Conferencia magistral: La legitimidad de los tribunales y los órganos garantes de una democracia, dictada por Lorenzo Córdova

Escrito por: INE
Tema: Conferencia Magistral

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA CONFERENCIA MAGISTRAL: LA LEGITIMIDAD DE LOS TRIBUNALES Y LOS ÓRGANOS GARANTES DE UNA DEMOCRACIA, DICTADA POR EL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL MARCO DE LA SEMANA ACADÉMICA DE LA ESCUELA JUDICIAL ELECTORAL

Muchas gracias, muy buenos días tengan todas y todos.

Un verdadero privilegio, Mariela, poder participar en este esfuerzo conjunto entre la Escuela Judicial Electoral, a cuya Directora, Gaby, y a cuyo Coordinador Académico, Alfonso, gracias, agradezco la hospitalidad, de nueva cuenta.

Y, sobre todo, con el Max Planck Institute, que se ha convertido en un punto de referencia y en el eje de articulación de esta dimensión electoral del propio ius constitutionale.

A Mariela, amiga querida y admirada, muchas gracias por este esfuerzo, me da mucho gusto, debo decirlo y comenzar con esto, ver que después de la pandemia se reiniciaron los trabajos conjuntos entre el Max Planck y la Escuela Judicial.

Yo estoy en el INE, no estoy ni en el Max Planck ni en la Escuela Judicial Electoral, pero estando aquí y estando en el Max Planck me siento como en casa, así que para mi es un verdadero privilegio, y a lo mejor abusivamente voy a decir “y soy de casa”, al menos así, insisto, me asumo.

Me da mucho gusto volver a ver que las sinergias entre estas dos instituciones fundamentales, el brazo académico, digamos, del Tribunal Electoral y el Max Planck, como un punto de referencia del análisis comparado en materia de derechos y democracia, vuelven por la senda correcta después de la natural turbulencia en donde, de aquí en adelante, vendrán muchos complots democráticos y de defensa de los derechos. Así que me da mucho gusto participar en este espacio y decirles que me siento profundamente privilegiado.

Bien, hablar de la legitimidad de los tribunales y de los órganos garantes de una democracia implica hablar de muchos temas, es decir, de muchas dimensiones.

Yo quisiera en este espacio hacer referencia a algunos de ellos, pero, sobre todo en el contexto, como ya decía Mariela, no sólo mexicano, sino que es un contexto global en medio de un momento de grandes dificultades que abrazan a todas las dimensiones de las democracias constitucionales.

No, son buenos momentos, momentos de muchos logros en términos de la defensa y la construcción de los mecanismos de garantía de los derechos fundamentales, pero hoy los derechos fundamentales, que son la pieza articuladora de una democracia constitucional, se encuentran enfrentando desafíos inéditos.

En casos de regresión en clave autoritaria, como los que hace justo hace un par de meses, Mariela, debo confesar, en un papel de colado en un seminario que se organizó en Heidelberg, fueron objeto de reflexión cuando se pensaba, por ejemplo, en los casos de Polonia, en los casos de Hungría, en los casos de Turquía, que son casos explorados en donde estamos viviendo un proceso de regresión en términos de la garantía de los derechos.

Y lo mismo pasa por la dimensión democrática de las democracias constitucionales.

El otro gran pie, la otra gran pata de las democracias constitucionales que es el aspecto democrático, si bien vive un momento también de muchos logros y se mira en retrospectiva, logros en términos de la construcción de condiciones de integridad electoral, logros en términos de fortaleza institucional de los entes encargados de organizar y calificar las elecciones, logros en términos de las garantías para la protección de los derechos políticos, igual que como había sucedido en la otra pata, en la de los derechos, pues también hoy estamos viviendo momentos de acoso y de potenciales regresiones.

¿Qué quiero decir con esto?

Que no pretendo, sería demasiado ambicioso y creo que es objeto de reflexiones de mucho mayor aliento y de, eventualmente, un seminario dedicado exclusivamente a ello, hablar del proceso de legitimidad, digámoslo así, de estos dos grandes componentes o proceso de construcción de legitimidad de estos dos grandes componentes de la democracia constitucional: la dimensión de los derechos y la dimensión democrática, propiamente dicha.

Sino, pretendo, ni tampoco voy a hablar de los riesgos que enfrentan estos dos componentes, sino, sí de los riesgos que enfrenta uno de ellos, la dimensión estrictamente electoral, más en la lógica, no de denostar o de descalificar o de obviar los logros que en términos de la construcción de su legitimidad se han tenido, sino más bien, los riesgos que hoy estamos enfrentando.

Para decirlo en pocas palabras, creo que los últimos 30 años, y así lo evidenció por un lado la potencia que llegó a adquirir lo que algunos llaman la tercera ola democratizadora. Pero, por el otro lado, el afianzamiento, empoderamiento y consolidación que llegaron a tener los instrumentos nacionales, sin duda, pero también internacionales, de protección de los derechos humanos, tanto en el plan global como en los planos regionales, hablan de un periodo que muy probablemente podría considerarse el de mejor salud para los derechos y para la democracia en el mundo.

Nunca, como los 30 años previos, se había difundido tanto el sistema democrático y las elecciones en clave democrática como la vía privilegiada de acceso al poder en condiciones en paz y respeto de los derechos.

