Discurso de Lorenzo Córdova en el punto único de la Sesión Extraordinaria, con motivo del Inicio del Proceso Electoral Federal 2017-2018

Escrito por: INE
Tema: Actividad del Consejo

Permítanme, colegas integrantes del Consejo, hacer uso de la palabra.

Las elecciones son el momento en que en las democracias nos damos para procesar y encauzar las diferencias políticas en paz y sin violencia; son el momento en el que las y los ciudadanos podemos decidir, con nuestro voto, el futuro político de nuestras sociedades a partir de las distintas alternativas que se nos presentan.

Con nuestro voto, además, los electores no sólo podemos decidir quiénes ocuparán los cargos públicos que se van a renovar, sino que podemos también ejercer un auténtico control ciudadano, premiando las buenas gestiones de gobierno y castigando a las que nos parecen malas.

El voto constituye, por ello, la herramienta más poderosa que, en democracia, tenemos las y los ciudadanos para ejercer un control sobre el poder.

Votar constituye la conquista civilizatoria más importante en términos políticos, se trata de un derecho que nos iguala a todos, por encima de cualquier diferencia.

Nunca en la vida todos los ciudadanos somos realmente tan iguales como cuando votamos, hombres, mujeres, ricos, pobres, indígenas, jóvenes, adultos mayores, son diferencias que se diluyen ante la urna.

Todos tenemos, gracias al voto, la misma incidencia frente a la política, por eso una elección es el momento más incluyente de la vida social y el instante más igualador de la misma.

Vale la pena desde ahora, desde el momento mismo del inicio del Proceso Electoral, hacer un llamado a ejercer el voto de manera libre, autónoma y sin condicionamientos.

Todo intento por manipular el voto, por tratar de comprar las conciencias o coaccionar el sentido del mismo es una falta grave, se trata de un atentado no sólo a la dignidad de los ciudadanos, sino a la esencia misma de la democracia.

Las autoridades electorales haremos nuestra tarea para garantizar el voto libre y secreto, pero la mejor defensa frente a la compra y coacción es la dignidad, y por ello, el rechazo decidido de los ciudadanos frente a estas prácticas.

La Elección del primero de julio de 2018 será la más grande de nuestra historia y lo será por tres razones fundamentales: por la cantidad de electores, por el número de cargos en disputa y por la inédita concurrencia de elecciones locales con las federales.

En 2018 asistiremos a la mayor movilización ciudadana de la historia de México, las razones para ello son muchas: podrán ejercer el voto más de 87.8 millones de ciudadanas y ciudadanos; el INE visitará casa por casa a 11.5 millones de personas sorteadas, de entre las que seleccionaremos a un millón 400 mil funcionarios de casillas, de los cuales casi un millón instalarán el primero de julio los 156 mil centros de votación en los que recibirán y contarán el sufragio de sus vecinos.

Son cifras inéditas que confirman que en México, las Elecciones no sólo son para las y los ciudadanos, sino que son precisamente ellos quienes hacen las elecciones.

Ciudadanizar las elecciones ha sido la mejor garantía de que el voto cuente y se cuente bien.

Nadie sabe hoy quién será funcionario de casilla, puede serlo cualquiera de los millones inscritos en el Listado Nominal y ese constituye el blindaje más importante contra la desconfianza. Desconfiar de los ciudadanos, que hacen la elección, es dudar de la democracia.

Por otra parte, el primero de julio se renovarán tres mil 406 cargos de elección popular, será la disputa por el poder más grande de la historia.

Sin embargo, a pesar de la complejidad logística y de la carga e intensidad política que ello supone, se trata de una buena noticia en clave democrática, porque es la mejor garantía de que, como ocurre en toda democracia, no habrá ganadores absolutos ni perdedores absolutos.

La de 2018 será una elección en donde se va a redistribuir el poder político entre los diversos contendientes a partir de las preferencias ciudadanas. La rica e intensa pluralidad política que hoy cruza al país y que nos distingue como sociedad democrática, va a recrearse una vez más con las elecciones por venir.

Y si bien los equilibrios políticos que hoy existen a nivel federal y a nivel local pueden cambiar, lo cierto es que quien gane la Presidencia de la República o alguna de las gubernaturas en juego, tendrá que convivir con Congresos cruzados por la pluralidad y con toda probabilidad, como ha ocurrido en los últimos años, carentes de mayorías predefinidas.

Con ello, la gobernabilidad seguirá dependiendo venturosamente, digo yo, de la necesidad y de la capacidad para que desde esa pluralidad se generen consensos y se concreten acuerdos.

