Versión estenográfica de la conferencia, Integridad electoral ante la desinformación, en el marco de la II Cumbre de la Democracia Electoral

Escrito por: INE
Tema: Cumbre de la Democracia Electoral

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA CONFERENCIA “INTEGRIDAD ELECTORAL ANTE LA DESINFORMACIÓN”, EN EL MARCO DE LA II CUMBRE DE LA DEMOCRACIA ELECTORAL LAS AUTORIDADES ELECTORALES ANTE LA DESINFORMACIÓN, REALIZADA EN LA SEDE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE)

Presentadora: El Instituto Nacional Electoral da la más cordial bienvenida al segundo día de trabajo de la Cumbre de la Democracia Electoral.

Agradecemos a quienes nos a quienes nos acompañan de manera presencial y también a quienes siguen la transmisión a través de la página web y redes sociales del Instituto Nacional Electoral.

En este momento inicia la Conferencia “Integridad Electoral ante la desinformación”, para lo cual agradecemos la presencia y participación como moderador del encargado de despacho de la Coordinación Nacional de Comunicación Social del Instituto Nacional Electoral Iván Flores, a quien damos la palabra. 

Encargado del Despacho de la CNCS del INE, Iván de Jesús Flores Ramírez: Bienvenidas y bienvenidos todos a este segundo día de la Cumbre de la Democracia Electoral.

Para empezar, pues bueno, justamente sí no es un panel, se trata más bien de una conferencia, compartida por Alberto Fernández Gibaja, quien se encuentra acá con nosotros; y también, con Eduardo Núñez Vargas. 

Eduardo tuvo algún problema con la conexión, esperamos que en unos minutos más pueda acompañarnos. Me comentan que ya está con nosotros Eduardo, bienvenido.

Y, bueno, permítanme participar a quienes nos acompañan, entonces, este día. 

Alberto Fernández es Jefe del Programa de Digitalización y Democracia de IDEA Internacional. 

Tiene Master en estudios internacionales por la Universidad de Uppsala, Suecia.

Trabajó como oficial de gobernabilidad para la misión integrada de las Naciones Unidas en Timor Leste, así como en el Club de Madrid, la Cruz Roja de Sierra Leona y el Centro Regional de Jordania para la Prevención de Conflictos.

Es comentarista en diversos medios de comunicación, principalmente sobre temas relacionados con los partidos políticos, la tecnología y las políticas, así como la regulación de las campañas políticas en el ámbito digital.

Alberto, bienvenido, y un placer tenerte acá con nosotros.

En segundo término, nos acompaña Eduardo Núñez Vargas, de manera virtual. 

Es Director de la Oficina del Instituto Nacional Demócrata, el NDI, en Guatemala.

Tiene estudios de posgrado en Gerencia de Proyectos de Desarrollo del Instituto Centroamericano de la Administración Pública en Costa Rica.

Se ha desempeñado como Director de Proyectos de Asistencia Técnica-Electoral para el Instituto Interamericano de Derechos Humanos y su Centro de Asesoría y Promoción Electoral, CAPEL.

Fue consultor del Programa de las Nacionales Unidas para el Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Organización de Estados Americanos, entre otros cargos.

También seas muy bienvenido, Eduardo.

Para empezar con esta conferencia, me permito nada más hacer alguna reflexión de cara a nuestros dos panelistas.

Y es que justamente la integridad electoral un poco trata de hacer elecciones auténticas, libres y justas. 

Y, en este sentido, para que haya elecciones libres, esto pasa por tener información de calidad. Es decir, un voto libre es un voto informado y un voto que carece de información o una ciudadana o un ciudadano al momento de llegar a la urna y carece de información de calidad, probablemente no está ejerciendo su voto en las mejores condiciones.

Y para reflexionar sobre este tema, integridad electoral y desinformación, me permito darle la palabra, en primer término, a Alberto Fernández Gibaja.

Alberto, adelante.

Jefe del Programa de Digitalización y Democracia de IDEA Internacional, Alberto Fernández Gibaja: Muchas gracias.

Bueno, quiero agradecer, primero, la introducción y quiero agradecer al INE la invitación a IDEA Internacional para participar en este evento.

Y quiero agradecer a todos los ponentes y conferenciantes de ayer por hacer especialmente difícil mi presentación hoy, y es especialmente difícil porque creo que ayer se cubrió de una manera muy exhaustiva un análisis, se hizo un análisis muy exhaustivo de qué es la desinformación, cómo funciona, cómo afectan los procesos electorales, qué tipo de desinformación existe.

Entonces, mi reto ahora mismo es, bueno, ayer mientras acababa mi presentación, ¿cómo aporto algo nuevo a esta conversación?

Voy a intentar aportar algo nuevo de tres maneras, voy a intentar crear un poquito de polémica.

Ayer estábamos todos muy de acuerdo en todo lo que se dijo, no hubo muchos desacuerdos.

Voy a intentar crear un poco de polémico con la intención no de crear polémica de por sí, sino de plantearnos algunas preguntas y retar algunas de las ideas preconcebidas que tenemos.

Voy a intentar poner sobre la mesa algunos temas que creo que son muy importantes, pero que no solemos prestar atención, y voy a intentar proponer algunas acciones para afrontar este reto.

Y lo más importante de todo, voy a intentar que la presentación funcione.

Ya vamos mal.

Vale, bueno, esto es lo que he dicho.

Voy a plantear cinco retos e ideas establecidas, cinco aspectos poco tratados y cinco propuestas de acción.

Cinco mitos sobre la desinformación:

Primero de ellos, el problema es la falsedad del contenido. Yo siempre abogo por no usar el término desinformación.

Término desinformación implica, nos hemos obsesionado con la veracidad del contenido, con comprobar si el contenido es perfectamente veraz, si cuando el candidato dijo que el paro, el desempleo es un 3,3, si era un 3,3 o era un 3,5.

Pensamos que si la gente tuviera acceso a la información veraz, todo esto quedaría solucionado, y no es así.

Por eso a mí me gusta, para empezar, a mí me gusta hablar de evolución informativa, o de desorden informativo.

Es decir, lo que, sabía yo que lo de la presentación iba a funcionar bien.

El desorden informativo es la idea de que en realidad lo que se está buscando no es engañar a la gente en un aspecto en concreto, sino minar la confianza en el sistema, crear una situación, yo ahora no he sido.

Crear una situación en la que la gente deja de confiar en el sistema porque no le entiende, porque hay demasiada información, es incapaz de entender que está pasando.

No es sobre, es decir, no es un problema de falsedades, es un problema de contaminación de la información, de desorden informativo.

Y creo que esto es una idea muy importante, y es un error que cometemos muy habitualmente.

Bueno, como decía, lo de la presentación no ha funcionado.

El segundo reto que quiero plantear es sobre el fact checking, el fact checking no funciona.

No significa que no funcione nunca, hay veces que es útil, ha habido gente, hay casos donde ha habido gente que le ha podido servir, el fact checking le ha podido servir.

Pero el fact checking suele ser contraproducente, por qué, volvemos a la idea de antes, porque no es una cuestión de la falsedad de un dato, la falsedad de una declaración, lo que están buscando es contaminar, crear policía informativa.

Entonces cuando hace el fact check ni lo que estamos haciendo es amplia esta producción, estamos añadiendo más ruido al desorden informativo. El problema como decía no es el dato falso, el problema es la narrativa, la coordinación de narrativas, la coordinación de contenido en el espacio informativo para manipularlo, para confundir a la gente, para sembrar duda y eventualmente con el objetivo de menos cavar la confianza del sistema, menos cavar la confianza en el sistema electoral en todos sus aspectos, es el claro ejemplo de que hable mí de mí, que hablen aunque sea mal de mí, eso es lo que busca la policía informativa.

Tercer aspecto que creo que se le cuestiona a esta red, ¿no? bueno.

