VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DE LA DOCTORA MARCELA LAGARDE Y DE LOS RÍOS, EN EL CONVERSATORIO “LA VIOLENCIA FEMINICIDA Y EL FEMINICIDIO”, REALIZADO EN EL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL (INE)
Con esta presentación que agradezco muchísimo, quiero hacer una reflexión sobre nosotras y decir algo importante.
¿Qué sería de las mujeres sin el aliento y el apoyo en situaciones de crisis, que son tantos? No habríamos sobrevivido a los avatares de la vida sin otras mujeres conocidas y desconocidas, próximas o distantes en el tiempo y en la tierra.
Los índices de desarrollo humano con los que medimos la situación de género ya, el desarrollo y el poder de las mujeres, aún no incluyen el registro de lo que para la antropología es el tejido social, cuyas diversas tramas y urdimbres nos sostienen.
¿Qué sería de las mujeres sin las que nos apoyan para volver a retomar nuestros estudios?, sin las maestras que van, hablan, buscan a sus alumnas, sin las alumnas que apoyan a sus maestras.
¿Qué sería de las mujeres víctimas de feminicidio, sin la voz de otras mujeres exigiendo justicia?, como lo hacemos hoy desde esta tribuna y ustedes desde este foro.
Estamos aquí para exigir justicia, para construir justicia, porque también nos compete construir justicia; entre otras cosas, lo hemos hecho a lo largo de décadas, décadas.
Cuando yo me inicié en el feminismo, el tema de la violencia contra las mujeres y las niñas era muy menor, lateral, ni siquiera tenía para nosotras la centralidad que hoy revierte; no lo teníamos.
Esa centralidad la ha producido la brutalidad del trato a las mujeres que caracteriza a nuestros país, digámoslo ya, nuestro país da vergüenza, da vergüenza el maltrato a las niñas, a las mujeres, jóvenes, a las adolescentes casadas, obligadas a maternidades evitables, que eso es el país que tenemos, pero también tenemos un país fincado por mujeres y hombres que han ido construyendo la igualad, la igualdad entre mujeres y hombres, primero un poco de lado se prefería hablar de otras igualdades, pero desde hace un tiempo en esta casa por ejemplo, la igualdad es central a la política electoral de nuestro país.
No por nada estamos en la legislatura de la paridad y esa legislatura de la paridad la construimos mujeres y hombres feministas convencidos de la igualdad ontológica de mujeres y hombres.
Esa igualdad basada en la equivalencia humana de mujeres y hombres, ¿por qué somos equivalentes? Porque queremos, porque se nos da la gana, porque necesitamos ocupar la mitad del mundo y tener ese espacio para desarrollar nuestra creatividad, nuestra vida, el aporte que hacernos a la vida de cada una, pero el aporte que hacemos a la colectividad.
La causa feminista de las mujeres es también la causa feminista de hombres que tiene perspectiva feminista y que están con nosotras asumiendo un espacio, hemos avanzado nosotras sobre todo, mujeres, identificando quiénes son los hombres agresores de mujeres, quiénes son los machos que se atreven a estigmatizar a las mujeres, quiénes son aquellos que dañan con violencia a mujeres y niños y comenten actos de violencia feminicida.
Hemos avanzado, incluimos por ejemplo, diferenciar el trato y aquellos hombres violentos, hoy encuentran una definición legal en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia.
También en los códigos penales de todo el país y en el Código Penal Federal, encontramos identificados a los delincuentes, hoy podemos hablar de hombres pro democracia, de hombres pro igualdad, pero también podemos identificar a aquellos que insisten en vilipendiar a las mujeres, y cada vez más mujeres tenemos más conciencia de género positiva y no nos creemos el estigma que han sembrado en nosotros, nos dedicamos cada día a erradicar esa plaga nefasta y terrible, y con todo, cada día nos levantamos con nuevos nombres de niñas y mujeres que han sido cruelmente asesinadas, que son víctimas de feminicidios como dijeron mis compañeras aquí por el solo hecho de ser mujeres, o sea, estamos ante la última y nefasta desigualdad en el orden entero que es la desigualdad de género.
