Versión estenográfica de la Conferencia Magistral que ofreció Lorenzo Córdova, Desafíos de la democracia mexicana a 30 años de la fundación del INE

Escrito por: INE
Tema: Consejero Presidente

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA CONFERENCIA MAGISTRAL “DESAFÍOS DE LA DEMOCRACIA MEXICANA A 30 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL INE”, QUE OFRECIÓ EL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL MARCO DEL XXXI CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS ELECTORALES: LOS DILEMAS DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA

Presidenta de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (SOMEE), Angélica Cazarín Martínez: Muy buenos días a todas y todos los que nos están viendo en este momento. Es un gusto poder compartir esta mañana con ustedes, la intervención y conferencia magistral, una de nuestras conferencias magistrales de lujo que tendremos en este Congreso y agradecemos, por supuesto, al doctor Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral, nos acompañe esta mañana.  Muchas gracias, doctor. 

Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Al contrario Angélica, un gusto, encantado. Gracias. 

Presidenta de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (SOMEE), Angélica Cazarín Martínez: Muy bien.  Y si me permiten, voy a presentar brevemente un resumen curricular con relación a la trayectoria basta del doctor Córdova y después abordaremos, abordará él mismo su conferencia titulada “Desafíos de la democracia a 30 años de la fundación del INE” y muy bien. 

El doctor es licenciado en derecho por la UNAM y doctor de investigación en teoría política por la Universidad de Turín, Italia. Investigador Titular B del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. 

Es reconocido con el PRIDE D y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 3. 

Es autor de diversas publicaciones entre libros, capítulos, ensayos, artículos sobre temas electorales, constitucionales y de teoría política. 

Entre sus libros destacan fundamentalmente Derecho y Poder: Kelsen y Schmitt Frente a Frente. Del Fondo de Cultura Económica 2010, Elecciones, Dinero y Corrupción: Pemexgate y Amigos de Fox, en coautoría con Ciro Murayama; Cal y Arena 2006; Los árbitros de las elecciones estatales: una radiografía de su arquitectura institucional, en coautoría con César Astudillo del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM 2010. 

Y con Raúl Ávila y Daniel Zovatto, también han publicado: Hacia una ley de partidos políticos, también del mismo Instituto de Investigaciones Jurídicas, en coautoría con IDEA y el Senado de la República en 2012, entre otros. 

El doctor, en 2010 recibió el premio Universidad Nacional para Jóvenes Académicos de la UNAM y en dos ocasiones también ha recibido el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. 

Es miembro de la Junta de Gobierno del Instituto de Estudios Jurídicos de Transición Democrática, y en el servicio público se ha desempeñado, entre otros cargos, como Secretario Técnico del Grupo de Trabajo que procesó en el Senado de la República la reforma política durante 2010. 

De diciembre de 2011 a abril de 2014, fue designado por la Cámara de Diputados, como Consejero Electoral del IFE y desde abril de 2014 fue designado por dicho órgano como Consejero Presidente de dicho Instituto. 

Doctor Córdova, le damos la palabra y nuevamente bienvenido y muchas gracias por estar en este congreso. 

Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Al contrario, Angélica, Presidenta, muchas gracias por la invitación para poder impartir esta charla, lo de conferencia magistral creo que es, no sé si excesivo, pero bueno, lo agradezco de verdad muchísimo. 

Creo que este espacio, el de la SOMEE, en este Trigésimo Primer Congreso Internacional de la Sociedad, de nuestra sociedad, es fundamental por los tiempos en los que, y las modalidades, por cierto, en las que la misma ha tenido que realizarse, que hablan y que son reflejo, justamente, de la complejidad en la que la democracia hoy está teniendo que recrearse.

Además, creo que es particularmente relevante subrayar que éste es el congreso, digámoslo así, que acompaña el arranque de un proceso electoral inédito en nuestra historia en muchos sentidos, así que para mí poder estar en este espacio, en este congreso, nuestra sociedad, mi casa, para mí es fundamental porque es una manera de poder con los expertos en materia electoral, con los académicos que han venido analizando la evolución de nuestros procesos democráticos, pues un espacio privilegiado de interacción, insisto, de cara a este desafío histórico que tiene la sociedad mexicana, y por supuesto, las autoridades electorales.

De nueva cuenta, te agradezco muchísimo, Angélica, toda la gentileza, te felicito como lo hacía ayer en la inauguración del Congreso no solo por tu gestión, sino además por tu compromiso y los logros que hoy vemos materializados en este Primer Congreso virtual de la SOMEE.

Yo quisiera compartir con ustedes, si me permiten, una presentación que he preparado para este efecto y que no tiene otro propósito sino ayudarme, digámoslo así, con algunas cifras para con la recordación de algunas cifras y, sobre todo, digamos, también como de guía para la propia charla de esta mañana.

Quiero anunciar, si tú no tienes inconveniente, Angélica, que esta presentación está a disposición de todos, la hago llegar para que a través de la página de las plataformas de la sociedad pueda ponerse a disposición.

Bueno, yo quisiera comenzar con una premisa. Reflexionar sobre la democracia, sobre sus desafíos a 30 años del arranque de un nuevo sistema de la refundación de nuestro sistema electoral, por cierto, estamos apenas a cuatro días de que se conmemore, justamente, el 11 de octubre los 30 años de surgimiento, de nacimiento del Instituto Federal Electoral, que es la base sobre la que nace el hoy Instituto Nacional Electoral.

Como parte, digámoslo así, de una construcción colectiva, pero, sobre todo, de una serie de procesos históricos de cambios que paulatinamente a lo largo del tiempo se fueron sedimentando para concretar, por un lado, la transición a la democracia; y por otro lado, la construcción y paulatino perfeccionamiento de nuestro sistema electoral.

Para decirlo en otras palabras, nuestro sistema electoral no surge de la noche a la mañana, sino que es el producto de una larga evolución histórica, y es el resultado, justamente, de ese compromiso y lucha de varias generaciones de distintos, de una enorme pluralidad de actores políticos que, digámoslo así, tenía como punto de confluencia la construcción de un sistema democrático fundado en elecciones libres y justas, cosa que no teníamos hace apenas 30 años.

Eso me parece importante subrayarlo, porque, sobre todo en los tiempos que corren, cuando se ha querido replantear, digámoslo así, esta historia y afirmar por parte de distintos actores que nuestra democracia surgió el primero de julio de 2018. 

El primero de julio de 2018 fue una elección histórica, una elección importantísima, la primera vez que la izquierda llega al poder político por la vía de las urnas a la Presidencia, a la máxima magistratura del país, a la Presidencia de la República, y probablemente. Ojalá, el primero de julio sea el arranque de una nueva etapa que nos permita resolver los grandes problemas estructurales del país.

Eso lo veremos, ojalá y ocurra.

Pero sin duda, el primero de julio no nació la democracia, creo que una lectura correcta de este fenómeno es que el primero de julio ocurrió, precisamente, porque se había concretado una serie de avances en las décadas anteriores, que permitieron la contienda equitativa, que permitieron garantías para que el voto no solamente se expresara en libertad, sino, además, fuera efectivamente contado, y contará para el propósito de renovar, de integrar legitima, con una legitimidad democrática a los poderes públicos del país.

