«Solidaridad, no dádivas ni demagogia», artículo de Marco A Baños en El Sol de México

Escrito por: INE
Tema: Opinión

Los sismos del 7 y 19 de septiembre han sacudido mucho más que el subsuelo del país. En Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, el Estado de México y la capital de la República se han registrado los mayores daños, pero también grandes y diversas muestras de solidaridad ciudadana. La población mostró un rostro esperanzador ante la tragedia, se movilizaron conciencias, se tomaron calles de forma espontánea para ayudar a quienes perdieron todo y hoy exigen una respuesta de las instituciones de Estado, de los partidos políticos ante eldoloroso contexto de emergencia nacional. El INE va a contribuir, debe hacerlo igual que todos los actores sociales y políticos.

Luego del terremoto de 1985 la movilización ciudadana se tradujo en espacios de participación organizados, los cuales detonarán contextos de exigencia, incidieron o tomaron las riendas de políticas públicas. Nos encontramos en un panorama que requiere de esa participación, una oportunidad para que los puntos de inflexión que generó el sismo propicien sensibilidad de todas y todos sin demagogia ni oportunismo.

 En esa ruta la reacción de las fuerzas políticas para destinar recursos a la reconstrucciónno es algo desdeñable y sin duda puede ser una medida de gran utilidad en lo inmediato, independientemente de laspolémicas o la vía administrativa para concretarla. Es un tema que no debe enredarse en golpeteos o lucro electoral de nadie, no son recursos privados ni dádivas sino dineros públicos que vana reorientarse por decisión de los propios partidos, en un contexto de reclamo social y urgencia que requiere simplificar las cosas.
Hay responsabilidad moral, ética, política y legal para que las autoridades electorales facilitemos acciones en esta emergencia devastadora para muchas familias, pero sin simulación, sin pasar por encima el marco jurídico vigente.El desastre propició, paradójicamente,una oportunidad ineludible para el consenso, para repensar los modelos de financiamiento público a la política. Menos recursos sin duda es el común denominador que se perfila ya, mucho menos recursos, pero no privatización de la actividad política o mecenas sin rostro patrocinando candidaturas.

El Congreso es quien debe resolver los cambios al esquema de financiamiento partidista en definitiva, no a partir de la demagogia sino de una ponderación justa y racional, transparente.

Decir ahora que no debe existir ningún tipo de financiamiento a partidos es irreal ¿cómo pagarían al personal que labora en sus oficinas sin financiamiento público? ¿Cómo harían campaña? ¿De dónde se pagarían las rentas de oficinas o la producción de sus mensajes en radio y televisión?

El consenso en casi todos los países de América Latina es que el financiamiento a la política no puede ser ilimitado, pero que debe prevalecer el recurso público sobre el privado, fiscalizarse siempre origen y destino de cada peso y no dejar a la ley de la selva quién junta más o menos fondos.

En el caso de los partidos mexicanos, usar ahora parte de ese financiamiento público para paliar los estragos de los sismos, sea  dedinero etiquetado para campaña o gasto ordinario,no es mala idea y de una u otra forma la han apoyado todos, lo cuestionable sería que entre el dolor y la confusión por la tragedia asomen tentaciones delucro electoral, que la demagogia impregne el discurso oconvierta la solidaridad con laspersonas afectadas en un foro propagandístico. Sería un error imperdonable, sin vuelta atrás.

Habrá que discutir con seriedad la reducción de prerrogativasy si se acotan o no tiempos y gastos de campaña, pero no bajo la premisa de entregar las competencias electorales a poderes privados. La ciudadanía lastimada no puede recibir como respuesta, en lo más mínimo, engaños y simulación.

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RESUMEN