Intervención de Lorenzo Córdova, en Sesión Extraordinaria, en el punto relativo al sorteo para obtener la letra, a partir de la cual se seleccionarán a las y los ciudadanos que integrarán las mesas directivas de casilla en las Elecciones 2021

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL PUNTO 2 DE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA, RELATIVO AL PROCEDIMIENTO MEDIANTE EL CUAL SE REALIZA EL SORTEO DE LAS LETRAS QUE COMPRENDEN EL ALFABETO, A FIN DE OBTENER LA LETRA A PARTIR DE LA CUAL, CON BASE EN EL PRIMER APELLIDO, SE SELECCIONARÁ A LAS Y LOS CIUDADANOS QUE INTEGRARÁN LAS MESAS DIRECTIVAS DE CASILLA EN LOS PROCESOS ELECTORALES 2020-2021, A FIN DE CUMPLIR CON LO ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 254, PÁRRAFO 1, INCISO E) DE LA LEY GENERAL DE INSTITUCIONES Y PROCEDIMIENTOS ELECTORALES Y EL CAPÍTULO 2 DEL PROGRAMA DE INTEGRACIÓN DE MESAS DIRECTIVAS DE CASILLA Y CAPACITACIÓN ELECTORAL DE LA ESTRATEGIA DE CAPACITACIÓN Y ASISTENCIA ELECTORAL 2020-2021

El sorteo que llevaremos a cabo el día de hoy constituye uno de los eslabones de la ingeniería electoral que se ha diseñado en nuestro país para inyectarle confianza a las elecciones. 

No es ni una casualidad, ni una omisión de los legisladores, que a tan solo cuatro meses de que se lleve a cabo la Jornada Electoral, nadie en México, nadie puede saber todavía quiénes serán las y los ciudadanos que recibirán y contarán los votos el día de la elección.

Esta encomienda tiene un propósito específico, evitar que quienes cumplirán con esa alta responsabilidad cívica y democrática, puedan ser sometidos a presiones e intromisiones indebidas por parte de actores políticos, económicos o sociales.

Es claro que antes de la creación del IFE en 1990, la designación de las personas que integraban las mesas directivas de casilla era una atribución discrecional de las autoridades electorales, que vale la pena recordarlo, formaban entonces parte del gobierno y operaban bajo el control de una fuerza política que era, en consecuencia, juez y parte. 

Y no hablamos de un pasado demasiado lejano en el tiempo. Eso ocurría hace apenas hace 33 años. Entonces, esa era la manera en la que se hacían las elecciones. 

Y aunque es poco tiempo, desde el punto de vista de la profundidad, de la diferencia, de la calidad democrática con la que hoy las elecciones se hacen sí constituye afortunadamente un pasado remoto que hemos dejado atrás y del que hay que cuidarnos no volver. Hoy vivimos una realidad política enclave democrática totalmente distinto. 

Esa forma de designación, aquella discrecional de las autoridades electorales, aunque tuviera fundamento legal, generaba suspicacia entre los partidos y la ciudadanía y con razón. Y por muchos años contribuyó a que, en el imaginario colectivo, se pensaba que quienes integraban las casillas, en muchas ocasiones así ocurría, obedecían órdenes del gobierno.

De ahí que con la reforma que dio origen al IFE en 1990, se haya dispuesto que la designación de quienes recibirán y contarán los votos en cada elección, serán ciudadanas y ciudadanos elegidos al azar. 

El procedimiento establecido en la legislación y que ha contribuido durante tres décadas, tanto a la credibilidad como a la ciudadanización de las elecciones, consta de dos fases:

La primera ya ocurrida en el Proceso Electoral en curso, se realiza en diciembre el previo al año a la elección y mandata a que el Consejo General sortee, como ya ocurrió, insisto, un mes del calendario que, junto con el sigue, sirve como base para insacular a los ciudadanos que integrarán las mesas de casilla.

Para este año, como recordarán, el mes sorteado fue agosto y junto con septiembre, con los nacidos en ese mes y en septiembre, saldrán de entrada quienes serán visitados posteriormente, luego de una segunda insaculación designados funcionarias y funcionarios de las mesas receptoras del voto.

