VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN ASUNTOS GENERALES DE LA SESIÓN ORDINARIA DE LA JUNTA GENERAL EJECUTIVA
Estimadas y estimados integrantes de la Junta General Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral.
El 3 de abril de 2014, el pleno de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión me designó Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral por un periodo de 9 años.
En consecuencia, el próximo 3 de abril del presente año concluyo esta honrosa encomienda y con ello, todas las responsabilidades inherentes a la misma, incluyendo, por supuesto, presidir esta Junta General Ejecutiva.
En tal sentido y de no convocarse antes de esa fecha a una sesión extraordinaria adicional a la que sostendremos en unos minutos más, esta es la última ocasión en la que participo en los trabajos de este importante y estratégico órgano central de nuestro Instituto.
Dada la relevancia de esta ocasión, permítanme compartir con ustedes algunas breves reflexiones sobre estos nueve años de intensa actividad que hemos desarrollado de manera ininterrumpida, incluso, en época de pandemia como se ha mencionado en el seno de este colegiado del que he sido parte junto con todas y todas y todos ustedes.
Durante estos nueve años de la Junta General Ejecutiva hemos celebrado, como ya mencionaba el Secretario Ejecutivo, 279 sesiones, incluidas las dos sesiones que hoy nos han convocado, la que hoy estamos en estos momentos estamos por concluir y la que iniciara en unos minutos.
Durante esta Presidencia tuve la oportunidad de realizar 33 nombramientos de integrantes de esta Junta General Ejecutiva, de los cuales 21 fueron designaciones formales. Por cierto, todas invariablemente contaron con al menos 8 votos aun cuando no todos los cargos de las unidades que integran esta Junta ampliada, requieren ocho votos; sin embargo, se contó siempre con ese consenso mínimo en la herradura del Consejo General para que la Constitución establecen, y la ley establecen, para las direcciones ejecutivas y para las unidades que integran la así llamada junta legal.
Y doce designaciones más fueron encargadurías.
Es decir, en sus respectivos momentos y circunstancias, atendí el nombramiento de la totalidad de las y los titulares de las direcciones ejecutivas y unidades técnicas que componen esta Junta, así como de las coordinaciones y áreas invitadas de manera permanente, considerando además la propuesta aprobada en su momento por el Consejo General, en dos ocasiones como lo mandata la Constitución, lo permite la Constitución, del Secretario Ejecutivo que, desde luego, de forma insustituible, también integra este órgano colegiado.
El número de sesiones de esta Junta, que esta Junta ha llevado a cabo y el total de nombramientos de sus integrantes, son solo cifras que tienen detrás el trabajo profesional, técnico y especializado de quienes, sin duda, considero ejemplo del mejor conjunto de profesionales en el ámbito del servicio público de todo nuestro país.
Un trabajo, corrijo, una causa, la suya, que a lo largo de estos años ha estado siempre orientada al servicio de la ciudadanía, impulsada por la convicción de que nuestra tarea, nuestra causa insisto, es consolidar la democracia electoral en México y darle a la ciudadanía la garantía del pleno ejercicio de sus derechos políticos y bases fundamentales de su derecho a la identidad, entre otros mandatos institucionales que siempre hemos cumplido, dándole así estabilidad política y gobernabilidad democrática a nuestro país.
Como saben, la reforma electoral de 2014 convirtió, al hasta entonces Instituto Federal Electoral, en un órgano de carácter nacional, el INE, encargado de organizar ya no solo los comicios federales como había ocurrido hasta entonces, sino también, de manera coordinada con los organismos públicos locales electorales, las elecciones estatales y municipales de todo el país.
El propósito de esa reforma fue que la calidad técnica y operativa que se había alcanzado en las elecciones federales, en ese momento, se garantizara también en todos los comicios locales.
Para ello fue necesario estandarizar y homogeneizar, tanto la institucionalidad electoral en el plano local, como las reglas, procedimientos y criterios con los que se organizarían los procesos electorales en las 32 entidades federativas.
De ese modo se constituyó un sistema nacional de elecciones, del cual el INE se convirtió en su órgano rector.
Así, además de cumplir con funciones específicas en las elecciones estatales, el INE también se avocó a nombrar a las y los consejeros electorales de los OPL, cientos de nombramientos. Por cierto, un buen semillero para la integración del Consejo General como la historia reciente y la actual revelan, y a supervisar que su actuación se apegara a los principios rectores de la función electoral establecidos en la Constitución.
Como muchas y muchos de los aquí presentes lo recordarán, la reforma de 2014 fue compleja y difícil de interpretar, su adecuada instrumentación requirió que el INE expidiera en 2016, un voluminoso reglamento de elecciones para establecer de manera detallada cómo debían cumplirse las responsabilidades, tanto del propio Instituto, como de los OPL.