Y también sirviera, como sirve en una democracia, como un mecanismo para premiar o castigar las buenas o las malas acciones de gobierno o las gestiones de la representación política.

En suma, creo que una correcta interpretación de nuestra democracia necesariamente pasa por una concepción evolucionista de la misma.

Es decir, asumir que ésta ha sido el producto de una larga construcción paulatina, gradual pero progresiva de conquistas, de garantías, precisamente para que las condiciones de una elección democrática, efectivamente, prevalecieran en nuestro país frente a esas versiones, pretendidas reinterpretaciones en nuestra historia democrática que parten desde posturas creacionistas.

También aquí, por cierto, como en la evolución humana, las posturas evolucionistas son científicamente mucho más sólidas que las creacionistas que más bien se fundan en asideros ideológicos, incluso hasta teológicos, en todo caso trascendentales, sino con base, digámoslo así, en evidencia empírica y científica.

Sin pretender hacer una reconstrucción de esta evolución histórica, me parece que para sugerir una especie de replanteamiento hay muchos traductores que han trabajado, muchos de ellos miembros de esta sociedad, que han estudiado el proceso de transición a la democracia, pero me parece que, a manera de síntesis y plantear una reinterpretación de este proceso a partir de las necesidades que en distintos momentos se fueron enfrentando y que constituyeron los problemas a resolver, se puede articular una medianamente acertada comprensión de este proceso evolutivo al que he hecho referencia.

Creo que hay que, esta historia parte de mediados de los años 70, un momento de quiebre del sistema político hegemónico, autoritario, vertical, excluyente, que caracterizó al régimen de la Revolución Mexicana y que, digamos, es el punto de partida de la serie de cambios que, a lo largo de los últimos 40 años, desde la Reforma Electoral de 1977 se han venido, o han venido operando en el país.

Creo que una buena manera para entender cuál era la primera necesidad que enfrentamos en nuestro proceso de transición tiene que ver, justamente, con el hecho de que veníamos de un sistema absolutamente cerrado, hermético y excluyente, como decía, y un dato puede ilustrar justamente este punto, desde 1953 hasta 1978 no surgió ninguna nueva fuerza política, el sistema de partidos quedó estático con un partido hegemónico, el PRI, el PAN que constituía el único auténtico partido de oposición y otros dos partidos que históricamente se les ha denominado “satélites” el PPS y el PARM que, digamos, coparon toda la escena del sistema de partidos durante un cuarto de siglo.

Paradójicamente, en un momento en el cual la arena institucional demostró su insuficiencia para poder procesar un creciente, germinar sin duda, pero creciente pluralismo político que, digámoslo así, se evidenció en algunos momentos históricamente icónicos como el movimiento del 68, los movimientos estudiantiles de principio de los años 70, la gran cantidad de movimientos sindicales de ferrocarrileros, de electricistas, los movimientos sindicales de las universidades que durante los años 60 y los años 70 evidenciaron la insuficiencia del sistema institucional para representar ese pluralismo político.

Ello por no hablar de los movimientos guerrilleros que tanto urbanos como rurales que a finales de los años 60, mediados de los años 60 y sobre todo los años 70, evidenciaron este fenómeno de exclusión y cerrazón. 

La primera necesidad de nuestro sistema político consistía en abrir el sistema de partidos y permitir la inclusión de esa pluralidad no solamente en la arena institucional en las contiendas electorales, sino también su reflejo en los espacios de representación política, ésa fue la primera gran necesidad que tuvo que enfrentarse.

Con el paso de los años, una década después y sobre todo después de otro hito de nuestra historia democrática que es las, con las elecciones de 1988 que provocaron un cuestionamiento nunca antes visto, una inconformidad social de gran calado, se evidenció cómo era la segunda gran necesidad, el segundo gran problema que tenía que resolverse. 

Es decir, que se creara una institucionalidad democrática o dicho en otras palabras, un sistema electoral, entendido éste como el conjunto de instituciones, el conjunto de normas y el conjunto de procedimientos que permitieran que los votos se expresaran de manera libre y que el voto efectivamente contara.

A eso se abocaron justamente las reformas que hoy, que iniciaron con la de 1989, 1990 que hoy cumplen 30 años, a eso se enfocaron las reformas de la primera mitad de los años 90.

Un tercer problema consistió, sobre todo y se evidenció después de la elección de 1994, en donde el problema ya no estaba en cómo se organizaban, cómo se contaban los votos, qué garantías de ejercicio libre del sufragio existían, sino más bien las condiciones de equidad de la competencia.

Para 1994 en el primer ejercicio de fiscalización que realizó el Instituto Federal Electoral, ejercicio apenas embrionario que dista muchísimo del tamaño de las dimensiones de la robustez de la fiscalización que se realiza hoy en día con todos los pendientes que se quieran enumerar, pero que es radicalmente distinto, tuvo la enorme virtud entonces de evidenciar por primera vez, con cifras oficiales la enorme asimetría con la que competían los actores políticos en las contiendas electorales.

En la elección de 1994, de acuerdo con los reportes de fiscalización, el dictamen de fiscalización que aprobó el Consejo General del entonces IFE, el partido ganador, el partido en el gobierno, el partido oficial como se le llamaba, erogó el 85 por ciento de los recursos que se reportaron, es decir, 8.5 de cada 10 pesos los había erogado un solo partido político con lo que evidenciaba una enorme disparidad en las condiciones de la competencia.

Creo que vale la pena hasta recordar que Ernesto Zedillo en el discurso de toma de posesión, señaló que venía de elecciones libres, pero inequitativas.

Eso fue la siguiente estación, el siguiente problema a resolver y a partir de la reforma de 1996, haciendo una apuesta por un lado, en un financiamiento público generoso que hoy está haciendo objeto de discusión, creo que para decirlo de manera coloquial, la cantidad de recursos que reciben los partidos políticos es enorme y en ese sentido se nos ha pasado la mano y vale la pena una discusión para racionalizarlo sin perder de vista que el origen de esta discusión, de esa apuesta fue en su momento, hace 24 años, la de generar condiciones de equidad en la competencia.

Si el tema del financiamiento a los partidos políticos se ve como una cuestión aislada y no se entiende como, digamos, uno de los mecanismos fundamentales para construir un piso mínimo, igualitario, mínimo, igualitario de equidad en la competencia electoral, nos vamos a equivocar y vamos a desandar el camino que afortunadamente hemos resuelto poco a poco que es justamente el de contiendas equitativas.

El otro gran eje fue el del modelo de comunicación política que con la reforma de 2007, acabó garantizando que el dinero no fuera la condición de acceso a los principales medios de comunicación, todavía hoy existentes a pesar de la proliferación de las redes sociales que siguen siendo la radio y la televisión.

Y en la última estación, el último problema al que se abocó la reforma 2014, tenía que ver con romper la disparidad en términos de la calidad de los procedimientos, e incluso de las normas y fortaleza institucional que existía en las elecciones en el plano local, respecto de las elecciones federales.

