Buenos días. Buenos días a todas, a todos.
Qué puedo empezar por decir que agradecer el discurso, que más que discurso es un posicionamiento del Magistrado Felipe Fuentes Barrera. Muchas gracias por las palabras y lo que a cada una de nosotras nos toca.
Un gusto compartir este día con el Inmujeres, representado en Anabel; la Cámara de Diputados; este Tribunal, en la persona del Magistrado y de nuestra querida amiga Mónica Soto, las asociaciones de magistrados, las dos presidentas y magistradas a la vez, Tabasco y Puebla. Un gusto.
Pero más gusto nos da ver que aquí estamos muchas mujeres que siempre estamos al pie del cañón con estos temas.
Me da mucho gusto ver a Adriana Favela, es toda una experiencia, una experta en estos temas también.
A mi compañera queridísima, Rita Bell López Vences, consejera electoral.
Y a todos y cada uno de ustedes quienes ya pasaron por las magistraturas y se incorporan en otros ámbitos de trabajo, todos ellos involucrados con la materia electoral.
Mireya Félix, un gusto que estemos rescatando tanta experiencia acumulada, no podemos dejarla pasar y yo creo que es lo que en principio nos une, un gusto, mi pequeña traviesa, le digo, muy movida.
Saludo con mucho gusto a todas y todos.
Para el INE es muy importante poder compartir estos espacios de diálogo, donde reconozcamos y nos reconozcamos de lo mucho que se ha logrado en la lucha feminista, pero también, que identifiquemos lo que aún está pendiente y los retos que tenemos por delante las mujeres para alcanzar la igualdad plena.
El día internacional de las mujeres es el momento oportuno para reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad en el desarrollo de nuestro país y en la contribución de la democracia. Pero este ejercicio no debe quedarse en un solo día o en un mes del año, porque la lucha de las mujeres es diaria y cotidiana, como lo dijeran grandes feministas y mujeres extraordinarias del Siglo XX.
El feminismo es un forma de vivir individualmente y de luchas colectivamente.
Estos espacios nos hermanan, nos identifican y nos impulsan a seguir trabajando desde nuestros ámbitos para que cada día la brecha de desigualdad entre los géneros sea menor, para que desaparezca esta brecha, para que las generaciones futuras de mujeres transiten sobre un sendero de mayores oportunidades tal cual lo estamos haciendo nosotros a partir de la lucha de muchas que nos anteceden en estos menesteres.
Contribuir a garantizar el ejercicio pleno de derechos de todas las mujeres y niñas merece nuestro mayor y mejor esfuerzo. Demanda un verdadero compromiso ya que hoy por hoy las buenas intenciones no bastan, porque así, como hemos constatado los grandes avances logrados con tanto esfuerzo en el reconocimiento de nuestros derechos, también hemos vivido significativos retrocesos en ámbitos como la participación política, la violencia contra las mujeres, el mercado laboral y el trabajo de cuidados.
Hoy observamos, por más increíble que parezca, una oposición contra la igualdad de género y una amenaza a los logros en materia de políticas de igualdad en muchas regiones del mundo.
Un caso emblemático es la creciente movilización que se ha dado en muchos países para evitar la ratificación del Convenio de Estambul, hasta ahora el instrumento de política internacional más completo para abordar la violencia contra las mujeres.
Como herederas de las diversas olas del movimiento feminista que van desde la lucha contra la opresión y el derecho al voto, hasta el movimiento #MeToo y #8M estamos llamadas a defender los derechos que gracias a estas luchas se han reconocido, como el voto, la educación, la igualdad, derechos en el matrimonio, el divorcio, derecho al aborto, y más recientemente, la lucha contra las formas de violencia contra la mujer, donde esta nueva ola del feminismo ha sentado sus bases teóricas.
Creo firmemente que mirar a través de la perspectiva de género feminista otorga otro significado a las cosas conocidas, porque el feminismo propone reordenar el poder entre los géneros y, con ello, la vida cotidiana, para cambiar la sociedad, el orden de las cosas públicas, y también de las cosas privadas.
No puedo más que celebrar que un amplio sector de la sociedad y no sólo un grupo de mujeres, nos encontramos ocupadas en construir el debate público de lo que muchos consideran debe de quedarse en lo personal, es el caso del acoso, la violencia sexual, la maternidad por elección y la apariencia corporal.
Estoy convencida que el siguiente paso es la construcción de alianzas, los entornos hostiles y las amenazas a los derechos adquiridos requieren de un trabajo colaborativo, conformando estas alianzas y tendiendo puentes.
Pero no solo entre las mujeres o con grupos de promoción de derechos y pro-democracias, sino principalmente entre estos grupos y el Estado.
Es decir, generar una relación cooperativa entre las instituciones estatales, como las hoy aquí convocadas, y la sociedad.
Desde el INE hemos buscado contribuir generando acciones que permitan fortalecer la cultura de la legalidad, los valores democráticos, garantizar los derechos humanos de todas las personas, la igualdad y la no discriminación de otros grupos
en situación de vulnerabilidad, pero principalmente hemos trabajado para lograr una democracia con justicia de género.
Hoy no estamos aquí solamente para celebrar, hoy estamos aquí para constatar que las mujeres seguimos de pie y luchando.
Muchas gracias.
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