Muchas gracias, muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes.
Queridos y muy apreciados colegas, integrantes de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (SOMEE), en particular su presidente, nuestro Presidente, el Doctor Luis Medina.
Estimados integrantes de este presídium y representantes de las instituciones co-convocantes de este Congreso.
Colegas de los organismos electorales del país aquí presentes.
Ex colegas de los organismos electorales del país.
Colegas de la academia todos.
Distinguidas y distinguidos ponentes nacionales y extranjeros.
Doctor Leonardo Valdés Zurita, ex Presidente del Instituto Federal Electoral.
Muy buenas tardes, es un honor verdaderamente estar de nueva cuenta en este espacio académico, con colegas y amigos desde hace ya muchos años a quienes nos ha motivado desde tiempo atrás el estudio de la reflexión de los sistemas electorales, de sus realidades, de sus necesidades, de sus desafíos.
Desde la creación de la sociedad mexicana de estudios electorales allá en 1997, los congresos que anualmente realiza esta sociedad han constituido una oportunidad invaluable para retroalimentarnos con los resultados de estudios empíricos y análisis de gran calado sobre el estado del arte de los sistemas democráticos, y sobre los efectos y obstáculos que se observan en la instrumentación del andamiaje electoral, del andamiaje institucional electoral de la vida democrática de nuestro país.
Estos congresos se han convertido, desde mi perspectiva, en espacios para conocer de primera mano interpretaciones frescas sobre los marcos teóricos y conceptuales con los que solemos explicar la recreación de la democracia, así como espacios para ofrecer diversos ángulos analíticos sobre factores estructurales y coyunturales que influyen en ello. Sobre nuestra realidad política también.
A unos cuantos días de que se inicien los procesos electorales de 2018 y considerando que en el programa este Congreso, veo a varios de mis colegas del instituto nacional electoral y de los organismos públicos locales electorales, quisiera aprovechar este espacio inaugural para poner sobre la mesa de discusión algunas reflexiones que, desde mi perspectiva, podrían ayudarnos a ubicar en qué punto estamos de cara a la organización de la competencia electoral más grande de la historia de nuestra vida democrática.
Lo primero que debo decir, es que la experiencia acumulada de 2015-2016 y 2017, a la luz del modelo, del nuevo modelo electoral instrumentado por la reforma de 2014, ha paulatinamente, desde mi perspectiva, fortalecido normativa e institucionalmente tanto al INE como a los OPLES para garantizar la equidad de las próximas elecciones federales y locales.
No digo con esto que no haya mucho por hacer.
Tres años de sistematizar experiencias, de ir modulando los alcances de la instrumentación del nuevo modelo democrático, permiten afirmar que nunca como hasta ahora las autoridades electorales, en el ciclo de esta reforma, tenemos mejores herramientas para asegurar condiciones equitativas para la competencia por el poder político en las urnas.
Y esto es así, porque a diferencia de las elecciones que han antecedido a la que está por arrancar, a las que están por arrancar, tenemos la experiencia acumulada de tres distintos procesos electorales a la luz de las nuevas normas.
El efecto de las nuevas reglas ha contribuido al incremento de la competitividad y a gran número de alternancias que se han experimentado en el marco del sistema nacional de elecciones.
Creo que hay un elemento indubitable, objetivo, de hecho ahí está, nunca en los ciclos más recientes de vida política del país se habían producido tantas alternancias en el ámbito local como ha ocurrido en los últimos tres años. De 24 elecciones de gobernador, en el entendido de que todavía hay tres que tienen que terminarse, que concluirse, que están en la fase de calificación jurisdiccional, ha habido hasta el momento -insisto- con esta salvedad, 14 alternancias en el ámbito de gubernaturas locales.
Y lo mismo se reproduce en términos de proporciones y volumen de cambio de ganador en las elecciones de diputaciones locales y de alcaldías. Es un dato que está sobre la mesa.