La nacionalización del sistema electoral que se quiso en la reforma 2014, tuvo precisamente el propósito de homogeneizar y estandarizar instituciones, reglas, criterios y procedimientos con los que las elecciones se realizaban tanto en el plano federal como en el plano local.

Hasta aquí, la revisión histórica, y permítanme, Angélica, una pequeña plañidera, porque este cambio de modelo, a partir de 2014, lo que ha traído como consecuencia es una exigencia, digamos, al órgano electoral, antes federal; hoy nacional, que no habíamos visto en el pasado.

Un buen parámetro para poder sostener esto, es el hecho de que en 23 años de existencia el Instituto Federal Electoral organizó 18 elecciones federales, que son esas que pueden verse en esta gráfica. 

Mientras que en seis años, desde 2015, hasta, bueno, 2014, en 2014 no se organizó ninguna elección política, solamente se organizó, el INE organizó las elecciones del PRD, a petición de ese partido, entonces, la intervención del INE sí ocurría a petición de los partidos políticos, las cosas han cambiado de entonces a la fecha.

Pero en estos seis años, el Instituto Nacional Electoral ha estado involucrado en la organización de 198 elecciones, cuatro elecciones federales, las que pueden ver aquí en esta gráfica, y 194 elecciones estatales; con un agregado, dentro de una semana, después del 18 de octubre, cuando se hayan llevado a término las jornadas electorales de los estados de Coahuila y de Hidalgo, que tienen elecciones, que han sido pospuestas por la pandemia, bueno, el INE habrá organizado 200 elecciones de cara a las elecciones del próximo año.

Hay un dato que a mí me gustaría señalar a propósito de, digamos, la pregunta, y este nuevo sistema, que fue muy criticado, que se, aquí en la misma SOMEE, tuvimos discusiones intensas respecto de si se afectaba con la reforma del 2014 o no el federalismo electoral mexicano, etcétera, etcétera.

Pero más allá de esa discusión, que yo creo que hoy podríamos decir, a lo que dio lugar la reforma 2014 es una especie de federalismo colaborativo, precisamente para generar esta homogenización y estandarización querida por la reforma de 2014; pero hay un dato que me parece que es muy relevante y que ha sido poco analizado, por eso en este espacio de estudiosos, en este conclave de estudiosos del sistema electoral mexicano, me importa ponerlo sobre la mesa, que, el grado de alternancia que se ha generado durante la vigencia del nuevo sistema electoral nacionalizado, y es que, nunca antes en el periodo que va de 2015 a 2019, todavía no se concretan las elecciones de este año, como decía.

Pero en este periodo mencionado, en estos cinco años, de 2015 a 2019, hemos vivido el periodo de mayor alternancia en la historia del país, de la historia democrática del país, nunca antes había habido tantos cambios de ganador de una elección a la siguiente.

El índice promedio de alternancia rompe el 62 por ciento para todos los cargos a nivel nacional. 

Si ustedes ven, esto es lo que ha ocurrido en términos del índice de alternancia, en las cámaras del Congreso de la Unión, pero en al ámbito local este porcentaje, esta cifra se reproduce.

Aquí tenemos lo que ha ocurrido en el ámbito de las gubernaturas, de 36 elecciones de gobernador que se han realizado en este periodo, en 23 casos, es decir, casi el 64 por ciento de los casos ha habido alternancia. 

Y como pueden ver en el cuadro de la derecha, no hay una única fuerza política que pueda considerarse como la beneficiaria exclusiva de este fenómeno.

Es decir, la alternancia hoy, me parece que es lícito sostener, refleja dos cosas: uno, que son las y los electores y nadie más, quien decide con su voto quién gana y quién pierde una elección. 

Y dos, que, es decir, si fuera cierto, lo que quiero decir esto, si fuera cierto que las elecciones y no estoy diciendo que el fenómeno de compra y coacción del voto haya desaparecido del país. 

Con 53 millones pobres de acuerdo con las cifras del INEGI de 2018, todavía falta ver cuál va a ser el impacto de la pandemia en términos de la pobreza, pero sabemos que va a haber un incremento importantísimo, el INEGI estima del orden de los 12 millones de personas que van a pasar a situación de pobreza, con un índice de pobreza de esa naturaleza, con la desigualdad que caracteriza a nuestra sociedad, que es verdaderamente ominosa, pues el fenómeno, la tentación de que operen clientelismos políticos, compra del voto, entrega de dádivas, y que es un fenómeno transversal al que todas las fuerzas políticas en distinta medida y en distintos modos han recurrido, pues es inevitable. 

Y, sin embargo, si eso fuera lo que definen las elecciones, no podríamos explicarnos este índice de alternancia. 

Es decir, si quien maneja los programas sociales tiene garantizado el triunfo electoral, por decirlo algo, a nivel municipal, a nivel estatal, a nivel federal, pues entonces la alternancia no habría podido concretarse. 

Y el otro fenómeno, la otra reflexión que yo creo que la alternancia nos arroja, el voto cada vez más está sirviendo no solo para elegir a nuestros representantes y a nuestros gobernantes, sino también cada vez más está sirviendo como un mecanismo para premiar o castigar las buenas o las malas gestiones públicas.

Que es justamente una de las razones y de los efectos, de los propósitos que los teóricos de la democracia, de Sartori para acá, han identificado como una de las, digamos, de las características del voto democrático, es decir, el de ser un auténtico mecanismo de rendición de cuentas, de exigencia de cuentas. 

Como podemos ver, perdónenme, como podemos ver en la siguiente gráfica, los índices de alternancia se replican también en el plano de los congresos locales y en el plano de los ayuntamientos. 

¿En dónde estamos y hacia dónde vamos? Bueno, como mencionaba hace un momento, estamos a una semana y media a que se realicen las elecciones en Coahuila y en Hidalgo, elecciones de ayuntamiento en esta última entidad, renovación de congreso en Coahuila, en lo que son las primeras elecciones que realizamos en tiempos de pandemia. 

Estas elecciones debieron de haberse llevado a cabo el 7 de junio pasado, pero el INE en una compleja decisión, una decisión que constitucionalmente tiene, provocó un debate muy interesante, muy relevante, decidió posponer estas elecciones y fijar finalmente la jornada electoral el próximo 18 de octubre en ambas entidades, como una manera de no colocar el derecho de participación política en contraposición con el derecho a la salud de las y los ciudadanos. 

Sobre esto volveré un poco más adelante. 

Pero el gran punto, y de hecho pues estamos a un mes justamente. Hoy, justamente, a un mes, Angélica, de que arrancó el proceso electoral, que decimos va a ser el más grande, pero también el más complejo de la historia, el más grande por dos razones.

Por el número de potenciales electores. El INE está estimando que el cierre a finales de enero, principios de febrero cuando se tiene que cortar la Lista Nominal, rondará los casi 95 millones de electores. Esto significa cinco millones y medio más, lo vamos a ver más adelante con cifras, que en 2018.

Y todo esto, como saben todos aquellos que estudian las cuestiones electorales, pues es un multiplicador, un detonador de todas las cifras; del número de electores depende el número de casillas, el número de ciudadanos que se requieren para ser funcionarios de mesas de casilla, etcétera, etcétera, etcétera.