El tercer aspecto que creo que solemos apoyarnos mucho es en la moderación de contenido, la moderación de contenido a gran escala es imposible, no se puede, quizás llegue un día que tengamos la tecnología para hacerlo, pero al día de hoy es imposible.

La valoración de contenidos siempre va a crear una frustración a un grupo de población o por ser muy invasiva o por ser muy permisiva pero siempre va a haber gente que este en desacuerdo con ella.

Llevar la moderación de contenido al último extremo del sistema que sería el usuario es también injusto, no se puede pedir al usuario que sea la personas que tiene que moderar su propio contenido y además es una cuestión numérica, si nosotros, si la moderación de contenido funciona en un 99 por ciento, ese uno por ciento que se escapa, el segundo por ciento de falsos positivos, falsos negativos son millones y millones de fotos, de videos, de post, en Twitter etcétera; es inútil, aunque se nos escape un 0,1 por ciento es demasiado, por lo tanto, la moderación de contenido a escala es imposible.

Invitemos a pensar que la desinformación es un fenómeno digital, es una cosa que viene asociada a las redes sociales y esto probablemente no sea así, es realmente efectiva la desinformación cuando salta a la televisión y a la radio.

En Estados Unidos cuál es el mayor vector de desinformación, Fox News, es así, no es una cuenta anónima en Twitter que puede decir algo, es cuando un presentador de televisión utiliza esa misma narrativa y la pone enfrente de la población a través de la legitimidad de la televisión.

Y la última y más polémica de todas, yo no estoy desinformado, todos lo pensamos, es que no lo entienden, la gente no entiendo estas cosas, no entiendo cómo pueden creer ciertas cosas, yo no me la creo por supuesto, estamos todos desinformados.

Y estamos todos desinformados por lo que decía al principio porque no es una cuestión de datos, no es una cuestión de decir, bueno yo puedo ir y buscar el dato correcto y no a mí no me van a engañar no, es una cuestión de polución del sistema normativo y eso es lo que hace que todos caigamos en esa polución.

Tú no puedes vivir en una ciudad contaminada sin estar afectado por la contaminación, es lo mismo, no puedes vivir en un ambiente informativo sin estar afectado por esa contaminación informativa que existe. 

Y esto es clave entenderlo para los estamentos electorales, porque no se puede pretender creer que la gente no está desinformada o que hay una posibilidad de limpiar esa desinformación. 

Quisiera pasar ahora a cinco ideas a las cuales nos presentamos suficiente atención y que deberíamos. 

La primera de ellas es que no sabemos lo suficiente sobre desinformación, sobre porción informativa y no sabemos lo suficiente porque no tenemos datos, porque las plataformas no nos abren los datos, no podemos verlo. 

Meta no abre sus datos, ahora lo hace un poco en la Unión Europea porque se les ha obligado por ley, pero no sabemos cómo se viraliza la información, qué pasos claves se dan, cómo se frena de manera efectiva, no lo sabemos y no lo sabemos porque las grandes tecnológicas no abren sus datos, mientras no los abran, no lo sabemos. 

Segundo aspecto el cual no le presamos suficiente atención y algo que últimamente me obsesiona y es el aspecto psicológico, la demanda; queremos desinformación, la buscamos, la consumimos, y ¿por qué hacemos esto?, lo hacemos por tres cosas, nos ayuda a dar un sentido al mundo y en el campo electoral nos ayuda a dar un sentido a las elecciones, es algo muy complejo, nadie mejor que los organismos electorales entienden la complejidad de una elección. 

La desinformación nos facilita entenderlo, nos descomplejiza este sistema si se puede decir, lo hace más simple, entonces nos ayuda a entender algo muy complejo, nos da control, consumimos información que nos da control de lo que está pasando; cuando nuestro candidato pierde, perdemos el control, no lo entendemos ¡Cómo puede ser que nuestro candidato haya perdido!, todo mi circulo de Facebook lo apoya, todos los twitt que leo lo apoyan, ¿cómo ha podido perder mi candidato?

Nos da control, nos hace entender que en realidad no estamos locos, tenemos el control de la situación, es una conspiración contra mi candidato, porque no requieren, por las razones que sean. 

Y para mí lo más importante de todo, crea comunidad, porque no eres tú solo, porque hay más gente que está igual que tú, que no lo entiende y tiene la complejidad, es demasiado complejo y que no tiene el control y crea una comunidad. 

Yo recuerdo hace poco, hace no mucho, escuchaba una entrevista de un reportero del New York Times, con una persona que creía esta conspiración americana, soy incapaz de reproducirla, pero era una conspiración muy loca en los Estados Unidos.

Y esta era una persona que tenía un trabajo en finanzas en Wall Street, había estudiado en Harvard, era como la elite intelectual del país, y cuando Trump, cuando se dan cuanta que Trump no iba a ser otra vez elegido Presidente, ella decía que lo que más le había aceptado era la pérdida de comunidad, haber perdido la comunidad de la gente que pensaba como ella. 

Y esto creo que es algo que no le damos la suficiente importancia a la hora de crear medidas para luchar contra la desinformación. 

Tercer aspecto que creo es clave, son los incentivos financieros. Uno se puede hacer rico con la desinformación, bueno, no es tan fácil, pero no es tan difícil, es un sistema increíblemente complejo al que nos enfrentamos. 

Por un lado, tenemos legislaciones que no controlan el gasto digital, de ninguna manera, hay según los datos que tenemos en IDEA Internacional, un siete por ciento de los países tienen algún tipo de legislación que controla el gasto que hacen los partidos a nivel digital. 

Los países que lo tienen suelen ser demasiado débiles, no llegan profundamente a analizarlo; y los que no lo tienen, o están desactualizados o usan legislaciones de otros aspectos, legislaciones muy antiguas de antes de que existieran las campañas digitales. 

Por otro lado, como he dicho, hay mucha gente que se beneficia económicamente de la desinformación, se montan en las olas de desinformación, buscan, apoyan las narrativas de desinformación, no porque las crean porque realmente no se las creen, solo porque generan engagement, genera participación en tu canal de YouTube, en tu cuenta de Twich o Instagram o lo que sea, y eso al final se traduce en dinero, se traduce en beneficios. 

Y hay una industria gigante de gente que vive de ello. 

El cuarto aspecto que quiero resaltar es que no se puede desvincular la desinformación de la Ciberseguridad, cualquier ataque de Ciberseguridad que sufre un estamento electoral, va acompañado de narrativas de desinformación, nunca pasan independientemente, pueden parecer independientes, pero nunca lo son. 

Y volvemos a lo mismo, ¿qué está buscando? Están buscando la deslegitimación de los estamentos electorales, se está buscando la deslegitimación de la democracia electoral, se está buscando la pérdida de confianza en el sistema, por eso van siempre el paralelo. 

Los ataques que sufrió Estados Unidos, en las elecciones de 2016 nivel de Ciberseguridad, no fueron casualidad que pasaran a la vez de una campaña de desinformación orquestada, bueno, no se sabe muy bien quién la orquestaba y quién se aprovechaba de ella, pero no fue casualidad que pasara a la vez que había una campaña de desinformación, iban unidas, buscaban poner en duda el resultado. 

No lo pusieron en duda porque al final el candidato que ellos apoyaban, ganó. 

El último aspecto que quiero resaltar, cuál creo que requiere más atención es la regulación global y ésta afecta mucho más de lo que pensamos a cómo podemos luchar contra la desinformación y las capacidades que tenemos de todos estos aspectos de tener en cuenta la demandas, tener más datos sobre desinformación, entender los incentivos financieros, etcétera.

