Versión estenográfica de la Mesa 9 Educación cívica y participación ciudadana, 30 aniversario IFE-INE

Escrito por: INE
Tema: 30 años del INE

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA MESA 9 EDUCACIÓN CÍVICA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA, EN EL MARCO DEL EVENTO DE CONMEMORACIÓN 30 ANIVERSARIO IFE-INE, REALIZADA DE MANERA VIRTUAL

Presentadora: Agradecemos a las personas que siguen la transmisión de las mesas temáticas con motivo del 30 Aniversario del Instituto Nacional Electoral. 

Recuerden que pueden consultar el programa en la página web www.ine.mx.

En este momento, daremos paso a la mesa Educación Cívica y Participación Ciudadana, para lo cual contamos con la presencia de Roberto Heycher Cardiel Soto, Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica, quien participa como moderador y a quien damos la palabra. 

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Muchísimas gracias, querida Julieta. 

Muy buenas tardes a todas y todos, quienes nos siguen a través de nuestras redes del propio Instituto Nacional Electoral.

Es un gusto recibirles esta tarde para discutir un tema tan relevante como lo es la Educación Cívica y la Participación Ciudadana.

Quiero darle la bienvenida a esta mesa, que es una mesa de lujo, déjenme decirles, que en donde la doctora Fernando Somuano está participando, también el profesor Mauricio Merino, la doctora Nashieli Ramírez y el consejero electoral Martín Faz, quienes van a ser los responsables de detonar esta importante reflexión en torno a esta temática que es un de las principales atribuciones del propio Instituto Federal Electoral y ahora Nacional. 

Si me permiten, comenzaré brevemente con dar una introducción para cederles el uso de la voz. Y es que, como les he comentado, el INE está cumpliendo 30 años. 

Tres décadas de organizar elecciones con una axiología que tiene como base la certeza y la participación ciudadana.

Tres décadas de convocar a la ciudadanía a construir las instituciones y a apropiarse de ellas por la ruta democrática. 

El INE tiene una misión constitucional que es compleja y esencial para la viabilidad de la propia civilización que no solo comprende la organización de las elecciones, sino que también tiene a su cargo contribuir al desarrollo de la vida democrática, mediante la educación cívica, la formación ciudadana y el fortalecimiento de la cultura cívica. 

Ha sido propósito de los programas y estrategias del IFE-INE en esta materia atender las causas de la debilidad de la cultura política democrática de la ciudadanía, desarrollar y ejecutar programas de educación cívica en un entorno de desigualdad y discriminación, ha sido un desafío enorme que el IFE-INE no ha enfrentado solo, ni lo hará solo tampoco en el futuro. Por el contrario, cientos de organizaciones de la sociedad civil, universidades, asociaciones de profesionistas y otras instituciones han sido aliadas invaluables en esta causa. 

A lo largo de estos tres decenios, la misión de desarrollar la educación y cultura cívica ha transitado de diseñar actividades con una visión de corto plazo a trazar estrategias que buscan incidir en asuntos estructurales en el mediano y en el largo plazo.

En esta materia, venimos de lejos, desde las primeras campañas de difusión de educación cívica del IFE en la década de los noventas del siglo pasado que promovían los valores de la democracia, hasta los programas y líneas de acción de la estrategia nacional de cultura cívica 2017-2023 que promueven la apropiación del espacio público.

Promover educación cívica nunca ha sido una tarea sencilla o cómoda, pues implica cuestionar el estatus quo, desafiar el estado de las cosas para buscar mejores condiciones para el ejercicio de los derechos. 

Implica también incitar a la gente a exigir e involucrarse en los asuntos públicos, cuya atención no puede ni debe ser monopolio de las élites gobernantes. 

Al mirar en retrospectiva la historia en esta materia y observar el cúmulo de esfuerzos realizados por tantas personas e instituciones, no podemos sino sentirnos llenos de energía y convicción para enfrentar los retos venideros.

Y es que, en el contexto actual, tampoco es nada sencillo. Déjenme decirles un dato: En los últimos años pareciera que se ha profundizado una ola de gobiernos autocráticos, datos registrados en el reporte de BIDEM 2020, señalan que por primera ocasión desde el 2001 el número de países no democráticos es superior a los que sí son democráticos 92 contra 87.

De igual manera, tampoco hay una satisfacción con la democracia. De acuerdo con el Índice de Percepción Democrática 2020, en ningún país del mundo su gobierno satisface plenamente a la ciudadanía.

Si bien en el 78 por ciento de la población considera que es importante tener un sistema democrático en su país, 40 por ciento declara no vivir en uno, y 43 por ciento opina que sus gobiernos trabajan para una minoría.

Por cierto, este último dato ocurre, tanto en países democráticos como en autocráticos.

Pues como lo dije al inicio, el INE está cumpliendo 30 años y nos importan muchos sus reflexiones sobre lo que en materia de educación cívica y participación ciudadana hemos hecho de mano de la ciudadanía en estas tres décadas, pero también, y quizá aún más, lo que nos falta por hacer.

Entonces, para ello me voy a permitir darles la palabra en esta primera ronda de participación.

Si me lo permiten, quisiera pedirle a la doctora María Fernanda Somuano Ventura haga uso de la voz.

Antes quisiera comentarles que la doctora María Fernanda Somuano es licenciada en Administración Pública por el Colegio de México, cuenta con estudios de maestría en Ciencia Política en la Universidad de Iowa, y maestría en Administración Pública y Política Pública en London School of Economics and Political Science.

De igual forma, tiene estudios de doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Iowa.

Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel 3, y entre sus temas principales de investigación destacan cultura, e instituciones, sociedad civil, cultura política, ciencia política, democracia, América Latina, entre muchos otros.

Doctora Fernanda Somuano, es un gusto tenerla con nosotros y queda usted en uso de la voz.

Muchas gracias.

María Fernanda Somuano: Bueno, pues muchísimas gracias, Roberto, por la invitación a, como tú bien dices, a compartir con un panel de lujo, bueno, con el profesor Merino, por supuesto, con Nashieli, que también he coincidido con ella en otros espacios y proyectos, y bueno, con el consejero Faz Mora.

Nada más tengo una preguntita, Roberto, ¿cuánto tiempo es lo que tengo en esta primera ronda?

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: En torno a 15 minutos.

María Fernanda Somuano: 15, okey.

Muy bien, bueno, entonces les cuento un poco cómo quiero usar mis 15 minutos.

Digamos, un poco lo que quisiera hacer es primero unas breves reflexiones sobre lo que es la educación cívica y un poquito lo que ha sido o cómo se ha entendido la educación cívica en México; un poco sobre la relación que hay entre educación cívica y participación ciudadana; y luego quiero aprovechar, si es que tengo tiempo, voy a tratar de administrarme bien para presentarles uno datos que me parecen súper interesantes.

Y, además, déjenme decirles que serían ustedes los primeros que van a ver estos datos porque son datos que trabajamos en un proyecto sobre socialización política en niños con Julia Flores que hicimos la encuesta en el 2017 y, bueno, fue un poco una pesadilla, digamos, el proceso de revisión de datos y análisis de datos y demás.

Finalmente, ya tenemos un libro que está ya en publicaciones, que va a, digamos, ya está, de hecho, en edición, lo va a publicar el Colegio y el Instituto de Jurídicas de la UNAM.

Entonces, bueno, pues les quiero mostrar algunos de estos datos, porque creo que son muy ilustrativos de en dónde nos encontramos, de nuevo, es una encuesta de niños.

Ahora les diré un poco qué edades y demás, pero un poco en donde nos encontramos en términos de valores y actitudes democráticos y un poco, con base en esos datos el reto que tenemos hacia adelante en términos de educación cívica.

Bueno, empezaría con algo muy obvio que todo mundo sabe y es que, la democracia no puede funcionar correctamente sin el apoyo ciudadano que comprendan las ideas, las prácticas, las instituciones en qué esta se basa y que conozcan cómo asegurar que los gobiernos encargados de representarlos se ocupen de los problemas y aspiraciones que demanda la sociedad.

Ahora, ¿qué es la educación cívica? Pues, básicamente, la educación cívica ideal mente contribuye, justamente, a que los ciudadanos adquieran esos conocimientos.

Hay como en todo, muchas definiciones de educación cívica o de formación cívica, pero, prácticamente, todas tienden a coincidir en que es el proceso mediante el cual los ciudadanos adquieren conocimientos, habilidades y la disposición para participar en la vida pública.

Más específicamente, la educación cívica es el proceso de enseñanza que tiene por objetivo, promover el comportamiento civilizado y ético de los individuos, educar una ciudadanía que promueva la convivencia y la cohesión social, indispensables para una vida democrática.

Ahora, durante muchos años la educación cívica en México se pensó como una materia, básicamente, que se impartía en educación básica y que aspiraba a infundir un mismo credo patriótico en todos los escolares mexicanos.

Tan importante era ese fin que la creación de una identidad nacional, incluso, se veía como prioritaria sobre la transmisión de conocimientos estrictamente académicos.

La idea de patria integrada por territorio, pueblo y estado, domino la concepción de ciudadanía y fue el supuesto principal en el que se basó el sistema político mexicano del siglo XX.

La identificación de los individuos con los símbolos patrios fue suficiente durante largo tiempo para crear entre ellos un sentido de comunidad.

Reproducir en los libros de textos la idea de ciudadanos se ligó automáticamente a la pertenencia territorial, histórica y normativa e hizo de la autoridad presidencial el eje de todo avance nacional y de la protección del orden social.

Sin embargo, esta concepción del ciudadano encontró con el tiempo dificultades y contradicciones con los valores democráticos, ya que limitaba al individuo, básicamente, a una relación pasiva y supeditada al Estado, en donde su máxima expresión política era la obediencia a la autoridad.