Esa desigualdad para mantenerse como algo estructural y quiero subrayar la palabra estructural, no moral, la moral viene después, hay que entender que es la estructura del mundo la que forja los sujetos y los objetos de ese mundo, que luego ya harán ideología, mito, leyenda, canciones, chistes vulgares, lenguaje soez contra las mujeres, todos son feminicidas quienes recurren a eso porque están construyendo un caldo de cultivo para que la ira de hombres violentos se desplieguen contra mujeres y niñas.
Tenemos que hacer cambios, efectivamente en la cultura, pero tenemos que hacer cambios en la estructura social, necesitamos la igualdad social, económica, laboral, política, jurídica, normativa de todas las normas, participativa también, necesitamos esos cambios y luego, tenemos que hacer cambios a la moral, como lo hacen todos los días las personas al vivir, hasta que finalmente si perseveran, se los digo por experiencia, desarrollarán una ética del Siglo XXI, una ética de la democracia en la convivencia, una ética del respeto a la integridad de los cuerpos, de las mentes, de los afectos de las mujeres y las niñas.
Esa ética es una ética feminista, es el feminismo el que ha planteado que somos equivalentes, son nuestras antepasadas, y estoy viendo a una morada preciosa, allí, como muchas que están acá, bueno unas canosas, otras moradas, otras, yo como revuelto, Angélica más o menos, Andrea súper negra, muy linda, bueno, en fin, el tema es que feministas de todos los tiempos hemos construido una filosofía fundamental sin la cual no se entendería la historia.
Entonces, vale más que de una vez asumamos que el feminismo es probablemente, bueno, quito probablemente, es la transformación cultural más importante que hemos promovido las mujeres como género en la historia.
Eso es el feminismo y, por tanto, no debemos enajenarnos del feminismo, necesitamos conocerlo, leerlo, olerlo, marcharlo, hacer pintas, como están haciendo las jóvenes en las calles de esta ciudad y de este país.
Esas jóvenes merecen todo nuestro reconocimiento, todo nuestro apoyo, yo por lo menos las convoco a que seamos voz, sustento, apoyo, certeza para estas jóvenes que están tomando la estafeta, tanto que se decía antes, hay que pasar la estafeta, bueno, pues llegaron y la han arrebatado con ese brillo que tienen las jóvenes y me parece que merecen nuestra escucha, nuestra ponderación y desde luego la exigencia junto con ellas, a lado de ellas de los derechos humanos para las mujeres y desde luego para los hombres también, porque el feminismo no es sexista, ponderamos a las mujeres, bueno, tal vez porque somos mujeres muchas de nosotras, pero también por una opción política feminista, que, ¿se acuerdan de la otra opción que había por lo pobres?, bueno, pues nosotros, o sea, no queremos que haya mujeres pobres.
Nosotras estamos en la opción por una igualdad incluyente, incluyente, no jerárquica donde no haya supremacismo ni de género, ni de clase, ni de grupos socioeconómico, ni de raza en este país tan racista, ni etnocida, no es así.
Pero queremos que haya igualdades transversales, longitudinales, tutti frutti, o sea, como se nos pegue la gana, pero hacer de esto el pilar de nuestra interpretación política de las cosas.
No hay feminismo sin filosofía, y por lo tanto, yo les invito a hacer clubes, grupos de estudio de feminismo, grupos, digamos, donde nos enseñemos unas a otras, y unos y a otros, y todos para poder dar el gran paso que tenemos que dar para erradicar, dice la convención Belém do Pará, usando una palabra fuertísima, erradicar, con doble ere, para que suene bien.
No queremos disminuir, no queremos hacer que haya solo menos crímenes, no queremos que a las mujeres se les violente un poco menos, no, queremos todo.
Queremos erradicar por completo, porque se puede el feminicidio y la violencia feminicida en nuestro país.