Hay un ejemplo muy claro que es el Digital Service Act en la Unión Europea, acaba de ser aprobado y va a tener un efecto, guste o no, va a tener un efecto que va a impactar significativamente, las legislaciones del resto del mundo, ya sea porque muchos países ya están viendo cómo copiar algunos aspectos, ya sea porque por primera vez muchas de las plataformas han tenido que ceder y han tenido que, por ejemplo, publicar datos internos, dar acceso a investigadores, hacer auditorías de derechos humanos en sus medidas de moderación, todos estos aspectos que se han incorporado y que van a afectar a muchos países.

Pero no solo esto. Ahora mismo estamos en medio de las negociaciones multilaterales sobre crímenes cibernéticos que no están yendo muy bien y que pueden tener un impacto muy negativo en la lucha contra la desinformación en países que están virando hacia el hacia el autoritarismo y esa región, desgraciadamente, aloja a varios de ellos.

Por lo tanto, no debemos perder la atención a la regulación global y cómo ésta puede afectar la capacidad que pueden tener los estamentos electorales para luchar contra la desinformación. 

Parece que hay mucha distancia entre una negociación en Ginebra sobre crímenes cibernéticos y lo que puede hacer un cuerpo electoral, pero en realidad no. Debería estar mucho más cerca. 

Y quisiera acabar con cinco propuestas, cinco ideas de cosas que podemos hacer y cosas que podríamos hacer que, individualmente, no van a solucionar el problema, pero pueden aportar a mejorar la situación. Y esto es un poco la idea, durante la pandemia se habla de la idea del queso. De un queso gruyere que tiene muchos agujeritos y poner muchas lonchas de queso.

Entonces, el virus puede pasar por un agujero, pero en el siguiente tendrá que encontrar otro agujero y otro y otro, cada vez es más difícil, es un poco esta misma idea. 

La primera idea que quiero proponer el algoritmo electoral y voy a explicar esto un poco más en detalle.

Todos sabemos cómo funcionan los algoritmos en las redes sociales. Buscan en engagement, buscan que tú gastes el mayor tiempo posible en la red social y entonces te van a dar lo que tú estás buscando para que te quedes en la red social, ¿por qué? Porque cada vez que te quedas dejas datos y esos datos los usan para venderlos para hacer publicidad, para mostrarte publicidad.

Por lo tanto, lo que busca el algoritmo es que tú estés ahí, que te quedes haciendo scrolling en Instagram durante horas, que te leas todos los post de Facebook, lo que sea.

¿Y cómo se consiguen? 

Pues no se consigue con noticias aburridas sobre la nueva negociación de la política industrial en Austria. Se consigue con la polarización, se consigue con la desinformación, con cosas, como decimos en España, que nos tocan el alma, que nos afectan sicológicamente.

Podemos, es un debate muy grande si esto es ético o no es ético. Pero lo que sí entendemos es que en las elecciones esto no es ético, no puede funcionar así, precisamente por lo que decías tú, Rafael, no podemos pretender una elección libre si no tenemos acceso a la información, una información libre, veraz, etcétera.

Mi propuesta es crear un algoritmo electoral. Durante los periodos electorales las grandes plataformas implementan para el contenido político y social un algoritmo electoral que no busca en engagement, que no busca que entremos a dejar datos a estar el mayor tiempo posible en la plataforma, sino que busque informarnos.

Por lo tanto, que dé viralidad a la información creada por un organismo electoral, que busque toda esa información, videos, propuestas, fotos, etcétera, que la comunidad considera que, pues no son nocivas para la información, que dan una información veraz, etcétera.

Para que durante una época electoral podamos seguir viendo videos de gatitos y que eso lo usen para vendernos zapatillas, pero a la hora de decidir nuestras posiciones políticas no estemos afectados por ese modelo económico de las redes sociales.

Esto es muy ambicioso, las grandes tecnológicas nunca estarán de acuerdo, pero es algo que se puede crear presión suficiente para imponer.

Segunda idea, es un acuerdo regional de financiamiento político digital. Uno de los grandes problemas es que al día de hoy la mejor manera de esconder fondos ilegítimos para una campaña electoral es gastarlos on line.

Pagar a quien, pagar por publicidad, pagar por influencers para que hagan campaña, etcétera.

Por lo tanto, impulsemos un acuerdo regional vinculante idealmente, que se centre en el financiamiento de campañas digitales, y que aborde las vulnerabilidades asistentes.

Si es a nivel regional, las tecnológicas tienen que escuchar, no perder el mercado de un pequeño país no pasa nada; perder todo el mercado desde Canadá hasta Tierra de Fuego es algo que ninguna tecnología va a hacer.

Por lo tanto, impulsemos un acuerdo regional de financiamiento político digital que intente cerrar el mayor número de vulnerabilidades posibles.

No es fácil, no es que podamos cubrirlo todo, pero podemos cubrir mucho.

Nos hemos pasado 50 años intentando regular el dinero en la política, y cuando más o menos lo teníamos claro, han llegado las campañas digitales y lo ha desmontado todo.

Una tercera propuesta está vinculada con la primera. Un interruptor automático contra la viralidad; la idea de que cuando hay contenido de carácter político, que ha empezar a viralizarse, sobre todo si se refiere al proceso electoral, y sobre todo si, ya me voy a contradecir a mí mismo, pero sobre todo si se ha hecho fact checking y se ha demostrado que hay duda sobre la veracidad, introducir un interruptor automático, un corte que frene la viralidad y que deje de ampliarse esta información de manera algorítmica.

Es decir, evitar cuando veamos en el momento en que veamos que algo se está volviendo muy viral y que puede afectar a la comprensión, al entendimiento entre la población sobre las elecciones, que se frene.

Y esto es algo que ya se ha introducido, o sea, no es ninguna novedad, las empresas tecnológicas ya lo han introducido.

Cuarto aspecto es llevar a los organismos electorales a los procesos globales. Como decía antes, hay muchas negociaciones a nivel internacional que van a afectar a la capacidad de los organismos electorales para luchar contra desinformación.

Yo opino que los organismos electorales tendrían que estar en estas negociaciones, tendrían que estar ahí, tendrían que tener voz y voto en esos procesos.

Y se están dando muchos en el foro de la gobernanza de Internet, las negociaciones del Global Digital Compact en Naciones Unidas, todas van a culminar en el WSIS+20, que es este acuerdo sobre la sociedad de la información, es cómo se maneja la información a nivel global.

Sus organismos electorales tienen que estar ahí, y deberían estar ahí aquellos con principios democráticos, con una voz unificada, con algo, con una voz unificada que ayude a proteger su tiempo.

Mi última propuesta es invitar a los organismos electorales a ser los líderes de un enfoque integral de toda la sociedad contra la desinformación, un organismo electoral solo no va a poder hacer nada, necesita toda la sociedad, muchas de estas cosas van de la mano del trabajo de los organismos electorales, pero hay muchas cosas que se tienen que hacer con el sistema judicial, con el sistema educativo, muchas de las capacidades necesarias no están en los, por ejemplo en las capacidades de luchas contra ciber crímenes, no están en los organismos electorales, sino que están en otros estamentos.

Por lo tanto, animo a, el ejemplo por ejemplo de Canadá es muy bueno como el enfoque contra la desinformación que lideró elecciones Canadá, la autoridad electoral canadiense fue el que se ha desarrollado en el resto de la sociedad, por lo tanto animo a los organismos electorales ser los líderes de ese enfoque integral de toda la sociedad contra la desinformación.

Y solo una cosa más, sé que me he pasado del tiempo pero siempre hago la misma alegoría cuando pensamos en la desinformación y esto creo que todos lo tenemos muy presente por la pandemia, deberíamos pensar en ella como un virus, un virus no se puede eliminar, una vez aparecido el virus no se puede eliminar.

Es importante conocerlo, tenemos que ver el genoma del virus, cómo funciona etcétera, pero una vez ya lo hemos conocido, lo que tenemos que hacer es inmunizar a la sociedad y ese es el trabajo que llega ahora, ya conocemos bien el virus, lo hemos visto, le hemos hecho todas las fotografías posibles, ahora trabajar la inmunidad y esa inmunidad es la resiliencia electoral, la resiliencia democrática y eso es lo que tenemos que trabajar ahora, cómo protegemos a la sociedad contra este virus, es un trato mayúsculo pero creo que es lo que debemos hacer ahora.