En el mismos sentido, los objetivos de estandarización de las contiendas que impuso la reforma, se observa en las distritaciones locales realizadas en 32 entidades con criterios técnicos y constitucionales homólogos, en los aspectos de capacitación e integración de las casillas únicas, en la producción e impresión de materias, en la coordinación entre el INE y los OPLES, así como las actividades posteriores a la Jornada Electoral, entre otros.
En todos estos factores, se refleja que el INE y los OPLES a la luz de la experiencia acumulada de tres años, tenemos un bagaje acumulado y también hemos aprendido, estamos aprendiendo, del acompañamiento crítico que ha evidenciado las áreas de oportunidad, las áreas de mejora, las necesidades de mejora, así como la exigencia de un mejor trabajo de las autoridades electorales.
Tenemos hoy –pues- mejores condiciones derivadas de esta experiencia que hace tres años. Sin embargo, debemos reconocer que todavía tenemos algunos aspectos, algunos importantes, sin duda, que es necesario reformar y consolidar en el futuro inmediato.
Hay temas, como tres que me permito evidenciar provocatoriamente, creo que esto es parte de una plática inaugural, dejar sobre la mesa algunas provocaciones, sanas provocaciones e indispensables provocaciones sobre las que, éste es un foro inmejorable para generar respuestas y debate.
Pongo sobre el punto sólo tres ejemplos.
El primero tiene que ver con el polémico y debatido tema de los topes de gasto de campaña que ha sido objeto de una intensa discusión en las semanas que han sucedido a los procesos electorales del 4 de junio pasado.
Un tema sobre el que no había habido una reflexión, al menos no había habido la necesidad de una reflexión como la que hoy tenemos en los dos ciclos electorales que antecedieron al de este año, me refiero 2015 y 2016.
Me parece, lo dejo sobre la mesa, que a pesar de los esfuerzos de homologación del nuevo Sistema Nacional Electoral resulta desafortunado que el establecimiento de dichos topes sea aún determinado sin un parámetro homólogo, sin un parámetro común por los congresos locales, ya que crea diferencias abismales entre una entidad y otra en contiendas similares.
Ello, a pesar de que uno de los propósitos de la reforma era estandarizar y homologar los criterios con los que la fiscalización se realiza. De hecho hoy es una única autoridad la que con los mismos criterios, con las mismas normas, con los mismos procedimientos, con las mismas técnicas, realiza la fiscalización.
La experiencia local de este año demuestra que el avance en la estandarización de los procedimientos y toma de decisiones por parte de los OPLE, será insuficiente si la determinación de los topes de gasto de campaña en las entidades sigue fundándose en criterios que no tienen ninguna racionalidad ni ningún parámetro común.
Tales disparidades en dichos topes, provoca -por ejemplo- que aunque la fiscalización se realice con criterios homogéneos en todo el país, para un gran sector de la ciudadanía la revisión de los ingresos y gastos de los partidos en las campañas se realiza, esa es la impresión, con criterios diferenciados.
Lo ideal en este caso, creo, sería tener un costo por elector similar a lo largo y ancho del país. Creo que es un acto de responsabilidad política que los topes de gastos de campaña en las entidades guarden un criterio mínimo de proporcionalidad, dado que sobre todo el próximo año, aunque los tiempos legales ya se nos agotaron, realizaremos elecciones simultaneas en 30 estados de la República.
Lo hemos señalado, un dato –resulta- digámoslo así, incontrovertible, pero digámoslo así, fuente de problemas, en las elecciones de este año, en un estado, en el Estado de México, el tope de gasto de campaña, a partir de los criterios determinados por la legislación local, es un tope que si se compara proporcionalmente con el que en breve tendrá que definir el Instituto Nacional Electoral para la contienda presidencial, es proporcionalmente mucho más alto.
Si uno toma en cuenta la proporción de monto y electores involucrados en la elección en el Estado de México, tenemos que tuvimos un tope neto de 285 millones de pesos, y si se compara con el presidencial que rondará los 430 millones de pesos, resulta que es un tope proporcionalmente cinco veces más alto que el presidencial.