Eso es, al fin y al cabo, la esencia de la democracia, que no haya ganadores absolutos, de una vez y para siempre, ni perdedores absolutos eternos; y que el futuro del país se construya entre todos.

Adicionalmente, la realización simultánea de las elecciones federales y de comicios en 30 estados, constituye un reto logístico y de coordinación sin precedentes, pero la firma de los convenios de colaboración entre las autoridades electorales locales y el INE, que acabamos de realizar, y la reglamentación y emisión de lineamientos y criterios para homologar y estandarizar el trabajo de todos los órganos electorales del país realizados en los últimos meses, son un paso importante en la ruta de rendirle buenas cuentas a la sociedad.

El INE no va a sustituir a los OPLE en sus funciones constitucionales, pero asumirá a cabalidad su rol de acompañamiento a sus trabajos y de vigilancia y rectoría del sistema nacional de elecciones.

El día de hoy, con el inicio del Proceso Electoral, comienza la secuencia de eventos y decisiones que debemos tomar las autoridades electorales y que la legislación establece.

Esa secuencia legal construida y probada a lo largo de nueve Procesos Electorales Federales desde 1991, constituye el más importante asidero de confianza para todos: partidos, candidatos, autoridades y ciudadanos, porque representa el mapa a través del cual el INE operará en los próximos meses.

Se trata de una ruta conocida y predecible que, por un lado, acota la discrecionalidad de la autoridad electoral, y por el otro, inyecta previsibilidad y con ello transparencia a la construcción de la elección.

La ley marca el eslabonamiento de eventos que constituyen una auténtica cadena de confianza que durante dos décadas y media se ha ido sedimentando paulatinamente.

Desde la Credencial para Votar, pasando por la validación del Padrón Electoral, la designación de los ciudadanos que desde los consejos locales y distritales acompañarán a nuestra estructura profesional en la organización de las elecciones, el sorteo y capacitación de los ciudadanos que, como funcionarios de casilla, garantizan la imparcialidad en la recepción y conteo de los votos el día de la elección.

Los mecanismos de difusión preliminar de los resultados, hasta el cómputo en sede distrital y el eventual recuento de los votos y finalmente la fiscalización con la que certificaremos que las reglas de equidad sobre el dinero hayan sido respetadas por todos, son las secuencia eslabonada sobre la que construiremos la certeza necesaria para que estas elecciones inyecten paz social y legitimidad de los gobiernos que serán elegidos.

Las reglas del juego democrático están dadas, nos toca a todos cumplirlas.

El INE no permitirá trampas que busquen ventajas indebidas trastocando esas reglas y vulneren con ello el principio de equidad que rige toda elección democrática.

Sin embargo, cuidar el proceso electoral es una tarea colectiva que involucra necesariamente a la ciudadanía, protagonista esencial del cambio democrático. El acompañamiento crítico de la sociedad al trabajo de las autoridades electorales y al desempeño de los partidos, los candidatos y los gobiernos, es indispensable para el fortalecimiento democrático y el buen éxito de estas elecciones.

Pero ello depende también de que todos cumplamos nuestras responsabilidades. A las autoridades electorales nos toca un estricto apego a los principios constitucionales, a los partidos y a los candidatos el respeto de las reglas y proponer y discutir de cara a la ciudadanía sus diagnósticos de país y sus propuestas.

A los gobiernos federal y locales abstenerse de incidir indebidamente en la política y de usar los recursos, que son de todos, con fines electorales.

A los medios de comunicación cubrir noticiosamente el Proceso Electoral con objetividad y así ser fuente primordial de información cierta y comprobada para que la ciudadanía pueda ejercer su voto de manera libre, es decir, informada.

Y a la ciudadanía apropiarse de la elección, que es suya, para hacer la misma una auténtica fiesta democrática.

Las elecciones por venir son un momento trascendental de nuestra política contemporánea, de nuestra historia política contemporánea; pero con ellas no se termina esta historia, al contrario, por eso el INE trabaja con intensidad desde hace meses para que tengamos la mejor elección en 2018, una elección que sea de los ciudadanos, así como para ser el ancla de estabilidad política que necesita el país y por ello para que la sociedad mexicana tenga aliento para enfrentar lo que viene después de los comicios de 2018.

Está en ustedes el uso de la palabra.

 

Versión estenográfica de la intervención del Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova en el punto único de la Sesión Extraordinaria, con motivo del Inicio del Proceso Electoral Federal 2017-2018

-o0o-