Versión estenográfica de la mesa 1 del Seminario, Los desafíos de la democracia, a 45 años de la Reforma Política de 1977

Escrito por: INE
Tema: Democracia

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA MESA 1. MINORÍAS, PLURALISMO Y REPRESENTACIÓN, EN EL MARCO DEL SEMINARIO “LOS DESAFÍOS DE LA DEMOCRACIA, A 45 AÑOS DE LA REFORMA POLÍTICA DE 1977”

Andrea Samaniego Sánchez: …en la Mesa 1. minorías, pluralismo y representación.

Agradezco al INE, a la UNAM, a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales por este evento, por abrir estos espacios para el diálogo, para (Inaudible) sobre estos temas, sin lugar a dudas, muy importantes.

En el orden del día, tendremos en esa mesa al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, la doctora Jacqueline Peschard Mariscal, el doctor Miguel Armando López Leyva y el doctor Ciro Murayama Rendón.

Vamos a dar inicio a esta primera mesa con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, (Inaudible) de su actividad a lo largo de todas estas décadas.

El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano es político mexicano, licenciado en Ingeniería Civil por la UNAM.

Actualmente, reside el Centro Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano y está (Inaudible) de la Fundación para la Democracia A.C.

Ha recibido múltiples reconocimientos y altas distinciones como la Medalla Belisario Domínguez por el Senado de la República en 2011; el doctorado honoris causa de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en 2015, entre otros.

Ha escrito diversos libros entre los que se encuentran Nuestra lucha apenas comienza, del 88; El proyecto nacional de la Revolución Mexicana, del 90; La esperanza en marcha: Ideario político, del 98, entre otros.

Ingeniero, le cedo la palabra.

Muchas gracias por venir.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano: Pues muchas gracias.

Primero mi agradecimiento a esta invitación de la Cátedra Francisco I. Madero de nuestra Universidad, de la Facultad de Ciencias Políticas, agradecer el patrocinio, o el auspicio del, que comparte, en este caso, esta (Inaudible) estos datos.

Pues ya me metí en un tema que (Inaudible) familiarizados en la historia electoral del país, he sido actor en varios eventos importantes (Inaudible), pero empezaría diciendo que el debate por nuestra, sobre nuestra democracia en este siglo XX y ya en el XXI se ha centrado con la democracia electoral, en el respeto al voto ciudadano, la equidad para los partidos políticos, en su participación en los procesos electorales y en su representación en la autoridad de electoral.

Los cambios para dar y legitimidad en la representación partidaria, en el Congreso, y para una presencia más equilibrada de los partidos, en la gestión de la autoridad electoral, han correspondido en un última instancia las iniciativas del Ejecutivo o del Legislativo convenidas con la (Inaudible) aun cuando detrás de ellas puedan involucrarse presiones de diferentes grupos políticos.

Quiero así señalar que esos cambios en nuestra legislación y reglamentaciones electorales han obedecido, básicamente, a gestiones ante el Ejecutivo, a presiones por posicionamientos de grupos principales de la oposición, frente a la opinión pública, así como argumentaciones académicas que han generado corrientes de pensamiento y presiones sobre las estructuras del Estado. Más que aun en la evaluación teórico con miras a la expansión y fortalecimiento democráticos que se hubiera dado en los espacios del Ejecutivo o del Legislativo.

(inaudible) es a mi juicio una de las razones por las que la discusión democrática se haya reducido casi exclusivamente a las cuestiones electorales y no se haya extendido a la amplia gama de cuestiones que configuran una democracia que pudiéramos llamar integral. En la que entran, sin duda alguna, la seguridad social, salarios y distribución del egreso, educación, derechos universales al trabajo, a la salud, al agua, etcétera, e, incluso, a una democracia en el terreno internacional sustentada en la equidad de las relaciones.

Nuestra democracia ha evolucionado en sus distintos componentes de manera dispareja, en un momento dado los avances sociales, derechos de los trabajadores, reparto agrario, creación del seguro social, reparto de utilidades, etcétera y el rescate de la soberanía, expropiación petrolera, nacionalización de la luz eléctrica, fueron un por delante en lo electoral.

En los últimos tiempos han sido mayor estos avances en lo electoral frente a un estancamiento o franco retroceso de lo social, lo económico, la discusión de la riqueza, por ejemplo, y lo político, la dependencia.

La Revolución Mexicana estalla en 1910 al clamo del “sufragio efectivo, no reelección”, ese llamado siguió siendo guía en la lucha por el respeto al voto hasta que éste se logró en la elección federal intermedia de 1997, resultado, por una parte, de la persistencia y firmeza de la ciudadanía para seguir participando y votando en elecciones federales, estatales y municipales después del fraude de 1988, cuando cayó el sistema electoral y de más de 700 asesinatos de miembros del PRD, todavía impunes entre el 2 de junio de 1988 y 1997.

Y, por otra parte, de haber logrado la autonomía y ciudadanización del Instituto Federal Electoral en 1996, efecto, desde mi punto de vista, no de la voluntad del estado para ampliar los alcances de la democracia, sino darle un escape a las elecciones políticas que prorrogó el llamado error de diciembre de 1994.

Desde el inicio del siglo XX y hasta 1987, en que la ley ya regula el financiamiento de los partidos, no existió orden ni reglamentación propiamente dicha en este aspecto.

Desde su fundación en 1929 y hasta principios de 1946, en que se funda el PRI, Partido Revolucionario Institucional, el partido de gobierno, Partido Nacional Revolucionario y Partido de la Revolución Mexicana, formó parte de la estructura misma de gobierno, abierta y explícitamente. Quiero a este respecto imaginar, si se revisaran los presupuestos de egresos de la federación en esos años y los que siguieron hasta 1987, no se encontrarán las partidas que se asignaban con esa especificidad al partido.

El Ejecutivo, del gobierno en el sentido más amplio y el PRI, siempre presentido en ignorar lo que estaba a ojos vistas, la dependencia política y financiera del partido, respecto al gobierno.

Del 87 al 2000 con partidas de financiamiento público asignadas el PRI siguió disponiendo de fondos del estado muy por arriba de los no oficiales, donde en algún momento sonaron las crestas del caso Pemexgate.

Esto es, vendieron sucio, ilegal, sigue plagando junto con intromisiones indebidas de altos funcionarios de estos procesos electorales.

En uno de los casos más descarados de violaciones a la ley por esos motivos, nos recordó el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación, en su dictamen de la elección federal y residencial del 2006, como se ilustra en los párrafos siguientes y cito: “No hay duda que la indebida intervención del Presidente del proceso electoral, fue uno de los elementos que de manera más contundente de ensuciar, si la sola intervención del Presidente Fox, puso entre riesgo la elección ¿qué sucede si a ellos aumentamos la participación ilegal o prohibida de todos los demás agentes juntos, en un proceso en el que la diferencia entre las 2 primeras fuerzas puede solamente ver en (inaudible)

El Tribunal sí impidió, allegarse de elementos y (inaudible) el punto es que (inaudible) sin elementos objetivos, puede decidir en cuantos votos se traduce una infracción de 100 millones de pesos en una campaña negativa como la realizó el Consejo Coordinador Empresarial, según los mismos cálculos del Tribunal.

De otros tantos millones con lo que llevo a efecto y (inaudible) a las empresas citadas, las asociaciones religiosas o candidatos independientes.

La valoración del Tribunal, al no aportar elementos viables y objetivos, se convirtió en una cuestión subjetiva de conciencia en una orden (inaudible) 

Esa elección, como pudo verse también es estudios posteriores sobre la misma, y de haber cerrado seguimiento a los (inaudible) para la argumentación contenida en el dictamen del Tribunal Electoral, debió anularse.

La apertura de la autoridad electoral y de la representación legislativa a los partidos de oposición, se inicia con la ley electoral federal de 1946 que tenía la Comisión Federal de Vigilancia Electoral; y se reforma en 1951, 64 y 73 hasta llegar a 1977 cuando la normatividad electoral se reúne la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales la LOPPE.

En 1987 se expiden códigos del área electoral y en el 90 el código federal de instituciones y procesos políticos electorales COFIPE que crea el Instituto Federal Electoral sin que todo ello hubiera significado que el gobierno federal perdiera en algún momento el control de la autoridad electoral y de sus decisiones.

Como lo demuestra en la elección federal de la ley en 1988; las elecciones locales en Tabasco y Veracruz en 1988 también; en Michoacán y Baja California en 1989; las federales de 1991y las locales de Tabasco en 1991, 94 y 99, paso a administrar unas cuantos casos.

En el 96 se otorga con tal autonomía al IFE ciudadanizado que en el 2014 se Transforma en Instituto Nacional Electoral.

Las condiciones del Ejecutivo en espacios del Poder Legislativo comienzan a darse en 1963, cuando se creó la figura de diputados de partido, para alcanzar el dos y medio por ciento de la votación total, un partido tenía derecho a cinco diputados y a uno más por cada 20 por ciento de la votación, hasta llegar al máximo de 20.

La falta de interés de la ciudadanía y participar en las elecciones, debido a la certeza de que los resultados electorales estaban predeterminados, así como consideran a ciertos partidos, como satélites o dependientes del gobierno, se reflejan en la elección de 1964, cuando dos de los tres partidos de la posición no alcanzan el mínimo de dos y medio por ciento de los votos, por lo que no claramente llega el decisivo, si la penúltima instancia del Presidencia de la República, se concede en el Partido Popular Socialista a 10 diputados y cinco en Partido Político Auténtico de la Revolución Mexicana que con descaro los aceptan.

