Intervención de Lorenzo Córdova, en la Conferencia Magistral La voluntad del pueblo, VIII Congreso Internacional de Ciencia Política

Escrito por: INE
Tema: Conferencia Magistral

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN LA CONFERENCIA MAGISTRAL VIRTUAL LA VOLUNTAD DEL PUEBLO: NOTAS SOBRE LA “TEORÍA” POLÍTICA DEL POPULISMO, IMPARTIDA POR CLAUS OFFE, EN EL MARCO DEL VIII CONGRESO INTERNACIONAL DE CIENCIA POLÍTICA, DE LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE CIENCIAS POLÍTICAS (AMECIP)

Yo quería, comenzaba, profesor Offe, diciendo que me iba a cambiar, iba a switchar al español, porque una ponencia tan rica conceptualmente como la que nos acaba de presentar no merece ser fustigada, no merece ser maltratada con mi precario inglés, así que permítanme hacer estos comentarios en español.

Yo quiero, primero que nada, agradecer a la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas, la posibilidad de comentar este texto importante de uno de los grandes teóricos políticos de nuestro tiempo. El profesor Offe es una personalidad que leemos, de la que abrevamos cotidianamente y, por lo tanto, para mí es un verdadero honor poder hacer estos breves comentarios.

Segundo, quiero agradecer a Gabriela la presentación y la moderación de esta conferencia magistral.

Yo quiero centrarme en cuatro reflexiones conceptuales que me ha suscitado el paper, la ponencia de la conferencia del profesor Offe. 

Creo, en primer lugar, como premisa, que es una rica e importante invitación a enfrentar los fenómenos políticos contemporáneos reivindicando una postura conceptual, es decir, una postura teórica que pasa por retomar y re, no sólo interpretar, sino descubrir y retomar el sentido originario de ciertos conceptos.

Porque parte, digámoslo así, de la lógica populista es desnaturalizar conceptos que tienen, no sólo una historia, sino una lógica, a lo largo de la historia del pensamiento político y, creo que esto es, pienso en conceptos como el concepto de voluntad general, el concepto de pueblo, que me parece es fundamental como punto de partida para reinterpretar e interpretar los fenómenos políticos contemporáneos como el del populismo, que no son nuevos, pero que se han reinventado en muchas de las claves que ya ha delineado el propio profesor Offe.

El primer apunte conceptual tiene que ver con la idea de voluntad general, creo que el concepto de voluntad general, su distinción respecto de la voluntad de todos que hace en su ponencia el profesor Offe retomando por supuesto al inventor de ambos, es decir a Rousseau, que es indispensable en la lógica de interpretar a la voluntad general como un proceso racional, incluyente, que nace desde abajo.

La idea de voluntad general como la expresión de la voluntad del pueblo, como ente político en Rousseau, es decir, del pueblo, del conjunto de ciudadanos y ciudadanas, es decir, de individuos pensando, actuando en el bien común, persiguiendo el bien común, como un conjunto pues de ciudadanos que discuten y deciden y que expresan esa decisión en la voluntad general es fundamental.

Es decir, la voluntad general no es algo abstracto, lo decía el profesor Offe, no es algo estático, es algo que como el mismo concepto de pueblo evoluciona, es dinámico, cambia eventualmente, pero, sobre todo, es el resultado de un determinado procedimiento que parte desde abajo.

Decía el profesor Offe que los populismos parten de un, no mapeo, de una no conceptualización de la idea del contrato social y reivindicar a la voluntad general, tal como la planteó Rousseau, como un producto racional, una construcción racional, un procedimiento que parte del propio contrato social es fundamental.

Porque eso nos permite distinguir entre la voluntad general respecto de lo que podríamos, y me atrevo a sugerir, podríamos llamar voluntarismo.

La voluntad general no es la voluntad del líder que habla en nombre del pueblo, no es la voluntad del líder que interpreta la voluntad del pueblo, reivindicar esto que decía el profesor Offe, el método y no el sentido en sí necesariamente de la voluntad general es indispensable precisamente para desmontar la lógica, la apropiación que los líderes populistas hacen de la voluntad general que al final del día no es otra cosa sino la propia voluntad del líder o en el mejor de los casos sólo la voluntad de la mayoría, en el mejor de los casos. 

Primer apunte. En este sentido, me parece pues, en conclusión, de este primer apunte, que hay que distinguir entre la voluntad general como, digámoslo así, el resultado de ese proceso racional como la emisión de la ley racional como decisión colectiva, frente al voluntarismo que parte de un proceso y de un método distinto.

La voluntad general parte de abajo, el voluntarismo cae desde arriba, a pesar que se venda como la verdadera y auténtica interpretación de la voluntad general.

Segundo apunte conceptual, el concepto de pueblo. Ya lo ha dicho el profesor Offe, la metáfora del autobús que está en una ruta permanente en donde hay pasajeros que suben y que bajan constantemente, me parece que es indispensable para romper esa idea de pueblo que nutre la lógica populista y que es la idea de un pueblo estático, pero, sobre todo, homogéneo y compacto.