Pero, además, es la más grande por el número de cargos que van a estar en disputa, además de renovar la Cámara de Diputados a nivel federal, que por cierto, por primera vez operará el principio de reelección en la renovación de dicho órgano legislativo; tenemos elecciones de gobernador en 15 estados; tenemos elecciones de renovación de congresos locales en todo el país, salvo en Coahuila y en Quintana Roo; y tenemos renovación de ayuntamientos en todo el país, salvo en Durango y en Hidalgo.

Es decir, vamos a un número de renovación de cargos públicos inédito, nunca antes en la historia del país había habido tantos cargos que se van a renovar.

Si tomamos en cuenta los cargos que se eligen en el plano municipal, los que integran el cabildo, regidores, síndicos, etcétera, el número de cargos públicos que se renovarán con el voto el próximo 6 de junio de 2021 rebasan los 21 mil 300 cargos, que son más de dos mil cargos más que los que elegimos en 2018.

Entonces, por donde se le quiera ver, las dimensiones de la elección son inéditas, pero también, y miren, aquí está, justamente, a lo que hacía referencia, la lista nominal de electores aumenta en casi cinco millones y medio, un 6.6 por ciento, casi un siete por ciento más grande, de mayor dimensión, será la Lista Nominal. 

Los estados que van a tener elecciones locales ahora van a ser todos, en todos los estados va a haber casilla única, esta figura que ocurre cuando se renueva algún cargo federal y también algún cargo local, en todos los estados los va a haber, a diferencia del 18, en donde hubo dos estados: Coahuila, perdónenme, Baja California y Nayarit, en donde no hubo elecciones locales.

El número de casillas va a crecer en más de ocho mil respecto de 2018, obviamente el personal de campo que es indispensable para hacer la elección, los capacitadores y los supervisores electorales van a aumentar en número muy importante.

Estamos estimando que el empleo temporal que el Instituto Nacional Electoral generará en virtud de la elección, y además en sentido temporal, muy probablemente ahora con la consulta popular se va a prolongar un par de meses más, porque la consulta popular creo que vale la pena recordar, a veces es bueno leer la Constitución, se va a revisar el primer domingo de agosto, a menos que violemos la Constitución, o que cambiemos la Constitución.

Pero la Constitución se cambió para decir que es el primer domingo de agosto el año pasado. No sé si sea una buena noticia, o una buena cosa estar cambiando la Constitución a contentillo cada vez que se discute un tema.

Creo que hay que darle estabilidad a la propia Constitución, vamos a la primera consulta popular, todo parece indicarlo, digo, al menos que las cámaras decidan que lo que avaló la Corte no se va a llevar a cabo, cosa que no creo, así que el INE estará involucrado en la organización de una elección.

Por cierto, un dato, ha circulado erróneamente una cifra que no es una cifra oficial del Instituto Nacional Electoral respecto del costo de la consulta popular. 

Esa cifra que ha circulado es el costo de la organización de una elección de la complejidad, como la que vamos a tener el 6 de junio, pero evidentemente hay muchos de los gastos, de las actuaciones que se realizarán para que la elección del 6 de junio se lleve a cabo, que van a servir, digámoslo así, de asidero para que no tenga que replicarse o duplicarse cuando se haga la Consulta Popular.

Es decir, hay muchos mecanismos justamente ahora el INE los está estudiando, hacia final de mes haremos una, del conocimiento público cuáles son estas actividades que por primera vez tendrán que realizarse para que haya una Consulta Popular y cuál va a ser el impacto presupuestal, que ni de lejos va a ser replicar una elección; para empezar porque el personal de campo que vamos a contratar durante siete meses, pues se va a extender dos meses más, pero no es lo mismo pagar siete meses que es el cálculo de la cifra que está circulando públicamente, que pagar solo dos meses más.

Es más, yo creo que deberían, así como cuando hay elecciones extraordinarias, los funcionarios de la casilla en la Consulta Popular deben de ser los mismos que operaron el día de la elección y no necesariamente todas las reglas de la elección, como por ejemplo el límite de 750 boletas para una casilla tendrán que operar cuando se haga una consulta popular.

Es decir, hay que definir porque es la primera vez que lo hacemos, haremos este ejercicio, cuáles van a ser los requerimientos, las actividades que tendrá que realizar el INE para que la consulta popular se lleve a cabo y consecuentemente cuáles serán los costos, pero me parece que es una especulación estar hoy tratando de hablar de costos, cuando el INE que es la autoridad oficialmente responsable aún no ha determinado qué actividades serán necesarias para que la consulta popular se lleve a cabo.

Así que es un momento en el que aprovecho este foro privilegiado, mi estimada Angélica, para como Presidente del INE decirle a los actores políticos, a todos los actores políticos: la consulta se va a llevar a cabo, el INE siempre ha cumplido sus mandatos constitucionales, uno de ellos es realizar las consultas populares cuando las apruebe el Congreso de la Unión, que es lo que falta para que esta consulta ocurra una vez que la Corte la ha validado y en breve, a finales de este mes, haremos las estimaciones de las actividades que son necesarias para que esa consulta sea un éxito, como el trabajo, como siempre ha sido el trabajo que realiza el INE y cuáles serán los costos que tendrá que plantearse a la Cámara de Diputados porque evidentemente este monto, esta actividad no estaba contemplada cuando elaboramos el presupuesto para 2021.

Así que como se dice: con calma, el INE está trabajando, hará seriamente su trabajo y en breve anunciará cuáles son esas actividades y cuáles son los costos proyectados. 

Todo lo que ocurra antes de ese momento es pura y mera especulación y no abona a la convivencia democrática que se, digamos, que se especule, así que vámonos con paso, dejemos, digámoslo así que la institucionalidad democrática que es robusta, sólida y reconocida internacionalmente haga su trabajo, en fin.

Ahí está lo que decía de los cargos, pueden ver que hay prácticamente tres mil cargos más que en 2018.

¿Cuáles son los grandes temas de 2020-2021?, solo los enumero, muchos de esos ya han pasado; a principios de enero la Secretaría de Gobernación de manera inédita, nunca había ocurrido, es una discusión vieja pero nunca se había formalizado, le pidió al INE la entrega de los datos biométricos de las y los ciudadanos registrados en el Padrón Electoral, esos datos no son del INE, el INE los custodia esos datos como lo dice la propia Constitución y la ley de protección de datos personales son de sus titulares, es decir, de las y los ciudadanos que fueron a registrarse ante el INE.

Por eso el INE le respondió negativamente a esa solicitud a la Secretaría de Gobernación, porque la única manera en la que puede el INE entregar esos datos es si los titulares de los mismos aceptan esa entrega y en el aviso de privacidad que se ha realizado, que se realiza cuando un ciudadano realiza un trámite ante los módulos del INE, se establece con toda claridad que esos datos no podrán ser usados por el INE más que para los fines constitucionales que tiene el INE. 

Un segundo momento del cargo este año tenía que ver con la renovación del Consejo General. Afortunadamente, el 23 de julio pasado, unos meses después producto de la pandemia que interrumpió los trabajos de la Cámara de Diputados, se concretó ese nombramiento y hoy el Consejo está debidamente integrado, cohesionado y trabajando. 