En los otros episodios (inaudible).

La reforma electoral del 97 establece la Representación Proporcional, se (inaudible) por mayoría relativa y 100 de representación proporcional, a partir de obtener como mínimo el uno y medio por ciento de los votos totales.

Una nueva reforma en la ley, en 1986, incrementa a 200 los diputados de la representación proporcional, en 96 se separan contra la autoridad electoral de su dependencia de la Secretaría de Gobernación y como una concesión más a las cúpulas partidarias, se determina que además de dos senadores por mayoría de cada entidad, ahora (inaudible) y 28 senadores más de representación proporcional, por lo que se rompió la paridad de los estados en ese juego.

Estas concesiones, diputados de partido, cierre nominales y luego 200 senadores de la (inaudible) nominales, han sido para reforzar presiones de burocracias de partidos y/o grupos de intenso (inaudible) y las mayorías parlamentarias.

En ningún momento hemos resuelto demandas populares, ni siquiera propuestas contenidas en los programas de los diferentes partidos políticos.

Entre las cuestiones que considero también entidad para representación legislativa se encuentra devolver la paridad a la representación de los estados en el Senado, suprimiendo los 28 senadores de Representación Proporcional como acabamos de escuchar de Lorenzo Córdova, como dice, una dirección proporcional en cada uno de los estados de la República es como (inaudible) de la paridad de la representación de los estados pensado en la República.

Es igualmente conveniente, dar mayor pluralidad al sistema de partidos, haciendo más sencillas las normas para su creación, con la condición para los nuevos partidos, que no contaría con financiamiento público hasta alcanzar un mínimo de la votación.

La (inaudible) más difícil que quiere formular, daría sin (inaudible) mecanismos que permitirán un control efectivo para evitar la presencia de dinero sucio en las elecciones, mientras lleven reformas a los (inaudible) y, en su caso, ordenarles para sancionar con vigor la intromisión ilegal en dinero de funcionarios en los procesos electorales. 

Sandra Samaniego Sánchez: Muchas gracias. 

Sin lugar a dudas, una reflexión histórica de distintas reformas que nos han llevado hasta este momento y con apuntes sobre lo que el porvenir o los pasos, las modificaciones que usted considera relevantes para este sistema democrático de cara a los siguientes años. 

Muchísimas gracias por sus palabras. 

Ahora, le voy a dar el micrófono a la doctora Jacqueline Peschard Mariscal, pero primero voy a leer su semblanza. 

Es doctora en ciencias sociales, profesora e investigadora de la UNAM. Fue Consejera Ciudadana del Instituto Federal Electoral y Comisionada del Instituto Federal de Acceso a la Información. 

De igual forma, participó como investigadora visitante del Centro Woodrow Wilson de Washington y como miembro del alto Consejo para la Transparencia en los Programas Sociales del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, así como Presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción. 

Bienvenida doctora, muchas gracias por su participación.

Le cedo los micrófonos. 

Jacqueline Peschard Mariscal: Muchas gracias, muy buenos días. 

Antes que nada, quiero agradecer a la Cátedra Francisco I. Madero por esta oportunidad, y al INE por supuesto, por estar aquí en esta mesa y compartirla con el ingeniero Cárdenas, con Miguel Armando Leyva y, desde luego, con el Consejero Murayama. 

Lo que yo voy a hacer es detenerme un poco más en la reforma político electoral de 1977, en la que creo que todos nos hemos referido a ella, porque es lo que estamos conmemorando, después haré una revisión panorámica de lo que sigue posiblemente, para detenerme en esta iniciativa, toda la iniciativa, con esta propuesta de reforma electoral del Presidente López Obrador y pues ver de qué manera nos vuelve a esto que estaba debatiéndose en 1977. 

La reforma electoral del 77 marca un hito en nuestra historia política contemporánea, porque fue la respuesta del estado mexicano para encausar por la vía institucional, la confrontación social y política que se venía expresando en nuestro país desde las décadas anteriores.

Significó el triunfo del área reformista del gobierno federal, frente a la que planteaba endurecer el régimen del partido hegemónico que ya empezaba a mostrar signos de desgaste inminente. 

Bajo el arranque del proceso largo (inaudible) transición a la democracia que duró, como todos sabemos, 20 años para quienes consideramos que el proceso de transición concluyó entre 97 y 2000, fue el primer eslabón de lo que sería una serie de reformas y finalmente derivaron en despojar al gobierno del control sobre las elecciones, al hacerlas libres, justas y competitivas, es decir, para cumplir con los estándares internacionales de elecciones democráticas. 

Fue la primera gran prueba de que las reformas eran un procedimiento viable para modificar nuestro régimen político de representación, para dar causa en las diferentes corrientes de opinión y para ofrecer canales de expresión de nuestra pluralidad política.

Como bien dijo Rafael Segovia, se trató de una reforma política con mayúscula, porque abrió el sistema de partidos a formaciones políticas que habían estado proscritas como el Partido Comunista Mexicano, o querían surgir o recientemente  en el flanco sobre todo de izquierda como el Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Mexicano de los Trabajadores y que ya para entonces, habían demandado el inicio de los setentas su registro oficial como partido para participar en elecciones y les dejaran, porque ellos estimaban ya el…(inaudible)…y eventualmente conquistar el poder.

La reforma de 1977 que buscó, por lo tanto, fue en el centro de…(inaudible)… Se trataba de convertir los senadores deseables para simular la participación política de los ciudadanos y para transformar nuestras instituciones de representación, en particular en ese momento la Cámara de Diputados. 

Ese es el centro, creo yo, del significado de la reforma a ser de los partidos sus actores centrales, no los sindicatos, no las corporaciones incorporadas al PRI, sino justamente a los partidos políticos.

Entonces, titular esta mesa: Minorías, pluralismo y representación, creo que condensa los propósitos que percibió aquella gran reforma, que surgió de una iniciativa presidencial que estaba orientada a darles representación a las minorías que existía en el país y para dotar a la vida institucional de la pluralidad que ya había cristalizado en nuestro país.

Desde el punto de vista del régimen político existente, del régimen autoritario del partido hegemónico, abrir espacios de representación a organizaciones minoritarias en una forma de revitalizar al sistema electoral y de partidos y, de alguna manera, para legitimar al partido mayoritario. 

Los antecedentes de la reforma política del 77 se remontan al menos a las dos décadas anteriores, que fueron testigo de brotes de conflictividad social y política o movimientos guerrilleros como ya lo dijo Lorenzo Córdova, tanto urbanos como rurales, de insurgencia sindicales de sectores estratégicas del mundo laboral, ferrocarrileros, médicos, etcétera, y supuesto el movimiento estudiantil, que demandaban básicamente el ejercicio de libertades políticas de libertades sindicales básicamente.

Tales movimientos se habían evidenciado cuando dijeron Becerra, Salazar y Woldenberg, la brecha que existía entre la lucha política real y el marco normativo existente, que pretendía integrar en una sola fuerza política a todas las corrientes de opinión existentes.

Para entonces, nuestra sociedad había hecho un largo proceso de modernización y había llegado a una diversidad de grupos y tendencias que ya no tenían cabida en el formato de partido hegemónico, haciendo más evidente la cerrazón en nuestro sistema de partidos. 

Hay que reformar desde los años cincuenta la negociación que veían erosionándose al mismo ritmo que avanzaba la modernización del país. Y para 1979 la primera elección después de la reforma del 77 ya el PRI solo alcanzaba el 67 por ciento de los votos, que parece una gran proporción, pero que para el PRI no lo eran.

Desde 1953 ningún partido…(inaudible). A pesar que en 64 había solicitado el Frente Electoral del Pueblo, al inicio y lo habían hecho también en los años setenta el Partido Comunista Mexicano y sus trabajadores y un partido más de derecha, el Partido Demócrata.

El cierre del sistema se evidenciaba en los requisitos que exigían para el registro oficial, 65 mil afiliados en aquél entonces y asambleas con afiliados, en dos terceras partes de las entidades, es decir, algo semejante a lo que ocurre ahora. Pero, además, por el hecho de que era el propio gobierno a través de la Secretaría de Gobernación, quien determinaba a quién se le otorgaba y a quien no. 

Las elecciones presidenciales de 1976, como ya lo dijo Lorenzo, también, participó en solitario el candidato del PRI, apoyado por el PPS y el PARM, como venía sucediendo en los años cincuenta, porque el PAN no tuvo posibilidades de presentar candidato con lo que se venía haciendo desde mediados de los años cuarenta y esto evidenciaba un desastre del sistema hegemónico.

El candidato oficial no podía reclamarse mayoritario, porque no había nadie enfrente en el flanco opositor (inaudible), porque sí se presentó Valentín Campa por parte del Partido Comunista, pero sin registró. Es decir, se hizo valer que no existían alternativas efectivas fuera del PRI. 

La voluntad política del gobierno para impulsar de manera efectiva la reforma del 77, se demostró en el hecho que él mismo elaboró la propuesta de reforma y abrió la discusión a una consulta tanto los partidos y políticos existentes con registro o sin registro, porque se llamaban partidos, como académicos y al público en general.

Esto recuerda algo así como nuestro parlamento abierto actual, es una forma de colaboración con la sociedad civil para mejorar el contenido de una normativa y para darle legitimidad a dicha iniciativa.

El hecho de que el punto de la reforma fuera la formación y fortalecimiento de los partidos para convertirlos en actores centrales en nuestra vida política, se tradujo en la constitucionalización de los partidos que fueron caracterizados como lo que hoy son, que son actores de interés público.