Y, por otro lado, nunca como en los últimos 30 años se habían encontrado tantos mecanismos de protección nacional y supranacional de los propios derechos, mecanismos de garantía.

Y, paradójicamente, hoy estamos y eso sería, digamos, la mejor justificación y podríamos analizar cuáles fueron las razones para hablar de la legitimidad que cobraron estos dos componentes de una democracia constitucional, pero, paradójicamente, hoy probablemente estamos viviendo riesgos epocales, tanto para la protección y garantía de los derechos como para la recreación de la democracia y sus propias garantías institucionales y procedimentales.

Y a eso es lo que quiero enfocarme.

Creo que hoy, si bien no resultaría de ninguna, y no debe resultar ocioso analizar cuáles fueron los fundamentos de la construcción de esta legitimidad en estos dos ambientes.

Pero, me parece que hoy, frente a los hierros que corremos, resulta imperativo analizar esos mismos riesgos, identificar eventualmente sus causas y tratar de que ese periodo de bonanza de la democracia constitucional, tanto por lo que hace a la garantía de los derechos, insisto, como lo que hace a la proliferación de las formas de gobierno democráticas, inéditas en la historia dela humanidad, no acaben siendo un mero suspiro.

La gran paradoja es, si quieren plantearlo en estos términos que, en apenas 20 años, desde los albores de siglo ahora pasamos de una enorme expectativa y una confianza en que habíamos logrado un gran salto adelante, a ver cómo ese gran salto adelante puede acabar siendo un periodo efímero de nuestra propia historia civilizatoria.

Analizar los riesgos que hoy estamos viviendo, y que son riesgos muchas veces comunes, es decir, el mundo de los derechos, el mundo de la garantía de los derechos, de las instituciones, de la crisis o los riesgos que enfrentan las instituciones garantes de los derechos son muy similares a los que enfrentan las instituciones garantes de la democracia.

Quiero enfocarme a esta última dimensión, y para ellos, me parece, insisto, que es importante reconstruir un contexto, un contexto que está siendo adverso para ambas dimensiones de la democracia constitucional y que, en buena medida puede explicarse por la proliferación a nivel, a escala global y ya no solamente a nivel regional, de una serie de problemáticas que hasta hace algunos años, digámoslo así, no es que no estuvieran ahí, pero hoy se están presentando como una especie de caldo de cultivo que está permitiendo germinar, incluso pulsiones en algunas naciones de tipo autoritario.

Permítame pues hablar en primera y detenerme en algunos momentos en este contexto.

Para decirlo en latín y con las célebre cita o frase de Cicerón mala tempora currunt para la democracia, corren malos tiempos para la democracia, y aquí podríamos decir, para la democracia constitucional.

Y nos corresponde a nosotros, anticipo lo que será mi conclusión, que no se compete la segunda parte de la frase, la segunda parte del aforismo ciceroniano, que reza, sed peiora parantur; es decir, y se vienen tiempos peores, así que advertir, digamos, los riegos, los malos tiempos que tiene la democracia, no son para abandonarnos en una lógica de fatalismo, sino para tomar las riendas y evitar que estos degeneren en una, literalmente, en una erosión, en una terminación, de este, que al final sería, efímero periodo de bonanza democrática constitucional.

¿Cuáles son los grandes, digámoslo así, los grandes desafíos, los grandes datos de contexto en los que está dándose esta reversión o intensos de reversión democrática?

Bueno, me parece que son inevitablemente el que los grandes problemas estructurales que hoy adquieren escalas globales, están presentes y no han podido ser resueltos por las políticas públicas, establecidas por gobiernos democráticamente electos, en las últimas tres décadas.

Los problemas de pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad y violencia son como los grandes desafíos estructurales que definen el contexto en el cual hoy vivimos y que constituyen los principales retos para al recreación de la democracia.

Me explico.

Cuando hablamos de la pobreza, hablamos de un fenómeno dilagante y creciente en el mundo. Por cierto, la crisis sanitaria derivada de la pandemia de COVID-19 trajo consigo una crisis económica que está agravando los índices de pobreza en los que viven amplias franjas de la población, y este ya no es problema exclusivo de los países en vías de desarrollo, como se les llamaba hace apenas unos 30 años.

La pobreza es un fenómeno global que está afectando, incluso en índices nunca antes vistos, a los países más desarrollados.

Hoy y no lo digo yo, ahí está Piketty, entre muchos otros autores que han logrado evidenciar con datos como el andar económico de el mundo esta traduciéndose inevitablemente en un incremento en las tasas de pobreza.

En México, solamente para mencionarlo, hemos visto cómo en los últimos años, a pesar de los ingentes programas sociales que se han detonado en la actual administración, la pobreza sigue su curso imparable a alza.

Hemos pasado de un 53 millones de pobres, según datos del INEGI, a 57 millones de personas que viven en estados de pobreza, y la tendencia a reducir las franjas de población que vivían en pobreza extrema, hoy ya se han revertido; es decir, hoy están teniendo de nueva cuenta una tendencia al alza.

El segundo gran desafío es la desigualdad, de nuevo con Piketty, nunca antes en la historia de la humanidad se había generado tanta riqueza, y la gran paradoja que encarna este hecho es que, nunca como ahora, había habido tanta desigualdad en la vida de la humanidad, y este es un fenómeno que no solamente ocurre en los países que formamos, de acuerdo con los dichos de la OCDE, la región más desigual del mundo.