Ejercer el voto quedaba así reducido a una validación meramente burocrática y procedimental de la política y consecuentemente la toma de decisiones era vista como un proceso ajeno, externo y del cual sólo se podía ser espectador.

Sin embargo, afortunadamente en las últimas décadas ha habido cambios importantes en el área de educación cívica.

Los programas educativos y el libro de texto, sobre todo, sufrieron transformaciones importantes y fueron pasando de la enseñanza, de valores patrios y el énfasis en el nacionalismo a la promoción del conocimiento de derechos humanos, valores democráticos como la confianza, la tolerancia, la participación, el diálogo.

La educación cívica, entonces, es parte de una cultura política mucho más amplia y evidentemente, pues es un elemento muy importante en la formación política de los ciudadanos.

Ahora, muy importante señalar y ahí es donde voy a ligar un poco con la ENCCÍVICA y con la idea de participación ciudadana, es que la educación cívica no se limita o por lo menos no debiera limitarse a la educación cívica formal que se estudia en las escuelas o que se da en las escuelas, sino que claramente abarca todo tipo de aprendizaje explícito o implícito sobre lo que significa ser ciudadano.

Y una cultura democrática en principio, no se puede forjar en abstracto, sino que es un producto de un proceso de socialización, como ya dije, formal, pero también informal. 

Tal escuela se ha considerado básicamente desde hace mucho como el agente socializador y transmisor de educación cívica por excelencia, de manera explícita la escuela se ha visto como un medio para formar buenos ciudadanos, mediante la enseñanza del civismo, la historia, en fin. 

Sin embargo, dado que la educación cívica no se limita de nuevo a lo que se aprende en la escuela, hay otros agentes socializadores igualmente importantes que la escuela. De hecho, hay estudios que sugieren que la familia y el entorno doméstico tienen el mayor peso en el proceso de socialización política y de formación cívica, especialmente durante la primaria. 

La socialización desarrollada en la escuela ocurre sobre la base justamente de representaciones que los niños ya habían adquirido o ya han adquirido de sus padres, aunque la adquisición de nueva información y de nuevo la educación cívica pueden contribuir a modificar lo que los niños aprendieron en el ámbito familiar. 

Además, la escuela es el ámbito que permite a los jóvenes distanciarse en cierto sentido de las orientaciones y actitudes políticas de su grupo social de origen. 

Los medios de comunicación son otro agente socializador fundamental pues prevén información, pero también orientaciones valorativas que muchas veces entran en contradicción incluso con lo aprendido por el niño justo en sus clases de civismo o de educación cívica formal. 

La interpretación de esta información depende de la influencia familiar y algo menos también del ámbito escolar. 

La Iglesia es otro agente socializador.

Y finalmente el grupo de pares es otro importante agente socializador, ya que junto con sus pares o en ese ámbito, es que los niños aprenden también muchas actitudes políticas y construyen parte de sus opiniones políticas; y, sobre todo, es particularmente importante si este grupo o si en este grupo de pares existe alguna organización social para algún fin específico. 

Esta visión amplia de educación cívica que va mucho más allá de crear patriotas y que incluye mucho más de lo que los individuos aprenden en los cursos de civismo en la escuela, es la que toma la ENCCÍVICA y sobre la que se diseñó esa estrategia. 

Es decir, una definición que más que adoptar una postura sobre el ideal ciudadano, lo que hace es proponer la creación de condiciones para desarrollar en los individuos competencias que les resulten útiles para convivir de manera pacífica en sociedad, para ser personas autónomas que reconozcan y exijan derechos.

La idea de cultura cívica que está en la ENCCÍVICA es una y aquí, de hecho, voy a citar la ENCCÍVICA, que dice lo siguiente: La cultura cívica aspira a generar un cambio en el paradigma de la ciudadanía, en el que el ciudadano no solo sea participe de la democracia cada vez que haya elecciones, sino que se convierte en un defensor del reconocimiento, ejercicio y protección de sus derechos, libertades e igualdad que comprende y práctica sus responsabilidades democráticas que sea un vigilante de la actuación de sus representantes, que exija cuentas de los órganos de gobierno, que demande la generación y difusión de información que sirve de sustento para la toma de decisiones.

En suma, como ya lo decía Roberto, que se apropie del espacio público.

Bueno, y es aquí en donde entra, por un lado, el concepto de participación ciudadana, porque claramente no podemos pensar en la apropiación del espacio público sin hablar de participación ciudadana.

Entonces, la participación ciudadana es la clave para la reconstrucción del espacio público y es justo en ese espacio donde se genera la posibilidad de construir contextos de exigencias desde los cuales se limite el uso discrecional del poder, se eleven los costos de las prácticas ilegales y se fomente la transparencia y la rendición de cuentas.

El derecho a la información, la responsabilidad pública de los medios, el carácter crítico y propositivo de las instituciones educativas, el fortalecimiento de los organismos autónomos difícilmente se valora sin la actuación fiscalizadora y proactiva de las organizaciones civiles, del fortalecimiento de la opinión pública y la participación de la ciudadanía en asuntos públicos. Y estas tres últimas, pues son precondiciones, creo yo para la construcción de contextos de exigencia, que es de nuevo una de las cosas centrales de la ENCCÍVICA.

Bueno, y es ahí, la ENCCÍVICA parte de ocho líneas de acción que, digamos, las voy a leer rapidísimo nada más para recordarnos a quienes estuvimos en ese proceso.

Generación de conocimiento e información para el ejercicio de ciudadanía, difusión, promoción, conocimiento y ejercicio responsable de los derechos humanos, apropiación del derecho a saber, creación de espacios para el diálogo democrático, creación y vinculación de redes para el ejercicio democrático, promoción de la cultura cívica en los entornos escolares, exigencia de cumplimiento de la palabra pública empeñada y promoción de la incidencia de la ciudadanía en la solución de problemas públicos.

Bueno, yo, entonces, me voy a centrar, como les decía, en el 6 simplemente, porque, pues, esta idea de promoción de la cultura cívica en los entornos escolares es un poco, pues, la base de lo que quisimos hacer Julia y yo con este estudio, un poco ver, pues, en donde estamos en términos de eso, de valores democráticos, qué se ha conseguido con la educación cívica que hemos recibido hasta ahora o que han recibido hasta ahora los niños y un poco el reto que tenemos por delante.

Entonces, voy a tratar de compartir rapidísimo mi pantalla, a ver si lo logro.

¿Ahí lo ven? No, ¿verdad?

Ahí si ven. Ok.

Les voy a presentar alguna de las láminas, de los resultados, digo, son un poco así medio, digo, sin un orden muy específico y demás, pero, de nuevo, creo que nos dicen cosas interesantes.

Esta pregunta es, ¿en tu opinión para qué sirve la democracia? 

Aquí claramente lo que vemos es que hay una mayoría de niños que dicen que es la para elegir a los gobernantes, mientras que, justamente, la idea de exigencia pues es la, digamos, la tercera con menos apoyo, son más o menos 13 por ciento mientras que la de elegir gobernante son 45 por ciento.

Entonces, hay claramente una idea de democracia mucho más de eso, de elecciones.

Justo ligando con el asunto de las elecciones, cuando preguntamos sobre eficacia de diferentes formas de participación, aquí es interesante ver algo que pasa también en los adultos que es que, votar en las elecciones pareciera la opción que se ve como más eficiente y esto también sucede en el público adulto.

Interesante, porque cuando nos vemos a la siguiente que es, ¿qué tan de acuerdo estás con cada una de las siguientes afirmaciones y, digamos, la afirmación es:

No tiene caso ir a votar porque todos los partidos hacen trampa.

Pues ahí tenemos más de la mitad de niños que están de acuerdo con esta noción, con que los partidos hacen trampa y, por lo tanto, pues, por un lado, consideran que las elecciones sí son una buena forma de, pues, de alguna manera participación, pero al mismo tiempo, pues, consideran que no necesariamente cuando existen actores que no cumplen cabalmente con lo que deben.

Eso nos lleva a una pregunta que tienen que ver con respeto de las leyes, y aquí también, digamos, pues, qué tanto se respetan las leyes.

De nuevo, las mayoritarias son poco y nada, bueno, poco primero con 41 y 13 de nuevo son, pues, más del 50 por ciento, más de la mitad de los niños que consideran que las leyes en México se consideran o se respetan poco y nada.

Confianza.

Uno de los valores democráticos que medimos con el Informe-País y que luego, pues, digamos, vimos o tomamos para parte del diagnóstico para hacer la ENCCÍVICA.

Aquí tenemos que, pues, mucho y algo suman más menos el 56 por ciento, pero poco y nada siguen siendo opciones con un número alto.

Digamos, esperanzador porque son datos menos terribles que los datos en adultos, pero, bueno, pues ahí otra vez habría que pensar cómo hacemos para que eso mejore.

Confianza institucional.

Ésta se parece también interesantemente se parece a los adultos, aquí, bueno, la familia, esto les hicimos una escala del 0 al 10, en donde 10 era: se confía mucho o confío más y 0 nada.

Y aquí lo que vemos es, pues la familia, los maestros y el Ejercito de nuevo muy parecido a lo que sucede con los adultos, son los, digamos, las instituciones en las que más se confía.

y, bueno, no es de extrañar que los partidos políticos, el Presidente de la República, éste es interesante porque eso, por ejemplo, en los 70, cuando comparamos, por ejemplo, con el estudio de Segovia, el Presidente tenía el doble de confianza. Entonces, ahí es interesante ver ese cambio.

Otro acto que es interesante es de los extranjeros, o sea, sí hay un poco de desconfianza hacia los extranjeros.

Me voy a mover, porque me quedan ya sólo 2 minutos.

Éste me pareció importante, porque, finalmente, de nuevo, cuando estamos pensando en el asunto de la confianza y vemos que este tipo de fenómenos suceden, esto les preguntamos que, si en su escuela había este tipo de actos y, bueno, por lo menos los tres primeros pues sí son, digamos, actos que implican o que nos hablan de ciertos valores sobre los que creo yo que hay que trabajar.

