Número: 099
- Destaca la Consejera Dania Ravel la aplicación que el INE ha hecho de la tecnología en los procesos electorales
- La democracia es el único sistema que permite, de forma legítima, la inclusión de la pluralidad y la disidencia: Ciro Murayama
Apostar por el desarrollo de nuevas tecnologías es la única forma para responder a las exigencias del contexto social, cultural y político, señaló la Consejera Dania Ravel Cuevas, durante la Sesión V “Uso de las nuevas tecnologías, rendición de cuentas, transparencia e integridad de los Procesos Electorales” del IX Foro de la Democracia Latinoamericana, en la que también participaron Xabier Meilán, María del Carmen Alanís, Matías Bianchi y María Marván.
La Consejera destacó que el Instituto Nacional Electoral (INE) ha incluido, en el desarrollo de los Procesos Electorales, la aplicación de diversas tecnologías de la información tales como la aplicación para recabar el apoyo ciudadano para candidatos independientes en 2018; la aplicación para Capacitadores Asistentes Electorales (CAE), para obtener de manera más rápida el registro de las visitas realizadas en cada distrito; el Sistema de Información de la Jornada Electoral (SIJE), el Conteo Rápido y el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), eslabón fundamental en la cadena de confianza.
También resaltó el Sistema Integral de Fiscalización, donde los partidos pueden registrar en tiempo real actividades y costos, herramienta que se ha consolidado como uno de los mecanismos más eficaces de la autoridad electoral nacional.
“Creo que tenemos que apostar por el desarrollo de nuevas tecnologías, porque es la única forma como podemos responder a las exigencias de nuestro contexto social, cultural y político”, señaló Ravel Cuevas.
Matías Bianchi, politólogo argentino y director de Asuntos del Sur, manifestó que la revolución tecnológica propone una organización diferente por su diseño y su constitución. La potencialidad de la tecnología, dijo, nos pone en una intersección que da más opciones para interactuar; sin embargo, la revolución digital también genera sociedades desiguales, debido a que sólo unos cuantos tienen la acumulación del poder de la información de la ciudadanía.
“No creo que necesariamente la tecnología vaya a transformar nuestra sociedad para bien, nos puede ir muy mal, y lo que estamos viendo en los procesos políticos de Europa, América Latina, América del Norte, es que es al revés: los poderes de facto utilizan esas nuevas tecnologías de manera mucho más hábil que el ciudadano de a pie”, indicó Bianchi.
En su participación, María del Carmen Alanís, consultora para América Latina de la fundación Kofi Annan, enfatizó que la democracia se ha digitalizado porque no es estática y tiene que irse adaptando a las nuevas circunstancias; por ello, se han trasformado también las formas de actuación del activismo gubernamental.
Dijo que las autoridades deben definir instrumentos o herramientas que les permitan generar confianza; de lo contrario, la agenda electoral será dictada por factores completamente externos.
“Yo no he conocido autoridad electoral en el mundo que haya hecho lo que hizo el INE, en donde optó por la no censura: optó por generar información oportuna, verídica, confiable y atajar la información falsa estrictamente vinculada con sus actividades. Esta es una práctica exitosa en el mundo”, señaló Alanís.
Xabier Meilán, consultor electoral y experto en periodismo electrónico, coincidió en que no existe ninguna organización que detalle cómo se deben observar las redes sociales, por lo que las invitó a generar una metodología que sirva para obtener una solución a las campañas electorales en redes y propuso que éstas se basen en los tratados y las buenas prácticas internacionales.
“Las nuevas tecnologías”, agregó, “prometen cambios más profundos en el futuro inmediato, y lo que nos urge hoy, es que las grandes organizaciones que nos dedicamos a la observación y a fijar los estándares internacionales en materia de procedimientos electorales, acordemos una metodología compartida para observar las redes sociales”.
Finalmente, María Marván, Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ-UNAM) opinó que ni las leyes, ni las tecnologías son buenas o malas por sí mismas, sino que son herramientas que se deben saber utilizar, ya que en México existen leyes con reconocimiento mundial y herramientas tecnológicas a disposición de muchos actores políticos.
Para la ex consejera electoral, en la era digital el problema no está en la tecnología, sino la credibilidad del sistema electoral, el cual es alimentado directa o indirectamente por los usuarios de esas ciencias aplicadas.
“Ética, integridad y corresponsabilidad, son valores que necesitamos para avanzar en democracia a pesar de la tecnología”, puntualizó Marván.
Red digital abona a la democratización de los asuntos de interés y deliberación de los temas públicos
En el último Conversatorio Foro de la Democracia Latinoamericana, el Consejero Ciro Murayama advirtió que cada vez más se invierten recursos económicos en las redes sociales como instrumento de promoción en las campañas políticas en los países democráticos, por lo que es necesario regular su funcionamiento como empresas.
El Consejero afirmó que ante el uso creciente y constante de las redes sociales en la vida democrática es necesario regular a las grandes transnacionales que ofrecen estos servicios en periodos de campaña políticas, pero negó su prohibición, ya que hacerlo, enfatizó, sería lo más antidemocrático en el marco de la libertad de expresión.
“La democracia es el único sistema que permite, de forma legítima, la inclusión de la pluralidad y la disidencia, mientras que los regímenes autoritarios parten de la idea de que el poder encarna la voluntad de un pueblo homogéneo, y que toda disidencia a ese poder es ilegítima y contraria a los intereses del pueblo y por eso no merecen tener derechos”, apuntó el Consejero Murayama.
En la sesión llamada “Nuevas Tecnologías y el Futuro de la Democracia”, Raúl Trejo Delarbre, investigador titular y profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, señaló que en la funcionalidad de las redes socio-digitales en los asuntos políticos lo que cuenta hoy es la apariencia más que el fondo, ya que las redes están fuertemente determinadas por las emociones, más que por las razones.
Expresó que las redes sociales son apreciaciones subjetivas y no son aptas para la discusión, debido a que en la mayoría de los casos no se articulan razonamientos que motiven la discusión pública. Sin embargo, se trata de herramientas que ayudan a la democratización de los asuntos de interés público, pero que tienen como contraparte la frivolización de la plaza pública, lo cual no necesariamente abona a la deliberación de los temas públicos.
Por su parte, Samantha Bradshaw, investigadora sobre Propaganda Computacional de la Universidad de Oxford, manifestó que el discurso de odio está creciendo en las redes sociales, principalmente entre los usuarios que se relacionan con la vida política.
Explicó que el estudio que lleva a cabo observa a los actores políticos de algunos países que utilizan las redes para manipular a la sociedad y pretende verificar qué están haciendo los gobiernos, qué medidas han establecido para proteger a los usuarios contra esta amenaza a la democracia y qué soluciones ha dado a este problema asociado con la tecnología digital.
Informó que ha detectado 42 gobiernos que han implementado algún tipo de ley, estrategia o contramedidas para abordar las fake news en las redes sociales, con acciones como especificar y limitar el contenido, bajando la información en menos de 24 horas como contenidos ilegales.
Héctor Schamis, profesor de la Universidad de Georgetown, aseveró que el problema de las redes sociales es que generan una ilusión informativa que atenta contra las reglas en un sistema de jerarquía social, lo cual pone en problemas la democracia como generadora de un conjunto de derechos que expande y contrae los derechos políticos y sociales.
-o0o-