Versión estenográfica de la Conferencia Magistral Estacional de Primavera 2021: Democracia y Redes Sociales

Escrito por: INE
Tema: Conferencia Estacional

Presentadora: Buenas tardes.

El Instituto Nacional Electoral les da la más cordial bienvenida a quien le sigue la transmisión en línea de la conferencia Democracia y Redes Sociales, que es parte del siclo de las conferencias magistrales estacionales 2021.

Para el desarrollo de la cual agradecemos la participación de la Consejera Electoral del Instituto Nacional Electoral, maestra Dania Ravel Cuevas, de la periodista Marta Peirano, del Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y de Educación Cívica del Instituto Nacional Electoral, maestro Roberto Heycher Cardiel Soto, y para dar inicio, damos la palabra a la maestra Dania Ravel Cuevas.

Consejera Electoral del INE, Dania Paola Ravel Cuevas: Buenas tardes a todas y todos los que nos acompañan en esta Conferencia Magistral que será impartida por la periodista Marta Peirano, a quien saludo con mucho gusto, al igual que al maestro Roberto Heycher Cardiel.

Uno de los pilares de las democracias contemporáneas es la libertad de expresión y si bien las redes sociales han permitido que la ciudadanía pueda expresarse y ejercer esa libertad, también es cierto que nuestro paso por las redes ha dado pie a que hablemos de otro derecho fundamental, la protección de nuestros datos personales.

Por ello me da mucho gusto que tengamos como ponente a Marta Peirano, quien ha investigado, reconocido también los peligros que conlleva el uso de la tecnología.

En las democracias modernas se espera que las leyes y ordenamientos jurídicos reconozca y garanticen las necesidades de la sociedad, es decir, que las voces de la ciudadanía puedan ser escuchadas para poder ser atendidas y ejercer realmente un gobierno para la ciudadanía y el acceso a Internet y el aumento de número de usuarios han permitido que éste se convierta en un canal fundamental para el ejercicio del derecho a la información y la libertad de expresión.

A principios de este año Hootsuite y We Are Social presentaron un informe sobre el uso de las redes sociales en el mundo, durante 2020, y detallaron que, a nivel global, los usuarios de redes sociales habían crecido en un 13 por ciento entre 2019 y 2020, y los usuarios de Internet en el mundo, también habían aumentado en un 7.3 por ciento con cuatro mil 600 millones de usuarios en el mundo actualmente.

En el estudio también se destaca que las redes sociales más utilizadas son Facebook, YouTube y WhatsApp; sin embargo, los datos que me parecieron más interesantes fueron los referentes al tiempo que pasamos en Internet. 

El informe indica que, en promedio, cada persona usuaria de Internet pasa seis horas y 54 minutos al día navegando en la red y quienes utilizan redes sociales pasan aproximadamente dos horas y 25 minutos al día en estas, lo que a la semana da un total de casi 17 horas.

Estos datos no solamente enfatizan la importancia que tienen las tecnologías de la información en la vida diaria actual y el tiempo que estamos dedicando a navegar en ellas, sino que nos permiten reparar en lo que ha señalado Marta Peirano en diversas publicaciones, la cantidad de información que estamos dejando a nuestro paso por Internet y la manera en la que estos datos son utilizados.

Esto es de gran importancia, pues es necesario que como usuarios de Internet conozcamos nuestros derechos, nos detengamos a reflexionar sobre la información que estamos entregando, cómo es que será utilizada y el valor que ésta tiene.

Muchas veces entregamos nuestra información personal sin reflexionar en la forma en la que podría ser utilizada, por poner un ejemplo, recordemos el caso de la empresa Cambridge Analytica en donde se hizo uso de los datos de personas que habían usado un juego en Facebook, o incluso realizado un test y, a través de la información recopilada se realizó un análisis muy preciso con ayuda de especialista en psicología conductual y en tecnología publicitaria, para así ejecutar una campaña política realizada casi en medida de las y los usuarios.

Facebook, al igual que otras redes sociales, tiene acceso a un gran volumen de información sobre nuestro comportamiento, nuestros gustos y preferencias, las personas que utilizan esta red social, indican de forma clara lo que les interesa y lo que no.

A qué segmento poblacional corresponden, su ubicación, etcétera.

En pocas palabras, esta empresa tenía datos de la ciudadanía que revelaban sus gustos, afinidades o intereses obtenidos de esta red social, información con la que se desarrolló una metodología que luego se aplicó a las campañas electorales estadounidenses, lo que nos lleva a reflexionar si estas conductas comprometen el voto libre, porque lo que ocurrió ahí quizá fue una manipulación política.

Si bien se ha dicho que no se puede asegurar que Cambridge Analytica fuera determinante en la victoria de Donald Trump para la Presidencia de Estados Unidos, sí abrió un debate al respecto a la información que estaban entregando las personas usuarias y el uso que se estaba dando a esos datos.

En ese sentido, es obvio que la democracia también tiene un vínculo muy estrecho con la privacidad y la protección de datos personales, al grado de poder afirmar que existen entre ellas una relación recíproca en la que sin privacidad no puede existir libertad; sin libertad, no puede existir democracia; y sin democracia, no pueden existir ni libertad ni privacidad.

En México, la Ley Federal de Protección de Datos Personales en posición de particulares y al Ley General de Protección de Datos Personales en posición de sujeto obligados, reconocen la importancia de proteger nuestra información.

De acuerdo con la doctora María Solange Maqueo, estas leyes pretenden generar estándares comunes de protección de datos personales de un mal uso o de un uso indebido, tanto en las instituciones públicas como en el sector privado, especialmente tratándose de un derecho humano fundamental en la vida digital.

Es decir, se busca que la ciudadanía tenga cierto control sobre su información personal.

Puede ser que a la información obtenida sea indispensable para hacer uso de cierta plataforma o red social, pero el usuario debe saber cómo serán empleados estos datos y dar su consentimiento para que, para ese uso específico.

Y eso también viene a colación por un reciente debate público en México, que tiene que ver con la posibilidad de que las y los mexicanos tengan que dar sus datos biométricos para que puedan tener acceso a un servicio de telefonía celular.

Escuchaba a un comisionado del INAI hace unos días que decía que realmente algo que era muy cuestionable en esta reforma era que no podía haber o determinarse que realmente existía un consentimiento libre al otorgar esta autorización para la recabación de datos biométricos de las personas porque, si simplemente la ciudadanía no ha accedía a darlos, pues entonces no podía tener acceso al servicio de telefonía celular, lo cual implicaba cierta coacción en el consentimiento.

Es propio los regímenes autoritarios, la construcción de registros, bases de datos, consensos poblacionales que van más allá de lo razonable y legítimamente justificada.

La meta es que se cumplan cabalmente con los principios de licitud, lealtad, consentimiento, información, finalidad, calidad, proporcionalidad y responsabilidad respecto de tratamiento de datos personales de los individuos.

De hacerse esto, como se sostiene en el Cuaderno de Divulgación, Democracia, Privacidad y Protección de Datos Personales, con María Solange Maqueo y Alessandra Barzizza, el procesamiento de información, incluso por los partidos, podría tener un impacto positivo en la democracia.

Es decir, que la recopilación de datos e información de las y los distintos usuarios no es por sí sola algo negativo, sino que depende del uso que se les dé a esos datos personales, y de si se da con el consentimiento a las personas usuarias y bajo los límites establecidos.

Algo similar sucede con el uso que dan los propios usuarios de las redes sociales, las cuales se han convertido en uno de los canales de comunicación más importante entre las y los diversos actores políticos con la ciudadanía y en un terreno ideal para el desarrollo del debate político, para que también, ha conllevado la saturación de esta información, en donde es más difícil distinguir la información relevante y veraz, de la que no lo es.

Estudios realizados por la revista Science confirman que las mentiras y noticias falsas se difunden normalmente entre más personas que las noticias que sí son ciertas; pues mientras las noticias veraces llegan en promedio a mil personas, las noticias falsas se difunden hasta 100 veces más, lo cual tiene una razón de ser, las noticias falsas reciben un 70 por ciento  más de retweets que las ciertas pues suelen ser estridentes, y por ende, generan reacciones más fuertes, indignación sorpresa o temor entre quienes las difunden; lo que las vuelve virales en menos tiempo y lo mismo sucede con notas o encabezados tendenciosos.

El estudio concluía que, aunque la propagación de rumores y noticias falsas afecta a todos los temas, tiene mucho más impacto en la política por la cantidad y la velocidad con la que se distribuyen estos contenidos.

Y eso me lleva al tema de los bots, ya que no solo modifican tendencias orgánicas para desviar la atención o posicionar temas o hashtag determinados, sino que también pueden generar acoso colectivo hacia una persona o esconderse en el anonimato para ejercer violencia política contra las mujeres, por mencionar algunos ejemplos.

Se calcula que en más del 55 por ciento de los mensajes distribuidos en redes han sido difundidos o amplificados por algún voto.

El INE ha recibido quejas que denuncian ataques personales o acoso, estos se han atendido ordenando medidas cautelares que solicitan a quienes administran los perfiles denunciados que retiren las publicaciones señaladas.

Como ciudadanía es importante que, sin dejar de reconocer el potencial de las tecnologías, veamos los riesgos que conllevan; y como autoridades, el reto es lograr un equilibrio entre al acceso a la información, la libertad de expresión y la protección de los datos personales, derechos humanos fundamentales que tienen que ser garantizados, considerando que los regímenes democráticos se caracterizan por establecer mecanismos que, por una parte, garanticen la privacidad individual y colectiva, y por la otra, limiten tanto la divulgación de la información personal como los sistemas de vigilancia y monitoreo.