Muchas gracias por su atención.

Encargado del Despacho de la CNCS del INE, Iván de Jesús Flores Ramírez: Muchas gracias, Alberto por esta participación, sin duda en lo personal y supongo que al Auditorio a quienes nos siguen, la realidad es que, pues en lo personal me dejas con más dudas, pero bueno ya tenemos oportunidad de aclararlas en una segunda intervención.

Sin más me permito dar la palabra a Eduardo Núñez para justamente su participación respecto de este tema quien nos acompaña de manera virtual, por favor, adelante, Eduardo.

Director de la oficina del Instituto Nacional Demócrata en Guatemala, Eduardo Núñez: Muchísimas gracias por la oportunidad de compartir con ustedes, una pena finalmente no haber podido estar presente.

Y bueno, quisiera compartir algunas reflexiones un poco al tenor de lo que se planteaban previamente tratando de agregar algunas aristas analíticas como para que vayamos haciendo un ejercicio de inteligencia colectiva, no solo para comprender el fenómeno, la relación entre integridad electoral, desinformación o como bien planteaba la saturación comunicacional o contaminación, digamos comunicacional y abrir en torno a eso pues un debate de cómo gestionamos un fenómeno de esta naturaleza. Voy a compartir pantalla y espero que, dicen que tenemos ventaja los que hablamos virtualmente porque tenemos más control sobre la máquina.

Creo que puede ver la presentación, me confirman por favor.

Sí, ahí vemos bien.

Bien, yo quisiera básicamente plantear dos cosas: 

Uno es identificar algunos elementos relacionales entre integridad electoral y desinformación. 

Y dos, déjenme quitar esto, por favor, y dos, analizar algunos nodos críticos de esa relación en términos de cuál es el debate que se está dando o que deberíamos de profundizar en los próximos tiempos. 

Y, bueno, entraríamos en materia. 

Uno de los elementos clave es entender cuáles son como los grandes vectores, si ustedes quieren, que explican la relación entre integridad electoral cuyo concepto está acá y no voy a repetir, dado que ha sido ampliamente conversado y analizado. Y las distintas acepciones o formas de entender y tratar de delimitar la desinformación. 

Pero yo quisiera poner énfasis en algunos factores que me parece que son claves para entender.

Y es que la relación entre desinformación e integridad electoral, se da en una suerte de tránsito muy relevante y de carácter macro, derivado de la revolución en las tecnologías de la información y las comunicaciones que se está dando no solo en los sistemas institucionales, sino en las formas de ejercicio mismo de la política.

En primera instancia, yo diría hay muchos cambios. Pero básicamente estamos hablando de un fenómeno que implica un cambio en la arena electoral, en los medios de la competencia electoral y en los instrumentos que se utilizan para la misma.

Durante buena parte de la existencia de los estados como aparatos institucionales y el surgimiento de la democracia y, particularmente, en este tercer hola democratizadora que arranca ya por el 78 del siglo pasado, buena parte de ese periodo la arena electoral en la cual se daba la contienda entre los distintos actores que aspiraban a ganar la elección o acceder al poder, estaba básicamente sustentada en el territorio. El territorio era el lugar en el cual se daba la batalla, digamos, la contienda electoral.

Por ende, el medio fundamental para poder ganar las elecciones era fundamentalmente la organización y la movilización.

Por eso, el modelo de partido predominante era el modelo de partido que tenía la capacidad de organizarse en los territorios, que tenía la capacidad de organizar su base electoral y de movilizar su base electoral.

Entonces, el corazón del gran medio, para llamarlo de alguna manera, de la acción política es o era la organización.

Y el gran instrumento que se utilizaba era el discurso, era el mensaje político.

En buena parte de la vigencia de los partidos y de los liderazgos políticos estaba centrado en un hecho, el hecho de que tenían la información y de que controlaban la información que iban a compartir de una manera centralizada.

Por eso, el ejemplo más visible de la vieja política para utilizar que no sé si es la más feliz o de la vieja forma de ejercer la política, era y son los mítines políticos; los mítines políticos implicaba el desplazamiento del líder, Presidente o candidato presidencial a un territorio, el partido organizaba y movilizaba a los cuadros a los que querían llegar e influir sobre ellos a la hora de estructurar su preferencia electoral a un lugar, para que finalmente escucharan el mensaje del candidato o de la candidata, discurso. El mitin es la expresión por excelencia de cómo funcionaba la política. 

En buena medida el impacto de las comunicaciones de la información ha hecho una transición no definitiva, porque el territorio, la organización y el discurso siguen importando, pero sí digamos que es una transición cada vez mayor, naturalmente dependiendo del país que vayamos analizando. 

La nueva arena de la política ya no es solo el territorio, sino que es ese espacio simbólico que podemos llamar la opinión pública, el espacio comunicacional, el medio por excelencia ya no es la organización, es la comunicación política y el viejo discurso político se ve ahora sintetizado y muchas veces sustituido por la imagen o el video, la foto o el video, por la imagen.

Es decir, en la nueva dinámica pasamos de la centralidad organizacional de la política a la centralidad comunicacional de la política; y eso se da en un contexto además en donde vivimos un fenómeno realmente apasionante que tiene efectos en la economía, en las finanzas, en la educación, en la política sin duda que es un fenómeno global de la de desintermediación. 

Hacer elecciones, competir por el acceso al poder y gestionar el poder público se hace un contexto de creciente desintermediación, que refiere fundamentalmente a la desaparición o al adelgazamiento o en algunos casos a la creciente marginalidad de algunas de las formas de intermediación clásicas. 

Las sucursales bancarias son sustituidas por las sucursales virtuales, el aula es sustituida por el zoom o por los programas virtuales, ya no tengo que desplazarme de país para obtener un título internacional, puedo hacerlo desde la comodidad de mi computadora e incluso de mi teléfono. 

La forma en que compramos ya no pasa por necesariamente ir a un centro comercial o una tienda o un supermercado, sino que puedo hacerlo de manera virtual y me llegan a dejar los productos e incluso en algunos países ya ni siquiera un individuo, sino una máquina. 

En la política también está pasando, la política perdió centralidad y perdió, en que perdió fundamentalmente su capacidad para controlar toda la estructuración de preferencias electorales, como posteriormente aquellas personas, las distintas personas, los ciudadanos y las ciudadanas… (Falla de audio), en el diseño original, y entender eso (Falla de Transmisión) tendencia creciente o predominante.

(Falla de Transmisión) arenas, los medios y los instrumentos (Falla de Transmisión) de forma de organización política, pero también plantean desafíos muy, que giran en torno a la influencia (Falla de Transmisión).

Por ejemplo, la relación entre desinforma… altamente densos, o contaminación comunicacional, podemos utilizar distintas maneras de expresarlo.

Y este fenómeno de polarización (Falla de Transmisión) cómo generamos; cómo administramos también fenómenos (Falla de Transmisión) la forma en que se generan las motivaciones políticas, o eventualmente otros ámbitos de la vida humana, las motivaciones económicas, la forma de estructurar las, digamos, entidades políticas, sociales y electorales; cómo gestionamos eventuales efectos sobre la confianza en las instituciones democráticas, etcétera.

Es decir, desde la perspectiva de la relación, entonces, entre esta categoría desinformación, saturación comunicacional, etcétera, como lo queramos llamar, e integridad, hay múltiples dimensiones, pero fundamentalmente hay como tres grandes núcleos, o tres grandes caminos o carreteras sobre las que tenemos que reflexionar.

Uno es ¿cómo impacta la gestión de los procesos electorales?, y por ende, ¿cómo ataña la responsabilidad hacia las funciones estratégicas de las autoridades electorales?