Si el criterio para definir el tope de gasto de campaña del Estado de México lo aplicáramos al tope de gasto de campaña presidencial tendríamos la friolera de tope de, ni más ni menos, de más de 2 mil 200 millones de pesos.
O en el caso de Coahuila y Nayarit, el tope de gasto de campaña en Nayarit, una entidad que tiene un Padrón Electoral dos veces y media menor que en Coahuila, era de 20 millones, y de 19 millones -en cambio- en el estado de Coahuila.
Creo que un criterio de homogeneización, que es algo querido por la reforma, tendría por lo menos discutirse. Lo dejo como tema provocador.
En segundo lugar, creo que tenemos que discutir sobre el costo de la política.
Y no quiero ser simple y sencillamente ocurrente y sensible con lo que es una discusión de estos días, la semana pasada el Instituto Nacional Electoral, aplicando una fórmula de cálculo establecida en la Constitución, ha fijado para el próximo año un financiamiento por los distintos conceptos que están contemplados en el artículo 41 Constitucional, de casi 6 mil 800 millones de pesos, pero estamos hablando del financiamiento público federal, en el ámbito local estamos cerrando cifras, todavía hay estimaciones, pero es muy probable que haya un bolsa de 6 mil millones de pesos, adicionales, para los partidos políticos, provenientes de los erarios locales.
Yo he sido siempre un defensor del financiamiento público y de sus virtudes, pero creo que es tiempo de discutir los montos que está teniendo hoy ese financiamiento.
Por eso mismo, al aprobar el financiamiento del año pasado, hemos planteado desde el Instituto Nacional Electoral la necesidad de discutir públicamente, de convocar a un gran foro, en el que se reflexione la relación dinero y política, en donde -entre otras cosas- se analicen los montos de los financiamientos públicos a la política.
Creo que tiene que ser un foro sin atavismo con objetividad, con análisis, con buena dosis de reflexión objetiva, para generar contextos de exigencia.
En la sesión del Consejo algún representante de partido decía: “Si, pero ya no es tiempo, discutámoslo el próximo año”.
Entiendo que ya no podemos modificar las reglas y, consecuentemente, son reglas constitucionales que determinan el monto. Pero creo, por el contrario, creemos en el INE, por el contrario, que es precisamente de cara a las campañas electorales que son el espacio privilegiado en democracia, en donde los partidos exponen sus propuestas y sus preocupaciones sobre la realidad política del país, en donde temas como este tienen que discutirse, y tienen que formar parte de la batería programática de cara a la emisión del voto.
Por eso, en breve, y creo que aquí la SOMEE y juega un papel fundamental, tendremos que, y estaremos convocando, a esta gran discusión nacional e internacional.
Y en tercer lugar, justamente hoy, en estos días, el Instituto Nacional Electoral está involucrado en un proceso de afinar las reglas de cara a las elecciones por venir.
Hemos aprobado una, discutida, polémica, y por cierto muy impugnada norma, la que hemos denominado “Cancha Pareja”, en donde lo único que estamos haciendo es subsanar una serie de omisiones legislativas, para normar el principio de equidad que está planteado desde la propia Constitución, pero que no ha tenido, creemos, un desarrollo suficiente en el plano legislativo, de cara al periodo de prevención especial de la equidad en la contienda electoral que está por comenzar, desde el arranque de los procesos electorales y hasta el arranque de las precampañas.
Son normas que han generado una polémica y una inusitada, tal vez salvo por las normas de Radio y televisión de hace unos 8 años, una impugnación tan generalizada, aunque la pluralidad de actores que han impugnado ahora creo que es mayor a la de hace una década. Y no nos vamos a parar ahí.
En breve, en el Consejo General del INE estaremos emitiendo una serie de acuerdos adicionales que tienen tres propósitos más; el primero ajustar las normas de fiscalización, para impedir, para prohibir que durante las campañas electorales pueda utilizarse tarjetas que generen una expectativa de un beneficio personalizado a cambio o como consecuencia de determinado resultados electorales.
