Wittgenstein decía que en el «lenguaje ordinario» intervienen tres reglas: el uso, la costumbre y la tradición, significa que el lenguaje nombra y designa dentro de un contexto determinado, donde el uso, la costumbre, la tradición otorga significado a la palabra.
Esto viene a colación porque, a pesar de todos los avances en nuestro país, en el ejercicio de los derechos políticos electorales de las mujeres, para alcanzar la paridad en los espacios de representación y toma decisiones, mientras que en «mi contexto» utilizamos términos de paridad y la demandamos con adjetivos porque debe ser paridad sustantiva y en todo, en otros contextos, el concepto de paridad de género no acaba de permear en toda la población. Hace unas semanas, tuve la oportunidad de escuchar un diálogo entre Manuel, un joven político, y Emilia apasionada activista, que me permito compartir con su venia.
«-Manuel: A ver, designar candidatos es una decisión de los partidos políticos, ahora nos quieren imponer, ¿por qué debe aplicarse el Principio de Paridad de Género?
-Emilia: Ah, pues muy simple así lo ordena la Constitución.
-Manuel: sí la norma será muy constitucional y vigente, pero eso no impide que se analice, y que en el futuro se modifique o derogue. Me parece que es una norma injusta.
-Emilia: Pues sí, así lo ordena la ley y debe acatarse.
-Emilia: ¿te molesta la participación de las mujeres en la política?
-Manuel: No, lo que sostengo es que el principio de paridad de género va a obstaculizar la carrera de muchos militantes en los partidos políticos; va a favorecer a muchas mujeres sin preparación o sin militancia, que desconozcan la doctrina de los partidos políticos.
-Emilia: ja, Manuel, lo dices porque eres hombre, crees que ser hombre te prepara para ocupar un puesto. Al hablar de las mujeres, piensas que carecen de preparación o compromiso con una institución, o son incapaces de aprender.
-Manuel: No pienses por mí, Emilia, lo digo como ciudadano y ante lo que me parece a todas luces, una norma injusta, que limita los derechos de los hombres.
-Emilia: No Manuel, esa opinión está equivocada, el reconocimiento de derechos no funciona así. ¿De dónde sacas que, si a un grupo se le reconocen sus derechos, se le van a disminuir o los derechos a otro grupo?
-Manuel: La equivocada eres tú Emilia, al razonamiento lo llamas opinión. Hace siglos las personas afirmaban que el Sol gira alrededor de la Tierra, la razón demostró que es la Tierra la que gira alrededor del Sol. Si se razona se puede demostrar la verdad o demostrar lo justo, para rechazar lo falso o lo injusto.
-Emilia: La paridad de género es un principio constitucional que garantiza que las mujeres participemos en todo, no desde las cuotas, sino que es un mandato para que tengamos paridad en todo y podamos ejercer plenamente nuestros derechos políticos.
-Manuel: Dirás lo que quieras Emilia, pero no puedes negar que la paridad de género dificulta el desarrollo de la vida democrática, pues les da primacía a las cuotas de género sobre la capacidad de cada individuo, hombre o mujer.
-Emilia: Manuel, te doy oportunidad a que pienses lo que dices, pues tu afirmación es vaga, tendenciosa y prejuiciosa.
-Manuel: Es muy fácil dar calificativos, sin dar argumentos, a ver explícamelos, si puedes.
-Emilia: Mira, es vaga pues no dices cómo dificulta el desarrollo de la vida democrática; es tendenciosa pues tu discurso implica que se impulsa a mujeres sin capacidad, excluyendo a hombres; es prejuiciosa pues considera que la escasa participación de las mujeres en la política es una decisión de las mujeres, sin considerar que existe una cultura de exclusión de las mujeres en muchas actividades de la sociedad, entre otras la participación política.
-Manuel: ya, tienes que reconocer que: la paridad de género impulsa a personas de sexo femenino, excluyendo de la competencia electoral a personas de sexo masculino que en muchos casos pueden estar mejor preparadas para un cargo público.
-Emilia: Ese que acabas de decir es tan estereotipada, te deja en evidencia, miras desde tu privilegio, asumes que lo natural para los hombres gobernar o legislar, sin más calificación que su sexo, que las mujeres no deben estar en la política. Hemos luchado mucho para estar aquí, históricamente nos excluyeron de la política por ser mujeres, alcanzar la paridad en todo como mandato constitucional es el resultado de la lucha de muchas mujeres que abrieron brecha, desde poder votar hasta ocupar cualquier posición del Estado Mexicano.
-Manuel: Pero, hay injusticia, te doy un ejemplo: en Aguascalientes, ahí puras mujeres de candidatas, obligaron a los partidos políticos a poner solo personas del sexo femenino, que opción para la gente es esa.
-Emilia: Los partidos políticos nacionales decidieron en dónde y a quién postular para cumplir con la paridad en candidaturas y nominar tres hombres y tres mujeres en las seis entidades federativas, en ese caso todos los partidos nominaron mujeres, pero ¿por qué no dices nada de Tamaulipas, eh! En Tamaulipas, todos los partidos postularon hombres y a nadie le extraña.
-Manuel: Ves, quieren poner a las personas por encima de los partidos.
-Emilia: Así debe ser, y también debe reconocer que en la sociedad hay un trato asimétrico, diferenciado, para hombres y para mujeres.
-Manuel: En el Reino Unido contratar a alguien simplemente por su condición de grupo protegido, sin tener en cuenta su rendimiento, es ilegal.
-Emilia: Sin embargo, la ley en el Reino Unido sí permite que se tenga en cuenta la pertenencia a un grupo protegido y desfavorecido en la contratación y promoción cuando el grupo está infrarrepresentado en un área determinada y si los candidatos tienen los mismos méritos. Manuel, la igualdad significa tener las mismas oportunidades, cada persona vale igual que otra, hay un piso común en la convivencia, en la competencia y en la participación.»
El diálogo entre la y él joven me hizo recordar a Marcela Lagarde que escribió sobre la importancia y lo fundamental que es comprender el principio de la igualdad, y cómo la igualdad y la equidad no se construyen meramente por la intervención institucional o normativa, sino que precisa de la participación de todas las personas en el ámbito de lo cotidiano. Tener claras las definiciones es importante pues a palabras y con mirada de género vamos construyendo la utopía de vivir en un mundo de mujeres y hombres iguales entre sí.
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