¿Qué tan influyente te parecen las siguientes personas? En política, pues, bueno, básicamente, aquí perdón, me faltó poner esto es los ciudadanos, el ciudadano común y, bueno, mucho y algo no llegan al 50 por ciento; poco y nada de nuevo, pues, son altos.

Me muevo a la tolerancia que es el otro gran valor, digamos, de la democracia o sobre el que gira la democracia y en la tolerancia tenemos, creo yo, ahí hay algunas cosas esperanzadoras, otras no tanto. Este, por ejemplo, me parece que es interesante, ¿no?

Se les preguntó si consideraban que los homosexuales debían gozar, bueno que, si estaban de acuerdo con algunas de estas y, bueno, casi 70 por ciento dijeron que debían gozar los mismos derechos, lo cual creo que es un dato interesante y esperanzador. 

Y creo que tiene que ver justo con los cambios que se han hecho, digamos, sobre todo cuando uno revisa los libros de texto actuales, sí ha habido un cambio muy importante para hablar sobre temas de derechos individuales, derechos humanos, respeto a tolerancia, en fin. 

¿Cuál de las siguientes frases refleja mejor lo que tú piensas? 

Este es justo el que les decía de los extranjeros. Aquí, digamos, es un poco ambiguo porque, por un lado, sí 38 por ciento dice que cualquier extranjero puede establecerse libremente en el país, pero pues 32 y 24 juntos más del 50, pues sí digamos se muestran mucho más recelosos de los extranjeros. 

Este es quizá la que me preocupa más y de nuevo esta también en adultos y es la última de hecho, sale también pues preocupante. Y estarías de acuerdo o en desacuerdo que se permitiera salir en la televisión una persona que va a decir cosas que están en contra de tu forma de pensar, casi el 50 por ciento. De hecho, más del 50 si sumamos el desacuerdo en parte. 

Entonces, aquí sí son focos rojos de intolerancia y de cierto problema con libertad de expresión que creo que pues sí son asuntos que hay que checar y tomar en cuenta. 

Bueno, voy a dejar aquí de compartir. 

Cierro ya nada más mencionándoles que no les dije, entrevistamos a mil 300 niños en escuelas públicas a lo largo de todo el país, hay quiero tratar de hallar, aquí está, mil trescientos y tantos niños en escuelas públicas a lo largo de todo el país, esa fue nuestra muestra.

Y repito, ya podrán ver el producto completo para cuando esté listo.

Muchas gracias. 

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Muchas gracias, doctora, al contrario.

Ya no podemos esperar para tenerlo y presentarlo seguramente en varios foros que nos permita acompañarles con esto. 

Sin duda, son temas relevantes los que ha planteado. 

Dos focos rojos que puedo yo identificar de lo que nos presenta, que es el tema de la confianza interpersonal como el hacer el asocianismo, por un lado; y, por el otro, esta alerta en torno a los temas de tolerancia y respeto que nos deja ver con los datos la doctora Somuano.

Muchísimas gracias, doctora. 

Ahora, si me permiten, quisiera pedirle al doctor Mauricio Merino Huerta, haga uso de la voz. 

Él es doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. 

Es profesor e investigador de la división de Administración Pública del Centro de Investigación y Docencia Económicas. 

Fue Director de esa división de 2005 al 2011.

Ha sido profesor en el Colegio de México y ha impartido cursos en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad Autónoma Metropolitana y en la Universidad (inaudible) de Barcelona en España.

También es profesor asociado en el Centro de Estados Unidos-México de la Universidad de California en San Diego, entre algunas otras universidades también y centros de investigación en el extranjero.

Es un gusto tenerle por acá, profesor Merino y un gusto también escucharlo.

Por favor, su tiempo para usted. 

Mauricio Merino Huerta: Gracias, querido Roberto y ahora profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara, por cierto, en el Instituto de Investigaciones sobre rendición de cuentas y combate a la corrupción, que es un proyecto compartido con el CIDE y con otras 22 universidades públicas del país.

Así que ya lo añadiremos a lo que acabas de leer.

Y bueno, me encanta estar con ustedes, querido Roberto, empezando por ti, gracias por la invitación, qué gusto volver a verte y a mis queridisimísimas amigas Fernanda y Nashieli.

Y a quien me cuesta trabajo decirle, señor consejero electoral, porque le tengo mucho afecto al señor consejero electoral Martín Faz, qué bueno verte y qué bueno que estés en esta institución mi querido Martín.

Pues en línea con lo que ha venido ya diciendo la doctora Fernanda Somuano, yo también quería tratar de explicar cómo es que interpreto el papel de la educación cívica a la luz de la ENCCÍVICA.

Y para eso pensaba que es importante hacer un pequeño eslabonamiento de autores y de ideas relativamente simples, unas que tienen que ver, dos paquetes en realidad, uno que tiene que ver con los grandes desafíos y el otro que tiene que ver con las tareas que yo creo que tenemos por delante en esta materia.

Empiezo por algo que parece absolutamente necesario. Para pode ser ciudadano, uno tiene que sentirse parte de un estado, y la clave de la pertenencia a un estado del sentido de pertenencia… en nuestros días asociado a una nación.

Es decir, uno es parte de un estado nación, no es en este momento del siglo XXI fácil, no es que sea imposible, pero no es fácil. Desde luego en México ni siquiera me lo alcanzo a imaginar suponer que uno pueda ser un ciudadano completo sin sentirse parte de México, es decir, de la nación.

Al final del siglo XIX, ya sabemos el clásico Renan, Ernest Renan decía que la nación era un plebiscito de todos los días, esto es que se tiene que refrendar por cada uno de los integrantes de ese grupo humano que integra una nación, se tiene que refrendar su sentido de pertenencia.

Y en la medida que no hay un refrendo de ese sentido de pertenencia, pues tampoco puede haber lo que la ENCCÍVICA pide, que es la apropiación de lo público.

Lo público es, en palabras de Nora Rabotnikof, como sabemos, aquello que es de todos, aquello que nos pertenece a todos. Lo público no es de alguien en particular y tampoco es que sea cosa de nadie, lo público nos pertenece a todos y, en consecuencia, todos somos parte de eso público.

Apropiarse de lo público quiere decir también sentirse dueño de eso en lo que todos participamos, de lo que todos somos parte.

Es el lugar común, dice Nora Rabotnikof, pero también lo público es aquello que se conoce, no es lo que se oculta, sino lo que se conoce.

Y es también lo público aquello que es incluyente, abierto, que está disponible, no se cierra, no es excluyente, no es para unos cuantos y para otros no, no es selectivo.

Por lo tanto, para sentirse realmente ciudadano, recupero estas ideas, creo que simples, en fin, complejas en su elaboración, pero simples de decir.

Efectivamente, es necesario apropiarse de lo público en el sentido de formar parte de este gran criterio de nación.

Hace unos días, por cierto, y salgo un poco del guion, porque hace unos días en el marco de FIL de Guadalajara, pude asistir virtualmente a una bellísima (Falla de Transmisión) que, recomiendo ampliamente a ustedes, está en línea, entre Yuval Noah Harari, este magnífico historiador de la Universidad de Jerusalén y, Michael Sandel, este gran filósofo político de Harvard.

Son dos autores que tenemos, creo, todos muy presentes, Yuval Noah Harari y Michael Sandel.

Y en esa conversación, Yuval decía en respuesta a una pregunta específica de Sandel, le decía “es que la nación es un gran invento de los seres humanos, porque es el que nos permite sentirnos solidarios con personas que no conoces y que nunca vas a conocer”. 

Una nación es la que te permite sentirte identificado con alguien que (Falla de Transmisión) tu familia está en otro lugar físicamente hablando y, sin embargo, hay lazos que te unen a esa otra persona, y esos lazos no solo te unen desde un punto de vista unidireccional, es decir, de ti hacia ellos, sino lo más importante es que tú te sientes protegido por esas otras personas a las que no conoces.

El gran triunfo, decía Yuval Noah Harari, del sapiens, ustedes saben que ha escrito Yuval Noah Harari sobre la diferencia entre neandertales y sapiens, entre otras muchas cosas, hablando de la historia del mundo a largo aliento, es ésa: los sapiens crearon la idea de una pertenencia a grupos humanos que no necesariamente conviven en el mismo espacio geográfico, y que, incluso, no conviven en el mismo espacio histórico.

Nos sentimos parte de México, incluso con las y los mexicanos del siglo XIX, y tendríamos que sentirnos parte de México con las y los ciudadanos del siglo XXIV, es decir, hacernos responsables hoy de lo que sobrevendrá más adelante, en fin.

Cito esta idea simplísima de la nación, porque si perdemos de vista la solidaridad de la identidad del sentido de pertenencia que supone, sería muy difícil apropiarse de algo que nos resulta ajeno para que podamos ir tras él y podamos construir ciudadanía, efectivamente, la primera condición es sentir que es algo propio que nos pertenece, que somos parte de esa gran nación.

Hay, para lograrlo, otra creación humana. Ésta no es reciente, es una gran creación humana histórica, que son esto que llamamos las instituciones.

Para que funcione, necesitamos instituciones, el Estado está formado de instituciones.

Y sigo con citas, en primer lugar, las instituciones son reglas del juego, las reglas del juego suponen, por lo tanto, la existencia de un límite a los depredadores.

Traigo a colación a Elinor Ostrom, porque entre otras muchas cosas, la queridísima doctora Ostrom, recientemente fallecida, nos explicaba en sus trabajos, en su presencia física, que para poder frenar a quien quiere apropiarse de todo, a quien quiere adueñarse de todo, ella estaba pensando en cuestiones ambientales, en bancos de peces, en asuntos forestales para detener a los depredadores, pues es necesario poner límites. Y los límites se fijan a través de las reglas del juego. 