Es relevante que como sociedad reconozcamos que la privacidad es sinónimo de libertad. Y no basta con que nos garanticen ciertos espacios de solitud, es necesario, además, que existan obligaciones positivas del estado que permitan dotar a las personas de cierto poder de control y disposición de información que les concierne; control sobre qué información se proporciona, a quién, cuándo y cómo.

La autodeterminación es un elemento definitorio de la privacidad.

Por todo lo anterior, resulta fundamental escuchar a especialistas en el tema, que no solo nos ayudarán a cuestionar lo que estamos haciendo y lo que podemos cambiar, sino que, desde una postura crítica contribuyen a la comprensión de la época en la que nos encontramos, la cultura mediática, así como el valor de la información que dejamos en Internet.

Por ello, me da mucho gusto que nos acompañe Marta Peirano, quien es una activista y periodista española especializada en tecnología, que ha publicado libros como “El enemigo conoce el sistema”, en donde analiza el estado actual de Internet y de las sociedades que están moldeando una serie de herramientas privadas.

También ha trabajado en la sección cultural del periódico digital “eldiario.es”, y es investigadora especializada en la privacidad de datos y la seguridad en Internet, así como los derechos de quienes usan la red.

Además del libro mencionado, ha colaborado en diversas publicaciones con artículos y ensayos críticos sobre el uso de Internet.

Sin más preámbulos, le cedo la palabra a Marta Peirano. 

Marta Peirano: Gracias. 

Gracias, Dania, gracias al Instituto por invitarme. Siento muchísimo no poder estar ahora mismo en Ciudad de México, ¿no?, en físico, entre otras cosas porque efectivamente, es posiblemente la ciudad que más extraño ahora mismo después de un año de encierro en Madrid que es donde vivo.

Y bueno, como nos espera una velada relativamente larga, pues voy a compartir pantalla y voy a entrar directamente en…, compartir pantalla, en mi presentación. 

El Instituto me ha pedido que hable de democracia y redes y, efectivamente, en el mundo occidental cuando hablamos de redes y de redes sociales, estamos hablando fundamentalmente de media docena de plataformas digitales por las que circula el 80 por ciento del tráfico de contenido que hay en Internet y que son, pertenecen a empresas multinacionales cuyo modelo de negocio consiste en ofrecer servicios y ofrecer productos generalmente gratuitos, muy baratos, en los que el contenido no solo es el suyo, solo es el contenido de otros o contenido de los usuarios a cambio de una serie de privilegios, ¿no?

Y en principio, en estos últimos 10 años de investigación hemos aprendido tres cosas sobre ellas:

La primera es que nos espían, esto no han sido producto de la investigación, sino de la generosidad de un hombre llamado Edward Snowden que en 2013 facilitó una serie de documentos de las agencias de inteligencia estadounidense, donde se mostraba claramente que las redes sociales y las plataformas digitales estaban siendo la herramienta que utilizaban las agencias y el gobierno estadounidense, para espiar a ciudadanos de todo el mundo.

Y me gustaría recordar que el escándalo en aquel momento, no fue que la NSA o el FBI espiara a ciudadanos de otras partes del mundo, porque a eso es a lo que se dedican las agencias de inteligencia, sino que estaban espiando a sus propios ciudadanos que son los únicos ciudadanos que les están vetados en la Constitución. 

Entonces, el resto de nosotros, por lógica, somos barra libre para las agencias de inteligencia a través de estas plataformas de las multinacionales, ¿no?

Cuando Edward Snowden facilitó estos documento en el 2013 y los teléfonos móviles tenían por norma general una cámara en la parte de atrás y una media de entre ocho y 10 sensores, ahora en 2021 los teléfonos tienen todos por lo menos una cámara por delante y otra por detrás, un micrófono, tres sistemas distintos de geoposicionamiento y una media de los 17 sensores que últimamente incluyen también formas de capturar información que antes solamente tenía la policía si habías cometido un crimen muy gordo, que es la información biométrica, información que nos identifica de manera única porque forma de nuestro propio cuerpo como, por ejemplo, nuestro iris, nuestro rostro, nuestra voz, nuestras huellas digitales o nuestro ADN.

Y toda esta información se va recogiendo a través de los distintos sensores y de las distintas aplicaciones que hay a nuestros alrededores y que nosotros mismos metemos en casa en nuestro domicilio y se van a la nube, y en la nube se analizan, se procesan y se gestionan para poder hacer cosas maravillosas para ellos, como por ejemplo, identificarnos en cualquier sitio, en cualquier momento, sin que nosotros nos enteremos, sin que demos nuestro consentimiento y, por lo tanto, sin que lo podamos resistir.

Y este tipo de identificación va transformando el mundo a nuestro alrededor, es decir, nuestro mundo se abre, nuestras posibilidades se abren y se cierran dependiendo de quiénes somos y de quién lo sabe, ¿no?, que no siempre tiene que ser un gobierno nuestro sino que puede ser, por ejemplo, una periodista en Dubái, o una mujer que no quiere que la encuentre una expareja violenta; es decir, que esta información nos vuelve vulnerables a una infraestructura de la que no sabemos prácticamente nada, salvo estos tres aspectos que estamos discutiendo ahora mismo.

El segundo aspecto es que son adictivos, y no lo son por casualidad o porque son tecnologías tan maravillosas que no queremos vivir sin ellas, sino porque copian de manera básicamente, literal, los principios del diseño que hasta ahora era el más adictivo conocido, que son las máquinas traga perras.

Y aunque hay muchos, yo los he resumido más o menos en tres, que son:

El principio de aislamiento, y si habéis visto a cualquier familia, grupo de amigos o incluso pareja comiendo juntos, en los que todo mundo está viendo su móvil, queda bastante claro que el móvil es un objeto unipersonal que te aísla de los demás.

El segundo es el infinito, que es la cantidad de contenido a lo que tienes acceso, es decir, películas infinitas, las series nunca se acaban, titulares infinitos, zapatos infinitos en la tienda mientras intentas comprarte unos; es decir, tú te acabas, tú te duermes, descansas, tienen cosas que hacer, pero en contenido es una cascada completamente interminable que te genera esta sensación de que en el momento en el que no estés mirando la pantalla están pasando cosas y tú no te enteras, esto que llaman “FOMO, el miedo de quedarse fuera”.

Y luego un tercer aspecto que es muy importante, que es la velocidad, y hay una expresión dentro del mundo de la industria “Google” qué es “event frequency”, la frecuencia de acontecimientos.

Y esto significa que, o sea, es como una fórmula que dice que cuantos más juegos eres capaz de meter en menos tiempo, más rápido se engancha el jugador, o en este caso el usuario.

Y esto tiene que ver con algo que llaman “los circuitos de la dopamina”, y es que cada vez que tú le das al botón o tiras a la palanca y pasan cosas, en tu cerebro se genera un neurotransmisor que se llama dopamina que está vinculado con las adicciones, porque nos hace sentir de una forma y nos genera, nos hace sentir de una forma que nos gusta y al mismo tiempo nos genera como la ansiedad de que vuelva a ocurrir, ¿no?

Y entonces, la frecuencia de acontecimientos permite que este circuito en el que tú aprietas un botón o tiras de una información y pasan cosas, y tú recibes tu pequeña dosis de dopamina y luego se te pasa, cuantas más veces se repita pues más rápido te enganchas porque la dopamina es, efectivamente, el neurotransmisor, la vía química del cerebro crucial para las adicciones.

Y estos circuitos los estudió de forma original B.F. Skinner, el padre de las ciencias del comportamiento, pero tiene un heredero directo en B.J. Foog, que es el Director del Laboratorio de Diseño del Comportamiento de la Universidad de Stanford que está fuertemente vinculada a Silicon Valley de la que han salido gran parte de los grandes CEO de las empresas más importantes de Silicon Valley ahora mismo.

Y esta combinación de factores en las que no podemos dejar de mirar el teléfono y una vez lo hacemos, estamos completamente hipnotizados por lo que pasa en él y empezamos a pinchar en iconos y a tirar información y a seguir lo que pasa con mucha atención, pero al mismo tiempo como perdidos, es un estado de trance que nos hace, de hecho en los jugadores, la gente que juega a la (…) estar en la zona, ¿no?, es un estado en el que todo te da igual, tus manos más o menos se mueven solas y tú estás como en un trance, ¿no?, y es un estado en el que te vuelves particularmente sensible y vulnerable a la manipulación.

Qué es el tercer elemento que conocemos, es decir, la tercera característica fundamental de las plataformas digitales de las que estamos hablando.

Y aquí me gustaría detenerme un poco porque esto es importante, mucha gente piensa que las redes sociales y las plataformas digitales son como el periódico, la radio, la televisión, pero llegando a más gente, ¿no?, y como si fuera como un salto de escala, pero en realidad son una clase diferente de medio de comunicación de masas.

Porque hace 50 años un político, un demagogo, un vendedor de lo que fuera, era capaz de, podría ser capaz de convencer a una sola nación a una nación entera de siguiera sus premisas o que se afiliara a su partido, o que hiciera cosas que ahora nos parecen impensables, pero y podía hacerlo, podía utilizar la radio, las portadas de todos los periódicos, si se pudiera ocupar toda la superficie mediática existente, pero tenía que convencer a la nación con un solo discurso. Es decir, ese discurso se podía repetir por todos los medios de comunicación, pero era siempre el mismo y todo mundo lo veía.

Ahora sin embargo el político demagogo puede llegar a todas las personas de la nación al mismo tiempo y darle a cada una de ellas un mensaje distinto, sabiendo de antemano gracias a esta maquinaria de vigilancia, sabiendo de antemano lo que quiere a oír.