Otro es ¿cómo impacta sin lugar a dudas la naturaleza de la contienda electoral, como decía, las arenas, los medios y los instrumentos, pero también la equidad, la competitividad, etcétera de la contienda?

En este segundo ámbito, ¿cómo afectan los sujetos políticos involucrados o interesados en el acceso al poder?, llámese partidos, movimientos políticos, candidaturas individuales o no partidistas.

Pero también implica una mirada sobre el público. Tendemos a, cuando hablamos de elecciones tendemos saber mucho al árbitro, autoridad electoral a los jugadores, los partidos políticos o contendientes; y tendemos a poner poca atención en el público.

Necesitamos entender la naturaleza de los impactos que esta densidad comunicacional, basada en verdades o mentiras o verdades alternativas, etcétera, como lo queramos llamar, tiene sobre la forma en que nos motivamos, estructuramos preferencias, estructuramos identidades, y en qué medida las entidades, preferencias y motivaciones, son estables o son fluidas o cambiantes en el tiempo. 

Desde esa perspectiva, algunos elementos clave, voy a coincidir con la exposición precedente porque me parece que fue muy rica en plantear una mirada, digamos, aristas diferentes para abordar el fenómeno, creo que lo primero que tenemos que entender es que, efectivamente, independientemente de que hablemos en sentido positivo, de que se están democratizando las formas de acceso a la información o de que hay una alta vulnerabilidad a la desinformación, lo que tenemos es un espacio comunicacional sumamente saturado. 

Entonces, primero tenemos un problema de volumen, tenemos un problema de tamaño, un fenómeno que se sale de rango, que se sale de capacidad de, digamos, en muy buena medida, posiblemente de capacidad de gestión. 

Entonces, ¿cómo gestionamos la alta contaminación del espacio comunicacional, entendiendo esa contaminación por una saturación de mensajes, por una saturación de relatos, por una saturación de imágenes.

Esa saturación además produce un efecto no deseado sobre los procesos electorales en términos de, voy a utilizar una expresión que no sé si es la más feliz, de diluir o debilitar, o vaciar de cierta consistencia a la deliberación democrática en un sentido amplio, o sea, abarata el debate político, lo sustituye y muchas veces lo simplifica, no solo por la cantidad de mensajes que coexisten, sino por los nuevos formatos fundamentalmente vinculados al uso de las imágenes, los videos y las redes sociales, que constriñen el tamaño de los mensajes y la capacidad para comunicar esos mensajes. 

Ahí la pregunta es: ¿cómo una autoridad electoral puede informar sobre una innovación en el proceso de votación, por ejemplo, en 20 segundos? Que se puede hacer, posiblemente sí, pero, ¿cómo lo hace?, ¿o cómo un candidato, una candidata presidencial explica una reforma fiscal en un minuto?, si tiene suerte de generar suficiente engagement para que la gente permanezca.

Ahora bien, esto no es exclusivo de las redes sociales, esto ya lo veíamos en el contexto de la transición a lo que en su momento Sartori llamó la video política.

Luego, otro elemento clave que tenemos que gestionar es cómo asumimos la coexistencia de información veraz con información carente de veracidad, pero la pregunta más relevante no es solo cómo la podríamos diferenciar en donde se han hecho esfuerzos importantes de educación digital hacia los ciudadanos o hacia actores estratégicos para ayudar a tratar de descontaminar de neutralizar la incidencia de la información falsa, o información carente de veracidad.

Pero remite una pregunta mucho más de fondo: ¿importa realmente la verdad hoy?, 

¿importa a los ciudadanos la verdad?, o este mecanismo autorreferencial en donde creamos cajas de resonancia, en donde solo escuchamos aquellas cosas que coinciden con lo que nosotros pensamos, es lo que termina siendo más relevante a la hora de estructurar preferencias electorales o definir adhesiones, o falta de adhesiones a determinados candidatos o a determinadas instituciones, o a determinados valores, si lo vemos desde una perspectiva sistémica, del sistema democrático. 

Hay una caricatura que siempre veo, no la puse aquí, perdón. Hubiera sido muy útil, muy simpática en donde hay un abuelo que está viendo la computadora y llama a su nieto y le dice: Mira, ayúdame que quiero compartir esta información. 

El nieto se acerca, ve lo que está viendo el abuelo y le dice: Pero abuelo, esa información es falsa, eso es mentira. 

Y el abuelo le dice: Cómo va a ser mentira si dice exactamente lo que yo pienso.

Entonces, creo que hay una pregunta de fondo. ¿Qué tipo de consumo, o sea, qué tipo de información queremos consumir como sociedades?

Queremos consumir, importa la verdad, es una pregunta de fondo que tenemos que hacernos, particularmente en un contexto y aquí voy al tercer elemento en donde el uso de verdades alternativas, como se llamó en alguna elección estadounidense o el uso de la desinformación se ha convertido en una estrategia política consciente. 

Es decir, la desinformación puede ser entendida como la pluralidad de visiones diferentes o de convicciones individuales, grupales, basada en intereses generales o intereses particulares, como ustedes quieran.

Pero también hay que entender que en elecciones la desinformación, se ha convertido en una estrategia política consciente. 

O sea, si bien la mentira en la política no es una novedad, sino que ha existido casi desde que la política existe, es evidente que la posibilidad de viralizar la mentira alcanza hoy niveles no comparables con ningún otro momento histórico en el pasado, probablemente. 

Un cuarto elemento clave que tenemos que entender es cómo generamos respuestas nacionales a fenómenos de alcance trasnacional. Y es que los fenómenos de las comunicaciones y la información son de alcance trasnacional o multinacional y las capacidades de respuesta que normalmente tienen las autoridades electorales, por ejemplo, desde una perspectiva de cuidar la integridad de un resultado electoral o de erradicar o prevenir narrativas de fraude como las que se han instalado e incluso de manera anticipada a la realización de una elección, tienen únicamente recursos normativos de carácter nacional. 

O sea, ¿cómo gestionamos un problema general de alcance internacional con capacidades de alcances nacionales? 

Y ahí va un poco al tenor de lo que planteaba mi antecesor, en el sentido de que necesitamos una gobernanza, digamos, coordinad o un acuerdo político mucho más relevante y de carácter internacional sobre cómo abordar este tipo de fenómenos.

Luego, cómo gestionamos los efectos relevantes que tiene la desinformación, la información veraz y carente de veracidad sobre la confianza en las instituciones y las elecciones sobre las condiciones de equidad en la contienda electoral, sobre las condiciones de competitividad en la competencia electoral, pero de manera mucho más general sobre las condiciones de gobernanza. Tanto de gobernanza, propiamente, del proceso electoral como de gobernanza en el sentido amplio de aquellos sujetos que luego les corresponde ejercer el poder.

Porque, por ejemplo, el uso masivo de estrategias de desinformación en contextos altamente polarizados, como hemos visto en su momento en Estados Unidos, en Brasil, por ejemplo, es muy efectivo para ganar elecciones, pero es evidente que plantea desafíos muy notables a menos que establézcase una capacidad hegemónica en términos comunicacionales, como pasa en El Salvador con la figura del Presidente Bukele en términos de gobernabilidad concreta.

Un sexto elemento clave es cómo diseñamos un sistema para gestionar desde la perspectiva de la integridad electoral los efectos que tiene la desinformación sobre los procesos político-electorales, dada la diversidad, multiplicidad, de actores o sujetos involucrados, acostumbrados a gestionar partidos u organizaciones civiles que hacen observación, o medios de comunicación establecidos, o financistas privados, sociedades, o individuales, dependiendo del marco regulatorio y financiamiento del país del que se trate, entramos en un territorio mucho más plural, mucho más disperso, mucho más fragmentado y mucho más difícil, no solo de identificar sino de gestionar.