La propia Elinor Ostrom nos decía que es mejor que esas reglas del juego se fijen entre todos los que participan en algún espacio común, en un espacio compartido para evitar lo que ella misma llamó la tragedia de los comunes. Es decir, de los bienes compartidos, de los bienes que son de todos, el lugar común que representa el espacio público.

Para que nadie se lo adueñe, pues, para que nadie se lo apropie y para que nadie acabe depredándolo, es mucho mejor decía, Elinor Ostrom que los propios jugadores, los propios usuarios de esos espacios públicos establezcan sus propias reglas, sus propios límites y es todavía mejor cuando entre ellos fijan a una autoridad, a una organización que se encarga de velar el cumplimiento por esas reglas del juego.

Imposible detener a Contrario Sensu de lo que acabo de decir, la depredación cuando los propios jugadores violan sistemáticamente las reglas del juego, cuando los propios jugadores tratan de violentar los pactos apenas celebrados para ponerse mutuamente límites y cuando desconocen el peso de la autoridad encargada de hacer valer esas reglas. 

Repito para no producir confusiones, Eli Ostrom no hablaba de elecciones, hablaba de bosques, de barcos de peces, hablaba de bienes que son comunes y que se pueden destruir, sin embargo, por sus usuarios cuando suceden estas conductas. Pero, obviamente, yo sí estoy hablando de elecciones y por eso traigo a cuento el tema Elinor Ostrom.

Entonces, desafío fundamental es hacer valer las reglas del juego en cosas concretas. Y exigir de otro lado no solo a los actores que las hagan valer, sino también a las autoridades encargadas de velar por su cumplimiento que entre todos nos cuidemos mutuamente, recíprocamente, colectivamente. 

Las instituciones, además, permiten despersonalizar la vida pública. Este es un rasgo muy discutido por los clásicos, cito a Duverger, cito a Giovanni Sartori, quizá sobre todo a Leonardo Morlino, porque las instituciones además de despersonalizar, es decir, que las cosas no dependan del buen humor o del mal humor de un grupo de personas o incluso de una sola persona, sino de los propios arreglos establecidos previamente, es también un valor fundamental de las instituciones el armonizar los valores vigentes con las normas vigentes y con las estructuras de autoridad vigentes también. 

Dice con razón Leonardo Morlino que cuando no hay armonía, coherencia entre los valores que se invocan, es decir, qué se considera bueno y qué se considera malo con las normas jurídicas y con las estructuras, repito otra vez, Elinor Ostrom, encargadas de hacerlas valer cuando no hay coherencia en estos grupos, en esta tercia lo más probable es que un régimen político esté en riesgo y esté anunciando su próxima mudanza, su cambio eminente.

Por tanto, si queremos devolverle armonía, estabilidad, sentido de largo aliento a nuestros arreglos institucionales, es necesario armonizar valores, normas y estructuras de autoridad a partir del sentido de pertenencia que los seres humanos tienen con ese gran grupo humano al que pertenecemos, en este caso llamamos México.

Es un enorme desafío, por lo tanto, pero creo que es también un desafío que podemos identificar con cierta claridad si lo llevamos a las tareas, y con esto voy terminando.

Es en efecto una propuesta de la ENCCÍVICA, en su momento largamente discutida, poner el acento en tres grandes principios, en tres ideas fuerza: verdad, dialogo, exigencia.

Verdad, porque es, prácticamente imposible armonizar intereses, armonizar puntos de vista cuando se ignoran los hechos.

La razón, o una de las razones por las que prosperan estos regímenes autoritarios, y acá cito a Hannah Arendt, entre otros clásicos, pero también a Finchelstein y también a Klemperer, entre otros autores, que nos han explicado con lujo de detalles, que el uso deliberado políticamente tramposo de los hechos, no de las interpretaciones sobre los hechos, no sobre los diagnósticos que se hacen sobre su existencia, ni tampoco sobre las propuestas para cambiar el mundo, para crear nuevos escenarios, sino sobre los hechos concretos, es uno de los factores más claramente identificables de destrucción de las democracias y de construcción de regímenes autoritarios.

Esta es la primera línea de, prácticamente, todos los textos dedicados a la discusión sobre la vigencia democrática, la tortura –déjenme llamarle así- de la verdad, repito, no la verdad filosófica que no existe, no la verdad en el sentido sino de los hechos concretos a los que apelamos para poder construir una vida en común.

Es sobre la base de los hechos que se propone en la ENCCÍVICA el diálogo, hechos como la pobreza, como la violencia, como la vulneración de derechos humanos, hechos como la desigualdad, hechos como la corrupción, entre otros graves problemas que nos afectan a todos, a toda esa comunidad que llamamos nación, ameritan no una sola visión, no una imposición.

La democracia es aritmética sólo cuando se trata de contar votos, pero nada más, se vuelve algebra cuando se trata de encontrar soluciones a los problemas comunes.

En consecuencia, dialogar sobre los problemas que nos afectan a todos, sobre la base de los hechos, esto es de la verdad que tenemos enfrente constituye una de las tareas más importantes para cualquier persona.

¿Cómo involucrar, sin embargo, a los ciudadanos, a las ciudadanas de a pie, como dicen en España, para que todo esto pueda funcionar? A través de la exigencia. 

Por eso es que ésta es la pieza clave que completa las dos anteriores.

Es decir, nadie puede hacerse titular de derechos si está solo.

Nadie en el mundo, en ningún lugar del mundo, y mucho menos en un régimen democrático puede invocar derechos, es decir, protección de la nación, protección de los demás frente a sus propias debilidades, sean estas en salud, en educación, en vivienda, en medio ambiente, en movilidad en cualquiera de las necesidades básicas incluyendo el ingreso necesario para poder sufragar sus libertades, el ejercicio de sus libertades, nadie puede hacerlo sino reconoce la necesidad de hacerlas valer colectivamente.

De exigirlas entre todas y entre todos, de reconocerlas, primero, y acto seguido de exigirlas; y nadie puede avanzar en ese criterio de exigencia si no tiene al mismo tiempo un fuerte sentido de la responsabilidad hacia los demás.

En otro contexto, en otro ambiente, a mí me gusta repetirlo, diré ahora, que no es cierto para una democracia, para una democracia activa, fuerte, consolidada, que mi libertad termina donde comienza la tuya.

En realidad, mi libertad comienza donde se une a la tuya, y el punto de unión entre las libertades está, justamente, en el reconocimiento de esos derechos y de esas responsabilidades a luz de la vigencia de esas reglas del juego que despersonalizan, que dan largo aliento y que nos permiten refrendar nuestro sentido de pertenencia a una nación.

Ésta es, creo yo, la gran tarea que tiene el Instituto Nacional Electoral, por delante.

Termino diciendo que, desde luego, creo que no necesito subrayarlo demasiado, tengo una profunda admiración y un cariño indeleble, un afecto enorme y una enorme gratitud por lo que ha venido haciendo, por lo que ha hecho siempre el Instituto, primero Federal ahora Nacional Electoral.

No me puedo imaginar ni el presente ni el futuro de México sin la existencia del INE y sin aplaudir y reconocer el trabajo que hacen todas y cada una de las personas que trabajan en ese Instituto.

No quería tampoco perder la oportunidad para expresarles mi solidaridad inquebrantable y mi deseo de que esta institución clave en los términos en que acabo de explicar para México se consolide, logre establecerse plenamente en la vida política del país en el 2021, que va a tener enormes, enormes desafíos. 

Muchas gracias por la invitación a esta mesa.

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: No, muchísimas gracias a usted, profesor, al contrario, fue un gusto escucharle como siempre.

Agradecerle mucho esta reflexión sobre estos ejes de la ENCCÍVICA, el núcleo duro de la ENCCÍVICA que ha tenido una relación muy directa, como usted lo ha mencionado ahora, y que es clarísima con el sentido de pertenencia de la nación y nos ha dejado muy buena tarea, profesor, Merino, y por ahí creo que hay que transitar.

Agradecerle también ese cariño indeleble que es mutuo del INE hacia usted, uno de los constructores de esta institución, sin duda, el INE realmente es una institución, es una construcción colectiva y también histórica, han sido muchas generaciones de mexicanas y mexicanos quienes han permitido tener una institución que forma parte de estas reglas, como usted lo mencionado. Muchísimas gracias.

Bueno, a continuación, si me permiten, le pediría a la doctora, a la licenciada, perdón, Nashieli Ramírez haga uso de la voz.

La licenciada Nashieli es promotora y defensora de los derechos humanos. En 2017 fue aprobado por la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México su nombramiento como presidenta de la entonces Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, ahora Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.

Es especialista en Investigación Educativa y Ejercicio de la Docencia por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Cuenta con diplomados en materia de planeación, en gobierno local, seguridad y justicia.

También en política, leyes y herramientas de reporte para atender la labor de cuidado de las niñas y niños. 

También quiero decirles que la licenciada Nashieli forma parte, o formó parte de este comité que permitió tener la Consulta Infantil y Juvenil más exitosa de la historia hasta hoy en el año 2018.

Y es un gusto volverle a ver por esta pantalla en el Instituto Nacional Electoral, licenciada Nashieli, por favor. Su tiempo.

Gracias.  

Nashieli Ramírez: Hola, muchísimas gracias. 

Muy buenas tardes a todas, todos y todes. Agradezco al Instituto Nacional Electoral la invitación para estar en esta mesa sobre educación cívica y participación ciudadana, pues con motivo de la conmemoración de sus tres primeras décadas. 

Y aquí pues voy a empezar así al revés de lo que me deja Mauricio, ¿no? 

Aprovecho para saludar muy afectuosamente a María Fernanda, a Mauricio y a Martín Faz, señor consejero, que estemos aquí juntos y con Roberto en esta moderación.

