VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA CONSEJERA DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), CARLA ASTRID HUMPHREY JORDAN, EN EL LANZAMIENTO DEL CICLO DE CONVERSATORIOS EN LÍNEA: DESAFÍOS PARA EL CUMPLIMIENTO DE LA PARIDAD DE GÉNERO Y EL COMBATE A LA VIOLENCIA POLÍTICA CONTRA LAS MUJERES EN RAZÓN DE GÉNERO ANTE LOS PROCESOS ELECTORALES
Muchas gracias.
Buenos días a todos y a todas quienes nos acompañan a estos ciclos virtuales que hoy se inauguran.
Buenos días Consejero Electoral Martín Faz.
Me es grato dar a todos y a todas, la más cordial bienvenida a este evento de lanzamiento y presentación del Ciclo de Conversatorios en Línea: “Desafíos para el cumplimiento de la paridad de género y el combate a la violencia política contra las mujeres en razón de género ante los procesos electorales”.
Quiero aprovechar, en primer lugar, para expresarles que, con esta iniciativa, estas dos comisiones, la que encabeza el Consejero Martín Faz que es de Capacitación Electoral y Educación Cívica, y la que yo honrosamente presido, la de Igualdad de Género y No Discriminación, trabajamos conjuntamente en estas acciones para garantizar la paridad y para eliminar, prevenir, sancionar, erradicar y reparar la violencia política en razón de género contra las mujeres.
Y, en consecuencia, este trabajo refleja la alta prioridad que el Instituto tiene para acelerar la participación política de las mujeres en contextos paritarios y seguros.
Con estos conversatorios y las conclusiones que de ellos se desprendan, daremos cuenta de los avances normativos de nuestro país, caracterizado por la inclusión de medidas afirmativas, la constitucionalización de la paridad, las múltiples reformas y armonizaciones en materia de violencia política de género, así como los incrementos en porcentajes de participación de las mujeres en la esfera política y pública.
Así, en el marco en que se inserta este ciclo de conversatorios y la importancia de realizar acciones direccionadas, particularmente hoy en día, cuando la participación política de las mujeres en el país es cada vez más intensa.
Cuando los casos de violencia política contra las mujeres se incrementan e intensifican, tanto por hombres, como por las propias mujeres, cuando las violaciones a los derechos políticos de las mujeres crecen, y cuando el acceso de las mujeres a espacios de decisión y puestos unipersonales parlamentarios intrapartidistas están en buena medida permeados de simulaciones, controversias electorales y, en muchos de los casos, de resistencias político-partidistas.
Un sistema garantista, como el adoptado por la reforma constitucional en materia de derechos humanos, de 2011, parte del principio de corresponsabilidad entre autoridades, partidos políticos, candidatas y candidatos, organizaciones de la sociedad civil y la academia, para llevar a cabo acciones conjuntas que nos permitan construir una democracia paritaria, sustantiva y libre de violencia.
Nuestro liderazgo en materia de igualdad formal en la región, léase, paridad en todo y violencia política en contra de las mujeres por razón de género, nos permite apreciar con claridad la magnitud de los retos que enfrentaremos el siguiente año.
Desde el INE, estamos seguros de que las soluciones para encarar los desafíos no podrán venir en una sola oportunidad, ni desde enfoques tradicionales, sino desde las diferentes ópticas de la ciudadanía y de los actores políticos que nos permitan evaluar de manera objetiva nuestro pasado y así replantear los desafíos del presente proceso electoral, ya de por sí complejo, no sólo por su magnitud numérica, por ser el más grande al que nos enfrentaremos, sino por el contexto de la pandemia sanitaria y de polarización en el que hoy nos encontramos inmersos.
Quisiera subrayar que el evento que hoy nos reúne, es sólo un punto de partida, si bien constituye un espacio de diálogo y reflexión, los desafíos que nos impone el Proceso Electoral Federal y locales del siguiente año, son numerosos y de urgente atención.
Entre los retos que busca la reforma de constitucionalidad de paridad en todo y de violencia política, probablemente los más complejos son los que plantea una democracia paritaria en los cargos unipersonales, con la erradicación de la violencia política contra las mujeres y el incremento de puestos políticos y públicos ocupados por mujeres en todos los ámbitos de gobierno.
Si bien ya contamos con reformas constitucionales en materia de paridad, la que coloquialmente conocemos como paridad en todo, reformas penales que tipifican el delito de violencia política de las mujeres en razón de género, que es lo que más resistencias había causado en el pasado, leyes armonizadas, procedimientos, lineamientos, acuerdos, etcétera. Ahora falta su materialización efectiva y puesta en práctica.
De manera muy concreta permítanme colocar algunos de los desafíos en el corto plazo a partir de lo que hemos logrado en paridad e igualdad formal y de lo que aún nos falta por lograr en igualdad sustantiva.
En cuanto a los retos inmediatos, si consideramos que en el próximo proceso electoral en todas las entidades federativas al menos se elegirá un cargo de elección popular, y que en total se disputarán 21 mil 368 cargos de elección popular, 16 por ciento más que en la elección de 2018, 10 mil 684 de esos cargos corresponden a mujeres.
El desafío será asegurar que de manera paritaria estas mujeres compitan en igualdad de condiciones y que además prevalezca el principio de paridad por encima de la expectativa de derecho a la reelección.
Nos faltan más mujeres en política, decidiendo en política, y me refiero sobre todo a los cargos unipersonales, debemos revertir los niveles de subrepresentación de las mujeres, sobre todo en el ámbito local.