Tenemos un problema de, así como tenemos un problema de saturación, del espacio comunicacional, tenemos un problema de fragmentación o de inter-fragmentación de los sujetos involucrados en los flujos comunicacionales que presentan o participan de manera directa o indirecta en los procesos electorales.

Y el séptimo elemento que me parece que es clave es cómo gestionamos o cómo asumimos la necesidad otra vez de balance, en la búsqueda de barcos regulatorios que nos permitan al menos descodificar algunos de los elementos fundamentales que el fenómeno de la desinformación tiene sobre la integridad de las elecciones con el desarrollo de capacidades institucionales efectivos.

De poco firme a veces regulatorios internos o internacionales que no vengan acompañados de capacidades institucionales robustas, sea en el ámbito de los sistemas nacionales o en ámbito del sistema internacional.

En ese sentido entonces y para ir cerrando, creo que es relevante dejar algunos elementos para el debate y volvemos al viejo debate que también tuvimos en materia de fiscalización de los partidos, en su momento o de fiscalización del financiamiento de los partidos.

Apostamos por la regulación y el control o apostamos por la responsabilidad política de los sujetos, esa es una pregunta, recuerdo, y muchas veces en eventos anteriores organizados por INE se ha debatido cuánta regulación puede resistir un proceso electoral o cuánta regulación y control pude resistir un sistema de partidos políticos o una contienda electoral, creo que es una pregunta que también tenemos que hacer.

Primero, es regulable el fenómeno complejo de la saturación comunicacional y la desinformación, es regulable desde la perspectiva de ámbitos nacionales, o el carácter, digamos el volumen, el alcance, la diversidad, la fragmentación y la pluralidad que es inherente al fenómeno de las comunicaciones y la información y su incidencia en los procesos electorales, es mejor apostar por la responsabilidad política de las personas, o la responsabilidad política de los sujetos.

Apostamos por formas de auto regulación de los partidos para alejarnos de la tentación del uso, de la desinformación como estrategia o apostamos por la educación digital para que los ciudadanos y las ciudadanas aprendan a diferenciar cuando es información falsa o es información veraz.

Apostamos por robustos programas educativos que permitan en generar voces creíbles, o canales de comunicación creíbles que permitan que información basada en, verificable, pero además basada en valores apropiados o propios de la democracia pueda ser difundida, a pesar de la saturación del espacio comunicacional.

Entonces, creo que ésa es una pregunta que amerita hasta dónde podemos ir por la vía de la regulación, y hasta dónde tenemos que avanzar por la vía de la responsabilidad.

El camino de la regulación y el control es el camino histórico que hemos seguido de la democracia latinoamericana, la idea de que con normas e instituciones resolvemos los problemas de la democracia.

La elección aprendida 40 años de democracia después es que no es suficiente buenas normas y buenas instituciones si las sociedades no expresan o internalizan valores y prácticas democráticas.

¿Cómo construimos democracia en estos contextos de saturación comunicacional?, ¿cómo generamos ciudadanía democrática en un contexto en donde entendemos que no hay un gen democrático con el que vengamos los y las latinoamericanas o ningún ser humano en el mundo?, sino que la democracia se aprende, y se aprende en el ejercicio de la responsabilidad política que es inherente a la democracia.

Un segundo elemento clave es aportamos por la acción unilateral, o por sistemas de coordinación nacionales o internacionales. Creo un fenómeno tan complejo la idea de sistemas de coordinación, o de la interacción o los marcos de entendimiento entre autoridades públicas, sujetos políticos, pero también acuerdos en torno a ciertas normas o estándares generales que nos ayuden a gestionar el fenómeno de los flujos comunicacionales o su impacto sobre las elecciones y los procesos políticos resulta esencial.

Y aquí es fundamental la incorporación del sujeto que estoy planteando, creo que es el… que estoy planteando más abajo en relación con las empresas de redes sociales.

Un tercer elemento clave sin lugar a dudas pasa por la participación o no de las empresas de medios, las empresas de redes sociales.

Y aquí vamos a enfrentar, como bien planteaban previamente, una atención entre la lógica de acumulación y la responsabilidad pública.

Pregunta clave es ¿podemos demandar responsabilidad pública a meta?, ¿podemos demandar responsabilidad pública a TikTok?, ¿podemos demandar responsabilidad pública a X?

Debemos demandar responsabilidad pública a estas empresas trasnacionales, y si es así, ¿cómo les demandamos responsabilidad pública a empresas de alcance trasnacional en contextos de marcos normativos nacionales?

Hemos tenido algunos avances desde las perspectivas de acuerdos entre estas empresas y autoridades electorales, al menos para tratar de desactivas algunos de los efectos de la desinformación en ciertos procesos electorales.

Y también hemos avanzado en algunas experiencias en términos de responsabilidad política, como el pacto ético digital que ha impulsado al Tribunal Electoral de Panamá en su momento.

Hay ciertos avances, pero los alcances todavía hay que decir que son realmente modestos.

Y luego, ¿cómo gestionamos lo que podríamos llamar?, que no sé si también es la expresión más feliz, una suerte de tentación populista.

Una idea de que hay que tutelar la influencia de la comunicación y la información sobre la política, la democracia y las elecciones. 

Porque esa idea entraña también un peligro, que es el peligro de pensar que hay un sujeto idóneo que tiene la capacidad de controlar y establecer qué es veraz y qué no es veraz; qué información debe circular y qué información no puede circular. 

O sea, volvemos al viejo debate de quién controla a los que controlan, pero entonces la respuesta, la idea de que frente a los efectos potenciales de la desinformación, tenemos que tener marcos regulatorios muy robusto, mecanismos de control muy fuertes y en algún caso restrictivos puede entrañar un peligro en términos de la gran pluralidad de fuentes de información a las que hoy el ciudadano y la ciudadana tiene acceso y que le pueden ayudar a tener una participación si se quiere y si está preparado y cuenta con los instrumentos mucho más sustantiva, en términos de su ejercicio democrático. 

Esto es lo que quisiera compartir la mañana de hoy con ustedes, espero que haya sido complementario a los debates de ayer, que no tuve desgraciadamente la oportunidad de escuchar, pero estoy seguro que abre por lo menos algunas áreas de coincidencia con planteamientos que hizo mi predecesor. 

Muy buenos días. 

Encargado del Despacho de la CNCS del INE, Iván de Jesús Flores Ramírez: Muchas gracias, Eduardo.

Sin duda muy rica esta intervención. 

Y por supuesto pasamos ahora ya a atender algunas de las inquietudes, dudas que nos han hecho llegar por parte de la audiencia. 

La idea es, yo creo que hay que privilegiar la participación de quienes nos escuchan, antes de, por supuesto hacer las preguntas propias que, si hay tiempo, por supuesto que las haremos.

Y empezamos, digo, yo les daría la palabra, haría dos preguntas para cada uno para que puedan responderlas en ese orden. 

Al doctor Fernández, podría abundar en la nueva regulación europea sobre desinformación, ¿se podría exportar ese modelo a América Latina?

Y también para el doctor Fernández, así como Fox News se identifica a laguna instancia hispanoamericana que promueva la desinformación. 

Jefe del Programa de Digitalización y Democracia de IDEA Internacional, Alberto Fernández Gibaja: La segunda es muy fácil de contestar, no lo sé, no conozco lo suficiente, no tengo la suerte de tener acceso a la televisión latinoamericana en Suecia, desagradecidamente es que no lo sé. 

Pero creo que es un buen ejemplo, Fox News es un buen ejemplo de las cosas que se pueden hacer. 

Una de las cosas más efectiva es la lucha contra la desinformación en Estados Unidos contra Fox News, ha sido atacar, señalar a los anunciantes, al final Fox News como cualquier cadena de televisión, salvo las cadenas públicas, funcionan a base de publicidad. 