Y les digo, empiezo con el final y el cierre de Mauricio, hablando de por qué estamos aquí y concuerdo con él, son tres décadas de un trabajo de construcción con relación no nada más a los procesos de participación política, sino también a apuestas de la participación ciudadana en su sentido más amplio, larga vida al Instituto Nacional Electoral, básicamente estoy y concuerdo totalmente con él, no podríamos pensar ni en el pasado reciente ni mucho menos en una construcción de lo que nos toca hacer en el futuro sin la consolidación de esta institución.

Entonces, mis felicitaciones y un placer estar aquí. 

El tema que se plantea permite problematizar y reflexionar sobre la pertinencia y la actualidad de ciertas categorías y contenidos que se acuerda abordar dentro de cada una, lo que es el civismo, lo que da esa área del conocimiento estaríamos obligadas las personas a atender como parte de un deber en tanto somos parte de una colectividad, mucho en la lógica de lo que tejió Mauricio con relación, entendiendo esta colectividad como la parte de la relación de lo que él aborda como nación. Y, sobre todo, lo que es la ciudadanía.  

El encontrar un lenguaje unificado, un piso mínimo para la convivencia se observa como un reto complejo. En algunos casos, se ha propuesto la formación en valores como un referente universal o una pretensión unificadora. 

Y aquí hago una referencia a lo que Fernanda enmarcaba al inicio de su presentación, y ella hablaba de este tipo de esquemas como en pasado. Y yo creo que están demasiado actuales, que de repente se pensó que habíamos superado esa visión tradicional, pero que hoy estamos ante un escenario que nos está colocando ese tipo de visiones, otra vez, en el escenario.

Y estas pretensiones, básicamente, la influencia de paradigmas morales diversos pone en tensión este tipo de prácticas por, básicamente, la naturaleza homogénea, no homogénea de la composición social.

Es así que desde mi propuesta y desde lo que quiero compartir con ustedes, sí es pertinente caminar sobre los derechos humanos que propusieron como una posibilidad de acuerdo entre las naciones y al interior de éstas, para contar con un piso común de relación, de respeto y de garantía, como un sistema positivo de contenidos y de reglas de interpretación, principios y derechos, cuyo contenido ha evolucionado con el tiempo, como es necesario logrando un amplio consenso.

Al respecto, es mi perspectiva, que este trabajo continuo que se ha desarrollado al menos en los últimos 70 años, el sistema universal de derechos humanos tiene grandes aportes, tanto en su contenido como en su proceso de evolución y de aplicación práctica en contextos complejos, aplicables a la formación en educación cívica de cara a una necesaria revisión el contenido curricular para la participación en democracia.

Esto aún, o, mejor dicho, a pesar del reconocimiento de la concepción dominante que representan en términos de su origen individual, occidental y liberal, es decir, al decir de Boaventura de Sousa Santos.

Un primer aporte, el desarrollo de derecho internacional de derechos humanos y la obligación de los estados respecto a la educación en derechos humanos es que apuntar una batalla, los grupos no representados en el planteamiento original de los derechos humanos más por estar obviados que por estar expresamente excluidos han logrado esa representación y reconocimiento de la exclusión histórica.

Por tanto, el aporte de la ampliación de perspectiva dentro del sistema de derechos humanos es algo que resaltar; ha sido un sistema que de manera congruente a sus principios ha ido evolucionando por la legítima exigencia de las personas y grupos.

¿Por qué menciono esto como un aporte para el tema que hoy nos convoca en esta mesa? Por dos razones: porque en la curricula de formación cívica debe ser constante la pregunta de quién falta por estar representado; y la segunda, porque siempre tendría que contemplarse que la participación es el vehículo para la construcción de una mirada representativa de la ciudadanía.

Y tanto una como otra, participación y ciudadanía, requieren del reconocimiento de la exclusión para operar en la construcción democrática actual.

Por ejemplo, niñas y niños no son considerados como ciudadanos bajo una mirada estricta y tradicionalmente jurídica. Si bien esta conceptualización ha evolucionado, existen obstáculos para la verdadera participación de este grupo etario en la construcción democrática.

Y bueno, como nos los enseñan y nos los enseñan las consultas que el propio INE ha venido desarrollando desde hace más de 20 años, o como lo que nos compartió Fernanda con relación a esta encuesta realizada con niños y niñas, pues nada más ajeno de la realidad, el hecho de que ellos, básicamente, tienen y empiezan a contemplarse y a construirse como ciudadanos desde muy tempranas edades.

Como lo vimos y los datos que nos compartió Fernanda, es una demostración, una vez más de esto, y por eso es que nosotros desde esta lógica de enfoque de derechos en este caso, de derechos de niñas, niños y adolescentes, decimos: es necesario que esta mirada estrictamente y tradicionalmente jurídica de la ciudadanía sea reemplazada en estos términos en lo que nos convoca ahora que es la educación cívica y la participación ciudadana misma como ciudadanía social.

¿Por qué? Porque no es y no podemos esperar a una mayoría de edad jurídica y a este tipo de normatividad para pensar que eso y ahí inicia la construcción de ciudadanía.

Además, y adicionalmente dentro de la categoría, por ejemplo, de niña en términos convencionales habrá, incluso, que desmenuzar el grupo etario para saber si es una niña de primera infancia o si es una niña de adolescencia, es decir, todas estas diferencias son importantes de ser tomadas para la participación que construya ciudadanía entendida en términos amplios. Así como para armar sistemas de acompañamiento y apoyo aceptados para facilitar esa participación entre otros derechos civiles y políticos.  

Hoy, sin duda, no podríamos estar hablando de educación cívica y de participación ciudadana sino hablamos de derechos civiles y derechos políticos desde la infancia.

En la formación cívica es claro que los contenidos desarrollados para la educación básica caen de arriba para abajo y en la praxis difícilmente se construyen de abajo hacia arriba, abarcando la amplia gama de derechos desde un enfoque basado en derechos humanos de niñas y niños.

Y aquí en esta lógica, tanto Fernanda cuando nos está hablando de que no es nada más la escuela el ámbito formal en términos de educación cívica.

Y el propio Mauricio cuando nos plantea exactamente el valor de la participación y el trabajo en términos del territorio, de lo que construyes en el día a día es como tendríamos que llegar. 

No se puede hablar de educación cívica si no hay una construcción, básicamente, de abajo hacia arriba, que lo que implica es un vínculo entre la comunidad, es un vínculo entre el barrio, es un vínculo entre la calle y la escuela.

Un segundo aporte del sistema de derechos humanos es el de la adaptabilidad en razón a la pertinencia cultural y también de género por cualidad de los derechos.

Esto permite dar lugar a la realidad de que el ejercicio de los derechos no puede estar desasociado de su contexto y el análisis de éste, norte-sur, urbano-rural, hombre-mujer, no binario, con o sin discapacidad, identidad indígena o no, entre otras muchas intersecciones.

En este sentido, la educación cívica debe también ser una curricula que permita emprender una praxis que responda a esas realidades locales y a esas características específicas.

Como tercer aporte enunciaría tanto la herencia de la justicia restaurativa como de reparación de daño, para la atención de conflictividad social que es propia de la convivencia en sociedad.

Y aquí acotaría y pondría gran énfasis en esta lógica de cómo centrar la participación ciudadana hoy cada vez más en cuestiones que tienen que ver con la conflictividad social y su superación a través, básicamente, de replantearnos una nueva convivencia social. 

Porque lo que nos va a heredar y lo que nos está dejando ya la pandemia, es exactamente un escenario de mayor implemento, exactamente en la conflictividad social y, por lo tanto, muchísimos retos en lo que tiene que ver con la convivencia en sociedad. 

Estas herramientas trascienden el valor de la tolerancia que siempre queda al hábito personal y permite conducir desacuerdos y diferencias individuales y colectivas y las lesiones que puedan derivar de la atención de derechos, pues es preciso insistir, permite filtrar las situaciones para establecer una base común en torno a la titularidad de un derecho y no a la disputa de las convicciones.

A partir de los tres aportes del sistema de derechos humanos antes señalados, ampliación de la perspectiva para la inclusión de todas las personas alegando el reconocimiento y la necesidad de la evolución de los sistemas normativos. 

En segundo lugar, la adaptabilidad cultural y de género. 

Y, en tercer lugar, la metodología de la justicia restaurativa y la reparación del daño, afirmo que la propuesta de formación cívica y de participación ciudadana, deben pasar por el tamiz del enfoque basado en derechos para continuar vigentes. Es decir, solamente vamos a hablar de renovar estas rutas y estos caminos si lo hacemos desde este enfoque y con estos paradigmas. 

La enseñanza desde edades tempranas, de la titularidad de derechos, del catálogo de derechos, su contenido e interpretación aplicada a la práctica, las rutas de la exigibilidad y aquí exactamente concuerdo con lo que Mauricio planteaba en término de su tercer elemento  también, las obligaciones del Estado y particulares frente a estos derechos, entre otros aspectos, permite avanzar en la construcción de una sociedad activa con más herramientas para la interacción, para la protección de derechos y para el abordaje de las diferencias entendidas como amenazas a los derechos humanos. 

Esa es la única manera en donde las diferencias tendrían que crear básicamente abrir antenas y cerrar puertas, cuando estas amenazan los derechos humanos. 

En ese sentido, la alineación de la curricula y las propuestas de formación y educación cívicas formales o no formales, deben alinearse necesariamente con el paradigma constitucional incorporado en nuestro país con la reforma constitucional del 2011 en materia de derechos humanos, pues de otra forma se fomenta un retroceso que en algunas ocasiones representa incluso una oposición franca a este paradigma por lo que se ha apostado local, nacional y globalmente. 

En sintonía de lo anterior, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, ha desarrollado pautas de educación para la ciudadanía mundial, entendida ésta como el fomento de un sentido de pertenencia a una comunidad más amplia y a una humanidad común que hacen hincapié en la interdependencia política, económica, social y cultural y en las interconexiones entre los niveles local, nacional y mundial. 