Creo que el mismo Rousseau, a pesar de que los populistas y los plebiscitaristas y, pienso entre ellos a Schmitt, es decir, no los populistas de hoy, sino que los populistas, los populitaristas, los plebiscitaristas desde siempre han invocado a Rousseau como su teórico de partida, creo que hay que recordar que el mismo Rousseau interpretaba al pueblo, no necesariamente como algo homogéneo, al grado de que cuando la homogeneidad no se da tiene que recurrir a la regla de la mayoría para decidir, sino como como el conjunto de todas y todos los ciudadanos. Bueno, lo de todas eso no lo dijo Rousseau, lo digo yo hoy, 200 año después, todas y todos los ciudadanos.

Es decir, el pueblo, desde Rousseau que acuña políticamente este concepto es necesariamente plural en su composición, en su integración y esto no tiene que ver con el método para tomar decisiones que conforma la voluntad general.

O tiene que ver en la medida en que ese método no puede excluir ese pluralismo, esa diversidad de posturas, de personas, de ciudadanas y ciudadanos que integran el pueblo. A diferencia del pueblo entendido en la lógica populista.

El pueblo del populismo es un pueblo orgánico, un pueblo homogéneo, un pueblo que, digámoslo así, se manifiesta de manera unívoca y, por lo tanto, es contrario a la lógica del pluralismo que debe sustentar una idea democrática, incluyente, tolerante, de pueblo.

Esto es fundamental, porque hablamos de dos pueblos. Cuando todos los días líderes populistas nos hablan del pueblo están hablando de algo como si fuera de la voluntad del pueblo o de ellos como autores de la voluntad del pueblo. Están hablando de una idea absolutamente homogénea, excluyente, monolítica, orgánica de pueblo, y esa es justamente, y en ese sentido es justamente indispensable reivindicar el concepto de pueblo.

Ya no es un problema nada más nominal, es un problema conceptual que tenemos que abordar y que el profesor Offe reivindica en su ponencia.

Tercer apunte conceptual, y esta ya es una derivación, no lo ha dicho así el profesor Offe, pero se desprende de su intervención.

El pueblo, perdón, el líder populista, los populismos, en general, necesitan inevitablemente de un elemento identitario. El profesor Offe habla de ese patriotismo que al final del día no es otra cosa sino la traducción, digámoslo así, de esa necesidad, la expresión de esa necesidad vital del populismo de identificar, de buscar, de identificar permanentemente a enemigos; es decir, aunque posiciones contrapuestas, aunque se disfracen democráticamente de la identificación de adversarios.

Detrás del discurso del populismo de que hay adversarios a sus posturas, a sus políticas, a sus planteamientos, en realidad está esa matriz, esa lógica de fondo, identificada por cierto por Carl Schmitt, que la política como la definición, la identificación de amigos y de enemigos y aquí el concepto fuerte es el de enemigo.

La existencia de enemigos externos en un primer momento, la migración, por ejemplo. Y enemigos internos, que por cierto implica justamente el ataque al pluralismo es fuente vital, es el combustible vital de la lógica del populismo.

Y cuando esos enemigos o adversarios no existen en realidad, se inventan. Me parece que ese apunte que hace el profesor Offe respecto de cómo los populismos buscan identificar y contraponerse, contrapuntear a las élites respecto de los ciudadanos ordinarios o los trabajadores es exactamente la misma lógica de contraposición, al final del día de polarización de la que los populismos se nutren.

La presencia de un adversario, en el fondo de un enemigo que se combate, contra el que contrapuntea es indispensable, es la salvia vital de toda la lógica populista.

Por eso la idea de pueblo de los populistas implica la negación del pluralismo, por eso la idea de pueblo de los populistas parte de esa idea compacta, homogénea de una entidad política que puede expresarse a la voluntad general o la presunta voluntad general malinterpretada o reinterpretada por los populistas a través de una sola voz.

El líder populista que no habla por sí, que ya no se debe a sí, que se debe al pueblo y que por lo tanto es la voz, el vocero de un pueblo presuntamente homogéneo, vuelvo a insistir, al final del día lo único que esconde es esa lógica voluntarista en donde la voluntad que presuntamente representa al pueblo, representa a la mayoría, es en realidad la voluntad del líder populista.

Cuarto apunte conceptual derivado del anterior. Del populismo y este ya es más, aspira a ser una contribución al planteamiento del profesor Offe, sobre todo a partir de la idea de patriotismo, del discurso patriótico o patriotista que mencionaba el profesor Offe.

Todo populismo históricamente y hoy en día se plantean, al menos en una narrativa pública, como una lucha épica, como la, digámoslo así, quienes encabezan una lucha épica en contra del mal y si el mal no existe, vuelvo a insistir, igual que al enemigo, se le inventa, se le identifica.

Cuando el profesor Offe habla del patriotismo, al final del día me da la impresión, no es otra cosa sino tratar de evocar ese sentimiento colectivo que necesita y se nutre a su vez del conflicto. Si no hay conflicto, el amor de patria se diluye.

