VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, DURANTE LA FIRMA DEL CONVENIO DE COLABORACIÓN ENTRE ESTA INSTITUCIÓN CON LA CÁMARA DE LA INDUSTRIA DE TRANSFORMACIÓN DE NUEVO LEÓN (CAINTRA), EL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN (TEPJF) Y CONSEJO CÍVICO
Muy buenos días tengan todas y todos.
Saludo con mucho gusto y agradecimiento al señor Rector de la UDEM, el Contador Público Mario Páez.
Agradezco también la anfitrionía, por supuesto, de esta casa de estudios, es la segunda vez en menos de un mes, en tres semanas que estoy aquí, lo cual me llena de orgullo y, señor Rector, lo debería llenar de preocupación porque si seguimos así no me van a poder sacar en adelante, lo cual para mí será verdadero privilegio.
Saludo también con mucho afecto y agradecimiento al licenciado Rodrigo Fernández, Presidente de CAINTRA Nuevo León.
A Don Óscar Lozano, Presidente del Consejo Cívico de Nuevo León.
Y saludó también a todas las distinguidas autoridades que hacen posible este, autoridades electorales que hacen posible la firma de este convenio de colaboración, empezando por mi admirado y buen amigo, el Magistrado Presidente, le iba a decir “Consejero Magistrado”, creo que no es una buena idea, Magistrado Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al Magistrado Reyes Rodríguez Mondragón.
A la Magistrada Presidenta, a quien me sumo a las felicitaciones por su informe el viernes pasado de la Sala Monterrey, la licenciada Claudia Valle.
A la Consejera Presidenta de la Comisión, Comisionada Presidente de, ya le estaba también cambiando, de la Comisión Estatal Electoral, la maestra Beatriz Adriana Camacho.
Por supuesto, al Secretario Ejecutivo del Instituto, Edmundo Jacobo.
Y a nuestra delegada, Olga Alicia Castro, del Instituto Nacional Electoral.
A las funcionarias y funcionarios del Tribunal Electoral, del Tribunal local del Consejo, de la Comisión Estatal Electoral y del INE, a todas y todos con un gusto saludarlas y saludarlos.
Como mucho de ustedes saben, el INE diseñó en 2016 y comenzó a instrumentar desde 2017 la Estrategia Nacional de Cultura Cívica que denominamos ENCCÍVICA, esta estrategia concebida como una auténtica política pública, tuvo como punto de partida un diagnóstico sobre la calidad de la ciudadanía y de nuestra democracia, el así llamado Informe País, que hace un par de años con la colaboración ahora del INEGI, tuvo una segunda edición y ha dado paso a un Segundo Informe País, y que seguramente servirá como punto de partida para seguir, no solo hacer un balance de lo que hemos hecho hasta el momento, sino, también, definir las estrategias hacia el futuro.
En ese diagnóstico, permítanme remontarnos a hace casi siete años, se identificó que el principal problema público que enfrentamos en el ámbito de la ciudadanía y de la democracia es la debilidad de la cultura democrática, debilidad que se expresa por medio de la distancia que separa las y los ciudadanos de los procesos de toma de decisiones acerca de la vida pública, en la de desconfianza por el cumplimiento de las normas, y en el desencanto con los resultados que entregan las instituciones públicas con los distintos gobiernos.
Para afrontar este problema el INE, por medio de la ENCÍVICA, ha desplegado en los pasados seis, casi siete años, una amplia y muy diversa variedad de proyectos y actividades, de la mano de muchos aliados orientados, justamente, para crear las condiciones necesarias para que la ciudadanía se apropie del espacio público en su sentido más amplio, justo en el que don Óscar, en su intervención mencionaba; no solamente en la dimensión electoral, sino asumiendo que la ciudadanía comienza por su participación en las elecciones, pero continúa después de éstas, generando contextos de exigencia, informando, generando debate, y protestando, si es el caso, en ejercicio de los derechos democráticos dentro de los límites que estos tienen en el orden constitucional.
El convenio que hoy estamos firmando va orientado precisamente a robustecer el logro de ese objetivo, porque si bien la ENCCÍVICA habrá de vivir un momento de cambio institucional en los próximos meses, al cerrar su primer periodo de instrumentación, la ENCCÍVICA fue planeada con una duración de 2016 a 2023; y tendrá justo este año que replantearse, una vez que hayan ocurrido los cambios naturales en la cúpula, en el órgano cúpula del Instituto Nacional Electoral, el Consejo General, pero que supongo y estoy convencido, refrendará el compromiso y decisión institucionales por seguir con la promoción del voto y la participación ciudadana en la vida electoral que sean valores, me parece intrínsecos y consustanciales, a la existencia misma del INE.
Así que mientras sigamos teniendo INE, seguirá habiendo un compromiso con la cultura democrática.
Y tengo la plena certeza de que el Instituto Nacional Electoral seguirá con nosotros por muchos, muchos años más cumpliendo su objetivo de garantizar elecciones libre y auténticas y fortaleciendo la cultura democrática en el país, aunque en algunos momentos de la historia esto pase por ejercer todos los mecanismos que el propio marco constitucional establece para salvaguardar la democracia y el orden constitucional.