Esta situación es hoy también está en debate y no debemos permitir que haya retrocesos en esta visión, paradójicamente con un virus que lo que nos ha enseñado exactamente en sus lógicas el nivel de interdependencia y el nivel de globalización, lo que está viendo en algunos momentos y en algunos estados y en algunas personas es esta visión que retrocede en la lógica de que, ante eso, lo que hay que hacer es encerrarse.

Y entonces, lo que no tenemos que permitir y lo que tendríamos que estar pugnando desde esta lógica es cómo seguimos abiertos con potencialidad que exactamente implica el hablar de una ciudadanía mundial y no nada más de una ciudadanía nacional.

Bajo modelos como el anterior, las dimensiones no concebidas en la formación cívica tradicional o de participación ciudadana como el fenómeno y realidad de la movilidad humana y el medio ambiente desde la mirada local, son elementos de necesaria incorporación.

Acciones locales frente problemáticas globales propias de las democracias que actualmente viven las personas, es por eso que tanto la educación cívica como la participación ciudadana tienen que partir del territorio, del barrio, de la comunidad, de la calle, de la colonia.

Siguiendo el planteamiento de la UNESCO, a lo que me refiero se identifican factores que contribuyen a una educación para la ciudadanía mundial satisfactoria como son la integración de políticas con una amplia participación de las partes interesadas, de largo plazo insostenible, refuerzo cada año de la escolaridad y de preferencia en todo la sociedad, abarca las dimensiones locales, nacionales y mundiales, se apoya en la formación docente ante el servicio y la formación permanente del servicio, elaborada e impartida de forma sostenida en colaboración con las comunidades locales, adaptable y sin perder la calidad, con retroalimentación mediante procesos de seguimiento y evaluación, y basada en mecanismos de colaboración que garantizan la disponibilidad de competencias a largo plazo con disposición para la revisión periódica.

El abordaje del enfoque de derechos humanos contribuye a observar las tensiones suscitadas por asuntos como el llamado “pin parental” o bien, fenómeno tan complejos como la violencia performativa auto infringida por niños y adolescentes en las escuelas, o las mismas que vemos hoy en las propuestas feministas.

Si cualquier de ambos aspectos no cruza el tamiz de los derechos humanos más allá de la concepción tradicional de la formación cívica, las respuestas del Estado y la atención de particulares queda muy limitada.

Todo lo anterior invita a repensar lo que se enseña en la educación básica, la formación sobre los deberes ciudadanos entendidos de manera tradicional, el propio respeto a las leyes, entre otros aspectos relevantes para la vida democrática como la propia interacción con la autoridad que muda generacionalmente.

Hoy por hoy en este marco, tendríamos que empezar a atender las nuevas modalidades de protesta social, básicamente, dándoles esa valoración y no desde el marco simplemente valorativo o desde el marco de la cultura de la legalidad.

Ejemplo de lo anterior, son las expresiones políticas polemizadas para los cuales un marco de educación cívica y de participación ciudadana tradicional, o al margen del paradigma de derechos humanos con mirada inter seccional y diferencial no nos permite entender, las cuales recaen, incluso, el juicio de estar al margen del juego democrático.

Si nosotros permitimos que estas expresiones sean leídas así y que se contemplen al margen de este juego democrático y de esta construcción ciudadana, nos vamos a equivocar hoy y nos vamos a equivocar mucho para el futuro. 

En suma, la educación cívica y ética es un vehículo para el ejercicio de derechos humanos, la participación ciudadana es en sí misma, el ejercicio de un derecho que también conduce al ejercicio sucesivo de estos activados desde las y los titulares de derechos.

Por esa razón, tanto la alineación al paradigma de derechos humanos y sus principios, y por eso, tanto su revisión continúa es de la mayor importancia. 

Muchísimas gracias.

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Al contrario, muchísimas gracias, licenciada Nashieli, es un placer como siempre escucharle.

Ahora que la escuchábamos recordaba mucho estas discusiones en torno a la elaboración, justo, de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica en esta lógica de la alineación, justo a los paradigmas, el paradigma de derechos humanos que es fundamental y la evaluación permanente, como usted lo ha dicho, como un elemento clave de esta estrategia.

También he tomado nota de algo muy importante que menciona, que es la praxis en los proyectos de cultura cívica que tienen que ver con la interseccionalidad y responder, justamente, a las distintas realidades que se enfrenta la ciudadanía a lo largo y ancho del país. Muchísimas gracias.

Sin duda, también el tema de la niñez como un elemento central de todo programa de promoción de la participación ciudadana y del fortalecimiento de cultura cívica son muy relevantes. Muchísimas gracias, licenciada.

Ahora, si me permiten, le pediría al maestro Martín Faz Mora, que haga uso de la voz.

Él es licenciado en Filosofía, curso la maestría en Derechos Humanos y Democracia en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México, ha sido catedrático de diversas instituciones de educación superior, impartiendo temáticas de derechos humanos, filosofía, ética, ciencia política, filosofía del derecho y sociología jurídica.

Tiene también una amplia y reconocida trayectoria en la promoción y defensa de los derechos humanos, fundador del Centro Potosino de Derechos Humanos A.C.

Ocupó el cargo de primer secretario técnico de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Todos los Derechos Para Todas y Todos.

Ha participado activamente en diversas organizaciones de la sociedad civil y el movimiento local y nacional por los derechos humanos.

También al interior del Instituto Federal Electoral se desempeñó como consejero local, también desde luego, como ustedes saben, fue designado consejero del Consejo General del INE y es presidente de la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica, así como también dirige los trabajos del Comité Editorial de esta institución.

Por favor, maestro Martín Faz.

Consejero Electoral del INE, José Martín Fernando Faz Mora: Qué tal, buenas tardes a todos, a todas, quienes nos siguen a través de las redes del Instituto y, bueno, particularmente agradecido con quienes están presentes en la mesa, la doctora Somuano, a Nashieli Ramírez y al doctor Mauricio Merino un gusto estar con ustedes.

Efectivamente, como lo dijo Roberto, es un panel de lujo, particularmente por la presencia de ustedes.

Agradezco mucho que hayan aceptado esta invitación para celebrar, conmemorar los 30 años de vida del Instituto Nacional Electoral, bueno, del IFE y ahora INE, porque creo que es un espacio bien importante este que nos estamos dando para repensarnos y reflexionar de cara a los retos futuros y en el caso que nos ocupa, pues, particularmente relevante como es el tema de la educación cívica y la participación ciudadana, y en el que ustedes pues particularmente han sido un puntual, inclusive también dentro de la propia construcción de la ENCCÍVICA dentro del INE. 

Entonces, en verdad agradecido de parte de la institución por su presencia entre nosotros.

En esta especie de labor de anfitrionía por parte del Consejo, aunque aquí Roberto está moderando la mesa, pero agradecerles en verdad de parte de todos los integrantes del Consejo General del INE el estar participando y de haber aceptado nuestra invitación en esta mesa. 

Si bien es cierto que se han desplegado esfuerzos importantes en la construcción de una ciudadanía participativa en nuestro país y el INE lo ha intentado hacer desde el principio, quizá con mayor claridad en los últimos tiempos, sin embargo, es necesario dimensionar lo que falta por avanzar en este tema crucial para lograr una democracia plena.

Creo que ya tanto lo que ha sido puesto sobre la mesa por la doctora Somuano, por el doctor Merino y también por la licenciada Nashieli, nos da una perspectiva de los grandes retos que todavía existen y que seguramente se seguirán presentando.

El IFE en su tiempo y ahora el INE, es el órgano que a lo largo de su existencia ha sido el encargado del desarrollo de distintas estrategias, de herramientas dirigidas a contribuir en la formación de ciudadanos y ciudadanas que conozcan sus derechos y ejerzan los mecanismos adecuados para defenderlo.

A lo largo de estos años, se ha transitado de ser un promotor de valores cívicos a ser un generador de políticas y programas que intentan incidir en el cambio de nuestra cultura democrática, como ya también lo señalaba el maestro Roberto al principio. 

Es decir, ha habido una evolución en la forma en que esta Institución ha ido avanzando en el tema, comenzando por promover valores cívicos, centrado incluso, quizás, en unas primeras etapas, más específicamente en la capacitación electoral para la organización de las elecciones. 

Y más en tiempos recientes por distintas razones, entre otras, por atribuciones nuevas que se le han dado al Instituto, pues un generador de políticas y de programas que desea impulsar políticas públicas. 

Ha apostado así el IFE y el INE por una política institucional en esta materia, una línea que se ha visto robustecida en los últimos años con la aprobación e impulso de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, con lo que coloquialmente conocemos como la ENCCÍVICA, y a de la que han hecho ya mención también. 

Y esta estrategia es una estrategia diseñada desde una perspectiva de política pública, es decir, se realizó pensando en un diseño como lo señalan los cánones de cómo se construyó una política pública, definiendo un problema, viendo alternativas de solución e implementación, se diseñó desde ahí. 

¿Qué tanto ha logrado convertirse en una política pública en el sentido de que sea un tema que todas o buena parte de las instituciones del Estado tiene? 

Bueno, pues es un tema que tendríamos que evaluar. Sin duda, la institución ha empujado el tema, ha puesto sobre la mesa el tema, pero creo que aún falta mucho para que se convierta en una política pública, en donde todas las instancias del Estado participen activamente.

Es algo que creo que tendríamos que reforzar. Y en ese sentido, es bien importante que las reflexiones que han sido colocadas sobre la mesa, porque también nos permiten salir de esa natural auto referencialidad, en la que, pues en muchas ocasiones las instituciones tienen.  

Es decir, al desplegar esta estrategia, pues en términos generales se le dedica esfuerzo, tiempo, recursos, y de pronto, a veces pues pasa un poco como eso que se conoce como la ceguera de taller, y es bien importante tener esa visión externa que con toda claridad han colocado sobre la mesa ustedes.