Afortunadamente se lograron vencer las intentonas de un mayoriteo que a lo mejor habría sido legal, pero que no habría sido democrático, y prevaleció, por un lado, gracias a la responsabilidad con la que actuó el Comité Técnico de Evaluación, que hizo un trabajo profesional impecable y la altitud de miras de los actores políticos, concretamente la Junta de Coordinación Política, que privilegió la unanimidad, es decir, el consenso desde el principio, desde que se emitió la convocatoria hasta que se hicieron los nombramientos, se logró vencer esa tentación que algunos empujaron, de descarrilar un proceso que afortunadamente terminó bien, pero que era un proceso muy delicado porque implicaba la renovación de más de,  prácticamente la tercera parte, de un poquito más de la tercera parte del Consejo General. 

Un punto adicional que creo que vale la pena resaltar es que el 31 de mayo pasado se venció la ventana para poder actuar cualquier reforma legislativa, las normas que tenemos son con las que nos vamos al 21.

Y una buena cosa es que haya estabilidad porque de ello depende la certeza y la seguridad jurídica de los procesos democráticos, que se deje que las normas reposen en paz. 

Hay algunas normas que el INE va a tener que emitir, producto de la actividad del legislativo, como por ejemplo, y a esto se refiere al cuarto punto, tenemos que emitir normas para regular la reelección de las y los diputados.

Eso le correspondía hacerlo al Congreso de la Unión, debiera hacerlo desde 2014, desde que se introdujo esta figura. 

Durante seis años el Congreso de la Unión fue omiso en omitir esta regulación y dado que hoy no se pueden emitir normas ni se puede cambiar la Constitución en todo aquello que afecte el proceso electoral, y creo que es importante mencionarlo, aunque hay quien dice “es que la Consulta Popular no tiene que ver con el proceso electoral, por eso la podemos cambiar la fecha para que se haga el mismo día de la jornada electoral”; lo que pasa es que si la consulta se hace el mismo día de la jornada electoral, se van a estar cambiando las reglas sobre las cuales se va a organizar esa elección. 

Es decir, yo creo que la prohibición del artículo 105 está vigente. Y yo diría de nueva cuenta, no importa, el INE va a cumplir todas sus responsabilidades para que la elección se lleve a cabo y esto implicará emitir normas para la reelección de las y los diputados y también va a llevar a cabo los dos ejercicios que constitucionalmente tendrá que realizar el próximo año. 

La elección el 6 de junio y la Consulta Popular el 1º de agosto, como lo mandata nuestra carta fundamental. 

Un quinto punto tiene que ver con la renovación de los partidos políticos, el 4 de septiembre el Instituto Nacional de pronunció al respecto, se otorgó el registro a un partido político, hubo quienes votamos en contra del otorgamiento del registro también para el partido que al final lo obtuvo. 

Este es un proceso que como se sabe está sujeto a impugnación y está en las manos del Tribunal Electoral convalidar o no lo que el Instituto Nacional Electoral determinó, pero al cabo de este procedimiento podremos tener plena certeza respecto de quiénes serán los partidos políticos que aparecerán en las boletas el próximo año.

Y el último punto tiene que ver con la aprobación del presupuesto, y esto lo vínculo con el tema de la Consulta Popular, insisto, tenemos que hacer el cálculo de las actividades que son necesaria para que la Consulta Popular se lleve a cabo y de los costos de esas actividades. 

Hoy no se tiene, quien diga una cifra hoy, está especulando, así que vamos a esperar con calma el trabajo del INE para que esto se presente ante la Cámara de Diputados.

Sin embargo, sí vale la pena señalar lo siguiente: en el presupuesto que presentó el INE a finales de agosto a la Secretaría de Hacienda y que fue incorporado sin modificaciones, porque no se puede modificar por el gobierno federal a la Cámara de Diputados, estamos planteando un presupuesto que ha hecho un ejercicio de constricción atendiendo la difícil situación económica que se avizora como producto de la crisis sanitaria y de la contracción de la economía.

Esto, y permítanme un minuto para tratar de explicar, sí tomamos en cuenta que la elección del 2021, va a ser casi un siete por ciento más grande que la de 2018, que es la elección federal con la que se puede comparar un proceso de las dimensiones de las que tendremos el próximo año, creo que es importante subrayar que el INE hizo un esfuerzo para que el presupuesto no creciera de manera inercial; es decir, en la misma proporción, sino que el presupuesto que presentó el INE crece en términos reales la mitad de lo que será el crecimiento del proceso electoral propiamente dicho.

Es decir, la elección crece casi un siete por ciento, el presupuesto del INE crece solo un 3.5 por ciento. Y eso trae como consecuencia, uno de los presupuestos para un proceso electoral como el que tenemos más bajos de la historia. 

En efecto, el presupuesto del INE de 2021 constituye solamente 32 centavos de cada 100 pesos del PEF, que es un centavo menos de lo que costó el proceso electoral de 2018. En 2018 fueron 33 centavos, ahora baja a 32 centavos de cada 100 pesos.

Y el costo por elector baja de 89 pesos y medio que costó en 2018, a 86.3 pesos, eso tomando en cuenta de que en el presupuesto de este año hemos tenido que incorporar y a esto me voy a dedicar en la parte final de esta charla, si me permiten, Angélica, el costo del COVID; es decir, las medidas de sanitización que estamos previendo para que la elección no ponga en riesgo el derecho a la salud de las y los electores, es de cerca de 380 millones de pesos.

¿Dónde estamos en términos democráticos y cómo impacta el COVID las elecciones por venir? 

Miren, creo que vale la pena recordar, esto lo decíamos justamente el año pasado en el Congreso de las SOMEE, cuando nos podíamos ver físicamente, la democracia no estaba gozando, pasando por un buen momento. Ya la democracia antes de la pandemia estaba atravesando un momento muy delicado, estábamos viviendo, viendo con mucha preocupación como crecía el descontento con la democracia, resultado de la incapacidad de los gobiernos democráticos para resolver efectivamente los grandes problemas estructurales que aquejan a la democracia, pobreza, desigualdad, etcétera. 

La desigualdad oceánica era un problema que estaba preocupándonos a todos porque genera ese, justamente el combustible de esa desafección social, la pobreza estaba ahí alcanzando índices preocupantes, insisto hoy, incrementales.

Veníamos de muchos años discutiendo con preocupación cómo los partidos políticos y los parlamentos estaban en una crisis de credibilidad, el tema de las fake news y de la desinformación, que no es nueva en la política.

Mentira y política son tan viejas la una como la otra y se han acompañado a lo largo de la historia, pero la irrupción de las redes sociales y el potencial disruptivo de la desinformación a través de éstas, pues era un tema que nos ha preocupado a todos desde las selecciones de 2016, desde el Brexit, desde el plebiscito de la paz en Colombia, desde las elecciones de Estados Unidos, las últimas presidenciales, etcétera, y la polarización política era un fenómeno que estábamos viendo cómo con preocupación se arraigaba más y más en nuestras sociedades.

Por si esto fuera poco, se nos atravesó la pandemia, y hoy las elecciones, la democracia y las elecciones en particular, me parece, se ven afectadas en cuatro dimensiones por este fenómeno, y sobre éstas hay mucho que reflexionar.

