Por: Dagoberto Santos Trigo, Vocal Ejecutivo de la JL del INE en Guerrero
Es un verdadero privilegio convivir con mis paisanos de esta región de la Costa Chica guerrerense. Sobre todo, en un día efusivo, histórico, inédito, relevante y emotivo para la vida comunitaria de este municipio.
Se concretó un anhelo de libertad y de justicia largamente acariciado por los pueblos y comunidades originarios al amparo de los derechos reconocidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos y en la Constitución mexicana.
Esta larga marcha hacia la justicia comunitaria no fue una concesión graciosa; fue resultado de múltiples luchas que se dieron con motivo de un sueño de prosperidad y de una vida mejor.
La identidad indígena de estas tierras tuvo que trabajar, codo con codo, cada año, desde 2012, para ver fructificados sus anhelos, a pesar de resistencias oficiales, de obstáculos legaloides, de presiones institucionales, y de un sinfín de trabas fácticas para preservar el statu quo.
Este movimiento indígena que hace visible el principio de autodeterminación plasmado en la Constitución tiene dos virtudes a destacar:
La primera es comprobar que a pesar del mosaico pluriétnico de la región, no obstante, los diversos intereses en conflicto, entre las colonias, barrios, localidades, comunidades, rancherías, etcétera, es posible convivir en un ambiente más o menos apacible en donde impere la cordura y la tolerancia.
La segunda, que se usó la vía del derecho, la vía de la tutela judicial efectiva, el mecanismo de las instituciones jurisdiccionales de la república para dar cauce a las demandas indígenas, sin hacer uso de medios violentos que enturbiaran el ambiente de cambio.
Así, este ejercicio de autodeterminación en materia política, es un avance y, a la vez, una consecuencia respecto de los movimientos y luchas que antaño se fraguaron en la región.
Y no me refiero sólo a los movimientos por la Independencia de México o de la Revolución de Ayutla, o de la Revolución Mexicana; me refiero a la bravura de un pueblo indómito como lo fueron los Yopes a quienes la civilización azteca nunca pudo dominar; me refiero a la herencia de la lucha de castas y a la rebelión de los pardos durante la época colonial y buena parte de la vida independiente después de la República Restaurada.
Celebro la oportunidad que se dieron ustedes como habitantes de este municipio para hacer realidad el principio de autogestión política y hacer suyo el derecho para tomar sus propias determinaciones, ante el abandono casi total de los actores políticos tradicionales, ante la disfuncionalidad del sistema de partidos, ante la intolerancia, la discriminación y el olvido a que fueron sometidos por la carencia de los más elementales mecanismos de bienestar.
Porque no es la misma visión la de un campesino que apenas tiene para sobrevivir, cuando no le llegan a tiempo los insumos para la cosecha y que lucha porque sus hijos asistan a la escuela.
Porque no es la misma visión la de una mujer indígena que tiene que soportar los resabios del patriarcado y el abuso por parte de los caciques.
Porque no es la misma visión la de los productores del campo que son presa de la avaricia de los intermediarios.
Porque no es la misma visión cuando se trata de resolver un conflicto entre la idea tradicional de justicia comunitaria con la de un sistema formal de justicia inoperante.
Porque no es la misma visión cuando se quiere a la tierra y sus recursos como una madre, en vez de verla como un simple instrumento del progreso moderno.
Porque debemos de resistir la visión surrealista, absurda, de nuestro entorno actual, en el sentido de que el país vive un contexto de estar en “un mundo al revés”.
Por todas esas consideraciones, amigas y amigos, reitero mi celebración ante este acontecimiento de conjunción de esfuerzos.
Espero que el trabajo de los representantes sea todo un éxito, que se constituya en un ejemplo a seguir en otras latitudes de la entidad, cuando las autoridades electas abdiquen de sus responsabilidades constitucionales; que se genere un gobierno municipal comprometido con las causas sociales y se atiendan, con urgencia, los problemas ancestrales del municipio.
En espera de que esta otra forma de elección de autoridades se consolide, en espera de que el sistema normativo interno produzca los frutos esperados, no me resta más que felicitarlos por el logro obtenido y que sea para bien de las y los habitantes de este emblemático rincón de Guerrero.
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