Si incrementamos el coste de que JUBC la marca de estos monitores, ponga su publicidad al lado de información que está afectando la calidad de la democracia, ponga su publicidad al lado de información que está afectando la calidad de la democracia, se lo van a plantear dos veces. 

Estamos viendo ahora mismo cómo muchísimos anunciantes, están abandonando twitter, ahora llamarlo X, están abandonando twitter por el antisemitismo de su dueño.

Entonces, creo que es un buen ejemplo de una de las cosas que se pueden hacer. Si presionamos a los anunciantes podemos evitar que ciertos vectores de desinformación sean fuertes. 

En cuanto a la regulación europea, bueno, yo nunca he sido partidario de hacer copia y pega de ningún tipo de regulación. Creo que se tienen que adaptar al contexto, a la realidad de cada región, etcétera. Pero sí hay algunas lecciones que podemos aprender.

La primer de ellas es la efectividad de regulaciones regionales. Cuando se llega a un acuerdo de regulación regional, es mucho más complicado para las grandes tecnológicas no aceptarlo, porque se encuentran con la posibilidad de perder mercados que no se pueden permitir perder. Si es un solo país es más complicado, también porque es mucho más complicado defenderse contra toda la infraestructura del Obi que tienen estas empresas. 

Otra cosa que se puede aprender es la importancia de, como decía anteriormente, de los datos de usar estas regulaciones. Una de las disposiciones principales de digitar Servisat, es obligar a las grandes tecnológicas a dar acceso a los datos, a una serie de investigadores. O sea, que se puedan usar los datos internos que no son públicos para investigar pues cómo se da la viralidad, etcétera, ese tipo de asuntos. Y creo que esa es una elección muy importante. 

La última elección importante, podemos hablar horas sobre este acuerdo, las cosas buenas que tiene, las cosas malas. 

La otra elección muy importante es la importancia de no pensar en una sola ley, sino en un marco legislativo que contemple diferentes leyes. 

El DSI, la Digital Service se aprobó en paralelo al Digital Market Access, que es una legislación sobre el mercado, de regular el mercado light, básicamente. Y ambas se apoyan en la ley de protección de datos de la Unión Europea que es clave en todo este sistema y no pueden funcionar las unas sin las otras. 

La nueva legislación sobre inteligencia artificial que se está aprobando ahora mismo, desde el último tree log, cómo se llaman, los procesos de negociación entre la comisión, el parlamento y el consejo no lo intenté entender es muy difícil, se apoya de nuevo en estas 3 legislaciones. 

Y todas ellas se apoyan en el Tratado de Lisboa que es la Carta Constitucional, más o menos, de la Unión Europea. 

Por lo tanto, la elección es no es una sola legislación, es crear un marco normativo que toque y cubra diferentes aspectos que puedan ser efectivos. 

Encargado del Despacho de la CNCS del INE, Iván de Jesús Flores Ramírez: Y un par de preguntas también de la audiencia para Eduardo Núñez.

La primera: ¿Cómo abordar la desinformación cuando los mismos gobiernos quienes deben cuidar la veracidad de la información, hacen uso de cortinas de humo?

Y, bueno, eso lo dice la pregunta, por supuesto, por supuesto no es una postura.

Y también en segundo término entendemos que ahora las campañas electorales son organizadas y realizadas de forma mixta, es decir, por humanos y por máquinas. ¿Alguna reflexión al respecto?

Eduardo, por favor adelante.

Director de la oficina del Instituto Nacional Demócrata de Guatemala, Eduardo Núñez: Sí, gracias.

Bueno, lo primero, es uno de los temas más digamos relevantes, y cuando hablábamos de que teníamos una multiplicidad de sujetos involucrados en la generación de contenidos comunicacionales, veraces o falsos, eso sin lugar a dudas atañe en algunos casos a los gobiernos y eso es un problema, es un problema en el sentido de que al tenor de que lo que planteaba Alberto sobre que se requieren sistemas normativos o sistemas regulatorios, no una sola ley, también se requieren marcos de coordinación inter institucional que involucren distintos tipos de capacidades y competencias institucionales para tratar de abordar de una manera sistémica el fenómeno de la desinformación.

Pero qué pasa si es una de las instituciones clave la que genera flujos comunicacionales falsos, es muy difícil de gestionar porque refiere inevitablemente a un principio otra vez de responsabilidad pública, yo sé que puede sonar etéreo, simbólico, pero es que es importante traer el debate sobre la responsabilidad pública, la responsabilidad política al centro del debate sobre la viabilidad y sostenibilidad de la democracia.

Lo que estamos viendo en los últimos años es que no son los actores antidemocráticos en su sentido clásico los que atentan contra la democracia, sino sujetos políticos que han jugado con las reglas de la democracia durante muchos años, que han accedido al poder en democracia y a través de la democracia, a través de elecciones, los que atentan contra la democracia a partir de procesos de concentración de poder, a partir de la ilusión de los sistemas de frenos y contra pesos y eventualmente a partir de la construcción de relatos o narrativas de buenos y malos que buscan justificar la concentración del poder en torno a la idea de que la bondad de mi proyecto es superior a la pluralidad de ediciones existentes en una sociedad.

Eso es lo que estamos viendo, es lo que llamaba a un politólogo, no sé si era Fernando Calderón, sino me equivoco chileno, que habíamos pasado ante los golpes de estado a los golpes desde el estado.

Y en todos los ejercicios que estamos viendo, por lo menos en América Latina en los últimos años de esta naturaleza, hay un fuerte componente, hay dos rangos fundamentales, el uso de la polarización afectiva y el uso de mecanismos masivos de desinformación por distintos medios, tanto por formas convencionales, utilizar canales de televisión, radio etcétera o a través de los medios sociales más de la época como son las redes.

Pero para eso no hay desgraciadamente una respuesta, para eso estamos pendientes y solo podemos acudir a un sistema robusto de frenos y contra pesos que al menos haya instituciones que evidencien los patrones de desinformación que pueden estar siendo inducidos desde otras instituciones públicas.

Me quedo aquí porque creo que ya se me acabó mi tiempo. 

Encargado del Despacho de la CNCS del INE, Iván de Jesús Flores Ramírez: Gracias.

Bueno, paso a una pregunta del público para ambos ponentes.

Y es, bueno, ambos comentan sobre esta apuesta o probable apuesta por la regularización o la reglamentación.

¿Sirve para contrarrestar la desinformación, efectivamente la regularización?, ¿y qué proponen para enfrentar el fenómeno desde las autoridades electorales?

Yo aquí sobre este mismo tema, me permitiría abundar un poco sobre la intervención de Alberto, que dice, bueno, okey, cambiemos el algoritmo, o sea, una forma de mejorar la situación en materia de desinformación es, justamente, cambiar el algoritmo.

Y luego entonces ¿se puede cambiar este algoritmo solo a través de la regularización, perdón, de reglamentar esto?, ¿o tenemos que pensar, a lo mejor, en otros mecanismos?

Y, justamente, ya nos hablaba también Eduardo, porque una de mis dudas era ésta, bueno, vamos a reglamentar, y ahí Alberto decía “muy bien, poner un interruptor automático a la viralidad”.

¿Y quién va a ser el dueño de ese botón?, ¿las empresas, las autoridades electorales que de alguna forma si bien, es decir, le pondríamos una carga más a la autoridad electoral para sancionar o no algún contenido?, y dos, ¿cómo hacer para no vulnerar, entonces, la libertad de expresión y algunos otros derechos al apretar ese botón de no viralizar?

Dejaría estas preguntas para ambos ponentes, y pues adelante, en el mismo orden.

Alberto, por favor.

Jefe del Programa de Digitalización y Democracia de IDEA Internacional, Alberto Fernández Gibaja: Sí, muchas gracias.

Bueno, no sé cómo abordar eso en tres minutos, pero voy a intentarlo.