Lo que quiero decir es que hace 50 años tuvimos una visión compartida de la realidad, todos sabíamos cuál era la realidad, podríamos tener opiniones distintas sobre esa realidad, pero no había conflicto sobre la realidad que estábamos compartiendo, ahora, sin embargo, cada uno de nosotros recibe una versión distinta de la realidad, la recibimos directamente a nuestro bolsillo, a nuestra casa, a nuestra intimidad, es decir, que no somos nosotros los que vamos a buscar las noticias, sino que, son las noticias las que vienen a buscarnos a nosotros y estas noticias han sido seleccionadas específicamente para nosotros por un algoritmo de inteligencia artificial que está optimizado para generar interacción y como bien ha dicho Dania hace unos minutos, las notificas falsas generan mucha más interacción que las notificas reales, entre otras cosas porque están diseñadas para alterar nuestras emociones, no, nuestro cerebro.

Y una última característica interesante de estas redes sociales, es que, aunque nosotros las tratamos como si fueran medios de comunicación, y los leemos como antes leíamos el periódico, lo cierto es que son administrativamente distintos, no son medios de comunicación, sino que son proveedores de servicios, y esto quiere decir que legalmente tienen una categoría completamente distinta y una de sus peculiaridades de su categoría es que son legalmente irresponsables de los contenidos que publican, de los contenidos que llegan hasta nosotros gracias a ellos y a sus algoritmos. 

Esto tiene que ver o empieza en unas 26 palabras exactamente de código legal, que se llama la sección 230 de la Ley de la Decencia de las Comunicaciones, en Estados Unidos.

Creo que, en Europa, por ejemplo, es el artículo 17 de la LSSI, y que básicamente condiciona la irresponsabilidad de las plataformas digitales sobre el contenido que publican, lo cual significa que, si tú puedes demandar a un periódico o una televisión, o una radio por haber publicado algo que es falso, pero nadie puede demandar a Facebook, o a Google, o a Twitter por publicar información que es falsa.

Y éste es el ecosistema mediático en el que estábamos en 2016 cuando llegaron las elecciones de Estados Unidos de 2016.

Y voy a utilizar como ejemplo en esta conferencia las dos últimas elecciones presidenciales de los Estados Unidos por dos motivos: el primero es porque, todas las instituciones, las universidades y los especialistas que se dedican a investigar la propaganda, las campañas políticas contemporáneas han estudiado estas dos elecciones hasta la náusea.

Es decir, tenemos informes extremadamente completos, acerca de la clase de cosas que pasaron en esas elecciones en las redes sociales. 

Y el segundo motivo es, porque todo lo que pasa en las elecciones de Estados Unidos, en las redes sociales, luego se copia y se utiliza en el resto del mundo durante extensiones en todas las partes del planeta. 

Entonces, voy a empezar por la de 2016 que es un poco en la que, una gran parte del mundo descubrió que, efectivamente, es que existían las campañas obscuras, lo que llaman las campañas obscuras en las redes sociales, que favorecen determinadas ideologías políticas.

Y en esta campaña de 2016, concretamente en la campaña republicana de Donald Trump y Mike Pence, a la campaña principal del presidente en la que hacía sospechosos (…) como su jefe de propaganda estimaron o su amigo Roger Stone, se le añade una agencia que en ese momento es muy poco conocida que se llama Cambridge Analytica.

Y Cambridge Analytica viene de apoyar de forma secreta, la campaña del Brexit en Inglaterra, con bastante éxito aparentemente, y aunque ellos vienen vestidos un poco de gran operación intelectual que utiliza el Big Data para tomar, para hacer perfiles psicográficos de la población y convencerlos para que hagan determinadas cosas, ¿no?, un poco como medio magia, pero muy matemática, etcétera, etcétera, con este señor Alexander Nix, como si fuera una especie de genio semi autista.

En realidad lo que ellos hacen, por un lado es robar datos de los usuarios, ellos utilizaron unos test para llegar a un número muy pequeño de usuarios, pero luego supimos dos años más tarde, utilizaron toda la información de los amigos de esos usuarios que hicieron las test para robarles una cantidad completamente absurda de información, es decir, robaron 87 millones de perfiles en Facebook con toda su información, incluyendo información muy íntima y personal, y al mismo tiempo usaban una herramienta que en ese momento era relativamente nueva que Facebook dejó de publicitar cuando Cambridge Analytica se convirtió en un escándalo y que era una herramienta de Facebook Bussines que ayudaba a hacer lo que hasta ahora en teoría parece que no se podía, es utilizar las mismas técnicas que se usaban para el marketing, para vender productos a los usuarios de Facebook, pues usarlas para vender ideologías y para vender candidatos y para vender partidos, igual hacer campañas políticas en Facebook, ¿no?

Y entonces, Facebook tiene una herramienta que pienso que ha sido, desde entonces, la favorita tanto de la campaña de 2016 como la de 2020, que es las Lookalike Audiences, que en el caso de Google que tiene una herramienta muy parecida se llama Similar Audiences

Y entonces, lo que te permiten estas campañas es lo siguiente y esto es lo que hacía principalmente Cambridge Analytica y es, escoger un tipo de población que te parece interesante en Facebook, como por ejemplo, en este caso he elegido claramente un tipo de población muy especial, las personas que, o bien, han buscado por qué los judíos arruinaron el mundo o cómo quemar judíos, o yo odio a los judíos, o que pertenecen al Partido Nazi; es decir, esta herramienta te permite buscar una demográfica de personas que son antisemitas y que además se consideran afiliados o vinculados al nacismo y que lo manifiestan de forma clara y contundente, ¿no?, con este tipo de términos, y luego las audiencias similares o los lookalike lo que te hacen es identificar gracias a sus perfiles, a todas aquellas personas que nunca dirían que pertenecen al partido Nazi o que odian a los judíos, o que odian a los afroamericanos, o que odian a los homosexuales, o bueno, que tienen ideologías que hasta ahora eran insociables, poco apropiadas para la vida en comunidad, y encontrarlos porque se parecen a la audiencia que ya se ha manifestado como supremacismo blanco, eso como racistas o como antisemitas. 

Ésta es la herramienta que utilizó Cambridge Analytica para encontrar gente que era antisistema como prácticamente todos los movimientos de ultraderecha radical, antisocial de estas características, pero que no lo decía o que no lo tenía muy claro, o que no lo manifestaba porque le daba vergüenza, ¿no?

Y entonces, hacer campañas como ésta que Facebook retiró hace relativamente poco, ésta es una campaña de 2020 porque todas las de 2016 han sido eliminadas, en las que utilizaban simbología que ves aquí a la derecha, pues utilizada por los nazis como especies de códigos ocultos que se utilizan en los foros del supremacismo blanco y del antisemitismo, etcétera, en la red, y hacer campañas con ese tipo de signos.

Hoy todos los signos correspondientes al resto de personas que les parecían interesante.

Y luego, las campañas que llaman oscuras, que son campañas en las que se crean una serie de mentiras de lo que llaman ahora fake news, que parecen noticias de verdad, y que aparecen como noticias de verdad en los muros del Facebook o en las cascadas de Twitter, o incluso cuando buscas una información en Google, y te da una serie de contenidos de vuelta, pues, bueno, se hicieron campañas que estaban diseñadas para atacar cierto tipo de personas, de personas que a lo mejor estaban particularmente preocupadas por la migración, o que se acaban de quedar sin trabajo y le dan mucho tiempo en paro, o que tenían hijas pequeñas y tenían miedo de que las violaran.

Es decir, hablarle al oído y contarles o bien lo que quieren oír, que es el caso de los nazis antisemitas supremacistas, etcétera, o lo que más miedo les da; es decir, motivarles para que se manifiesten en favor de determinadas alianzas políticas gracias a información que nadie más ve, que solamente ven las personas que han sido seleccionadas por esa campaña.

A esa campaña, que era la campaña oficial y también subterránea de Donald Trump, se juntan dos fenómenos más, y entre los tres crean una especie de tormenta perfecta.

El segundo es, la intervención rusa, que fue investigada por el Senado estadounidense, y del que surgió el famoso Informe Mueller que vimos dos años después de las elecciones.

Entonces, esta campaña la llevaron a cabo la agencia de inteligencia rusa, que es el GRU por un lado; y por el otro, una agencia que se llama la International Research Agency, la Agencia de Investigación Internacional.

Y, entonces, en esta agencia, pues básicamente lo que hacen es crear cientos de miles de cuentas falsas en todo tipo de redes sociales, pero principalmente Facebook, YouTube, Instagram, es decir, las más populares en los Estados Unidos.

Y, en torno a esas cuentas falsas, crearon montón de páginas de información que parecen noticias pero que son invitadas, y empezar a generar algo parecido a unas comunidades, comunidades de activistas.

Y, por ejemplo, pues hay todo tipo de comunidades que están apelando a grupos conocidos de activistas estadounidenses, muchas de ellas completamente incompatibles entre ellas, es decir, el mismo gestor de usuarios falsos tenía un usuario falso o muchos en “Blacktivist”, que era como una comunidad de activistas afroamericanos, que en ese momento tenía, consiguió hasta muchos más usuarios que Black Lives Matter.

Y luego otras como, por ejemplo, Army of Jesus, que eran como cristianos que intercambian información o mensajes como ésta que me hace particular gracia en la que Satán dice que gana si Clinton gana, y Jesús le dice que no toma, I watch, que no si él puede impedirlo y tienen como una especie de pulso.

Es decir, el mismo usuario o los mismos usuarios que en realidad eran agentes rusos que estaban trabajando desde la agencia de San Petersburgo, estaban pues creando personalidades y creando comunidades enteras en Internet para influir en los votantes estadounidenses.

Y luego hubo un tercer fenómeno que vino de Veles, la tercera ciudad más grande de Macedonia, la ciudad pues industrial bastante deprimida, donde una docena de chicos, de chavales, de jóvenes macedonios descubrieron que se hacían páginas falsas vendiendo remedios naturales para, como setas para curar el cáncer, o jugo de limón para tratarse problemas cutáneos, o papaya cortada para rejuvenecerse la piel del rostro.