Y creo que éste es un momento muy oportuno para poder replantear los términos de lo que viene por delante también con la ENCCÍVICA. Ya han puesto ustedes sobre la mesa algunos retos importantísimos.

Bueno, iniciaría señalando, pues lo que es una obviedad histórica, pero que siempre es importante tener presente, que, si bien en nuestra Constitución se establece que México es una república democrática, bueno, pues durante prácticamente todo el Siglo XX esto fue sólo una verdad en el papel, un sistema político mexicano que gravitó sobre el modelo de un partido único y que ocupó todos los espacios del poder y las instituciones del Estado.

Entre estas instituciones, inclusive, se encontraba las de vigilar, organizar y realizar las acciones.

Y, bueno, en este contexto de partido hegemónico y un sistema político autoritario que fue, digamos, de a poco siendo trastocado, vamos a decirlo así, pues por movilizaciones sociales fuertes, desde los finales de los 50’s, 60’s, los 70’s, un cambio social que fue generado por distintas disidencias, y cuya lucha fue por la construcción de un marco general respecto a derechos fundamentales, de expresión, de asociación, de manifestación.

Sobre distintas temáticas que se han ido colocando sobre la mesa y que continúa poniéndose sobre el espacio de lo público, muchas de ellas en términos de derechos, tal y como ya lo señala, la maestra Nashieli, gran parte de las demandas sociales hoy día son colocadas bajo un lenguaje de derechos, lo cual no ocurría quizás en los años 50’s, 60’s, donde todavía había un paradigma más que se pensaba en las demandas sociales desde una perspectiva, pues de un paradigma de la revolución.

Sin embargo, hacia finales de los 90’s, este paradigma fue cambiando y hoy día, de hecho, pues prácticamente no hay demanda social que no sea colocada en el ámbito de lo público en una perspectiva o en un lenguaje de derechos.

A veces también hay una tergiversación de este asunto, pero bueno, al final de cuentas, y viéndolo de esta perspectiva, el sistema electoral pues también se fue modificando. 

Sabemos que a partir del 77 hubo modificaciones importantes que fueron conduciendo a este trastocamiento del sistema y del sistema electoral, el sistema político en su conjunto, hasta, pues, llegar a estas, pues, la transición o la alternancia, como se desee decir, hay una discusión enorme sobre el tema.

Sin embargo, resulta paradójico que a pesar de todo esta evolución, que al final de cuentas una evolución, resultado de luchas ciudadanas, de esfuerzos ciudadanos desplegados desde las organizaciones de la sociedad civil, desde distintos espacios académicos.

Hoy resulta paradójico que todos los estudios sobre la materia apunten a una importante debilidad en materia de cultura política y democrática en México, que se profundiza, incluso, en un intenso fenómeno de desconfianza, tanto hacia las instituciones como en las relaciones interpersonales que ha generado un proceso de desvinculación social, que algunos llaman de ruptura del tejido social y que, entre otras cosas ha tenido como consecuencia también un desencanto general por los resultados de la democracia. Ya señalaba algunos elementos anteriormente. 

Y ya también lo señalaba, tanto la doctora Somuano como Nashieli, cómo hay, y bueno, la encuesta que nos presentaba la doctora Somuano, que hay una gran coincidencia con el informe país que todos conocemos, en donde hay un diagnóstico muy claro respecto de esta situación, de esta debilidad en materia de cultura política y democrática, de esta enorme desconfianza no solamente entre las personas, sino también pues hacia las instituciones, y de una debilidad de la cultura democrática.

No tendría caso aclarar aquí a un prolífico debate teórico que existe sobre si ese desencanto es resultado de la democracia o de las gestiones deficientes de los gobiernos y de las y los políticos que han sido electos. Sin embargo, tiene sentido disociar por completo a la democracia de esa percepción cuando socialmente hemos apostado por ésta como la mejor vía para organizarnos como sociedad.

Conviene distinguir esta distinción, tanto analítica como ya una clásica definición en la ciencias sociales dentro de la democracia formal, procedimental y la democracia sustancial, en donde, pues la formal procedimental, que se constituye, tanto por la forma en que ésta se configura en la estructura de gobierno, en nuestro caso en una república federal, y de la cual los procesos electorales son una parte muy importante, pero son una parte y una práctica en la que se institucionaliza una forma de reproducir y acceder al poder.

Y este otro concepto de la democracia sustancias que aspira a garantizar el goce efectivo de todos los derechos para todas las personas, tanto el respeto a las libertades, la ampliación de todos los derechos, la discriminación, así como hacer realidad un conjunto de elementos asociados al bienestar social.

Estas dos perspectivas o polos que suelen estar o pueden estar en tensión, o hasta en controversia en ocasiones, a pesar de ciertos esfuerzos de síntesis.

Esta tensión impacta, incluso, al interior del propio INE, toda vez que en tanto un organismo claramente construido y diseñado para el elemento procesual de la democracia, en el sentido de garantizar procesos electorales auténticos, libres y equitativos, suele orientar la mayor parte de sus recursos, tanto materiales como humanos a ellos.

Y, por otra parte, el fortalecimiento de la cultura cívica, del impulso de la participación ciudadana y la construcción de ciudadanía atienden al elemento sustancial de la democracia, algo para lo que originalmente no fue estrictamente diseñado el IFE-INE, aunque en su posterior desarrollo se ha visto involucrado, particularmente a través del diseño, implementación de la estrategia nacional de cultura cívica.

Pero incluso también ahí hay, digamos, pues, el propio Instituto pues vive una tensión de esta naturaleza, la mayoría de los esfuerzos se despliegan a todo este elemento de organizar elecciones, y bueno, y en la medida en que se le han dado más y más atribuciones, quizás comenzó con un minimalismo electoral, y ahora se han maximizado un montón de asuntos, fiscalización, medios de comunicación, pues bueno, buena parte de los esfuerzos o los recursos materiales y humanos del INE, pues incluso cuantitativamente pues se despliegan a esta otra parte.

Mientras que todo el tema de la cultura cívica está pues orientado, digamos, al tema de la democracia sustancial y, bueno, el Instituto atraviesa también por esa tensión.

Es desde la perspectiva del impulso de la democracia sustancial, a través de la construcción y fortalecimiento de la cultura cívica que podría, en cierta forma, romper o atemperar al menos ese desencanto que permea en la vida pública.

O sea, por lo menos tendría que ser pues una apuesta, este desencanto por la democracia seguramente en la medida en que se construya una mejor cultura cívica, una construcción de ciudadanía y participación ciudadana, pues podría ir atemperando esto que hoy día, sin duda, es un elemento importante y es uno de los grandes retos en materia de cultura cívica, de educación cívica, de participación ciudadana este desencanto. 

Es muy importante subrayar el hecho de que la construcción de una auténtica y completa cultura política democrática, es una tarea del Estado Mexicano en su conjunto. Es una importante responsabilidad en la que el INE puede y así lo ha intentado, ser un gesticulador de esos esfuerzos. 

Pero es de vital importancia que a esa plataforma que es la ENCCÍVICA, se sumen cada vez más aliados para lograr una real presencia en la sociedad mexicana y, desde luego, pues de las instituciones. 

En la ENCCÍVICA surge como una propuesta del Instituto para impulsar un cambio en la cultura política de la ciudadanía que vaya más allá de la mera participación ciudadana en las elecciones, coincidiendo dicho cambio cultural como un elemento esencial para consolidar el avance democrático y no verlo reducido solo a la asistencia a las urnas. 

Desde una perspectiva de política pública que permita dirigir esfuerzos para contrarrestar la debilidad en la cultura democrática de la ciudadanía mexicana que se expresa de muchas maneras y que ya se ha mencionado aquí, que el Informe País que en buena medida ha sido de diagnóstico precisamente para la ENCCIVIA, pues muestra con toda claridad esas grandes debilitadas. 

Esta estrategia se ha convertido en los años recientes en una herramienta importante no solo para incrementar la participación ciudadana, sino principalmente para mejorar la calidad de la misma, incentivando, por ejemplo, que el ejercicio del sufragio no sea solo libre, sino principalmente razonado. Se han firmado más de 100 convenios de colaboración, se han desarrollado 600 mesas de diálogo con actores estratégicos para el diseño de proyectos de impacto social, de la mano de la sociedad civil organizada, de centros de investigación, actores locales nacionales e internacionales, organizaciones públicas, entre otros, a partir de los cuales se ha ido construyendo una importante red, cuya ocupación y preocupación es fortalecer la cultura democrática en el país, cierto. 

Y todo esto se ha desplegado en estos años bajo esta lógica de impulsar una política pública, más allá de que quizá no ha logrado colocarse todavía como una política pública del Estado en su conjunto. Sin embargo, el INE no ha dejado de estar impulsando esto de manera permanente. 

El propio enfoque de política pública con el que fue diseñada, la ENCCÍVICA permite contar con objetivos, así como resultados en el corto, mediano y largo plazo. De esta forma a tres años del inicio de su implementación y bajo el nuevo contexto ocasionado por una, la emergencia sanitaria, los cambios que el país está experimentando, resulta necesario hacer un corte de caja sin romper con el avance logrado para planificar los próximos años de actividades y por qué no comenzar a vislumbrar un plan de largo aliento después del 2023.

Un fenómeno cultural tan complejo como el de la desafección democrática o el de la polarización, un tema en el que estamos inmersos y algunos de los que han sido claramente señalados por quienes me antecedieron en el uso de la voz con nuestros panelistas, pues son fenómenos que implican retos importantísimos.

Retos importantísimos que tienen que ayudarnos a reflexionar y a replantear hacia dónde queremos avanzar en este caso con la ENCCÍVICA, ¿no?