Por cierto, la OCDE es todavía más dramática, dice que México es el país más desigual de América Latina, que es la región más desigual del mundo, y creo que hay países como Brasil con los que nos damos un poco honroso quién vive en esta materia, pero bueno, ahí están los datos.

Sino que la desigualdad hoy es un algo que está cruzando, incluso, los países, digamos, que en sus momento se beneficiaron del así llamado Estado de Bienestar. Nunca había habido tanta riqueza acumulada, por ejemplo, en los Estados Unidos, y tasas tan altas de pobreza coexistiendo en un mismo momento como hoy en día.

La corrupción es un fenómeno global, es un fenómeno al que gobiernos democráticamente electos no han logrado necesariamente combatir y del que, los gobiernos democráticamente electos, son permanentemente afectados.

La impunidad ahí están las tasas, algunas variantes, en México ahí están las tasas de impunidad que revelan que, de acuerdo con la última encuesta sobre impunidad, justamente del INEGI, que realizó en coordinación todavía con e CIDE, creo que el CIDE ya no se va a dedicar a estas cosas, ahora el CIDE se va a dedicar a cosas distintas, a otro tipo de ciencia ¿no?, ya no ciencia con datos, sino a ciencia ideológica, no sé, en fin. Pero bueno, espero que no, pero ahí están revelando cómo los datos, cómo la percepción de impunidad alcanzaba el 98 por ciento de nuestro país.

Y la violencia, que si bien es un fenómeno focalizado en algunas regiones, si como lógica, incluso lógica discursiva, está alcanzando incluso o erosionando la convivencia social en algunas de las democracias más consolidadas.

Sí, la violencia en Europa no tiene los índices de erosión del tejido social e tiene en México, pero en el discurso político, los tonos de violencia que vimos ahora en Italia, o que vimos en las elecciones presidenciales francesas pasadas, o que vemos en Hungría, o que estamos viendo permanentemente difundirse, hablan de un tipo de violencia que, por su propia definición es contraria a la lógica de los derechos y a la lógica de la democracia.

Todo esto, todos estos problemas que no son problemas aislados, sino problemas que se presentan y que coexisten de manera simultánea, están constituyendo una especie de caldo de cultivo profundamente peligroso en donde se nutre este fenómeno del que hay que hacernos cargo, que es un fenómeno de descontento o de desafección respecto de la democracia, que respecto, hay que decirlo también, de los propios derechos.

Vemos con preocupación y hay que advertir esa preocupación, como los índices de desarrollo democrático suele ir creciendo la percepción de quienes aceptarían vivir en un régimen no democrático, en un régimen en donde no se respetaran los derechos, si eso le resuelve sus necesidades vitales. Y es parte del contexto y no podemos obviar que ahí estaba.

Segundo, un proceso de desinstitucionalización que consciente o inconscientemente ha venido ocurriendo en todos lados y que se ha traducido en una crisis de credibilidad prácticamente planetaria de las dos instituciones que son instituciones fundamentales de toda democracia constitucional, y sin las cuales, la democracia, simple y sencillamente es impensable, que son los partidos políticos y los parlamentos.

Dos de las instituciones democráticas por excelencia que hoy gozan, casi en todos lados, de índices precarios de credibilidad y de legitimidad.

Insisto, justo cuando partidos y parlamentos habían sido dos de los grandes ejes institucionales en términos de su fortalecimiento por los cuales habíamos logrado construir esta etapa de bonanza al que hacía referencia al inicio de mi charla.

En tercer lugar, pues está este fenómeno sobre el que hemos hablado mucho y sobre el que vale la pena seguir discutiendo, ahora aderezado con la lógica de la inteligencia artificial, me refiero al fenómeno de la desinformación, de las mentiras, de las estrategias para potenciar, sobre todo, en un contexto de avance tecnológico y de presencia e irrupción de las redes sociales, digámoslo así, la realidad o la verdad alternativa como una especie de mundo paralelo que inevitablemente termina erosionando la lógicas de los derechos y la lógica de la democracia.

No porque la mentira sea un fenómeno nuevo, sobre esto hemos hablado muchísimo, la mentira ha acompañado la vida política desde sus propios orígenes.

Platón hablaba de los demagogos solamente para decirlo, hacer alguna referencia, pero sí evidentemente el nuevo contexto en el que el Internet y las redes sociales han revolucionado, reinventado los mecanismos de comunicación, la mentira también se ha reinventado y hoy, a través de estos canales, tiene potenciales disruptivas que en el pasado no llegaba a tener.

Y decía, además esto, digámoselo así, potenciado con las lógicas de inteligencia artificial que pueden acabar planteando como una opinión algo que no tiene ningún sustento en los hechos, pero que se vende en el imaginario colectivo como si fuera una opinión.

Paradójicamente, mentira y este uso de la tecnología en clave disruptiva es prácticamente parte del arsenal de los nuevos vientos autoritarios que en muchas partes del mundo están soplando. Es decir, ya no es la mentira como algo con que la política tiene que hacer las cuentas, sino la mentira como mecanismo de erosión de la democracia e incluso de descalificación de la lógica misma de los derechos.

Y, finalmente, como parte del contexto, podríamos hablar de muchos más elementos, quisiera detenerme o señalar, digamos la polarización política como un fenómeno peligrosamente disruptivo.