Estaba claro que los partidos eran organizaciones de ciudadanos para luchar por el poder y la representación política, pero el énfasis se puso en el papel que jugaban los partidos en la conformación de los poderes públicos gracias a que eran vías exclusivas para canalizar el voto y para armar la representación política. 

Para facilitar el ingreso de los partidos cambiaron las reglas de registro legal, se ofreció la oportunidad de que concurrieran a los procesos electorales, sin exigencias de los 65 mil afiliados que parecían un poco inalcanzables. 

Fue así que se planteó el registro condicionado, al resultado de las elecciones que solamente lo que se les pedía a las organizaciones era que contaran con participación política, que tuvieran documentos doctrinarios y programas de acción.

Para completar la fórmula de dar espacios de representación a las minorías y poner el centro a los partidos, se propuso modificar el régimen de escrutinio para incorporar a la fórmula de representación proporcional, ya se insistió en esto y constituir un sistema mixto o dominante mayoritario que es el que seguimos teniendo en nuestro país. 

El país se dividió en 300 distritos de mayoría, 100 de representación proporcional, que de hecho estaban reservados a los partidos minoritarios, ya que era suficiente con que recibieron 2.5 de votación nacional para acceder a dichas curules. 

Se trataba de un sistema en que las mayorías y las minorías actuaban por diferentes pistas y en realidad no competían entre sí. De hecho, había dos boletas para elegir a los diputados, la distrital para votar por el candidato de Mayoría y la de las listas ordenadas de los partidos en cada circunscripción para votar por los candidatos de Representación Proporcional, asignados en función de los porcentajes de votos de cada partido.

Se trataba de darle…(inaudible)… existente sin que el PRI sintiera que estaba amenazado con la presencia de nuevas fuerzas políticas. 

La primera elección en la que se aplicó la LOPPE, la Ley de Organizaciones y Procesos Electorales en 1979, en esta elección intermedia, con tres nuevos partidos políticos con registro condicionado, mostró que 2.5 por ciento de la votación era una proporción alcanzable para las minorías y con dicha fórmula, perdón, el 1.5 ya para este momento, la pluralidad podía expresarse con el 25 por ciento de la Cámara de Diputados que eran los 100 de Representación Proporcional y con esto se habría efectivamente la pluralidad de la representación. 

Era claro que la formula no alentaba de inmediato la competitividad del sistema solo garantizaba la pluralidad de la representación política. 

Si bien el sistema de partidos y de representación mixta planteado entonces por el gobierno para liberalizar, yo sí creo que esta fue una primera reforma liberalizadora,

no democratizó de inmediato pero la mayor presencia de diputados de nuevos partidos fortaleció la deliberación de la Cámara de Diputados, la Cámara de Diputados empezó a ser un órgano político relevante a partir de la presencia de estas minorías. 

Entonces, permitió que los partidos minoritario fueran ganando reconocimiento en capacidad en mayor ámbito de implantación social para demandar nuevas reformas políticas, porque como ya dijo Lorenzo, repitiendo, invocando a José Woldenberg, bueno, efectivamente fue una reforma desencadenante de otras reformas políticas. 

En los siguientes 20 años, se realizaron reformas electorales orientas, primero a integrar los dos canales de representación este en la mayoría y minorías para que el PRI también participara del reparto de representación proporcional, después de las elecciones parteaguas del 88 en el que el Frente al Democrático Nacional surgido del desprendimiento del PRI y de la conferencia de otras confluencias políticas, desafió la credibilidad de las elecciones organizadas por la Comisión Federal Electoral, la siguiente reforma se trasformó a la autoridad para crear al IFE, ese instituto es especializado y con independencia del gobierno, aunque todavía presidida sus sesiones del Consejo General y el Secretario  de Gobernación, pero el (Inaudible) ahora iba a organizar y vigilar la  legalidad de los proceso electorales al margen del  gobierno, empezaron un poco retirarse el gobierno de la organización de las elecciones. 

La gran reforma de 1996 dotó al IFE de autonomía constitucional y finalmente ahora si se fue del gobierno del control sobres las elecciones.

A la par se crearon mejores condiciones de competencias a través de mecanismo equitativo y financiamiento público, acceso a los medios de comunicación para todos los partidos. Y se fortaleció a la autoridad jurisdiccional al incorporar al Tribunal al Poder Judicial y convertirlo en el árbitro último de las elecciones.

Ya casi termino. 

La primera alternancia en el Ejecutivo Federal del 2000 probó que las elecciones eran ya competidas y democráticas, empero, continuó la ruta de reformas demandas por los partidos en el flanco opositor, para introducir sobre todo nuevos controles de invención de los gobiernos en los comicios.

En 2007, la exclusividad del IFE en el acceso y distribución y de los espacios de los medios de comunicación en campañas políticas habla precisamente de ese irse retirando controles de los poderes, no solamente del federal, y posteriormente en el 2014 cuando el IFE se convierte en INE y se les entregan a 75 nuevas atribuciones seguir poniendo nuevos imites a la injerencia de las autoridades políticas en las campañas. 

Todos los cambios constitucionales y legales que sucedieron después de 77 no puede explicarse sin el sistema de representación política y de partidos que surgió a partir de entonces. 

Vuelvo a citar a Becerra, a Salazar y Woldenberg, dicha reforma fue diseñada y dirigida por el gobierno federal, pero este no logró controlar las consecuencias de la presencia de corrientes minoritarios que fueron ganando espacios de competencia que finalmente desembocaron en elecciones democráticas.

Vista la reforma electoral 77 desde la coyuntura actual de la que el Presidente López Obrador ha propuesto una reforma electoral en contraste con lo sucedido hace 45 años (inaudible).

Hoy, el titular del Ejecutivo y su partido están lejos de querer fortalecer a las minorías y robustecer la pluralidad de nuestra representación política, todo lo contrario, quieren encogerla en un sistema y en un esquema de polarización que solo deja lugar a quienes están con el partido en partido en el poder y quienes no lo están.

La propuesta aquí es debilitar a los partidos, no quiere colocarlos en un centro, debilitarlos, desconociendo la legitimidad de los adversarios y reduciéndolos en su financiamiento.

Se trata de una reforma que corre en sentido opuesto a la de 1977, busca una mayor concentración del poder asestando un duro golpe a la pluralidad al eliminar los asientos de Representación Proporcional.

Busca también someter al árbitro electoral, haciendo que los nombramientos de los consejeros dependan de campañas políticas (inaudible)

La futura iniciativa de reforma electoral de AMLO quiere quitarle autonomía constitucional a la autoridad electoral para (inaudible) y lograr que las elecciones dejen de ser procesos organizados con imparcialidad y apegados a las normas constitucionales (inaudible).

Si algo ha insistido el Presidente de la República es el desprecio a las instituciones que no se acomodan a sus designios.

La propuesta de reforma política anunciada pretende borrar (inaudible) estuvo marcada por apoyar a un sistema de representación plural en el que las minorías aspiraban a convertirse en mayorías, autoridades electorales con autonomía para ceñirse exclusivamente (inaudibles) resultados de los procesos electorales.

Esperemos que no prospere esta iniciativa (inaudible)ya que requiere dos terceras partes del Congreso, con la que no cuenta el partido gobernante y sus aliados.

Reflexionar, entonces, la reforma política del 77 ofrece una oportunidad para evaluar lo que con muchos esfuerzos y a través de procesos completos de negociación entre las fuerzas políticas hemos construido. Un sistema electoral plural y competitivo, equitativo y confiable.

Hoy tenemos autoridades comprometidas con el acatamiento de la ley, con un comportamiento imparcial que ofrece garantías de competencia abierta y pacífica.

La propuesta de reforma electoral del Presidente López Obrador, quiere autoridades con vínculos con los poderes públicos y una representación política centrada en una fuerza mayoritaria que sacrifique la pluralidad.

Es evidentemente una propuesta de regresiva.

Muchísimas gracias.

Andrea Samaniego Sánchez: Muchísimas gracias, doctora, sin lugar a dudas este análisis comparativo entre la reforma del 77 y la reforma que se está proponiendo y las características que tiene cada una, como la del 77 buscaba darles representación a las minorías, abrir las puertas a opciones proscritas (inaudible)

Y la que se denomina ahora que se ha anunciado a partir del gobierno federal, que está lejos de robustecer a estas minorías, debilitan a la autoridad electoral y desconoce (inaudible), desconoce la legitimidad de la oposición, no, en ese sentido. 

Muchísimas gracias por su magnífica presentación. 

Ahora, le daré la palabra al doctor Miguel Armando López Leyva, me permito presentarlo. 

Es doctor en Ciencias Sociales por especialización en Ciencia Política por FLACSO México. 

Actualmente es profesor y tutor del Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, además de investigador y Director del Instituto de Investigaciones Sociales de la misma Universidad. 

Es miembro del Consejo Mexicano de Investigación en Ciencias Política, de la Latin American Studies Association, de la Red de Investigadores de la Calidad de la Democracia en América Latina y de la Red Mexicana de Estudios sobre Movimientos Sociales. 

Co-coordina los seminarios Académico-Institucionales de “Perspectiva Democrática” y “Movimientos e Instituciones” en el Instituto de Investigaciones Sociales. 

Doctor, muchísimas gracias por su participación. 

Le cedo los micrófonos. 

Miguel Armando López Leyva: Muchas gracias. 

