VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL PUNTO 11 DE LA SESIÓN ORDINARIA RELATIVO AL PROCEDIMIENTO MEDIANTE EL CUAL SE REALIZA EL SORTEO DEL MES, QUE JUNTO CON EL QUE SIGUE EN SU ORDEN, SERÁ TOMADO COMO BASE PARA LA INSACULACIÓN DE LAS Y LOS CIUDADANOS QUE INTEGRARÁN LAS MESAS DIRECTIVAS DE CASILLA EN LOS PROCESOS ELECTORALES 2020-2021, A FIN DE CUMPLIR CON LO ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 254, PÁRRAFO 1, INCISO A) DE LA LEY GENERAL DE INSTITUCIONES Y PROCEDIMIENTOS ELECTORALES Y EL CAPÍTULO 2 DEL PROGRAMA DE INTEGRACIÓN DE MESAS DIRECTIVAS DE CASILLA Y CAPACITACIÓN ELECTORAL DE LA ESTRATEGIA DE CAPACITACIÓN Y ASISTENCIA ELECTORAL 2020-2021
Antes de proceder al sorteo, quiero intervenir en este punto sólo para destacar la importancia del procedimiento que estamos por desarrollar.
De acuerdo con lo que establece la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, durante el mes de diciembre del año previo a la elección, el Consejo General del INE debe sortear un mes del calendario que junto con el sigue cronológicamente serán tomados como base para la insaculación de la ciudadanía de donde se tomarán aquellos que integrarán aquellos funcionarias y funcionarios que integrarán las mesas directivas de casilla.
Éste es uno de los pasos más importantes de nuestro sistema electoral, un paso por cierto que hoy forma parte de la normalidad y que tiende a obviarse para poder garantizar lo que hemos denominado la cadena de confianza de las elecciones, es decir, para asegurar que la selección de las ciudadanas y ciudadanos que habrán de fungir como funcionarias y funcionarios de casilla parte de un principio aleatorio denominado insaculación, el cual se llevará a cabo en el mes de febrero de 2021 en la sede de cada uno de los 300 distritos electorales federales en que se divide nuestro país.
El sorteo que llevaremos a cabo en los próximos minutos será el punto de partida de la insaculación del 13 por ciento de ciudadanas y ciudadanos de cada sección electoral que serán visitados casa por casa y a lo largo y ancho del territorio nacional por más de 41 mil capacitadores, asistentes electorales en estos días están siendo designados mediante un estricto proceso de selección que, por cierto, apenas este fin de semana tuvo su expresión más evidente con la realización exitosa de un examen de conocimientos y aptitudes para el que se evaluaron a más de 170 mil aspirantes.
Para el proceso electoral 2020-2021 que como hemos insistido será el más grande de la historia de nuestra democracia, se prevé citar a más de 12 millones 300 mil personas nacidas precisamente en los meses que resulten sorteados para elaborar una primera lista de ciudadanas y ciudadanos que acepten participar y que serán capacitados para recibir y contar el voto de sus vecinos.
Posteriormente, se realizará un nuevo sorteo para definir la letra inicial del apellido y con base con ello proceder a una segunda insaculación para designar a quienes integrarán las más de 163 mil casillas que se tiene previsto instalar el próximo 6 de junio de 2021 y que significa una cifra cercana a un millón y medio de personas que serán de nuevo capacitadas en función del cargo que vayan a ocupar el día de la Jornada Electoral.
Todo este procedimiento se lleva a cabo para dejar en manos de la propia ciudadanía, doblemente sorteada y capacitada, el eslabón de confianza más fuerte de nuestra democracia electoral, es decir, ciudadanos recibiendo y contando los votos de otros ciudadanos.
Quiero enfatizar que éste no es un asunto menor o un trámite burocrático más que tiene que llevar a cabo esta autoridad electoral, el hecho de que sean un millón 469 mil ciudadanas y ciudadanos escogidos aleatoriamente y capacitados para desempeñar sus funciones, quienes reciban y cuenten los votos que millones de mexicanas y mexicanos emitiremos en las urnas el próximo 6 de junio, constituye la principal garantía de imparcialidad en la recepción y cómputo de los sufragios.
En México quien cuenta los votos vale la pena insistir, no es la autoridad electoral, sino son ciudadanas y ciudadanos que hoy no sabemos quiénes serán precisamente para garantizar esa imparcialidad que auxilian en esa tarea al INE.
Ésa es la piedra angular del sistema electoral que hemos venido construyendo durante décadas en México, y que hoy es un referente a nivel mundial por su calidad técnica, por su confiabilidad y por haber garantizado que la competencia política con altos grados de alternancia transcurra por los cauces legales de manera ordenada y pacífica.
A diferencia de lo que ocurre en varios países, algunos de ellos con democracias consolidadas, en México nadie puede saber quiénes hoy serán las y los ciudadanos que van a contar los votos cuando faltan seis meses, menos de seis meses para los comicios.
Y eso tiene el doble propósito de, por un lado, dar certeza a las fuerzas políticas y a la ciudadanía sobre la imparcialidad de quiénes cuidarán las casillas y, por el otro, proteger, precisamente a las y los funcionarios que cumplirán esa función ante las eventuales intromisiones o presiones indebidas por parte de cualquier tipo de actor político.
A partir de este sorteo, en un par de meses comenzará el trabajo de campo de los más de 41 mil capacitadores asistentes electorales y los casi 7 mil supervisores electorales que serán los encargados de ubicar, visitar, convencer y capacitar a las próximas y próximos presidentes, presidentas, secretarios, secretarias, de casilla y los escrutadores y sus respectivos suplentes.
De acuerdo con nuestro cronograma, la primera etapa de capacitación habrá de transcurrir entre el 12 de febrero y el 31 de marzo de 2021.
La segunda insaculación ocurrirá el 8 de abril y a partir del 13 de abril se llevará a cabo la segunda etapa de capacitación.
Todo ello, para que el 6 de junio próximo podamos garantizar el número suficiente de funcionarias y funcionarios de mesa directiva para las, decías, más de 163 mil casillas que habremos de instalar a lo largo y ancho del territorio nacional.
La cadena de confianza es uno de los procesos fundamentales para dar certeza al proceso electoral. Se trata de una confianza basada en la transparencia de estos procedimientos y la imparcialidad de las y los ciudadanos.
Suelo, termino decirlo, termino con esto, reiterando el punto, solemos obviar estos procedimientos, pero debemos recordar que son la piedra fundamental, basilar sobre la que, desde hace, justamente, 30 años se vienen cimentando procesos electorales ciertos, transparentes y creíbles.
Señor Secretario, si no hay más intervenciones, colegas, les pido que dé, que conduzca el sorteo del mes del calendario
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