Número: 546
- En la socialdemocracia las instituciones trascienden ideologías y corrientes políticas
- El Consejero Presidente participó en el III Encuentro Internacional de Gobierno y Sociedad Civil celebrado en el marco de la 35 Feria Internacional del Libro de Guadalajara
Desarrollar acciones clientelares para atacar problemas de desigualdad y pobreza, que van acompañadas del descrédito a las instituciones democráticas abre el paso a regresiones autoritarias, afirmó el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello.
“La defensa de la democracia frente a los autoritarismos que venden promesas de resolver la cuestión social es, me parece, el gran dilema de nuestros días. La ruta civilizatoria y pacífica de convivencia de sociedades plurales, diversas y atormentadas por la pobreza y la desigualdad, es la única vía que debe reivindicarse”, sentenció.
Durante su participación en el III Encuentro Internacional de Gobierno y Sociedad Civil, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL), dijo que estas políticas clientelares se colocan como aspirinas que no atacan el origen de los problemas sociales, que no transitan en la ruta de la construcción de un sistema de garantías de derechos donde se cubren las necesidades básicas de todas y todos como el que plantea la socialdemocracia.
En este sentido, consideró, que sin un sistema democrático que establezca las bases de la competencia electoral, la división de poderes y el control del poder político, es imposible pensar en una opción política como la socialdemocracia que hoy prevalece en Europa y a la que aspira América Latina.
Acompañado del expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, el Consejero Presidente recordó que los proyectos socialdemócratas en el mundo han avanzado hacia un progresivo y robusto sistema de garantía de derechos y de sistemas socialmente igualitarios que resuelven las necesidades vitales de todas y todos.
Por ello habló sobre la necesidad de que el compromiso con la justicia social y la maximización de derechos, se dé en una lógica de revitalizar la función del Estado, como el único mecanismo igualador que se ha encontrado en la historia de la humanidad.
Bajo esta tónica, el Consejero Presidente planteó la necesidad de una defensa colectiva de la democracia que evite que la promesa abierta de mejora social acabe en una desilusión que implique regresiones que, sin duda, no deseamos.
“La democracia es una construcción colectiva. Los derechos no cayeron de lo alto, se conquistaron mediante luchas centenarias. La democracia no fue una concesión graciosa desde el poder, se conquistó a partir de luchas y movimientos políticos. Igual que su construcción, hoy, la defensa también es responsabilidad de todas y todos”, concluyó.
En la socialdemocracia las instituciones trascienden ideologías y corrientes políticas
Al tomar la palabra el expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, destacó la importancia de la socialdemocracia como un modelo de convivencia en donde las instituciones trascienden las corrientes ideológicas y políticas, así como a los gobiernos, bajo la defensa de la ley, la razón y el equilibrio de poderes.
Para ello, abundó, se requiere de un consenso democrático sobre el sistema de gobierno y respeto de los poderes e instituciones para que, con independencia de la alternancia, se mantengan los límites mínimos de bienestar, salud y educación para toda ciudadana y todo ciudadano desde su nacimiento y hasta su muerte.
Rodríguez Zapatero señaló que el gran reto que hoy enfrenta Latinoamérica es consolidar una integración regional que permita hacer frente a los retos globales y para lo cual los consensos son fundamentales.
“En Latinoamérica hay mucha confianza en un solo hombre y muy poca confianza en los sistemas institucionales y para reforzar a los sistemas institucionales se requiere consenso y apoyo. El riesgo de la deslegitimación por quien gana las elecciones, mata el consenso”, dijo.
La mesa estuvo moderada por el catedrático de la Universidad de Guadalajara David Gómez Álvarez, quien destacó la importancia de tender puentes más que defender trincheras entre gobernantes y gobernados como la mejor vía para lograr una democracia igualitaria e incluyente.
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