Aprovecho para agradecer (inaudible) al doctor Fernando Castañeda, por su amable mención para participar en concepción de este evento y, desde luego, por (inaudible) me da mucho gusto compartir esta mesa con personajes tan destacados en la vida política, en la vida académica en general. 

Voy a tomarme el tiempo para tratar de no excederme en los 20 minutos y poder hacer en una mesa (inaudible).

Una manera de aproximarse al tema de esta mesa es analizar el papel pro(inaudible) que ha jugado y que juega la oposición, como expresivo del ruralismo, como garante de las minorías políticas de la existencia de las minorías políticas, y como autor que representa visiones diferentes a la de cualquier mayoría nominal. 

Es importante observar el momento de cambio político como el que se vivió hace 45 años, con el proceso de liberalización mexicana al cual se refiere la doctora Peschard, y su antigua contribución en la construcción de la democracia que todavía tenemos. 

Si recordamos, 1977 como un año fundamental para nuestra democracia, valdría la pena preguntarse si hoy día cuál es su condición del (inaudible) político actual de que parece haber una disputa por su significado y por su futuro. 

En esos instantes podemos (inaudible) en el proceso de nuestro proceso (inaudible) y de la importancia de la oposición. 

Déjenme comenzar por plantear el escenario de transformaciones, ya se ha hecho de la oposición, iniciaron en el año, ustedes recordarán, 1977. Tengamos en cuenta los aspectos distintivos del régimen autoritario mexicano, que para muchos (inaudible) sin ánimo de ser exhaustivo ni de cerrar mi concepto sobre autoritarismo. 

Desde luego, el papel de los militares, (inaudible) punto discreto, contenido, quienes una vez retirados a sus cuarteles desde que se enlistó el poder en 1946 si no me falla la memoria, solo aparecieron en coyunturas (inaudible) en ese sentido estricto, el régimen mexicano no fue nunca una dictadura, pero no por ello dejó de ser un autoritarismo que recurría, cuando era necesario, a la represión.

Segundo aspecto, la recurrencia de las elecciones, las cuales nunca dejaron de celebrarse, aunque no tuvieran efectos prácticos en la elección de los gobernantes. 

La gran formalidad democrática electoral servía no solo para investir de cierto grado de dificultad a los gobernantes, sino de alguna manera resumir que había elecciones en este país y, desde luego, legitimidad al partido en el poder hegemónico, sino con un dispositivo efectivo de circulación de los miembros del que gobernaba. Y eso era algo que para algunos nos hacía sui generis. 

Y el tercer punto de expresión pública, diría, nunca estuvo totalmente suprimida, aunque desde luego tenía sus límites y la participación electoral nunca estuvo cerrada de todo, mientras no pusiera en riesgo la hegemonía del entonces partido oficial o partido pragmático…(inaudible).

Es el régimen, y sería bueno no olvidarlo, de grosso modo empezó a cambiar a finales de los años setenta…(inaudible)… que se anuncia en 1977, cuyas consecuencias difícilmente eran predecibles, antecede el proceso de nosotros (inaudible) le llamamos precisión prolongada, como la calificamos, cuyo comienzo es en el año de la elección presidencial de 1988.

Once años de liberalización, más otros nuevo o doce años de democratización, aquí coincido con la doctora Peschard, unos 20 años aproximadamente de proceso de cambio político, según donde se fije el término de la transición, si 97 o 2000, marca nuestro proceso político de cambio. 

Amplia ha sido la discusión de cuál es el punto de arranque de este periodo…(inaudible)…, si se compara con experiencias contemporáneas. 

Desde luego el 68 mexicano es una fecha fundamental para comprender los límites del Estado Mexicano (inaudible) que le dio pie apenas a una tibia estrategia al abrir espacios (inaudible). 

No obstante, es en 1977 en donde se ofrecen estrategias claras desde el autoritarismo mexicano que propició espacios a la inclusión de las oposiciones legalmente político-electoral.

Desde luego, en una liberalización dirigida a abrir…(inaudible)…como muchos procesos similares en el mundo. 

Además, hay que tener en cuenta que no solo es importante el memorable discurso del entonces Secretario de Gobernación, que ha sido (inaudible) varias veces y que se alude(inaudible) con este evento, sino que hay que recordar que semanas después se hizo la mayor invitación a las audiencias para (inaudible) y muy particularmente se liberaron algunos presos políticos, cosa que no había ocurrido hasta ese momento.

Por lo anterior, repito, se anuncia un cambio importante en la historia del país, pues se reconoce la existencia de una conflictividad social que no tenía cause formal de expresión (inaudible) y la necesidad de brindar a os grupos informales un espacio institucional mínimo de participación.

Esta apertura pronto encontró varios límites de distinto alcance de intensidad como una recesión económica del 82, la ineficaz respuesta de 1985 al terremoto, el conflicto de 1986 en Chihuahua, un conjunto de sucesos y realidades abonaron a esta efervescencia social de los años ochenta y que condujo después a las elecciones de 1988.

La importancia de la liberalización reside, entonces, en que convocó, efectivamente, a los actuales hasta entonces…(inaudible)…a archivar en la política institucional, especialmente la experiencia del partido vista de otros grupos de izquierda, modificando sus posibles estrategias de lucha. 

Pero también radica entre aquellos otros que tenían un espacio ganado en años en la lucha electoral, concretamente el Partido Acción Nacional desde 1939, tuvieron que redefinir su discurso ante la coyuntura que se presentaba y, con ello, su estrategia de libertad opositora para utilizar la expresión de Soledad Loaeza. 

A partir, pues, de un contexto que se abría la pluralidad al menos en teoría, los actores políticos sopesaron circunstancias y dieron una oportunidad para modificar de principio sus relaciones de manera pública y con la (inaudible) gobernante. 

¿Qué es lo que definía a las expectativas de la oposición y también de la élite gobernante? 

En principio lo que es importante señalar aquí, es que en ese momento se reconoce que la oposición cuenta y que es relevante su presencia en un contexto, porque en este contexto, porque se requiere su incorporación a la…(inaudible), que la élite establece hoy.

Es decir, la expectativa de los promotores de la liberalización es incorporar las iniciativas de amplios sectores de la sociedad y demostrar el régimen que era incluyente. 

Pero los partidos de oposición, no hay que olvidarlo, tenían sus propias expectativas y tenían que ver con el beneficio que pudieran tener dichas reglas y reformas.

De ese modo, la liberación de los presos políticos, las convocatorias a la reforma electoral aparentemente crean un ambiente muy propicio que estimuló la redefinición de esas estrategias, lo cual se vería reflejado en los próximos puntos clave a mediano plazo.

Por el lado de la oposición, de la izquierda la percepción era que el cambio por la vida armada imposible, las guerrillas habrían sido brutalmente reprimidas a finales de los años sesenta y, particularmente, a principios de los setentas y que el discurso tradicional marxista, revolucionario y de toma del poder no concebían…(inaudible)…

La guerra sucia de los años previos y el encarcelamiento de varios militares y comunistas, eran pruebas fehacientes de ellos. 

Ante la ocasión de sumar fuerzas con otras organizaciones políticas y populares, la segunda prevaleció. Esto es la estrategia máxima y se dio en su lugar a una más moderada, cuya fuente de inspiración fue siendo, se fue creando a partir de la democracia política. 

Un cambio nada menor, pero de difícil (inaudible) a alguna aún segmentada cultura política radical, por decirlo de alguna manera. 

En la derecha, la incorporación de nuevos partidos de oposición en la línea electoral llevó al PAN a crear su participación, pues era el espacio electoral que podía ser disputado legítimamente por otras opciones, como ya se mencionó, en aquel momento estaba presente la mejor idea de registrarse al Partido Demócrata Mexicano. 

Ante la opción de mantenerse como un actor…(inaudible)…al ver su riesgo o inclinarse por cierto grado de enfrentamiento con el gobierno, la segundo poco a poco se fue imponiendo.

Aquí la estrategia máxima vista y dándose paso lentamente, sobre todo, a raíz de los enfrentamientos del gobierno de los emisarios que después repercutirían en una toma de posición de Acción Nacional.

Empero, este partido nunca se inclinó tal cual por ser un actor proclive de riesgo de tiempo completo.

1977 es pues un momento clave de nuestra historia política reciente, la oposición comenzó ahí una tarea complicada, difícil, ardua por (inaudible) políticos del sistema en el país(inaudible) si los queremos ver esquemáticamente, a partir de su acuerdo con el juego político electoral. 

A partir de eso, quisiera plantear de los 45 años que ha existido, que existía antes, hablamos sobre el conocimiento constitucional, su institucionalización qué es lo que puede o debe ser uno oposición en un proceso de cambio, particularmente, en una democracia como la que tenemos. 

Déjenme plantearles cinco elementos, unas notas conceptuales que resumí para tratar de finalizar con lo que yo considero que es uno de los estímulos más importantes que tiene la democracia en relación con los (inaudible).

El funcionamiento de todos los regímenes políticos explica eficazmente, son algunas relaciones entre la oposición del gobierno, la (inaudible).

En esta perspectiva, la democracia es, además un conjunto de reglas, normas y ejes y en la encarnación un conjunto de principios, la confrontación, enfrentamiento entre gobiernos y oposición, es normal, es habitual en las democracias.

En una línea similar con esto, (inaudible) necesariamente relativo al del poder. En el que la acción política se centra y alrededor del cual la ciencia política le da forma, en consecuencia la oposiciones es un término relacional, solamente se entiende en relación con el gobierno y el poder.