Y no me refiero a la polarización, digamos esa que es parte natural de la vida de toda sociedad plural y diversa, no me refiero pues a la polarización que suele presentarse de manera natural durante un proceso electoral, piensen en Brasil hoy, digo eso es parte de lo que trae la segunda vuelta.

En segunda vuelta naturalmente divide en dos el escenario político y eso incrementa naturalmente la polarización, pero lo que está viviéndose en Brasil o se vivió en Francia hace poco o se vive cada vez que hay elecciones, es una natural polarización institucionalmente encausada.

Las campañas son los espacios, las campañas políticas son los espacios institucionales entre los cuales se despliega esa propia polarización; es decir, las campañas nunca han sido puntos de encuentro, son puntos de divergencia y de confrontación en pos del voto ciudadano, pero eso siempre implica que se de esta confrontación dentro de ciertos cauces institucionales y a partir de ciertas reglas que han sido pactadas.

Me refiero hoy a otro tipo de polarización que es la que está siendo potencialmente disruptiva o incluso disruptiva ya en los hechos para la recreación de la democracia constitucional, y es una polarización que tiende a aderezarse con la intolerancia, que es el valor antidemocrático por excelencia.

Cuando la intolerancia es, digamos, se conjuga con la polarización, ya no estás hablando de una sociedad diversa en donde al de enfrente lo ves como un adversario legitimado para competir por el poder o en cualquier tipo de discusiones o realidades sociales, lo ves como un enemigo y al enemigo se le combate.

Es decir, la polarización y la intolerancia dan sustento a esa que, de acuerdo con Carl Schmitt, era la lógica de la política, es decir, la lógica de amigo-enemigo. Cuando, y que con qué frecuencia vemos, traten de hacer un ejercicio de imaginación, sé que esto es difícil entender, pero imagínense una sociedad en donde desde el poder te dicen “o están conmigo o están contra mí” o “estás conmigo y estás del lado bueno, con el pueblo o estás contra mí y eres un conservador”, no sé qué descalificación podría ocurrírsele, un neoliberal o qué se yo o un defensor de privilegios.

Sé que eso es difícil imaginarlo, pero créanme ocurre allá afuera. Bueno, pues cuando eso se presenta, pues evidentemente estamos en un escenario en donde la lógica de tolerancia, que es condición para la convivencia democrática se agota, y la lógica del respeto al que tiene enfrente, aun cuando piensa distinto, se acaba.

Éste es el contexto que lamentablemente hoy está prevaleciendo en mayor, con mayor o menor intensidad, prácticamente en todo el mundo, y en el que esas instituciones que habían logrado adquirir una enorme legitimidad hoy tienen que presentarse.

Y todos estos fenómenos, en mayor o en menor medida, podemos encontrar casos específicos de cómo, por ejemplo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos está padeciendo un ambiente de hostilidad alimentado por muchas de éstas pulsiones, digámoslo así, de contexto.

O los órganos electorales, para hablar de la otra cancha, estamos siendo objeto, digámoslo así y pagamos las cuentas.

En suma, éste es el contexto y a este contexto, centrándome en la dimensión electoral, me gustaría señalar que además se han venido incrementando una serie de fenómenos relativamente recientes, que complican todavía más el escenario.

Me refiero a una lógica de ataques y descalificaciones a las autoridades electorales que hoy forman parte prácticamente del libreto de desmontaje, es decir, del manual, para decirlo de alguna manera, de desmontaje de las democracias y de construcción del manual, digamos, del pocket book, de los autócratas.

Ejemplos podemos poner y de hecho voy a poner dos, de veras telegráficamente porque creo que, dado que el Tribunal Electoral y el Instituto Nacional Electoral y lo digo así, venturosamente somos compañeros de viaje en esta desaventurada, en esa desaventurada aventura, ¿no?, pues digamos, nos han tocado ejemplos a ustedes y a nosotros.

Pero déjenme tratar de hacer más bien un ejercicio de sistematización, creo que los ataques, el acoso, el hostigamiento a las autoridades electorales que es un fenómeno adicional a los cuatro datos de contexto que he mencionado, hoy se están articulando en estos cinco grandes ejes. Puede haber más, pero creo que son ejes que de alguna manera, sistematizan digamos cuáles son o cómo se están dando este proceso de descalificación a los órganos de control en la dimensión, en la materia electoral.

El primer eje es el que tiene que ver con las descalificaciones verbales, es decir, es la descalificación discursiva, las narrativas de “es que las autoridades electorales están fraguando un gran fraude o está un gran fraude en curso” o las urnas electrónicas que durante 25 años le dieron estabilidad política y legitimidad democrática a las elecciones en el Brasil son manipulables y, por lo tanto, puede haber un fraude.

Por cierto, lo de menos es que la UNIORE haya mandado una misión técnica para revisar la integridad de las urnas electrónicas y se haya presentado esto ya como un informe público y que se haya garantizado que las urnas sirven para lo que se tiene que hacer y hacen lo que tienen que hacer, contar los votos como deben contarlos, sin ninguna posibilidad de interferencia.

Lo de menos es la técnica, se trata del discurso, son las nuevas posverdades pues, para decirlo de alguna manera.

Ahora, llamo la atención sobre esto en un punto. Las descalificaciones a las autoridades electorales no son un fenómeno nuevo. De nuevo, sé que es difícil pensarlo, pero imaginen ustedes una realidad en donde un perdedor de una elección dice “no perdí, hubo un fraude, me robaron la elección”.