Pero a la luz de sus resultados, se trató de una reforma exitosa.
En estos nueve años el INE ha organizado, como se ha mencionado, 331 procesos electorales, incluyendo comicios federales y locales, ordinarios y extraordinarios, los dos primeros ejercicios de participación ciudadana a nivel nacional, procesos para definir a las dirigencias de dos partidos políticos, a veces se olvidan, pero fueron áreas absolutamente novedosas para este Instituto, la dirigencia, la definición de la dirigencia en su momento del PRD y de la actual dirigencia del partido gobernante de MORENA.
Así como una elección para elegir a las y los integrantes de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, que tuvo que hacerse por una normatividad que la propia Constitución le delegó en su entera totalidad al INE, en aquel momento nadie dijo que el INE estaba sustituyendo al Legislador, de hecho el Legislador obvió el trabajo secundario para remitirle al INE la creación de esas normas.
Pero más allá de la cantidad, gran cantidad de comicios organizados, el dato más significativo es que en ninguno de ellos hubo un conflicto poselectoral, no ha habido un solo conflicto poselectoral; es decir, estos nueve años son el periodo más largo de estabilidad política y de gobernabilidad democrática de toda nuestra historia.
No hay duda que la litigiosidad ha estado presente y que ha sido intensa, pregúntenle a Carlos Ferrer entre otros, pero ésta siempre se ha canalizado a través de los cauces institucionales, y en última instancia, en los tribunales electorales cuyas sentencias han sido invariablemente cumplidas.
Además, en este amplio número de elecciones se ha producido un nivel inédito de alternancias, con un índice de poco más de 62 por ciento a nivel nacional, lo que, dicho de otra manera, significa que en estos años la probabilidad que tiene un partido político que ha ganado una elección de volver a triunfar en las urnas en la ronda electoral siguiente, es de apenas una entre cada tres.
Este nivel de alternancias, por cierto, ha sido incluso mayor en las gubernaturas, en donde han alcanzado el 70 por ciento.
Estos dos datos, y podríamos hacer aquí un largo elenco de cifras, datos duros verificables que sustentan el trabajo del Instituto, estos dos datos son la mejor muestra de que el sistema electoral creado en 2014 y hoy de nuevo vigente ha funcionado y lo ha hecho bien, muy bien diría.
Y para el adecuado funcionamiento de nuestro sistema electoral, para el logro de los inobjetables resultados a los que ha hecho referencia y de muchos más, un factor esencial ha sido el gran compromiso y el alto nivel de profesionalismo en los trabajos de esta Junta General Ejecutiva y de sus integrantes.
Mis felicitaciones y mi agradecimiento sincero por su decidida vocación de servicio y plena entrega a los trabajos del Instituto, para atender de forma eficiente las tareas altamente especializadas de sus áreas de responsabilidad y, asimismo, participar en las deliberaciones y trabajos conjuntos que la Constitución y las leyes le tienen encomendados a este órgano colegiado.
Todas y todos ustedes se deben sentirse satisfechas y satisfechos por su contribución, siempre comprometida, siempre valiente, a favor de esta noble institución del estado mexicano que es garante de nuestras libertades y de nuestros derechos democráticos.
Estoy por terminar.
Una mención especial me merece, Edmundo Jacobo Molina, funcionario probo y honesto, que ha liderado continuo, con prudencia y eficacia los trabajos de la estructura ejecutiva del INE, y a quien el propio Instituto y la democracia mexicana, como he sostenido en reiteradas ocasiones, le deben y le deben mucho.
Les pido a todas y todos que hagan extensivo mi más amplio reconocimiento y gratitud a quienes integran sus respectivas unidades administrativas y equipos de trabajo por su permanente compromiso e incansable labor cotidiana, sin los cuales, nada de lo que hemos hecho, de lo que hemos logrado hubiera sido posible.
Al concluir este periodo al frente de la Presidencia del Consejo General del INE, así como de esta Junta General Ejecutiva, les reitero como Presidente del Instituto todo mi respeto y mi más sincero afecto. Y como ciudadano les digo solo, gracias, muchas gracias.
Hoy, desde la Junta General Ejecutiva mañana, para algunos desde otros espacios, sigamos fortaleciendo la institucionalidad democrática que tanto le ha costado construir a la sociedad mexicana y que siempre será necesaria como se ha mencionado aquí para la paz pública y el desarrollo en nuestro país.
Termino diciéndoles que les expreso a todas y todos mis mejores deseos de bienestar y éxitos personales y profesionales y, como coordinador de este trabajo, de los trabajos de este ejercicio, muchas gracias y hasta siempre.
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