Podían ganar mucho más dinero que trabajando durante 12 horas todos los días de la semana en una fábrica.

Y lo siguiente que descubrieron fue que, sin lugar de vender los remedios de papaya, y de las setas, y el jugo de limón vendían campaña a favor de Donald Trump, veían noticias falsas en los que atacaban a Hillary Clinton y a sus seguidores y a sus familias, y favorecían a Donald Trump ganaban muchísimo dinero con anuncios de gubernatura, con anuncios de AdSenses.

Y bueno, pues sus titulares pueden pasar a la historia como los titulares más pinchables, más adictivos de la historia de las redes, para no hablar inglés consiguieron muchísimas más páginas vistas que los grandes medios norteamericanos, incluyendo la CNN, el New York Times, etcétera.

Y entre ellos, el que hasta ser relativamente poco fue la noticia, en este caso, la falsa noticia más leída de la historia de Internet, que dice “el Papa Francisco sorprende al mundo apoyando la candidatura de Donald Trump para Presidente”, que es un titular absolutamente irresistible. 

Si tú lo ves y pienses lo que pienses de Donald Trump, efectivamente, lo tienes que pinchar.

Y entonces, bueno, pues todos sabemos más o menos qué fue lo que pasó, es imposible demostrar que estas campañas que se estuvieron retroalimentando ante ellas, porque la información que cocinaban los chicos de Veles para ganar dinero sin importarles lo más mínimo cuál fuera el resultado de las elecciones, la acogían las cuentas falsas y los famosos bots rusos y la amplificaban hasta el extremo, y al mismo tiempo todo eso era recogido por la campaña de Donald Trump y por Cambridge Analytica también para amplificar esos mensajes, y para pues emocionar a la población con noticias completamente ficticias, inventadas, que no podemos demostrar que Donald Trump ganara así las elecciones, porque nadie puede demostrar por qué alguien vota algo.

Muchas veces ni siquiera los propios votantes lo saben.

Pero me gustaría incidir aquí también en que en estas campañas oscuras que ven las personas que han seleccionado para que las vean, pero no las ve nadie más, es decir, no se pueden fiscalizar, ni por parte de la prensa, ni por parte de las autoridades, ni por parte de los propios votantes.

Hubo una rama entera de campañas de desinformación que se conocen como narrativas de supresión del voto, que son pues noticias falsas que están diseñadas no para convencer a alguien para que vote al candidato, favorecido en este caso, sino para convencerlo de que no vote al otro. Es decir, que ya que no va a votar a tu candidato, al menos que tampoco vote al contrario, en este caso, Hillary Clinton.

Entonces, pues hubo un par de campañas bastante notorias, una de ellas dirigida a los votantes afroamericanos que eran, pues votantes naturales de Hillary Clinton, que al fin y al cabo era la heredera de Obama en las elecciones, ¿no?

Y entonces, bueno, pues se generó un montón de información acerca de cómo Hillary en realidad era muy racista y había llamado a los afroamericanos “súper depredadores”, noticias fuera de contexto, recortadas de los lugares originales, pensadas precisamente, para decirles a los afroamericanos, Trump es racista y no deberías votarle. 

Pero Hillary es peor porque además de ser racista, es una hipócrita, porque te está pidiendo su voto y te está diciendo que no lo es, ¿no?

Y luego hubo otras campañas de supresión del voto que son campañas típicas en las que, lo que se hace es impedir que la persona vote, pero no ideológicamente, sino físicamente dándole información acerca del proceso del voto que no es verdad.

En este caso, por ejemplo, diciéndoles que se podía votar online, no se puede votar online en ningún estado de Estados Unidos, diciéndoles que podían mandar el voto por teléfono con el #Hillary, como si fueran las elecciones presidenciales, como si fuera, no sé, eurovisión, ¿no?

Manda un texto al número tal, tal, tal, que ponga Hillary y entonces ya habrás votado por ella. 

Es decir, maneras de pretender o de hacer pensar al usuario que podía votar de formas que no se podía, para quitárselo de encima, ¿no?

Estos son estrategias que luego se copiaron muy rápidamente, en este caso, en la campaña de Bolsonaro, en la que por ejemplo, pues una de las, no sé, campañas de desinformación que circulaba era una imagen de Ignacio Lula da Silva, que obviamente no se presentaba a las elecciones porque estaba en la cárcel con el número 17, que claramente tenía la intención de engañar a personas que a lo mejor no seguían la actualidad y no estaban al tanto de que Lula da Silva no era candidato a la Presidencia, para que votaran utilizando el número 17 que es el número que, de hecho, correspondía a Jair Bolsonaro. 

Es decir, a la gente que quería votar al partido opuesto, al de Bolsonaro, pues les engañaban para que votarán a Bolsonaro. 

Otra campaña que se vio rápidamente después en España, por ejemplo, cuando fueron las elecciones de nuestras creo que penúltimas elecciones presidenciales, fue una campaña que quería desmovilizar el voto de la izquierda; es decir, el voto a los dos candidatos principales de los partidos de izquierdas, diciendo “conmigo no contéis”, es decir, una campaña en la que una serie de usuarios, ¿no?, y también de bots en Internet, se hacían pasar por usuarios de verdad, te decían: “estoy harto de la izquierda, esta gente, nunca votaría a la derecha, pero a esta gente tampoco les puedo votar”, ¿no?, y que, bueno, se dispersó como un anuncio. 

Y cuatro años más tarde, llegamos a las elecciones de 2020 y han pasado muchas cosas interesantes. 

La primera es el Informe de Mueller y varios informes posteriores, donde por primera vez hay un estudio en profundidad de qué es lo que ha pasado dentro de las redes sociales durante una campaña política, y el gobierno de Estados Unidos, porque está investigando la intervención rusa en las elecciones propias, tiene un acceso que claramente ningún otro país podría tener, ¿no?, motivo por el cual sabemos tanto sobre de estas elecciones.

Y luego, los dos escándalos, el de las elecciones de 2016 y el de Cambridge Analytica dos años más tarde, han generado una respuesta relativamente técnica, que son los fact checkers, ¿no?, que curiosamente son instituciones que se crean con dinero de las propias redes sociales, que para no saltarse las medidas que proponen la sección 230 de la que hablaba antes y empezara editar, a eliminar información como si fueran ellos editores de contenidos, como si fueran periódicos, lo que hacen es, pues, financiar una serie de instituciones, de organizaciones, de ONG’s, de grupos de fact checkers que se dedican a, bueno, pues a ir identificando la desinformación que circula por la red e ir etiquetándola. 

No eliminándola porque no tienen esa clase de derechos, sino ir etiquetándola, ¿no?

Entonces, en las elecciones de 2020 tenemos una gran cantidad de fact checkers, tenemos una especie de comunidad del anillo de la integridad de las elecciones que se llama la Election Integrity Partnership, que a mí me gusta especialmente, primero porque el capitán de esta comunidad es Alex Stamos, que en 2016 era el jefe de seguridad de Facebook, es decir, era el capitán del barco que más atacado fue por las grandes campañas de desinformación rusa y macedona, y que inmediatamente después abandonó Facebook para montar su propio centro de investigación de propaganda y de actividad ilícita en la red, en la Universidad de Stanford, y una serie de organizaciones especializadas, precisamente en propaganda computacional y propaganda electoral. 

Es decir, cuando llegan las elecciones de 2020, todo mundo sabe que se hacen las campañas oscuras, todo mundo sabe dónde tienen lugar, ¿no?, incluso las plataformas digitales y los jefes de las plataformas digitales están trabajando con las autoridades para asegurarse de que no vuelve a ocurrir lo que ocurrió con Rusia en 2016, están incluso colaborando entre ellas para poder ayudarse mutuamente a contener lo que ellos llaman acción coordinada ilícita dentro de los plataformas; es decir, está todo mundo preparado para que no vuelvan a llegar los rusos y para que no haya una intervención, pues por ejemplo, de Irán o de China, para que no haya propaganda que intervenga en las elecciones locales. 

Y se encuentran, bueno, también han aprendido mucho sobre las campañas oscuras del propio Donald Trump que han evolucionado durante las elecciones intermedias, las midterm, y que se han centrado principalmente en atacar la famosa caravana de inmigrantes que, bueno, estoy hablando de México, no tengo que explicar lo que es. 

Pero este año están todos preparados para la intervención rusa y las noticias falsas que vienen de fuera, y lo que se encuentran es que el propio Presidente de los Estados Unidos tiene una campaña de desinformación propia que empieza mucho antes que la propia campaña política a la Presidencia y que consiste en atacar la institución que se ocupa del voto por correo, de atacar la institución de correos, y de básicamente la estructura que soporta el voto por correo que, efectivamente, en 2020 iba ser particularmente importante, mucho más que en otros momentos de la historia de las elecciones estadounidenses, porque es un año pandémico y mucha gente no puede votar, porque no puede salir de casa sin exponerse a un peligro grave.

Y entonces, bueno, esa campaña empieza a coger velocidad a partir del verano de 2020, en la que claramente la desinformación se está generando desde un usuario con una gran visibilidad, con muchísimo poder en todos los espacios de las redes sociales, está siendo amplificada por todo tipo de organizaciones incluyendo, efectivamente, todos los jugadores de la partida anterior de 2016 y, pero no se borran a pesar de que las plataformas digitales se han comprometido a borrar la desinformación, sobre todo si es desinformación que está vinculada, por ejemplo, al COVID-19 y a las estrategias de protección de la población contra la pandemia.

Pero, las redes sociales han decidido, en su momento, que hay ciertos perfiles que quedan por encima de los fact checkers, de los algoritmos de gestión y de medición de las noticias falsas, y de todo que son los políticos, y principalmente los políticos de perfil muy alto porque consideran, no sin cierta razón, pienso yo, que es noticia que el Presidente de los Estados Unidos mienta acerca del COVID, o acerca de cuál es el origen de la pandemia, o acerca de los votos por correo.