Por eso los conflictos no solamente son, me atrevo a decir, las situaciones de crisis, lo mencionaba el profesor Offe, de crisis sociales, de crisis económicas son, digámoslo así, el caldo de cultivo que permiten el surgimiento de los populismos y que además nutre en su existencia a los populismos.

No es casual, me da la impresión, de que estemos hoy hablando de nueva cuenta de populismos, con una intensidad y con un atractivo, en términos conceptuales, un nuevo centro, un punto de atracción de la teoría política, justo cuando estamos presenciando un momento de crisis de confiabilidad, de credibilidad, de confianza de las democracias.

Es decir, la falta, para decir, parafraseando a Bobbio, para decirlo parafraseando a Bobbio, las promesas incumplidas de la democracia, la profunda desigualdad y pobreza que no solamente subsiste, sino se ha incrementado producto de políticas económicas particulares.

Las situaciones de inseguridad, el incremento de la migración, las situaciones de los escándalos de corrupción que han caracterizado, siempre ha existido, pero que sobre todo se han evidenciado en los últimos 20-30 años.

Las noticias falsas, que no son un fenómeno nuevo, la mentira ha acompañado a la política desde que la política nació, pero la irrupción del mundo de las redes sociales, del internet, que potencia la capacidad disruptiva de la mentira son todos elementos que confluyen en un mismo momento, y que han provocado una crisis, un descontento con el funcionamiento de las democracias.

No es casual, digo yo, que, en esta situación de conflicto, de inconformidad, como decía el profesor Offe, sean justamente momentos en los que nuevamente fenómenos populistas surgen de manera muy acelerada.

Pues, y concluyo, los populismos nacen del conflicto y necesitan del conflicto para existir, por eso la lógica del populismo es alimentar ese conflicto, inventar o identificar a los antagonistas, a los enemigos; y a partir de ello sobrevivir.

Termino solamente con esto, retomando una frase del profesor Offe que me parece fundamental, como una especie de antídoto frente a este fenómeno. Decía el profesor Offe, y perdón cito a memoria; si se respetaran las garantías constitucionales no tendría sentido hacer la crítica al populismo que hoy estamos haciendo.

Y es que el problema del populismo, me parece, y termino con esto, no es solamente un modo de gobernar o de aspirar a llegar el poder, no es sólo una narrativa, sino también trae como consecuencia una serie de acciones, el profesor Offe mencionó varias a nivel global, como el caso de Polonia, el caso de Hungría, Turquía, en fin, en la misma Alemania, y hay muchos otros ejemplos que el profesor Offe tal vez por prudencia no mencionó, pero bueno, pero hay muchos más.

No son solamente un discurso o una acción política para llegar al poder, o de ejercicio del poder, son, o implican, una serie de actuaciones que suponen el desmontaje del aparato de garantías constitucionales, que es producto de esta forma civilizatoria, de gobierno, que llamamos democracias constitucionales.

Al final del día, en la agenda del populismo, en buena medida por las razones apuntadas antes, y magistralmente expuestas por el profesor Offe, está justamente la de desmontar esos mecanismos de control del poder, que en la lógica del populismo sirven para acotar al pueblo y la actuación de su voluntad general.

Es decir, y con esto de veras concluyo.

Los populismos tienen una especie, viven de una especie de paradoja. Al menos en el discurso se sustentan en un aparente sustrato democrático, el pueblo y su voluntad; pero en los hechos, en la realidad, pasan por la erosión de la lógica y funcionamiento mismo de la democracia.

Entendiendo a la democracia no solamente como un régimen en donde prevalece la voluntad de las mayorías, sino como esa conquista civilizatoria en la que sociedades distintas, plurales, diversas, conviven pacíficamente, recrean al poder pacíficamente con tolerancia y respeto de esa pluralidad.

Me parece, pues, que los apuntes del profesor Offe en los tiempos que corren son fundamentales, porque al final la defensa frente a estas lógicas populistas que erosionan el funcionamiento democrático, en buena medida no vendrán sólo de alto, sino como ocurre con la concepción de la democracia, tendrá que venir desde abajo. Y, como apunte final, eso pasa por construir ciudadanía.

Cuando definimos, y termino de veras con esto, y perdón porque mi abuso, cuando definimos en México lo que llamamos Estrategia Nacional de Cultura Cívica, descubrimos un programa del parlamento alemán de finales de los años 40 y de principios de los 50, que tenía como propósito construir conciencia entre la ciudadanía alemana de lo que significa vivir en democracia, de cuáles son los valores que sustentan el funcionamiento de una democracia, como una manera de blindarse hacia el futuro frente a lo que había ocurrido.

Finalmente, la mejor garantía de que lo que les pasó y lo que está pasando en muchos lugares del mundo no prospere, pues es justamente una ciudadanía que reivindica, digámoslo así, esos valores, practica y reivindica esos valores democráticos, y se contrapone a estas reinterpretaciones que, insisto, no son solamente, como lo menciona el profesor Offe, discursos, sino construcciones conceptuales que vienen a desmontar las grandes conquistas civilizatorias de la modernidad.

Muchísimas gracias.

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