Se puede, la teoría feminista, la teoría política, la historia, la antropología, la ciencia política, plantean con claridad que si se erradica la desigualdad, se erradica la violencia.
Ésa es la relación entre ambos conceptos, categorías y ése es el vínculo que hay.
Entonces, por favor, no vengan a decirnos ni siquiera de mañana, ni siquiera muy tempranito, no vengan a decirnos que vamos a cambiar la moral, y que vamos a hacer buenas costumbres.
Es al revés, primero hagamos buenas costumbres, y de ahí se deprenderá ya no una moral, una ética, una ética para vivir conforme a la libertad, conforme a la igualdad, y conforme al desarrollo de cada quien.
Eso es lo que queremos desde el feminismo, entonces, que no se nos diga, por ejemplo, que hay mano negra en este movimiento feminista en México, se ha dicho siempre.
Cuando yo me inicié en los movimientos estudiantiles de hace no sé cuántos, 60 años, qué barbaridad, igual se decía que había infiltrados, que había gente del coro fácil, un presidente, así nos llamó, “silencio, jóvenes del coro fácil”, y nosotros “¿cómo vienes a callarnos en nuestra casa, en la universidad?, cállate, cállate”, y se calló. Y era el Presidente de la República.
Siempre identifican cualquier movimiento con que vienen otros a hacerlo a nuestro país, como si fuéramos masa amorfa, colonizable, ideológica y políticamente, y no lo somos.
En el caso de ahora, somos feministas, comprometidas y comprometidos.
Estamos por la erradicación del feminicidio, que solo se puede lograr con la erradicación de la violencia feminicida.
¿Qué es la violencia feminicida? Es la categoría mayor, es el conjunto de hechos que violentan los derechos humanos de las mujeres y las niñas, y las colocan en una condición de fragilidad brutal, al punto de que siguiendo nuestras investigaciones podemos saber dónde va a haber feminicidio, podemos preverlo porque tenemos ya instrumentos de medición, tenemos georreferenciada la violencia contra las mujeres y las niñas.
Ahí les traje varios libros cuando inventamos la georreferencia, para decir por qué en este municipio hay feminicidio, pero en el de enfrente no hay feminicidio, y es el mismo municipio, ¿qué pasa, qué pasa?
Pasa que en el municipio se condensaron todos los elementos que conducen a una muerte violenta por parte de hombres violentos, es más, si analizamos sujetos podemos saber si cada persona puede ser, puede cometer actos de ira brutales, misóginos, como son los actos que conducen al feminicidio.
Quiero decirles que siempre muy amablemente me presentan como quien acuñé la palabra feminicidio, sí es cierto eh, sí, vengo aquí a decirlo, pero ojo, esa palabra es la transformación de otra palabra que fue la que a mí me sirvió de clave para entrarle al feminicidio, y esa palabra es in english, es feminicide, más chiquita que la mía que es un poco más grande.
Y esa feminicide es de Diana Russell, Jill Radford y no sé quiénes, todas las colegas que están compiladas en dos obras extraordinarias que produjimos en la Cámara de Diputados aliados con la Universidad Nacional Autónoma de México, para traer a México el debate sobre el feminicidio.
Son dos libros, uno sobre el feminicidio, se llama “La política del asesinato de las mujeres”, así lo tradujimos, feminicide, feminicidio, pero ya cuando vino a México Diana Russell invitada por nosotras, entonces le propusimos que aceptara feminicidio, en inglés feminicide, y oigan ya se dice en todas partes feminicide, porque pegó el chicle, y porque el contenido del delito es lo que importa, y cómo lo construimos epistemológicamente, lo construimos así.
Diana Russell y Jill Radford consideran aspectos del feminicidio, pero uno de ellos para ellas es central, es la misoginia de hombres contra mujeres y dejan ahí la definición y luego hacen más definiciones, feminicidio lésbico, feminicidio infantil, feminicidio íntimo, ahí ya se ponen un poco más descriptivas de acuerdo con el tipo de relación entre víctima y victimario, por eso dicen feminicidio infantil, por ejemplo, para nombrar el feminicidio de Fátima, que estamos nombrando en este momento con un gran intensidad.