Es decir, que la población tiene derecho a saber que el Presidente de su país está contando mentiras manifiestas, ¿no?

Entonces, lo que hacen para resolver este pequeño problema que tienen, es que empiezan a ponerle notas en lugar de borrarlos o de eliminarlos o decir directamente que es mentira, pues empiezan a poner notas en los tweets y en los post de Donald Trump, en Twitter son bastante más duras que en las de Facebook, pero bueno, empiezan a decir, pues esta información, este contenido viola o infringe nuestras políticas de integridad física por esta serie de razones, ¿no?

Y a medida que va pasando el tiempo pues le van poniendo cada vez más, según Donald Trump se va endureciendo en su campaña contra el voto por correo, van como añadiendo cada vez más notas y más enlaces y más información, hasta que, bueno, cuando llegan las elecciones esta campaña de Donald Trump contra el voto por correo se ha ido completamente de madre y en Twitter, y en Facebook, y en YouTube y en otras plataformas empiezan a plantearse la posibilidad de que el Presidente de los Estados Unidos necesita dejar de publicar cosas que incitan a la violencia y que ponen a la población en peligro, ¿no?

Hasta que llega la segunda parte de la estrategia de Donaldo Trump, que empezó mucho antes de las elecciones, y que es poner en crisis el voto por correo para, y decirles a todos sus votantes que voten de forma presencial para que cuando empiecen a contar los votos y él tenga una cierta ventaja inicial, porque el voto por correo tarda mucho más en contarse, pues pueda decir en un momento dado que le están robando las elecciones.

Esta es una estrategia que en su momento nos sorprendió, ahora todo mundo sabe cuál fue, entonces cuando Donald Trump empieza a arengar a sus seguidores y a decirles que les están robando las elecciones, porque hace un momento ganaba, y ahora están contando votos por correo, que han llegado por correo, que todo el mundo sabe que son fraudulentos.

Entonces, es cuando, bueno, pues, y cuando empieza a decir que ha ganado las elecciones porque los votos que empiezan a contar a partir del día después no sirven para nada, porque no le votan a él, pues entonces es cuando Twitter decide que el Presidente es un peligro para la comunidad, y que le suspenden de la cuenta.

Poco después, todas las demás redes sociales han seguido el ejemplo de Twitter para gran indignación de Fox News, que lo cuenta como si lo hubieran cortado las piernas al Presidente, como si el Presidente no tuviera otras plataformas de comunicación para sus campañas oscuras.

Lo que pasa es que las redes sociales, como ya hemos visto antes, son un tipo de plataforma muy especial, que permitía hacer cosas que no puedes hacer en otras.

Pero como ya sabemos todos, en el momento en el que suspende su cuenta, pues en realidad ya era muy tarde, ya la idea de que se han robado unas elecciones en la gran democracia estadounidense ya ha calado en, bueno, pues en una serie de gente que acaba atravesando a patadas las puertas del Capitolio, y entraron en el Capitolio para, bueno, pues para manifestar su desacuerdo con el robo de las elecciones.

Entonces, aquí, vamos a pensar un poco en cómo, hemos dicho antes, cómo las redes sociales permiten hablarle al oído de la gente decirle una cosa distinta a cada uno, porque aquí lo que vemos en el Capitolio es que se juntan.

Bueno, pues gente que ha seguido una campaña que se llama Stop The Steal, en la que, bueno, pues hay un montón de desinformación acerca de cómo los votos de aquí se han robado, y los de aquí aparecieron un camión, y aquí ha votado más gente de la que existe, etcétera, etcétera, que eran un poco las cosas que iba diciendo Trump desde hacía meses que iban a pasar.

Los Antivacunas, que son, bueno, pues un colectivo verdaderamente, sorprendentemente grande, que piensa que las vacunas en realidad son como vehículos que utiliza Bill Gates y parte de la izquierda estadounidense poderosa para poder introducir chips dentro de los cuerpos de los ciudadanos estadounidenses y poder vigilarlos o matarlos, por ejemplo, con las antenas del 5G.

Gente que se piensa también una cantidad sorprendente de personas que piensan que hay un complot entre los progresistas estadounidenses y en realidad de todo el mundo para secuestrar, violar y de alguna manera devorar niños pequeños, que incluyera Hillary Clinton, pero también a Obama, a su mujer, y a Bruce Springsteen, que también es progresista.

A un grupo ya no tan grande de personas que se visten como paramilitares y están convencidas de que hace falta una guerra civil para poder volver a recuperar el Estados Unidos prospero en el que todos quieren vivir.

Y luego los evangelistas que, de alguna manera, están convencidos de que Donald Trump, que es un hombre que se ha divorciado varias veces y que claramente lleva una vida bastante más disoluta de lo que deberían pensar. Piensan que es la gran herramienta de Dios para salvar a Estados Unidos.

Y, luego, bueno, pues ésta es un poco favorita de la noche que son los confederados que piensan que los estados confederados que fueron los que defendieron el mantenimiento de la esclavitud en Estados Unidos durante la Guerra Civil, deberían separarse del resto y volver a hacer las cosas como las querían hacer entonces.

Aquí hay varias reflexiones que se me ocurren, la primera es, esto es efectivamente lo que pasa cuando puedes susurrarle al oído a la gente y decirles a cada uno lo que más tiene o lo que más quieren oír, en este caso, bueno, pues gente como este señor y todos los anteriores que piensan que ellos, ellos solos son tan especiales y tan únicos que son los únicos que ven la realidad y que además son capaces de salvar la democracia de un país que tiene miles de millones de votantes, solamente entrando en el capitolio con unas cuantas banderas y unas radios, y unas armas, ¿no?

La segunda reflexión que se me ocurre es que, ésta es una campaña en la que los únicos que han tenido algo que decir o algo que hacer, o han podido tomar decisiones relevantes han sido tres personas que no han sido elegidas democráticamente por nadie, que son los jefes de Facebook, de Twitter y de Google. 

Es decir, que han sido ellos los que han decidido cuando esa regla que tienen escrita de que los políticos tienen que ser respetados incluso cuando mienten, pues ya no funciona a partir de determinado momento, ¿no?, son ellos lo que nos deciden, es decir, son ellos los que deciden cuándo se acaba la campaña y cuándo la campaña ha cruzado la línea de no retorno.

Y la tercera es, qué habría pasado dadas estas circunstancias, si Joe Biden hubiera ganado por muchos menos votos, es decir, si la diferencia entre los dos candidatos hubiera sido mucho más pequeña, qué habría pasado y qué habría pasado con todas las demandas de recuento de votos que puso el candidato republicano Donald Trump, en todos los estados donde, bueno, en todos no, la mitad de los estados donde perdió, si una gran parte de esas instituciones no hubieran hecho su trabajo independientemente de si sus afinidades fueran republicanas o no.

Es decir, qué habría pasado si la gente que tenía, si las instituciones y las personas que tenían que defender la democracia y los resultados democráticos en ese momento, se hubieran dejado llevar por sus emociones o por sus simpatías políticas y hubieran aceptado y hubieran respaldado la lucha de Trump por invalidar votos legítimos de varios millones de estadounidenses.

Y quiero terminar preguntándome qué es lo que pasa, es decir, qué significa, ya que hemos visto que esta campaña para invalidar los votos por correo en un año pandémico se llevaba preparando desde hace mucho tiempo, qué significa cuando un candidato, incluso un Presidente, pone en crisis la legitimidad de las instituciones que protegen la democracia.

Y, bueno, qué sacamos, qué conclusiones sacamos de las circunstancias que acompañan a esta que está próxima, el próximo 6 de junio y con esto me despido, doy las gracias de nuevo por haberme escuchado con paciencia y generosidad, y doy paso a lo que espero sea un interesante debate y a las preguntas que nos corresponden.

Presentadora: Muchísimas gracias, Marta Peirano.

A continuación, damos la palabra al maestro Roberto Heycher Cardiel Soto. 

Director Ejecutivo de DECEyEC del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Muchas gracias, Julieta, muchas gracias Consejera Dania Ravel, muchas gracias, Marta, ha sido un privilegio escucharte. 

La verdad es que las reflexiones que nos planteas son de una actualidad impresionante y, sin embargo, hay cosas que no son necesariamente nuevas, el tema de la manipulación en la política, por ejemplo, no es un tema producto del surgimiento, digamos, de las redes sociales, pero sí se amplifica enormemente a partir del impacto de éstas, ¿no?

Hay un par de reflexiones que me gustaría hacer a partir de tu presentación. 

Primero, no importa quién seas, no importa el cargo que ocupes, no importa la actividad a la que te dediques, el tema de “nos espían” es muy profundo; es decir, este tema de que hemos pensado que el espionaje es únicamente aquellos personajes de ciencia ficción que salían en las películas de James Bond, etcétera, etcétera, pero nos damos cuenta que no, en realidad el tema del espionaje tiene que ver mucho más con estos aparatos que forman una parte de nuestra vida cotidiana y que al parecer cada vez son, además, más frecuentes y dada vez más sofisticados, y cada vez más enfocados en las personas, también con un discurso de atender las necesidades de conexión, pero al mismo tiempo me recordaste un discurso pronunciado por Barack Obama, su último ante el estado de la Unión, por cierto, donde hablaba de la era paradójica que nos tocó vivir, en donde por un lado tienes a las redes sociales, al Internet, el cual te permite tener a la mayor cantidad de información como nunca antes, pero que también, conecta a aquellas personas que no tienen siempre las mejores intenciones en términos de seguridad, de un país, de una sociedad o de una persona, ¿no?