En ese sentido, las posiciones pueden variar, porque en particular dada la fortuna electoral se puede dejar de serlo y convertirse en gobierno, desde luego esto en una democracia

Segundo, si la oposición se atiene como se ha dicho, entonces, hablamos de oposición política, aquella que resista al gobierno o que se supone a los principios y políticas de una autoridad o a la autoridad, no cabe aquí una posición al sistema político en general.

En los términos de Sartori, el comportamiento, deseable de una oposición constitucional es la siguiente: se debe oponer, pero no debe de obstruir, debe ser constructiva pero no disruptiva, debe abrir los canales de colaboración, debe entenderse de diferente fraccionalismo que tenga en mente el interés general, no solo los antagonismos personales y por último, debe haber consenso en los principios fundamentales de la política democrática en los niveles del régimen y (inaudible) la comunidad, dicho en otra terminología deberán actuarlo con el compromiso de creación de las reglas democráticas.

Tercero, el papel de la oposición varía de acuerdo con el concepto, desde luego que es autoritario, democratización, momentos de cambio político cuando se enfrenta un autoritarismo, la oposición puede jugar un rol poderoso al canalizar la inconformidad colectiva y/o unificar un frente para impulsar establecimiento de un régimen democráticos.

En un (inaudible) democrático, la oposición puede cumplir varios roles diferentes y complementarios, por ejemplo, ofrecer una alternativa de gobierno, criticar o simplemente representar a grupos excluidos del sistema de representación.

O bien, la oposición puede ser un mecanismo de control de gobierno, puede depender, incluso con su propia existencia el principio de respeto y protección de las minorías puede representar ciertos intereses o tomar parte de una función de comunicación política, es decir, de instituir un canal de información hacia los ciudadanos.

Cuarto, un tipo de o posición puede ser perniciosa para la democracia, dependiendo también del alcance y la presencia que tengan, de acuerdo con distintos actores, la han definido como por ejemplo, oposiciones (inaudible) de acuerdo con (inaudible) Dahl, es un ejemplo clásico sobre oposición política, la oposición del real, también en un riego clásico de Juan Linz, encontrarte con la oposición semi ideal y la oposición leal y la oposición que el mismo (inaudible) le llama antagónica, que es confrontar y derribar el sistema, destruir las reglas en contraste con lo que se llama la oposición con (inaudible) parlamentario (inaudible) muy particular.

La quinta nota conceptual, para ir cerrando, un vínculo importante es el existente entre la oposición política y la oposición en un ente que coincide con, digamos, la oposición social, externa al sistema de representación, y quizá con esto con esto le corresponde a un marco en el tercer tipo planteado por tantos (inaudible).

(inaudible) el punto cuando se refiere a la reorientación o reposicionamiento de la oposición, en la que se podría incluir aquellas experiencias de partido de la oposición del ámbito de la política hacia la política de la calle, como se le conoce en la literatura de acción colectiva o en la literatura de los movimientos sociales.

El contraste aquí es, entonces, que tenemos una oposición institucionalizada y una no institucionalizada. La que es reconocida en la política formada y la que transcurre por canales paralelos, pero no necesariamente excluyentes.

Y aquí habría que preguntarse, yo lo voy a responder seguramente acá, ¿cómo vincular estas estrategias de ambas oposiciones en la democracia? ¿cuál es el límite de la acción política contenciosa? finalmente, cuando la disputa trasciende el enfrentamiento electoral y se instala en el terreno de la política sustantiva.

Cierro entonces, a partir de estas notas y de la primera parte que planteaba la democracia del reconocimiento de la oposición a partir de 1977, hablando de organizar en términos de desafíos o el que yo considero el desafío más importante a 45 años de la reforma política de 1977.

En 1991, en el Instituto de Investigaciones Jurídicas se celebró un coloquio sobre la oposición política en México, un evento novedoso para el momento y de mucho interés.

En él, Arnaldo Córdova planteaba que hasta ese momento, la oposición era un conjunto de fuerzas que se enfrentaban con el gobierno y por ello eran anti-gobierno. Y apuntaba a que cuando se estableciera un régimen democrático en el país, deberían dejar de serlo para constituirse en fuerzas realmente institucionales.

Nuestro tránsito democrático nos ofreció eso, el paso de una oposición reactiva a otra atenta y vigilante, efectivamente vigilante al desempeño del gobierno, su desenvolvimiento en democracia se corresponde con algunas de las características propias de las oposiciones en democracias consolidadas, algunas de ellas las he planteado aquí en la parte anterior, a lo mejor me (inaudible) mucho.

Oponerse no implica ser anti, pues ello niega la raíz de la democracia, en especial, el respeto a las diferencias, sobre todo cuando se trata de actores antisistema, contrarios al sistema político en general.

Oponerse significa estar del otro lado, pensar diferente y tener preferencias distintas que no tienen que estar cerradas al acuerdo mediante la negociación y la deliberación.

Ese es el piso mínimo que se esperaría de una oposición en democracia,

La construcción y el reconocimiento legal de la oposición política constitucional en los términos aquí planteados, ha sido parte fundamental de la democracia durante estos 45 años y ese es un legado que no deberíamos obviar ni mucho menos regatearlo en el proceso de liberalización.

Hoy que se pone en disputa el significado de la democracia en la vida política del país y, más aún, que se cuestione el largo proceso que condujo a ella es bueno recordarlo.

En buena medida, lo que se produce en el período aludido a los 45 años, es que la oposición al estado y al autoritarismo y, posteriormente, a los distintos gobiernos democráticos, pasó de la lucha en las calles a la disputa electoral. Es decir, pasó de ser una oposición no institucionalizada o extraparlamentaria a una plenamente institucionalizada rutinizada en la arena electoral.

Este tránsito no eliminó las pulsiones y las tensiones de una parte de la oposición, particularmente la de la izquierda, de pretender utilizar estrategias de movilización popular o de movilización largos y elitistas dentro de las instituciones partidistas.

Pero los partidos tienen, eso lo sabíamos la literatura lo dice, una dinámica de lucha por el poder que debilitan esas estrategias siempre y cuando el contexto sea verdaderamente constitutivo y subordine el vínculo de los ciudadanos al electoral.

El comportamiento de la (inaudible) política ha sido variable en el tiempo de hoy quizás, por el contexto de riesgo democrático en el que estamos enfrenta sus mayores desafíos, ha predominado su papel quizás de crítica e incluso en voz de sectores excluidos que nos eche en (inaudible) mayor énfasis en los roles institucionales que podría tener, de control de gobierno, de expresión de alternativas de gobierno claramente evidenciadas por la mayoría (inaudible)

En ocasiones ha optado por obstruir y no construir, ser poco colaborativa, dominada por distintas personales y soltemos cualquier cantidad de géneros cuando revisemos día a día.

Y en algunos casos momentos clave, poniendo en riesgo el compromiso frontal de la democracia aquello que yo señalaba cuándo, cómo actores (inaudible)que en todo caso son más virtuosos en un momento de democracia donde (inaudible) 

Varios episodios dan cuenta de este comportamiento, si de la necesidad de que las fuerzas opositoras adquieran mayor recargo en la Institución.

Pero visto desde otro mirador, la oposición ha sabido también (inaudible) si llegar a acuerdo entre sí y con los gobiernos (inaudible) particularmente de 1997 a la fecha, (inaudible)ha sido la misma oposición.

La mayor prueba de ello solo es un dato, son las reformas constitucionales y leyes expedidas sobre todo en el extenso (inaudible) gobiernos y mayoría, es decir, entre 1997 y 2018 el mayor tramo de la democracia en este país que ya lleva 25 años, yo soy de los que asumo que en el 97 es digamos el punto central de inicio de la democracia.

Concluyo, finalizo planteando una situación singular, que enfrentamos con algunos tintes paradójicos sobre el vínculo entre la oposición y el poder político.

Me refiero a una oposición que ya existe, que construyo la democracia, los partidos de la transición, como se les ha identificado incluso de manera despectiva en algún momento PAN, PRI PRD, y que hoy está debilitada en buena medida, como solamente por eso, pero en buena medida como consecuencia del cuadro democrático que tenemos.

Habemos quienes le hemos llamado a esto la oposición inexistente en el contexto actual, es decir, no es que no exista desde luego, pero ha sido irrelevante en la reconstrucción de políticas en los distintos años y con series dificultades para articularse como una verdadera opción.

Oposición debilitada hay que decirlo (inaudible) oposición debilitada en el mismo extracto frente a un Presidente que durante muchos años estuvo en la oposición, aprendió a sobrevivir en condiciones adversas y uso mi recursos de opositor para gobernar; en otro espacio le llamaba (inaudible) un Presidente opositor.

Así, el triunfo de la oposición en tres secciones presidenciales, 2000, 2012 y 2018 es reflejo, si el deslucida miento efectivo de la democracia que empezó a efectuarse en 1977.

Pero hoy la carencia de alternativas con sectores fuertes, creíbles, plenamente (inaudible) es uno de los más fuertes desafíos para nuestra democracia.

Muchas gracias.

Andrea Samaniego Sánchez: Muchas gracias doctor, su reflexión sobre la transición (inaudible) que inicia en el 77, y sobre todo, aquellos puntos que usted maneja sobre la oposición, cómo ser oposición es una oposición política en el sistema político, es una buena (inaudible) para analizar cuál es el valor de la oposición hoy que (inaudible) qué debemos de (inaudible) o plantearnos en ésta y en nuestros siguientes años en el sistema político. 

