VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE), LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL PUNTO 16 DE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA, POR EL QUE SE APRUEBA EL ANTEPROYECTO DE PRESUPUESTO PARA EL EJERCICIO FISCAL DEL AÑO 2021
En 2021 viviremos probablemente el mayor desafío que haya experimentado la democracia mexicana en los últimos 30 años, este desafío, por supuesto, tiene que ver con que se llevará a cabo el proceso electoral que volverá una vez más a ser el más grande la historia, implicará la renovación, como saben, de la totalidad de la Cámara de Diputados y de forma concurrente, 32 elecciones locales, 2 más que en 2018; 21 mil 368 cargos a elegir frente a los 18 mil 299 electos, elegidos en 2018; una lista nominal de 94.9 millones de electores, que es un 6.6 por ciento más grande que la de hace tres años; 164 mil 500 casillas, casi 5 por ciento más que en 2018 y un millón 480 mil ciudadanas y ciudadanos que deberán convencer y capacitar, ser capacitadas para integrarse a las mesas directivas de casilla para recibir y contar los votos de sus vecinos.
Pero más allá de la complejidad técnica y logística de organizar un proceso electoral de este tamaño, tenemos que asumir que el mayor desafío, probablemente, tendrá que ver con el contexto en el que transcurrirá el proceso electoral y que pondrá a prueba la madurez democrática de nuestro país.
Se pondrá a prueba la capacidad del andamiaje electoral para garantizar elecciones libres, limpias y transparentes.
Su capacidad técnica ha sido probada y comprobada en las 200 elecciones, 200 ya elecciones que el INE ha organizado o coorganizado de 2015 a 2020, en las cuales las y los votantes han decidido que nuestro país experimente el mayor número de alternancia de la historia.
Lo que se pondrá a prueba en 2021 más allá de lo anterior, será la madurez democrática en dos dimensiones:
Una dimensión será la política en donde actores y partidos probarán su madurez para reconocer las derrotas eventualmente en las urnas y sus victorias, la madurez de las mayorías para incluir a las minorías en la toma de decisiones y aceptar el disenso y el vigor del pluralismo político para recrearse en todos los ámbitos de elección en un contexto de polarización del debate público.
La segunda dimensión de la madurez democrática se vincula con el compromiso de las y los ciudadanos para informar si participar en la organización de las elecciones, para salir a los espacios públicos aplicando las ya sabidas medidas de higiene, sanitización y protección personal a las que nos ha orillado la pandemia y de manera especial, al evitar contribuir a la difusión de noticias falsas.
En muchos sentidos, las elecciones del próximo año permitirán comprobar, si la madurez democrática en nuestra nación nos permitió sobreponernos a la peor emergencia sanitaria del último siglo o si, por el contrario, dejamos que la democracia sea una víctima más de la pandemia y que el virus COVID-19 envenene el orden constitucional y sus plazos.
La importancia del 2021 para nuestro futuro como nación y para la reactivación de nuestros vínculos comunitarios para elaborar el anteproyecto de presupuesto 2021, el INE, del INE se llevó a cabo una vez más uno de los ejercicios deliberativos de revisión y ajustes más importantes en la historia de esta autoridad electoral.
Cada peso incluido en el anteproyecto que está a nuestra consideración fue detenidamente evaluado con soportes documentales y a la luz de la experiencia institucional adquirida en cada materia, y con base en ello fue ajustado al máximo para evitar que el compromiso con la austeridad que hemos asumido comprometa la capacidad técnica de las áreas ejecutivas y técnicas del INE.
La labor de revisión, ajuste y reducciones presupuestales realizadas bajo la lupa de las y los consejeros electorales integrantes de la Comisión Temporal de Presupuesto y el ojo crítico del Órgano Interno de Control, así como con la solvencia de la técnica de las y los integrantes de la Junta General Ejecutiva, se reflejan en el monto solicitado en este anteproyecto.
Debo decir que una parte importante de las sugerencias emitidas por el OIC fueron atendidas, incluso incluidas en esta versión del anteproyecto de presupuesto como él mismo, por cierto, reconoció hace un par de días en la sesión correspondiente a la Junta General Ejecutiva.