Me parece también lo que has comentado de esta adicción infinita en el circuito que domina, es una explicación del por qué en muchas ocasiones estas plataformas parecen ingenuas en su alcance, realmente tienen un gran potencial para obtener de nosotros información, igual que ni nosotros sabíamos, ¿no?

Entonces, es muy, muy, muy relevante esa reflexión. 

También me pareció muy relevante, evidentemente, el tema del concepto de las cámaras de eco o de estos alcances segmentados de la información, tanto para llegar a determinado público como para no llegar a otro determinado público, con la información que se precisa. 

Me parece que el tema de las compañas oscuras que como nos has comentado, generan sin duda, estos sesgos en la información que vuelven muy vulnerable justo la libertad de decidir de las personas, porque vulneran su fuente de la cual parte la decisión, que es la información.

Como tú decías, quizá en ocasiones no sepamos por qué votan las personas, pero sí sabemos que hay dos grandes motivadores para votar: uno el miedo, y otro la esperanza.

Entonces, a partir de querer generar, retocar esas fibras es donde se vuelven relevantes estas “campañas obscuras” o “nano segmentación”, como algunos también les llaman.

Me parece que algo muy relevante es esta comunidad de activistas, que nos comentas que acompañan a estos grupos que se dedican a generar contenido falso, noticias falsas, de mucha naturaleza, pueden ser falsas porque están descontextualizadas, pueden ser falsas porque son pasadas, corresponden a otro lugar, a otro tiempo.

Yo recuerdo durante el año 2018, por ejemplo, que se publica una imagen en redes sociales donde se veía un vehículo con personas armadas, con armas largas, y decían que estaban en un lugar inhibiendo el voto, que cuando investigamos esa información desde el Instituto Nacional Electoral, bueno, nos dimos cuenta que era una imagen que correspondía a Nepal, en donde se relacionaba con una nota del 2015, en fin.

Estas noticias le hacen daño a un proceso democrático.

Yo podría comentar y, más bien, para dar paso a las preguntas del público, Marta, que son algunas muy, muy interesantes. Creo que se podría intentar hacer una clasificación de lo que nos has compartido en cuatro grandes amenazas, me parece a la autonomía de las personas, si me lo permites, a partir de ello.

Uno, por un lado, las noticias falsas que pueden ser como nos las has mostrado no solamente pueden venir del exterior, sino también de actores internos a una comunidad política determinada.

Dos, la nano segmentación que crea también termina creando cámaras de eco que se retroalimentan así mismas, pensando quizá, que escuchan al mundo las personas o que le hablan al mundo cuando escriben un tweet, o cuando leen un tweet, y que realmente no es así porque son muy pocas las personas que logran superar esas cámaras de eco, y que pueden atentar, digamos, contra esta libertad para tomar decisiones.

También algo muy importante que me parece, la proliferación de los mensajes de odio en las redes sociales; es decir, cuando se mezclan estas tecnologías también con los mensajes que pretenden descalificar a cierto grupo o cierta persona a partir de las diferencias, se pueden convertir en herramientas muy peligrosas, justo para tentar también contra la libertad de las personas.

Y finalmente, la existencia de estas granjas para inflar artificialmente las conversaciones, Marta, ése es un tema que me parece a mí muy relevante, porque uno puede ver tendencias y puede pensar que siente real quien está creando esas tendencias, cuando realmente en muchas ocasiones son bots, es decir, es un algoritmo que empieza a retuitear, en fin, o en otras plataformas también se puede llegar a dar.

Y desde luego, todos estos efectos que traen consigo la manipulación de la voluntad de las personas, tienen que tener un contrapeso, y ese contrapeso me parece, como tú lo has dicho en algunos otros espacios, que no puedes partir de una idea ingenua en donde son los propios entes los que se van a contener, sino más bien, también es parte de lo que la ciudadanía tiene que ser consciente, las personas tenemos que ser conscientes, tenemos que cuidarnos, tenemos que saber a quién le estamos dando información, tenemos que saber cuándo, cómo y dónde es usada esta información.

Y, desde luego, desarrollar herramientas de pensamiento crítico frente a estas grandes amenazas, me parece, a la libertad individual, que tienen un impacto directo en el fenómeno democrático, el fenómeno democrático que es, por naturaleza, colectivo, pero también informado.

Entonces, me parece que lo que nos has compartido es de suma valía para el momento en el que nos encontramos en el país, previo a las elecciones más grandes de la historia del próximo 6 de junio.

Y bueno, hay algunas preguntas, yo sumaría una a éstas que te voy a plantear, una que tiene que ver con los esfuerzos de las redes sociales, por un lado, por ejemplo, encontramos lo que hace Facebook con el tema de “Tax Transparency” que es la política de transparentar el gasto que se hace en los anuncios, que tú sepas cuándo estás frente a un anuncio pagado, funciona, no funciona, qué áreas le ves tú a estas medidas.

Y desde luego, los fact checkers, que me parece a mí que de ahí puede también surgir una práctica que me parece, que su éxito radica en la independencia justamente, o debe radicar en la independencia de las propias plataformas para poder garantizar un tratamiento objetivo de la información y me parece con ello brindar información bastante sólida en el marco de una campaña de desinformación.

También quiero comentarte que hemos recibido un conjunto de preguntas, Marta, desde las redes sociales, y hay quien nos pregunta, ¿se requiere situarse…?, bueno es una afirmación, se requiere situarse a la vanguardia, y la pregunta es, ¿una reglamentación rigurosa en el uso de las redes funciona para ello?, por un lado.

Dos. Digamos que la pregunta clave que también nos hacen es, si las plataformas corresponden a un esquema autoritario, es decir, son parte de un régimen autoritario como me lo pregunta Alfredo Villar en Facebook.

También nos preguntan que, si entonces una solución sería poner notas en los tweets y mensajes de los actores políticos cuando utilizan diversos espacios como las conferencias, por ejemplo.

Y finalmente, Eduardo Rasgado, es una pregunta que me parece tiene mucha profundidad, si las redes sociales son el gran verdugo de la democracia y, si pueden ser o no también una herramienta útil para la misma, ¿no?

Bien, Marta, pues si gustas comentarnos, nos dará mucho gusto escucharte y, desde luego, al finalizar me gustaría también saber si la Consejera Dania Ravel seguramente tendrá alguna pregunta que formular.

Adelante, Marta, por favor. 

Marta Peirano: Bien, bueno, pienso que las he apuntado todas, si no me llamas al orden.

Acerca de la posible reglamentación para las redes, yo pienso que más que una reglamentación, o sea, en Europa tenemos la Ley de Protección de Datos más estricta del mundo, es una ley que se puso en funcionamiento hace dos años, se llama la Normativa General de Protección de Datos, la GDPR, y ha sido pionera en su disciplina como ahora lo va a ser la propuesta de regulación de la inteligencia artificial y la vigilancia biométrica que ha hecho la Comisión Europea.

Pero lo que estamos viendo con la GDPR es que la ley es muy bonita y sería muy guay que se cumpliera, pero no pueden hacerla cumplir porque no tienen acceso a las infraestructuras y a los servidores, de los lugares donde se cometen las infracciones. 

Es decir, intentar gestionar las redes sociales o estas plataformas digitales cuando están protegidas por leyes de propiedad intelectual que impiden que las propias instituciones que tienen que fiscalizarlas, entren a ver qué están pasando en estas infraestructuras, pues hace que sea imposible una regulación de estas plataformas hasta que o salvo que, esa regulación no empiece por obligarlas a ser completamente transparentes con sus operaciones, lo cual es muy difícil porque, y con esto quisiera responder también tu pregunta original que es la de qué pienso de los mecanismos de transparencia que ellos mismos ofrecen, ¿no?, sobre los anuncios. 

Aquí hay una distinción que hay que hacer, que es interesante porque surge mucho en las conferencias cuando hablo, es que mucha gente se piensa que la publicidad de la que vive, que cuando Facebook o Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook o Sundar Pichai el de Google dicen que su empresa puede ofrecer servicios gratis porque vive de los anuncios, ellos piensan que los anuncios son estos banner con productos y con servicios que te aparecen y que tienen la misma forma de anuncio que tienen las marquesinas, que tienen los carteles de la calle, etcétera, etcétera.  

Estos no son los anuncios de los que está media docena de empresas se ha hecho con el mundo, estos son anuncios tradicionales, ¿no?, que bueno, unas personas ven unos y otras ven otros, pero estos no son los anuncios.

Los anuncios son esta visión de la realidad que está algorítmicamente diseñado para cada uno de nosotros. 

Es decir, la visión de la realidad que hace que, o sea, la versión de la realidad que hace que cuando tú vas a ver tu cuenta de Twitter o tu muro de Facebook y sigues, no sé, probablemente a cinco mil personas o a 500, tú veas unas noticias y no otras, y veas las cosas que ha favorecido, le ha dado like una persona que es amigo de un amigo, pero no veas las de tus amigos, ¿por qué? Porque esa visión de la realidad está patrocinada, es decir, ése es el anuncio, el anuncio es tu visión de la realidad que, si en una campaña política pues un partido está haciendo campaña con el miedo, pues será una visión de la realidad.

Que si en una campaña política un partido está haciendo campaña con el miedo, pues será una visión de la realidad en la que hay inmigrantes que quieren violar a tus hijas, hay personas violentas en la calle que quieren entrar en tu casa, hay policías corruptos que no atienden a la ley, es decir, bueno, pues una visión de la realidad que te hace tener miedo, ¿no? o que si estamos en el otro extremo que tú mencionabas antes, que es que se hace campaña con dos cosas, con el miedo y con la esperanza.

Pues si hubiera una campaña, digamos, que hace campaña con la esperanza, pues tienes otra visión de la realidad, donde los vecinos se ayudan entre ellos, yo qué sé, pues, las industrias verdes están ya despuntando, el bióxido de carbono del planeta puede ser aspirado con una aspiradora muy grande y vamos todos a vivir súper felices, porque los robots van a hacer todo el trabajo que no queremos hacer, y va a haber, no sé, renta básica universal.