Muchísimas gracias por sus reflexiones. 

Le daré en este momento el micrófono a Ciro Murayama Rendón. Me permito leer su semblanza, doctor. 

Es doctor en Ciencias Económicas Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid y Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Economía Política e integrante de la Junta de Gobierno, del Instituto de Estudios para la Transición Democrática. 

Actualmente, es Consejero Electoral del Instituto Nacional Electoral. 

Muchas gracias por su asistencia, le cedo los micrófonos. 

Consejero electoral del INE, Ciro Murayama Rendón: Muchas gracias. 

Muy buenos días tengan todos ustedes. 

Agradezco a la UNAM por esta iniciativa, a Fernando Castañeda, Leonardo Lomelí, muchas gracias por este pertinente Seminario, y me da mucho gusto compartir la mesa con el ingeniero Cárdenas, con la doctora Peschard, con el doctor Miguel Armando Leyva, y, por supuesto que por (inaudible).

En el discurso del 1º de abril de 1975 en Chilpancingo, Jesús Reyes Heroles, trazó la primera operación política desde el sistema de partido hegemónico, a hacer la democratización, después de años de la razón autoritaria que había reprimido al reclamo universitario del movimiento estudiantil de 1968, que volvió a usar de forma ilegal la violencia en 1971 y que había respondido del estado, con frecuencia, con ilegalidad también, a los grupos de las guerrillas urbanas y rurales en lo que se conoce como la guerra sucia. 

A contracorriente de este espíritu y acción de talante autoritario, la propuesta del Secretario de Gobernación, Reyes Heroles, era la de permitir que la inconformidad y la disidencia políticas pudieran expresarse por cauces institucionales y pacíficos. 

No es casualidad en ese empeño, de uno de los componentes clave de la reforma política, incluida la creación de la figura de los diputados plurinominales. 

Cito a Reyes Heroles: “…que el estado ensanche las posibilidades de la representación política, de tal manera que se pueda atacar en los órganos de la representación, el complicado mosaico ideológico nacional de una corriente mayoritaria y en pequeñas corrientes que (inaudible) de la mayoritaria, forman parte de la nación…”, fin de la cita. 

En ese discurso está la aceptación germinal desde el régimen postrevolucionario, de la legitimidad de la oposición y de los derechos y de los derechos de las minorías políticas. 

Con no pocas adversidades, la expresión y presencias formales de esas minorías fueron ampliándose y finalmente la vieja corriente mayoritaria acabó siendo una más de las minorías. 

Se trató de un camino arduo, complicado, pero bien vistas las cosas puede decirse que (inaudible), aunque también debe reconocerse (inaudible), con insuficiencias en el presente, y más aún, en riesgo de sufrir regresiones dado los tiempos (inaudible).

Voy a centrar esta ponencia en el tema de la representación política, pues como decía (Inaudible) la democracia siempre es necesariamente política, formal, representativa y plural, es decir, la existencia de la democracia misma pasa por el hecho de la pluralidad política real contenga la representación política formal, y la (inaudible)de la democracia implica entonces que esa representación sea forma periódica. 

Como lo recuerdan Becerra, Salazar y Woldenberg en la Mecánica del Cambio Político, la reforma constitucional fundadora del dilatado proceso democratizador de México incluyó que se modificaran y ampliaban la Cámara de Diputados, se establecían un número fijo de 400 diputados, se definían de manera permanente de 300 distritos electorales y otros 100 corresponderían a la Representación Proporcional. 

Se trataba de la noción de un sistema mixto con (Inaudible) mayoritario, en el cual mayoría y minoría actuaban de diferentes pistas, los diputados preliminares serían directos a través de una lista reportada en una de más tres o cuatro o cinco circunscripciones, tendrían derecho (Inaudible), siempre y cuando impartían (Inaudible) de 1.5 por ciento de la votación. 

Después, en la redacción de la ley federal de organizaciones políticas y proceso electorales conocida como la LOPPE se estableció que el partido tuviera 60 o más este año de manera relativa como para participar de reparto de los tribunales, lo que en los hechos aseguraban que en los cientos diputaciones de representación proporcional fue para la oposiciones, pues implica prácticamente todos los distritos. 

Como efecto de la reforma política, en 1979 llegan nuevas fuerzas políticas a la cámara del que implican 296 de los 300 distritos, del PAN cuatro y 39 plurinominales (Inaudible), a la representación el Partido Comunista Mexicano que se convierte en la tercera fuerza política del país con 18 diputados, el PARM obtiene 12 legisladores, 11 el PPS y se incorpora por primera vez el Partido Demócrata Mexicano y el Partido Socialista de los Trabajadores con 10 diputaciones cada uno. 

El PRI, baja de casi 83 por ciento en los diputados en 1976 a 74 por ciento en 1971. 

Cifras similares se mantuvieron a lo largo de las (Inaudible) legislaturas las de 1982, cuando por ciento habían iniciado el proceso de la unificación de la izquierda y ya participó en Partidos Socialistas Unificado de México el PSUM, y en 1985 cuando (inaudible) a la Cámara el Partido Revolucionario de los Trabajadores (Inaudible) y el partido militado de los trabajadores liberado por el ingeniero Heberto Castillo con 6 legisladores cada uno.

Es elocuente constatar como la reforma política impulsada en 1977, permitía ir atrayendo nuevas corrientes de izquierda a derecha, el terreno político electoral institucional y como es el partido sobre apoyo voto ciudadano ir dando voz a distintas minorías en el parlamento. 

En 1986 se da una nueva reforma de que tuvo como uno de temas centrales la integración de los órganos de la representación popular, en las Audi ciencias publicas previas en esa reforma, izquierda, (Inaudible) se propició por una fórmula que la pizarra de la representación estrictamente promocional entre porcentajes de votos y porcentaje de diputaciones. El PAN, con una formula cercana a la proporcionalidad y el PRI, como de era de esperarse buscaba reducir la representación proporcional. 

La reforma constitucional de 1986, llevo a cámara baja su integración con 500 diputaciones, 300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional, dividida en cinco circunscripciones, como es hasta ahora.

La reforma incluyó también que todos los partidos políticos que refrendarán su registro en las urnas con un mínimo de votos de 1.5 por ciento accederán al reparto de los diputados de representación proporcional.

Se contemplaba que si un partido obtenía entre 50 y 70 por ciento de los votos, tuviera el mismo porcentaje de asientos en la Cámara.

Se reducía al 70 por ciento, 350 curules el número máximo de diputados para nuestro partido.

Pero hay que recordar que en esa reforma se introdujo la cláusula de gobernabilidad que aseguraba que el partido más votado tuviese garantizado, aunque no conquistara más de la mitad del voto ciudadano el 50 por ciento más 1 de los legisladores. 

En la siguiente elección, la de 1988, tras el surgimiento de la corriente democrática al interior del PRI que encabezó el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y la conformación posterior del Frente Democrático Nacional, así como por la vinculación de nuevos sectores empresariales al PAN, la votación del entonces partido oficial cayó, según datos oficiales, al 51.1 por ciento en la Cámara de Diputados. Ello le dio al PRI 260 diputados de 500, esto es el 52 por ciento de la Cámara, con lo que el partido hegemónico y el Presidente de la República perdieron la posibilidad de modificar por si solos la Constitución. 

Se trata del primer atisbo de que las oposiciones podían ejercer un contrapeso de poder, de que el poder legislativo no estaba condenado a la subordinación total del poder presidencial. De forma gradual, lenta, pero se comenzaba a ver que sería posible desmontar la estructura que había hecho posible la existencia de un presidencialismo metaconstitucional, como lo bien lo definió el doctor Jorge Carpizo.

Cabe decir que hasta 1988 no se había modificado la fórmula de integración del Senado y aunque el PRI obtuvo el 50.85 por ciento de los votos a la Cámara Alta, se hizo con 60 de las 64 senadurías, esto es con el 93.75 por ciento de los asientos del Senado, una sobrerrepresentación de casi 43 por ciento entre votos y escaños.

En cambio, el PAN con 18.9 por ciento de la votación nacional no alcanzó una sola senaduría y el Frente Democrático Nacional, habiendo recibido oficialmente el 29.3 por ciento de los votos, solo tuvo 4 senadores, los dos del entonces Distrito Federal y los dos de Michoacán.

El conflicto postelectoral de 1988 que en buena medida tuvo un cauce pacífico y constructivo con la determinación del ingeniero Cárdenas de llamar a construir un nuevo partido político, el Partido de la Revolución Democrática, también dio lugar a una nueva reforma electoral, la que alumbró el nacimiento de una institución profesional y especializada para la organización de los comicios como fue el primer Instituto Federal Electoral.

Sin embargo, en el tema que nos ocupa, el de la representación, la reforma de 1989-90 tuvo más sombras que luces. A raíz de la caída de su votación, el PRI impulsó modificaciones para reforzar la cláusula de gobernabilidad, así, si un partido obtenía el 35 por ciento de los votos, recibiría el 50.2 por ciento de los diputados y se introdujo en la enredad escala móvil, en la que por cada punto porcentual extra de votos se le asignarían dos diputados más al partido mayoritario, lo que seguía sobrerrepresentando a la primera fuerza (inaudible)

En el Senado la Reforma Constitucional previo la a elección del senador por entidad cada 3 años, lo cual no (inaudible) en las entidades (inaudible)

Pero la expansión de la pluralidad política y el reclamo democratizador (inaudible) para 1993, el tema de la integración de un Congreso volvió a estar en el centro de la discusión y se logró introducir por primera vez, la representación de las minorías políticas en el Senado de la República.

