también, es la abundancia.

Entonces, claro que sí es rentable un comportamiento ético, pero hay que reconformarlo, hay que discutir muchas cuestiones. Hoy estamos en un momento absolutamente fascinante no solamente porque estemos en el INE y en las grandes discusiones de nuestro país que pareciera que solamente se están dando aquí, estamos en un momento muy importante de una crisis y de paradigmas mucho más grandes, repetitivo, verdad, la crisis civilizatoria dirían algunos, los chinos estaban diciendo: “Estamos en un mundo caótico” ayer estaba diciendo el Presidente, en fin.

Creo que es un mundo muy rico, lleno de una nueva ventana hacia el futuro para la construcción de nuevas articulaciones éticas que nos permitan reconfigurar nuestro sentido de la justicia, nuestro sentido de la verdad, nuestro sentido del respeto por le otre, la otra, lo otro y estar reconfigurando nuestro lenguaje de una manera impresionante.

Alicia Monserrat Islas Gurrola: Bien, tenemos también la participación de Cintia González quien pregunta Jean-Paul Sartre señala que la violencia es una empresa humana libremente escogida, por eso es un fracaso luchar contra la violencia, ¿cuál su opinión al respecto?

Areli Galloso nos pregunta, ¿cómo se puede hablar de paz y de una cultura de conciencia sobre el yo y el otro en convivencia en una época en la que prima el individualismo, la cultura del placer inmediato, el descifrar al otro por lo físico y por su ideología?, ¿desde dónde se puede partir?

Pablo Romo Cedano: Rápidamente para responder a la cuestión. Si la violencia es un constructo humano, se puede deconstruir, así de sencillo, entonces, luego entonces si es un constructo humano, gracias a Dios es un constructo humano porque si fuera divino estaríamos jodidos, como los griegos están viendo a los dioses caprichosos; o sea, vean a estos dioses cómo nos mandan cosas terroríficas si fuéramos griegos y creyéramos que son cuestiones divinas, pero como no es divina la violencia, sino es un constructo humano, luego entonces la podemos deconstruir, creo que va la respuesta para y por eso va en ese sentido, Sartre lo dice: “es un constructo humano” y entonces sí se puede deconstruir y se puede reconstruir y pregúnteles aquí a los consejeros del INE si no deconstruyen muchas violencias en discusiones eternas que se pasan hasta las madrugadas, me imagino que lo conocerán aquí mejor que, voy a decir, yo le paso a micrófono aquí a Rafa, que está con nosotros.

Y luego, la cuestión ésta de la acupuntura. Qué bonito esto de la acupuntura, me pareció muy bonita expresión, me gusta, le voy a robar, de la acupuntura de….

Qué terrible, hay que reconstruir también estas cosas, son constructos humanos, son deliberados, así como deliberado es un discurso político que puede ir en un sentido para denostar al centro de derechos humanos Fray Francisco de Vitoria o poder reconstruirlo; o sea, es deliberado cómo vamos nosotros generando y buscando lo que vamos queriendo como deseo.

Me encanta la expresión, porque en el fondo está detrás de todo imaginario, hay un deseo, y ese deseo, como dice René Girard, nos puede ir generando, pidiendo sacrificios.

Cuidado también con los sacrificios, pero también no sacrificios y entonces es así pasar, fluir, como dice nuestro filósofo europeo; en fin, podríamos seguir aumentando en esta cuestión.

Me parece que sí es importante deliberadamente tomar decisiones para la construcción de paz. La paz no es una palomita que va a llegar por ahí a iluminarnos, va a ser un constructo humano deliberado que vamos a tener que defender y seguir construyendo.

Es algo que tiene que ser intencional en todos los espacios de nuestra relación.

Por eso me parece importante el comentario de la Maestra, porque en el fondo está revelando que es algo que depende de nosotras y de nosotros, nosotres, hacerlo posible; no es así nada más que llega.

Ana Lilia Pérez Mendoza: La invitación que yo planté es asumir responsabilidades ¿no?, sin duda alguna, si buscamos argumentos en la cultura que hoy permea en nuestra sociedad, los vamos a encontrar para seguir dejar pasar, como lo mencioné, dejar en visto esta invitación que hoy nos hacen de construir una cultura de la paz y para eso tenemos que ir modificándonos nosotros y en correlación con los demás, modificar nuestro entorno y nuestro contexto.

Entonces, me parece que lo primero que tenemos que hacer, no es buscar argumentos del cómo no, la respuesta y la actitud aquí debe ser, cómo sí lo puedo hacer, cómo si lo puedo lograr y desde dónde lo quiero lograr.

Había una propuesta en torno a modificar cómo está la educación hoy en nuestro país y dependerá mucho también del alumnado, si tenemos maestros que están en la dinámica en donde siguen llegando a vaciar sus conocimientos en el alumno, necesitamos alumnos que le exijan al maestro una actitud distinta, una actitud en una relación horizontal en donde ambos sujetos son afectados por el proceso educativo.

Y tenemos también que hacernos cargo que el proceso de educación, de formación y de transformación no solo está en el ámbito formar de la escuela, que sí es uno de los principales, pero no el único, que hay corresponsabilidad de las familias también en este contexto, porque en las familias también educamos.

Entonces, la invitación es, hacerme cargo de mí para convivir de otra forma con nosotros.

Alicia Monserrat Islas Gurrola: Muchísimas gracias.

Agradecemos también al auditorio por su apertura y estas preguntas que han hecho a nuestro conferencista, el Doctor Pablo Romo y a la Maestra Ana Lilia Pérez y con esto cerraríamos esta actividad, deseando que tengan un excelente día.

Presentadora: Muchas gracias.

Gracias al Doctor Pablo Romo, a la Maestra Ana Lilia Pérez Mendoza, a la Doctora Alicia Monserrat Islas Gurrola.

A continuación, solicitamos al consejero electoral Martín Faz Mora, sea tan amable de subir al escenario para hacer entrega de los reconocimientos de participación.

Consejero del INE, José Martín Fernando Faz Mora: Bueno, el reconocimiento dice así:

“El Instituto Nacional Electoral otorga el presente reconocimiento al Doctor Pablo Romo Serrano, por su participación en la Conferencia Magistral: Educación para la Paz; el día de hoy, 23 de octubre de 2024 en la Ciudad de México”

Y es lo mismo que dice para el caso de quien estuvo moderando y de quien hizo los comentarios.

Muchísimas gracias.

Y, Doctor, muchísimas gracias; la verdad, para nosotros es en verdad un honor tenerle, sobre todo porque también en materia de educación cívica, la educación para la paz es fundamental.

Muchas gracias.

Presentadora: Les solicitamos, sean tan amables de mostrar sus reconocimientos para la toma de la fotografía.

Muchas gracias.

De esta manera concluye este evento, el Instituto Nacional Electoral agradece a quienes participaron y a quienes nos han seguido en la transmisión a través de redes sociales y página web del INE.

Que tengan excelente día.

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