En algunos lados pasa y eso era algo relativamente frecuente cuando tenemos una cultura política en donde aquello que Felipe González definía como una condición esencial del funcionamiento de las democracias, es decir, la aceptabilidad de la derrota, no forma parte de un patrimonio o al menos de prácticas colectivas.

El problema, sin embargo, es que hoy las descalificaciones están adquiriendo un nuevo tono y, sobre todo, provienen de un nuevo ente o de un nuevo circuito, el circuito del poder y los tonos de descalificación son tonos particularmente estridentes. Eso no es un asunto menor porque finalmente los órganos electorales como las cortes constitucionales, por otra parte, somos órganos de control del poder en nuestros respectivos ámbitos de competencia.

Qué es lo que hace la Sala Especializada del Tribunal cuando determina si hay o no una violación por parte de un servidor público y lo ha determinado muchas veces y cuando no lo ha determinado, por cierto, la Sala Superior entra al quite y enmienda la plana, pero eso es parte de la lógica y del diálogo entre cortes, entre órganos de un mismo Tribunal quiero decir.

Pero cuántas veces no se han determinado violaciones al artículo 134 constitucional por parte de servidores públicos, es decir, por parte de personas que ejercen el poder.

Ésa es la mejor prueba de que los órganos electorales somos órganos en nuestra función de garantía de los procesos democráticos, también de control del poder.

El problema ahora es que desde el mismo poder que es objeto, sujeto de nuestro control, provienen las descalificaciones. Ya no es un partido de oposición descalificando la integridad de una elección, ya no es un partido de oposición argumentando que hay un fraude en curso, ahora son discursos que se construyen desde el poder y con toda la maquinaria de comunicación del propio poder.

Ejemplos, ahí está Trump en el año 2020, en las elecciones, de manera anticipada diciendo que iba a haber un fraude en el voto postal. Por cierto, en una práctica ampliamente difundida, que es acusa que va a haber un fraude, si ganas di que ganaste a pesar del fraude y si pierdes, di que perdiste por supuesto por culpa del fraude.

El libreto está ahí escrito. ¿Qué está ocurriendo en Brasil con las descalificaciones por parte del Presidente Bolsonaro? ¿Qué ha ocurrido en México y qué ocurre cotidianamente? El segundo gran eje, es el eje de las agresiones y amenazas, ya no verbales, ya no estoy hablando de una descalificación, sino de una amenaza dirigida a los titulares de los órganos de control, de estos órganos de control.

Estoy hablando ya de la acusación personalizada, ya no a un órgano, sino a personajes. Estoy hablando de fenómenos como las agresiones físicas que sufrieron las titulares de los órganos electorales en el Perú, estoy hablando de las amenazas que sufrimos los funcionarios electorales el año pasado, estoy hablando de la amenazas de ir a mi casa por parte de un candidato que violó la ley y al que se le aplicó la ley en materia de descalificación; es decir, se le canceló el registro.

Estoy hablando de las amenazas de juicio político que prácticamente ahora son parte, digámoslo así, de lo que tienes que tener presupuestado como autoridad electoral. El problema no es si te van a acusar o amenazar con hacerte un juicio político, el problema ahora es más bien presumir cuántas amenazas de juicio político llevas en la cartera frente a los otros.

O peor aún, me refiero a las denuncias penales. Esa frontera ya se cruzó y en México ya la cruzamos, en diciembre pasado por decisiones que pueden haber sido polémicas, qué decisión de algún órgano electoral no lo es, tomadas en el ámbito de nuestras competencias, porque tratábamos de hacer elecciones y de generar condiciones para cumplir con la ley en materia de Revocación de Mandato, seis consejeros electorales fuimos denunciados penalmente, no por un furibundo militante de una causa, por el Presidente del Congreso.

Afortunadamente, después de siete meses la Fiscalía determinó el no ejercicio de la acción penal, pero una vez que se cruzó el puente, la amenaza ya es una especie, digámoslo así, de agresión potencialmente permanente.

Tercer gran eje, la asfixia presupuestal, es decir, por la vía de no generar los presupuestos a los órganos de control, se les restringe su capacidad de control político.

Qué pasaría si a la Corte, hoy es el INE, espero que el Tribunal no, al que se le han recortado presupuestos al grado que por primera vez en la historia, el INE no pudo cumplir con la ley en un proceso electoral, en el sentido de instalar el número de mesas que teníamos que instalar porque así lo mandataba la ley con razón, simple y sencillamente porque se nos aplicó un recorte inédito de un 26 por ciento del monto solicitado, uno de cada cuatro pesos y que nos impidió construir ese…

Y yo me pregunto y qué pasaría si eso ocurre en las elecciones del 24 y no en un proceso cuyo resultado, hombre, todo mundo lo sabía, pues claro que se iba a votar por el “No” cuando toda la oposición que estaría interesada en votar porque se fuera el Presidente, había decidido, declinado, empujar ese ejercicio y solamente los defensores de la permanencia del Presidente estaban clamando.

Está bien, ¿qué pasaría si no se pudieran instalar las casillas en el año 2024? Colegas del Tribunal, qué va a pasar. Ah bueno, si no se cumplen las condiciones se anula. Ajá ¿y luego? Digo, porque ya sabemos a estas alturas del partido lo que significa anular una elección y ya sabemos que es la última válvula de seguridad ¿y qué tal que el que tiene que generar los recursos es el que lo impide?

