Permítame intervenir de manera breve, a reserva de que, como ya lo anunciaba el Consejero Andrade, el próximo mes se presentará el informe final, a cargo del Comité Técnico de los Conteos Rápidos, para subrayar algunos puntos que señalaba el Consejero Andrade y hacer unos señalamientos adicionales.
En primer lugar, me parece que lo que vivimos el 1° de julio fue la constatación de que frente a, digamos, las naturales tensiones, controversias, contraposiciones que todo un proceso electoral intenso como el que vivimos conlleva, el papel de la ciencia en la construcción de bases de certeza y, por ende, de paz pública, por la gobernabilidad que del mismo se desprende, es fundamental.
Los conteos rápidos llegaron para quedarse en el sistema electoral mexicano, hasta en tanto no pasemos a otro mecanismo de votación que nos permita dar los resultados oficiales en la misma noche de la elección, que volvería inoperantes o innecesarios instrumentos como el Conteo Rápido.
Pero mientras el consenso político, en términos de la realización de las elecciones, de emisión de los sufragios, siga orbitando en torno al voto en papel y al cómputo por parte de ciudadanos en las casillas, los mecanismos tecnológicos, por un lado, pero científicos, por el otro, que nos permitan anticipar resultados oficiales, si bien no definitivos, sino preliminares, han cobrado carta de naturalización en nuestro país.
Lo que vivimos la noche del 1° de julio es la enésima constatación de que cuando la ciencia se ejerce con seriedad y se pone al servicio de la política, de la democracia, ésta constituye un ancla fundamental de la estabilidad política.
Los 10 conteos rápidos que encomendamos en esta ocasión al Comité Técnico de los mismos, el conteo presidencial y de las nueve elecciones para renovar ejecutivos locales, constataron una vez más la eficiencia, perdón, la precisión, corrijo, de los propios mecanismos matemáticos y estadísticos para proyectar resultados electorales y, con ello, poder ofrecer con toda certeza a todas las y los ciudadanos previsiones de dónde se encuentran las tendencias de votación.
Una vez más, en el 1° de julio pudimos constatar también cómo son estos mecanismos plenamente confiables, los conteos rápidos, frente a la variabilidad, la falta de precisión y estadística que pueden tener mecanismos como las encuestas de salida.
Cómo estos instrumentos, por otra parte, terminan constatando por enésima ocasión su precisión científica cuando son comparados con los resultados que arrojan, en su momento, los programas de Resultados Electorales Preliminares, los PREP y, finalmente, los cómputos distritales que implican los cómputos definitivos.
Es cierto que en esta ocasión tuvimos una varianza, pero que es absolutamente marginal y, si se me permite la expresión, estadísticamente irrelevante respecto de lo que los conteos rápidos en la elección presidencial arrojaron.
Vuelvo a insistir. Los conteos rápidos han cobrado carta de naturalización en nuestra vida democrática y ello refrenda la pertinencia de la decisión de este Consejo General de incorporar como una obligación en el Reglamento de Elecciones, la realización de este tipo de ejercicios, ahí en donde se estén renovando cargos ejecutivos, tanto federal, Presidencia de la República, como locales, gobernadores y Jefe de Gobierno.
También hay que agradecer, finalmente, el acompañamiento no solamente, estrictamente científico, sino el acompañamiento que el Comité Técnico, que los integrantes del Comité Técnico le dieron a este propio Instituto para poder comunicar y ejercer una función pedagógica, que se propuso como uno de los principales objetivos de esta institución a lo largo del proceso electoral.
Sabíamos que íbamos a la elección más grande de la historia, quisimos que ésta fuera la elección más explicada de la historia y creo que lo logramos. Se generó una conciencia en la propia sociedad mexicana de que los resultados del Conteo Rápido, porque así nos lo plantearon los miembros del Comité Técnico, arrojarían resultados en torno a las once de la noche y eso es precisamente lo que ocurrió. Una vez más la previsibilidad de la ciencia, frente a la impaciencia que las pulsiones políticas traen implícitas.
Vuelvo a reiterar, lo hemos hecho en otras ocasiones, lo acaba de hacer mi colega Andrade, el agradecimiento de este Instituto y, me atrevo a decir, no pretendo arrogarme ninguna representatividad que no tengo, que no tenemos, que es la de la sociedad mexicana, pero creo que, como miembro de ella, creo que es pertinente hacer un agradecimiento a los destacados, a los nueve destacados científicos, matemáticos y estadísticos, los mejores del país, lo he dicho y lo insisto aquí, que nos acompañaron en este ejercicio.
El país, la sociedad mexicana, les debe y les debe mucho. El Instituto Nacional Electoral y quienes integramos el Consejo General, perdón que hable en plural y el Presidente, por supuesto incluido, me parece que les debemos mucho.
Gracias a todos y cada uno de ellos y, por supuesto, gracias por las recomendaciones que ya desde ahora están presentándose y que formarán parte de la bitácora final, del informe final que será presentado el próximo año. Sin lugar a dudas, esas recomendaciones, que son recomendaciones desde la ciencia, de los científicos servirán para mejorar estos ejercicios en el futuro.
Versión estenográfica de la intervención del Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova, en el punto 8 de la Sesión Ordinaria del 18 de julio de 2018, relativo al informe de actividades del Comité Técnico Asesor de los Conteos Rápidos para los Procesos Electorales Federal y Locales 2017-2018
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