Es decir, el anuncio es la realidad paralela que te ofrecen esos algoritmos, ésa es la publicidad, y no creo que estén dispuestos a tener una política de transparencia con esa publicidad, como, por ejemplo, decir quién patrocina esa visión de la realidad que te están ofreciendo cada día, ¿no?

Otra pregunta que he apuntado es, sobre las fact checkers, ¿qué pasa con los fact checkers?

Bueno, pues yo por un lado pienso que, efectivamente, ésta no es una buena solución para el problema de la desinformación, entre otras cosas, porque cuando llega, porque los fact checkersno son usuarios administradores de las plataformas donde hacen el fact checking, es decir, no ven las cosas antes de que las vean los demás para poder limpiarlas antes de que hagan daño, sino que las ven al mismo tiempo que los demás, generalmente cuando ya han hecho el recorrido.

Y una de las cosas que hemos aprendido sobre la desinformación, sobre todo cuando incita a la violencia o deshumaniza a un colectivo, es que una vez la has visto, ya saber que es mentira no cambia nada. Una vez ha hecho el recorrido que quería hacer, bueno, pues no cambia nada.

Y luego está el problema de la segmentación, que como ya he dicho antes, el problema principal de ese tipo de campaña, el motivo por el que es oscura es porque unas personas las ven y otras no; es decir, antes hablábamos del problema de la polarización, ¿no?, y el problema de la polarización está muy vinculado con el hecho de que todos estamos experimentando realidades paralelas, que ya no nos ponemos de acuerdo en cuáles son los hechos de la realidad aunque tengamos opiniones distintas sobre esos hechos, ya ni siquiera podemos sentarnos a discutir los hechos porque no compartimos las premisas para poder mantener un debate.

Eso significa que, si mi vecino vota a la ultraderecha y yo soy de izquierda, pues mi vecino piensa que yo soy una mala persona y yo pienso que él es un nazi, ¿por qué? Porque ninguno de los dos entendemos la opción del otro, porque yo no puedo ver su canal de televisión o leer su periódico o mirar sus titulares para saber en qué mundo vive, o sea, me lo tengo que imaginar, me tengo que imaginar que o bien está loco o bien es mala persona o bien es un racista, cuando probablemente la realidad es otra completamente distinta, ¿no?

Pero esta incapacidad de entender de dónde viene el otro, que tiene opciones distintas a la mía, hace que nuestro diálogo, que nuestro debate se haga imposible, que no podamos discutir, y eso, no las redes sociales sino eso es el fin de la democracia.

Porque la democracia es un consenso, es decir, la democracia es la capacidad que tiene una comunidad de ponerse de acuerdo, aunque quieran cosas distintas, de ponerse de acuerdo y llegar a un mínimo común denominador que, a lo mejor, no favorece del todo a todo el mundo, pero que se hace suficientemente bueno para todos.

Y para eso, hace falta entender a los demás, y sobre todo no demonizarlos, no pensar que están locos, o que quieren hacer daño.

Veamos, preguntaban también si pienso que las plataformas corresponden a modelos autoritarios.

Yo pienso que sí, que corresponde absolutamente al modelo autoritario más clásico, incluso medieval que conocemos, es un modelo en el que hay, en el que el poder está concentrado todo en el mismo sitio, y ese poder incluye el poder de saber todo sobre ti, y que tú no sepas nada sobre ese poder.

Es decir, esa asimetría de conocimiento, de información por la cual hay un poder que lo sabe todo de todos los ciudadanos, quiénes son, dónde están, qué les preocupa, con quién se relacionan, qué comen cuando nadie les ve, todas esas informaciones.

Y luego la información que infieren sobre esos datos, es información que, bueno, pues que los algoritmos generan a partir de material estadístico y de las cosas que saben todo lo que hace todo el mundo en tiempo real.

Es decir, que haya seis empresas en el mundo que trabajan con ciertos gobiernos, y me imagino que, por dinero con ciertas entidades, que sepan todo eso sobre nosotros y que nosotros ni siquiera podamos saber si cumplen la ley, es un modelo completamente autoritario y decididamente fascista desde mi punto de vista.

Y me gustaría incidir en algo que he dicho antes, y que parece una tontería es que quien ha decidido en las elecciones de 2020 cuándo Donald Trump podía hablar y cuándo no, han sido tres tíos de 30 años multimillonarios que viven en California, y que no han sido elegidos democráticamente por nadie nunca en toda su vida.

Es decir, no hay nada más fascista que esto, tres personas decidiendo algo que tiene un impacto profundo en todo el planeta sin consultarlo con nadie.

Y pienso que me queda uno.

¿Si las redes son el verdugo de la democracia o si pueden servir para algo?

Las redes no son el verdugo de la democracia, pero este estado de polarización y demonización de opciones que no son las nuestras son extremadamente peligrosas.

Yo pienso que la democracia es más fuerte que estas amenazas, y creo, firmemente, en la capacidad que tenemos de aprender y de superar nuestros propios sesgos y debilidades cognitivas, que nos convencen de que, si hay 500 bots diciéndonos que tenemos razón, no es porque los han contratado para darnos esto que le llaman los expertos una ilusión de consenso, sino que realmente tengo razón.

Es decir, creo en nuestra capacidad de aprender, creo que vivimos momentos muy delicados y, sobre todo, pienso que esta situación tan delicada podría ser el germen de una verdadera educación cívica por parte de las instituciones educativas y de las instituciones civiles en todo el mundo o al menos todo mundo democrático, ¿no?

Es decir, que la solución para controlar este problema, para mí no es técnica, porque no es un problema técnico, es decir, a los jefes de las grandes plataformas les gusta decir que es muy difícil moderar contenidos y que cuando tienes tantos millones de usuarios pues no sabes muy bien lo que pasa y no puedes poner una persona por cada usuario, y esto no se puede controlar. 

Mentira, no es un problema técnico, es un problema del modelo, ¿no?, de negocio, ellos están haciendo negocio con la desinformación, es lo que les ha hecho poderosos y lo que les ha hecho ricos, y es muy difícil con esos incentivos, que cambien de modelo de negocio o que puedan, teniendo pues inversores y comités a los qué responder.

Pero sí que pienso que esa infraestructura es valiosa, es decir, no pienso que los, o sea, hay un movimiento por ejemplo, en Europa, bastante grande para recuperar los datos que tienen estas empresas y poder usarlos para otras cosas, pero son datos que en realidad no sirven para las cosas importantes, que solamente sirven para manipular y para enfadar, y para irritar a la población, pero no sirven para, por ejemplo, el proyecto más importante que tenemos ahora mismo que es empezar a gestionar el cambio climático y mitigar los efectos del calentamiento global, y bueno, pues gestionar el problema verdaderamente urgente de la migración causada por el cambio climático y por las guerras civiles causadas por el cambio climático y la falta de recursos. 

Es decir, tenemos problemas muy importantes y éstas son infraestructuras que nos pueden servir para gestionarlos y para comunicarnos, y para, bueno, pues para volver a conectar con nuestros vecinos, ¿no?

Porque uno de los problemas principales de estas plataformas digitales es que te sacan del lugar en el que estás, en el que estás físicamente rodeado de las personas que son tu familia, que son tus compañeros de trabajo, que son tus vecinos del bloque, te saca de ese lugar y te lleva a otro imaginario donde solamente hay gente que se viste como tú, que escucha la música que escuchas tú, que lee los mismos libros y que les gusta la misma ciudad, ¿no?

Pero esa gente no es tu comunidad, tu comunidad es la gente que se queda sin luz contigo, ¿no?, que se queda en el paro contigo porque tu seguridad se ha ido al… ¿no?, ha caído en desgracia, la gente que se moja contigo cuando llueve, es decir, ésa es tu verdadera comunidad. 

Entonces, pienso que tenemos que empezar a no a diseñarlas porque ya existen, pero sí empezar a abandonar esas tecnologías que te sacan del momento presente y te sacan del lugar físico en el que existes y te arrancan de tu comunidad para hacer lo contrario, ¿no?, tecnologías que te ayuden pues yo qué sé, pues a saber qué vecinos necesitan ayudan durante una pandemia, ¿no?, porque son mayores y viven solos y no pueden salir, para saber cómo puedes contribuir con las colas del hambre, cómo puedes ayudar a tu ambulatorio local para agilizar los problemas de las vacunas.

Es decir, cómo puedes hacer comunidad, cómo puedes ayudar a la gente que te rodea, porque, además, entre otras cosas, después de 15 años de dominio absoluto, donde las plataformas digitales en nuestras vidas sabemos, hemos descubierto que nos hacen muy infelices.

Es decir, el estado, este estado de trance y de gran vulnerabilidad en el que nos dejan, nos genera una gran insatisfacción, estamos más deprimidos que nunca, estamos más solos que nunca, y estamos más ansiosos que nunca, y estamos tomando más medicación para todos esos trastornos que nunca.

Y la otra cosa que sabemos, pero desde Confucio, pero que los neurólogos están confirmando en los últimos años, es que lo que más feliz nos hace es hacer comunidad.

Entonces, pienso que esas mismas infraestructuras, que son básicamente las redes que hacemos todos con nuestros teléfonos conectados y, bueno, pues nuestra capacidad de crear comunicación de manera urgente en tiempo real en cualquier circunstancia, pues debería ir enfocándose más a ayudar a nuestra comunidad, y a conocer a nuestros vecinos, y os saber qué es lo que necesitan de nosotros, y aprender a pedirles ayudar también.

Yo creo que no me quedan más preguntas.