¿Qué tal que la nulidad puede acabar siendo provocada desde el poder al no generarse los recursos? ¿Vamos a avanzar en esa ruta, generamos ese efecto demostración? El tema es delicadísimo.

Cuarto gran eje, los intentos de reforma electoral.

Cuando la reforma electoral no es vista como un proceso para mejorar lo que se tiene, sino para propiciar la captura y, por cierto, ahí está el dictamen, la opinión de la Comisión de Venecia, ya es público, yo nada más fui y lo pedí y ya nos lo dieron ¿no? Ahora que se discuta sobre él, si se quiere ¿no?.

En fin, lo que quiero decir es que no son pocos los casos y piensen en Estados Unidos, las reformas que están ocurriendo en el plano estatal que claramente son mecanismos, no para mejorar la calidad de los sistemas democráticos a nivel estatal, sino para propiciar una captura de los órganos por parte de un partido político y hacer toda la elección para beneficiar políticamente a una parte.

Es una enorme paradoja lo que está ocurriendo en México y en Estados Unidos, hoy en México estamos en un proceso de redistritación a cargo del INE, tanto federal, como local; y en Estados Unidos se acaba de hacer una redistritación en prácticamente todos los estados bajo control Republicano, que son la mayoría, para definir, bueno, para recordarnos lo que significa el gerrymandering como el gran ejemplo de la de la división territorial, digámoslo así, con fines políticos, con propósitos políticos.

Y dicen allá es que no se puede, vengan a México y les enseñamos cómo sí se puede hacer una distritación con criterios técnicos y no con criterios políticos.

Entonces, la reforma electoral no siempre es un mecanismo para mejorar lo que se tiene, puede también ser un mecanismo para regresión antidemocráticas.

Y, finalmente, la captura de los órganos de control, y esto lo digo sí con una preocupación, el 2023 será un año en donde una parte del INE se va a renovar y una parte del Tribunal también se va a renovar, de la Sala Superior.

Ya no hablo de las salas regionales porque esas partes que se tenían que renovar llevan creo que dos años paradas, o año y medio paradas, lo cual nos ha permitido, entre otras cosas, contar con una directora, seguir contando con una Directora de la Escuela Judicial de primera línea, pero, bueno, ahí hay procedimientos que no se han concretado.

Y, evidentemente, esto abre la puerta a la tentación de colocar correas de transmisión.

Estos son los grandes ejes y lo que sigue me lo voy a saltar, porque son los ejemplos concretos, es Mario Delgado, presidente del partido en el gobierno, diciendo que hay necesidad de que exterminar al INE, vuelvo a hacer énfasis en los tonos, no de enmendarlo, de exterminar al INE, y ahí está la nota de prensa que da cuenta.

Pues, hombre, el Presidente de la República diciendo que los magistrados del Tribunal y que los consejeros del INE tomamos decisiones que están contrarias a gobierno, que son contrarias, no, no, conspiramos en contra de la democracia.

Allí, bueno, esto ya es más… en fin.

Son las veces que ha mencionado el Presidente al INE en Las Mañaneras, mejor sobre esto no hablamos, ¿no? pero una de cada tres mañaneras ha mencionado al INE, y luego estoy bien interesado todavía que me pongan cuántas veces me ha mencionado a mí, y no necesariamente para echarme porras.

Y eso es parte del discurso oficial, de la narrativa oficial de descalificación, tanto del INE, como del Tribunal Electoral.

Amenazas, segundo gran eje, pues ahí están, en aquella ocasión creo que, a Salgado Macedonio con un ataúd con mi nombre en las puertas del INE, y no tuvieron ni siquiera la cortesía o el buen gusto de dejarme el ataúd.

Hombre, no pienso usarlo pronto, pero pues lo hubiera guardado unos 30 años, ojalá, ¿no? pero pues se lo llevaron, además, entonces, bueno, ni a eso llegaron.

O el día después de que hicimos la Consulta Popular esta bonita cabeza de que nos van a hacer juicio político a Murayama y a mí; o la denuncia que ya mencionaba del Presidente de la Cámara de Diputados denuncias penales.

En la parte presupuestal aquí está la evolución de cómo ha ido aumentando los recortes al propio INE en los últimos años, hasta que en este año por primera vez no tuvimos posibilidad de cumplir con nuestras funciones constitucionales, afortunadamente, y aquí quiero hacer una pequeñísima pausa, la Corte, en una controversia que interpuso el INE, afortunadamente la primera Sala por unanimidad falló a favor del INE, y obligó a la Cámara de Diputados a que en el futuro, si decide hacer un ajuste a los presupuestos solicitados por los órganos de control, el INE, y también el Poder Judicial, el Tribunal Electoral, tendría que hacer, o tendrá que hacer una justificación con una motivación reforzada.

Esto es, ya no se basta decir les bajamos, como había venido hasta ahora ocurriendo, hacemos reducciones, ¿por qué? porque sí, porque aquí truenan solo nuestros chicharrones, cómo se dice coloquialmente, y como lo dijeron en la Cámara el año pasado.

Porque es nuestra potestad y punto. No, no, no, son un órgano constituido y por lo tanto son un órgano sometido a la Constitución, que tiene la facultad de definir los presupuestos, pero que, en consecuencia, cuando modifique algo tiene que justificarlo y motivarlo.