La primera es una dimensión estrictamente sanitaria, y voy a decir algo obvio, pues las elecciones implican una movilización enorme de personas, tanto para su organización como por lo que hace a las actividades de proselitismo.

Es decir, las grandes concentraciones durante los actos políticos, el trabajo de campo que realiza el Instituto Nacional Electoral para ir a buscar a sus casas. Fíjense ustedes que en el próximo año vamos a tener que realizar 12.3 millones de visitas domiciliarias para poder conseguir el millón y medio de funcionarios de casilla que vamos a requerir para que la elección se lleve a cabo.

Bueno, todo esto implica contacto físico, tendremos que innovar, meter mucha tecnología, sin lugar a dudas, pero es claro que todo esto, es decir, una campaña electoral implica una serie de, al menos como las conocíamos, implica justamente hacer aquello que las medidas sanitarias desaconsejan para enfrentar la pandemia, es decir, la sana distancia es exactamente lo contrario a esas manifestaciones que podemos ver en esta gráfica.

Dicho eso, hay otra dimensión que es la consecuencia de la dimensión, digamos la otra crisis además de la crisis sanitaria que es la crisis económica que ha traído consigo el COVID-19, hoy sabemos que estamos hablando no de una ralentización de la economía, sino literalmente un bache en la economía del mundo que no se había visto en los últimos 100 años.

Y hay, no sólo quien lo compara con la gran depresión de los 20, 30 del siglo pasado, sino incluso hay quien sostiene que el impacto es todavía, eventualmente, mayor que aquel.

En todo caso, todo esto va a traer como consecuencia algo que ya está anunciado como una, lamentablemente una catástrofe derivada en consecuencia de la pandemia, el incremento de la pobreza y de la desigualdad.

Y recuerdo mucho aquel estudio que publicó el PNUD dirigido por Dante Caputo, a lo mejor, Angélica, recuerdas, en 2004 el Informe Sobre el Estado de la Democracia en América Latina, en donde una de las conclusiones del equipo coordinado por Caputo era que las democracias latinoamericanas estamos jugando un juego muy peligroso, ver cuánta pobreza aguantaba nuestras democracias, y creo que hoy estamos exactamente frente a un dilema similar.

Una tercera dimensión es la dimensión política, lamentablemente hemos visto cómo en algunos países la pandemia ha sido un pretexto para fortalecer expresiones autoritarias de gobierno, el incremento de las facultades de excepción que es natural para hacer frente a una pandemia, no en todos lados ha estado acompañado de un incremento de los mecanismos de control a esas facultades de excepción.

Es natural que la pandemia implica la restricción de ciertos derechos, empezando por el derecho a la movilidad y, por lo tanto, creo que esa restricción de derechos es, probablemente desde el punto de vista político, uno de los elementos más delicados.

Si a esto se suma el que estas expresiones de ejercicio autoridad, inevitable, hombre, de limitación de derechos como los que implica, por ejemplo, la restricción a la movilidad para empezar, se traduce o se da en un contexto en el que la polarización está como pocas veces en nuestra historia, combinándose con dosis de intolerancia.

Estamos frente a un auténtico caldo de cultivo para que germine posiciones autoritarias, justamente aquéllas que Carl Schmitt identificaba en su célebre concepto de lo político como la verdadera política, que era la confrontación amigo- enemigo.

Nada más que la confrontación amigo-enemigo tiene un propósito: la eliminación de este último, y eso no es la política democrática. Digamos que la política democrática se nutre de una tradición, perdón, el intentar poner aquí las cosas en blanco y negro en esta gráfica, que es esa tradición de que la que está nutrido la democracia moderna, que es, justamente, la tolerancia como uno de los valores fundamentales y ésta es una reflexión que nos viene de Nock en adelante.

Creo que éste es uno de los grandes problemas que la pandemia, lamentablemente, ha venido a incrementar, sobre todo porque en algunos países, y lamentablemente el nuestro no es la excepción en ese sentido, la pandemia ha sido un momento para crispar aún más esa polarización política. 

A diferencia de otros en donde la pandemia ha logrado una gran unidad nacional para hacer frente este fenómeno, hay otros en la que la pandemia es un pretexto adicional para exacerbar las contradicciones, como se decía hace mucho tiempo.

La última dimensión es una consecuencia de la anterior, la dimensión social. De por sí antes de la pandemia estamos viendo una serie de inconformidades en el mundo, las manifestaciones en Chile, producto de la falta de resultados de los gobiernos democráticos que estaban corriendo el riesgo de desbordar los causes institucionales de la protesta.

La protesta es democrática, es un derecho democrático, siempre y cuando exista y se produzca dentro de los causes de la convivencia democrática.

Lo que hemos visto es que no solamente ha habido expresiones, sino también respuestas de parte del Estado, piénsese en las reacciones a los movimientos anti raciales, digámoslo así, que se han producido en prácticamente todo el mundo, están traduciendo.

Es decir, el riesgo de que, digamos, los actos de autoridad y los actos de protesta ambos desborden los cauces institucionales, y consecuentemente se pierda ese centro no ideológico, no político, sino el centro como el punto de entendimiento de la clave de la convivencia democrática.

Frente a esto que ha ocurrido, y me acerco, Angélica, perdón, ya soy telegráfico al final.

Bueno, ha habido un montón de estudios, ésta no es una preocupación mexicana, es una preocupación global; ¿cómo hacer para que la pandemia no, perdón, que la democracia y las elecciones no sean una víctima más de la pandemia? pues bueno, hay que aprender de las experiencias comparadas y reinventar el modo en que veníamos haciendo las elecciones.

A esto se han advocado múltiples organismos multilaterales e internacionales, aquí menciono solamente algunos, y las elecciones que se han realizado en tiempos de pandemia, las que están aquí abajo, pero no sólo, han sido objeto de una enorme atención de la comunidad electoral internacional para tratar de aprender, frente a este fenómeno que nos aqueja a todos, cuáles son las mejores soluciones para no poner en una lógica de contraposición los derechos político-electorales frente al derecho a la salud.

Fíjense aquí un dato, un par de datos, pero podría esto multiplicarse, de una elección que a pesar de que detonó la curva de contagio lo hizo de manera bastante, déjenme decirlo así, razonable.

Por ejemplo, en República Dominicana el día de la jornada electoral no provocó un incremento dramático de la curva de contagio, sí hubo un incremento, pero marginal, a diferencia de lo que pasó en una elección muy pequeñita pero emblemática de lo que no hay que hacer, que es la elección en Surinam.

En Surinam antes de la elección, el 15 de mayo prácticamente la pandemia era un asunto marginal, testimonial, bueno 14 días después justo lo que tarda el virus en incubar se disparó la curva de contagios en Surinam, es decir, éste es un buen ejemplo de lo que no hay que hacer en términos de medidas sanitarias para organizar elecciones.

Frente a esto ha habido múltiples estudios, prácticamente todas las organizaciones que he mencionado previamente, IDEA, IFES, la OEA, CAPEL, etcétera, han publicado una serie de manuales, de recopilaciones de buenas prácticas, aquí cito el de la OEA que probablemente es de más fácil acceso y uno de los que más exitosos han resultado, que son producto de la experiencia en misiones de observación de la propia OEA.