Así, a partir de 1994 se elegirían 4 senadores por entidad federativa y 3 se asignarían a la fuerza más votada, mientras que 4 corresponderían a la segunda fuerza.

La ventaja es que había una representación de la minoría por cada entidad, o sea 32 de 128 senadores, el 25 por ciento, la desventaja es que las sola representación de la fuerza mayoritaria seguía asignada, (inaudible)75 por ciento de los representantes por entidad, aunque la votación estuviera lejos de ese porcentaje, es un problema que de alguna manera subsiste (inaudible).

En 1994 con la erupción de la violencia política en el escenario nacional, primero con el lanzamiento del EZLN y después con el asesinato de Luis Donaldo Colosio se dio la primera reforma política electoral que contó con el (inaudible) de las tres principales causas política, PRI, PAN y PRD, el foco de la operación fue la confianza en las elecciones, es cuando surgió la figura de los consejeros ciudadanos en el IFE.

Para 1996 se dio la última reforma hasta la fecha, que abordó directamente el tema de la integración del Congreso y permitió ampliar la representación de las minorías.

En la exposición de motivos de la reforma de 1996, puede leerse esta iniciativa propone correlatos de mayor simetría entre porcentajes de votación y porcentajes de representación, lograr la equidad en la competencia electoral, fortaleciendo el sistema de partidos y representar de forma legal la voluntad ciudadana (inaudible) y poner en la forma más amplia posible, sobre la base de la voluntad popular, fortalecer al Poder Legislativo y la independencia del pueblo judicial, a efecto de controlar el ejercicio del poder, creando dispositivos institucionales que obliguen a los gobernantes a responder y dar cuenta de sus actos ante quienes los eligieron fortaleciendo el estado de derecho de la ciudad.

Fue reformada entonces, la constitución para señalar, que ningún partido puede tener más de 300 legisladores, 60 por ciento en total y que tampoco se podría tener un número de diputados que representen un porcentaje de más 8 puntos sobre su (inaudible).

Así que si bien ya ningún partido podrá reformar por sí solo la Constitución, persiste hasta hoy una sobre representación del 8 por ciento autorizada por la (inaudible)

Con todo, hay que valorar los cambios positivos de las reglas de integración del Congreso.

La siguiente elección a la reforma de 1996, 1977 produjo una auténtica novedad democrática; el Presidente perdió la mayoría de la Cámara de Diputados, y se vio obligado a negociar con la oposición cada iniciativa incluida dar aprobación del presupuesto de egresos de la Federación cada año.

Habíamos dejado atrás el libre (inaudible) todo poderoso, los gobiernos definidos, la pérdida de la mayoría de la Cámara para el Presidente se repitió a lo largo de dos décadas, entre 1997 y 2018, y ello se (inaudible) a que (inaudible) a la existencia de los diputados plurinominales.

La evidencia empírica de nuestra historia política reciente demuestra que sin la representación proporcional partidos y gobiernos con apoyo minoritario en las urnas habrían mantenido a pesar de ello un amplio control del Congreso, los datos revelan también con claridad los riesgos actuales del (inaudible) de los diputados plurinominales.

Sin la representación proporcional, es decir, solo pegando la cámara por los tiempos de mayoría relativa, el Presidente Zedillo habría mantenido el control de la Cámara de Diputados también en la segunda mitad de su sección, Enrique Peña Nieto no habría tenido contrapeso administrativo en la Cámara a lo largo de todo su gobierno el 12 de 2018, e incluso el PRI como oposición se habría hecho de la mayoría absoluta de los diputados federales del control de la Cámara (inaudible) más de 2003 a 2006 y de 2009 a 2012.

Sí, el partido territorialmente más fuerte, antes del PRI hoy MORENA, sería el gran beneficiario de la ausencia de los resultados plurinominales, ello en detrimento de la representación de la pluralidad política que se hace presente en las urnas desde hace al menos tres décadas.

La intención de eliminar hoy los plurinominales tiene cierta añoranza por un partido que pueda controlar al Congreso, aún sin recibir más de la mitad del respaldo de los ciudadanos.

Como se ve, la existencia de 200 diputados de representación proporcional, de un total de 500 está en la base de la transformación del sistema político mexicano de las última décadas, pues permitió la independencia del Legislativo, ante el Ejecutivo e hizo efectiva la división de esos poderes y ya no las omisión del primer y del segundo.

Algo similar ocurrió en el Senado, entre 2000 y 2018, ningún partido tuvo la mayoría absoluta de legisladores, o contrapeso de un (inaudible) al poder presidencial.

En las últimas dos legislaturas, sin embargo, aún sin obtener la mayoría de los votos, la coalición gobernante consiguió la mayoría de los diputados, eso es posible por la sobrerrepresentación de rutina la Carta Magna, pero sobre todo porque el régimen actual de coaliciones parciales permite, incluso vulnerar el límite constitucional del ocho por ciento de sobrerrepresentación.

Esto ocurrió desde una tasa imperceptible en 2012, cuando la coalición del PRI y el Partido Verde tuvo 40 por ciento de los votos a la Cámara, el 48.2 por ciento de los diputados, una diferencia de 0.2 por ciento equivalente a (inaudible).

En 2015, otra vez el PRI y el Verde coligados, obtuvieron el 40.3 por ciento de la votación, pero recibieron 250 diputados, el 50 por ciento, un 9.7 por ciento adicional, lo que excede el (inaudible) constitucional, en 1.7 por ciento.

El caso extremo de sobrerrepresentación se vio en 2018, los partidos de la coalición Juntos Haremos Historia obtuvieron el 44 por ciento de la votación popular a la Cámara de Diputados, pero recibieron 308 legisladores, lo que equivale al 61.6 por ciento del total, es decir, ocurrió una sobrerrepresentación del 16 por ciento que duplica el límite establecido en la Constitución.

Estos casos de sobrerrepresentación fueron posible porque el partido más votado de los que se alían transfiere a través del convenio de coalición, triunfos distritales a sus socios mayoritarios, minoritarios, así el mayoritario aparenta tener menos diputados uninominales, lo que le permite acceder a un reparto mayor de plurinominales.

La sobrerrepresentación implica, siempre, subrepresentación de 1900, en 2018 los electores de la coalición “Juntos Haremos Historia” fueron minorías y el 44 por ciento de un total, pero se convirtieron artificialmente en mayoría parlamentaria. 

En cambio, la mayoría de los votos, 56 por ciento, quedaron subrepresentados con el 38 por ciento de los diputados.

La sobrerrepresentación vía coaliciones puede favorecer en un momento a unos partidos y después a otros, pero siempre afecta el sentido de la voluntad ciudadana expresada en las urnas, eso es lo grave. 

En la elección de 2021, la posibilidad de la sobrerrepresentación y de que (inaudible) de la representación, se atemperó por un acuerdo del INE que no desapareció del todo; y la elección del año pasado, los partidos de la coalición gobernante, MORENA, PT y Partido Verde, recibieron 21 millones de votos válidos; los cuatro partidos de oposición que conservan su registro, PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano, en conjunto lograron 22.9 millones de votos, es decir, un millón 900 mil sufragios ciudadanos más que la coalición que gobierna, pero los partidos del gobierno se hicieron con 278 diputados y los opositores con 222. 

Esta normal situación que la minoría de votos se vuelva mayoría de escaños y que la mayoría de los sufragios acaben siendo minoría parlamentaria, se puede corregir con dos medidas e iniciativas sencillas, que ponemos sobre la mesa:

Uno, acabar por fin con el ocho por ciento de sobrerrepresentación que todavía permite la Carta Magna, y procurar en cambio, mayor equilibrio entre porcentaje de votos y curules por cada partido que conserve el registro. 

Y dos, permitir las coaliciones, pero asignar el triunfo de mayoría relativa al partido de la coalición más votado por la ciudadanía en cada distrito, y no al partido que ex ante se haya puesto en el convenio de coalición. 

Diré un par de palabras sobre el Senado, desde la reforma de 1996, cada entidad federativa tiene tres legisladores, dos de ellos asignados a la fuerza más votada y otra de segundo lugar; así, quien gane en un estado se hace del 66.6 por ciento de la representación de la entidad, aun cuando es inusual que algún partido o coalición llegue a ese alto porcentaje de apoyo popular; mientras que el segundo lugar tiene siempre 33.3 por ciento de la representación local. Hay además 32 senadores de lista nacional repartidos proporcionalmente, según la votación del país. 

Con esto último, se altera la igualdad de representación de las entidades federativas en el Senado como ya adelantaba el ingeniero Cárdenas.

Así, en vez de medidas para ajustar y premiar más a las mayorías, o mejor dicho, a las primeras minorías, puede ser más pertinente recuperar la esencia del Senado, idéntico peso de las entidades al tiempo que se permita la representación de la diversidad política local.

Para ello bastaría que cada entidad tenga el mismo número de senadores y que sean repartidos en cada estado con un criterio de proporcionalidad directa.

La intención de abolir la subrepresentación proporcionar que hoy se anuncia, no tiene otro fin que mencionar la representación legislativa formal de la popularidad política real, va en dirección contraria del propósito incluyente que (inaudible) Jesús Reyes Heroles en 1975 y contra los reclamos históricos de la izquierda democrática y de la derecha liberada.

