Presentación del Informe País 2020 en Aguascalientes

Escrito por: Redacción INE
Tema: INFORME PAÍS 2020
  • El Informe da cuenta del estado de la democracia y los valores democráticos de la ciudadanía mexicana, a partir de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI 2020) realizada por el INEGI.

El Instituto Nacional Electoral (INE) en Aguascalientes presentó el Informe País 2020: El curso de la democracia en México, realizado en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual es un diagnóstico sobre el estado actual de la democracia en México.

En el auditorio de la Global University, el delegado del INE, Ignacio Ruelas Olvera, dijo que el Informe País 2020 ofrece una serie de indicadores e inferencias que enriquecen la discusión y las acciones de gobierno, “nos pone frente al espejo y permite la inferencia, nos refleja y nos apoya a encontrar las claves del verdadero cambio, los derechos humanos, el carácter de las ideologías, ética civil, el derecho de la legitimidad y nuevas formas de participación”. En ese sentido, llamó a transitar hacia una concepción de la cultura cívica que permita articular el ejercicio de los derechos fundamentales con la vida cotidiana de las y los ciudadanos.

Al exponer los resultados del primer capítulo del Informe, denominado Problemas de un régimen de ciudadanía en formación, Karla Isabel Martorell Moya, Presidenta de la Comisión de Desarrollo Democrático de la COPARMEX, resaltó que respecto a la confianza ciudadana en las instituciones públicas y sociales, destaca el nivel de confianza que alcanzan las universidades públicas (70%), el Ejército y Marina Armada (64%), y después de los militares, la institución en la que más confía la ciudadanía es el INE (60%), aunque es contrastante con el hecho de que las figuras de los diputados, senadores, partidos políticos y la policía son las instituciones en las que la ciudadanía confía menos.

Karla Martorell concluyó que la participación está cruzada por la desconfianza en la autoridad, ya que la ciudadanía observa cómo a veces se acercan o alejan las promesas de disminuir la pobreza y desigualdad. Esta ciudadanía en formación, que se desencanta, pero que más adelante vuelve a creer en la democracia, que apoya proyectos democráticos o simplemente se desilusiona y se aleja de la participación, está envuelta en las contradicciones y dilemas. “La democracia es compatible con la desigualdad, la irracionalidad, la injusticia, la mentira, la ofuscación. La vida cotidiana de la política democrática no es un espectáculo que inspire admiración, no es ninguna novedad que en el transcurrir de la consolidación, liberación y transición todavía tengamos algo que mejorar, y eso es la democracia”.

Al abordar el tema de la Representación política y participación electoral, Juan Camilo Mesa Jaramillo, Rector de la Global University, dijo que otro de los hallazgos sustantivos del Informe es que la valoración que la ciudadanía mexicana tiene por su democracia no es idéntica entre grupos. El grado de participación, representación y satisfacción con la democracia está afectado por situaciones particulares de las personas.

Destacó tres reflexiones centrales sobre la representación política en México. La primera, que la ciudadanía se siente poco satisfecha con los mecanismos existentes de autorización y control sobre quienes la representan. La segunda es que se tiene una percepción poco favorable de los mecanismos de representación dedicados a traducir sus preferencias e intereses en decisiones y políticas públicas. Las y los mexicanos se sienten poco escuchados, poco valorados, medianamente preparados para involucrarse en la política, y por ello poco influyentes. La tercera es que la ciudadanía no es homogénea en su valoración de la representación política en todas sus dimensiones, pues distintas características y condiciones –género, etnicidad, nivel educativo o socioeconómico, entre otros– que atraviesan las experiencias de las personas en el sistema político derivan en valoraciones heterogéneas de su calidad.

Las dimensiones de la participación no electoral.

La periodista e investigadora Mónica Cerbón inició su intervención sobre el tercer capítulo, citando a Yásnaya Aguilar, periodista mixe para quien la organización ciudadana es una forma de autonomía política y el cuidado entre las personas una estrategia revolucionaria. “Creo que eso es fundamental para que nuestra democracia sea saludable y para que tengamos una sociedad que participe en las discusiones políticas”.

«Los problemas estructurales en México, la pugna entre las corrientes político-partidistas y la falta de políticas públicas que aseguren el bienestar e igualdad de la ciudadanía, sin duda han detonado la participación política y social de diversos sectores ciudadanos en la agenda pública del país, logrando participar del debate público, político y en algunas ocasiones posicionándose como la oposición política tan necesaria para generar los equilibrios necesarios para una democracia.

En este sentido desde su mirada periodística, mencionó algunas formas de participación: ciudadana, política, comunitaria y cívica que trascienden a la política partidista y que actualmente participan en la discusión pública. Estos son, “las víctimas de la violencia que ha ido en aumento, encarnadas en los colectivos de búsqueda que han logrado a través de la colectividad lo que el estado no hace y no ha hecho por las más de 100 mil personas desaparecidas que hay en México, sin duda los colectivos son un gran ejemplo de articulación política y ciudadana, por otro lado, se encuentran las organizaciones y colectivos feministas, que sin duda se han convertido en una de las claves de la discusión política en México, logrando cambios sin precedentes y en algunas ocasiones vistos como una legítima fuerza de oposición política”.  

Uno de los hallazgos más relevantes de este apartado, es que todas las dimensiones de participación se refuerzan entre sí. Es decir, quien realiza algún acto en una de estas dimensiones aumenta su probabilidad de involucrarse en actividades incluidas en otros tipos de participación.

El apartado Trastornos de la democracia mexicana: corrupción, clientelismo y discriminación, estuvo a cargo del Director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Región Centro, Gabriel Purón Cid, quien recalcó que los datos de la ENCUCI permiten observar avances y retrocesos en la formación de la ciudadanía y la calidad de la democracia en México. “Todavía hay un camino muy largo por recorrer para lograr los niveles de representación, participación e inclusión a los que una verdadera democracia debe aspirar”.

Enfatizó que la ciudadanía debe aprovechar los distintos mecanismos de participación para incidir en la creación de mejores políticas públicas y para exigir cuentas a las autoridades gubernamentales. Es necesario actuar de forma decidida a fin de disminuir los niveles de corrupción y clientelismo en el país, pues ambos erosionan la confianza ciudadana en las instituciones y debilita los vínculos programáticos entre el electorado y los partidos políticos. “Lograr el éxito en estas tareas depende del trabajo colectivo del gobierno, las organizaciones sociales, la academia y la ciudadanía. Votar cada tres o seis años no es suficiente para lograr un cambio, tenemos que acercarnos y construir herramientas de la democracia en el aula, en la casa, en el lugar de trabajo, en la calle, construir y tomar la responsabilidad desde nuestro metro cuadrado”.

El evento concluyó con la participación de la presidenta del Instituto Estatal Electoral (IEE), Clara Beatriz Jiménez González, quien explicó que los resultados de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020, realizada con el INEGI, es el insumo principal del Informe País 2020 y forma parte del Catálogo nacional de indicadores, útil para la evaluación de políticas públicas.

Resaltó que la ciudadanía está ahora menos desencantada con la democracia, en comparación con 2014, aunque hay temas que todavía tienen que abordarse, como la desconfianza que existe en la efectividad de los mecanismos de participación. Señaló que la mejor manera de enfrentar este desafío es, precisamente, seguir por la ruta de la acción colectiva, del trabajo colaborativo para fortalecer la acción política a favor de normas, instituciones y prácticas que recreen la vida en democracia.