Estamos en lógica de que en el próximo, que en los próximos procesos electorales las únicas tarjetas sean las tarjetas de los árbitros electorales. Estamos en una lógica de emitir reglas, para evitar el uso político de programas sociales que mejoren y afinen a la luz de la experiencia, pero sobre todo a luz de la crítica que obre este tema se ha generado de cara a los próximos comicios, de cara a los próximos procesos electorales.
Y finalmente, ante una omisión que data ya casi de diez años, estamos en la lógica, en el entendido de que nos es el escenario ideal, pero en el entendido que somos garantes de la certeza como principio constitucional, rector de la función electoral, de normar el artículo 134 que previene las reglas de imparcialidad a la que tienen que ajustarse los servidores públicos.
Esto no es algo gratuito, es producto de la enseñanza y el aprendizaje institucional, al que hace un rato me refería, y es el resultado del acompañamiento crítico que desde la sociedad se ha generado en las semanas, en los meses recientes.
Quiero ser claro, en ese sentido, y desde ese punto de vita tomar el guante que ha, gentilmente Luis como Presidente de nuestra sociedad, puesto sobre la mesa, arrojado sobre la mesa.
Es deseable para las autoridades electorales la existencia de contextos de exigencia, bienvenida sea la crítica tan intensa y tan severa como sea necesario, pero ojalá tan objetiva como sea posible, es de esa crítica con elementos, con datos, con análisis, lo más objetivos que se pueda, la que nos sirve para tratar de mejorar.
Las autoridades electorales tamos enfrentando, y la sociedad mexicana en su conjunto va a enfrentar, procesos sumamente complejos con una intensidad probablemente nunca antes vista, y la responsabilidad de llegar a buen puerto, de llevar a buen puerto estos procesos electorales es una responsabilidad colectiva.
La ENCCÍVICA lo dice con todas las letras, Verdad en el diálogo, Franqueza en el diálogo, Diálogo como una manera de construir consensos y soluciones, pero sobre todo, Exigencia.
Creo que una tarea, como lo ha dicho nuestro presidente de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, es generarle a la autoridad electoral, a las autoridades electorales, esos contextos de exigencia pero acompañados, ojalá, de los elementos de mejora que nos puedan nutrir en nuestro trabajo.
Estoy seguro que un debate de altura sobre estos temas y los muchos que tendrán ocasión de ser objeto de reflexión en este Congreso, van a hacer la gran contribución que la SOMEE puede hacerle en este último Congreso antes de los procesos electorales del próximo año, el siguiente supongo que será de balance, pero ya lo veremos, no me meto aquí, no quiero incidir en lo que tiene que ser una discusión y decisión de la propia SOMEE y de su cuerpo directivo, pero creo que ese es justamente la gran contribución que desde la SOMEE se puede hacer para contribuir a ese debate sólido plural y fundamentado que estoy seguro hoy, por vigésima octava ocasión, como ha venido ocurriendo en las últimas décadas, la SOMEE nos brindará a la sociedad mexicana.
Finalmente, y dado que me han pedido cumplir con esta formalidad que me honra muchísimo, no soy muy, me gusta romper las formalidades, pero creo que este es un acto de una solemnidad, y dado que es el último Congreso antes del proceso electoral, sí les voy a pedir que nos pongamos todos de pie para poder dar por inaugurado este evento, para cumplir con las formalidades que se han planteado.
Siendo las 18 horas con 5 minutos, del 22 de agosto de 2017, de manera muy agradecida y muy honrada, declaro inaugurados los trabajos del vigésimo octavo Congreso de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales.
Muchas gracias a todos.
Versión estenográfica del mensaje del Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova en la Ceremonia de Inauguración del XXVIII Congreso Internacional de Estudios Electorales Los Desafíos Globales de la Gobernanza Electoral, realizado en “UNIVERSUM”, Museo de las Ciencias