Es tiempo no de asfixiar la pluralidad, sino de representarla mejor, de culminar la tarea representativa que inició en 1977; que cada partido tenga el porcentaje de diputados que corresponde al porcentaje de votos que reciba; que no haya minorías artificiales, mayorías artificiales ni minorías castigadas o borradas del mapa de la representación; que cada fuerza política ostente la representación que libre y directamente le otorgue el sufragio popular.

No es mucho pedir.

Gracias por su atención. 

Andrea Samaniego Sánchez: Muchas gracias, consejero (inaudible) a su análisis y nos lleva a una reflexión y tomo esto desde su posición. Es tiempo no de asfixiar la pluralidad en su manera de representarla y…(inaudible)…, esperemos que sí, se cristalice.  

Ahora bien, como los recursos son escasos y el tiempo es el mayor de los recursos escasos existentes, solo tendremos dos preguntas para nuestros ponentes en esta mesa. 

No sé si alguno quisiera hacer alguna pregunta sobre lo expuesto.

Pregunta: Para el ingeniero Cárdenas. 

Es necesario una reforma electoral.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano: Bueno, yo no coincido con lo que se ha expuesto aquí. Lo que…(inaudible)…la participación de Lorenzo, yo no veo cuáles serían las razones para una reforma electoral. 

Vamos, primero tendría yo que conocer cuál es la propuesta de reforma para poder decir si yo estoy de acuerdo con esa reforma. 

Yo, por mí, no veo necesidad de una reforma mayor. Me parece que en este caso el propio instituto electoral, es quien más conoce del tema en este momento, es el que nos podría decir de su propia estructura eterna, en lo que ve en la relación con los consejos locales, distritales, etcétera, si procedería alguna reforma que nos significara menores costos, más facilidades, menos burocracia.

Pero yo no entendí en este momento una propuesta respecto a una reforma electoral. 

Andrea Samaniego Sánchez: Muchísimas gracias. 

¿Alguna pregunta más? 

La última. 

Allá atrás.

Pregunta: Buenas tardes.

Para Ciro Murayama. 

¿Qué vicios considera que podría adquirir el país si el gobierno fuera quien escoge a los consejeros del INE?

Y, por otra parte, ¿qué mecanismos propondría usted para escoger a estos consejeros?

Consejero Electoral del INE, Ciro Murayama Rendón: Gracias.

Bueno, creo que hay antecedentes de lo que esto significaba y es cómo se constituía la Comisión Federal Electoral.

En la elección de 1988, la mayoría de los votos de la comisión estaban en manos de un solo partido, el del gobierno. Es decir, de 31 integrantes que había, el PRI tenía 16 votos y es más, los podía alcanzar una misma persona. En el supuesto extremo y disparatado de que incluso el Secretario de Gobernación hubiera querido votar por la oposición, pues el PRI se hubiera impuesto.

¿Y qué produjo un árbitro alineado con el gobierno? Produjo una enorme crisis política en una elección donde no hubo garantías de imparcialidad, de respeto a la ley, de limpieza, se empezó desde la manipulación del Padrón Electoral, sin Padrón Electoral confiable, no hay elección confiable. Era cuando aparecían… desaparecían a través… se les llamaba los rasurados del padrón, ciudadano que se identificaban como opositores entonces de manera arbitraria se les negaba el derecho al voto y al mismo tiempo aparecían como electores personas que ya habían fallecido.

Bueno, las mesas directivas de casilla se integraban en cascada por designación desde la Secretaría de Gobernación, con lo cual eran las propias estructuras del partido oficial quienes operaban las mesas de votación y no ciudadanos independientes, como ocurre al día de hoy.

Es decir, sería un peligroso viaje a un pasado del que no podemos estar orgullosos.

Orgullo produjo haber salido de ese escenario de turbiedad electoral y vulneración del sufragio.

Entonces, yo creo que nuestra historia reciente nos muestra con claridad cuáles serían los peligros de la pretensión de volver a alinear a los consejeros con el gobierno y su partido.

¿Cómo hay que designar a los consejeros?

Pues a mí me parece que la fórmula constitucional que ha permitido estas elecciones con tantas alternancias, con tantas novedades democráticas una y otra vez, donde la única incertidumbre es el resultado electoral y no con qué regla se va a disputar el poder, pues, ha sido correcta. Se trata de que las fuerzas políticas que tiene la representación popular se pongan de acuerdo en la designación de personas que generen la confianza de los distintos jugadores.

Hoy el Consejo General del INE está integrado por 11 consejeras y consejeros que son fruto de amplísimo consenso, no de una, ni de dos, sino de tres legislaturas distintas.

En 2014 hubo un muy amplio consenso para designar a los primeros consejeros del INE, ese consejo se volvió a dar en 2017, cuando se nombró a tres nuevos consejeros y apenas hace un par de años, ya con la mayoría legislativa del actual gobierno se designó, por consenso de las fuerzas políticas, a otros cuatro colegas que se sientan en la herradura de la democracia.

Entonces, pues mientras los partidos se pongan de acuerdo, en personas que les generen confianza, podemos tener un árbitro que sea equidistante en las distintas fuerzas políticas, que ofrezca garantías de independencia, neutralidad e imparcialidad como manda la constitución, gracias. 

Andrea Samaniego Sánchez: Muchísimas gracias.

Y, bueno, nos da tiempo de una última pregunta, es para el doctor Armando López Leyva.

¿Qué riesgos afronta el país y los mexicanos al tener un Presidente que gobierna como oposición y sin una (inaudible) oposición política?, esta pregunta se hizo desde nuestras proyecciones. 

Miguel Armando López Leyva: Bueno, gracias. 

(Inaudible) tiempo de responder. 

Lo que intenté hacer en la presentación y espero que así haya logrado transmitirlo, es digamos, expresar preocupación, ya no tanto como el Presidente (inaudible) cualquier cantidad de opiniones en la academia, en la prensa escrita, en fin.

Y ahí lo que debemos de tener es (inaudible) sobre el Presidente de la República.

A mí lo que me interesaba aquí era decir, sin que eso implique digamos, una desconexión con lo que pasa en la presidencia, es que la oposición se tiene que preocupar por hacer algo, mientras la oposición no solamente debe estar atenta del juego presidencial, habrá que decirlo (inaudible) pero ha sido ampliamente exitoso, (inaudible) el planteamiento, la dinámica polarizadora (inaudible).

Y la oposición tiene que pensar en estrategias de cómo salir de dinámica, que creo que hasta ahora, salvo quizá ahora por lo que ocurrió el domingo que quizá sería también muy optimista decir que eso ya (inaudible) que hay oposición, la oposición lo ha visto así, que bueno que lo vea así.

Porque no había tenido ningún éxito de esa naturaleza hasta estos últimos años, pero en realidad si lo vemos como un posible triunfo, pues quizá (inaudible) en todos estos años. 

Entonces, en otra (inaudible) tendría que empezar a preocupar el qué hace, cómo no regula una propuesta definida de alternativa de gobierno, cómo hace para salir del fuego de la polarización y del (inaudible).

Toda la polarización viene en dos partes, quien polariza y quien aviva la polarización, (inaudible) la polarización, y la oposición actual es una, y en la medida en que no (inaudible), por  fortuna soy el director de un Instituto (inaudible), eso me facilita decir las cosas desde la (inaudible) de barrera de adentro (inaudible), pero sí que debe de haber un mecanismo para salir de esto, porque el riesgo más fuerte es que una oposición inexistente en la práctica y en la vida interna de democracia, más allá de si el Presidente es un presuntuoso o no, si el Presidente es bueno comunicando o haciendo propaganda, o lo que sea que haga en todo el país, más allá de eso que es su actividad política del Presidente y es una estrategia (inaudible), con independencia en cual (inaudible), la oposición tiene que saber qué puede hacer y tiene un gran reto, nada más cierro con eso. 

El reto de la oposición y es algo que a mí me preocupa, y creo que en parte es a lo que lleva a esta dinámica de polarización, es que ser tres partidos, por eso decía (inaudible), los tres partidos de la transición (inaudible) y yo no sé si ésa sea en realidad la salida para dentro de tres años, porque en sentido estricto no estamos, creo, todavía en un autoritarismo, si todavía hay ciertos márgenes de maniobra y de acción para (Inaudible).

Entonces, plantearse como una estrategia de sobrevivencia, está bien, desde el PRD, claramente desde hace varios años (Inaudible) la integración en este frente con (Inaudible) y PAN, de esta estrategia de sobrevivencia (Inaudible), pero si esa estrategia de sobrevivencia se postula como una estrategia para ganar la presidencia, pues me temo que no va a funcionar.

Y entonces, el PAN sobre todo que es el que tiene toda una trayectoria opositora, muy clara, con una definición programática más o menos clara, quizás es el que debería tener la responsabilidad más fuerte para crear una identidad opositora, que no solo sea la de decir “aquel es un dictador y nosotros somos los…” eso no sirve, lo que funciona es crear un método de articulación temático que le permita postular a la Presidencia con cierta credibilidad.

Gracias.

Andrea Samaniego Sánchez: Muchísimas gracias.

Muchas gracias a todos los ponentes, sin lugar a dudas sus reflexiones nos abren el panorama para analizar más allá de la reforma del 77, el porvenir de la democracia mexicana.

Muchas gracias a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, a la Universidad Nacional Autónoma de México, al Instituto Nacional Electoral, a la Cátedra Francisco I. Madero por realizar estos eventos.

Los invitamos a que sigan las siguientes mesas y que sigan todo el evento y todos los eventos que hagan esas instituciones.

Muchísimas gracias.

(Receso)