Por ejemplo, nunca hemos tenido una presidenta de la República, sólo hay dos gobernadoras en funciones: la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y la gobernadora de Sonora, y nueve en la historia de nuestro país.
Únicamente el 21 por ciento de los municipios tienen presidentas municipales, y en Oaxaca, por ejemplo, en usos y costumbres sólo se llega al 4.6 por ciento.
México avanzó significativamente en la paridad en el Congreso tanto en la Cámara Baja como en el Senado de la República, todos y todas fuimos testigos de ello.
En la Cámara de Diputados alcanzamos un porcentaje de 48.3 por ciento de mujeres y en el Senado de 49.21 por ciento que nos colocan en los primeros lugares a nivel mundial.
En cuanto a la paridad en los espacios parlamentarios por primera vez en agosto de 2018 se eligieron dos mujeres como presidentas de las mesas directivas tanto del Senado como de la Cámara de Diputados y de Diputadas.
Actualmente, por primera ocasión pasa este cargo de presidenta de la mesa directiva de una mujer a otra mujer.
Respecto al fortalecimiento de la representación de mujeres diversas como indígenas y afromexicanas resalta la necesidad de incrementar el número de distritos con cuota indígena, la ampliación de medidas afirmativas a otros espacios de representación como el Senado, la capacitación a estos pueblos y comunidades, la difusión de prácticas exitosas son asignaturas pendientes para el Instituto.
Como ustedes bien conocen recientemente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación marcó un precedente importante para todos los partidos políticos respecto a la participación paritaria de mujeres militantes en sus órganos de dirección, tras una impugnación en sede judicial la Sala Superior ordenó la integración paritaria en la encuesta de un partido político para elegir a su presidencia y a su secretaría general.
Otro avance lo es sin duda la conformación paritaria en los OPLES en los que recientemente el Consejo General aprobó a las y los nuevos integrantes en 19 entidades federativas, 30 mujeres y 19 hombres.
En lo que respecta al acceso a la justicia y violencia política contra las mujeres en razón de género permítanme resaltar algunos de los instrumentos con los que hoy contamos de cara al proceso electoral, no antes sin hacer un llamado a fomentar la cultura de la denuncia y el litigio estratégico.
Por un lado, me refiero al procedimiento especial sancionador para atender la violencia política que recientemente aprobamos en el Consejo General en el mes de septiembre, que se resuelve con una perspectiva de género e interseccionalidad.
Incluye análisis de riesgos, un plan de seguridad, el establecimiento de víctimas directas, indirectas, y potenciales; la tutela preventiva, reparación integral del daño y medidas de protección y cautelares, entre otras medidas.
Por otra parte, y con el propósito de inhibir y erradicar la violencia política el Instituto recientemente aprobó los lineamientos para la integración, funcionamiento, actualización y conservación del Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política Contra las Mujeres en Razón de Género.
El cual a partir del 7 de septiembre integrará una lista nacional con los nombres de quienes en sentencias o resoluciones firmes hubieran incurrido en violencia política en razón de género.
Los lineamientos se diseñaron con perspectiva de género e interseccionalidad, por ello se reconocen algunas agravantes respecto de la permanencia en el registro.
Por ejemplo, cuando esta violencia se dirija a mujeres indígenas, afromexicanas, con discapacidad, o de la diversidad sexual.
Además de estos dos instrumentos está en proceso de construcción los lineamientos para que los partidos políticos prevengan, atiendan, sancionen, reparen, y erradiquen la violencia política en razón de género.
Estos lineamientos estamos proponiendo, además, incluir el Tres de Tres Contra la Violencia, para que previo a la postulación de candidaturas los partidos verifiquen en sus postulaciones que las personas que deseen participar no hayan sido condenadas por deudas de pensiones alimentarias, agresiones sexuales, o bien, por violencia de género.
En consecuencia, el reto ahora será combatir la resistencia de los partidos políticos para armonizar sus documentos internos en materia de violencia política contra las mujeres en razón de género.
Si consideramos que los desafíos no son mínimos resulta fundamental que todas y todos los actores involucrados coordinemos acciones de cara al proceso electoral 2020-2021.
Así, las acciones en materia de formación, capacitación y actualización sobre los derechos políticos y electorales de las mujeres son fundamentales y se hacen necesarias.
El cumplimiento de principio de paridad por parte de los partidos políticos desde la formación de sus órganos internos hasta la propuesta de candidatos y candidatas será clave.
La atención integral de casos de violencia política contra las mujeres en razón de género por parte de las autoridades competentes contribuirá a investigarla, sancionarla, repararla, y con ello prevenirla.
De ahí la importancia de aprovechar este encuentro para formar redes que permitan coordinar todas estas acciones entre los distintos actores, pero también, para generar alianzas estratégicas desde las autoridades, la academia, el activismo y los partidos políticos, que les permitan a las mujeres incidir políticamente en los espacios de tomas de decisiones públicas y aportar elementos que eventualmente nutra la construcción de agendas de género sustantivas e incluyentes, e integrales.
Concluyo. Lo que no se reflexiona no se visibiliza; y lo que no se visibiliza no se resuelve.
Por tanto, les invito a seguir trabajando en torno a las desigualdades que todavía viven muchas mujeres. Visibilizar, dar voz y lugar a las mujeres en su diversidad para que hacer que no sólo se reconozcan la existencia de sus derechos humanos, sino también que estos derechos se ejerzan en toda su plenitud y en condiciones de seguridad.
Muchas gracias a todos y a todas. Gracias Consejero Faz.
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