Y que hace recomendaciones de tipo político como las que están aquí, no me detengo a ellas, pero también recomendaciones de tipo, que hoy diríamos obvio en términos sanitarios, como, por ejemplo, digámoslo así las medidas de distanciamiento social.

No me detengo sobre el punto, lo remito a la página del INE; en el INE hemos publicado para Hidalgo y Coahuila, una serie de lineamientos de protocolos de cómo se tiene que hacer el trabajo de campo, los órganos locales de estas entidades han emitido recomendaciones de cómo tienen que realizarse los actos de campaña, y el INE publicó un protocolo de cómo tiene que operar las casillas el día de la elección.

Creo que hay un buen dato, ninguna de estas dos entidades se ha disparado la curva de contagio por producto de la actuación de las campañas electorales, ni del trabajo de campo del INE y de los OPLES, creo que ésta es una elección que tendrá que estudiarse de manera muy puntual para de cara a la elección del próximo año.

Las recomendaciones son obvias, no me detengo a ellas, un buen dato, la tinta indeleble que se utiliza en las elecciones, como tiene una base acida, la que produce el Instituto Politécnico Nacional es un material sanitizante, mata el virus, entonces basta que no nos bañemos en la tinta indeleble, pero bueno, no hay peligro de contagio cuando se marca el dedo del elector, en fin.

Ahí están los protocolos, los invito a leerlos.

Termino diciendo, frente a esta situación los órganos electorales tenemos cuatro grandes desafíos; el primero es un desafío comunicacional, las elecciones no van a ser iguales que como las habíamos visto, y eso significa que tenemos que hacer mucha pedagogía pública para que estas nuevas condiciones no se traduzcan en una merma en la confianza que hemos logrado poco a poco y tan trabajosamente conquistar en torno a los procesos electorales.

Segundo, hay obviamente desafíos operativos que implican costos, que implican protocolos sanitarios. No podrán entrar a la casilla nadie que no tenga una cubrebocas, si el ciudadano no tiene cubrebocas habrá que proporcionarle uno, esto multiplíquenlo por las dimensiones de la elección y en buena medida explican esos costos que el COVID les impone ahora a las elecciones, etcétera.

Creo que es tiempo de reinventarnos, así como el congreso de la SOMEE se realiza de manera virtual, vamos a tener que hacer una apuesta gigantesca en términos de tecnología, capacitación virtual de los ciudadanos en la medida en la que sea posible, uso de herramientas tecnológicas.

El próximo año se va a votar, todos los mexicanos del extranjero que deseen hacerlo podrán votar, entre votar por la vía postal o votar por Internet a través de un sistema informático bastante robusto que por primera vez se utilizará, y que puede, por primera vez, ser un paso adelante para romper esa lógica de desconfianza de entrada, respecto al uso de la tecnología en las elecciones, y por supuesto desafíos políticos.

La autonomía de los órganos electorales está siendo puesta aprueba permanentemente, frente a las pretensiones de erosión, de captura, de subordinación que, forman parte, digámoslo así, de las dinámicas políticas pero que de prevalecer evidentemente implicarían un retroceso en clave democrática no menor.

Angélica, yo aquí me detengo, ofrezco una disculpa si me he extendido, tal vez ha sido muy ambiciosa, pero digamos, esta comunidad de estudiosos electorales siempre me estimula, y lo estimula a uno para seguir colocando puntos sobre la mesa porque como en ningún lado estos puntos aquí van a ser analizados, discutidos y eventualmente criticados y eso para nosotros es fundamental. 

Muchísimas gracias, Angélica. 

Presidenta de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (SOMEE), Angélica Cazarín Martínez: Muchas gracias, doctor Córdova.

La verdad una excelente presentación y conferencia en relación a lo que efectivamente serán los desafíos de la democracia mexicana y el papel del Instituto Nacional Electoral y de los organismos electorales a nivel local. 

Hay una serie de felicitaciones, por supuesto, al papel que usted desempeña como cabeza y Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral, al resto de consejeros. 

Hay felicitaciones de varios lugares del país, solamente para, y varias preguntas también, por cuestiones de tiempo haré dos preguntas, si me permite doctor Córdova, que le envía Cristian Hernández, y una de ellas es: “¿Cómo vislumbra la participación de los organismos electorales en el futuro de la vida democrática del país?”.

Y una segunda es: “si prevé cambios o reformas electorales en el futuro inmediato de nuestra democracia mexicana”.

Y con esto podríamos, con sus respuestas podríamos dar por concluido el evento, seguramente habrá muchas preguntas más, pero bueno, habrá muchos momentos más en los que también interactuemos para que usted pueda dilucidar en relación a estos temas. 

Por favor, doctor. 

Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Mira, yo sé que tenemos tiempo, voy a tratar de ser telegráfico y si todavía tenemos…, yo tengo sesión de Consejo, tenemos sesión de Consejo General a las 12, pero trataré de ser telegráfico y si tenemos chance de poder contestar alguna otra pregunta lo haré de manera, lo haré muy complacido. 

A ver, yo creo que, a la pregunta de Cristian, hasta ahora el sistema electoral nacional pasó por tratar de generar esa homogeneidad y estandarización que viene en la reforma, y esto ha implicado una actuación del INE, digámoslo así, pendular, déjenme decirlo de manera muy concreta. 

En 2015 tuvimos una aproximación a la primera elección que realizamos en este sistema, que yo he denominado de acompañamiento de frontera.

Asumimos que el INE tenía ciertas responsabilidades constitucionales, los OPLES otra, entonces, cada quien era responsable de lo que le tocaba en sus ámbitos de competencia, y que lo único que habría que cuidar era que la entrega de la estafeta, digamos, de un órgano a otro, ocurriera de manera puntual, bien coordinada, bien aceitada. 

La verdad lo que nos dimos cuenta es que no, digamos, el cumplimiento de las responsabilidades en el ámbito local era muy heterogéneo, había órganos electorales que tenían una gran robustez, incluso institucional, ¿no?, órganos electorales que tenían un servicio profesional consolidado, de carrera consolidado, otros que no; otros en las que la institucionalidad era muy precaria. 

Había incluso órganos electorales que ni siquiera eran permanentes, es decir, que se constituían de cara a cada elección, lo cual pues evidentemente implicaba una falta de profesionalismo en el trabajo realizado. 

Y eso nos llevó a tener una especie de reacción pendular. 

Para las elecciones de 2016 decidimos emitir el hoy celebre Reglamento de Elecciones, que es un conjunto de normas igual de voluminoso que la LGIPE, es decir, decidimos poner en el propio reglamento prácticamente el ABC de cómo tenían que actuar los órganos electorales del país, incluido el INE, con una lógica de tratar de generar esa homogeneidad. 

Eso trajo, como consecuencia, además, un cambio de actitud del INE que nos llevó a estar mucho más presentes y blindar, e incluso auxiliar o hasta intervenir algún órgano local cuando veíamos que éste estaba siendo objeto de captura o de subordinación por los poderes políticos locales.