¿Cómo no vulnerar la libertad de expresión? No estamos hablando de eliminar contenido, sino de, me voy a ver un poco técnico, evitar la amplificación algorítmica.

Es decir, que el modelo de negocio de las plataformas, que nosotros pasemos de mayor tiempo posible para que extraigan de los otros la mayor cantidad de votos posibles no sea el modelo que funcione en aspectos, en información política y electoral.

Cuando hay información política y electoral que se está viralizando, crear un interruptor automático que pare esa viralización. No es necesario eliminar el contenido.

Hay supuestos, hay tres supuestos, yo no soy abogado, no lo sé explicar bien, pero sé que hay tres supuestos afectados internacionalmente cuando se puede coartar la libertad de expresión, y están muy bien regulados.

Pero fuera de esos tres supuestos, cualquier candidato es libre de decir prácticamente cualquier cosa que no atente contra, que no sea un crimen de odio, etcétera.

Por lo tanto, no es atentar contra la libertad de expresión, es frenar la viralidad de esto.

Y la idea un poco de, esta idea del algoritmo electoral, precisamente, es ahondar en esa capacidad, no solo con lo que se vuelve viral, sino en general, con toda la información electoral, que la información política y electoral tenga un manejo por parte de las plataformas, que busque cumplir lo que de hecho están obligadas a cumplir que es los acuerdos internacionales de proveer a la población, la información necesaria para que puedan emitir su voto, y esto está contemplado en la ACCPI del artículo 19, etcétera. 

No estamos inventando nada nuevo, no les estamos obligando no les estamos pidiendo hacer nada nuevo, son cosas de las que como organizaciones que han firmado todos los acuerdos de Naciones Unidas, de business y derechos humanos, etcétera, sean obligadas a cumplir.

En los últimos 45 segundos que me quedan, sobre si la regulación sirve o no, bueno, ésta es la gran duda. 

La regulación sirve, sin duda, lo que seguro que no sirve es no regular, eso ya lo sabemos, la regulación sirve, pero la regulación sirve solo cuando se hace bien y para hacerla bien se deben hacer muchas cosas, entre ellas, hacer acuerdos globales, en el sentido, incluir a otros campos de la sociedad, no solo al legislativo. 

Incluir a la sociedad civil, incluir a las plataformas, no que dominen en la conversación, pero incluirlas, en casos electorales incluir a los partidos políticos, etcétera. 

Es decir, que sea toda la sociedad la que diseña, la que influye en el diseño de esta regulación.

Y ahí es cuando creo que pueden tener un efecto. 

No hay como decía al principio, no hay una regulación que vaya a solucionarlo todo, pero se pueden crear diferentes tipos de regulaciones y algunas de estas regulaciones es simplemente invitar a las empresas a introducir ciertas medidas, no son obligaciones per se, sino son regulaciones blandas como se suele decir, pero sin duda son efectivas.

Encargado del Despacho de la CNCS del INE, Iván de Jesús Flores Ramírez: Eduardo, sobre el mismo sentido, esta regulación, ¿qué características debe tener?

Y dos, me gustaría que nos hablaras también un poco de cómo, de qué supuesta de ciudadana o ciudadano debe partir esta regulación, porque de pronto, entonces, como que pareciera que estamos subestimando al hablar de desinformación a la capacidad de las y los ciudadanos de discriminar, de discernir, de filtrar lo que le sirve, lo que no le sirve, lo que funciona o no.

Entonces, pues, digamos, ya también un poco a modo de conclusión, porque nos ha ido, se nos ha ido el tema, te pediría Eduardo, por favor, tu cierre al respecto.

Gracias.

Director de la oficina del Instituto Nacional Demócrata en Guatemala, Eduardo Núñez: Muchísimas gracias.

Mira, yo coincido con Alberto, la regulación por supuesto que sirve, pero tenemos que entender, como entendimos hace muchos años, hablando de reformas electorales, y particularmente de reformas al financiamiento político, que normalmente la ley viene detrás de la práctica.

Y el fenómeno de los flujos comunicacionales e informacionales es tan acelerado, tan fluido, que es muy difícil que podamos tratar de enmarcarlo, o de determinarlo en un marco regulatorio, aunque coincido, y sin lugar a dudas coincido que no puede ser una sola ley si no tiene que ser un sistema normativo que atienda a distintas dimensiones de este fenómeno tan complejo.

En ese sentido, yo hace años vengo insistiendo en que yo creo en sistemas regulatorios basados en principios generales que generen flexibilidad en términos reglamentarios y de procedimientos. 

Si hacemos, voy a ponerlo así, una ley o un sistema normativo a la medida de los patrones dominantes, de los flujos comunicacionales o de las dinámicas de información y desinformación que existen hoy con los sujetos involucrados hoy, con los tipos de comportamiento de roles o papeles que juegan los distintos sujetos, probablemente ese marco o ese sistema normativo pueda enfrentar una rápida desactualización.

No digo que sea así, digo que es una posibilidad como lo hemos visto en otros ámbitos. 

Yo creo que son acuerdos en torno a principios generales que permitan ir aterrizando esos principios generales a través de vías institucionales, llámense reglamentos, procedimientos, protocolos, instrumentos, si ustedes quieren, que ayuden a atenuar los factores o las distorsiones inherentes a la desinformación.

Yo le apuesto por ahí, sí creo en la necesidad de avanzar en marcos regulatorios, sí creo y coincido con Alberto en sistemas normativos y no en una sola o un solo marco normativo. De la misma manera que entiendo que se requieren sistemas institucionales y no la acción unilateral de las autoridades electorales en la materia, sino en marco de coordinación.

Pero sí sobre principios generales que dote de flexibilidad para poder ir evolucionando o mutando, conforme se transforme el fenómeno en sí mismo o el fenómeno evolución.

Y lo segundo es que sí, aunque creo fervientemente la necesidad de regulación y de mecanismos de control y de acuerdos entre los sujetos involucrados que son claves para poder generar un marco que reduzca los efectos distorsionantes de la contaminación comunicacional y la desinformación, etcétera, también creo que tenemos que ponerle énfasis a la responsabilidad ciudadana.

Yo creo que tenemos, así como han transitado, para decirlo de alguna manera, en los escenarios y las arenas, como decía yo de la política, eso está teniendo un efecto notable sobre los modelos de representación, sobre las instituciones de la representación política. 

Y eso, así como obliga a las instituciones de la representación política a cambiar, pienso que también obliga a que los ciudadanos y las ciudadanas asumamos responsabilidades en los asuntos públicos que atiendan esos nuevos desafíos.

A la educación política para la vida en democracia que requerimos para dotar de sustentabilidad a la democracia, hay que agregar inevitablemente una dimensión de educación en esta era digital que nos permita ejercer valores y prácticas democráticas, haciendo uso de las virtudes, de las ganancias netas que eventualmente nos deja esta suerte de descentralización de las fuentes de información que nos permite, además, una gran pluralidad de voces y de visiones.

Nada es tan democrático como la pluralidad de voces y visiones, pero a la vez definir criterios que nos permitan de manera informada discernir a la hora de estructurar nuestras preferencias electorales y nuestra ruta de acción política, cuál es aquella información en la que vamos a avanzar nuestras decisiones. 

Encargado del Despacho de la CNCS del INE, Iván de Jesús Flores Ramírez: De acuerdo. 

Eduardo, muchísimas gracias. Es Eduardo Núñez, Director de la oficina del Instituto Nacional Demócrata en Guatemala y Alberto Fernández Gibaja, Jefe del Programa de Digitalización de Democracia de IDEA Internacional.

Quisiera nada más agradecer antes de despedir esta mesa a la Coordinación Internacional, la Coordinación de Asuntos Internacionales del INE; Arlene Cabral, Subdirectora; Rafael Riva Palacio, por haber considerado a su servidor para moderar esta mesa.

Y muchas gracias.

Vamos a un receso y regresamos.

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