Bueno, ahora hace unas semanas en teoría volvieron a motivar, tuvieron que volver a justificar el recorte, en teoría lo motivaron, se aprobó hace unas tres semanas la decisión, nada más que me viene a la mente aquella expresión que se hizo famosa de Porfirio Muñoz Ledo, cuando siendo Presidente de la Cámara le olvidaron de cerrar el micrófono e hizo un juicio a propósito cómo se legisla, no sé si se acuerdan.

Bueno, después de una grosería dijo: qué manera de legislar, bueno, pues qué manera de legislar, porque aprobaron, puede ser buena o mala la justificación, ya lo veremos, pero al momento de publicar la decisión por mandato, en acatamiento a lo que dijo la Corte, en el Diario Oficial lo único que publicaron fue: la Cámara aprobó ratificar el recorte que se aprobó en noviembre de 2021, para el año 2022, al INE, punto.

¿Y la motivación reforzada? Se les olvido publicarla, pero, bueno, así se hacen las cosas así que nos volveremos a ver en la Corte.

En fin, lo que quiero decir es que, les quería hacer esta anotación, pero el tema presupuestal es un tema que allí está gravitando, o el tema de la reforma ya no les digo, ¿no? el Presidente diciendo que había necesidad, esto lo dijo el 5 de febrero pasado, públicamente Querétaro en el Aniversario de la Constitución. “Hay necesidad de una reforma electoral para que ya no haya fraudes y los muertos ya no voten en México.

Bueno, fraudes lamento decirlo, desde hace un buen rato no hay, y los muertos no votan desde que tenemos el Padrón Electoral que tenemos, tiene 30 años. Sí, hay actores tramposos que hacen que los muertos firmen mecanismos de participación ciudadana, pero eso es otra historia, no se resuelve con una reforma electoral, sino aplicando la ley.

Y, finalmente, como ejemplos de captura de órganos, pues lamento decirlo, pero un ejemplo muy lamentable es el de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; la Comisión Nacional de Derechos Humanos hace unas semanas en medio de una andanada de descalificaciones contra el INE, en la que se decía que el INE había sancionado a una Diputada por un twitt, y que estaba hostigando a influencers llamándolos a juicio, emitió un comunicado condenando la actuación del INE, olvidándose, bueno, no se olvida porque hasta en el comunicado tiene el cinismo de decirlo, aun cuando la CNDH no tiene competencias en materia electoral de todos modos hago este pronunciamiento.

El INE, condenamos al INE por haber sancionado a una diputada, paréntesis, el INE no sancionó a nadie, la sancionó la Sala Regional Especializada, porque es la que sancionan; y, por cierto, después la Sala Superior anuló esa decisión.

Pero la CNDH hizo eco del linchamiento público en contra del INE, y por lo que hacen los influencers, no, no les estamos violando ningún derecho, al contrario, se lo estamos respetando se llama garantía de audiencia, hubo quien los denunció y al INE al tener que integrar las investigaciones tiene que, en garantía de audiencia, escuchar esas partes, entonces, les citó a opinar lo que a su derecho convenía, y la CNDH asume que eso es un acto de hostigamiento contra la libertad de expresión.

Ese órgano lamentablemente, lo digo así, es un órgano que hoy constituye un ejemplo de un órgano capturado políticamente, ni hablar.

A pesar de todo no nos va mal a los órganos electorales, y me da mucho gusto que el Presidente del Tribunal ahora haya dicho que incluso le ganó al INE en términos de confianza pública, está bien, si esa es la competencia, bienvenida sea.

El caso es que tanto el Tribunal, como los órganos electorales, tenemos índices de credibilidad inéditos en la historia del país a pesar en este contexto de acoso, estamos entre un 65 y un 73 por ciento de confianza ciudadana, lo cual habla bien de esa base de legitimidad que está enfrentando, claro, un riesgo de erosión no menor.

Ahora, no son fenómenos que están pasando sólo en México, ejemplos hay en el mundo, ya mencionaba el caso del Presidente Bolsonaro descalificando al Tribunal Superior Electoral y a la urna electrónica.

Allí están las agresiones que sufrieron los titulares de los órganos electorales del Perú.

Allí está el caso de un amigo querido, Salvador Romero, que a pesar de haber organizado la elección, en donde el MAS vuelve a ganar la presidencia hoy no puede volver a Bolivia porque tiene órdenes de aprehensión en su contra acusándolo de fraude electoral, pues cual fraude, si él organizó la elección que ganó el MAS, en fin, pero así son las cosas hoy.

O bien, hablando de captura de órganos, el Tribunal Superior Electoral de El Salvador acaba hace unos meses, seis meses, de nombrar como jefe de informática, al que hasta unos días antes había sido el administrador de las redes sociales del Presidente Bukele.

En República Dominicana, tanto la Junta Central Electoral como el Tribunal Electoral hoy están imposibilitados para cumplir con sus funciones el resto del año, porque están viviendo un recorte presupuestal inédito.

Reforma electoral, para que vean que no sólo se cuecen habas en América Latina.

El año pasado Boris Johnson, antes de sus fiestas COVID y todo esto que lo llevó a la dimisión, presentó la (inaudible), es una iniciativa de reforma ante el Parlamento, que todavía está en discusión, para incrementar los controles del Parlamento y del gobierno sobre la Electoral Commission, que es un ente independiente.