Es decir, el INE tuvo una actitud mucho más presente, justamente tratando de generar esas condiciones de autonomía y de blindaje de los propios órganos electorales.

En retrospectiva, podemos decir que hasta se nos pasó la mano, de hecho, la última reforma al reglamento es para quitarle mucha de las cosas que son excesivas, por ejemplo, en nada va a alterar la calidad del sistema electoral si los materiales electorales y las urnas son de polipropileno, si son de cartón da lo mismo, sobre todo, porque lo que estábamos provocando era, digamos una exacerbación de los pocos, casi monopólica de los pocos productores de este material.

Entonces, yo creo que hoy estamos en una etapa, digamos, en un sentido inverso.

Hasta ahora, el INE ha ejercido solamente dos de las tres facultades extraordinarias que le confiere la Constitución, en relación con el ámbito local, la facultad de asunción y la facultad de atracción. 

Yo creo que estamos teniendo y las elecciones del 21 van a ser un punto de inflexión, una robustez cada vez mayor de los Órganos Electorales Locales, que nos va a permitir, ojalá y hacia allá apuntaría en el futuro, que la facultad que más utiliza el INE en el futuro de las facultades extraordinarias, sea la facultad de delegación.

Creo que cada vez más hay un empaque, digámoslo así en la institucionalidad electoral local que nos va a permitir, digámoslo así, ir desahogando muchas de las atribuciones, y delegando muchas de las atribuciones al propio Instituto Nacional Electoral.

Y respecto de si hay espacio para cambios reformas, sin lugar a dudas, sí, creo que la elección del 21 va a ser la elección en la que se va a cerrar el primer gran ciclo de vida de la reforma y creo que sin ánimos refundacionales porque el nuestro es un sistema electoral que funciona bastante bien, creo que habrá que hacer, pero no nos podemos tardar, porque entre más nos tardemos, más cerca estaremos de la elección del 24 y los peores estímulos se van a generar para hacer una reforma electoral para que, yo pienso, hacia finales del próximo año, con la experiencia acumulada, podamos avanzar hacia una reforma, que yo esperaría que tuviera como signo de identidad, el desregular o digámoslo así, liberalizar muchas de las restricciones, prohibiciones que hoy existen.

Creo que nuestro sistema electoral hoy lo ha definido así, Ciro Murayama, y yo lo he corregido, Ciro dice que, “nuestro sistema es un sistema barroco”, yo le dije que no, que el nuestro es un sistema churrigueresco, porque el churrigueresco es un barroco recargado, ¿no?, y creo que podemos avanzar hacia formas más neoclásicas, más simples o más clásicas, digámoslo así, de la arquitectura legal de nuestra institucionalidad electoral.

Yo creo que habrá que avanzar hacia desregular, que eso nos va a llevar, por cierto, hacia elecciones menos caras, menos farragosas, siempre y cuando, esa es la condición, esto no implique una merma en la calidad de las elecciones y en la confianza que no tiene precio; es decir, la pérdida de la confianza por una cuestión económica sería un error, pero yo creo que hay mucho margen para avanzar hacia el futuro al final.

Presidenta de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (SOMEE), Angélica Cazarín Martínez: Muy bien, doctor.

Una pregunta más en atención al tiempo, y la envía Eduardo Rodríguez Manzanares, pregunta: ante las descalificaciones del Presidente de México hacia los órganos autónomos, ¿cómo encara o asume estas expresiones en el Instituto Nacional Electoral?

Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Bueno, yo te diría que la clave aquí es la templanza. 

El día que un órgano autónomo que es un órgano de control pierde la templanza, se va a volver una parte en disputa, y en ese momento, estará ya desautorizado para, o incapacitado para ejercer su función de arbitraje electoral.

Voy a terminar con una especie de tono de broma, desde hace mucho tiempo, desde finales de la vida del IFE, se decía que así como se empujó para que Tomás Moro se convirtiera en el santo de la política, en el ámbito electoral deberíamos empujar para que Kalimán, esa vieja figura de las historietas mexicanas se convirtiera en el santo de las autoridades electorales, no por otra cosa, sino por aquella célebre frase de “serenidad y paciencia”.

Creo que las autoridades electorales tenemos que actuar con mucha templanza.

El Presidente de la República, como muchos otros, es un actor político y hace política, no soy quién para juzgar, al menos no como autoridad electoral si es prudente o no, esta descalificación de los órganos autónomos, y particularmente los órganos electorales.

Pero es lo que es, creo que le toca a otros juzgar si esto está bien o está mal, lo que sí es cierto es que esto genera un ambiente de encono y polarización.

Y por eso mismo, yo creo que las autoridades electorales no tenemos que caer en ese juego.

Los actores políticos son otros, y ellos son los que van a competir en la arena política. Nosotros como autoridades electorales somos los árbitros de las elecciones, y eso significa que tenemos que colocarnos por encima de los actores políticos, de todos los actores políticos, porque nosotros somos los que vamos a regular esos actores políticos.

Cuando empiecen las elecciones, ¿quiénes son los órganos que van a definir si un actor político viola o no, por ejemplo, el principio de parcialidad, consagrado en el artículo 134? Los órganos electorales.

El INE en su ámbito de competencia, los OPLE en el ámbito de su respectiva competencia.

Y por eso mismo, creo que es muy importante que en el imaginario colectivo los órganos electorales no seamos vistos como una parte en disputa, sino como, justamente, quienes tienen que resolver estos terceros súper partes que se tienen que colocar por encima de los actores políticos.

Yo creo que ésa es la actitud que tenemos que tener, lo que no significa claudicar en nuestro arbitraje.

Y hay también que, con un cierto grado de resignación y con eso termino, Angélica, releer a Eduardo Galeano. Eduardo Galeano me gusta citarlo, tiene un extraordinario librito sobre el futbol, es una especie de alegoría sobre el futbol, y tiene un capítulo dedicado al árbitro.

Claro, él está pensando en el árbitro del futbol, pero creo que se aplica perfectamente a quienes cumplimos el rol de arbitraje electoral.

Decía Eduardo Galeano que el árbitro está condenado, inevitablemente, a quedar mal con todos: con quien gana, porque quien gana siempre va a decir que ganó a pesar del árbitro; con quien pierde, porque, por supuesto, va a decir que perdió por culpa del árbitro.

Ése es el triste destino de los árbitros, pero también evidencia la indispensable presencia de los mismos como componente fundamental, para que las democracias funciones, porque las democracias al final del día es la vigencia, la aplicación y la subordinación de los jugadores, de los actores políticos, a las reglas del juego democrático. Y a los árbitros nos toca vigilar que esas reglas se cumplan.

Presidenta de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (SOMEE), Angélica Cazarín Martínez: Muchas gracias, doctor.

Las preguntas siguen fluyendo, seguramente en nuestros próximos eventos académicos podremos contar con la presencia del doctor Córdova y podremos seguir conversando sobre estos temas.

Agradecemos a todos los que nos acompañaron en esta transmisión, y por supuesto, al doctor Lorenzo Córdova por acompañarnos en esta excelente presentación.

Muy buenos días a todos y gracias.

Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello: Gracias, Angélica.

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