El 14 de febrero un fallo del Tribunal Electoral revocó la solución técnica que originalmente había adoptado el INE para agilizar el conteo de votos la noche de la elección. La decisión de las y los magistrados debe acatarse, pero al mismo tiempo requiere conciliar una alternativa legal, que dentro de las fronteras que la propia sentencia dejó abiertas construya un mecanismo para no dejar a la población sin información sobre resultados electorales hasta la madrugada del día después de votar.
Ese mecanismo ya ha sido propuesto por el INE y estará concretándose esta semana. Es complejo el tema, pero puede resumirse en que antes las casillas tenían menos urnas, porque había sólo votos federales en una y locales en otra, pero hoy tanto federales como locales están en el mismo lugar y eso hace que una misma casilla tenga 4, 6 y hasta 7 urnas que deben terminar de contarse por las mismas personas antes de llenar las actas oficiales de cada una. El INE quería que las actas de presidente y gobernador tuvieran prioridad para que no tuviéramos que esperar hasta contar todas las urnas de otros cargos antes de saber una tendencia de resultados que van a generar alta expectativa. El acta ha sido habitualmente la fuente del conteo rápido, es decir, de la estimación estadística a partir de una muestra científica y representativa que da luz sobre a quién favorece la tendencia de votación poco después de que cierren las casillas.
El Tribunal pidió que las actas deben llenarse hasta que todas las urnas se terminen de contar, no sólo las de presidente y gobernador, esto debido a que es posible que algún ciudadano coloque de manera equivocada su boleta de presidente en una urna de senador u otro cargo y eso, aunque los datos históricos nos dicen que es siempre marginal, requiere abrir todas las urnas para tomar en cuenta el voto que está en urna diferente. La sentencia tampoco permite que se abran todas las urnas de golpe para ubicar esos casos porque algunos magistrados consideran que eso es “manipular” (¿?) los votos.
El Tribunal dijo que no podía darse prioridad a las urnas de presidente y gobernadores para llenar actas, dijo que para ello tenemos que esperar a que se cuenten todos los cargos.
¿Qué ha concluido el INE? que es posible cumplir con esa interpretación del Tribunal sin dejar en oscuridad al conteo rápido durante horas y, entonces, la fuente que va a ser referente de ese ejercicio muestral de resultados no será ahora el acta, sino la hoja de operaciones que se va llenando urna por urna y se transcribe en el acta (contando hasta el final las boletas equivocadas de otras urnas). Ese documento tiene base legal y no distorsiona la información porque, si hay errores en las boletas que se meten en urnas equivocadas, siempre son marginales.
El INE ha diseñado esa alternativa sin contravenir la interpretación del Tribunal, todo con el fin de garantizar que el mismo domingo 1 de julio puedan darse a conocer las tendencias finales de la votación. Es absurdo argumentar que esto es un dilema entre “velocidad” y “certeza” y que entonces se debe optar por la certeza, como si evitar la oscuridad informativa fuera sólo un asunto de comer ansias o si apurar resultados una frivolidad prescindible, nada más motivada en calmar morbo de impacientes, que bien podrían esperar toda una madrugada para estar informados sobre el comportamiento y tendencia de la elección presidencial.
Es fundamental que las autoridades electorales sean oportunas en la comunicación de los resultados. Certeza y velocidad van de la mano, no puede haber una sin la otra, porque en elecciones nada es más incierto que terminar la jornada de votación y después bajar la cortina para dejar instalado el silencio horas y horas, antes de que podamos saber quién tiene ventaja, a quién le favorecen y a quién no los votos.
Con esta medida, podemos recuperar la certeza y agilidad necesaria para que la ciudadanía tenga un conteo rápido confiable, un referente oficial para informarse sobre la tendencia de la votación el domingo de la elección y no hasta la madrugada del lunes.
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