Y, finalmente, ya mencionaba, la irresponsabilidad Trumpiana en lo que derivó que es, pues, el asalto al Capitolio.

Fenómenos como estos están pasando en todo el mundo.

Termino.

¿Y hacia dónde vamos? Tenemos legitimidad, pero no podemos dormirnos en nuestros laureles; tenemos confianza pública, pero no podemos asumir que este contexto adverso no está presente entre nosotros.

Bueno, yo creo que los ejes sobre los que hay que caminar, pero aquí esbozo solamente, digamos, una sugerencia de estrategia tiene que ver, primero, con asumir la fortaleza y la debilidad de eso que llamamos democracia constitucional.

Es una gran apuesta civilizatoria, sin duda, pero hay que asumir que el mundo de los derechos y que el mundo de la democracia hoy están bajo acoso y están bajo riesgo, son más frágiles de lo que pensábamos.

Segundo, reivindicar la necesidad de pesos y contrapesos, mi arquitecto gustaba de decir, cuando daba clases de hidráulica, esto lo conté hasta en Heidelberg y, aquí cito lo que dice mi arquitecto, que el principio básico de la hidráulica, cuando se lo quería explicar a los chicos porqué había que hacer pendientes, porqué era importante impermeabilizar, porqué era importante canalizar el agua, porqué era importante que no se estancara, de hecho me decía, “la regla básica, la ley fundamental de la hidráulica es…”, lo citó a él, Héctor García Olvera, y ofrezco una disculpa por los tonos, “…el agua es cabrona, y por lo tanto, hay que encauzarla”.

Bueno, a mí me gusta decirle a mis alumnos de Derecho Constitucional que “el poder es como el agua”, así que también hay que encauzarlo y controlarlo, por eso hay que reivindicar la importancia y las necesidad, si queremos seguir viviendo en democracia, de los mecanismos de control.

La pandemia nos lo enseñó del peor modo, enfrentar la pandemia significó tener que ejercer facultades de excepción, allí en donde las facultades de excepción no estuvieron acompañadas del incremento también de las facultades de control en los tiempos de excepción, lo que vimos es un empoderamiento autocrático de los ejecutivos.

Hungría, Polonia, como algunos de los casos más emblemáticos de lo que digo, así que, multiplicar los órganos de control, cobrar conciencia de la importancia y reivindicar lo fundamental que estos son para el funcionamiento de la democracia constitucional, es el aire de la democracia constitucional, es básico, es lo primero.

Segundo, creo que los órganos electorales y los órganos de control constitucional, como nunca tenemos que asumir, que en buena medida el gran desafío que tenemos es un desafío comunicacional, ya no solamente tenemos que tener una gran calidad técnica en el desarrollo de nuestras tareas, sino también, tenemos que asumir que las instancias de comunicación, las oficinas de comunicación son tan relevantes en los tiempos que corren como las instancias técnicas.

Y, en consecuencia asumir, y vamos en desventaja, porque el chiste es cómo desmientes, como, digamos, aclaras, muchas de las descalificaciones que vienen desde el poder sin tomar partido.

El día en el INE, el día en que el Tribunal Electoral asumamos una postura de estar en contra de un gobierno, de algún partido, ese día dejamos de cumplir nuestra función constitucional, ese día nos volvimos instituciones de parte.

Y lo peor, volvimos una profecía autocumplida, las descalificaciones que desde el poder se nos enderecen.

¡Hombre! A ver, lo digo así, se ha mencionado mi nombre como candidato a la Presidencia en 2024 por parte de la oposición, ¿saben quién fue el primero que lo dijo? el Presidente de la República en una mañanera, tratando de descalificar las decisiones que se tomaban por parte del INE, además, venturosamente ya estamos impedidos, ya llegamos estamos en el periodo de impedimento, así que no, no va por ahí.

Pero el punto es cómo logramos confrontar la descalificación, explicar y rebatir estas narrativas de posverdad, sin caer en la tentación, fácil y sencilla, de volvernos contraparte, porque ese día los órganos de control ya no se volvieron órganos de control, sino se volvieron órganos politizados.

Y en ese sentido, creo que es fundamental propiciar, multiplicar los espacios como éste, si se quiere, de deliberación pública, y avanzar hacia lo que algunos llaman ya también la ciudadanía digital.

La mejor manera en los tiempos de proliferación de redes es que el propio ciudadano sea el garante, digámoslo así, el freno de la desinformación, que sea el primer dique que cuando recibe una información, primero la verifique en otras fuentes antes de replicar.

Y, por último, término, creo que, también hay que fortalecer los mecanismos de observación, y no solamente los observación electoral, también de observación ciudadana, los observatorios ciudadanos que nos escruten a las autoridades, que escruten las decisiones, y que las respalden cuando sean decisiones justificables, se vuelve cada vez más fundamental.

Pero crear estas redes sociales de respaldo a los a los órganos de control no es algo que se construye de la noche a la mañana, y pasa por un proceso de gran sensibilización de parte de la propia sociedad para entender que los órganos de control no son órganos políticos, no son órganos de parte, sino son instancias de garantías de la que depende la recreación y la subsistencia de la propia democracia constitucional.

Bueno, yo aquí lo dejaría, perdón si me he extendido, Mariela, pero un verdadero privilegio poder reflexionar con ustedes sobre estos temas.

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