Un sistema democrático garantiza valores tales como la equidad, la justicia, la libertad, la solidaridad y, por supuesto, la igualdad entre hombres y mujeres que conviven y se desarrollan en una sociedad. Para ello, los países determinan en sus constituciones las obligaciones y los derechos que la ciudadanía tiene para coexistir en sociedad bajo condicionantes de desarrollo, crecimiento, educación, trabajo, salud, paz, entre otros.
En este sentido, en nuestro país la Constitución garantiza los derechos humanos para las personas que habiten en nuestro país así como para las y los mexicanos que residen fuera de nuestro país, entre dichos derechos encontramos, entre otros, el derecho de asociación, reunión y manifestación; el derecho de acceso a la justicia; el derecho a la educación; el derecho a la integridad y seguridad personales; el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, así como el derecho a la libertad de expresión y pensamiento.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 19 que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
En el mismo sentido, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su artículo 13 enfatiza que “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir, y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”.
En nuestra Constitución la referencia a este importante derecho se encuentra en los artículos 6º y 7º que garantizan que la libertad de expresión se constituya como el derecho a pensar y compartir con otras personas ideas, reflexiones y opiniones, es decir, el derecho a razonar y dar a conocer los pensamientos.
Bajo este contexto, el 20 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Libertad de Expresión del Pensamiento que conmemora la “Brecha de la Porta Pía” en Roma, cuyo significado hace referencia a la victoria que las fuerzas patrióticas italianas tuvieron sobre las fuerzas del Vaticano, aliadas al Imperio Francés, justo un 20 de septiembre, pero de 1870.
Este día busca visibilizar el acosamiento y encarcelamiento de personas por ejercer el derecho a la libertad de expresión, lo que irrumpe a su vez, otros derechos humanos y, en un sistema democrático es percibido como contrario a los valores que la democracia debe garantizar.
Ahora bien, ante la proximidad de la elección más grande que haya tenido México en la que estarán en disputa más de 20 mil cargos de elección popular tanto a nivel federal como local, la libertad de expresión de pensamiento, debe ser un referente importante para la construcción de ideas, proyectos y perspectivas que la ciudadanía vaya conociendo, proponiendo, analizando y, en consecuencia, opine en libertad, en torno a las diversas propuestas y plataformas que los partidos políticos, eventualmente las coaliciones que se registren, así como de candidatas y candidatos, construyan y registren para que la ciudadanía tenga elementos de convicción y emitan, en su oportunidad, un voto informado y razonado.
La libertad de expresión es un referente democrático en el que los medios de comunicación juegan un papel muy importante, pues son las instancias que le permiten a la ciudadanía conocer la situación real de nuestra nación y del mundo en diversos campos como el político, social, económico, cultural, deportivo, entre otros.
Gracias a la libertad de expresión las mujeres de nuestro país, desde hace muchos años, han manifestado en lo individual y de forma colectiva, la necesidad de una sociedad más justa e igualitaria que ha llevado al legislativo a la creación y reforma de diversas leyes que apuntan en el sentido de generar un equilibrio entre los géneros que esperemos, se materialice en las elecciones del 2 de junio del año que entra. De lograrlo, entre otras consideraciones, estaremos generando una sociedad equitativa, con oportunidades para todas y todos y fortaleciendo uno de los valores más importantes de la democracia:
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