Feminicidios, todos esos y 10 autoras más que refieren al feminicidio en sus países, por ejemplo en Estados Unidos, al feminicidio en Israel, el feminicidio en Egipto, hay pensadoras, investigadoras, científicas que han trabajado el tema, eso fue hace 20 años, trajimos ese debate aquí, creamos comisión y aquí está Lucero Saldaña, mi querida colega de toda la vida, también ha presidido comisiones Angélica de la Peña, bueno, con otras comisiones coaligadas, aliadas siempre juntas, juntas, haciendo lo que hacemos.
El feminicidio, yo le aumenté y como le aumenté cosas, le aumente una silaba, que es “ni”, entonces es poquito, hay que decirla completa, feminicidio, porque yo le puse otra condición que encontramos en la investigación científica en todo el país, y es que el Estado es parte del problema, el Estado Mexicano es parte de la violencia feminicida, es parte del feminicidio; el feminicidio no es solo el acto de matar, es el acto de matar a una mujer, es el acto misógino de matar a una mujer con una enorme tolerancia social.
La sociedad tolera la violencia contra las mujeres con una gran holgura, permite la violencia contra mujeres todo el tiempo, en espacios cuerpo a cuerpo, persona a persona, en espacios privados, en espacios públicos, institucionales, incluso como lo vemos ahora, educativos, deberían ser por el contrario esos espacios la vanguardia de cambios importantísimos en la cultura política de nuestro país.
El feminicidio entonces, incluye al Estado como parte de los componentes de esta violencia feminicida, incluye al Estado, lo dice también está allá la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ¿cuándo? Después de un juicio que duró más de un año y aquí tenemos a Andrea Medina, mi queridísima amiga del alma y compañera que estuvo en el juicio como parte de tu intervención, en el juicio de campo algodonero que se hizo con la Corte.
La Corte después de un año, véanlo porque lo publicamos, ahí están las intervenciones del personal del gobierno, que son las que van a contestar cada vez, lo único que avanzaban, cuando declaraban algo, en medidas del Estado, era lo que hacíamos en la Cámara de Diputados, en el Senado, o sea el Legislativo le permitía al Ejecutivo decir que hacía cosas, pues las hacíamos nosotros, normando conforme a derecho, desde luego, caminos para enfrentar el feminicidio, pero otras dimensiones del Estado no lo hacían así.
Y la Corte hizo una sentencia, y la sentencia es que consideró culpable al Estado Mexicano por no haber garantizado la vida para Esmeralda y olvidé ahorita el nombre, Claudia y, ¿la otra?, sí, que fueron los casos que aceptó la Corte revisar, otros casos no estaban bien integrados, pero esos tres sí, fue el primer veredicto de ese tipo en el mundo, ningún Estado había sido sentenciado por omisión, por negligencia, por colusión y lo dice, está explicado en la sentencia donde ha sido omiso el Estado donde ha sido negligente, donde se ha coludido con quienes cometen los crímenes o todos los tipos de violencia y las modalidad de violencia contra mujeres y niñas.
Eso es lo que yo le aumenté, o sea, yo tengo otra formación, digamos, histórica, antropológica, bueno, muy clara, ¿no?
Mi querida Diana Russell y Jill Radford son más bien anarquistas y no tienen una percepción analítica del papel del Estado, para ellas todos Estado es opresor, todo estado está mal, y bueno, la convivencia ciudadana la haría mejor.
O sea, por eso no incluyeron al Estado en el problema, pero nosotras sí, nosotras tenemos un Estado que además, en muchos casos, algunas de sus instituciones se vanaglorian de no tener política de género; pero nosotras incluimos al Estado para modificar al Estado.
La Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que hicimos, esa ley lo que contiene es una visión epistemológica del problema de la violencia contra las mujeres y niñas, nombra, creamos categorías para identificar los fenómenos, teorías para no aislar las categorías unas de otras, sino que estén comprendidas en un marco teórico y poder entonces decir hacia dónde hay que ir, qué es lo que hay que desmontar para poder erradicar.
Por favor, no digan deconstruir, porque en este tema no se trata de deconstruir al Estado, se trata de transformarlo radicalmente, radicalmente, para que sea un Estado democrático de género, o sea, para que en nuestro país haya democracia genérica. Y no limitemos la democracia a otros aspectos, y en nuestro análisis solo pensemos que la violencia la viven mujeres pobres, o mujeres solas, o mujeres de clase baja, o mujeres que no tienen quien las acompañe en la vida. O sea no, no va por ahí.
El movimiento MeToo, por ejemplo, ha mostrado, es impresionante, cómo mujeres poderosas, mujeres ricas de la lista de Forbes, como nuestra querida conductora de ¿cómo se llama esta cuata? Oprah, esas mujeres han demostrado que mujeres poderosas, mujeres famosas incluso, han sido víctimas de violación, víctimas de acoso, víctimas de hostigamiento.
Hoy, el movimiento feminista le ha puesto nombre alrededor del mundo a todos los hechos de violencia contra las mujeres y las niñas.
Y bueno, nosotras tenemos que identificar al Estado que no propicia, no garantiza la seguridad para la vida de mujeres y niñas. Y tenemos que impulsar una gran transformación del eEtado, con perspectiva de género, hemos escrito, en la mañana que estaba tomando los libros, me encontré fotos firmando con gobernadores compromisos hace 20 años sobre incluir la perspectiva de género, formar a funcionarias y funcionarios, a políticos, los partidos políticos, que tengan la responsabilidad de que como instituciones también formadoras de conciencia, requieren tener una visión de igualdad de género y propiciarla, y no que cada vez haya que volver a empezar a explicarles por qué la igualdad, por qué la paridad, por qué la equidad.
Queremos que eso se haya un sustrato cultural, compartido, tanto como los churros o el mole, mole porque vi a Lucero, o como todo lo que compartimos ideológicamente como elementos de unión.
Bueno, pues qué maravilla sería que este país de la tragedia feminicida, logremos convertirlo en el país que logre erradicar la violencia feminicida contra mujeres y niñas. Por la vida y la libertad de las mujeres, muchas gracias.
(Aplausos)
Presentadora: Muchísimas gracias a la doctora Marcela Lagarde.
Para continuar, invitamos a que pase al frente la consejera Electoral Adriana Favela Herrera.
Podemos abrir el micrófono de la doctora Lagarde, por favor.
Dra. Marcela Lagarde: Bueno, quiero hacer un aporte para el INE, que seguramente conoce todo esto a través de internet, pero nos gustaría mucho que cuenten ustedes con un acervo material de la primera definición de feminicidio que está aquí, se llama: Fin al feminicidio. Oigan ese mensaje, no dijimos que ya no haya tanto, dijimos fin, porque es posible alcanzar ese objetivo. Gracias por señalarlo.
Hay muchas cosas, informes de las comisiones, porque todo esto lo construimos de cara a los movimientos feministas y de mujeres, participaron en foros, fue una política abierta para nombrar juntas toda esta ignominia.
Y, bueno, aquí está publicada, pero también están publicados los avances, aquí está la sentencia de la Corte Interamericana, con un peritaje que hicimos Andrea y yo después con ella, Andrea y yo, un peritaje del caso Campo Algodonero que está incluido, con las barrabasadas gubernamentales con las que contestaban funcionarias y funcionarios.