Incluso cuando, como parece ocurrirá, se tiene que recurrir a la última instancia de salvaguarda que constituye el Poder Judicial para que el orden democrático siga siendo vigente.
Para el INE la promoción del voto y la participación ciudadana son consustanciales a su mandato y deber, la labor que el Instituto despliega en esta materia en conjunto con actores como los que hoy se suman en Nuevo León, se enfoca a instrumentar programas y acciones dirigidas a divulgar contenidos que reafirmen el conocimiento y la confianza en torno al proceso electoral, motivando así la participación de toda la ciudadanía y de la juventud en particular, en los procesos electorales tanto federales como locales.
Y en ese sentido es un verdadero privilegio que eventos, que convenios, que acuerdos como los que hoy suscribimos se hagan justamente en una sede en donde se forman las futuras y futuros ciudadanos, como es la UDEM.
Buscamos generar en este sentido espacios de diálogo que atiendan las problemáticas en materia de educación cívica y de participación ciudadana, y promovemos la convivencia democrática como una construcción colectiva que permite la convivencia de la pluralidad y la coexistencia pacífica de ideas y opiniones diversas, así como la búsqueda de soluciones a los graves problemas sociales que nos aquejan.
En los tiempos que corren, a la democracia se le debe defender desde todos los rincones de la sociedad. No es responsabilidad sólo de alguna institución pública o de algunas instituciones públicas.
Es una responsabilidad de la sociedad en su conjunto, en la medida en la que la propia democracia ha sido una construcción, una conquista de la sociedad, no de las instituciones, en donde en todo caso las instituciones que somos garantía para la salvaguarda de los derechos políticos y del orden democrático, somos un resultado de esa lucha y de la apuesta social a la que, por supuesto, nos debemos.
En este sentido, esa defensa debe comenzar con el pleno ejercicio de la autonomía que la ley les confiere a las autoridades electorales y, también, el ejercicio de los derechos políticos frente a aquellos malos jugadores que en tiempos de polarización, desinformación y poco compromiso con los principios que inspiran a la democracia, flotan o hacen flotar en el ambiente pulsiones autoritarias.
Pero la democracia también se le defiende desde fuera de las instituciones democráticas, de la institucionalidad democrática, en ámbitos como el educativo y el de la promoción de la cultura cívica entendida como participación ciudadana. La defensa de la democracia no es pues, sólo un asunto de un puñado de instituciones es un asunto nacional, de corresponsabilidades compartidas.
La defensa y la promoción de la democracia y la ciudadanía plena es una tarea de todas y todos desde los distintos ámbitos de trabajo y alcance de cada persona y organización.
Esto es esencial porque ahí donde hay democracia se favorecen las libertades, la transparencia, un ejercicio de gobierno más responsivo con la ciudadanía y el principio de todo orden democrático constitucional que es el principio de la rendición de cuentas.
El principio de un poder acotado, el principio de un poder no autoritario que es vigilado, que es contenido, que es encauzado dentro de los cauces constitucionales.
Además, es esto de la democracia un patrimonio nacional, un patrimonio auténtico de nuestra sociedad, incluso me atrevo a decir, un bien público global por sus implicaciones y repercusiones que, partiendo de cada localidad, pueblo y ciudad reverberan hacia el resto del país e incluso más allá de las fronteras nacionales.
Por eso debería de preocuparnos lo que ocurre con la democracia norteamericana, por eso debe preocuparnos lo que ocurre con la democracia en Brasil y en muchos otros lugares en donde hay un acoso, hay un asedio a la viabilidad de la institucionalidad democrática, y por eso estoy convencido, que también lo que ocurre en México es una, genera una preocupación y es también una responsabilidad común, de otra manera, si asumimos que cada quien es responsable de lo que le toca y nada más, corremos el riesgo que el efecto dominó después sea algo que lamentemos todas y todos.
Hoy sabemos bien que el principal desafío que enfrentan los regímenes democráticos de todo el mundo es cómo encarar el descontento con las instituciones de la democracia y cómo atender eficazmente los reclamos legítimos de tener menor pobreza, desigualdad, corrupción, tener más seguridad y paz, mediante mecanismos democráticos y legales, evitando presuntos atajos, presuntas soluciones políticas que, lejos de resolver los problemas que la ciudadanía exige, encarnan en su lógica graves riesgos de retroceso democrático.
Y todos estos problemas sólo se podrán resolver en el marco de la propia democracia y con más democracia, es decir, bajo las condiciones y principios del mismo arreglo democrático, sin atajos antidemocráticos que pretenden una mayor eficacia y repudiando las falsas salidas que suspenden derechos y el orden constitucional.
A eso debemos comprometernos todas y todos, estoy seguro de que la firma de este Convenio nos coloca por esa ruta, lo cual debe ser motivo de entusiasmo y esperanza para los tiempos por venir.
Hoy estamos ante un acuerdo que establece las bases de colaboración entre las instituciones de la democracia en México y la sociedad a la que nos debemos, la sociedad integrada por individuos, pero también por organizaciones y todas y todos en esa lógica que hoy refrendamos como parte del arreglo democrático, tenemos que seguirnos conduciendo y es una batalla por la que vale la pena seguir luchando.
Muchas gracias.
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