La segunda parte de este procedimiento aleatorio, consiste en otro sorteo y que estaremos, estamos a punto de llevar a cabo el día de hoy, mediante el cual en los primeros días del mes de febrero, el año de los comicios, de acuerdo con lo que dispone la ley, el Consejo General debe obtener la letra del alfabeto a partir de la cual los consejos distritales seleccionarán, en abril próximo, el apellido de las y los ciudadanos que fueron capacitados y que obtuvieron las mejores evaluaciones para que integren las mesas directivas de casilla.

Esto quiere decir que hasta dos meses antes, dos meses y medio antes de la elección nadie sabe quiénes van a ser los funcionarios de la casilla, entre otras cosas el propósito es precisamente evitar que pueda haber algún tipo de manipulación organizada que busque alterar el sentido del voto ciudadano.

En México, gracias a este mecanismo que constituye un eslabón fundamental de la cadena de confianza, están exorcizadas las posibilidades de manipular, de fraudar el voto ciudadano.

Ciertamente ambos sorteos que se repiten elección tras elección, que implican nuevas y nuevos funcionarios de casilla para cada ciclo de selección y capacitación de quienes contarán los votos, se replica invariablemente desde cero y constituye como decía, uno de los eslabones centrales de la cadena de confianza de la democracia en nuestro país.

Estoy convencido que no debemos asumir estos sorteos como un mero procedimiento burocrático, por el contrario, como parte de la pedagogía que estamos empeñados en llevar a cabo para mejorar la comprensión de nuestras elecciones y comprender cómo hemos construido un sistema electoral que permite acotar, exorcizar las posibilidades de fraude en cada elección debemos recordar la importancia que para la imparcialidad y la certeza de la competencia democrática, tiene precisamente este procedimiento de definición aleatoria de quiénes recibirán y contarán los votos de sus vecinos.

Debo decir que esta forma de seleccionar y designar a quienes recibirán y contarán los votos, es un rasgo distintivo de la democracia mexicana y no ocurre en otros países, en otras naciones se sabe con mucha antelación quiénes serán los funcionarios de las casillas, y en no pocos casos las personas que cumplen ese rol no solo son funcionarios gubernamentales, sino que casi siempre son los mismos, e incluso se ve con la intensión de favorecer la eficacia y el profesionalismo en el desarrollo de las actividades, de las mesas receptoras del voto.

Sin embargo, mientras en México predomine la desconfianza en las instituciones públicas y se pretenda desacreditar a la autoridad electoral como estrategias políticas, difícilmente esa selección aleatoria podrá y deberá ser eliminada en nuestro andamiaje electoral.

Es pues un procedimiento venturoso, porque inyecta certeza en un sistema político en un contexto social plagado de desconfianza.

Concluyo destacando, que de cara a la elección más grande y compleja de nuestra historia, la de este año, los sorteos del mes del calendario y de la letra del alfabeto permitirán que el 6 de febrero próximo, los consejos distritales insaculen al 13 por ciento de quienes integran la Lista Nominal de cada sección electoral en sus respectivos distritos, esto es 12.2 millones de ciudadanas y ciudadanos, de entre los cuales, a partir del 8 de abril, se empezará a designar, gracias a la insaculación de la letra que hoy haremos, a los poco más de un millón 469 mil ciudadanas y ciudadanos, constructores de la democracia y pilar de las elecciones democráticas en México, que integrarán las más de 163 mil casillas que prevemos instalar el 6 de junio próximo. 

Con el sorteo que realizaremos el día de hoy en este Consejo General, el INE está dando un paso más en la conformación de la cadena de confianza que sostiene la imparcialidad de nuestras elecciones y avanzamos hacia la ciudadanización de la elección más grande que hayamos vivido en nuestro país. 

En México no es un eufemismo decir que la democracia la hacen las y los ciudadanos, las elecciones son hechas por quienes reciben el voto de sus vecinos, ciudadanas y ciudadanos, que son los principales vigilantes y garantes de la imparcialidad con la que actúa la autoridad electoral. 

En nuestro país las elecciones no son del INE, tampoco de los partidos, las elecciones son de y son hechas por ciudadanas y ciudadanos. 

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