De esta forma, permítanme destacar seis proyectos, seis aspectos del anteproyecto de presupuesto para el ejercicio fiscal 2021 que el INE solicitará y en los cuales se refleja, precisamente, el compromiso con la racionalidad presupuestal y la eficiencia en el uso de los recursos públicos asumido por parte de todas las áreas del Instituto.
Primero. El monto total de los recursos solicitados por el INE para 2021 representan, como lo señaló ahora el Consejero Murayama, únicamente 32 centavos de cada 100 pesos del presupuesto público para el próximo año, uno menos de lo que ocurrió hace tres años.
Dos. No obstante que la elección del 21 es notoriamente mayor a la del 2018, el presupuesto solicitado por el INE solamente se incrementa en un tres por ciento respecto del aprobado de aquel año, si quitamos los costos que va a suponer las medidas sanitarias de COVID-19, es decir, 378 millones de pesos en agregado.
Así, aunque la lista nominal se incremente en 6.5 por ciento, de hecho, el presupuesto que solicitamos crece solo la mitad.
Tercero. A pesar del crecimiento de la Lista Nominal, el costo por elector disminuye de 89 pesos con 47 centavos a 86 pesos con 32 centavos, una disminución del 3.5 por ciento, considerando el total de recursos solicitados para las elecciones.
Cuarto. En 2021 no habrá aumentos salariales para el personal del Instituto, con la única excepción que será aquella del personal operativo, los que menos ganan, en donde el ajuste será 1.5 por ciento por arriba de la inflación para acortar la brecha salarial existente.
Quinto. Debido a la facilidad de contagio de COVID-19, el presupuesto para el próximo año incluye recursos para que tanto el personal de los Módulos de Atención Ciudadana, las y los capacitadores y supervisores electorales en la totalidad de las casillas que se instalen, las y los funcionarios de casilla, cuenten con materiales sanitizantes para impedir que la recreación de las elecciones sea una fuente de contagio en el contexto de la pandemia que estamos viviendo.
El monto total que implicará para las elecciones y otras funciones del propio Instituto, la pandemia, el costo de la sanitización, asciende a 378 millones de pesos.
Sexto. Con los recursos presupuestales solicitados, además de organizar las elecciones, el INE seguirá cumpliendo con los fines sociales que constitucional y legalmente tienen encomendados, así seguiremos proporcionando el documento de identidad a más de 15 millones de mexicanas y mexicanos el próximo año.
Realizaremos el servicio de monitoreo de las señales de radio y televisión que necesitan las instituciones del Estado mexicano, el INE por supuesto en primer lugar y la recreación de la democracia, pero también gratuitamente la Secretaría de Gobernación y el Instituto Federal de Telecomunicaciones, para ayudarles así al cumplimiento de sus atribuciones.
Seguiremos colaborando con la Unidad de Inteligencia Financiera, así como la Auditoría Superior de la Federación, para contribuir a evitar el lavado de dinero y que los recursos de fuentes ilícitas ingresen a la política, entre muchas otras tareas y mandatos constitucionales que tiene y cumple esta autoridad electoral.
Indudablemente el proceso electoral 2020-2021 implica un desafío inédito para la convivencia social en México, para el respeto del orden constitucional, más allá de cualquier emblema político, preferencia electoral, todas y todos los mexicanos debemos apostar porque el próximo año la renovación de los poderes públicos transcurra en paz, con libertad y en condiciones de salubridad que no contrapongan el derecho a la salud de ninguna persona con los derechos, por el ejercicio de los derechos políticos.
Estoy convencido de que tenemos que ver el espacio público no como un riesgo, sino como el lugar donde las diferencias se encuentran y se confrontan como el espacio en donde la democracia se recrea y se fortalece, minimizar la importancia de las próximas elecciones podría propiciar que la democracia mexicana se convierta en una víctima más de la pandemia; y si eso pasa, lo que estará en juego no solo será la renovación libre y equitativa de los poderes públicos, sino nuestro sentido de comunidad y los lazos que nos vinculan con nuestra historia democrática.
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