Por eso, es de agradecer, es de agradecer la participación, insisto y termino agradeciendo nuevamente a la doctora Somuano, al doctor Merino, a la licenciada Ramírez de que nos ayuden a salir de esta auto referencialidad, a ver estos elementos nuevos que están sobre la mesa y que hoy día deben ser objeto para ser enfrentados también por esta estrategia de ENCCÍVICA.

Efectivamente, la ENCCÍVICA está atravesando, digamos, por una etapa previamente planeada, programada, inclusive, se acaba de renovar muy recientemente el Comité, ahora desde la perspectiva de que participen instituciones, pero sin lugar a dudas creo que es importantísimo poner sobre la mesa estos grandes retos.

Sin duda, la educación cívica y la participación ciudadana deben pasar por el incremento de los contextos de exigencia a todas las instituciones y actores públicos, ya lo menciona el doctor Merino hace un rato, lo mencionaba también Nashieli, es importantísimo.

La confianza ciudadana y la credibilidad en nuestras instituciones democráticas es algo que no depende sólo del INE sino de hacer realidad las expectativas de la democracia como la mejor manera de organizarnos para la conformación de una sociedad más justa, más igualitaria, más libre.

Desde el INE tenemos la altísima responsabilidad de velar porque las condiciones de reproducción de ese orden democrático cuente con los más altos estándares de certeza, legalidad y transparencia.

En la medida en que nos apeguemos a esas aspiraciones estaremos abonando a que la confianza de los ciudadanos y ciudadanas incrementen no sólo hacia el INE, sino a todas las instituciones de nuestro estado democrático.

En verdad, de nuevo. Muchas gracias y, bueno, lo dejo hasta aquí para que podamos tener tiempo de alguna reflexión y creo no sé si haya algunas preguntas.

Muchísimas gracias.

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Muchísimas gracias, al contrario, consejero.

Creo que son muy importantes las reflexiones que nos ha puesto sobre la mesa, siguiendo justo la reflexión de nuestros panelistas y el camino a seguir, desde luego, que la ENCCÍVICA es apenas un inicio, la misma estrategia reconoce que el ejercicio es de muy largo aliento y el reto es lo suficientemente grande como para que el INE por sí solo pueda lograrlo.

Entonces, ahí falta toda parte de involucramiento social, desde abajo como lo dice también la propia ENCCÍVICA, pero también, como lo ha dicho la licenciada Nashieli, en fin.

Pues, miren, yo quisiera escuchar una reflexión si nos permiten ustedes, una reflexión muy breve quizás de un minuto por el tiempo de estas mesas que están tan cerca una de la otra, pero sí nos gustaría una reflexión de cierre de cada uno, cada una, si les parece en el mismo orden que iniciamos.

Por favor doctora, Fernanda Somuano, es tan amable. Gracias.

Fernanda Somuano: Bueno, pues, muchísimas gracias.

Yo en realidad cerraría diciendo un poco y a lo mejor siendo un poco reiterativa de lo que dije al principio y retomando algunas de las cosas que han mencionado los demás panelistas.

1.- Es tener muy claro que la educación cívica, la formación cívica no se agota en dar conocimiento a los individuos, a los ciudadanos sobre las instituciones políticas o sobre cómo funcionan, sobre, no se agota en cruzadas de capacitación electoral o modificaciones de los programas escolares o divulgación simplemente de valores democráticos.

O sea, si esto no lo acompañamos con experiencias, con vivencias de la gente, de los ciudadanos, pues los resultados de esto van a ser, van a ser muy limitados.

Como bien decía Mauricio, la educación cívica o los programas de educación cívica tienen que estar vinculados a ámbito más cercanos, tienen que permitir la creación de una identidad y tienen que permitir también la creación de un sentido de futuro compartido.

Y retomando lo que decía Nashieli, creo que yo estoy totalmente de acuerdo con ella: cualquier programa de formación cívica formal o informal tiene que pasar y aquí la cita ella “por el tamiz de la ampliación de derechos y del paradigma de derechos humanos”.

Pues, cerraría diciendo que es común la contradicción que muchas veces hay entre lo que los niños y ahí me centraría en los niños aprenden sobre política no de forma explícita vía la educación o lo que aprenden en la escuela con lo que luego experimentan o con lo que luego viven.

O sea, y no podemos estarles tratando de transmitir valores sobre tolerancia y sobre confianza. Si lo que ven a lo que están expuesto diarios es, justamente, lo contrario.

Hay una contradicción también Nashieli lo decía, hay una tensión ahí que tenemos que tratar de pasar.

Entonces, pues, creo que el reto es grande y, bueno, creo que tenemos mucho por hacer. Muchas gracias y de nuevo muchísimas gracias por la invitación.

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Al contrario, doctora, muchísimas gracias.

Por favor, doctor Merino, profesor.

Adelante.

Mauricio Merino: Gracias, pues muy rápidamente.

Yo me quedo con lo que han dicho mis colegas en esta mesa para subrayar, que efectivamente, la construcción de cultura cívica es una construcción del día a día como dicho Nashieli y es una construcción que invita a hacer de la cultura cívica una convivencia entre todas y entre todos.

No podemos suponer que los derechos se otorgan, también ya se dijo en la mesa por alguien muy poderoso, por poderoso que sea, mucho menos que los derechos se compran en el súper, lo escrito en algún artículo, es decir, que dándonos dinero podemos suplir la necesidad de convivir a la luz de derechos compartidos y protegidos colectivamente, no alcanza, no alcanzaría ningún dinero por mucho que se repartiera para garantizar una sociedad de derechos si solamente esperamos que vengan desde arriba hacia abajo.

Es una construcción colectiva, es una construcción democrática, es una construcción igualitaria y todos y todas, estoy seguro seguimos a pesar de todo, aspirando a que México alcance ese ideal por el que hemos algunos dedicado, prácticamente, toda nuestra vida profesional.

Muchísimas gracias de nuevo por la invitación y enhorabuena por los 30 años de esta brillantísima institución.

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Muchas gracias, profesor.

Ahora, si me lo permiten la licenciada Nashieli, por favor.

Adelante.

Nashieli Ramírez: Rápidamente, bueno, de entrada, decir que ha sido un placer estar aquí con ustedes en esta tarde.

A ver, quisiera retomar parte de lo que Mauricio afirmó, pero, el medio es el mensaje eso en cualquier lógica tenemos que entenderlo así, es claro, un hombre es discursivo, el medio es el mensaje.

Entonces, necesitamos fortalecer las prácticas que estas prácticas sean las que verdaderamente lo que contribuyan es esta educación, formación y construcción ciudadana.

Y lo otro, yo finalizaría en términos de decir, adicional a lo que Fernando y Mauricio plantearon, yo sí creo que tendríamos que también no perder de vista que una parte fundamental de esto es apostarle a la comunicación y en este caso estoy entendiendo el diálogo y la escucha, y la escucha activa. 

Y creo que ahí está el gran reto.

No memorizas, no eres tolerante, no eres respetuoso en las lógicas de aprenderte de memoria una frase o una definición.

Lo construyes en la lógica, de entrada, adentro de la conflictividad, porque eso es algo que no debemos negar nunca, siempre vamos a estar cruzados por esas tensiones, pero en la lógica de apostable exactamente al diálogo y a la escucha y, bueno, creo que en el Instituto tenemos un aliado institucional para poderlo construir desde diferentes lugares y abarcando a las mayorías o esperemos a la gran mayoría de las personas. 

Entonces, muchísimas felicidades y en el camino andamos.

¡Feliz Año!

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Muchas gracias, licenciada, un gusto.

Por favor, maestro Martín Faz, adelante. 

Consejero Electoral del INE, José Martín Fernando Faz Mora: Sí, bueno. 

Los retos de la educación cívica, de la participación ciudadana, creo que han sido puestos claramente sobre la mesa, desafecto democrático, la polarización que tiene que ver con ese corrimiento del centro político hacia los extremos de un lado o del otro, nuevas tecnologías, también la pandemia que nos ha traído también algunos retos que aunque estemos en la lógica de que o pensando que se superará en algún determinado momento, pero como ya lo señalaba Nashieli, nos ha traído también algunos elementos, retos de este encerramiento, de cuestiones que habrá que abordar.

Desde luego, los retos de la desigualdad. Muchos elementos que son retos abiertos, incluso algunos frontales y directos hacia este concepto de nosotros, hacia este concepto del ser parte de algo que ha sido también claramente puesto y que son los retos que tenemos que enfrentar, tanto desde el punto de vista institucional, hablando desde el punto de vista del Instituto Nacional Electoral y de esta política pública de cultura cívica, de la ENCCIVIA como también de los distintos actores, participen o no esta política pública, sino desde los distintos espacios, de los distintos esfuerzos. 

Yo agradezco de nueva cuenta por haber aceptado la invitación de participar en este panel a nuestros invitados.

Muchísimas gracias por su participación. Creo que nos dan mucha luz y muchos elementos para que desde la Institución retomar los elementos importantes en materia de esta política pública de construcción de ciudadanía y participación ciudadana. 

Muchísimas gracias. 

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE, Roberto Heycher Cardiel Soto: Muchísimas gracias.

Si me permiten nada más agradecerles muchísimo este tiempo. Ha sido un placer escucharles. Agradecer, sobre todo, a quienes nos acompañaron también en esta transmisión.

Un agradecimiento especial a Eliud Zárate, quien nos acompañó en la traducción de lengua de señas mexicanas, muchísimas gracias por tu acompañamiento Eliud.

Y gracias a ustedes, muchísimas gracias por todo. 

Cerramos nuestra mesa. 

Presentadora: El Instituto Nacional Electoral agradece a quienes integraron esta mesa y a quienes han seguido esta transmisión.

Les invitamos a quedarse con nosotros, ya que a más tarde dará inicio la mesa Voto Extraterritorial.

Gracias y que tengan muy buenas tardes. 

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