Director Ejecutivo de la DECEyEC del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: No, no, la verdad es que además ha sido una respuesta bastante interesante, muy profunda también.

Básicamente, lo que nos comentas es esta educación de ciudadanía digital para concebir las plataformas también como herramientas que sirvan para, digamos, la humanización de la cuarta revolución industrial, y la humanización del futuro con ello fundamental me parece y gran reflexionar.

Ahora, pues agradecerte, agradecerte tu participación, Marta, y me gustaría cederle el uso de la voz a nuestra consejera Dania Ravel.

Por favor, consejera.

Consejera Electoral del INE, Dania Paola Ravel Cuevas: Muchísimas gracias.

Bueno, yo también quiero agradecer profundamente que esté con nosotros, Marta, la verdad es que voy a hacer una confesión, yo desde que vi el tema que se iba abordar y quién lo iba a dar, dije “yo quiero estar ahí, yo quiero escuchar esa conferencia”.

Honestamente pues, desde luego, haciendo todas mis expectativas, me parece que nos dejas muchas reflexiones, muchas enseñanzas.

Hay varios temas que, efectivamente, pues ya no son tan novedosos en cuanto a que nosotros pues ya lo hemos vivido como autoridad electoral, pero hay otros que van siguiendo esa pauta, y que sí son nuevos retos a los cuales nos tenemos que enfrentar.

Por ejemplo, el caso de las fake news, efectivamente, como lo decía Roberto, pues ya hace un rato que nos enfrentamos a esto como autoridades electorales, y en 2018 tuvimos una estrategia que me parece que es bastante afortunada.

Lo que decidimos es, privilegiando algunas de las características del derecho acceso a la información, que es la oportunidad y la veracidad, decidimos adelantarnos a las fake news a partir de la experiencia que habíamos tenido en procesos pasados.

Entonces, por ejemplo, en 2017, en un proceso electoral local, advertimos que hubo muchas noticias falsas, vinculadas con el PREP, que nosotros hacemos con el Programa de Resultados Electorales Preliminares, en donde pretendían hacerle creer a la ciudadanía que había un fraude, que se había fraguado allí, y que se podía corroborar con el manejo del PREP.

Entonces, lo que decidimos fue, bueno, esta vez vamos, es algo complejo, es algo técnico, vamos a tratar de simplificar la información y ponerla a la ciudadanía antes de que salgan estas noticias falsas, para que además provenga de una autoridad, que provenga de alguien que pues sí le pueda dar certeza a la ciudadanía, y para que, efectivamente, evitemos ese efecto nocivo porque, como justamente las noticias falsas suelen viralizarse más, pues después cuando uno desmiente la verdad es que no le llega al mismo número de personas y además como que siempre queda la dudita ahí en la gente, “no, a lo mejor me está mintiendo y esto ya nada más lo están diciendo para tratar de arreglar la situación”.

Entonces, utilizamos esto como estrategia, sumado, desde luego, a tener medios de comunicación aliados para que cuando surgiera alguna noticia falsa, se hiciera una verificación que lo pidiera la ciudadanía. 

Pero me parece que lo mejor fue que nosotros nos fuéramos adelantando. 

En general, este tipo de noticias en el ámbito electoral, suelen ser cíclicas y más o menos proceso tras proceso se vuelven a repetir en temas muy concretos. 

Algo que me pareció súper interesante fue abordar el caso de Estados Unidos con Donald Trump, la verdad es que, desde luego, pues fue público cuando le suspendieron su cuenta, fue un escándalo a nivel internacional, pero yo no sabía exactamente cuál era la lógica, en un inicio, a lo mejor, de estar dejando también información que era evidentemente cuestionable. 

Y cuando decías que ellos pensaban que también era importante que la ciudadanía supiera que el Presidente estaba mintiendo en temas como el COVID-19, bueno, fue una epifanía para mí, ya entendí también por qué se hizo eso.

Y, también me preguntaba en ese momento, bueno, sí, a lo mejor está bien que la ciudadanía sepa que está mintiendo el Presidente y que a partir de eso se genere una opinión, pero hay mucha gente que no sabe que está mintiendo y verdaderamente le cree.

Y eso me parece también muy peligroso, sobre todo cuando hay información que sale de un funcionario público de tan alto nivel y que, pues uno pensaría como ciudadano, como ciudadana, que tiene cierta veracidad y eso puede llevar también, me parece, a un ámbito muy peligroso en donde se pueda alterar el orden público, la paz social. 

Entiendo yo también que la libertad de expresión no es ilimitada, y uno de los límites justamente tiene que ver con los discursos de odio, con incitar a la violencia como me parece que podía ser en ese caso.

Y yo sé que es muy cuestionable el que se haya suspendido su cuenta, pero a mí algo que me hizo sentido es pensar que, seas quien seas, cuando entras a una red social, tú estás de acuerdo con las políticas de uso de esa red social y al final de cuentas, pues si no las cumples, podrían expulsarte de la misma.

Entonces, creo que es algo que también se tiene que dejar ahí en el debate. 

Me quedo con una reflexión que tiene que ver con las cámaras de eco o lo que yo enumeraría como las burbujas en donde vivimos y convivimos nada más con personas que piensen igual que nosotros. 

Yo creo que otro elemento de la información que debemos empezar a potenciar, tiene que ver con la diversidad, con la pluralidad de información, que no solamente ya tenemos que hablar del tema de oportunidad y veracidad de la información, sino también, tener una diversidad de información que nos haga ver que hay personas que piensan distinto y que podamos entender también cuáles son los motivos las razones que tienen esas otras personas, para poder tener realmente una visión integral del mundo y no sesgada o fragmentada.

Por último, pues creo que sí nos deja pensando lo que decías en las últimas elecciones de Estados Unidos con Joe Biden y Trump, bueno, y qué hubiera pasado si la elección hubiera sido más cerrada, qué hubiera pasado ante un discurso tan polarizante.

Creo que sí tenemos que reflexionar mucho en eso.

Muchísimas gracias, Marta, fue un placer escucharte. 

Marta Peirano: Gracias Dania.

De hecho, quiero hacer un último comentario sobre esto que acabas de decir, y es que la intención última de estas campañas de desinformación ni siquiera es que gane un candidato sobre otro, sino literalmente destruir la confianza en las instituciones.

Y por eso me he atrevido a incidir en la importancia de defender la institución como garante de los valores democráticos y del proceso democrático frente a los ataques de quien sea, aunque sea el Presidente del país y uno de los candidatos en ese momento.

Quiero decir que cuando se hace un ataque frontal contra una institución de este tipo en una campaña electoral, es importante, como vosotros habéis hecho con otro tipo de desinformaciones, adelantaros al proceso.

Y yo pienso que otro de los, o sea, el motivo por el que utilizo estas elecciones de ejemplo es porque nosotros ahora tenemos la ventaja que no tuvieron, bueno, ni siquiera en las plataformas en 2016 y las instituciones creadas para defender las elecciones en 2020, es que tenemos la ventaja de haber visto lo que pasa en Estados Unidos que es lo que copia todo el mundo, ¿no?, es decir, que ya hemos visto el modelo.

Y es verdad esto que comentabas que los temas de la desinformación se repiten, hace poco yo estaba leyendo a un teólogo que contaba que toda esta teoría de la conspiración de QAnon, de gente que come niños y que abusa de ellos y eso, ¿no?, en realidad son los mismos temas por los que se quemaban brujas en el siglo XVII y por los que se echaba la gente al bosque en el siglo XIV, y que tienen todos que ver con, como mitos religiosos que se revierten, como mujeres que en lugar de dar a luz roban niños o se los comen, hombres que en lugar de proteger a los mayores pues los violan o los asesinan, es decir, como esta idea de la sociedad revertida, como el demonio que es como Dios pero al revés, es como Jesús pero al revés.

Pues es cierto que todos estos temas en las conspiraciones más profundas, sobre todo, pues tienden a repetirse, ¿no?, entonces, estar preparados con las herramientas apropiadas es importante, pero sobre todo pienso que vosotros hacéis no solamente este trabajo de proteger la integridad de las elecciones, y explicar cómo se aplican las condiciones que se han decido colectiva y democráticamente para este tipo de procesos, sino también la posibilidad de impartir unas ciertas herramientas para el espíritu crítico de la población, para el pensamiento crítico, que como le digo yo siempre a mis alumnos, si no duele es que no lo estás haciendo bien.

Ese pensamiento que tiene en cuenta tus propios sesgos cognitivos, ese sesgo que te hace sentir especial, tanto que solo tú y tus colegas con dos metralletas sois capaces de tumbar un fraude electoral y salvar la patria.

Ese sesgo que hace que elimines de tu recorrido todas las informaciones que contradicen tu historia, por ejemplo, que Bill Gates quiere inyectar chips en todos los ciudadanos para poder controlarlos o matarlos desde las antenas de 5G.

Es decir, todos esos sesgos que son comunes a todos nosotros y que son los que más aprovechan la desinformación para poder entrar en las grietas de nuestra conciencia, pues son los que hay que aprender cuando uno aprende a tener pensamiento crítico, que es aprender a dudar de las cosas que te conmueven, y de las cosas que apelan pues a tus tripas, y a tus sentimientos, y a tu corazón, y no a tu forma racional de interpretar al mundo.

Así que os felicito por el trabajo absolutamente crucial que se estéis haciendo en este momento, y que, efectivamente, es más importante que nunca.

Presentadora: Muchas gracias a la periodista Marta Peirano, a la consejera electoral Dania Ravel Cuevas y al maestro Roberto Heycher Cardiel Soto por esta charla.

Gracias a todas y a todos por su atención y participación.

Les invitamos a seguir las transmisiones del Instituto Nacional Electoral a través de las cuentas oficiales en redes sociales: INE México en Facebook y Twitter, e INETV en YouTube.

Que tengan muy buena tarde.

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