Y estos derechos humanos de las mujeres, marco jurídico y política de Estado. Aquí está incluida la política, que no nos vengan a decir, hoy oí en la mañana que el Presidente de este país dijo que antes, sobre el feminicidio, no se hacía nada. No puede ser, no puede ser que nos diga eso, porque además, bueno, sí hemos fallado un poco porque no hemos logrado que el Presidente de la República se exprese con una visión respetuosa y democrática sobre las mujeres y las niñas víctimas y sobre nuestros movimientos legítimos, públicos, no puede ser. En eso hemos fallado.
Pero, ojo, porque estamos aquí y podemos proponernos, por ejemplo, hablarle al oído a quien haya que hablarle al oído para que le caiga el veinte de qué se tratan los derechos humanos de las mujeres y las niñas.
Y está también el primer marco puntual que hicimos que es la Ley General de Acceso a las Mujeres a una vida Libre de Violencia, pero aquí hicimos una explicación, artículo por artículo para que se entienda de qué se trata, porque luego las leyes son un poco aburridas.
Y esas como las hicimos con una prisa enorme, hasta faltas de ortografía, verdad, tienen, pero bueno, son capaces de defender esas faltas de ortografía para guardar la integridad de nuestra ley.
Y acá está es otra versión de la ley. Está el artículo 21 que define la violencia feminicida y el 20 define la alerta de violencia de género.
Me detengo un momento. Llevamos desde 2006, cuando ya la ley fue aprobada por un Presidente, de cuyo nombre no quiero acordarme, que al leer el decreto ley dijo emocionadísimo: defenderemos está ley y a las mujeres con toda la fuerza de que seamos capaces.
Dije: este hombre es un violento. Pero claro, parece de risa, pero esa es la violencia que ya vemos como algo natural, normal, como es su personalidad, su carácter. A la mejor no le dieron bien de desayunar, algo. No, es un violento por principio y por final y tenemos que tratarlo como un violento.
No puede ser que un Presidente defendiendo una ley que no tiene violencia, no es una ley que castigue; no es una ley punitiva, para eso está el Código Penal. Es una ley que define, delinea, propone, esa política democrática de Estado. Eso es esta ley y bueno, aquí está publicada y decir que, con muchísimo gusto quisiéramos que se mantenga como un pequeño grupo de textos.
Si alguna de ustedes tiene los que han producido, propongo que le solicitemos hacer un pequeño estante sobre todo lo que hemos ido produciendo durante estos años.
Todas y las que no vinieron que también han producido muchísimas cosas. Las feministas somos muy productivas, somos muy propositivas, no somos violentas, proponemos siempre la paz.
El feminismo es pacifista hoy en día en nuestro país y eso es una contribución al horizonte que necesitamos para vivir.
Dice -y con esto quiero terminar- la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, año en que yo nací, por eso me impregné de los derechos humanos, es también el año de «El segundo sexo», de Simone de Beauvoir, quien sigue siendo para nosotros alguien sustantivo en la historia de la modernidad y en ese año, se proclamaron los derechos humanos, precisamente para eliminar el androcentrismo de la Declaración.
Y cambiaron todo. Entonces, en un artículo dice: Las mujeres y los hombres. En otro dice: todas las personas, pero nunca más ha vuelto a decir “el hombre”. Bueno es una construcción simbólica del mundo, pero no nos dice nada, porque nosotras no queremos ser “el hombre”.
Nosotras queremos ser mujeres de carne y hueso y un pedazo de pescuezo. Eso es lo que queremos ser, investidas de derecho porque estamos investidas sólo de responsabilidades.
Queremos derechos y queremos tener el derecho a tener derechos, que es el derecho fundamental.
Y bueno, lo último que iba a decir es sobre el 48 en esta Declaración de los Derechos del Hombre que cambió a Derechos Humanos. En el artículo 29, creo, párrafo 29 o 30 dice que todas las personas tenemos el derecho a vivir en una sociedad que garantice los derechos humanos para vivir mejor.
Eso dice la Declaración de los Derechos Humanos y eso está en la propuesta de estado que nosotras hacemos en la ley, bueno colorín, colorado, ahora sí se ha terminado.
Muchísimas gracias.
-o0o-